Nación y sociedad-mundo en la teoría de Niklas Luhmann y algunos de sus continuadores

Nation and world society in Niklas Luhmann's theory and in some of his continuers

Lionel Lewkow 1
Universidad de Buenos Aires, Argentina

Nación y sociedad-mundo en la teoría de Niklas Luhmann y algunos de sus continuadores

Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 72, pp. 202-231, 2017

Luis Gómez Encinas ed.

Recepción: 24/03/2016

Aprobación: 09/09/2016

Resumen: El artículo desarrolla el concepto de ʻnaciónʼ en la teoría de la sociedad moderna de Niklas Luhmann, mostrando que, a pesar del estado rudimentario que tiene la temática en su planteo y la escasa importancia que le otorga para la comprensión de la sociedad actual, su enfoque fue retomado por continuadores de su teoría, como Rudolf Stichweh y Dirk Richter, quienes enfocaron la relación entre ʻnaciónʼ y globalización o, en otras palabras, ʻsociedad-mundoʼ. Nuestro objetivo es mostrar cómo la teoría de sistemas sociales trató de vincular ʻuniversalismoʼ y ʻparticularismoʼ en el concepto de ʻnaciónʼ. De esta manera, afirmaremos que un conjunto de dificultades surgen del formalismo de estos planteos y el contenido moral del concepto de ‘nación’, a la vez que su originalidad consiste en tomar como punto de referencia a la sociedad global, en lugar de conjuntos nacionales aislados.

Palabras clave: Luhmann, nación, globalización, universalismo, particularismo.

Abstract: The article develops the concept of ‘nation’ in Niklas Luhmann´s Modern Society Theory, showing that despite the rudimentary character that this notion has in his sociological perspective and the little significance he finds in it to comprehend contemporary society, it was resumed by some of his continuers, like Rudolf Stichweh and Dirk Richter, to shed light on the relation between ‘nation’ and globalization, i.e. ‘world society’. Our aim is to show how the Social Systems Theory attempted to link ‘universalism’ and ‘particularism’ in the concept of ‘nation’. Thus, we state that a range of difficulties arise from the formal view of these perspectives and the moral content of the concept of ‘nation’, while their originality lies in the fact that it takes global society, instead of isolated nations, as reference.

Keywords: Luhmann, nation, globalization, universalism, particularism.

1. INTRODUCCIÓN

Basándose en la teoría de sistemas sociales, Niklas Luhmann propuso un enfoque de la sociedad moderna donde se subraya su aspecto global. De manera anticipada a debates que tuvieron lugar en las últimas décadas, delineó el concepto de ʻsociedad-mundoʼ (Weltgesellschaft) en su obra temprana, por cierto, una noción que desde entonces será uno de los ejes de su teoría de la sociedad y base de su Hauptwerk, Die Gesellschaft der Gesellschaft (Luhmann, 2007)1. La ʻsociedad-mundoʼ es aquella sociedad de alcance global, donde la ciencia, la economía, la educación, el arte, las relaciones íntimas y la religión, carecen de cualquier particularidad regional y/o nacional.

En este marco, un impulso de la teoría de Luhmann fue llevar a cabo una disección del pensamiento Alteuropas que, de acuerdo con su perspectiva, fundamenta a la sociología y la filosofía. A raíz de ello, en un importante trabajo introductorio a la teoría de sistemas sociales se alude a un modo de practicar la teoría como “escándalo” (Izuzquiza, 1990): nociones como las de ʻhombreʼ, ʻsujetoʼ, ʻintersubjetividadʼ y ʻacciónʼ, dejarían de ser instrumentos de la sociología. Sin embargo, ¿qué sucede con el problema de la ʻnaciónʼ en un planteo cuyo eje es la ʻsociedad-mundoʼ? ¿Corre este concepto idéntica suerte que los anteriores? ¿Es la ʻnaciónʼ un legado fenecido de la “vieja Europa”?

En este artículo se sostiene que, incluso cuando Luhmann descarta la idea de ʻnaciónʼ para la elaboración de su enfoque acerca de la sociedad moderna, en sus escasas alusiones a la problemática, ofrece indicaciones que han servido a investigadores como Rudolf Stichweh (2000) y Dirk Richter (1996) para componer una perspectiva sobre la ʻnaciónʼ, informada por la teoría de sistemas sociales. Discutiendo el lugar común que opone ʻuniversalismoʼ y ʻparticularismoʼ o, lo que es lo mismo, ʻsociedad-mundoʼ y ʻnaciónʼ, buscaremos evidenciar cómo estos autores llevan ambos términos a su convergencia y en qué punto fracasan en tal intento. Así diremos que el formalismo de la teoría conduce a descuidar la polisemia de la ʻnaciónʼ y el ʻnacionalismoʼ, por un lado, y las asimetrías regionales, por otro. Esta dificultad se verá reforzada por la falta de un basamento normativo que permita ponderar el significado de la ʻnaciónʼ en diferentes latitudes de la ʻsociedad-mundoʼ. En contraste, el potencial de este enfoque está en tomar siempre como referencia a la sociedad global, en vez de ʻnacionesʼ aisladas que tienen relaciones entre sí.

El artículo arranca delineando un perfil biográfico, intelectual y político, de Luhmann. Luego se exponen los nodos teóricos de su planteo relativo a la sociedad moderna y, seguidamente, se muestra la perspectiva que esboza sobre el concepto de ʻnaciónʼ. A partir de ahí, se busca dar cuenta de los enfoques a los que ha dado lugar entre sus exégetas.

2. CONTINGENCIAS INTELECTUALES Y POLÍTICAS DE UNA VIDA

Si bien entre los estudiosos de la obra Luhmann se ha prestado poca o nula atención a la biografía del autor, intentaremos componer a continuación un breve perfil de la vida del sociólogo. Estas notas servirán de marco a nuestras reflexiones sobre el tema de la 'nación'. Haremos énfasis en la actuación política de Luhmann y la forma en que vivió los acontecimientos históricos que signaron su época. En este sentido, sostiene el sociólogo que “una biografía es una colección de accidentalidades” (Luhmann, 1987: 134). Por tanto, ¿cuáles fueron las “contingencias” políticas e intelectuales que dejaron una impronta en su trayectoria?

El primer acontecimiento que marca la biografía de Luhmann puede situarse en sus años de formación media en un conocido Gymnasium de Lüneburg, el Johanneum. De la misma manera que muchos de sus congéneres, vivió la experiencia de la guerra y, como tantos de ellos, poco antes de finalizado el conflicto, fue llamado a filas, en el caso de Luhmann en calidad de Luftwaffenhelfer. Esto interrumpió sus estudios secundarios y, con sólo 17 años, lo condujo a ser prisionero de las fuerzas norteamericanas.

Durante 1946-49 estudió Derecho en la Universidad de Friburgo. La elección de esta disciplina lleva la impronta de la decadencia del Nacionalsocialismo y la guerra. Al respecto pueden hacerse dos señalamientos: en primer lugar, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, Luhmann nunca escribió sobre estos temas; en segundo lugar, sus escasas palabras sobre aquella época evidencian que no se propuso juzgar moralmente la coyuntura histórica. Al menos en sus intenciones, la mirada que propone Luhmann no es normativa, es la de un teórico sin compromiso con los hecho 2. Así se manifiesta Luhmann sobre la Alemania de postguerra:

“Piense de repente en la situación de 1945 como pudo vivirla uno a los 17 años: antes todo estaba en orden y después todo parecía estar en orden; todo era distinto y todo era lo mismo. Antes tenía uno sus problemas con el régimen y después no fue como uno lo había esperado. Por eso, probablemente, se había convertido el estudio del Derecho también en algo importante para mi tipo de pensamiento” (Luhmann, 1987: 128).

En el Derecho encontró el futuro sociólogo una vía para aproximarse al problema del orden social, un tema que será el eje de su teoría de sistemas sociales. No obstante, cabe detenerse en la abstención valorativa de los comentarios de Luhmann sobre el régimen Nazi y, en contrapartida, el realismo que parece defender, de manera, sin duda, paradójica para un autor que se califica a sí mismo como “constructivista radical”. Para ello no hace falta más que dejar hablar al sociólogo:

“…pronto vio uno […] que la comparación de regímenes políticos no podía transitar por el eje 'bueno/malo', sino que se tenía que juzgar cada figura por su realidad limitada. Con esto, naturalmente, no quiero decir que contemplo la época Nazi y el periodo posterior a 1945 como equivalentes. Pero estaba, simplemente, decepcionado después de 1945 […]. En todo caso, la experiencia con el régimen Nazi no fue para mí ninguna experiencia moral…” (Luhmann, 1987: 129).

Este distanciamiento frente a los temas morales tiene por trasfondo una de las principales discusiones del ámbito académico de la sociología alemana de las últimas décadas: el debate Luhmann-Habermas. Retomando el hilo de los años formativos de Luhmann, en 1960-61 recibe una beca para realizar estudios en Harvard donde conoce a Talcott Parsons y asiste a sus seminarios. También asiste a estos seminarios Jürgen Habermas. Respecto a la Escuela de Frankfurt, dirá Luhmann que “…no es lo suficientemente compleja como para provocar otra cosa que no sea un comportamiento de protesta o de resignación” (Ibíd.: 126).

Al retorno a Alemania, en diferentes momentos de su carrera, Luhmann se vinculó con partido políticos en calidad de asesor: con la Christlich Demokatrische Union Deutschlands (CDU) y la Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD). No obstante, el sociólogo se muestra como un especialista carente de ataduras con estos partidos. Nuevamente, está en el trasfondo un enfoque de la realidad que busca prescindir de todo juicio valorativo. Así, relata Luhmann que una de sus participaciones tuvo que ver con un proyecto de reforma del programa de la CDU: “…cuando [la CDU] discutió su programa de base, éste era, no obstante, una pura filosofía de valores (Wertphilosophie) con la cual no tuve éxito en encauzar la problemática en el sentido de un diagnóstico de la realidad. Sin embargo, un programa tiene que describir la realidad tal como es, en vez de nombrar sólo valores que cualquiera puede tener por buenos” (Luhmann, 1987: 138).

Como contrapartida del rechazo de una filosofía de los valores, Luhmann se presenta, entonces, como un realista político. El sociólogo lo indica claramente al ejemplificar el tipo de preguntas que cabe hacer en el terreno de la política: “…ante unas elecciones, uno puede preguntarle a un político si va a interpretar la situación económica como un keynesiano o como un monetarista. Estas son preguntas relacionadas con la realidad. En contraste, no quisiera saber si los políticos están a favor de la igualdad y la libertad” (Luhmann, 1987: 137).

Esta postura es uno de los elementos que está por detrás de las dificultades de Luhmann para elaborar un concepto de nación . Como se verá más adelante, en la teoría de ʻ ʼ sistemas sociales la nación aparece estrechamente ligada a la moralidad. No obstante, ʻ ʼ el objetivo explícito de su enfoque es describir la sociedad. De ahí que las pulsiones políticas de un Luhmann cuya juventud y formación transcurrió en el contexto de la decadencia del Nacionalsocialismo y la guerra, en otros términos, el hombre más allá del especialista, no aparezca en esta teoría de la sociedad; en términos del propio Luhmann: “Pienso que […] puedo diferenciar aquel tipo de opiniones que me guían como elector político, con respecto a los problemas de la construcción teórica que me interesan como científico” (1987: 138).

En esta contexto, la 'nación' aparece como un interrogante sin respuesta, cuando no como un escollo para una perspectiva que busca dar cuenta de la sociedad como el sistema social que borra toda frontera territorial. A modo de preambulo a nuestra aproximación al tema de la 'nación', mostraremos las notas distintivas de la teoría de la sociedad moderna a la Luhmann.

3. UNA TEORÍA DE LA SOCIEDAD MODERNA

El concepto de ‘autopoiesis’ es una de las columnas vertebrales de la teoría sociológica de sistemas. Esta perspectiva que cristaliza en Soziale Systeme: Grundriss einer allgemeinen Theorie (Luhmann, 1984) supone que un sistema se caracteriza por la reproducción autorreferencial de una tipología de elementos que lo definen. En el caso de los sistemas sociales, el único que interesa aquí, las comunicaciones reproducen comunicaciones –y sólo comunicaciones– a partir de comunicaciones 3. Consecuentemente, no puede haber un enlace 'autopoiético' de comunicaciones con estados de conciencia o factores orgánicos.

La conformación de un sistema social implica que mediante las comunicaciones se diferencia un sistema frente a su 'entorno' . Tal vez sea este uno de los puntos más controvertidos de la teoría de sistemas sociales: los hombres no son las partículas de lo social, por el contrario, habitan sus arrabales, es decir, su 'entorno'. La teoría de sistemas sociales busca delimitar con precisión el objeto de la sociología como un campo de investigación con derecho propio. Tan profundo es el rigor quirúrgico de esta operación que se ha podido decir que Luhmann formula una teoría de la sociedad “sin hombres” (Izuzquiza, 1990). A partir de ahí desarrolla su diagnóstico de la sociedad moderna. Para ello (Luhmann, 1975) distingue tres tipos de sistemas sociales, a saber: las interacciones, las organizaciones y la sociedad, siendo este el sistema social de mayor amplitud, es decir, el conjunto de todas las comunicaciones posibles.

El hilo conductor de la teoría de Luhmann fue dar cuenta de este sistema social omniabarcador y su configuración moderna. Este fue el motivo central de sus investigaciones que quedó plasmado en Die Gesellschaft der Gesellschaft (Luhmann, 2007). Con el fin de problematizar el tema de la 'nación' en la teoría de sistemas sociales habremos de especificar algunas de las trazas del enfoque de su propuesta sobre la sociedad moderna. En este contexto hay que presentar el problema de la 'diferenciación funcional'; el tema de la inclusión/exclusión social; el concepto de 'sociedad-mundo' ; y, por último, el estudio de las 'semánticas' de la sociedad moderna.

Luhmann sostiene que la forma de diferenciación que caracteriza a la sociedad moderna es la diferenciación por funciones. La sociedad se diferencia en sistemas sociales parciales –economía, derecho, ciencia, política y educación...– que tienen como función el tratamiento de problemas específicos de la sociedad. Una sociedad dispuesta de este modo carece de una descripción de conjunto que la unifique y sólo puede contar con perspectivas de mundo que responden a la peculiaridad de cada sistema funcional. Lo que es más: todos estos puntos de vista compiten por la descripción de la totalidad social. En contraste con otros enfoques donde la política o la economía constituyen el nervio de lo social, no hay aquí una jerarquía entre los sistemas funcionales. Se trata de una sociedad descentrada, según Luhmann, una sociedad policontextual .

Para dar cuenta del tema de la ‘nación’ en Luhmann es necesario referir también a dos formas de diferenciación pre-modernas: la ‘diferenciación segmentaria’, por un lado, y la ‘diferenciación estratificatoria’, por otro. Las sociedades segmentarias o tribales se caracterizan por la diferenciación de subunidades sociales que, siendo diversas, son del mismo tipo, por ejemplo, familias o clanes. A esta modalidad de diferenciación, de la cual se tiene conocimiento a partir de los territorios que fueron colonizados, no le dedica especial atención Luhmann. Por el contrario, las sociedades estratificadas ocupan un lugar más significativo en su análisis ya que ofrecen un contraste para su teoría de la sociedad moderna. El rasgo distintivo de la estratificación es que las unidades en que se diferencia la sociedad tienen una relación jerárquica, ocupando la cúspide de la sociedad un pequeño grupo de personas. La división de estamentos durante la Edad Media europea constituye un ejemplo típico de esta forma de diferenciación.

En la próxima sección mostraremos cómo la idea de ‘nación’ sirve a la transición de la sociedad estratificada a la diferenciada por funciones por medio de la diferenciación segmentaria. Pero volviendo ahora a la 'diferenciación funcional', en la sociedad moderna se imponen nuevas condiciones al nexo de lo social con los individuos, en este sentido, cambia la manera en que se regula la inclusión/exclusión social de las 'personas' 4. La inclusión queda librada a la dinámica específica de cada sistema funcional. Los individuos participan de diferentes contextos funcionales que no pueden coordinarse de manera duradera. Esto genera problemas de identidad individual a partir de los múltiples roles desempeñados. Aquí, como se mostrará luego, se hace relevante el tema de la 'nación' en una sociedad que lleva la impronta del 'universalismo' de sus sistemas funcionales.

Vinculado a ello, otro aspecto de las consideraciones de Luhmann sobre la sociedad consiste en la tesis –central para nuestro argumento– de que en la actualidad hay un único ejemplar de este sistema: 'la sociedad-mundo'. La sociedad contemporánea carece de límites territoriales y se extiende hasta donde llegan las comunicaciones vehiculizadas por los sistemas funcionales. Como señalan Rodriguez y Nafarrate, tomando como ejemplo la propia sociología de Luhmann: “…la ciencia ya no se deja delimitar regionalmente: no existe una ciencia belga o una ciencia mexicana o chilena. La ciencia es una comunicación mundial: un descubrimiento científico en Bielefeld es comunicado al mundo entero…” (2008, 78). 5

Desde este punto de vista, la noción de 'territorio' es considerada –en el sentido de Bachelard– como un 'obstáculo epistemológico' que impide mostrar el carácter global de la sociedad. Pues sostiene Luhmann que “…en una teoría, por motivos metodológicos, no debería haber lugar para nombres como Italia o España” (2007: 119). De ahí que haya que preguntarse si es pensable un enfoque de la 'nación' en esta sociología. Pero antes de tocar esta cuestión es necesario hacer referencia al estudio luhmanniano de las 'semánticas' de la sociedad moderna.

Los trabajos que fueron reunidos en los cuatro tomos de Gesellschaftsstruktur und Semantik (Luhmann, 1980a; 1981; 1989; 1999) –una obra escasamente conocida en español, dado que en gran parte no ha sido traducida– abordan las formas históricas de 'auto-descripción' de las sociedad contemporánea en relación con su estructura, esto es, las 'semánticas' que corresponden a la 'diferenciación funcional'.

Luhmann entiende por 'semánticas' ciertas tipificaciones que hacen posible estructurar la complejidad y articular las expectativas que subyacen a las comunicaciones de los diferentes sistemas funcionales. Sin estas tipificaciones no habría determinación, ni posibilidad de comunicación. Las 'semánticas' de una sociedad son el conjunto de tipificaciones que estructuran sus comunicaciones, a las cuales refiere el autor como un “stock de reglas predispuestas para el procesamiento de sentido” (Vorrat an bereitgehaltenen Sinnverarbeitungsregeln) (Luhmann, 1980b: 19). Estas tipificaciones son el correlato de las formas de diferenciación de una sociedad. Consecuentemente, las 'semánticas' que corresponden a la sociedad diferenciada por funciones no son equivalentes a las de sociedades previas, por ejemplo, las diferenciadas de manera estratificada. Las 'semánticas' tienen un índice histórico y evolucionan con la transformación de los modos de diferenciación social. En suma, 'diferenciación' y 'semánticas' son conceptos que tienen que tratarse conjuntamente.

Retomando lo anterior, puede esquematizarse el enfoque luhmanniano del tema de la 'nación' según una batería de interrogantes, a saber:

  1. ¿Cómo se vincula el concepto de 'nación' con la diferenciación social y qué lugar ocupa en el ámbito de las semánticas de la modernidad?

  2. ¿Cuál es la relevancia de esta temática para las formas de inclusión y exclusión social?

  3. ¿Cómo se configura la 'nación' en el contexto de la 'sociedad-mundo'?

Si bien estas preguntas pueden distinguirse analíticamente, la última le otorga su sentido al conjunto. La contribución que una perspectiva sistémica hace a la discusión de nuestro tema es mostrar la inherencia del concepto de 'nación' a una sociedad que no puede pensarse más que como 'sociedad-mundo'. De todos modos, ¿cuánto aporta Luhmann a este intento?

4. NIKLAS LUHMANN Y LA 'NACIÓN'

En el trayecto final de Die Gesellschaft der Gesellschaft, el capítulo dedicado a las semánticas de la sociedad moderna, ofrece una sección que trata la “Distinción de naciones” (Luhmann, 2007: 828-836). Que el problema ocupe sólo una muy breve porción de una obra de alrededor de mil páginas es una advertencia de que para Luhmann el tema no forma parte de sus intereses principales, ni es un aspecto fundamental de su teoría.

Como indicación de este papel marginal de la cuestión en la sociedad moderna podemos referir al primer interrogante que planteamos: ¿Cómo se relaciona la 'nación' con la diferenciación social y las 'semánticas'?

Luhmann sostiene que se trata de un concepto pre-moderno, vinculado, entonces, no a la 'diferenciación funcional', sino a la diferenciación segmentaria . No obstante, fija su acta de nacimiento en la sociedad moderna: la Revolución Francesa disuelve las divisiones estamentarias tradicionales en un término que las unifica, es decir, la idea de 'nación'. En otras palabras: “…no es por casualidad que la idea de nación […] se imponga justo en el momento en que se vuelve irreversible el tránsito hacia la diferenciación funcional…” (Luhmann, 2007: 831). En este sentido, la 'nación'–siendo paradigmático el caso francés: los Etats généraux se transforman en Assemblée nationale– acompaña la disolución de la diferenciación por estamentos, hacia la diferenciación por funciones, al conformar nuevas unidades políticas que no se basan en las diferencias estamentales. Con posterioridad, este concepto es adoptado en otras latitudes, pero con una función modificada: la de permitir comparaciones y facilitar la práctica comunicativa. De hecho, “…las naciones tienen nombres propios, de tal suerte que no es problema explicar qué se quiere decir cuando se habla de España, de Hungría, de Polonia, etc.” (Luhmann, 2007: 829).6

A tenor de lo expuesto anteriormente, Luhmann ofrece dos precisiones sobre el problema de la 'nación'. En primer lugar, retoma el célebre planteo de Benedict Anderson (1993) sobre las 'comunidades imaginadas', aunque no cita explícitamente al autor. Siguiendo a Luhmann, la 'nación' “…es una unidad puramente imaginaria que luego debe llenarse con realidad, por ejemplo, con un idioma común, una religión común, una moneda única y un sistema jurídico común, independiente de los usos y costumbres locales” (Luhmann, 2007: 830). Con esto también hace suya la perspectiva de que la 'nación' no puede definirse por características específicas o esencialistas, como resulta evidente desde los inicios de la discusión sobre el tema en las ciencias sociales.

La 'nación' no señala más que una ficción de unidad, carente de contenido, que luego adquiere determinación, pero no puede definirse por ninguno de los rasgos que le otorgan concreción. Aquí ya se advierte el germen de un formalismo que en los planteos de los teóricos de sistemas sociales posteriores va a ganar mayor fuerza. Se puede agregar que este es otro de los aspectos que posiblemente dificultó a Luhmann dar cuenta de la especificidad de la coyuntura histórica en la que vivió. Mirada la 'nación' como un concepto vacío, la Alemania de la Nazi-Epoche carecería de toda especificidad.

Otro elemento en el que puede hallarse la huella del planteo de Anderson en los bosquejos de Luhmann es que considera a la imprenta y la escritura como fundamentos para el surgimiento del concepto de 'nación'. Así señala que “la nación se define por su historia, pero la historia está por escribirse” (Luhmann, 2007: 830).7

Junto con la perspectiva de que la 'nación' es una 'unidad imaginada', Luhmann advierte –y este es el segundo aspecto que queremos subrayar– un componente normativo en este concepto. A las naciones se les demanda conformar Estados: “El concepto de nación […] dirige […] la exigencia de producir la unidad en un Estado propio; por tanto, distinguir nación cultural y nación estatal tiene un significado en todo caso secundario” (Luhmann, 2007: 834). 8 Se trata de otro aspecto que permite ubicar en las coordenadas de la teoría luhmanniana de la sociedad al problema de la nación . La 'nación' aparece en estos pasajes como una semántica perteneciente a un sistema funcional específico: el sistema político. Asimismo, si es inherente a la 'nación' un componente normativo, la 'semántica' de la 'nación' se rige por una codificación que Luhmann (1984: 215) encuentra en la moralidad, específicamente, la distinción entre 'aprecio' (Achtung) y 'desprecio' (Mißachtung). Con esto se aclaran, desde las propias premisas de la teoría de sistemas sociales, las dificultades que le presentaba al autor este concepto. Al abordar las circunstancias históricas del Nazismo y la guerra, de las cuales hablamos líneas más arriba, Luhmann hubiera tenido que incurrir en una contradicción con las pretensiones meramente descriptivas de su enfoque ya que necesariamente habría tenido que evaluar la coyuntura histórica bajo el código moral de aprecio y desprecio . Cuando como lectores de esta obra le exigimos a Luhmann una crítica resuelta de la coyuntura histórica, estamos buscando algo que la propia vocación científica del autor no parace estar dispuesta a ofrecer, ya que a la teoría de sistemas sólo le correspondería describir la sociedad y nada más. De todos modos, tampoco desarrolla Luhmann un enfoque, aunque sea meramente descriptivo, sobre el Nacionalsocialismo y la guerra.

Como se verá con Richter, este componente normativo del concepto de ‘nación’ es de gran relevancia en el nacionalismo y los conflictos globales. De hecho, el aspecto moral de los problemas de la nación también generará dificultades de pensamiento en el planteo de este exégeta.

Recapitulando, estos dos sentidos tiene para Luhmann el concepto de 'nación': es una 'unidad imaginada', por un lado, y supone una demanda normativa para la formación de un Estado, por otro. No obstante, llama la atención la ambigüedad de estos dos aspectos en el tratamiento del autor: como aspecto de la imaginación colectiva, la 'nación' es un concepto transitorio que no debería sobrevivir una vez cumplido su propósito de abrir la puerta a la diferenciación por funciones; como 'semántica' en la que se basa la construcción de los Estados, tiene un lugar permanente en la sociedad diferenciada funcionalmente. Este lugar es el sistema político.

Si enfocamos el problema de la vigencia o caducidad de la 'nación' a partir de las otras dos preguntas que propusimos para explorar las reflexiones de Luhmann, sólo pueden ofrecerse respuestas fragmentarias e inconclusas.

En lo que concierne a la distinción inclusión/exclusión, la 'nación' cubre un vacío que no pueden llenar los sistemas funcionales: el vacío señalado tiene que ver con la 'conducción de la vida' (Lebensführung) de los individuos. Los diversos roles desempeñados por los individuos “…no definen el sentido de conducir la vida sino únicamente tareas y reglas, y hacen que en el nivel particular y público, individual y social haya una demanda por nuevas identificaciones…” (Luhmann, 2007: 834). Este lugar en vacancia es cubierto por la idea de nación , la cual “…ofrece un concepto de ʻ ʼ inclusión que no depende de las condiciones especiales de los sistemas funcionales particulares y que obliga a la propia política a respetar a todos los miembros de la propia nación como iguales” (Ibíd.: 833). Se advierte en estas líneas la ambigüedad mencionada: la 'nación' es considerada como componente del sistema político, pero, a su vez, se desvincula este concepto respecto a cualquier sistema funcional.

En lo que toca al tema de la 'sociedad-mundo', afirma Luhmann que hay en la 'nación' una síntesis de 'particularismo' y 'universalismo'. Es así que la 'nación' puede integrarse a la sociedad global. No obstante, el autor no ofrece más precisiones al respecto. A propósito del problema de este artículo –la unidad de 'particularismo' y 'universalismo' en el concepto de ‘nación’–, Luhmann da escasos indicios para abordar el tema.

En este marco, argumenta que el rol que desempeña la 'nación' se ve socavado por tendencias que se constatan ya a fines del siglo XX. Vale decir que ninguna de estas tendencias son analizadas en profundidad, sino meramente insinuadas. Una de ellas es que ya no resultaría posible formar Estados de tamaño considerable como para que logren sobrevivir económicamente. Otra es la evolución del individualismo: éste “…se ha desarrollado en tal medida que ya no puede cooptarse nacionalmente –lo cual no excluye que fundamentalismos centrados étnica o religiosamente empujen a los individuos a las barricadas” (Luhmann, 2007: 835). 9 Por último, el sociólogo considera que el nexo entre la 'nación' y la guerra, en el cual se acentuaba la identificación del individuo con la 'nación', tiene otras características en la actualidad. Las guerras ya no son posibles para la consecución de los fines limitados de una 'nación'; las contiendas bélicas contemporáneas, con el despliegue técnico que conllevan, son imposibles sin catástrofes ecológicas en las que no hay auténticos vencedores.10

Por lo antedicho, Luhmann concluye augurando el último estertor de la 'nación' en la sociedad contemporánea. Para ello cae en la ambigüedad mencionada. Tras haber señalado que la 'nación' es un concepto que corresponde al sistema político, sostiene lo siguiente:

“Parece […] que la idea de nación pertenece a aquel puñado de semánticas transitorias que pudieron causar fascinación por un tiempo llevadero sin mencionar a qué sistema social referían. Por eso puede suponerse que hoy nos encontramos en la fase terminal de esta idea; etapa en la cual la idea causa más daño que beneficio y forma en la sociología uno de aquellos obstacles épistémologiques que con base en plausibilidades pasadas bloquean los entendimientos que son necesarios actualmente” (Luhmann, 2007: 836).

Resumamos lo expuesto hasta ahora a partir de los tres interrogantes de los que partimos. Entonces, se puede afirmar que:

  1. i) La 'nación' es una 'semantica' pre-moderna –vinculada a la 'diferenciación segmentaria'– que permitió realizar el tránsito de la diferenciación por estamentos a la diferenciación por funciones, por un lado, y como tal consiste en una 'unidad imaginada', con un componente normativo que lleva a la formación de un Estado, por otro;

  2. ii) la 'nación' cubre una necesidad identitaria de inclusión social individual que no pueden ofrecer los sistemas funcionales parciales; y

  3. iii) la 'nación' combina 'universalismo' y 'particularismo'.

De todos modos, Luhmann pronostica la caducidad de la idea de 'nación'. A ello se agrega la abstención del autor a incluir en su teoría aspectos normativos que, desde el punto de vista de la teoría de sistemas sociales, son inherentes a la nación y hubieran obligado al sociólogo a ir más allá de la mera descripción de lo social para dar cuenta de temas que afectaron a la conyuntura histórica alemana y mundial en que vivió. Asimismo, puede conjeturarse que el aspecto formal del planteo de la teoría de sistemas sociales permitió evadir un análisis de las derivaciones del 'nacionalismo' en el caso específico de Alemania.

No obstante, todavía desde la teoría de sistemas sociales, ¿puede prescindirse por completo del concepto de 'nación'? ¿No aporta esta noción elementos útiles al análisis sociológico? ¿Tiene aún la nación un lugar en la 'sociedad-mundo'?

5. LA NACIÓN REVISITADA

5.1. Rudolf Stichweh: las funciones de la ‘nación’ en la ‘sociedad-mundo’

Entre los continuadores de la teoría de sistemas sociales, Stichweh se concentró en dar cuenta de los problemas propios de la globalización. Su trabajo clásico sobre el tema, Die Weltgesellschaft. Soziologische Analysen (Stichweh, 2000), dedica una parte importante a la presentación del concepto de 'nación'. Ciertamente, Stichweh recupera lo planteado por Luhmann haciendo suya la idea de que la 'nación' es un factor de unidad social e inclusión. Sin embargo, en contraste con Luhmann, afirma que la 'nación' puede alumbrar aspectos significativos de la actualidad. Es importante destacar que en todos estos análisis el punto de partida es la sociedad global y desde allí surge el interrogante por la 'nación'.

Así, Stichweh señala que la 'nación' cumple tres funciones, las cuales, a su vez, suponen ciertas estructuras en el plano de la 'sociedad-mundo'. Enfocaremos ahora estos aspectos.

Como se señaló más arriba, Luhmann consideraba que la inclusión en los sistemas funcionales a partir de roles circunspectos no podía ser el cemento de la construcción de identidades individuales. En este plano el sociólogo le otorgaba un lugar destacado al concepto de 'nación', el cual, no obstante, carecería de vigencia para el momento presente de la sociedad. Stichweh sostiene al respecto que la complejidad de la 'sociedad-mundo' no permite generar estructuras de expectativas estables en lo que hace a las propias condiciones de vida de los individuos. Entonces, la 'nación' ofrece expectativas duraderas para la conducción de la vida individual.

Hay que señalar que este enfoque parte de dos supuestos: en primer lugar, 'nación' y Estado son una y la misma cosa; en segundo lugar, el Estado se identifica con una forma del mismo, esto es, el Estado de Bienestar. Como señala Stichweh: “…al Estado le corresponde frente a sus ciudadanos una responsabilidad general y, precisamente por eso, tiene que entenderse como Estado de Bienestar” (2000: 52). Esta función de la 'nación', relacionada con una forma de inclusión social que para el autor sigue vigente en la configuración actual de la sociedad moderna, tiene su contrapartida en la exclusión de todo aquel que no es miembro de la 'nación'. Por esta razón, la ‘nación’ se fundamenta en la diferencia igualdad/desigualdad: “Ante la inseguridad de las expectativas, las prestaciones de la nación se basan en que excluye la desigualdad (porque la externaliza en la sociedad-mundo) e incluye una aparente igualdad (de todos los miembros de la nación)” (Ibíd., subrayado en el original). En otras palabras, todo aquel incluido en un conjunto nacional se encuentra bajo el amparo de una estructura de expectativas relativamente estable, de la cual es excluido quien no es miembro. Así, la desigualdad se deposita afuera de la 'nación'. Consecuentemente, si en el planteo de Luhmann se presentaba la ambigüedad de la pertenencia de la 'semántica' de la 'nación' al sistema político o su desvinculación de todo sistema funcional, y de ahí se desprendía su imposibilidad de sobrevivir en la etapa actual de la sociedad moderna, Stichweh enfoca a la 'nación' como una semántica propia del sistema político.

Una función adicional de la 'nación' es garantizar una relativa homogeneidad cultural hacia adentro y, como resultado, conservar y fortalecer las diferencias culturales entre diversos Estados. Esto permite hacer un contraste entre la cultura de una 'nación' y la de 'la sociedad-mundo'. En este terreno, la 'sociedad-mundo' “…ostenta un grado menor de articulación y elaboración. Antes bien, se trata en la sociedad-mundo de repertorios abstractos de posibilidades, sobre todo, de una atenuación o reinterpretación de las peculiaridades culturales nacionales en la medida en que son incompatibles con otras culturas en la sociedad-mundo” (Stichweh, 2000: 54).

Como última función de la 'nación', Stichweh refiere a la delimitación de las fronteras territoriales de un Estado. Las fronteras de la 'nación' tienen dos peculiares características: en primer término, entre dos Estados no hay ningún lugar disponible ya que la distancia espacial entre éstos es extremadamente pequeña; en segundo lugar, sobre la base de esta distancia mínima, se introduce una distancia cultural que se experimenta como una distancia de gran amplitud entre dos culturas nacionales o incluso como incomunicabilidad cultural. Fundados en una cultura nacional, los Estados cubren la tierra, sin dejar lugares vacantes.

Recapitulando, tanto en el plano del aseguramiento de las condiciones vitales, como en el de la cultura, se da una separación entre la 'nación' y la 'sociedad-mundo' . Para el autor el problema es cómo en este contexto la 'sociedad-mundo' puede acoger y fomentar las funciones que cumple la 'nación'.

Apoyándose en la caracterización funcional de las naciones, Stichweh considera que los Estados nacionales disponen de una semejanza formal: cuentan con fronteras territoriales, una cultural propia y un nombre. A partir de ahí, sin superponerse, ni dejar espacios libres, se adaptan a la 'sociedad-mundo'.

De acuerdo con esta aproximación formal, el autor identifica estructuras normativas de expectativas que, en el contexto de la 'sociedad-mundo', se dirigen a cada Estado. La relación entre Estado y 'nación' tiene un carácter instrumental, pues el primero es visto como medio para la optimización de los intereses de la segunda. Desde el contexto global se impone a los Estados un “deber de modernización” (Modernitätsverpflichtung) y un “deber de actuar en fomento del Estado de Bienestar” (Verpflichtung auf wohlfartsstaatliches Handeln) (Stichweh, 2000: 58). Esto supone la exigencia normativa de que las naciones asuman la forma del Estado de Bienestar y desarrollen un conjunto de instituciones en el plano de la educación, la seguridad social, el servicio militar y las políticas culturales y científicas.

Tanto el aspecto formal, como el normativo, ambos presentes en Luhmann, ganarán mayor potencia en el enfoque de Richter, pero se puede suponer que bajo la distinción moral entre aprecio y desprecio, como esquema para la clasificación de diferentes conjuntos nacionales, las exigencias a las que alude Stichweh sirven para comprender cómo se legitiman diferentes formas de intervención y presión, ya sea por parte de organismos financieros internacionales, como de los Estados y los ejércitos que asumen el rol de gendarmes de la 'sociedad-mundo'.

A propósito, Stichweh también identifica una estructura normativa que funciona en el plano del sistema político de la 'sociedad-mundo' de manera similar al principio de inclusión al interior de cada 'nación'. Se trata de una estructura básica, igualitaria de soberanía nacional que surge después de la Segunda Guerra Mundial y que, en principio, hace equivalentes a todos los Estados nacionales: “Los Estados, a pesar de su nivel de desarrollo económico, tienen como Estados de la sociedad-mundo, formalmente, la misma dignidad…” (Stichweh, 2000: 60). Así considera que “Por primera vez, no se diferencian esencialmente las probabilidades de supervivencia de los Estados grandes y pequeños…” (Ibíd.). En un plano formal, entonces, cambia la relación y el equilibrio entre los diferentes Estados nacionales. La pregunta que surge es si este equilibro formal, no supone un desequilibrio en otros planos, culminando por hacer insignificante tal equivalencia meramente formal. Se trata de un interrogante que queda abierto. Es otro de los sesgos que introduce el formalismo de la teoría de sistemas: en este caso no se advierten las desigualdades entre diferentes regiones de la 'sociedad-mundo'.

Más allá de este inquietante vacío interpretativo, advertimos que en el análisis de Stichweh, 'universalismo' y 'particularismo' convergen, lo cual era meramente mencionado por Luhmann. Sin embargo, los términos 'nación' y 'sociedad-mundo' aparecen como conceptos extrínsecos. La 'nación' ocupa un lugar funcional que no puede desempeñar la sociedad global, pero no representa una forma en que lo universal se particulariza o lo particular se universaliza. La 'sociedad-mundo' sólo admite y deja ser a la 'nación', en efecto, ambos términos permanecen ajenos entre sí y sólo se vinculan a través de comparaciones: de la cultura global y la cultura nacional; de las estructuras de expectativas locales y mundiales. Entonces, ¿hallaremos en Richter fundamentos que lleven el 'universalismo' y el 'particularismo' a un denominador común?

5.2. Dirk Richter: la ‘nación’ y los conflictos de la ‘sociedad-mundo’

Reconociendo que la cuestión de la 'nación' no ha sido un tema privilegiado en la obra de Luhmann, Richter (1996) emprendió en Nation als Form importantes esfuerzos por tratar este problema desde la teoría de sistemas sociales.

El autor recupera los ejes centrales del enfoque de la sociedad moderna que desarrolló Luhmann, es decir, la teoría de la 'sociedad-mundo'; el problema de la 'diferenciación funcional'; el tópico de la inclusión/exclusión; y, por último, la reconfiguración de la individualidad en este contexto.

Consideramos que la mayor riqueza de los análisis de Richter es mostrar cómo aspectos inherentes al concepto de 'nación' pueden derivar en fenómenos tales como el patriotismo y el nacionalismo , resultando en conflictos que tienen lugar en la 'sociedad-mundo'. Incluso con sus limitaciones, es en este planteo donde la 'nación' y la 'sociedad-mundo' encuentran, como veremos, una convergencia teórica, más allá de la mera compatibilidad y las comparaciones que plantea Stichweh. De todos modos, como señala explícitamente el título de la obra de Richter, se trata –al igual que en Stichweh y Luhmann– de una análisis formal del tema de la 'nación', es decir, de la 'nación' como concepto abstracto y no de las naciones en sus diferentes formas de concreción, sus proyectos y ambiciones.

Asimismo, de manera semejante a Stichweh, Richter sostiene que la 'nación' es una semántica del sistema político, pero aclara que no se limita a este sistema. Desde la política se desparrama hacia otras esferas. Así señala que “…no es ninguna casualidad que sistemas parciales como la educación, el derecho e incluso el sistema científico, puedan retomar los límites especificados por el sistema político” (Richter, 1996: 100). En este terreno puede considerarse que los sistemas funcionales mundiales adquieren un formato particular en el ámbito de cada Estado nacional.

Esta circulación de un concepto propio de lo político en otros ámbitos sociales tiene que ver con una particularidad del concepto de 'nación' que no advierten los autores ya analizados. Según Luhmann –y también Stichweh– separar entre nación estatal y nación cultural carece de relevancia. Por el contrario, Richter encuentra en la nación dos componentes unificados y, a la vez, diferenciados: el Estado y un colectivo. Al estar configurada por estos dos aspectos, la nación puede desvincularse de su referencia al poder estatal y, como aspecto de un Volk, encontrar resonancia en otros de sus ámbitos funcionales.

De todos modos, la unidad de Estado y colectivo en la 'nación' tiene otras consecuencias. Hay que subrayar aquí un matiz que concierne a la propia 'nación' y la ajena. Mientras que en el caso de la nación propia se puede generar una brecha entre el Estado y el colectivo, sobre todo, cuando se trata de políticas impopulares, esta diferenciación difícilmente tenga lugar al enfocar la nación ajena. Siguiendo al autor:

“Esta observación aparentemente banal, en el caso de conflictos nacionales, tiene graves consecuencias, es decir, potencialmente mortales, a saber: se toman en cuenta entonces no sólo los comportamientos hostiles de los gobiernos y ejércitos, sino que también se atribuyen estos comportamientos a personas realmente no involucradas. […] Masacres, violaciones en masa y otras atrocidades similares se pueden reconducir a estas circunstancias…” (Richter, 1996: 116).

El potencial conflictivo de la 'nación' está en el centro del análisis de Richter, pero para llegar a ello hay que desarrollar otros ejes de su enfoque. De hecho, el autor retoma una idea que Luhmann apenas sugiere en Die Gesellschaft der Gesellschaft: la 'nación' es un concepto que sirve en la práctica para realizar comparaciones entre conjuntos colectivos que conviven en la sociedad-mundo .

A partir de ahí, Richter formula la tesis principal de su Nation als Form: “…la forma ʻ ʼ nación representa el modo dominante de observación de los procesos suprarregionales –es decir, de la sociedad-mundo– en la modernidad” (Richter, 1996: 11). Si la sociedad moderna puede caracterizarse como una sociedad 'policontextual' por la multiplicidad de perspectivas de sus diferentes sistemas funcionales, Richter considera que la 'sociedad-mundo' es representada a partir de diferentes ópticas regionales. Así, entre otros aspectos de la sociedad global, el autor alude, al igual que Stichweh, a una fragmentación de la cultura en el terreno de la globalización. En este ámbito –donde los estilos de vida se relativizan al mostrar su contingencia confrontándose con otros estilos de vida– mediante la nación “…el mundo se hace determinable” (Ibíd.: 98). La ʻ ʼ ʻ ʼ semántica de la nación sirve para clasificar y dividir el mundo: “A través del uso de formas semánticas como la nación se trata entonces de hacer tratable y, con esto, comunicable, la diversidad de los fenómenos observables en la sociedad-mundo” (Ibíd.: 99). No obstante, hay que enfatizarlo, la distinción y clasificación de naciones es una descripción específicamente política de la sociedad global. En este sentido, como ya se señaló con Stichweh, un Estado tiene por fin el 'bienestar común' (Gemeinwohl) de un colectivo particular. Así, son observados los acontecimientos de la 'sociedad-mundo' según cómo beneficien o perjudiquen al bienestar común de un Estado naciónal. Resumidamente: se trata de la posibilidad de atribuir estos acontecimientos a una 'nación' u otra.

Continuando con este análisis, el concepto de 'nación' se articula a partir de la diferencia entre la propia nación y la ajena, o sea, autorreferencia y heterorreferencia. La 'nación' siempre involucra un entorno social global, universal. En este contexto, la diferencia entre auto y heterorreferencia supone una asimetría en la valoración de la nación propia y la ajena. Pues el concepto de nación conlleva una desvalorización de la nación ajena que se basa en la distinción familiar/extraño (vertraut/unvertraut) y recurre a estereotipos para hacer accesible lo que es considerado como extraño. Pero también la autorreferencia que enfoca a la nación propia hace uso de estereotipos, en este caso, de signo positivo. De esta manera, “la constitución de estereotipos, con ayuda de la forma nación , permite tratar lo extraño como familiar” (Richter, 1996: 118). Aquí encuentra cabida, entonces, otra vez, el componente normativo o valorativo de la 'nación'.

A partir de ahí, diferencia el autor entre 'patriotismo' y 'nacionalismo'. Ambos fenómenos se apoyan en la asimetría de la valoración de la nación propia y la ajena, sin embargo, mientras el patriotismo , de acuerdo con Richter, permite una convivencia pacífica con la alteridad, lo que es más, en el patriotismo se unen nación y cosmopolitismo a partir de la idea de 'humanidad' (Menschheit), el nacionalismo conlleva necesariamente la consideración del otro como enemigo. Recuperando a Carl Schmitt, Richter afirma que la distinción amigo/enemigo es constitutiva del nacionalismo y, de esta manera, le da un formato político a la distinción entre aprecio y desprecio que en el planteo de Luhmann caracteriza a la moral.

Ciertamente, 'patriotismo' y 'nacionalismo' no son compartimentos estancos: fácilmente se puede transitar de uno al otro, como muestran distintas coyunturas históricas. No obstante, Richter se ocupa más del 'nacionalismo', que del 'patriotismo', ya que el primero, en esta óptica, tiene consecuencias más graves para los vínculos entre las naciones. En todo caso, el pasaje de una configuración a otra de la 'nación' está en estrecha relación con el plano universal de lo social, es decir, “detrás del desplazamiento del patriotismo/estereotipificación hacia el nacionalismo/imagen del enemigo está, según mi tesis, la transformación de los contactos de la sociedad-mundo en conflictos de la sociedad-mundo” (Richter, 1996: 131, subrayado en el original).

El autor lleva la distinción inclusión/exclusión al plano global de la 'sociedad-mundo' y sus sistemas funcionales. Pues hay una diferencia entre la determinación teórica de la inclusión social y la forma en que esta problemática se manifiesta en la vida cotidiana. Mientras en el plano teórico se pueden distinguir códigos que funcionan de manera binaria –por ejemplo, pagar/no-pagar, en el sistema económico–, en la vida cotidiana estos códigos suponen gradaciones, un “más” y un “menos”: “En comparación con otros, uno se siente más o menos bien representado políticamente, uno tiene mayor o menor participación en el desarrollo económico, uno recibe mejores o peores prestaciones sanitarias…” (Richter, 1996: 133, subrayado en el original). Esta conexión con los sistemas funcionales de la sociedad conduce a una “percepción subjetiva de estatus” (subjektive Statuswarnehmung) (Ibíd.). En este contexto, cada Estado ha de orientarse por las percepciones de estatus de su colectivo y las expectativas referidas a las decisiones políticas que de ahí resultan, ante todo, referidas a las consecuencias de las fluctuaciones del sistema económico mundial: “Al buscar defender el bienestar general, el sistema político se convierte en instancia de protección contra la amenaza al estatus…” (Ibíd., 136). En coyunturas con estas características, la fusión del nacionalismo con el Estado puede conducir a una idea de superioridad política que potencialmente desemboca en la negación de otros grupos étnicos y nacionales.

Richter considera que el 'nacionalismo' es una 'semántica' que corresponde a momentos de crisis de la 'sociedad-mundo':

“Si el acceso a determinadas prestaciones de los sistemas parciales parece amenazado (por ejemplo, mediante una recesión, la amenaza de la desocupación o la inflación), si uno no se siente adecuadamente representado en la política y, respectivamente, la propia posición parece insuficientemente considerada en el ámbito supraestatal y si estas situaciones son observadas como causadas por ‘otros’, entonces se recurre al esquema amigo/enemigo como forma de re-orientación. Expresado simplemente: el nacionalismo es una semántica de la crisis” (Richter, 1996: 136).

El 'nacionalismo' es un fenómeno coyuntural que emerge como forma de orientación en una “situación de falta de claridad e inseguridad” (unübersichtliche und unsichere Situation).

Un aspecto que es enfatizado por el análisis de Richter es la desigualdad regional. Como ejemplo que debería discutirse aquí, vale señalar que el autor considera que esta posibilidad de hacer legibles las coyunturas de crisis, atribuyendo la responsabilidad a un enemigo, rige las relaciones de los países de la periferia con los del centro de la ' sociedad-mundo'. Es en este contexto que el análisis de Richter muestra sus limitaciones. En palabras del autor: “de manera paradigmática puede citarse aquí una vez más el mito que supone que la riqueza de Occidente consiste en la explotación del así llamado tercer mundo” (Ibíd., 135, nuestro subrayado). Mediante la observación de la 'sociedad-mundo' a partir de las semánticas nacionalistas, se busca un 'culpable' (Schuldige) de estas desigualdades, el cual ha de combatirse como 'nación enemiga' (Feindnation). En el caso de las relaciones centro-periferia, esto estaría a la base del “mito” nacionalista. Otro ejemplo que se lee en Richter –no menos polémico que el anterior– refiere al lugar de Estados Unidos en el plano global, un país que “la mayoría de las veces tiene que cargar con la responsabilidad por las consecuencias del sistema económico llamado capitalismo” (Ibíd.: 116).

Al igual que en Stichweh, el precio de un análisis formal de la 'nación' es la limitación de sus alcances. Este enfoque pasa por alto los diferentes significados que en la 'sociedad-mundo' –si tenemos que entender por tal a todo el globo terrestre y no sólo a los países centrales– puede tener el nacionalismo . De ahí que sólo sea visto como un formato coyuntural de la 'nación', que emerge en momentos de crisis, y no se advierta su potencial crítico para las regiones periféricas de la sociedad global. Al estrechar el concepto de nación al sistema político, analizando esta noción como un aspecto propio de esta esfera, se oscurece en este enfoque que las relaciones del centro y la periferia no se sustentan en un mero “mito” político, sino en auténticos vínculos históricos de explotación. En efecto, este análisis se basa en experiencias concretas de la 'nación', con lo cual se trata de un formalismo sesgado. Aquí está representada la 'nación' como fue configurada en Europa, donde queda el recuerdo de los fascismos que protagonizaron la Segunda Guerra Mundial. Por tanto junto con el formalismo, entran juicios de valor no declarados: si Luhmann asume una prescindencia de valores que le imposibilita dar cuenta del alcance del Nacionalsocialismo, desde un punto de vista valorativo velado, Richter asocia todo nacionalismo con las expresiones europeas de la extrema derecha.

6. CONSIDERACIONES FINALES

Nuestro texto arrancó dando cuenta de elementos de la trayectoria intelectual y política de Luhmann que permiten enmarcar su enfoque sobre la 'nación' En este contexto mostramos que el sociólogo alude al régimen Nazi y la guerra, absteniéndose de enjuiciar valorativamente esta época. Asimismo su relación con diferentes partidos políticos se caracteriza por la asistencia técnica especializada, carente de compromisos. Su implicación con diferentes agrupaciones está definida por el realismo político. Por lo demás, esta prescindencia de valores también se encuentra en la médula de su teoría, la cual tiene por única finalidad manifiesta describir la sociedad.

Seguidamente, se mostraron los ejes del planteo luhmanniano de la sociedad moderna. Así, se expusieron y comentaron los bosquejos del concepto de 'nación' que ofrece su teoría de sistemas sociales.

De tal manera se llegó a la constatación de una ambigüedad, a saber: como elemento de la imaginación social, la 'nación' es una 'semántica' transitoria cuya finalidad es dar lugar a la diferenciación funcional y luego morir; como simiente normativa de un Estado, tiene su lugar definitivo en el sistema político.

Asimismo, considera Luhmann que la 'nación' llena una necesidad identitaria que no pueden satisfacer las formas contemporáneas de inclusión plural en los sistemas parciales de la sociedad.

Finalmente, el vínculo entre el ‘particularismo’ de la ‘nación’ y el ‘universalismo’ de la ‘sociedad-mundo’ es apenas mencionado por el sociólogo.

En añadidura, la nación aparece para Luhmann como un problema moral difícil de abordar bajo sus propias premisas. Por lo demás también se deja ver en su planteo un formalismo en estado germinal. El nexo entre 'universalismo' y 'particularismo' es el disparador de los análisis de Stichweh y Richter, en otras palabras, la sociedad global es el punto de partida para interrogarse sobre la nación .

De tal modo, Stichweh realiza comparaciones que conciernen al lugar de la 'sociedad-mundo' y la 'nación' para la conducción de la vida individual e, igualmente, al contraste entre la cultura global y la cultura local. En contrapunto con Luhmann, Stichweh resuelve la ambigüedad del concepto de 'nación' considerando que éste tiene su emplazamiento en el sistema político como fuente de los Estados. En este terreno destaca el autor una normatividad que desde el plano global se dirige a los conjuntos nacionales que conviven en la 'sociedad-mundo'. También en la teoría de Stichweh se muestran las consecuencias de una perspectiva formal de la 'nación': se alude a una estructura igualitaria en la cual todos los Estados tendrían el mismo peso y, con esto, se dejan de lado los factores económicos y de poder que hacen a las desigualdades entre regiones de la 'sociedad-mundo'.

Por lo demás, en el planteo de Stichweh la relación entre 'universalismo' y 'particularismo' queda en el terreno de las comparaciones, sin poder hallarse en su propuesta un vínculo que alcance a estas dos dimensiones desde su interior.

Por su parte, Richter lleva sus análisis más allá al sostener que la 'nación' es la forma predominante en que son observados los procesos suprarregionales en la sociedad moderna. Desde ahí muestra aspectos que no son tratados por los otros autores, centralmente, el nacionalismo y los conflictos globales. Para ello, el análisis de Richter se vale de componentes que ya están presentes en Luhmann y también son relevantes para Stichweh: en primer lugar, el formalismo y, en segundo lugar, la perspectiva de que en la nación hay un aspecto moral.

La 'nación' está estructurada por la diferencia entre auto y heterorreferencia, nación propia y ajena. Esta dinámica se apoya en una jerarquía valorativa de la mismidad y la otredad. En estado latente se encuentran aquí elementos que adquieren toda su expresión en el 'nacionalismo'. De tal modo, la diferencia valorativa mencionada cristaliza en la distinción amigo/enemigo, en tanto trasfondo de los conflictos que surgen en épocas de crisis de la 'sociedad-mundo'.

Aquí se vislumbran las ramificaciones de algunos de los componentes del concepto de 'nación' que no se podían ver con total claridad en Luhmann y Stichweh. Por mencionar algunas de esta implicancias, cabe señalar que aunque la nación no se reduce a la unidad de Estado y colectivo, cuando se trata de la nación ajena, la separación de ambos elementos no es posible y esta síntesis es el fundamento de las más graves consecuencias de las contiendas bélicas, donde las poblaciones civiles son identificadas con los Estados y los ejércitos y, en muchos casos, exterminadas.

Sin embargo, advertimos que si bien Richter explicita el entrelazamiento de lo 'universal' y lo 'particular' en la nación , su enfoque se ve sesgado por un formalismo que tiene por trasfondo las experiencias concretas de los ‘nacionalismos’ regresivos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial. Desde esta óptica todo ‘nacionalismo’ es visto como un fenómeno de crisis, sin advertir otros significados, bajo otras banderas políticas, que el ‘nacionalismo’ puede adoptar en los países de la periferia. De esta manera, las desigualdades regionales son vistas como “mitos” políticos, sin tener en cuenta su auténtica magnitud.

Concluyendo, un programa teórico que quiera alumbrar el tema de la 'nación', tomando como plataforma la teoría de sistemas sociales, debería seguir los siguientes Grundrisse:

  1. Comprender el concepto de 'sociedad-mundo' en su auténtica extensión, sin limitarlo a las experiencias de la nación características de los países centrales;

  2. Elaborar un planteo que, sin rechazar el nivel formal-abstracto de la teoría, se llene de contenido a partir de la polisemia del concepto de 'nación', poniendo en primer plano el problema de las desigualdades regionales;

  3. Complementar la descripción de lo social con una ética 11 que permita la crítica de los nacionalismos regresivos y la ponderación del significado de estos fenómenos en la periferia.

Por esta vía podrían llevarse a su conjunción el 'universalismo' y el 'particularismo' que aparecen como raíces del concepto de 'nación' en las investigaciones de los continuadores de Luhmann.

7. BIBLIOGRAFÍA

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Stichweh, R. (2000). Die Weltgesellschaft. Soziologische Analysen. Frankfurt a.M., Suhrkamp.

Notas

1 Se citará esta obra en su versión castellana. El resto de las referencias en alemán son de nuestra traducción.
2 Este artículo no pretende esclarecer si hay o no una moral implícita en Luhmann, nuestro propósito es mostrar cómo el sociólogo se posicionó desde sus propias premisas sociológicas y epistemológicas frente a la coyuntura histórica que le tocó vivir.
3 Este planteo, dado por sentado sin más en las discusiones de la obra de Luhmann, generalmente, de maner axiomática, puede esclarecerse del siguiente modo: en la mayoría de los casos, una comunicación es comprendida y a ésta le seguirá otra comunicación. ʻAlter egoʼ selecciona una información y un modo de notificarla; ʻegoʼ, a su vez, comprende la comunicación al diferenciar una información, es decir, el objeto de la comunicación, y una manera de darla a conocer (v.gr. de forma oral, escrita, en voz alta, susurrando, insinuando, amenazando, acompañada de gestos, etc.). La comunicación es una síntesis emergente de información, notificación y comprensión que, una vez realizada, reinicia el mismo proceso, sin confundirse con las conciencias que alternadamente ocupan el lugar comunicativo de ʻegoʼ y ʻalter egoʼ. Por tanto, así se enlaza una comunicación con otra comunicación. Para el tema de la comunicación en la teoría de sistemas sociales ver Luhmann (1984: 191-241). En relación al concepto de ʻautopoiesisʼ, ver Luhmann (1984: 593-646).
4 Por 'inclusión' Luhmann no entiende que los hombres formen parte de un sistema social, lo cual sería contradictorio con el concepto de ʻautopoiesisʼ. La forma en que los sistemas sociales se dirigen a su ʻentornoʼ, justamente, es lo enfocado mediante el concepto de ʻpersonaʼ (1991a). Se trata de un conjunto de expectativas que se dirigen desde lo social, hacia el hombre, en tanto incluido o excluido (1994).
5 Aún así, podría considerarse que las organizaciones en que se desarrolla la ciencia y la historia de estas organizaciones aportan matices regionales a la idea de una sociología unificada y global. Tal vez la contribución de nuestro artículo consista en mostrar el “punto ciego” de una mirada cuyo sesgo consiste en universalizar realidades nacionales del centro de la Weltgesellschaft.
6 Como se mostrará más adelante, Richter extrae interesantes consecuencias para la comprensión de los conflictos globales a partir de este componente comparativo de la ʻnaciónʼ.
7 En la perspectiva de Luhmann (2007: 193-234), la escritura, junto con la imprenta, tiene por función trascender las interacciones, para alcanzar a los no presentes inmediata y físicamente. En efecto, Anderson considera que la ʻnaciónʼ, como ʻcomunidad imaginadaʼ, fundada en la coincidencia, en un tiempo simultaneo, homogéneo y vacío, con muchos otros connacionales que nos son desconocidos, tiene una estrecha relación con dos formas específicas de los medios impresos que propiciaron su nacimiento: la novela y el periódico. “Estas formas proveyeron los medios técnicos necesarios para la ʻrepresentaciónʼ de la clase de comunidad imaginada que es la nación” (Anderson, 1993: 46-47, subrayado en el original).
8 En este sentido, Luhmann no distingue como hace Weber (1969: 679) entre ʻnaciónʼ y ‘pueblo de un Estado’.
9 Este planteo no advierte que la etnia o la religión, que son observadas, despectivamente, como fuentes del “fundamentalismo”, pueden ser las plataformas a partir de las que se configuren, precisamente, identidades nacionales.
10 Una de las características del riesgo vinculado a los desajustes ecológicos es que no respeta fronteras territoriales nacionales. Las problemáticas ecológicas, en este sentido, son problemáticas de la ʻsociedad-mundoʼ. Para el concepto de riesgo, ver Luhmann (1991b). Por lo demás, este enfoque simplifica el problema de la guerra reduciéndolo al tema del riesgo: si en términos ecológicos los enfrentamientos entre ‘naciones’ pueden no tener ningún beneficiario, es innegable que los tienen en sentido geopolítico y económico.
11 Para una propuesta sobre la ética a partir de la teoría de sistemas sociales, ver Mascareño (2006).

Notas de autor

1 Lionel Lewkow es licenciado en Sociología y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Fue becario doctoral y postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Realizó estancias de investigación en las universidades de Konstanz (Alemania), Basilea y Lucerna (Suiza). Actualmente se desempeña como Profesor Adjunto de la Carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Ha traducido textos del alemán al español, entre los cuales ha de destacarse la obra de G. Simmel, Sobre la diferenciación social. Investigaciones sociológicas y psicológicas (Gedisa, en prensa). Sus investigaciones abarcan temas de teoría sociológica clásica y contemporánea.

Información adicional

Formato de citación: Lewkow, L. (2017). “Nación y sociedad-mundo en la teoría de Niklas Luhmann y algunos de sus continuadores”. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, 72, 202-231, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/lewkow2.pdf

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