Artículo de investigación

Una lectura a la versátil militancia de la Alianza Femenina Ecuatoriana, 1938-19501

A reading of the versatile militancy of the Alianza Femenina Ecuatoriana, 1938-1950

Uma leitura da militância versátil da Aliança Feminina Equatoriana, 1938-1950

Tatiana Alejandra Salazar-Cortez
Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador

Una lectura a la versátil militancia de la Alianza Femenina Ecuatoriana, 1938-19501

Trashumante. Revista Americana de Historia Social, núm. 11, pp. 164-186, 2018

Universidad de Antioquia

Recepción: 29 Mayo 2017

Aprobación: 07 Septiembre 2017

Resumen: El artículo analiza la militancia de la Alianza Femenina Ecuatoriana. Organización que se convirtió en un espacio plural y de propuestas autónomas generadas desde la experiencia de mujeres con distintas improntas sociales y políticas. Estas militantes, en una determinada coyuntura política, vieron la posibilidad de cuestionar a la estructura patriarcal del Estado desde su diferencia sexual. Para situar a la militancia de la organización se emplearon los aportes teóricos de Joan Scott y Pierre Bourdieu. El artículo realiza una caracterización de la organización, estudia su discurso y analiza las estrategias desplegadas por las mujeres desde su militancia.

Palabras clave: diferencia sexual, experiencia, agencia política, militancia, representación política.

Abstract: The article analyses the militancy of the Alianza Femenina Ecuatoriana, an organization that provided a meeting space for women, from different social and political backgrounds, to share autonomous proposals on the basis of their diverse experience. These militants saw in this particular political juncture the possibility to question the patriarchal structure of the State from a position of sexual difference. To situate the militancy of the organization, we make recourse to theoretical approaches by Joan Scott and Pierre Bourdieu. This article aims to identify what characterized the organization, studies its discourse and analyzes the strategies deployed by women in their militancy.

Keywords: sexual difference, experience, political agency, militancy, political representation.

Resumo: O artigo analisa a militância da Aliança Feminina Equatoriana, uma organização que articulou um espaço plural e propostas autônomas geradas a partir da experiência de mulheres de diferentes origens sociais e políticas. Essas militantes viram, em uma determinada conjuntura política, a possibilidade de questionar a estrutura patriarcal do Estado, a partir de sua diferença sexual. Para situar a militância da organização empregamos as contribuições teóricas de Joan Scott e Pierre Bourdieu. O artigo apresenta uma caracterização da organização, o estudo de seu discurso e a análise das estratégias utilizadas pelas mulheres em sua militância.

Palavras-chave: diferença sexual, experiência, ação política, militância, representação política.

Introducción

Una vez aprobada por el ministro de Previsión Social, Luis Ernesto Monge, el 17 de agosto de 1938, la Alianza Femenina Ecuatoriana (AFE) publicó su estatuto.2 Este acto dio inicio a una organización que fue fundada el 30 abril del mismo año por mujeres de distintas improntas sociales y políticas. En este espacio encontraron el nicho idóneo para problematizar “las actuales condiciones de la mujer” y establecerse como voceras de “más de la mitad de los ecuatorianos”.3 Las socias de AFE desempeñaron sus labores entre abril de 1938 y la década de 1950. En 1944 evidenciaron una notoria reactivación de sus actividades en el contexto de la crisis suscitada en Ecuador después de la caída del gobierno liberal de Carlos Arroyo del Río en el mes de mayo, en el suceso conocido como la “Gloriosa”. Justamente, los debates de la Asamblea Constituyente que dieron luz la carta magna de 1945 permitieron que AFE se estableciera como una plataforma femenina que demandó atención por parte del Estado y que cuestionó los “prejuicios de una sociedad que ha maltratado la dignidad de la mujer”.4 Precisamente, la militancia de AFE está enmarcada en la crisis del modelo de dominación tradicional en América Latina que dio paso a cambios políticos como la llegada del régimen liberal a Colombia, el golpe de Estado de Getulio Vargas en Brasil o las dictaduras militares en América Central. Por su parte, Ecuador enfrentó un período de gran inestabilidad política -diecisiete gobiernos en nueve años- y una notoria crisis de “autoridad paternal” que permitió que el surgimiento de las demandas sociales hacia el Estado se tradujera en mayor organización social, sindical y obrera en desmedro de los sectores tradicionalmente dominantes.5

El presente artículo pretende situar a AFE como una organización que logró articular un espacio plural y autónomo, generado desde la experiencia de mujeres que formaron parte de la vida política de la ciudad de Quito. Presentar a AFE como una plataforma versátil nos permitirá reconstruir los distintos momentos de la organización, los debates, propuestas y actividades que se realizaron desde su espacio de militancia. Asimismo, dotarle de rostro social a sus directorios y socias nos permitirá mirar cómo se gestó una agencia política consciente de su diferencia sexual, factor que incidió en la transgresión a espacios tradicionalmente masculinos.

La producción historiográfica ecuatoriana se ha centrado en estudiar a las mujeres desde su vinculación con la esfera educativa durante la primera mitad del siglo XX, así como su papel como escritoras de revistas de variedades y sobre su relación con el feminismo en el marco de las reformas liberales impulsadas en Ecuador a inicios de siglo. También ha situado a exiguas mujeres relacionadas con actividades políticas y militancias sociales, después de la década de los veinte, en consonancia con el surgimiento del socialismo en el horizonte ideológico ecuatoriano.6 Una producción sistematizada y crítica sobre el tipo de organizaciones y lugares de militancia de las mujeres de estas décadas aún es una carencia.

En sus estudios sobre el movimiento femenino ecuatoriano, la historiadora Ana María Goetschel considera que la “ampliación de derechos de las mujeres y la búsqueda de su participación en diversos ámbitos públicos” fueron manifestaciones feministas en las que reconocieron que su subordinación no era natural, sino que estaba determinada por la sociedad. Ante esta constatación, establecieron objetivos y estrategias para cambiar su condición, los cuales deben ser entendidos como “multiplicidad de discursos” que, para algunos casos, pueden ser contrapuestos.7 Finalmente, Goetschel señala que para comprender el feminismo hay que situarlo en su contexto específico local e internacional.8

Nuestro aporte recoge esta apreciación y se centra en analizar cómo AFE desplegó una estrategia abierta y dialogal para trabajar con mujeres de diversas ideologías, con la intención de establecerse como un frente capaz de disputar reconocimiento en la esfera público-política nacional. Finalmente, situaremos a la organización como un ente autónomo y no la vincularemos con la lectura que la historiografía ha realizado sobre AFE como subordinada al Partido Comunista de Ecuador (PCE).9 La documentación a disposición invita a considerarla como un espacio no sujeto a la política y las dinámicas jerárquicas del PCE, lo que nos permite caracterizar a AFE y analizar su agenda como el producto de la búsqueda de autonomía política que las mujeres emprendieron en función de su diferencia sexual. Asimismo, desmarcar a AFE del Partido nos posibilita explicar cómo se fomentó la colaboración femenina de distintos frentes en una plataforma en pos de la reivindicación política de la mujer ecuatoriana.

Ante esta problemática, se usan ciertos conceptos que la historiadora Joan Scott ha propuesto en sus estudios sobre la historia de las mujeres y de los aportes que Pierre Bourdieu realiza en su texto La dominación masculina.10 En primer lugar, partimos de la noción de “experiencia”, entendida como colectiva e individual, donde “lo social y lo personal están imbricados uno en el otro, y ambos son históricamente variables”.11 De este modo, “la experiencia es, a la vez, siempre una interpretación y […] no es ni evidente, ni clara y directa: está siempre en disputa, y por lo tanto siempre es política”.12 Esta relación entre lo personal y lo social nos permite plantear que, si bien la experiencia está vinculada a condiciones sociales y sistemas de percepción y creencias, la experiencia personal de las mujeres de AFE estuvo atravesada por su diferencia sexual como factor determinante en este espacio organizativo concreto. De igual manera, las condiciones en las que esa experiencia se desarrolló estuvieron enmarcadas en un medio político y social masculino convulsionado: el Estado y la sociedad ecuatoriana de la década de los cuarenta.

La segunda puntualización que realizaremos corresponde al reconocimiento que las mujeres tienen de su capacidad e intencionalidad de constituirse como sujeto-agente activo en los procesos históricos; Scott ha denominado a esta como “agencia política”.13 Nuestro planteamiento considera que la experiencia sexo-genérica enarbolada en la organización fomentó la apropiación consciente de su diferencia sexual.14 Factor que determinó la configuración de demandas propias del sector femenino ecuatoriano y generó una voz propia que transgredió a la esfera política nacional.

Para la realización de este texto hemos empleado fuentes primarias provenientes del Archivo Martínez-Mériguet (AM-M) y del Fondo de Ciencias Humanas del Ministerio de Cultura y Patrimonio, ambos situados en la ciudad de Quito. Asimismo, se acudió a notas de prensa de diarios locales entre 1938 y 1950, además se tuvo acceso al estatuto, actas de sesión, manuscritos y correspondencia oficial de AFE.

El texto está estructurado en cinco secciones. Las dos primeras realizan una descripción densa sobre la estructura de la organización, su componente social y los principios que persiguió. La tercera sitúa la agencia política de AFE en el contexto de la Gloriosa y de la Asamblea Constituyente. La cuarta sección analiza el discurso que fue presentado por Nela Martínez en el pleno de los legisladores. Se finaliza con algunas puntualizaciones sobre la recepción que tuvo la organización en la esfera política y la postura de estas mujeres ante dicha reacción.

1. La organización, sus comisiones y las socias

Las socias de la Alianza Femenina Ecuatoriana consideraron a la organización como progresista y democrática, horizontal en su práctica, pero estructurada en su funcionamiento.15 AFE buscó consolidarse como una plataforma amplia de mujeres sin ningún tipo de distinción y de discriminación política o ideológica. Cualquier mujer que haya aceptado los estatutos podía ingresar a esta; en ellos se estableció que se garantizaría la voz y el voto, la facultad de elegir y ser elegida de cada integrante.

Al ser el principal objetivo la defensa de las mujeres, la organización destinó gran parte de sus fondos para temas de asistencia a sus socias en materia jurídica, laboral y en “caso de ultraje material o moral”.16 AFE se autofinanció con aportes mensuales y extraordinarios de carácter obligatorio. El incumplimiento de dichas contribuciones fue considerado motivo de sanción, al igual que tres faltas seguidas a las sesiones y el mal uso del nombre de la organización; estas últimas infracciones fueron contempladas como motivo de expulsión. Si bien la disciplina fue fundamental, el interés de extender su presencia dentro de las ecuatorianas también fue una característica de la organización.

Con la intención de ampliar la convocatoria de militancia a distintos espacios sociales dentro de la ciudad de Quito, sede central, las socias propusieron la formación de organismos femeninos autónomos en las universidades, colegios, fábricas y empresas.17 Adicionalmente, incorporaron a sus principios la apertura hacia el acercamiento con entidades continentales y mundiales que persiguiesen la causa femenina, con la idea de fomentar la “confraternidad para todas las mujeres de la orbe”.18

A pesar de que pretendió fomentar un espacio horizontal y dialogal, la militancia de AFE se caracterizó por ser disciplinada y bien estructurada. El funcionamiento de la organización estuvo dispuesto en comisiones y secretarías. Las actividades de cada secretaria y sus colaboradoras estuvieron controladas por el Comité Ejecutivo y su cuerpo normativo. Con la intención de mantener un supervisión constante a las comisiones y secretarías, el Comité Ejecutivo sesionaba cada semana, organizaba cada año, en determinadas fechas conmemorativas, celebraciones como el día de la madre, del niño y del aniversario de la fundación de AFE cada 30 de abril.19 En 1944 la organización sesionó cada sábado en distintos locales de la ciudad de Quito, a las 16 horas. Como lo estableció el estatuto cada directiva debía ser cambiada cada año. Conocemos cuatro directorios, dos de los cuales, entre 1944 y 1945, siguieron la alternancia estipulada en su reglamento interno. Sin embargo, después de 1944 las secretarías se incrementaron y el trabajo social de la organización también tuvo otro énfasis.

El acceso a distintas notas de prensa y a las actas de sesión de la organización nos ha permitido reconstruir los cuatro directorios con los que AFE trabajó. Conocemos que en 1944 militaron de modo activo 124 mujeres, entre secretarias, fundadoras y socias. Aunque escapa de nuestras manos el nombre de la totalidad de las afiliadas, los directorios nos permiten analizar la composición social que tuvo AFE y situar sus discursos y propuestas. En la Tabla 1 se detallan los cargos y los nombres de las mujeres que los ocuparon.

Tabla 1
Directorios de Alianza Femenina Ecuatoriana (AFE), 1938-1950
Directorios de Alianza Femenina Ecuatoriana (AFE), 1938-1950

En primer lugar, se debe destacar que la estructura de AFE se vio notoriamente robustecida entre 1938 y 1945. Pasó de tener siete secretarías a catorce instancias organizativas. La nueva estructura fue copada por mujeres que lideraron la agenda de AFE, que se movía entre la militancia política y las actividades de beneficencia. El componente social de la organización permitió encontrar a mujeres de distintas esferas sociales, políticas e intelectuales en una plataforma de trabajo amplia.

La idea de ser una organización que logró la “unificación de todas las fuerzas femeninas” le permitió nutrir la hoja de ruta de sus actividades.20 Efectivamente, a las sesiones de la organización asistieron desde mujeres de clase alta y media, obreras, mujeres de sectores populares y profesionales. Contaron con una considerable presencia de mujeres provenientes del sector de la educación. Ejemplo de ello fueron las maestras como Matilde Nogales, la primera Secretaria General de AFE y colaboradora en los años posteriores; María Angélica Idrobo, destacada normalista y feminista, quien se desempeñó como Secretaria de Educación por dos años consecutivos.21 Asimismo, Hipatia Cárdenas de Bustamante, maestra e intelectual, quien estuvo a la cabeza de la organización durante el directorio de 1944;22 se sumó a la labor de Virginia Larenas también maestra y Secretaria de Propaganda en el mismo período.

Además de educadoras, AFE se nutrió de mujeres provenientes de los sectores de izquierda y del liberalismo. María Luisa Gómez de la Torre, también maestra y fiel colaboradora de AFE, acompañó a la organización desde sus orígenes; de igual manera lo hizo Nela Martínez como Secretaria General y presidenta. Durante sus años de militancia en AFE ambas formaron parte del PCE. También desde la izquierda marxista AFE tuvo como Secretaria de Asuntos Indígenas, en 1944, a Dolores Cacuango, militante activa del PCE, miembro del Comité Central del Partido y dirigente campesina de la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI).23 Raquel Verdesoto, maestra, escritora y militante del Partido Socialista Ecuatoriano, también colaboró con la línea social de la organización desde la dirección y como socia activa. La trayectoria política de estas mujeres se evidencia en la incorporación del debate sobre los “Asuntos Sociales y Obreros” y la cuestión indígena.

La formación profesional de las socias permitió colocarlas en secretarías estratégicas. La doctora Matilde Hidalgo de Prócel, liberal y la primera mujer médica y sufragista de Ecuador, colaboró en la Secretaría de Higiene y Deportes en 1944. Del mismo modo, entre 1944 y 1945 la Secretaría de Cultura y Divulgación Estética estuvo a cargo de la poeta guayaquileña Aurora Estrada y Ayala. Posteriormente, Aurora Estrada se desenvolvió como Secretaria General, y como presidenta de la Unión de Mujeres del Guayas en la década de los cincuenta, última referencia con la que contamos de la organización.

Si bien AFE centró su trabajo en la ciudad de Quito, buscó realizar acciones en otras partes de Ecuador y en el extranjero. Ejemplo de ello fue la conformación de células juveniles; la Alianza Juvenil Femenina Ecuatoriana con sede en la ciudad de Otavalo fue una de las organizaciones anexas.24 Igualmente, el énfasis en trabajar con las estudiantes universitarias evidencia el interés en fomentar la creación de células afines, por ello designaron a Rosa Lovato como secretaria de esta área. Sobre el trabajo en el extranjero, no se perdió de vista la necesidad de colaborar con organismos continentales. Tal fue la preocupación de mantener buenas relaciones con las plataformas internacionales que designaron a Letty Guerrero como Secretaria de Relaciones Exteriores, con sede en Washington.25

Pese a la dificultad para identificar a todas las socias que formaron parte de Alianza, las actas de sesión nos permiten observar que a las reuniones que se efectuaron todos los sábados entre junio de 1944 y septiembre de 1945, además de los miembros del directorio, acudieron obreras de la fábrica La Industrial, la empresa Internacional y miembros de los comités barriales de San Juan, San Roque y la célula “José Mejía” del barrio quiteño de San Marcos. Como se puede apreciar, las dinámicas de las reuniones fueron horizontales y se trataron temas sobre la organización, cocina, higiene, se proyectaron películas y dictaron talleres de capacitación para las asistentes.

A pesar de que desconocemos cuál fue la suerte de Alianza durante la segunda mitad de la década de los cuarenta y la fecha del cese de sus actividades, es importante rescatar que la transformación que se generó entre su fundación en 1938 y el robustecimiento de actividades, entre 1944 y 1945, se debió a una coyuntura política enmarcada en el debate laboral impulsado por la expedición del primer Código del Trabajo en agosto de 1938. Este nuevo escenario permitió que estas mujeres demandaran el cumplimiento de derechos laborales femeninos y buscaran posicionarse como gestoras de una voz autónoma que interpeló al Estado y constituyó un lugar de reconocimiento y reflexión pensado desde su condición de mujeres, es decir, desde su diferencia sexual. La siguiente sección tratará el discurso de AFE y las acciones que desempeñaron las socias en los años cuarenta.

2. Entre la versatilidad y beneficencia

Los estatutos y las aspiraciones de AFE son bastante claros sobre el tipo de organización que fue y los objetivos que persiguió.26 Ante todo se perfiló como vocera de la reivindicación de los derechos femeninos en términos cívicos, laborales, políticos y civiles. Propugnó la participación directa y representativa en la vida política del país para la formulación de leyes sobre la infancia y las mujeres. De la mano de estas demandas se inscribió la protección a la infancia y, con ellas, la petición de la reforma al Código del Trabajo en la que se debía considerar “las condiciones biológicas” de las mujeres y los permisos de maternidad en el ámbito laboral; igualmente, exigieron el “derecho de igualdad de salarios a igualdad de rendimiento”.27 Dentro de las actividades de la organización se consideró la creación de centros de cultura femenina, la formación de una biblioteca, un órgano de publicidad -que no lograron desarrollar- y el establecimiento de una Caja del Socorro, en caso de que sea requerida por las asociadas.28

Con una retórica a favor de los derechos laborales, enfatizaron sus demandas en beneficio de los sectores obreros. Estipularon que la educación femenina debía estar enfocada hacia la profesionalización. Igualmente, exigieron leyes especiales para las empleadas particulares, de talleres, vendedoras ambulantes, domésticas y trabajadoras de cordel; asimismo, las fábricas debían garantizar mejores condiciones sanitarias para sus trabajadoras y facilitar casa cunas para los hijos de las obreras.29 Por otro lado, sin perder de vista su carácter benéfico, abogaron por la creación de comedores para mujeres trabajadoras e indigentes y el fomento en las cárceles de la enseñanza de “alguna industria manual” a las presas.30 Sobre este último aspecto, efectuaron campañas de alfabetización en el Penal García Moreno de la ciudad de Quito en las que participaron maestras, socias de AFE e interesadas en colaborar en el proceso de enseñanza y de cuidado de los niños de las reclusas.31

Si bien Alianza emprendió sus actividades bajo la consigna del autofinanciamiento, en el periodo comprendido entre 1944 y 1945 tuvo la oportunidad de profundizar su carácter solidario y benéfico con la realización de varias actividades destinadas a solventar las necesidades de las esferas populares y a poner en práctica su agenda social en colaboración con organismos gubernamentales. Adicional al trabajo de alfabetización con las reclusas del Penal, puso en marcha “la campaña patriótica” de dotar de calzado a niños en edad escolar.32 María Luisa Gómez de la Torre, militante activa del PCE, lideró la empresa de provisión de calzado, para ello contó con el apoyo de los ministerios de Previsión Social, de Educación y la Caja del Seguro.33 Para recolectar más fondos AFE patrocinó una gala benéfica en el Teatro Nacional Sucre. De esta manera, buscaba lograr mayor solidaridad de empresas de calzado y la ciudadanía; el evento contó con la participación de varios músicos y con la colaboración de Corina de Velasco Ibarra, primera dama de Ecuador.34

Otra de las actividades que promovió AFE fue dictar cursos de formación sobre temas de higiene, salud, infancia y la mujer en Chimbacalle (barrio popular ubicado al sur de la ciudad) y en otros centros obreros. Las conferencias fueron dictadas por delegadas de la organización, médicos y mujeres profesionales. También impulsó el proyecto de apertura de consultorios médicos gratuitos en la zona, que estuvo coordinado por la Secretaría de Higiene y Deporte.35 A la par, en el Colegio Normal Manuela Cañizares se dictaron cursos de enfermeras de emergencia a cargo de la doctora Matilde Hidalgo de Prócel.36 Como es notorio, la organización puso énfasis en la salud. En más de una ocasión tuvo un espacio en el Salón Máximo de la Universidad Central del Ecuador en el que se dictaron charlas sobre higiene, medicina y prevención de la tuberculosis.37

El impacto de las actividades de AFE no solo fue bien recibido por la prensa escrita. Sus militantes también presentaron charlas en las radiodifusoras de la ciudad. Matilde Hidalgo de Prócel y María Angélica Idrobo otorgaron entrevistas sobre las problemáticas atenientes a la organización y al rol de la mujer ecuatoriana en el contexto de la postguerra, en especial, sobre temas vinculados a la paz, el cuidado y defensa de la infancia.38

Esta descripción densa sobre la organización y los postulados con los que AFE trabajó nos arroja ciertos elementos analíticos que es preciso señalar para comprender el tipo de experiencia que AFE generó; experiencia que se nutrió de sus actividades organizativas, del contacto social con los sectores populares, de la impronta personal de cada socia y del medio político de la época. Fundamentalmente, AFE se estableció como un frente femenino amplio que buscó mejorar las condiciones de las mujeres de clases populares con énfasis en el área de la salud y el cuidado de la niñez. El debate sobre las mejoras laborales pensadas desde la “diferencia biológica” se congració con los de la infancia y reprodujo acciones sexualmente diferenciadas.39 Sin embargo, el cuestionamiento hacia el Código del Trabajo ejemplifica el proceso consciente de su condición sexo-genérica, factor que se sumó a otra arista de la diferencia sexual: la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Es decir, encontramos una organización consciente de esta diferencia en términos jurídicos, materiales y personales que emprendió un camino de desnaturalización de la dominación masculina expresada en leyes pensadas para los varones obreros; al ratificar su carácter de mujeres trabajadoras y parte activa de la actividad laboral, transgredieron su lugar “natural” en el orden social.40

Adicionalmente, no hay que perder de vista el hecho de que AFE acogió el trabajo benéfico como característico de la organización. Si bien las campañas de alfabetización y de dotación de calzado a los niños en edad escolar contaron con el apoyo de las socias y de mujeres interesadas en colaborar con esta causa, el hecho de tener una agenda social y de haber emprendido eventos culturales destinados a recaudar fondos para causas benéficas ilustra la versatilidad que tuvo AFE al ejecutarla. A la par, sabemos que trabajaron comunistas, socialistas, liberales y mujeres de diversas procedencias en colaboración con organismos gubernamentales.

Por su parte, con el afán de afianzar su carácter plural y ser reconocida como una organización que buscó ejecutar un “programa de acción cívica de la mujer ecuatoriana en la obra de reconstrucción de la Patria”,41 AFE celebró las adhesiones honoríficas de la señora Corina del Parral de Velasco Ibarra, primera dama del Ecuador; Estela Parral Duran, socia de honor de Alianza Juvenil Femenina; y de Zoila Ugarte de Landívar, Carmen Hidalgo, Francis Adams, Olga Anhalzer y Gladys Naylor.42 El gesto no solo buscó reivindicar a la organización como un frente fuerte que contó con la adhesión de la esposa del presidente José María Velasco Ibarra, de maestras normalistas y destacadas mujeres extranjeras, sino que pretendió dotarle de un peso político creciente que tuvo como interés la creación de un Comité Ejecutivo Nacional y formar parte de los debates que se suscitaron en el seno de la Asamblea Constituyente de 1944 a 1945.43 La solvencia que AFE demostró con su gestión fue reconocida por el Partido Conservador Independiente, que no solo laureó a AFE en términos de sus actividades sociales y benéficas, sino como colaboradora con la coalición que depuso al gobierno de Carlos Arroyo del Río en mayo de 1944.44 La imbricación entre la beneficencia, la militancia social y el carácter versátil de las actividades de AFE le llevaron a buscar representación política en los debates legislativos desarrollados en la década de los cuarenta. La agencia política que se palpa en la organización nos permite identificar una experiencia con una intencionalidad, voz y características propias que valoraba su recorrido organizacional en función de la demanda de derechos laborales y del nuevo rol de la mujer como fuerza productiva en el mercado laboral en el contexto de la postguerra.

3. La “agencia política” de AFE en un “momento extraordinario”

En la década de los cuarenta el debate político se centró en el rechazo a la firma del tratado de Río de Janeiro de 1942 entre Ecuador y Perú, acuerdo que concedió territorios ecuatorianos al Perú después de la invasión del sur del país y de una derrota militar vergonzosa.45 Se reafirman las dudas sobre la legitimidad del gobierno de Carlos Arroyo del Río, atribuidas a prácticas fraudulentas del Partido Liberal y a la violencia ejercida por el cuerpo de Carabineros, lo que lleva a la formación de la coalición política, Alianza Democrática Ecuatoriana (ADE), que respaldó a José María Velasco Ibarra para que asumiera la presidencia del Ecuador en mayo de 1944.46

Los acontecimientos que marcaron el devenir político de mayo de 1944 han sido caracterizados como “un momento de efervescencia colectiva”,47 durante el cual acudieron masivamente a las calles personas de distinta procedencia social y política para ponerle fin al desgastado gobierno de Arroyo del Río y para apoyar el retorno al poder de Velasco Ibarra, quien llegaría a ser cinco veces presidente.48 El ambiente popular estuvo bastante caldeado, la muerte de una joven y la entrega de las armas a los alzados por parte del ejército acabaron con cualquier tipo de resistencia por parte de Arroyo, quien al verse sitiado, renunció.49

La coalición política que “unió al cura y al comunista”, ADE, estuvo conformada por el Partido Socialista Ecuatoriano, el Partido Liberal Independiente, el Partido Conservador, el Frente Democrático Nacional, Vanguardia Socialista Revolucionaria y el Partido Comunista de Ecuador.50 Aunque la historiografía ecuatoriana ha analizado de modo sucinto el proceso, como revolucionario o no,51 ha sido deudora de la participación femenina en la coalición política y en los meses posteriores en los que sesionó la Asamblea Constituyente.52

Asumimos que el ocultamiento del componente femenino en los eventos de mayo se debe a la lectura tradicional del predominio de la figura masculina en los partidos políticos a los que algunas militantes pertenecieron y a la ausencia de su participación en la prensa escrita que relató lo acontecido. No fue poco lo que hicieron las mujeres. Tal fue el caso de Nela Martínez, quien fue la primera ecuatoriana que ostentó la cartera de ministra de Gobierno por tres días, después de la insurrección del 28 de mayo hasta la llegada de Velasco Ibarra con los líderes políticos de ADE a Quito.53 En la ciudad de Guayaquil, lugar donde empezó la revuelta, Ana Moreno, Alba Calderón e Isabel Herrería, activas militantes del PCE, colaboraron con el abastecimiento de armamento a los alzados en armas y colocando bombas molotov en los cuarteles de los carabineros.54 Por su parte, Dolores Cacuango, Angelita Andrango, Rosa Chapuela y Mercedes Catucumba, referentes del movimiento indígena del cantón Cayambe, dirigieron la movilización de este sector a la ciudad de Quito.55 Si bien no fue insignificante la colaboración de estas mujeres, la tesis general es que fueron acciones dirigidas desde la estrategia nacional de ADE. En efecto, no disponemos de otras fuentes que permitan contradecir este punto y tampoco es el espacio para analizar la anatomía de las decisiones tomadas por la coalición, lo que nos interesa de estas aclaraciones fue el impacto de esta participación para Alianza Femenina Ecuatoriana en los meses subsiguientes.

El contexto de mayor actividad de AFE corresponde a los meses posteriores a las convulsiones narradas.56 En julio de 1944 sus militantes se reunieron en la Universidad Central del Ecuador para elegir un nuevo directorio y reorganizar el trabajo de las secretarías. Ahora bien, el contexto político que reconfiguró las piezas después de la salida del Partido Conservador de ADE puso a los partidos de izquierda a la cabeza de la Asamblea Constituyente dispuesta para agosto de 1944. Esta oportunidad fue apreciada por la izquierda como el inicio de una revolución marxista.57 Si bien el proyecto de constitución fue rápidamente enmendado y desechado el año siguiente, debido a la proclamación de Velasco como dictador, este espacio de representación también fue aprovechado por las mujeres de AFE como un “momento extraordinario” de la política nacional en el cual buscaron formar parte del juego de poder y prescindir de la dependencia representativa del hombre.58

Carlos de la Torre reconoce que “La Gloriosa fue además un momento extraordinario en el que movimientos carismáticos impulsaron la ruptura del poder constituido y la creación de un nuevo orden político a través del poder constituyente”.59 En este contexto las mujeres emprendieron un ejercicio de reconocimiento de su capacidad e intencionalidad de constituirse en sujetos-agentes activos de los procesos históricos y del reordenamiento que suponía iba a instaurar la nueva constitución.60 Es decir, la AFE de 1944 contó con mujeres que tuvieron una experiencia política clave durante la caída del gobierno de Arroyo del Río; este hecho les permitió reactivar la organización, establecer una hoja de ruta y buscar como organización un espacio en la Asamblea. Ahora bien, ¿cuáles fueron las propuestas que presentaron? ¿Cómo lograron ser reconocidas como voceras de las mujeres ecuatorianas? ¿Cómo incorporaron sus demandas a un cuerpo político mayoritariamente masculino?

En primer lugar, las actas de sesión de AFE nos indican que se formaron comisiones de acompañamiento a la Asamblea desde el inicio de sus actividades.61 Al ser consciente de que las mujeres no contaron con representación directa en los debates, María Angélica Idrobo propuso la realización de un texto que abarcara los puntos referentes a las demandas femeninas.62 También AFE gestionó una comisión que debía establecer contacto con la primera dama del Ecuador para que colaborara con la organización como intermediaria ante los ministerios y el mismo presidente. Conocemos que a la par emprendieron las actividades en el Penal, en Chimbacalle y en las demás empresas sociales.

El énfasis en “crear una conciencia de confraternidad para con todas las mujeres de la orbe” cosechó sus frutos. Mediante su delegada en los Estados Unidos, Letty Guerrero, la Unión Panamericana de Mujeres envió una carta al presidente Velasco Ibarra para que acogiera en la Asamblea a una representante femenina.63 Asumimos que estos mecanismos de presión fueron efectivos, porque Martínez acudió al pleno legislativo como representante de AFE durante los meses que sesionó.

El discurso que pronunció se enfocó en legitimar a AFE como frente amplio de mujeres que era capaz de representar a la pluralidad de las ecuatorianas, en proponer revisiones al texto que los legisladores incluyeron en el cuerpo constituyente y en señalar que la postura de mujeres “conscientes” era igual de válida por el recorrido político que estas tuvieron con sus pares masculinos de ADE, por lo que demandaron un espacio de representación. Hay que reconocer que el Ecuador de la década de los cuarenta reprodujo la partición entre el espacio público y político, vinculado a los varones, y el privado, a las mujeres.64 Aunque algunas socias de AFE tuvieron una participación política decisiva en los eventos de la Gloriosa, el hecho de no tener una representante dentro de la Asamblea establece un ejemplo sobre cómo las estructuras de dominación, tales como el Estado, excluyen de modo natural a las mujeres de ese espacio.65

El discurso de AFE tomó como referente el hecho de que las ecuatorianas acudieron a las urnas desde 1929. El modelo patriarcal del Estado, en el cual las mujeres fueron asociadas a las esferas privadas y domésticas, se vio interpelado de un modo bastante versátil.66 Si bien las mujeres de AFE asumieron un rol vinculado a la beneficencia -rol sexualmente reconocido-, el marco social que se generó con los eventos de mayo de 1944 abrió una brecha progresista que posibilitó la creación de un nuevo orden político; si la izquierda miró en este una oportunidad, las mujeres no fueron la excepción.

Las demandas enarboladas por la organización fueron políticas no solo en términos formales de la política representativa, sino que construyeron, como lo establece Joan Scott, una experiencia colectiva e individual donde lo social y lo personal se imbricaron el uno en el otro.67 Un tipo de experiencia “siempre en disputa”,68 y por lo tanto siempre política, que se nutrió de este medio social patriarcal y de la formación de las militantes como agentes conscientes de las implicaciones de su diferencia sexual en la organización. No en vano señalaron ante los varones legisladores que “el hecho de que Alianza Femenina Ecuatoriana tome sobre sus hombros la responsabilidad histórica de defender los derechos femeninos, os dirá, Honorables Legisladores, que somos conscientes y nos sentimos plenamente responsables de nuestros deberes y de nuestros derechos en todos los estadios de la acción”.69

4. La voz de las mujeres de AFE ante el pleno de la Asamblea Constituyente

Nela Martínez abrió su discurso legitimando su voz representativa en los siguientes términos:

Alianza Femenina Ecuatoriana, formada por mujeres de todos los sectores culturales, sociales y económicos del país, cuyos miembros pertenecen a diversas ideologías políticas y religiosas, y que, por primera vez acaso en nuestra Historia, realiza la unificación de las fuerzas femeninas […] ha realizado campañas por la cultura y el servicio social ecuatoriano, que demuestran claramente su fervor patriótico y la clara visión de sus deberes, viene a esta Honorable Asamblea, en la forma respetuosa que debe presentarse ante el Poder Legislativo, pero con todo el emocionado fervor de quien pretende hacerse eco del unánime dolor de más de la mitad de los ecuatorianos, que tal es la situación de las mujeres dentro de la población del Ecuador, que se sienten colocadas en situación de palmaria inferioridad en lo económico y ante la Ley.70

El discurso de Martínez recoge algunos puntos a considerar. Al señalar que AFE fue un frente amplio y horizontal que aglutinó “la fuerza femenina”, se reconoció como representante legítima de las mujeres que lo conformaron. Acudir al recorrido social y benéfico de la organización la posicionó como conocedora de los requerimientos de “más de la mitad de los ecuatorianos”, es decir, cómo enfrentar la inferioridad que las mujeres reconocieron como producto de su diferencia sexo-genérica y las implicaciones que esta tuvo ante la ley. En esa ocasión, los temas debatidos fueron el cuestionamiento a la capacidad de la mujer de administrar sus bienes, la estructura de la sociedad conyugal y la situación legal de los hijos ilegítimos. Estos puntos fueron discutidos previamente en las sesiones de AFE.71

Finalmente, con la intención de establecerse como vocera capaz, debido a su militancia política y recorrido organizacional en Alianza Femenina y ADE, sentenció:

Alianza Femenina Ecuatoriana como los ilustrados miembros de la Asamblea saben que no es justo que si las mujeres del Ecuador son electoras, si ellas ejercen conscientemente en la última justa democrática, en que, junto a nuestros compañeros, logramos que en las urnas triunfasen los candidatos de ADE, no es justo decimos que se mengüen nuestros derechos de ser conscientes y de absoluta responsabilidad como trabajadoras y como integrantes de la sociedad.72

Si bien las observaciones que se hicieron al pleno de la Asamblea fueron incorporadas a la Constitución de 1945, el hecho de que una voz femenina abogue por la igualdad de representación entre hombres y mujeres nos brinda elementos de examen. Fue evidente la transgresión al dominio masculino de la esfera política en la Asamblea. El uso estratégico de designar la experiencia de ADE como de mujeres trabajadoras y el recuerdo del respaldo que recibieron sus compañeros por parte de las mujeres en ADE les permitió remarcar su capacidad de asumir responsabilidades políticas en la sociedad como seres conscientes, muy a pesar de su diferencia sexual.

A esta línea argumentativa sumaron el rechazo al imaginario sobre la incapacidad o inmadurez mental asociado a las mujeres.73 Fue manifestado en estos términos: “nunca como hoy se ha aclarado más en el mundo la capacidad de la mujer en un sentido integral, por qué pensar que la mujer del Ecuador, quien tiene la capacidad de elegir y ser elegida, debe mantenerse en una sujeción propia de épocas históricas en este instante, en que ella ha demostrado haber llegado a su madurez mental completa?”.74 Esa agencia política -intencionalidad de constituirse como sujetos capaces de incidir en el devenir histórico- que se construyó desde los “momentos extraordinarios” de mayo y la militancia en AFE configuró una experiencia particular, consciente de su diferencia sexual y rica en autonomía.

Después de la intervención en la Asamblea Constituyente, las militantes barajaron la posibilidad de presentar candidaturas a las elecciones de los concejos municipales a los que ellas pertenecieran. Los nombres postulados fueron los de Nela Martínez y Luisa Gómez de la Torre. También consideraron reclamar un espacio en los directorios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en los Consejos Técnicos de Educación, ya que estos debían contar con “intelectuales femeninas”.75 Si bien el historiador Mark Becker señala que Martínez fue propuesta por la Central de Trabajadores del Ecuador (CTE) como diputada alterna en la Asamblea Constituyente, ya que formó parte de los debates sobre la incorporación de Ecuador a las Naciones Unidas,76 el debate gestado en AFE refirió a la participación del frente femenino de modo independiente.

5. La reacción

Es preciso, entonces, cuestionarnos sobre el tipo de recepción que AFE tuvo ante estas demandas. Aunque el discurso de Alianza consideró a la organización de mujeres como una acción patriótica, la crítica hacia la discriminación política a la que se vieron sometidas las mujeres de AFE fue decisiva en el discurso ante el pleno. Meses después de aquella intervención, en una reunión en homenaje a los eventos de mayo de 1944, Nela Martínez, en calidad de Secretaria General de AFE, aclaró:

Alianza Femenina no es un organismo de rivalidades femeninas en contra del hombre, ni hace un aparte en las diarias y comunes luchas de su pueblo. Aspiramos a que un día exista en el Ecuador y en América Latina el clima de respeto democrático a la intervención activa de la mujer en la vida política, queremos construir para que un día no muy lejano los intereses del hombre y la mujer no se opongan sino se complementen y luchemos contra las discriminaciones sexuales, de raza o de clase. Pero entre tanto el hombre ecuatoriano comprenda que la mujer debe ser su igual, su compañera en la lucha y la vida y no su dominadora y su sierva, tenemos la obligación de combatir los prejuicios de una sociedad que ha maltratado la dignidad de la mujer. Aspiramos a que un día se hayan superado las etapas del matriarcado o el patriarcado, se haya terminado con el tabú, se haya enaltecido y dignificado la sociedad humana […] Alianza quiere y aspira a transformarse en el núcleo de la unidad para que la mujer ecuatoriana después de haber conquistado la plenitud de sus derechos políticos y civiles sea hacer uso consciente y justo de los mismos.77

A la organización le pareció pertinente esclarecer el tipo de finalidades que perseguía. Asumimos que el rechazo a propiciar “rivalidades femeninas en contra del hombre” que ignoran las “diarias y comunes luchas de su pueblo” puede explicarse por la transgresión al espacio político que se generó en la Asamblea y, al mismo tiempo, a la figura dominante del varón representante de esa esfera. Del mismo modo, la plena conciencia sobre las discriminaciones “sexuales, de raza o clase” nos muestra lo nutrida que fue la conciencia política que se generó en esos años en la organización. No hay que perder de vista que AFE contó en sus filas con la participación de mujeres indígenas, obreras y militantes de partidos políticos.

Parece pertinente aclarar que la lectura que hacemos sobre la demanda dirigida a que el “hombre ecuatoriano comprenda que la mujer debe ser su igual” y la necesidad de “combatir los prejuicios de una sociedad que ha maltratado la dignidad de la mujer” nos conduce a pensar que estos lineamientos políticos responden al feminismo de la igualdad, ya que las militantes reclamaron un espacio de representación política y la igualdad de derechos. Estos dos textos nos permiten distanciarnos, parcialmente, del planteamiento de la historiadora Rosemarie Terán Najas, quien al realizar un estudio sobre la figura de Nela Martínez sostiene que los enfoques de Martínez no responden al feminismo de la igualdad, sino que ella al subordinar la categoría de género a la de clase no critica la lógica dominada por el patriarcado, en su lugar “realiza una aproximación meta histórica que defiende la existencia de un principio femenino actuante” ante la posibilidad de un horizonte utópico.78 Si bien Terán Najas analiza la figura de Martínez, el argumento aquí esgrimido nos llevaría a situar a AFE como un espacio que efectivamente abogó por la igualdad como recurso político y que se alimentó de distintas voces.

Ahora bien, estos textos analizados nos llevan a asumir que AFE efectivamente tendió a adoptar posturas feministas, pero la evidencia que nos arrojan otras fuentes nos indica que no fue así o, por lo menos, no abiertamente. Unos meses antes del discurso presentado en la Asamblea Constituyente, Alianza subrayó que “se proyecta una organización potente de las mujeres ecuatorianas siendo su movimiento no un mero snobismo feminista, sino al contrario, un anhelo profundo de trabajar por el adelanto del Ecuador y por la reivindicación de los derechos de la mujer ecuatoriana”.79 La organización pudo compartir la crítica que la izquierda marxista hizo al feminismo al considerarlo como reformista y burgués. Justamente, la mayoría de varones, miembros de ADE, provenían de la izquierda. El debate sobre la superación de las desigualdades con la revolución socialista subordinó las problemáticas de las mujeres a la lucha de clase; en este sentido, la estrategia de AFE fue distanciarse del feminismo y, así, disputarle espacios políticos desde la retórica dominante. Sin embargo, Matilde Hidalgo de Prócel y María Angélica Idrobo en sus entrevistas radiales hicieron referencia al feminismo vinculándolo a las problemáticas de las mujeres ecuatorianas, según lo indicó la prensa local. Desconocemos cuál fue el debate interno que la organización tuvo sobre este punto, sin embargo, nos parece pertinente puntualizar que la “multiplicidad de discursos” y las posturas a veces contrapuestas que puede tener el feminismo se vieron expresadas en una organización horizontal,80 que trabajó por la reivindicación de los derechos de las mujeres y que interpeló a la estructura masculina dominante del Ecuador de los años cuarenta.

Conclusiones

Alianza Femenina Ecuatoriana se constituyó en una organización que incorporó a mujeres de distintas esferas sociales; fue un espacio donde diferentes agendas políticas buscaron armonizarse con la intención de trabajar por los derechos de las mujeres. Sin duda la versatilidad de sus acciones y su militancia fueron factores que alimentaron su agencia política. Sin perder de vista los derechos de la infancia, asumieron un rol transgresor al configurar una plataforma que con igual ahínco defendió la necesidad de reconocer a las mujeres mejoras en temas laborales y cuestionó la desigualdad salarial, la falta de higiene en las fábricas y la carencia de representación política en una coyuntura particular como lo fue la Gloriosa en mayo de 1944.

Aunque sus actividades estuvieron atravesadas por un énfasis en la beneficencia al emprender campañas de alfabetización, donación de calzado y talleres para mejorar las condiciones de las mujeres de los barrios populares de Quito, AFE trabajó a la par con obreras, indígenas y mujeres de distintas procedencias sociales y políticas. Este factor dio cabida a la configuración de una experiencia atravesada por su lectura particular de la política y la demanda de derechos en un “momento extraordinario” de la política nacional.

El cuestionamiento hacia la estructura masculina y el intento de desnaturalizar la sujeción de las mujeres, en términos representativos del juego político de la Asamblea Constituyente, tuvo un notorio ensayo en la experiencia de la militancia de Alianza Femenina. Estas mujeres desplegaron estrategias para que su voz fuera escuchada y lo lograron. A pesar de que la petición de igualdad política y representación estuvo avalada por su capacidad de elegir y ser elegidas, las mujeres de AFE incorporaron a esta plataforma organizativa su lectura particular de la situación de los derechos de las mujeres y, con ello, se reconocieron como mujeres conscientes de su diferencia sexual y como iguales al varón ante una estructura dominada por la figura masculina.

Fueron las sesiones, talleres, empresas sociales y debates de AFE los que nos permitieron no solo identificar a mujeres obreras, campesinas, indígenas, intelectuales, maestras, políticas, mujeres de clase alta, media y baja que han sido invisibilizadas por la historiografía. Este acercamiento a la organización, su estructura y los lugares de militancia, nos permite también identificar las estrategias que emprendieron, sus distintas voces y recorridos con la intención de construir a estas mujeres como sujetos conscientes de su capacidad e intencionalidad de incidir de forma activa en los procesos históricos que vivieron

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Eco Popular (Quito) 1944.

El Comercio (Quito) 1938-1950.

El día (Quito) 1944-1950.

Últimas Noticias (Quito) 1944

Notas

1 Cómo citar este artículo: Tatiana Alejandra Salazar Cortez, “Una lectura a la versátil militancia de la Alianza Femenina Ecuatoriana, 1938-1950”, Trashumante. Revista Americana de Historia Social 11 (2018): 164-186. DOI: 10.17533/udea.trahs.n11a08

Notas

2 Alianza Femenina Ecuatoriana (AFE), Estatutos de Alianza Femenina Ecuatoriana (Quito: Talleres Gráficos de Educación, 1938).

Notas

3 AFE, Estatutos 8.

Notas

4 Nela Martínez, “Discurso emitido el 27 de mayo de 1945 en conmemoración de la Gloriosa en el Teatro Nacional Sucre”, Quito, 27 de mayo de 1945. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

5 Juan Maiguascha y Liisa North, “Orígenes y significado del velasquismo: Lucha de clases y participación política en el Ecuador, 1920-1972”, La cuestión regional y el poder, ed. Rafael Quintero (Quito: Corporación Editora Nacional, 1991) 89-159.

Notas

6 Ana María Goetschel, Re/construyendo historias de mujeres ecuatorianas (Quito: Comisión de Transición hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género / TRAMA Ediciones, 2010); Ana María Goetschel, Educación de las mujeres, maestras y esferas públicas. Quito en la primera mitad del siglo XX (Quito: FLACSO Ecuador / Abya-Yala, 2007); Ana María Goetschel, “Estudio introductorio”, Orígenes del feminismo en el Ecuador. Antología, comp. Ana María Goetschel (Quito: Consejo Nacional de las Mujeres / FLACSO Ecuador / Secretaría de Desarrollo y Equidad Social Alcaldía de Quito / Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, 2006) 13-56; Rosemarie Terán Najas, “Historias de mujeres: el ‘ser colectivo’ de Nela Martínez Espinosa”, Insumisas. Textos sobre las mujeres, Nela Martínez Espinosa (Quito: Ministerio Coordinador de Patrimonio / Archivo Martínez-Mériguet, 2012) 7-24.

Notas

7 Terán 7-24; Goetschel, “Estudio” 14.

Notas

8 Goetschel, “Estudio” 19.

Notas

9 Goetschel, “Estudio” 36; Goetschel, Re/construyendo 45; Pablo Raymond Mériguet, Historia del Movimiento Antifascista del Ecuador (1941-1944). Correlación de fuerzas y hegemonía (Quito: Escuela de Ciencias Históricas-Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2016) 110; Germán Rodas Chávez, “Manuel Agustín Aguirre y el socialismo en la Gloriosa”, La Gloriosa, ¿revolución que no fue?, ed. Santiago Cabrera Hanna (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar / Corporación Editora Nacional, 2016) 115.

Notas

10 Pierre Bourdieu, La dominación masculina (Barcelona: Anagrama, 1998).

Notas

11 Joan Scott, “Experiencia”, Revista de estudios de género. La ventana 13 (2001): 68.

Notas

12 Scott, “Experiencia” 73.

Notas

13 Joan Scott, Las mujeres y los derechos del hombre. Feminismo y sufragio en Francia, 1789-1944 (Buenos Aires: Siglo XXI, 2012) 29.

Notas

14 Consideramos a la diferencia sexual como “no sólo los simples roles sociales de hombres y mujeres sino la articulación, en contextos específicos, de la comprensión social de la diferencia sexual […] (variable histórica y culturalmente, aunque parezca que sea estable e irrefutable por su referencia a los cuerpos naturales y físicos) es una forma importante de especificar o establecer el sentido”. Joan Scott, Género e historia (México: Fondo de Cultura Económica / Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2008) 80.

Notas

15 AFE, “Actas de sesión, años 1944-1946”. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.

Notas

16 AFE, Estatutos 21.

Notas

17 AFE, Estatutos 9-10.

Notas

18 AFE, Estatutos 11.

Notas

19 AFE, Estatutos 13 y 18.

Notas

20 AFE, “Carta dirigida al Presidente de la Asamblea”, Quito, 1945. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

21 Goetschel, Educación 277. María Angélica Idrobo fundó en 1922 la Sociedad Feminista Luz de Pichincha.

Notas

22 Hipatia Cárdenas fue delegada de la Liga Internacional Americana Pro Paz y Justicia en 1942 y formó parte del grupo intelectual quiteño Grupo América.

Notas

23 Organización formada en la coyuntura política posterior a los eventos de mayo de 1944.

Notas

24 “Llamamiento que Alianza Femenina Ecuatoriana dirige a las mujeres del país”, El Comercio (Quito) 8 de agosto de 1944: 1 y 9.

Notas

25 AFE, “Acta de la reunión verificada el 16 de junio de 1945”, Quito, 16 de junio de 1945. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f. Adicionalmente, contamos con documentación que evidencia los lazos tejidos con Alianza Femenina Colombiana durante los años cuarenta y sesenta, a través de Lucila Rubio de Laverde como su principal vocera.

Notas

26 “Aspiraciones de la Asociación Femenina Ecuatoriana”, Quito, 1938. AM-M, Quito, Carpeta Escritos políticos, s.f.

Notas

27 AFE, Estatutos 9.

Notas

28 AFE, Estatutos 9 y 10.

Notas

29 “Aspiraciones de la Asociación Femenina Ecuatoriana”, 1938. AM-M, Quito, Carpeta Escritos Políticos, s.f.

Notas

30 “Aspiraciones de la Asociación Femenina Ecuatoriana”, 1938. AM-M, Quito, Carpeta Escritos Políticos, s.f.

Notas

31 La comisión de AFE estuvo liderada por María Angélica Idrobo, Luisa Gómez de la Torre y Virginia Larenas. Entre las maestras estuvieron María Elena Solís, Matilde de Rivadeneira, María V. de Rendón, Carmela Ochoa, Enriqueta de Leiva, Rosario Mendizábal, María E. de Arellano, Luisa López Plata, Mercedes Pacheco, Rosa L. Ortiz, Aurora Estrada y Ayala, Gertrudis de Castro, Zoila V. de Arauz, Esther de Jarrín, Nela Martínez, Clemencia Salazar, Ney Bonilla, Alicia García, Ana Chalons, Rosa Páramo, Lola Navarrete, América Izaga, Laura Becerra, Piedad Layedra, Maruja Cobo, Carmela Gómez, Rosa Lovato, la doctora Matilde Hidalgo de Prócel y Blanca Valdivieso.

Notas

32 “Alianza Femenina Ecuatoriana tiene bien adelantados los pasos para dar zapatos a niños pobres”, El día (Quito) 3 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

33 “En edad escolar”, El día (Quito) 22 de agosto de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.; “Alianza Femenina Ecuatoriana tuvo una asamblea en el Teatro Nacional Sucre”, El día (Quito) 28 de mayo de 1945. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.; “Calzado para los niños. Alianza Femenina Ecuatoriana está alcanzado buen éxito a este fin”, El día (Quito) 1 de octubre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

34 “Colectas benéficas”, El día (Quito) 5 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.; “Concierto de gala en el Teatro Sucre”, El día (Quito) 26 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

35 Matilde Hidalgo de Prócel, “Plan de trabajo. Elaborado por la Secretaría de Deportes e Higiene de AFE”, Quito, 9 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Fondo María Luisa Gómez de la Torre, s.f.; Matilde Hidalgo de Prócel, “Plan de estudios para el Curso de Enfermería de Emergencia”, Quito, 9 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Fondo María Luisa Gómez de la Torre, s.f.

Notas

36 Hidalgo de Prócel, “Plan de trabajo. Elaborado por la Secretaría de Deportes e Higiene de AFE”, Quito, 9 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Fondo María Luisa Gómez de la Torre, s.f.

Notas

37 “Sobre la prevención de la tuberculosis en los hogares, habló el Dr. Valenzuela”, El día (Quito) 23 de noviembre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

38 “La mujer ecuatoriana se preocupa de la misión que desempeñará en la post-guerra”, El día (Quito) 1 de agosto de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.; “La mujer ha conquistado lugar preponderante en los destinos de la humanidad”, Últimas Noticias (Quito) 28 de agosto de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

39 Bourdieu 18.

Notas

40 Bourdieu 9.

Notas

41 “Alianza Femenina Ecuatoriana elegirá mañana nuevo directorio”, El día (Quito) 29 de julio de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

42 “Alianza Femenina Ecuatoriana. Rendirá hoy homenaje a la señora de Velasco y a otras socias más”, El día (Quito) 28 de octubre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

43 “Publicarán manifiesto llamando a la unión para trabajar por la Patria”, El día (Quito) 6 de agosto de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

44 “Discurso pronunciado por el director del Partido Conservador Independiente en la sesión inaugural del XI Congreso del Partido Socialista Ecuatoriano”, Eco popular (Quito) 26 noviembre de 1944: 3.

Notas

45 Mériguet 90.

Notas

46 Robert Norris, El gran ausente. Biografía de Velasco Ibarra (Quito: Libri–Mundi Enrique Grosse-Luemern, 2005); Carlos de la Torre, La seducción velasquista (Quito: Libri–Mundi Enrique Grosse-Luemern / FLACSO Ecuador, 1993); Silvia Vega, La Gloriosa. De la revolución de 28 de mayo de 1944 a la contrarrevolución velasquista (Quito: Editorial El Conejo, 1987).

Notas

47 Carlos de la Torre, “La Gloriosa, la democratización y el populismo”, La Gloriosa, ¿revolución que no fue?, ed. Santiago Cabrera Hanna (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar / Corporación Editora Nacional, 2016) 206.

Notas

48 José María Velasco Ibarra fue cinco veces presidente de la República entre 1932 y 1972. Únicamente concluyó uno de sus mandatos (1952-1956), los demás fue depuesto del poder por militares o recurrió al recurso de declararse dictador.

Notas

49 Mériguet 93-94.

Notas

50 Rodas 117. Si bien la historiografía ha marcado una notoria tendencia de izquierda, estudios recientes sostienen que los lineamientos de la coalición fueron bastante cercanos a la doctrina cristiana del Partido Conservador. Véase Raúl Zhingre, La participación conservadora en Alianza Democrática Ecuatoriana. 1943-1944 (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar / Corporación Editora Nacional, 2015).

Notas

51 En el año 2014, en un coloquio académico en conmemoración de los setenta años del episodio, solo una ponencia hizo referencia directa a la participación de las mujeres en la movilización. Catalina León Galarza, “Las mujeres y la ‘Gloriosa’: mayo de 1944”, La Gloriosa, ¿revolución que no fue?, ed. Santiago Cabrera Hanna (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar / Corporación Editora Nacional, 2016) 39-56.

Notas

52 Mark Becker ha trabajado sobre la Asamblea Constituyente de modo amplio, enfatiza en el carácter étnico que tuvo ese espacio y ratifica la tesis de exclusión de otros sectores sociales, entre ellos las mujeres. Mark Becker, “El Estado y la etnicidad en la Asamblea Constituyente de 1944-1945”, Etnicidad y poder en los países andinos, eds. Christian Buschges y otros (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar / Universidad de Bielefeld / Corporación Editora Nacional, 2007) 135-150.

Notas

53 Terán 13.

Notas

54 León 46; Taller de comunicación mujer, Las mujeres también hacemos la historia (Quito: [s.e.], 1996).

Notas

55 León 47.

Notas

56 Becker 136-137. El autor sostiene que aquellas organizaciones que no pudieron unir fuerzas durante el gobierno de Arroyo del Río aprovecharon esta apertura política para promover sus causas. Tales fueron los casos de los estudiantes, quienes fundaron la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE); los indígenas que crearon la FEI; los trabajadores que fundaron la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE).

Notas

57 Becker 136.

Notas

58 Bourdieu 102. El autor sostiene precisamente lo contrario, las mujeres están excluidas del juego de poder que es característicamente masculino.

Notas

59 De la Torre, “La Gloriosa” 207.

Notas

60 Scott, “Releer la historia” 29.

Notas

61 AFE, “Acta de la sesión ordinaria de Alianza Femenina”, Quito, 12 de agosto de 1944. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.

Notas

62 La comisión estuvo formada por Nela Martínez, María Angélica Idrobo y Julia de Reyes.

Notas

63 AFE, “Sesión ordinaria de Alianza Femenina”, Quito, 2 de septiembre de 1944. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.

Notas

64 Bourdieu 18.

Notas

65 Bourdieu 105-107.

Notas

66 Carole Pateman, “Críticas feministas a la dicotomía público/privado”, Perspectivas feministas en teoría política, ed. Carme Castells (Barcelona: Paidós, 1996) 31-52. Pateman establece que para el liberalismo la partición del espacio público y privado surge por el afianzamiento del modelo patriarcal del Estado, en el cual la mujer no modifica su relación de dependencia de estructuras y estereotipos tradicionales que la vinculan al espacio doméstico y privado.

Notas

67 Scott, “Experiencia” 68.

Notas

68 Scott, “Experiencia” 73.

Notas

69 Nela Martínez, “Borrador del discurso presentado en el pleno de la Asamblea Constituyente”, Quito, [1944-1945]. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

70 Martínez, “Borrador”, s.f.

Notas

71 AFE, “Acta de Reunión verificada, 16 de junio”, Quito, 16 de junio de 1944. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.

Notas

72 Martínez, “Borrador”, s.f.

Notas

73 Bourdieu 107.

Notas

74 Martínez, “Borrador”, s.f.

Notas

75 AFE, “Acta de la sesión del día 25 de agosto de 1945”, Quito, 25 de agosto de 1945. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.; “Acta de la sesión del día 1 de septiembre de 1945”, Quito, 1 de septiembre de 1945. AM-M, Quito, Carpeta Actas de sesión de AFE, s.f.

Notas

76 Becker 137-138; Terán 13.

Notas

77 Nela Martínez, “Discurso emitido el 27 de mayo de 1945 en conmemoración de la Gloriosa en el Teatro Nacional Sucre”, Quito, 27 de mayo de 1945, AM-M, Quito, carpeta AFE, s.f.

Notas

78 Terán 9.

Notas

79 “Alianza Femenina Ecuatoriana eligió en reunión de ayer nuevo directorio”, El día (Quito) 30 de julio de 1944. AM-M, Quito, Carpeta AFE, s.f.

Notas

80 Goetschel, “Estudio” 19.
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