Los inicios del Frente Domingo Laín del ELN en Arauca,1970-1978
The beginnings of the Domingo Lain front of the ELN in Arauca 1970-1978
Los inicios del Frente Domingo Laín del ELN en Arauca,1970-1978
Procesos Históricos, núm. 31, pp. 4-16, 2017
Universidad de los Andes
Recepción: 01 Mayo 2016
Aprobación: 01 Agosto 2016
Resumen: En el siguiente artículo se analizará los procesos de colonización espontánea, dirigida y armada desarrollados en el departamento de Arauca en la década de los años 70, ilustrando el contexto social en el que se conjugaron colonos y campesinos en la búsqueda de mejores condiciones de vida en un terreno inhóspito, abandonado por el Estado colombiano, la fallida distribución de tierras de parte del Instituto Colombiano de Reforma Agraria, la incomunicación vial que alejó casi por completo esta región del escenario nacional, entre otros aspectos que fueron desbordándose y terminando en la consolidación del frente Domingo Laín del Ejército de Liberación Nacional, hoy día vigente.
Palabras clave: Arauca, colonización, frente Domingo Laín, Incora, Anuc.
Abstract: The following article will analyze the processes of spontaneous, directed and armed colonization developed in the department of Arauca in the decade of the 70s, illustrating the social context in which colonists and peasants were united in the search of better living conditions in an inhospitable land, abandoned by the Colombian State, the failed distribution of land by the Colombian Institute of Agrarian Reform, the road incommunication that almost completely pushed this region away from the national scenario, among other aspects that were overflowing and ending in the consolidation of the Front Domingo Laín of the National Liberation Army, currently in force.
Keywords: Arauca, colonization, Domingo Lain front, Incora, Anuc.
1. Introducción
El origen del Frente Domingo Laín puede explicarse a partir del fallido proceso de colonización orientada durante la década de los 70 en la región del Sarare del actual departamento de Arauca, lo que fue desbordándose posteriormente en un conflicto social que comprometió a políticos, colonos, indígenas y comerciantes, siendo posterior a ello la consolidación de este frente guerrillero perteneciente a una de las organizaciones armadas activas hoy día en el país. Me refiero al Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes han combatido su hegemonía política con las FARC y las Fuerzas Militares en esta región, convirtiéndose así el Domingo Laín en uno de los frentes que más recursos económicos capta para el financiamiento del ELN a raíz de la práctica de extorsión a las empresas extractoras de hidrocarburos que se han establecido en el departamento desde los años 80.
Para llegar a tal afirmación, se tomarán como referentes en primer lugar algunos informes del Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA), específicamente el proyecto de colonización campesina en la región del Sarare que contó con el apoyo financiero del Banco Mundial y el direccionamiento del INCORA, y donde se pretendía dar recursos y bienestar social a cientos de familias desplazadas principalmente de los departamentos de Santander, Norte de Santander y Boyacá. Por otro lado, nos remitiremos a documentos del Archivo General de la Nación, fondo Ministerio de Gobierno, donde reposa la correspondencia con la Intendencia de Arauca entre los años 1970 y 1976, encontrando documentación que demuestra el inconformismo de los campesinos con la intervención poco activa que estaba realizando en INCORA, el grave problema de incomunicación vial de la región con el centro del país y entre sus mismas poblaciones (de lo cual el INCORA era también el encargado del plan vial en ese momento) que impedía la salida de productos agrícolas para su comercialización, y en general el abandono desentendimiento y negligencia gubernamental en el que se encontraba la Intendencia.
Estos problemas originaron una serie de acontecimientos que incidieron fuertemente en la conformación del frente guerrillero años después: los paros cívicos de 1972 y 1975 en la población de Saravena, la influencia de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos en la región y con ella la conformación de la “Asociación municipal de Usuarios de Saravena”, organización en la que dos de sus integrantes tuvieron una participación activa y de liderazgo en el movimiento campesino, pero que posteriormente van a elegir la lucha armada como un medio de exigencia dada la no solución a los problemas sociales que aquejaban la región, y con ello la consolidación de uno de los frentes más poderosos del ELN. Estas dos personas se conocieron con los nombres de Raimundo Cruz Modesto y Efraín Pabón Pabón.
2. Algunos apuntes sobre la colonización de Arauca en 1970
Los procesos de colonización del hoy conocido departamento de Arauca han estado permeados por diversos acontecimientos de orden histórico-político aunados con hechos violentos poco conocidos en la historia nacional del siglo XX. Si bien ha sido una región rezagada de los asuntos políticos del país, es el momento de estudiarla con el fin de entender hoy día su participación en el desarrollo económico del país, su posición estratégica como región fronteriza favoreciendo en cierta medida la proliferación de la lucha armada desde los años 70 y el por qué hoy día se sigue catalogando como una de las zonas con mayores problemas en materia de seguridad social. Por tanto, es necesario abordar el proceso de colonización llevado a cabo en los años 70, en el que se presentó la transición de una colonización dirigida a una colonización espontánea y armada, que influirá fuertemente en el futuro del departamento y se prolongará hasta la actualidad. A partir de la segunda mitad del siglo XX y hasta finales de la década de los 70, se incrementa la llegada de campesinos y familias a las lejanas llanuras araucanas procedentes principalmente de los dos Santander y el norte de Boyacá. La dinámica de asentamiento de los nuevos habitantes se realizó desde diferentes fases, que se pueden analizar a partir de la siguiente periodización:
- Para 1956 se inicia un proceso de colonización dirigida siendo la Caja de Crédito Agrario la entidad encargada. Durante esta fase se lograron los asentamientos de Gribaltar en Tunebia; Guamo en Cubará; Isla del Charo en Saravena y Fortul2. Entre los nuevos pobladores se contemplaban a los campesinos desplazados por la violencia hacia Venezuela con el fin de que retornaran al país y a la población excedente de las regiones superpobladas de los Santanderes 3. No obstante, “la falta de un plan de desarrollo integral debidamente estructurado y la falta de selección de familias limitaron los beneficios que pudieron haberse logrado con estos movimientos de colonización dirigida”4.
- Continúa la colonización dirigida, pero a partir de 1962 se realizará a través del INCORA, establecimiento creado por ley 135 de 1961 que tendrá como función “administrar a nombre del Estado las tierras baldías de propiedad nacional, adjudicadas o constituir reservas y adelantar colonizaciones”5. De tal forma, la colonización se convirtió en un mecanismo importante de reforma agraria y de expansión de la frontera agrícola del país, siendo la región del Sarare uno de los grandes focos de colonización que el INCORA dirigiría. El presupuesto para dicho proceso fue obtenido del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinado principalmente para vías de comunicación, créditos, mercadeo, comercio y servicios de educación y salud6. La fase de ejecución del proyecto de colonización que se denominó Arauca Uno se extendería durante toda la década de los 60 siendo el poblado de Saravena el centro de direccionamiento de las actividades relacionadas con la colonización. En la primera fase del proyecto se destinaba abarcar más de 200.000 hectáreas para beneficio de 2.000 familias 7, sin embargo se dice que ingresaron por la vía Pamplona hacia la región del Sarare aproximadamente 5000 familias, en su mayoría desplazadas por la violencia de los años 508, y todas ellas con la expectativa de recuperar en la inmensa llanura lo que les arrebató la guerra bipartidista en sus regiones de origen: tierra, trabajo, tranquilidad y unión familiar.
- Para inicios de los años 70 empieza a aflorar el inconformismo frente al papel del INCORA en la Intendencia del Arauca a partir de una planificación improvisada que empieza a manifestarse directamente en dos situaciones: 1) la inadecuada distribución de tierras, lo que acarreaba disputas entre colonos e indígenas, situación que se mantenía desde inicios del siglo XX9; y 2) el incumplimiento en la construcción de vías de comunicación, una de las mayores necesidades, dado que su inexistencia había mantenido a la región aislada del resto del país e incomunicada entre sus mismas poblaciones, pérdida de cosechas al no poder transportar los productos para su comercialización, y en general un retraso en el desarrollo económico de la región. Bajo este contexto, la población inicia una serie de presiones que harán que los objetivos de la colonización cambien de rumbo iniciándose la movilización civil organizada con algunas metas alcanzadas pero posteriormente desdibujándose y adaptando algunos visos de lucha armada, aspectos que se tratarán en los siguientes apartados.
3. Los prime ros brotes de inconformismos impulsados desde la dinámica de la colonización
Uno de los objetivos importantes esbozados en la Ley de Reforma Agraria de 1961 era el brindar apoyo y coordinación para la organización campesina por medio de la creación de cooperativas10. De tal forma, al INCORA se le delegó la promoción y divulgación de dicha iniciativa en cada recóndito de las sabanas araucanas logrando que gran parte de la comunidad campesina se vinculara a la reciente fundada Asociación Naciona l de Usuarios Campesinos (ANUC). “El proceso comenzó con la constitución de comités veredales, luego las asociaciones municipales y enseguida las asociaciones departamentales”11 que representarían al campesinado a nivel nacional. Así pues, en la Intendencia del Arauca surge para inicios de la década de los 70 – articulada por supuesto a la ANUC– la “Asociación municipal de Usuarios de Saravena ”, aunque cabe resaltar que desde 1963 gran parte de los campesinos de la región se encontraban organizados en la Cooperativa Agropecuaria del Sarare. Con la constitución de la Asociación empiezan a presentarse los primeros brotes de inconformismo social frente al incipiente progreso colonizador, pues a pesar del ambicioso proyecto de colonización y desarrollo que adelantaba el INCORA en esta inhóspita región, los resultados parecían estar cada vez más postergados. Prueba de ello es que mientras el entonces presidente Misael Pastrana adelantaba una gira por los Llanos Orientales en febrero de 1971, la comunidad araucana aprovechó para informarle en primer lugar la situación administrativa de la Intendencia –la cual no era la mejor dado el fuerte índice de sectarismo político, el problema del abigeato y el contrabando con la vecina Venezuela–, y pasarle un pliego de peticiones en el que describían las principales necesidades de la región en ese momento: un muro de contención para evitar el inminente desbordamiento del río Arauca en épocas de invierno, la aceleración en la construcción de la carretera Arauca-Arauquita-Saravena, el arreglo del acueducto, la terminación de una planta de purificación, la cobertura en luz eléctrica a Arauca y los demás corregimientos, alcantarillado, pavimentación de calles e impulso a la educación12, eran, al parecer, los problemas que más los aquejaban y los que se mantenían a pesar de que el proyecto colonizador dirigido estaba a punto de cumplir 10 años de ejecución en la región.
Sumado a estos hechos, empezaba a irrumpir un inconformismo político y social colectivo, el cual empezó a manifestarse en algunos poblados de la intendencia. Aunque el liberalismo era el partido político con más seguidores en la intendencia, se presentaba una división dentro de éste, en la que aparecían simpatizantes de una corriente llamada “Medinista” y otra que era “Latorrista”13. Las contrariedades se presentaban principalmente entre los pobladores y los intendentes, quienes por lo general hacían parte del partido político del presidente de turno, en este caso, el intendente era conservador. Pero las afrentas entre estas dos corrientes llegaban a tal punto, que llegaron a preferir un intendente conservador a otro que perteneciera al grupo liberal adverso.14 En un comunicado dirigido al presidente Pastrana se describe minuciosamente esta situación a raíz del cambio de un intendente con intereses de truncar el proceso de colonización adelantado:
A raíz de la salida como intendente de Agustín Ángel […] fue encargado del despacho el señor Erasmo Almanza, un joven recién egresado de la universidad y sin conocimiento administrativo quien se ha entregado totalmente al representante ALFONSO MEDINA DELGADO, quien en realidad es el intendente detrás del trono. Como el intendente Almanza le falta personalidad y carácter […] ha desatado una persecución contra todos aquellos ciudadanos que no compartan la orientación de Medina Delgado. Así, persigue tanto a los liberales que siguen las orientaciones del doctor ALFONSO LATORRE GÓMEZ sin piedad y sin pasión, como a los conservadores, por cuanto el doctor Medina desea que las colonizaciones que están surgiendo en las márgenes del río Arauca y que son de elementos conservadores no sigan aumentando con el objetivo de mantener su predominio polít ico y porque considera que la intendencia de Arauca siga siendo liberal, como siempre lo ha sido.15
Las exigencias de parte de la comunidad se hacían también sobre el desempeño de los funcionarios dado el estado en que se encontraba la intendencia en términos generales:
La intendencia está abandonada, pues los intendentes que ha habido no se han interesado por adelantar las obras de progreso que desean sus gentes a pesar de las partidas que contiene el presupuesto para ella, solo les ha animado el afán burocrático y el deseo de devengar un sueldo haciendo turismo remunerado. […] Co mo la región vive en un atraso lamentable, la acción del gobierno intendencial no aparece a la vista, impera el caciquismo, la mezquindad, por tratarse de una región fronteriza, las gentes esperan la actuación del Gobierno Nacional en forma efectiva y se de término a la interinidad imperante.16
Las disidencias políticas se exteriorizaban cada vez más, generando una situación de zozobra y de cuestionamiento frente a la posible conformación de células rebeldes. En estos hechos, en un informe del director nacional de la Defensa Civil al Ministro de Defensa Nacional, se menciona al senador liberal de apellido Matiz17 como la cabeza de estos supuestos grupos, además de sabotajes al INCORA de parte del señor William Ospina, lugarteniente de dicho senador, quien además contaría con el apoyo de una organización campesina.18 Lo cierto si es que cada vez eran más frecuentes las quejas que llegaban desde esta región hasta Bogotá informando acerca de brotes de desorden social especialmente en los municipios de Saravena y Tame, donde se manifestaban que se incitaban enfrentamientos entre los usuarios campesinos con miembros del gobierno.19
El punto más álgido empezó a presentarse con los miembros de la recién conformada Asociación municipal de usuarios de Saravena y de la Cooperativa Agropecuaria del Sarare. Para marzo de 1971 se encuentra una carta dirigida a los miembros del comité ejecutivo de la ANUC denunciando las persecuciones hacia algunos miembros del comité en esta seccional por el hecho de ejercer presión al gobierno acerca del cumplimiento de lo planificado en el desarrollo de la colonización y el apoyo hacia los campesinos:
Las denuncias permanentes de los abusos y malversaciones de fondos del Estado en la región nos ha traído como consecuencia lógica el desencadenamiento de las más aberrantes formas de persecución hasta el punto de ordenarse por parte del Incora en el proyecto Arauca #1 una abierta lucha en contra de la Cooperativa Agropecuaria del Sarare […]b loqueándola económicamente y oponiéndose por todos los medios a los programas que los campesinos a través de su empresa han tratado de desarrolla r con miras a solucionar sus problemas de mercadeo, educación, etc.20
Las denuncias provenían del señor Raimundo Cruz Modesto, presidente de la Asociación, quien en ese momento, al parecer, se encontraba retenido en Pamplona y solicitaba el apoyo de la ANUC para recuperar a su libertad y retomar la lucha campesina. Junto a él se retienen a los señores Efraín Pabón Pabón, tesorero de la cooperativa agropecuaria, Salvador Parra y Marcelo Blanco, este último profesor de un colegio que al parecer fue fundado por la cooperativa. Estos hechos y muchos otros inconformismos anunciaban una inminente movilización social, que encontró su punto máximo con un paro cívico en el mes de marzo de 1972.
4 La movilización en pleno: el primer paro cívico del Sarare
En vista de las arbitrariedades, contradicciones, persecuciones, pero sobre todo los inconformismos frente al papel del INCORA en el desarrollo del proyecto colonizador en Arauca, la población, que en ese momento se contaban entre 10.000 colonos y campesinos aproximadamente, deciden preparar un paro cívico a finales del mes de febrero de 1972 concentrándose precisamente en el corazón de la colonización: Saravena.
Para tal manifestación, los pobladores nombran un “Comité del paro cívico del Sarare”, delegándole a éste el direccionamiento de las actividades a desarrollar antes y durante el tiempo en paro, entre ellas, la convocatoria y organización de la población concentrada en Saravena, la redacción del pliego de peticiones y el liderazgo en las conversaciones con la comisión oficial del gobierno nacional. El comité lo encabezan los párrocos de Saravena y Puerto Nariño, Marcelino Correa y Pedro María Acosta, este último funge como presidente, mientras que otra vez vuelven al escenario público los señores Raimundo Cruz como secretario y Efraín Pabón como fiscal.
Múltiples y justas eran las solicitudes de parte de una población campesina que llegó curtida a causa de los años de violencia vividos en sus regiones de origen y que ahora seguían en el mismo sufrimiento tratando de abrir caminos a punta de hacha y quemas, a falta de recursos que debieron proveerles con la llegada del proyecto colonizador. Entre las causas que justificaban su movilización, las cuales venían sucediendo años atrás, señalaban:
- Gasto de 100 millones de pesos invertidos por el INCORA en la zona, únicamente para pagar su nómina burocrática, incluida la titulación de baldíos, lo cual es anormal porque –al parecer– el instituto no compró ni un solo centímetro de tierra.
- Un sector de comerciantes –quienes también se unirían al paro– pide el pago de cheques sin fondos de contratistas y subcontratistas oficiales que han dejado deudas en el pueblo por más de 60 mil pesos tras desaparecer dejando importantes obras inconclusas.
- Con préstamos de entidades oficiales, los mismos colonos han tenido que construir escuelas veredales; sin embargo, ellos se quejan de los intereses elevados, además de que para la fecha éstas no se habían inaugurado por falta de maestros.
- Inversiones innecesarias como una de 50 mil pesos para embellecer calles y parques de Saravena. Hasta la fecha nada se había hecho, aún más, se sentían ofendidos al aducir que: “con las grandes necesidades, es ridículo que se hable de embellecer una zona donde la gente padece de hambre y enfermedades”.
- Para el acueducto de Saravena se giraron 80 mil pesos, s in embargo, los habitantes debían transportar el agua en carretas en las que se cobraban 5 pesos por cada caneca cargada.
- La luz eléctrica a Puerto Nariño no llegó, a pesar que se giraron para dicho proyecto 30 mil pesos. Los colonos recibían la noche con velas y lámparas de petróleo compradas. Y 200 mil pesos girados desde 1971 para una escuela en este mismo poblado que no empezaba a levantarse (Castro 1972).
- Construcción urgente de vías de acceso a los diferentes poblados de la intendencia especialmente de puentes que nunca habían existido o que fueron derribados a causa del aumento del caudal de los ríos en épocas de invierno, situación muy frecuente en la re gión; así como la terminación de tramos de carreteras nacionales que les permitirían sacar y comercializar sus productos a los departamentos vecinos de Santander, Norte de Santander y Boyacá.
Una vez identificados el sinnúmero de problemas que afrontaba la región, el comité decide entrar en cese de actividades el 5 de marzo de 1972 bajo una organización impecable: prohibición de venta de licor, cierre de todos los establecimientos comerciales, bloqueo pacifico de los caminos –o de las trochas para ser más exactos–, especialmente los que tenían conexión con los departamentos de Santander y Norte de Santander, ocupación de algunas dependencias oficiales con el fin de llamar la atención del gobierno central, dejando muy en claro que no iban a alterar por ningún motivo el orden público organizando de esta forma una “guardia civil”. Igualmente, “el sindicato de trabajadores del INCORA del proyecto Arauca Uno emitió un comunicado en el cual respaldaban la posición de los colonos del Sarare y apoyaban sus peticiones al gobierno”21, a consecuencia de su despido del proyecto.
Fueron apenas 6 días de paralización total en el Sarare, pero bastaron para llamar la atención del gobierno central de tal forma que tuvieron que desplazar una comisión oficial de funcionarios del ministerio de obras públicas y del Incora hacia Saravena, tal como lo solicitaba el comité de paro, y así mismo una delegación del comité de huelga fue trasladada a Bogotá directamente en una avioneta del INCORA para adelantar una reunión con el ministro de obras públicas y el gerente del Instituto22. De los diálogos sostenidos tanto en Saravena como en Bogotá, se pudo encontrar un documento en el que se sintetizan las conclusiones entre la comisión oficial y el comité de paro. En éste se manifiesta una repartición de labores entre el Ministerio de Obras Públicas, el INCORA, la Intendencia de Arauca y la Dirección Nacional de la Defensa Civil. El Ministerio de Obras Públicas tomaría a su cargo las vías de la región de acuerdo a un convenio a efectuarse con el INCORA, se comprometería a incluir en el presupuesto de 1973 y 1974 las partidas para la construcción de un puente sobre el río Bojabá, la terminación del puente sobre el río Cubugón, el arreglo del ramal de la carretera de la població n del Guamo y establecer una inspectoría en el sitio que considerara más conveniente para atender la conservación de las vías de la región. Por su parte, el INCORA aceleraría los trabajos en los puentes sobre los ríos Madrevieja, Banadía y Pescado, así como los trabajos en las carreteras Saravena-Puerto Nariño-Jujú-Arauquita; Saravena-Fortul-Tame; Saravena-Isla del Charo e iniciaría con la construcción de la carretera Banadía I, Banadía II y Puerto Lleras. Continuaría a cargo del gobierno intendencial del Arauca la construcción del muelle, matadero, puesto de salud y escuela de la población de Puerto Nariño y el traslado del ferry al lugar donde y cuando se iniciara la construcción del puente Banadía II. La Dirección Nacional de la Defensa civil se encargaría de recoger la información sobre los demás problemas de distinto orden como salud, educación y vivienda y formularía dentro de un plazo de 90 días un estudio general de esos problemas para buscarles una solución integral. Finalmente, el Comité del Paro Cívico del Sarare se comprometía a levantar el paro inmediatamente. 23
Más allá de la paralización de la región del Sarare, el paro cívico en ese momento fue una muestra de organización, pacifismo y responsabilidad en busca de un bien colectivo. El excelente comportamiento de los pobladores, el buen direccionamiento de parte del Comité, la reivindicación de una lucha justa y necesaria por mejorar las condiciones de vida y la unión entre comerciantes, campesinos, colonos, transportadores, ganaderos y clérigos fue esencial para la respuesta rápida de parte del gobierno, para hacerse conocer como parte del territorio nacional y como región indispensable de dispensa agrícola para otras regiones.
No obstante, los resultados aún estarían lejos de materializarse, viene un paro más extenso en 1975 a raíz de los incumplimientos por parte de las entidades públicas, y posteriormente iniciaría una de las coyunturas más fuertes de orden social dado el descubrimiento de yacimientos petroleros que para finales de los 70 empezaron a explotarse. Sin embargo, el primer paro cívico fue el impulso de los pobladores para comprender que el progreso de la región se conseguiría en cierta medida con vías de hecho, las cuales van a empezar a ser más frecuentes y enérgicas.
5. Lo que con el tiempo se conocería como el Frente Domingo Laín del Ejé rcito de Liberación Nacional
Como se mencionaba anteriormente, las peticiones de los habitantes araucanos estaban lejos de ser cumplidas por parte de los entes gubernamentales. El comité constituido en el primer paro cívico se mantenía, así como las guardias civiles en cada una de las veredas. Para septiembre de 1973 se conoce una declaración dirigida al presidente Pastrana actualizándolo acerca del no cumplimiento en las obras de infraestructura a las que se había comprometido las entidades públicas con las que se había pactado, además de la continua negligencia de los intendentes que llegaban a administrar Arauca. Por tanto, aseguran que “están dispuestos a canalizar la inconformidad popular, llegando a organizar y efectuar un paro a escala intendencial” y aclaran que “el movimiento es completamente cívico, sin ningún móvil político y que alrededor de él se congrega como un solo nombre la comunidad araucana”. 24
Viene el paro cívico de 1975 con proporciones considerables respecto al paro anterior: 25 días de bloqueo a la intransitable vía que unía a Saravena con Tunebia, y desde allí a Pamplona, siendo esta prácticamente la única vía de acceso que tenía Arauca con otros departamentos. Las relaciones con el INCORA cada vez eran menos amenas y ni hablar de la cuestión asistencial de la salud25, la administración de justicia y el acceso a la educación.
Por otro lado, la escasa presencia de fuerza pública generó un sentimiento de desprotección, desconfianza, impunidad e inseguridad social generalizada, que incidió en la creación de un contexto propicio para que la división política se manifestara cada vez con mayor fuerza. Este escenario fue aprovechado por algunos de los líderes que hacían parte de la Asociación de Usuarios y del Comité de paro, quienes posteriormente decidirán continuar con su lucha por medio de las armas.
Raimundo Cruz Modesto, Efraín Pabón Pabón y William Ospina, tres hombres que desempeñaron un papel significativo durante la lucha agraria emprendida en la Intendencia de Arauca, ahora se prestan a buscar otra alternativa de apoyo al campesinado a raíz de los incumplimientos de parte del gobierno, las fallas en el desarrollo del proyecto colonizador, la situación de pobreza a la que se sometían las gentes que continuaban llegando al Sarare a tumbar selva y la poca esperanza de mejorar su nivel de vida. Pero, ¿quiénes fueron en realidad estos tres personajes?
Muy poco hay reseñado sobre ellos. De William Ospina se conoce que fue médico de formación; durante el movimiento cívico de 1972 fue uno de los voceros del campesinado quien lideró la comisión negociadora en Saravena. Pero son finalmente Raimundo Cruz y Efraín Pabón quienes van a tener un involucramiento con el primer foco armado a organizarse en Arauca el cuál va a convertirse en 1980 en lo que se denominaría Frente Domingo Laín del Ejército de Liberación Nacional. “El origen del frente Domingo Laín es diferente al de otras estructuras del ELN, pues es el resultado de las luchas campesinas articuladas a la ANUC, por el incumplimiento de los acuerdos de los paros cívicos y el desarrollo de procesos represivos contra la población por parte de la fuerza pública”26. Por ende, en esta transición de lucha campesina a lucha armada, tanto Raimundo como Efraín van a ser el puente conductor en el ingreso de las ideas marxistasleninistas al Arauca, las que para el momento se expandían por la geografía nacional.
Tanto Raimundo como Efraín fueron líderes carismáticos del paro Cívico en 1972 y en 1975. Del primero se dice que llegó al Sarare en 1965 como un colono más con la intención de fundar su propia finca, mientras que el segundo era oriundo del municipio de Tunebia, donde poseía una finca de un desarrollo significativo27. Ambos se incorporan a la Cooperativa Agraria del Sarare –la cual se funda en 1963, un año antes de la llegada del Incora– y posteriormente conforman la Asociación regional de Usuarios Campesinos en la que tuvieron una participación de gran responsabilidad, pues Raimundo fue presidente y Efraín tesorero. A partir de contacto directo que tenían con los demás campesinos y los colonos que paulatinamente ingresaban al Sarare, fueron concientizando a los habitantes de que sus condiciones de vida debían mejorar y por tanto exigir al gobierno alternativas para la solución de sus problemas. Al parecer esta actitud de los dirigentes de la Asociación empezó a disgustar a los entes gubernamentales regionales, tal como se demuestra en este comunicado:
[…] e l movimiento de usuarios adelanta una acción paralela subversiva por la manera co mo han concientizado a la gente que habla sin inhibiciones, en forma agresiva, contra el gobierno y las instituciones que funcionan dentro de la constitución y la ley. Este comportamiento se hace notorio cuando manifiestan que el Gobierno tiene la obligación de solucionarles sin dilación todas las necesidades y problemas en forma gratuita porque el Estado esquilma al ciudadano con pesadas cargas tributarias; que no les importa ir a la cárcel porque tendrían que agra[n]darlas y el gobierno no está en condiciones de hacerlo; ni morir porque ese es el fin de todos y de nada sirve vivir en forma indigna.28
La molestia del gobierno empezó a manifestarse con persecuciones y detenciones especialmente de los que consideraban “líderes o cabezas visibles del movimiento activista”, primero a Raimundo en 1971 y posteriormente a Efraín en 1976 durante una ocupación en la sede del INCORA. Tal vez estas arbitrariedades hayan generado un empuje mucho mayor para empezar a darle forma a la seria posibilidad de conformar un movimiento armado. En el caso de Raimundo la idea no estaba lejana, pues al parecer, antes de su llegada al Sarare tuvo alguna educación y experiencia política en el Movimiento Obrero Estudiantil Colombiano (MOEC) y viajó a Cuba entre 1963 y 1964 donde tuvo algún contacto con los fundadores del ELN, agrupados en la inicial Brigada José Antonio Galán. Se dice también que Raimundo conformó un pequeño grupo de estudio con los campesinos más activos y les leía textos de Camilo Torres. Posterior a las manifestaciones pacíficas de los movimientos cívicos y al nulo cumplimiento de lo pactado con el gobierno, Raimundo conmina a sus discípulos a enfrentar con las armas al gobierno y les ofrece un contacto con el ELN, en concreto con Francisco Galán quien estaba en Barrancabermeja, y con Antonio García en Bucaramanga29.
Como tal, surge el primer foco guerrillero con escasos 4 integrantes en el Alto de San Joaquín de Saravena en 1978, armados de dos fistos y unas macocas30. No obstante, se menciona explícitamente la existencia de escuelas para adiestramiento guerrillero desde 1974.31 Así de los movimientos cívicos y la lucha campesina en el Arauca se va a ir configurando una propuesta política radical32 que se conocerá públicamente en 1980 como el Frente Domingo Laín del Ejército de Liberación Nacional, aun activo en las prácticas subversivas de lo que hoy es el Departamento de Arauca, una de las regiones con mayor presencia armada del país.
6. Conclusiones
Dos factores quedan para la reflexión final como objetivos que se pretendían conseguir en la coyuntura ya expuesta: evitar la expansión de focos comunistas y buscar una solución a la problemática agraria del país. Al parecer, ninguno de los dos se pudo desarrollar. Por un lado, la distribución de tierras aptas para la explotación agraria, los proyectos de colonización en áreas periféricas, la cobertura en servicios para las miles de familias de colonos que llegaban a inhóspitas regiones como el Arauca, no contó con el asesoramiento pertinente ni adecuado de parte del INCORA; la poca colaboración de los entes administrativos locales se sumó a la negligencia e ineficacia del Instituto. Por otro lado y partiendo de la situación en la que se encontraban los colonos, fueron inevitables las manifestaciones reclamando mejoras sociales, constituyéndose formas de organización a nivel local y regional bien sea bajo la figura de Asociaciones o bien por la creación de grupos espontáneos con una organización y disciplina definida y con acciones pacifistas –en sus inicios– en pro de beneficios colectivos, bajo la modalidad de peticiones respetuosas por escrito dirigidas directamente a las autoridades u organismos estatales competentes.
Es necesario subrayar que dadas las circunstancias histórico-políticas en las que se conformaron, estas organizaciones debieron buscar apoyo en otros sectores. Por tanto, el liderazgo en estos movimientos se basó en las características carismáticas de sus líderes – Raimundo, Efraín y William– quienes más que poseer cualidades de prestigio y poder tradicional, se destacaron por su juventud, preparación político ideológica y conocimiento de causa sobre la vida y condiciones del colono.
Finalmente, la comparación entre una colonización espontánea y una orientada y dirigida no arroja mayores diferencias, por lo contrario, convergencias en cuanto a errores, ausencias y resultados. Los intentos de desarrollar un verdadero proyecto colonizador en Arauca es una evidencia de ello dada la mala institucionalidad, desbordándose en una delicada situación de orden público que se ha prolongado hasta la actualidad, lo que se podría analizar más bien en términos de una colonización armada. Los resultados de la constitución de un frente tan poderoso en términos de su origen, desarrollo y subsistencia como lo es el Domingo Laín del ELN en Arauca, es prueba de ello.
Referencias
Archivo General de la Nación (AGN), Bogotá, Sección: Ingresos documentales, Fondo: Ministerio de Gobierno/Despacho, caja 42, carpeta 1, folios 50 y 51. “Correspondencia enviada y recibida de Arauca 1970-1971”; caja 42, carpeta 1, folio 143, “Memorandum sobre comisión a Arauca”, año 1971; caja 42, carpeta 1, folios 166. “Informe de Vicente Ramírez Morales a Misael Pastrana Borrero”, año 1971; caja 42, carpeta 1, folio 103. “Informe viaje Casanare-Arauca”, año 1971; caja 42, carpeta 1, folio 239. “Telegrama de Erasmo Almanza al Ministro de gobierno Abelardo Forero”, año 1971; caja 42, carpeta 1, folio 75. “Carta de Raimundo Cruz a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos”, año 1971. Fondo: Ministerio de Gobierno/Secretaría General, caja 77, carpeta 4, folio 189, “Conclusiones de la reunión sostenida entre la Comisión Oficial y el Comité del Paro Cívico del Sarare”, año 1972; caja 66, carpeta 4, folios 128 y 129. “Declaración del comité pro paro cívico al presidente Misael Pastrana Borrero”, año 1973; caja 77, carpeta 4, folio 183, “Informe de visita a Sarare”, año 1974.
Colmenares Chía, Luis Alfredo. Sociedad, economía y educación en la Intendencia de Arauca, (Monografía de grado), Universidad social católica de la Salle, 1985.
Ejército de Liberación Nacional, Crónica del surgimiento del Frente Domingo Laín, http://www.cedema.org/ver.php?id=1734
El Diario Oficial, Bogotá, 1961.
El Espectador, Bogotá, 2014.
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Notas
25 de septiembre de 1973.
Notas de autor