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Las pedagogías alternativas desarrollan el pensamiento crítico.
María A. Febres Cordero C.; Ángel Alirio Pérez; Bethzaida B. Africano Gelves
María A. Febres Cordero C.; Ángel Alirio Pérez; Bethzaida B. Africano Gelves
Las pedagogías alternativas desarrollan el pensamiento crítico.
The alternative pedagogies develop critical thinking
Educere, vol. 21, núm. 69, pp. 269-274, 2017
Universidad de los Andes
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Resumen: El pensamiento crítico es un proceso de reflexión de saberes, praxis y conocimientos. Éste es propio del ser humano, condicionando así su accionar, el cual se desarrolla y fortalece dentro del espacio educativo. Proceso que se puede realizar mediante la observación, la experiencia y el razonamiento. Por tanto, exige equidad, claridad, precisión y evidencias, pues busca motivar el análisis crítico del ser humano. Dentro de la comunidad de aprendizaje “Gestión y Socialización del conocimiento de Fundacite Mérida” se aplicó, y se aplica, el proceso de pensar críticamente, ya que se les permite a los miembros de la referida comunidad reflexionar, interpretar y emitir juicios.

Palabras clave:pensamiento críticopensamiento crítico,comunidad de aprendizajecomunidad de aprendizaje,pedagogías alternativaspedagogías alternativas,proceso de enseñanza-aprendizajeproceso de enseñanza-aprendizaje.

Abstract: Critical thinking is a process of reflection of knowledge, practice and knowledge. This is characteristic of the human being, thus conditioning their actions, which develops and strengthens in the educational space. Process that can be performed through observation, experience and reasoning. fterefore, it requires fairness, clarity, accuracy and evidence, it seeks to motivate critical analysis of the human being. Within the learning community “Knowledge Management and Socialization of Fundacite Merida” was applied, and applied, the process of thinking critically, as it allowed members of that community to reflect, interpret and make judgments.

Keywords: critical and creative thinking, learning community, alternative pedagogies, teaching-learning process.

Carátula del artículo

Artículos arbitrados

Las pedagogías alternativas desarrollan el pensamiento crítico.

The alternative pedagogies develop critical thinking

María A. Febres Cordero C.
Universidad de los Andes , Venezuela
Ángel Alirio Pérez
Universidad de los Andes, Venezuela
Bethzaida B. Africano Gelves
Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Mérida, Venezuela
Educere, vol. 21, núm. 69, pp. 269-274, 2017
Universidad de los Andes

Recepción: 15 Diciembre 2016

Aprobación: 18 Abril 2017




Introducción

A través de la historia, existía la creencia que el pensamiento era parte de la naturaleza del ser humano, creencia que se encontraba vinculada a un hecho, suceso o persona. Lo cierto es que, el pensamiento se encuentra condicionado por una diversidad de datos, información, saberes y conocimientos, que existen en nuestro entorno. De ahí, la necesidad de poseer la capacidad de reflexionar, interpretar y emitir juicios sobre lo que se conoce y lo que se tiene en la mente. El pensamiento es el producto de la razón; a saber, es todo aquello que es generado por la acción cotidiana del individuo, tales como: abstracción, imaginación y racionalidad.

En base a lo anterior, el ser humano continuamente genera pensamientos. En el caso que nos ocupa, abordaremos el llamado pensamiento crítico; por el que entenderemos la acción o capacidad que tiene el ser humano para reflexionar, interpretar y emitir juicios, con el fin de aportar nuevas ideas que consoliden el conocimiento (Rodríguez y Díaz, 2011). Se añade que, el proceso de enseña-aprendizaje es una actividad mediante la cual los participantes desarrollan conocimientos, habilidades y destrezas bajo la tutoría del facilitador. Dentro del contexto de este proceso, está inmerso el pensamiento crítico. Los facilitadores buscan, actualmente, enseñar a pensar de manera crítica, reflexiva y creativa a los participantes. Es decir, los facilitadores inducen a que los participantes desarrollen nuevas ideas y conceptos. Lo cual se realiza mediante una acción interna, como es el caso de formular hipótesis, emitir conclusiones o, simplemente tomar una decisión. Asimismo, mediante una acción externa, como escribir un libro, pintar un cuadro o componer una canción. En definitiva, lo que se quiere, es que el pensamiento crítico permita al participante ser original y autónomo en su propio proceso de aprendizaje.

Habría que decir también, que durante este proceso educativo resulta necesario llevar a cabo aprendizajes creativos, transformadores e innovadores. Lo cual conlleva, a que los participantes adquieran herramientas para alcanzar una formación integral, dada las necesidades de la actual sociedad completamente tecnológica y globalizada. Así pues, presentamos, a continuación, un esbozo general sobre el desarrollo del pensamiento crítico en las pedagogías alternativas, como un modelo diferente al tradicional, y puesto en práctica en una comunidad de aprendizaje.

Pensamiento crítico

En el mundo contemporáneo y complejo, de hoy, es necesaria la formación profesional, donde el proceso formativo contribuya al fortalecimiento de la creatividad y la racionalidad del participante. Ésto, permite desarrollar la capacidad en la toma y ejecución de decisiones y, en la solución de problemas. Al respecto, Piaget, citado por Suárez, Lloret y Santiago (2015), expresa en una de sus célebres frases que el objetivo de la educación es: “crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores descubridores”. Por eso, las estrategias para enseñar y aprender a pensar, que deben ser aplicables dentro del proceso educativo, por parte de los facilitadores, tendrán un impacto positivo en el desempeño de los participantes. Este punto se puede destacar observando, que trae consigo el desarrollo de la acción de aprender a aprender, lo que se traduce en un aprendizaje permanente. De esta manera, Faure (1973) señala que:

aprender a vivir; aprender a aprender, de forma que se puedan ir adquiriendo nuevos conocimientos a lo largo de toda una vida; aprender a pensar de forma libre y crítica; aprender a amar el mundo y a hacerlo más humano; aprender a realizarse en y mediante el trabajo creador. (p. 132).

Bien, pareciera por todo lo anterior que, la labor educativa implica enseñar a aprender, lo cual supone que los facilitadores aprendan a educar, comprometiéndose a ser organizadores y mediadores en el encuentro del participante con el conocimiento. De ello resulta que, es necesario ayudar a los participantes a: pensar, aprender, sentir, actuar y desarrollarse en todas las dimensiones como un ser integro. Así, lo expresan Saiz y Fernández (2012):

el pensamiento debe poder aplicarse, servir, finalmente ser útil, que sea interesante, cercano, que forme parte de nuestro quehacer diario, que no sea algo que se meta en nuestras vidas por decreto educativo, por un título, por una cualificación oficial, que sea algo que emane de manera natural. (p. 330).

Habría que decir también, que cada participante del proceso educativo tendrá una concepción personalizada de lo que es su proceso de aprendizaje, adquiriendo así la capacidad de ser responsables y conscientes de dicho proceso. Donde todos ellos sean capaces de reflexionar, de experimentar y de crear sus propios conceptos a partir de la experiencia. Esta actitud que posee el participante le permitirá desarrollar su capacidad de reflexionar, interpretar y emitir juicios sobre las opiniones de otros, dentro de sus actividades educativas. Capacidades fundamentadas en las evidencias de su propio conocimiento. Debemos comprender, entonces, que se requiere conocer las creencias que poseen los participantes en el acto educativo sobre sus conocimientos y, que éstos, son adquiridos mediante las interacciones sociales y culturales en que se han desenvuelto.

Adviértase que, los modelos instruccionales, entendidos como representaciones que implican planificar la discusión de un tema a fin de lograr la compresión del mismo y el uso de estrategias que permitan descubrir y explorar nuevos conocimientos, conllevan a la transformación del ser humano. Convirtiéndolo en actor activo, durante su progreso intelectual, quién desarrolla sus capacidades de trabajar en grupo y su pensamiento crítico. Permitiéndole, así, ser un investigador eficaz de su propio perfeccionamiento y del ambiente que lo rodea. Lo que conlleva, a desarrollar “la habilidad para adaptarse al ambiente o para modificarlo o buscar y crear nuevos ambientes” (Rodríguez y Dìaz; 2011: 13) de acuerdo a sus necesidades.

A esto nos interesa mencionar que, la incorporación del pensamiento crítico, como la capacidad que poseen los seres humanos de reflexionar, interpretar y emitir juicios en las pedagogías alternativas1, será de interés para los participantes. Lo cual, permite que los mismos sean críticos, reflexivos, conscientes y creativos de sus propios aprendizajes. Comprobamos de este modo que, los participantes obtienen conocimientos amplios y profundos de su entorno. Y, por su parte, las pedagogías alternativas, como modelo de enseñanza opcional, reconocen el desarrollo del pensamiento crítico del ser humano. De lo anterior se desprende que, dichas pedagogías permiten analizar y evaluar aspectos simples o complejos de la vida, que la sociedad acepta como verdaderos en el contexto de la vida cotidiana. Así pues, esto constituye un modo de pensar sobre cualquier tema en particular, con el cual el ente pensante mejora la calidad de su pensamiento.

Dentro de este contexto, Rodríguez y Díaz (2011), en su obra Pensamiento crítico y aprendizaje, consideran que: “el pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo con intervención de los procesos de memoria, de atención, de comprensión y de aprendizaje, entre otros” (p. 12). Asimismo, el pensamiento crítico no involucra el hecho de que el ser humano, dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, piense de manera negativa o con predisposición a encontrar defectos y fallos de un tema en particular. Ni mucho menos intenta modificar la forma de pensar de los demás; sino por el contrario, busca formar en el ser humano conciencia social y, habilidades y destrezas para la toma de decisiones oportuna y efectiva.

A esto se agrega, lo que Driscoll y Vergara (1997), en relación al pensamiento crítico, señalan:

El pensamiento crítico es claramente una meta importante de la educación, ya que los alumnos deben aprender a distinguir los hechos de la ficción, la buena de la mala información, etcétera. Una comunidad de aprendizaje apoya no sólo el pensamiento crítico, sino el pensamiento sistémico en que los alumnos son estimulados a observar las conexiones, utilizar el razonamiento productivo y comprender qué es el conocimiento y cómo se crea. (p.87).

Se comprende así que, ser capaz de manejar pensamientos críticos, no es otra cosa que pensar por uno mismo. Es no aceptar las ideas y opiniones de los demás, simplemente, porque ellos lo dicen, lo dice la mayoría o lo dice la sociedad. Sino, porque hemos pensando en ello, conocemos los argumentos, positivos y/o negativos y hemos tomado nuestra propia decisión respecto a lo que consideramos verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable. Así pues, el participante no debe comportarse como un receptor pasivo de datos, información y conocimientos, sino por el contrario, debe ser un participante activo, reflexivo y crítico. Consecuentemente, esto permite usar la conceptualización de las cosas que ya internalizó, para poder así entender el significado de los temas recibidos durante su proceso de enseñanza, y convertir estos conocimientos en nuevos (Moreira, 2005).

Lo que resalta desde luego es, que el pensamiento crítico lo asumimos como un proceso de reflexión de saberes, praxis y conocimientos, que están presentes en nuestro entorno, y que condicionan nuestro accionar dentro de la sociedad. Esta capacidad se desarrolla y consolida dentro del ámbito educativo, pues es allí donde se conciben las bases para fomentar la forma de pensar de manera formal. En este caso, el facilitador es el ente motivador y generador de interrogantes que inducen a la reflexión y el análisis por parte del participante. Este último, es quién tiene el papel de construir nuevas ideas y conocimientos, de ser reflexivo y crítico, cuestionando la opinión de los demás.

Cosa parecida sucede también, con el planteamiento de López (2002), cuando indica que el pensamiento crítico es un proceso en el cual el ser humano reflexiona sobre una diversidad de saberes, hechos y experiencias para dar respuesta a un problema o interrogante, manifestar su postura personal y guiar las respuestas de su propio accionar. Asimismo, Facione (2007) señala que para lograr que el ser humano tenga la capacidad de pensar críticamente, debe contar con las siguientes habilidades y actitudes: interpretación, análisis, evaluación, inferencia, explicación y autorregulación; las cuales se fortalecen durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Bajo esta perspectiva, consideramos que las comunidades de aprendizaje son un espacio de socialización de conocimientos adquiridos a lo largo de la vida, donde el aprendizaje se realiza conscientemente y de manera continua (Asociación Universitaria de Formación del Profesorado, 2010). Estas comunidades se presentan como una pedagogía alternativa, dado que es un modelo diferente al tradicional; se basan en la construcción de redes que permite el intercambio y reconocimiento de saberes. De igual manera, propician el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, a partir de las competencias, habilidades, destrezas y experiencias de dichas redes. Dentro de ellas, cada participante debe ser capaz de:

  1. - generar preguntas con claridad y precisión para su discusión y socialización dentro de la comunidad;

  2. - emitir conclusiones y juicios de valor, justificándolos con postulados teóricos, experiencias y saberes adquiridos a lo largo de la vida;

  3. - pensar con mente abierta, reconociendo y evaluando, según sea necesario, los supuestos, implicaciones y consecuencias prácticas,

  4. - generar ideas innovadoras,

  5. - utilizar las analogías para explicar e interpretar el conocimiento, y

  6. - comunicarse de manera efectiva, mediante la expresión oral y/o escrita.

De lo previamente dicho, se desprende que la comunidad de aprendizaje “Gestión y Socialización del conocimiento de Fundacite Mérida”, en su accionar, aplicó y aplica el proceso de pensar críticamente, ya que se les permite a los miembros de la referida comunidad reflexionar, interpretar y emitir juicios. Así, por ejemplo, en la referida comunidad se dictó el taller Árbol de Problemas y Árbol de Objetivos basado en el Marco Lógico2, en el cual se les indujo a los participantes de la comunidad a realizar un ejercicio didáctico donde plasmaran un bosquejo de los trabajos de investigación. Bosquejos que deberían contener aspectos tales como: causas, planteamiento de problemas, efectos-consecuencias, medios, objetivo general y fines. Producto de esta actividad, se logró la socialización con el objetivo de evidenciar la capacidad que poseen para reflexionar y emitir juicios. Circunstancia que constató, de manera colectiva, que los participantes desarrollaran sus capacidades de realizar análisis crítico de las diversas temáticas que asumieron con la referida actividad didáctica.

Debemos agregar que, se afianzaron las capacidades de emitir juicios de valor, dado que aportaron ideas y sugerencias en beneficio de los bosquejos de los trabajos de investigación de los compañeros. De igual manera, evaluaron los aspectos característicos más relevantes de las temáticas de los diversos bosquejos y mostraron su capacidad de realizar análisis crítico de los mismos. Después de todo esto, la socialización permitió mejorar la calidad de su pensamiento que redundó en el beneficio del desarrollo de cada una de las temáticas presentadas como resultado de la actividad didáctica. Por su parte, de manera individual, se evidenció el logro de interpretar, explicar e inferir los saberes colectivos. Los cuales fueron incorporados a su propio bosquejo de investigación, permitiéndole tener una visión más amplia de sus pareceres y habilidades en la ejecución de sus temáticas.

Ante esta situación, se desprende lo positivo de llevar a cabo el proceso de pensar críticamente dentro de una comunidad de aprendizaje, pues ello permite el desarrollo intelectual y académico de cada uno de sus participantes. De igual manera, se incrementó su sentido de pertenencia, colaboración y creatividad en beneficio de la comunidad. En consecuencia, quién mejora su pensamiento crítico tiene la confianza de que su capacidad de evaluar los hechos y el accionar de los demás, es efectiva y acorde a sus necesidades, pues valida por sí mismo su trabajo. Comprobamos de esta manera que, la capacidad que poseen los participantes de la comunidad de aprendizaje, al apoyarse mutuamente y complementar el conocimiento de cada uno, les permitió ser creativos, innovadores y únicos en su proceso de aprendizaje.

Bien, pareciera por todo lo anterior que, pensar de manera crítica dentro de esta comunidad de aprendizaje contribuye al proceso de investigación y toma de decisiones. Igualmente, permite adquirir información en beneficio del colectivo, con el fin de emitir juicios, realizar comparaciones, determinar qué es ventajoso o no para el proceso de formación y buscar respuestas a las inquietudes de cada participante.

Conclusiones

Una vez revisada la literatura sobre el pensamiento crítico, se dedujo que este término está referido al proceso del ser humano mediante el cual éste se convierte en un ser reflexivo, sensible, creativo, crítico y analítico. Accionar dirigido a la práctica concreta de lo aprendido a lo largo de la vida, en situaciones reales, comportándose como un individuo integro, colaborador, interactivo y con disposiciones socio-afectivas hacia la elaboración de actividades donde muestre los saberes aprendidos.

Este planteamiento, nos conduce a que el pensamiento crítico es un proceso de reflexión de saberes, praxis y conocimientos que están presentes en nuestro entorno y que condicionan nuestro accionar dentro de la sociedad. Donde el participante, del proceso de enseñanza-aprendizaje, construye nuevas ideas y conocimientos, es reflexivo y creativo, acepta las críticas de los demás y fija su propio pensar.

En definitiva, el pensamiento crítico, en la praxis, muestra visos de provecho, tanto individual como colectivamente, pues permite el desarrollo intelectual y académico del ser humano. Hecho que se constata en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje que adelanta la comunidad de aprendizaje “Gestión y Socialización del conocimiento de FUNDACITE Mérida”.

Material suplementario
Referencias bibliográficas
Asociación Universitaria de Formación del Profesorado. (2010). Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales. Recuperado el 05 de octubre de 2016, de http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/revistas/1268689288.pdf.
Driscoll, Marcy y Vergara, Adriana. (1997). Nuevas tecnologías y su impacto en la educación del futuro. Chile: Pensamiento Educativo. Vol. 21
Facione, Peter A. (2007). Pensamiento Crítico: ¿Qué es y por qué es importante?. Recuperado el 16 de septiembre de 2016, de http://eduteka.icesi.edu.co/pdfdir/PensamientoCriticoFacione.pdf
Faure, Edgar. (et al.) (1973). Aprender a ser: La educación del futuro. Madrid: Alianza Editorial/Unesco.
López, Martín Calva (2000). Pensamiento crítico y creatividad en el aula. México: Trillas.
Moreira, Marco Antonio (2005). Aprendizaje significativo crítico. España; Indivisa Boletín estudios e Investigación. N° 6.
Rodríguez y Díaz, María del Pilar. (2011). Pensamiento crítico y aprendizaje. México: Limusa.
Saiz, Carlos y Fernández, Silvia. (2012). Pensamiento crítico y aprendizaje basado en problemas cotidianos. España: Revista de Docencia Universitaria. Vol. 10 (3).
Suárez, Cristóbal, Lloret Carmen y Santiago Andrés. (2015). Guía práctica de la Educación Virtual. Madrid: Samsung Electronics Ibera.
Universidad Internacional de Valencia. Metodologías alternativas en educación: Definición, objetivos y principales escuelas. Recuperado el 09 de octubre de 2016, de http://www.educacionalternativa.net/wp-content/uploads/2016/09/Metodologias-Alternativas-en-Educacion_Univ-Internacional-Valencia.pdf.
Notas
Notas
1 Modelo educativo que tiene como propósito fundamental “intentar ofrecer una respuesta a una serie de dudas, inquietudes o presuntas deficiencias de los sistemas educativos tradicionales que preocupan a los expertos en educación, los padres y la sociedad en general” (Universidad Internacional de Valencia; p. 3)
2 Taller realizado dentro de la comunidad de aprendizaje como una herramienta para que cada uno de sus participantes generará su tema de estudio.



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