Voces en tiempos de contingencia

Consecuencias de las propuestas educativas en la salud socioemocional de diversos actores educativos

Consequences of the Educational Proposals on the Social-emotional Health of Various Educational Actors

Gabriela Hernández Gómez
Secretaría de Educación de Veracruz, México

Consecuencias de las propuestas educativas en la salud socioemocional de diversos actores educativos

Revista Latinoamericana de Estudios Educativos (México), vol. L, núm. Esp.-, pp. 241-248, 2020

Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

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Introducción

Durante la mañana del 28 de febrero la Secretaría de Salud confirmaba, formalmente, el primer caso de Covid-19 en México. en palabras del Subsecretario de Salud Pública, Hugo López Gatell. A partir de ese momento, atendiendo las indicaciones sanitarias, la sociedad mexicana ha enfrentado complejos desafíos en diversos ámbitos de la vida como el económico, el político y el social, que han impactado significativamente en el estado de ánimo de la ciudadanía y que han hecho aún más evidente la desigualdad social del país para hacer frente a un fenómeno de esta naturaleza.

Poco se ha hablado de los cambios socioemocionales que producirá el aislamiento voluntario cuando éste termine, pues el confinamiento y la suspensión de actividades económicas y educativas han alterado la dinámica familiar a la cual estábamos acostumbrados y esto, sin duda, ha tenido un impacto en la salud emocional de las personas, que se ve reflejado en un incremento en los índices de violencia intrafamiliar, "el estrés y la incertidumbre se vuelven un caldo de cultivo para el maltrato infantil en el ámbito doméstico", comentó en días pasados el psicólogo Gaudencio Rodríguez (en Notimex, 2020, s. p.), colaborador de la UNICEF.

Emociones como miedo, ansiedad e incertidumbre están presentes en la asimilación de un acontecimiento sanitario como el que vivimos en estos días. Habría que reflexionar hasta qué punto la sociedad cuenta con las herramientas emocionales necesarias para aceptar y manejar una crisis de esta índole.

A pesar de esta situación y en su intento por “salvar” el ciclo escolar, la Secretaría de Educación Pública dio a conocer el pasado 21 de abril la estrategia “Aprende en casa” para educación básica, la cual tiene como propósito avanzar en las actividades propias del ciclo escolar a través de la modalidad educación a distancia, y utilizando medios tecnológicos como la radio y la televisión para hacer llegar los contenidos curriculares hasta los hogares de los estudiantes. También sugiere el uso de medios digitales como Internet para facilitar videoconferencias o reuniones virtuales que permitan la comunicación entre docentes.

La estrategia fue presentada en una conferencia de prensa por el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, quien reconoce que las acciones educativas propuestas no sustituyen el papel del maestro dentro del aula, pero que consideran una forma de recabar la experiencia de niños y jóvenes durante el aislamiento. También invitó a la comunidad educativa a formar un sentido de solidaridad para sacar adelante el ciclo escolar, no como una forma de cumplir un requisito, sino logrando que niños y niñas alcancen los aprendizajes esperados.

Aunque en apariencia parecía sencillo llevar a cabo la estrategia, se han presentado diversos problemas durante su implementación, los que me parece oportuno compartir con el lector, pues esto permitirá ampliar nuestro panorama y volvernos más sensibles y empáticos con nuestros estudiantes e incluso con nuestras familias, al conocer desde otra perspectiva la realidad que vive el sistema educativo.

Aclaro también que comparto mi experiencia desde la mirada de 18 Telesecundarias localizadas en la zona centro del estado de Veracruz, la mayoría de ellas ubicadas en zonas de media y alta marginación (INEGI, 2010) y de la cuales formo parte fungiendo como Asesora Técnico-Pedagógica en la Supervisión Escolar que las atiende, la que se integra por 92 docentes y más de 1200 estudiantes adolescentes de entre 12 y 15 años.

En este sentido, no pretendo, por ninguna razón, generalizar lo que aquí describo, sino más bien reflexionar en torno a las experiencias que han tenido los diferentes actores educativos de mi zona escolar sobre el proyecto educativo durante la contingencia y sobre su impacto en su salud socioemocional.

Implementación de la estrategia “Aprende en casa” y su impacto socioemocional en diversos actores educativos de las Telesecundarias de Veracruz

Cuando presentamos la estrategia educativa a directores y docentes se decidió, con fines organizativos, hacerlo en “cascada”: dar a conocer las líneas de acción primero a los directores, para que éstos, a su vez, contactaran a los docentes y, en conjunto, buscaran la manera de comunicar la estrategia a los estudiantes, explicándoles lo que debían hacer y de qué forma se les daría seguimiento; también se les dijo que cada semana entregarían un informe a la supervisión, donde dieran a conocer con cuántos alumnos lograron contactarse, los avances de la estrategias y las incidencias que se presentaron durante el trabajo en casa.

Aunque pareciera que teníamos todo en orden para arrancar con las actividades, para algunos docentes se volvió complicado llevarla a cabo, pues las realidades en las familias son muy diversas; por ende, era importante considerar el contexto familiar y emocional en el que vive la mayoría de nuestros estudiantes para comprender de qué forma han respondido a lo planeado.

En las localidades donde se encuentran varias de nuestras escuelas aún existen casos de trabajo infantil, violencia familiar, machismo, abandono escolar e incluso embarazos adolescentes, cada caso atendido con mucho cuidado y dado a conocer a las autoridades pertinentes. Ante este ambiente hostil, muchos alumnos ven la escuela como “su lugar seguro” o su “válvula de escape”, y ahora que este lugar ha cerrado sus puertas, se encuentran expuestos a una carga emocional muy fuerte. Si aunado a esta realidad les solicitamos que avancen con los contenidos como si estuvieran en la escuela, agregamos aún más presión, lo que puede desencadenar diversas reacciones negativas.

Considero que el actual proyecto educativo olvidó que la participación de los alumnos en el acto educativo gira en torno a sus motivaciones intrínsecas y extrínsecas, y cuando éstas se ven trastocadas estamos delegando en ellos la entera responsabilidad de su aprendizaje, como si aseguráramos que todos poseen un alto grado de autonomía para guiar, por sí solos, sus procesos cognitivos, y dejáramos de lado que los estudiantes aún requieren la guía, orientación y mediación del docente para realizar sus tareas académicas.

Esto no quiere decir que no haya alumnos comprometidos que realizan por sí solos sus actividades, pero para que esto se cumpla, la primera condición es que en casa exista un ambiente idóneo que permita fortalecer su autonomía e independencia. Entonces, ¿qué pasa con aquellos alumnos que deben salir a trabajar para apoyar a sus padres?, ¿con aquellos hogares donde no se cuenta con los medios digitales para investigar sobre un tema?, ¿con aquellos que no cuentan con apoyo familiar para resolver sus dudas sobre algún contenido?

Por supuesto que todas estas realidades delimitan el trabajo que realiza el alumno en casa y, cuando no se tienen los medios adecuados para darle solución, puede llegar la frustración o el desánimo, así como diversas afectaciones emocionales que se desencadenan en forma de depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, alteraciones en el sueño, entre otros.

Además de esto, recordemos que la adolescencia es un periodo muy vulnerable en la vida del ser humano, “el comportamiento de los adolescentes se comprende a partir de los cambios cerebrales propios de esta etapa; es por ello que la adolescencia es un periodo de transformación, en el cual la cercanía y el acompañamiento de los adultos se vuelve relevante” (SEP, p. 171). En efecto, para muchos alumnos la relación con sus docentes era el único medio para fortalecer su identidad y mejorar su autoestima, y esta “ruptura” inesperada también desestabiliza el desarrollo físico y cognitivo propio de la edad en la que se encuentran.

Por otro lado, no podemos obviar el papel fundamental que están jugando los padres de familia en la implementación de esta estrategia educativa, pues ahora ellos toman el rol de maestros para motivar o, en su defecto, exigir a sus hijos el avance en sus tareas escolares. Al hablar específicamente del contexto que ya he descrito con anterioridad, hay padres que aún salen a trabajar para obtener los recursos necesarios que les permitan, por lo menos, obtener alimento para sus familias; muchos padres han compartido a través de los docentes que se llevan a sus hijos a trabajar con ellos para que “aprovechen” mejor el tiempo y, desde esta visión, la tarea educativa pasa a segundo plano, pues la prioridad es mantener a flote una economía familiar que se ha visto sumamente lacerada.

Esta crisis económica también causa estragos en la salud emocional de los padres, pues un clima de incertidumbre como la disminución de salarios, los despidos injustificados, los descansos involuntarios, entre otros, desencadena una serie de emociones, que al igual que con los alumnos, si no se canalizan y gestionan adecuadamente, terminan por ocasionar reacciones negativas que envuelven el clima de educación en casa en tensiones, regaños e incluso insultos.

No es mi intención juzgar la educación de los padres de familia dentro de los hogares, pues estoy segura de que cada uno realiza su mejor esfuerzo para salir airosos de las adversidades que la vida les presenta; sin embargo, al hablar de formación académica no podemos quedarnos sólo en “buenas intenciones”, sino que hace falta tener conocimiento de los temas y de cómo se aprende, así como interés, tiempo, paciencia y dedicación. Cuando la casa no cumple con estas demandas, los progenitores o tutores pueden tener sentimientos de culpa, ira, desesperanza o frustración.

Además de esto, muchos padres de familia están acostumbrados a que la escuela sea el único sitio donde se transmiten los conocimientos que los hijos requieren y no sólo a nivel académico, sino también en aspectos personales como su educación emocional, sanitaria, sexual y ética, por lo cual tomar el rol del docente les representa un verdadero reto, pues ahora ellos son los principales protagonistas en la orientación de sus hijos en todos los aspectos de su vida.

Por otra parte, la presión mediática también ha puesto en tela juicio el papel del docente ante la puesta en marcha de la estrategia educativa en tiempos de contingencia, pues mientras unos critican la gran cantidad de tareas que los maestros han enviado a los alumnos sin mayor esfuerzo, otros más reconocen el esmero que éstos tienen en el intento por comunicarse con ellos y darles seguimiento a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto o conferencias virtuales, en el mejor de los casos.

Esto también ha puesto bajo estrés a los maestros, que en su mayoría realizan su mejor esfuerzo para cumplir los objetivos del aprendizaje a distancia; envían sus planeaciones, a pesar de que muchas ni siquiera llegan a los alumnos, notifican semanalmente con cuántos alumnos lograron comunicarse y cómo van avanzando con ellos; además, han estado al pendiente de las acciones que a nivel estado se han implementado para continuar con las tareas escolares desde casa.

Todo esto sin perder de vista que muchos docentes también son padres de familia y para los que ahora el requerimiento es doble, pues deben atender las demandas laborales y familiares realizando el famoso home office que, si no realiza adecuadamente, puede causar incluso más estrés que el trabajo directo en las escuelas u oficinas.

En este sentido, es muy importante que el docente se organice muy bien, que delimite horarios de trabajo, busque un espacio propicio para realizar sus tareas laborales, además de cuidar los espacios familiares para no afectar el balance vida- trabajo. Para lograr todo esto hace falta una estabilidad emocional que permita gestionar las nuevas formas de afrontar el trabajo, de tal manera que pueda priorizar y optimizar sus tiempos para no desestabilizarse a nivel físico y mental.

Creo que la tarea más grande del docente vendrá durante el regreso a clases, después de que las autoridades cumplan aquello a lo que se han comprometido con la sociedad en general para que los alumnos alcancen los aprendizajes esperados, y todo esto va a recaer, en gran medida, en las acciones que el docente implemente al volver a las aulas. Por ello valdría la pena reconsiderar hasta dónde vamos a poder alcanzarlos, pues después de esto habrá afectaciones emocionales que no se han contemplado en las líneas de acción a implementar.

Quiero, finalmente, reconocer que no todo ha sido fallido; también he sido testigo de familias que, a pesar de los nuevos retos que están enfrentando, han sabido mantener una calma espiritual, física y mental manteniendo un ambiente de armonía en la casa. Son padres de familia que han demostrado su fuerte salud emocional apoyando a los hijos, en la medida de las posibilidades, para que avancen con sus tareas; que a pesar de la crisis financiera buscan la manera de dotar a sus hijos de los materiales que requieren, que organizan los tiempos en casa para ver las videoclases y participan activamente en sus procesos de aprendizaje.

También debo aplaudir a los alumnos que, con carencias y quizás no en las mejores condiciones socioemocionales, nos han enviado evidencias de sus trabajos, se comunican con sus docentes, realizan su carpeta de evidencias y han aprendido a madurar sacando el mejor provecho de las pruebas que se les están presentando.

Por último, pero no menos importante, una profunda gratitud a los maestros por su vocación, su esmero, disposición y empeño, a los que dedican tiempo desde sus casas para entablar comunicación con sus alumnos, a los que envían, a través de los padres de familia, actividades semanales, a los que revisan los trabajos de sus estudiantes y los comentan con ellos. Gracias a los que han buscado la manera de asegurarse de la integridad de aquellos alumnos que se encuentran en situación vulnerable por el ambiente hostil de sus hogares. Todas estas experiencias, sin duda, nos harán mejores profesionistas, pero también mejores personas al regresar a nuestra tan añorada escuela.

Referencias

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (2010). Catálogo de localidades. México: INEGI. Recuperado de http://www.microrregiones.gob.mx/catloc/Default.aspx

Notimex (2020). En medio de la pandemia del Covid-19, la violencia contra la niñez se agrava. Expansión Política. Recuperado de https://politica.expansion.mx/mexico/2020/04/08/en-medio-de-la-pandemia-del-covid-19-la-violencia-contra-la-ninez-se-agrava

Secretaría de Educación Pública (2016). Aprendizaje Clave para la educación integral. Tutoría y Educación Socioemocional. México: SEP.

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