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El concepto de modo de producción de Manuel Castells: continuidades y rupturas con la visión marxiana del capitalismo
Manuel Castells's concept of mode of production: continuities and ruptures with the marxian vision of capitalism
Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 77, pp. 207-234, 2018
Luis Gómez Encinas ed.



Recepción: 12/07/2017

Aprobación: 13/11/2017

Resumen: En este artículo se ofrece un análisis general de los movimientos de cambio conceptual y de las operaciones teóricas principales que efectúa Manuel Castells sobre su noción de Modo de Producción en su paso del marxismo al pos-marxismo. Entre los movimientos y las operaciones más sobresalientes cabe destacar el paso del Modo de Producción a la fórmula Modo de Producción/Modo de Desarrollo, el paso de una teoría relacional de clases a un enfoque divisionista, así como el paso de la teoría del valor trabajo a una visión socio-relativista del valor. Este producto representa un punto de acceso específico a la pregunta por las formas de apropiación de la teoría marxista por parte de aquellos teóricos sociales contemporáneos que edifican su perspectiva sociológica a partir de una contraposición total o parcial con la tradición del materialismo histórico.

Palabras clave: Manuel Castells, marxismo, teoría social contemporánea, teorías del capitalismo, teorías del cambio social.

Abstract: In this article I offer a general analysis of the movements of conceptual change and of the main theoretical operations carried out by Manuel Castells on his notion of Mode of Production in his transition from Marxism to Post-Marxism. Among the most outstanding movements and operations that I discover and analyze, it is worth mentioning the transition from Mode of Production to the formula Mode of Production / Mode of Development, the transition from a relational theory of classes to a divisive approach, as well as the shift from labor theory of value to a socio-relativist view of value. This product represents a specific access point to the question of the forms of appropriation of Marxist theory by those contemporary social theorists who build their sociological perspective from a total or partial opposition to the tradition of historical materialism.

Keywords: Manuel Castells, marxism, contemporary social theory, theories of capitalism, theories of social change.

1. INTRODUCCIÓN

La acentuación de la ruptura con la teoría marxista de la sociedad, de la economía y del cambio social a partir de mediados de los 70, con epicentro en los primeros años de la década del 80, trajo aparejado cambios conceptuales y posicionales de profundo calado en las ciencias sociales contemporáneas regionales y globales, muchos de los cuales se proyectan con llamativa vitalidad hasta nuestros días. Tal movimiento teórico generalizado, que se popularizó bajo el rótulo nada original y algo impreciso de “crisis del marxismo”, tuvo como uno de sus protagonistas destacados al sociólogo español Manuel Castells. En el presente artículo ofrezco un primer análisis general de los movimientos de cambio conceptual y de las operaciones teóricas principales que efectúa el sociólogo español sobre su noción de Modo de Producción Capitalista en su paso del marxismo al posmarxismo. En su nueva etapa, el autor recodifica y reingresa tal categoría marxiana en una nueva matriz teórica para el análisis del cambio social, que se estructura a partir de la articulación de dos pares conceptuales: los Modos de Producción (Capitalista y Estatista) y los Modos de Desarrollo (Industrial e Informacional). Se llamará a esta última formación teórica formula MP/MD o simplemente la Fórmula. Las formas generales que emergen de tal combinatoria, y que según el autor se registran de un modo singular desde principios de la década del 80, son los modos de producción capitalista industrial e informacional, y el modo de producción estatista industrial. Así como la acepción marxista del MPC de Castells lleva consigo una hipótesis transformativa, que incluye las expectativas de transición a un Modo de Producción Socialista (MPS)1, la formula MP/MD se estructura a partir de la proyección de un proceso tendencial en apariencias irreversible, centrado en la expansión creciente y acelerada del capitalismo informacional en detrimento del capitalismo industrial, y mucho más aún del estatismo industrial.

El presente trabajo sobre el concepto de Modo de Producción de Castells es un punto de acceso específico y abstracto a la pregunta –mayúscula por cierto– por las formas de apropiación de la teoría marxista por parte de la comunidad de teóricos sociales contemporáneos que edifican su perspectiva analítica en contraposición total o parcial con la obra de Marx y con la tradición marxista. Tal como se afirmó, la pretensión de superación del materialismo histórico por parte de Castells no se produjo en soledad sino condicionado por un entramado de arduas batallas teóricas en el marco lo que podría llamarse un “clima de época”, que en gran medida se difundió del centro a la periferia. Los disparos al marxismo provinieron de múltiples puntos, estuvieron movilizados por intereses y proyectos de lo más heterogéneos –algunos de ellos reconstructivos, como por ejemplo el de Habermas– y, en cualquier caso, fueron de diferente intensidad. El dialogo crítico con el marxismo en este período concreto de la historia –promediando la década del 70 hasta principios de los 80– del cual Castells fue protagonista, resultó ser el suceso que influyó en mayor medida en la definición de los contenidos, las formas y las identidades del pensamiento social y político contemporáneo dominante en la actualidad. Desde la sociología y la filosofía, en el período señalado cobraron especial relevancia las críticas y las tentativas superadoras de Jurgen Habermas, Antony Giddens, Alain Touraine, Pierre Bourdieu, Norbert Elias, Daniel Bell y Michel Foucault2. Desde la economía, corresponde a este período las producciones de referencia de Michel Aglietta, reconocido como fundador de la llamada teoría regulacionista francesa, tradición teórica que luego continúan Robert Boyer y Alain Lipietz, entre otros (ver Aglietta, 1973). Es también a partir de estos años –no accidentalmente– que empieza a cobrar notoriedad la perspectiva sociológica de Nicklas Luhmann. Su teoría de la diferenciación funcional, que evade tácticamente una discusión explícita y sistemática con el materialismo histórico, llega a convertirse con el paso de los años en la perspectiva socio-evolutiva alternativa de mayor peso3. Las pretensiones rupturistas experimentadas desde el interior del marxismo, como fue el caso de Castells, o en dialogo sustantivo con dicha tradición, como fue el caso de los autores mencionados arriba, se enfrentaron en ese mismo período, desde una posición no tan ventajosa como en la actualidad, con una serie de autores marxistas dispuestos a robustecer el marxismo y tratar de defender sus coordenadas metodológicas y teóricas principales de los embates de los autores mencionados. Si se observa en función de la gravitación que ejercen en el presente, aquí merecería mencionarse en primer lugar las obras centrales de Perry Anderson y de David Harvey (ver Anderson, 1983; y Harvey, 1973 y 1982).

En cualquier caso, una pregunta central que especifica el interés por las iniciativas mencionadas de apropiación del marxismo, entre las cuales destaca la teoría social de Castells, tiene que ver con sus modos de conceptualización del capitalismo. ¿En qué medida podríamos hablar de una teoría del capitalismo posmarxista o directamente no marxista? ¿Cómo se hacen presentes Marx y el marxismo en la conceptualización del capitalismo de los teóricos sociales no marxistas? ¿Qué identidad y qué forma adquiere el pensamiento económico que, contando con una teoría del capitalismo, tiende a rechazar total o parcialmente el pensamiento marxiano y marxista? En 2008 Castells reconoce que sigue pensando que hay conceptos y perspectivas interesantes en el marxismo, como el modo de producción, el análisis de clases y el concepto de Estado como aparato de dominación social (Castells, en Linchuan Qui, 2008: 4). Lo que Castells no llega a mencionar es el trastocamiento sustantivo que acompaña la apropiación de tales categorías marxianas en la fórmula MP/MD, que estructura centralmente su nueva teoría del cambio social. Pese a que dicha fórmula se diluye a partir de 2004 en su teoría social del poder reticular, es muy importante señalar que su conceptualización tiene la mayor actualidad en tanto el autor, hasta la fecha, no ha vuelto a tomarse en serio la reformulación de su teoría del capitalismo.

Más arriba se señala que el presente análisis teórico sobre el devenir de la teoría del capitalismo de Castells es de naturaleza abstracta. Con ello se pretende indicar que las conexiones abstracto-concretas centrales de su teoría sociológica contemporánea experimentan un doble recorte, que deviene necesario para poder analizar con detenimiento el esquema central de rupturas teóricas involucradas. La teoría social contemporánea de Castells en el período estudiado se edifica en tres grandes niveles: la formula MP/MD se sitúa en un nivel intermedio de abstracción teórica. Hacia arriba encontramos la elaboración más abstracta y meta-histórica de la teoría de sociedad de Castells a partir de 19834, y hacia abajo el discurso sociohistórico-empírico del autor, que se condensa hasta comienzos del nuevo siglo a partir de lo que el autor denomina la Oposición entre la Red y el Yo5. Se recorta por tanto la aproximación a la Formula hacia arriba y hacia abajo. El presente trabajo se sitúa en el paso del momento abstracto de su teoría marxista del modo de producción capitalista, a lafórmula MP/MD. Junto a esta primera consideración metodológica es necesario añadir una segunda. El trabajo se concentra en el análisis de la formulación general de las categorías de modo de producción y de modo de desarrollo, restando atención a las singularidades de los diferentes tipos de MP y de MD. En el caso del MP, tanto en el período marxista como posteriormente, lo general del modo de producción alude casi exclusivamente al modo de producción capitalista (MPC).

Es importante señalar que las críticas más usuales de los comentaristas principales de Castells, si bien toman en consideración su teoría del capitalismo, en ningún caso fundamentan sus posiciones a partir de un estudio sistemático6. Ello garantiza la completa originalidad de la presente unidad de investigación.

El trabajo se organiza en cuatro apartados: el Modo de producción; el Modo de Desarrollo; La cuestión de las clases, y por último el tema del Trabajo y la teoría del valor. Como se podrá comprobar, la estructura de apartados actúa simplemente como una división analítica arbitraria, intentando ordenar un conjunto complejo de movimientos y operaciones teóricas completamente interrelacionados.

2. EL MODO DE PRODUCCIÓN

De los movimientos centrales de cambio conceptual que efectúa Castells asociados directamente y en un sentido restringido a la categoría de Modo de Producción (en adelante MP) destacan particularmente dos: el paso del MP a la fórmula Modo de Producción/Modo de Desarrollo (en adelante –como ya se aclaró– Formula MP/MD o Fórmula) y la transición del registro del polo dominante del MP al MP como forma dominante.

2.1. EL PASO DEL MP AL MP/MD

Uno de los movimientos de cambio conceptual de mayor trascendencia que se registra en el tránsito de la visión sociológica marxista de Castells a su nueva teoría social tiene que ver con el trastocamiento del alcance explicativo de su concepto marxiano de modo de producción. Tal proceso, que se podría describir como el paso del MP al MP/MD, conlleva la transición del MP como concepto multidimensional y como lógica de articulación social al MP como expresión exclusiva de la región de lo económico, y en un sentido más restringido aún, como expresión de lo económico dominante en un sentido bien específico.

A lo largo de la década del 70 y hasta 1982 Castells emplea un concepto de MP en estrecha sintonía con el propuesto por Althusser, principalmente en su producción previa a los Elementos de autocrítica (ver 1966 y 1968). En este período el MP no será un modo de producción económico en sentido estricto sino “una forma específica de articulación entre los elementos (instancias) fundamentales de una estructura social, a saber: “sistema” económico, “sistema” político-jurídico, “sistema ideológico”, sin que esta lista de “sistemas” sea en modo alguno limitativa” (Castells, 1971: 2077; 1972: 152). Acoplada a tal definición, Castells sostendrá que en “todo modo de producción hay un sistema dominante, variable, cuyo lugar de emplazamiento en la estructura caracteriza al modo de producción en cuestión. En todo modo de producción hay, por otra parte, un sistema determinante en última instancia, que –por el contrario– es invariable, éste es siempre el sistema económico”8 (1971: 207; 1972: 152). Lo central en este punto es que la visión del MP que despliega Castells luego de 1982 ni siquiera asume la forma y la extensión de lo que anteriormente consideraba el sistema determinante en última instancia, es decir, el sistema económico. Lo que se registra más bien es la circunscripción del MP a una subregión de lo económico que excluye a las relaciones técnicas de producción o fuerzas productivas. Si el MP marxista trasciende el vínculo entre relaciones sociales y relaciones técnicas de producción, a partir de 1982, para dar cuenta de dicha relación, Castells simultáneamente reduce el alcance de la noción de MP en la dirección comentada, y propone el concepto de Modo de Desarrollo (en adelante MD) para dar cuenta de las relaciones técnicas de producción3. Como es evidente, tal modificación del concepto de MP se concreta casi exclusivamente como una modificación en el Modo de Producción Capitalista (dado el carácter completamente accesorio, especulativo embrionario de su conceptualización del Modo de Producción Socialista). Si el capitalismo como MP es para Castells en su período marxista, y en abstracto, una matriz particular de los diversos sistemas a la base de una sociedad (sistemas económico, político, ideológico) (1971: 53; 1975: 185-6), a partir de 1982 su formulación tiende a opacarse y agrietarse. La visión emergente combina una forma conceptual en extremo restringida y una forma discursiva que se resiste a abandonar un horizonte societal extendido y con ello cierta pretensión de totalidad social. De este modo, en la nueva versión, junto con el capitalismo como modo de apropiación económica (forma conceptual), se reconoce un discurso sociológico desacoplado del primero que alude al capitalismo como un sistema social y que le permite a Castells invocar la idea de una sociedad capitalista (1989: 23; 1999: 408). Mientras que en su conceptualización marxiano-althusseriana del capitalismo resultaría coherente exponer cierta articulación entre modo de producción y sistema social, en su propuesta posmarxista tal combinación resulta conceptualmente insostenible y sólo obedece a una táctica deliberada de desdibujamiento categorial.

2.2. DEL POLO DOMINANTE DEL MP AL MP COMO FORMA DOMINANTE

El reconocimiento de la primacía que ejerce el polo dominante del MP en el devenir de las relaciones económicas y societales en general se encuentra presente en la visión marxista del cambio social que reproduce Castells, desde el momento que se proyecta a partir del interfaz entre una teoría económica y una teoría social de la dominación sujeta a sensibilidades estructuralistas. El Castells marxista indicará que todo modo de producción se desarrolla según la lógica intrínseca de su polo dominante, pero progresivamente va siendo transformado por la lógica contradictoria que se le opone en el proceso de la lucha de clases (1972: 84). Ahora bien, la relación que fija el autor entre el MP y el elemento estrictamente dominante del proceso de dominación, se modifica sustancialmente a partir de 1983. Si en el período marxista el MP contenía en su interior la contradicción y el antagonismo de clases, y por lo tanto contemplaba la relación entre lo dominante y lo dominado, en su teorización posmarxista se reduce de tal forma que expresa exclusivamente lo dominante. El nuevo concepto de MP fija una relación de exterioridad respecto al polo dominado en un doble registro: 1. La fuerza de trabajo como expresión de lo dominado se excluye del MP y se reintegra en el MD (tal como comenté); y 2. En un plano más concreto, aquella fracción del espacio social que expresa lo dominado (el espacio local) se separa de aquella otra fracción dominante del espacio social que contiene el MP como un todo, y que Castells denomina espacio global o espacio de los flujos10. Al excluir lo dominado del MP Castells elimina el principio de contradicción de las relaciones de producción, que como bien sabe el lector es uno de los elementos centrales del materialismo histórico.

3. EL MODO DE DESARROLLO

En este punto se analizan dos movimientos de modificación conceptual en extremo sensibles que efectúa Castells asociados a la noción ya mencionada de Modo de Desarrollo: el paso del proceso de trabajo al Modo de Desarrollo y finalmente el tránsito del desarrollo económico y social al desarrollo como MD.

3.1. EL PASO DEL PROCESO DE TRABAJO AL MD

El sistema económico del MP marxista de Castells, como toda teorización marxista de la economía, se centra en primera instancia en la conceptualización del proceso de trabajo. Una innovación determinante que trae aparejado su nuevo concepto de MP, ya insinuado en cierto modo, es la exclusión del proceso de trabajo del MP y su supeditación total a la nueva categoría de MD. De este modo, a partir de la ruptura con el concepto marxista de MP Castells consuma el descentramiento del trabajo de la dinámica socioeconómica capitalista.

Reproduciendo la propuesta de Althusser y Balibar, Castells distingue a principio de los 70 tres elementos centrales de su sistema económico marxista: la fuerza de trabajo, los medios de producción (objeto y medios de trabajo) y el “no-trabajador”. Por aquellos años el sociólogo español dirá que el proceso de trabajo consiste en la intervención de la fuerza de trabajo sobre los medios de producción para realizar el producto (que se descompone en (re) producción de la fuerza de trabajo y (re) producción de los medios de producción. Junto con ello agregará que en este proceso se manifiestan dos tipos de relaciones entre los elementos: 1) Una relación de propiedad (que no debe ser confundida con la propiedad jurídica, que pertenece al sistema político-jurídico) y 2) Una relación “de apropiación real”, que concierne al control del proceso técnico de trabajo (1971: 207). Ahora bien, a partir de 1983 la mencionada intervención del trabajo se subsume en gran medida en la esfera técnica de la producción (que como vimos ya no lleva el nombre de relación técnica de producción), relegando su componente sociorelacional y político-relacional. Es a partir de tal modificación que el sociólogo español anula el proceso “de apropiación real” ya mencionado, que es el elemento central de la dialéctica del control en las relaciones de producción. La pérdida de politicidad del trabajo al interior del concepto de MD se completa a partir de la sustracción del trabajo como elemento fundante del registro relacional clásico del concepto marxiano del capitalismo, que postula la separación del trabajo respecto a los medios de producción.

3.2. DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL AL DESARROLLO COMO MD

Aunque Castells efectúa las reducciones conceptuales más significativas de la Fórmula MP/MD en relación al concepto de MP, lo cierto es que aplicará también sobre el MD una operación de reducción mayor que involucra al concepto de desarrollo. En concreto, Castells presentará, en una maniobra llamativa, a la noción de MD como la expresión conceptual del desarrollo como un todo. La decisión de presentar al MD en primera instancia como desarrollo, y no como desarrollo tecnológico, conlleva la proyección de una visión tecnologicista del desarrollo. Esta acepción reduccionista no tiene antecedentes en el campo de las teorías del desarrollo en sociología y economía, tradición que el autor conoce a la perfección y con la cual dialoga en sus textos. La apuesta de equivalencia conceptual entre MD y desarrollo se agrieta a partir de dos tipos de registros que éste provee: el primero es una referencia textual en la cual subsume el MD a una noción más general de desarrollo, dando a entender con ello que el MD no es más que un modo de desarrollo tecnológico. En concreto el autor dirá que la contradicción más patente producida por el auge de la sociedad red es la que existe entre nuestro hiperdesarrollo tecnológico y nuestro infradesarrollo institucional y social” (2001: 310). El segundo registro lo constituye su discurso sociológico más concreto, en el cual suele proveer menciones sobre el desarrollo emparentados con la tradición sociológica, generando en esos casos un registro contradictorio muy marcado entre el desarrollo como concepto (MD) y el desarrollo como discurso de lo concreto. En este plano discursivo y no conceptual registro dos acepciones que emplea Castells: una entendida como desarrollo económico, y otra como desarrollo en un sentido aún más general11.

Todo indica que la equivalencia general que establece el autor entre MD y desarrollo como un todo es dejada de lado al momento que desecha la Fórmula MP/MD. A partir de 2014 Castells presenta una nueva acepción de MD, en el marco de sus nuevas investigaciones sociológicas sobre el desarrollo. Si bien la Formula se desactiva, tanto el informacionalismo como MD como el MP capitalista siguen vigentes en la perspectiva sociológica del autor. En estos últimos textos el MD o Paradigma tecnológico pasa a representar tan sólo una dimensión específica del desarrollo, junto con otras dos, como serían el desarrollo humano/colectivo y el desarrollo humano/personal (2014: 20). Castells dirá en esta nueva versión que el desarrollo informacional resulta del incremento de la capacidad humana para crear e innovar mientras reducen las externalidades negativas en el ecosistema y en el sistema social. Tal capacidad será para el sociólogo una función del mejoramiento de la vida humana, tanto en su condición material (salud, educación, hábitat, comodidades de la vida cotidiana, calidad ambiental, creación cultural, potencial de comunicación), como en su componente ético y político, una clave para la estabilidad social que permite la acumulación de efectos de desarrollo en los medios de vida de las personas (2014: 2). De este modo, aquí el desarrollo como un todo pasa a concebirse como un proceso autodefinido en el cual los seres humanos, como colectivo, mejoran su bienestar mediante la creación de las condiciones estructurales para la reproducción ampliada del proceso de desarrollo en sí mismo, por lo tanto ensanchando su bienestar y, al mismo tiempo, creando las condiciones estructurales para que tal proceso avance (2014b: 3). Ahora bien, contraviniendo los movimientos estrictamente discursivos, lo que sugieren los elementos expuestos en este punto es que la visión del desarrollo del autor posiblemente no haya experimentado modificaciones sustantivas desde la aparición de la Formula. Bajo este supuesto, la equivalencia entre MD y desarrollo podría entenderse como una operación conceptual reduccionista orientada a la consecución de cierto efecto de lectura.

4. HACIA UNA TEORÍA NO RELACIONAL DE LAS CLASES

Un aspecto central para avanzar en el dimensionamiento de las transformaciones producidas en la visión del capitalismo de Castells es el registro de las maniobras y los movimientos que acompañan su teoría de las clases sociales, prestando atención a las categorías que dinamizan tales agrupamientos. Aquí en concreto se analiza el paso de la teoría relacional de clases marxista a un enfoque que podría denominar divisionista.

Como se viene demostrando, a partir de la distinción entre MP y MD la teoría del capitalismo de Castells se desentiende de la conceptualización de las relaciones económicas como un todo y con ello de la dimensión socio-relacional del análisis de clases marxiano. Como sucede con otros elementos de la teoría social de Castells, no hay una correspondencia entre el movimiento de cambio conceptual y el reconocimiento discursivo de tal modificación. Las definiciones de capitalismo que propone el autor parecen no diferenciarse del registro unitario, integrador y relacional que propone en su período marxista. Ahora bien, observadas con mayor detalle, emergen los registros de la visión no relacional que finalmente adopta. En 1983 la definición aún recoge en términos idénticos el modo relacional marxiano, registro que se hace particularmente evidente a partir de la noción de apropiación de la fuerza de trabajo, que integra en el mismo movimiento al trabajador y al capitalista. Allí Castells alude a la idea elemental de que “el capitalismo se define por la separación entre los productores de los medios de producción y por la apropiación por el capital de los medios de producción y de la fuerza de trabajo de los productores” (1983: 412). Esta fórmula experimenta modificaciones más adelante.

En 1989 el sociólogo ya dirá que “bajo el capitalismo, la separación entre productores y medios de producción, la mercantilización del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción sobre la base del control del excedente comercializado (capital) determinan el principio básico de la apropiación y distribución del excedente por parte de la clase capitalista” (1989: 32; 1996a: 46). A diferencia de la afirmación anterior, en esta segunda frase asoman registros de su visión no relacional. Castells alude por separado a 1) la separación entre productores y medios de producción y a 2) la propiedad privada de los medios de producción. Tal como lo formula, el punto 1) no sería correcto, ya que el “productor” no se encuentra separado en cualquier sentido de los medios de producción. De hecho, el productor se apropia de los medios de producción a partir de su control técnico. Lo que separa al productor de los medios de producción es precisamente su condición de no-propietario de tales medios, aspecto que Castells incluye por separado en otro punto. Podemos ver cómo en esta segunda afirmación desaparece la referencia a la apropiación privada capitalista del trabajo. Sumado a lo anterior, el autor elije hablar de “productores” y no de trabajadores, con lo cual también colabora en el desdibujamiento del antagonismo central de las relaciones de clases, y al mismo tiempo hace desaparecer la categoría de trabajo. En una tercera referencia Castells invita a comprender las nuevas relaciones de clase siguiendo en sus términos la tradición marxiana, a partir de identificar “quiénes son los productores y quienes se apropian del producto de su trabajo” (1997: 156). El punto es que la solución que aquí ofrece el sociólogo español para tal proceso de identificación no contempla un momento de unidad relacional, como lo hacen Marx y la tradición marxista, si no un principio de separación entre ambos actores, que es lo que constituye a los MP como ámbito autorrecursivo del capital y a los MD como espacio de desenvolvimiento de la fuerza de trabajo. En otros términos, lo que hace nada marxiana esta forma supuestamente marxiana de comprender las relaciones de clases es que la pregunta por unos y por otros se abordan en primera instancia de modo independiente. Si volvemos a la segunda definición podemos ver como las relaciones de clases se definen únicamente a partir de la operación de apropiación de la clase capitalista. Se entiende que este es el modo en que el análisis de clases de Castells (para ser más exactos debería denominarse “clase”, en singular, o mejor dicho, “clase dominante”) no desborda el marco de su noción restringida de MP. De este modo, no hay lógica de clases operando en primera instancia en los MD, y por lo tanto, dado que la fuerza de trabajo queda atrapada en la categoría de MD, lo que termina sucediendo es que Castells separa la relación entre trabajo y clase, o dicho en clave estructural, entre trabajo y posición de clase. No hay posición de clase en el MD porque el análisis de clase se circunscribe de modo unidireccional, no relacional y no dialéctico, a la clase dominante.

Junto a los elementos expuestos, Castells introducirá otras afirmaciones que le permitan desdibujar su esquemática no relacional, presentando las relaciones de clases en el plano discursivo imbuidas de un registro socio-dialectizado, en el cual el capital siempre desborda al MP y la fuerza de trabajo y la tecnología hacen lo suyo con el MD. A modo de ejemplo, Castells hará referencia, en tanto expresión socio-económica del ciclo neoliberal que se inicia a fines de los años 70, a “la transformación de las relaciones de poder entre capital y trabajo en nuestras sociedades” (1988: 26), así como a “la reestructuración de las relaciones capital-trabajo y la difusión tecnológica bajo la dominación de la primera” (1989: 271). Respecto a la tecnología, y más en concreto a la tecnología de la información, Castells opta igualmente por inscribirla discursivamente en una visión relacional del poder económico. De este modo, dirá que la tecnología está siendo usada como un factor de negociación en la redefinición de las relaciones de poder entre el trabajador y la empresa (Castells y Henderson, 1987: 6), y en un mismo sentido, que la tecnología ha sido decisiva para situar al capital en una posición ventajosa con relación al trabajo en el marco del proceso de reestructuración capitalista (1989: 61). Ahora bien, dicho registro socio-relacional de clases no es más que una ilusión desde el momento que Castells no promociona una relación dialéctica entre capital y trabajo, sino más bien una imposición desde afuera del capital, sin contemplar la inclusión del trabajo en tal proceso desde un sentido de unidad relacional. A diferencia de Marx, en Castells no se registra una lucha de apropiación entre trabajo y capital, sino una práctica de apropiación en las relaciones de producción como imposición unidireccional del capital.

5. TRABAJO Y TEORÍA DEL VALOR

Siendo que la práctica social de referencia y la unidad de valor elemental de la teoría marxiana y marxista del capitalismo es el trabajo, en este último punto nos detenemos en el análisis del movimiento más importante asociado a este punto y de una operación específica de implicancias altamente significativas. Nos referimos al paso de la teoría del valor-trabajo a una visión socio-relativista del valor, y luego al abandono, a partir de la Formula MP/MD, de la conceptualización de la explotación capitalista y la apropiación privada del trabajo.

5.1. DE LA TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO A UNA VISIÓN SOCIO-RELATIVISTA DEL VALOR

El abandono del encuadre marxista y la modificación de su concepto de MP conllevó para Castells el fin de la suscripción a la teoría del valor-trabajo. A lo largo de su producción teórica, la concepción del valor fue experimentando modificaciones sustantivas, aunque las diferentes versiones nunca abandonaron su conexión interna con las relaciones económicas, y más en concreto con su teoría del MPC. Es posible identificar tres conceptualizaciones diferentes del valor que se suceden en la obra de Castells en un registro secuencial: (a) la teoría del valor-trabajo, (b) el postulado de la maximización dual y finalmente (c) la visión socio-relativista del valor.

Respecto a la teoría del valor-trabajo, es por demás evidente su abandono desde el momento que fija una relación de exterioridad entre trabajo y MP, del modo que ya fue analizado. Lo que emerge en la teoría social de Castells a partir de 1983, asociado a la Fórmula MP/MD, es lo que denominamos el postulado de la maximización dual. A partir de entonces el autor sostendrá que los modos de producción conllevan principios de funcionamiento que se imponen como objetivos sociales estructurales y que se convierten en su razón de ser. De este modo, el capitalismo para Castells, que es el MP sobre el cual teoriza casi exclusivamente, está orientado hacia la maximización del beneficio mientras que el estatismo está orientado hacia la maximización del poder (1983: 414; 1989: 32; Castells y Kiselyova, 1995: 3-4; 1996: 46; 1998a: 32). La teoría del capitalismo del sociólogo español transita así de una visión maximizadora del trabajo a una visión maximizadora del beneficio, y por lo tanto se desplaza de la valorización en primera instancia del polo dominado del MP a la valorización del polo dominante12. Tanto la teoría del valor trabajo como el par de principios de maximización posteriores son categorías económicas que luego se sociologizan.

El modelo dual de principios de maximización se desdibuja en la teoría social de Castells y en su concepción del capitalismo a partir de fines de los 90. La alternativa emergente es un nuevo esquema de relativización del valor que el autor apenas llega a formalizar conceptualmente. Su nueva visión del valor parte de la premisa de que todo es potencialmente valorizable o desvalorizable, siendo la lógica y la forma dominante de organización en red los elementos que definen el valor en cada situación. A medida que avanza la producción teórica de Castells su concepción del valor va ganando en abstracción y se va formalizando en mayor medida al interior de una teoría de las redes proyectada como una teoría social del poder. En 2009 Castells sostendrá que la definición de lo que constituye valor depende de la especificidad de la red y de su programa, y que cualquier intento de reducir todos los valores a un criterio común se enfrenta a dificultades metodológicas y prácticas insuperables (2009: 56). A ello añadirá que el valor es lo que se procesa en cada red dominante en cada momento, en cada lugar, de acuerdo con la jerarquía programada de la red por los que actúan en ella (2009: 57). Desde el momento que la teoría del capitalismo queda subsumida en una teoría de la organización en red, el principio de maximización del capitalismo se supedita igualmente a una teoría reticular de la dominación. El capitalismo como modo de producción transitaría de la apropiación del excedente a la apropiación potencial de todo valor. Castells dirá que el capitalismo actual logra apropiarse de todo lo que podrá procurarle valor, siendo lo potencialmente valorizable o desvalorizable individuos, regiones, sectores, empresas, etc. (1996b: 2). Aquí lo que habría que analizar en concreto es en qué medida la subsunción de su visión del capitalismo a una teoría multidimensional de las redes echa o no por tierra la Fórmula MP/MD. En cualquier caso, los principios de maximización correspondientes a los modos de producción capitalista y estatista no se podrían sostener en este esquema como parámetros inalterables y excluyentes. Si bien el discurso explícito de la teoría de las redes sociales que formula Castells indicaría que el capitalismo es una red dominante entre varias, se constata que el capitalismo resulta para el autor la red dominante predeterminada en todos los casos. Lo que se sostiene como hipótesis en este punto es que el principio relativista de la teoría reticular del valor del sociólogo español se supedita a un meta-valor dominante que es el principio de maximización financiera capitalista. En tal sentido, la relativización del valor, del modo totalizador que se presenta en la Fórmula, podría constituirse en una táctica para desdibujar su apuesta no explicitada por la primacía de lo económico-financiero, del mismo modo que el concepto de dominación ecológica de Jessop desdibuja la opción por la primacía de lo económico contenida en su teoría social (Jessop, 2002), así como el empleo que hace Hartmut Rosa de la teoría luhmanniana desdibuja de modo incongruente su apuesta de fondo por la primacía del motor económico de la aceleración social (Torres, 2016; Rosa; 2013). Todo indica que el concepto de valor en la teoría del capitalismo de Castells se trasladaría de la esfera de la producción a la esfera de la circulación, siendo la teoría del valor en esta última versión una teoría de la circulación monetaria. En 1996, en referencia a la creación de valor financiero, Castells dirá que dentro de la lógica del capitalismo, la creación de valor no tiene porqué encarnarse en la producción material y que todo funciona en la medida en que se genere un superávit monetarizado del que se apropie el inversor (1996a: 198). En un texto posterior aludirá al capitalismo en clave reticular señalando que las redes empresariales alcanzan sus objetivos maximizando los beneficios en el mercado financiero global (2009: 540). Tanto la idea de la apropiación del inversor, a la que Castells no hace mención con frecuencia, como el registro más institucionalista sobre la maximización del beneficio financiero, podrían constituirse en clave centrales de la actual concepción del valor o de la actual lógica de maximización del capitalismo del autor. Aceptar la suposición indicada implicaría que “todo lo valorable sujeto a apropiación” finalmente se subsume mayoritariamente en una lógica financiera de apropiación del excedente. Así, el objetivo dominante de maximización de beneficios del capitalismo informacional debería entenderse en todos los casos la como maximización del beneficio en el mercado financiero global.

5.2. EL ABANDONO DE LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA Y LA APROPIACIÓN PRIVADA DEL TRABAJO

Finalmente, a partir de su concepto posmarxista de MP Castells renuncia al empleo de dos nociones marxianas inextricablemente unidades que dan cuenta del mismo movimiento: la noción de apropiación privada de la plusvalía (del plustrabajo o del trabajo humano productivo) y la noción de explotación capitalista. La primera acentúa en mayor medida el polo dominante, la práctica del capitalista, y la segunda noción hace mayor hincapié en el efecto de la práctica capitalista sobre la fuerza de trabajo, sobre el polo de lo dominado. Con cierta frecuencia en la teoría marxiana cada una de dichas nociones se define a partir de la otra, como bien señala Giddens. Tanto una como la otra, aunque en especial la primera, tienden a fundamentar en primera instancia la propia definición marxiana del capital y de su lógica de acumulación. El sociólogo español sostendrá, a modo de ejemplo, que el capital se basa en la apropiación privada del trabajo humano productivo (1978: 91), que la acumulación capitalista se basa fundamentalmente en la tasa de explotación (1978: 103), o bien que el proceso de explotación es el eje y presupuesto fundamental de la acumulación (1978:108). La exclusión de ambas nociones del nuevo MP precede y resulta funcional al abandono ya analizado de la teoría del valor-trabajo.

En este punto, a partir del dispositivo teórico que acompaña la nueva noción de MP, Castells efectúa una doble operación: en el plano conceptual, propone el paso de la apropiación privada del plustrabajo a la apropiación privada del excedente o de la ganancia, y más comúnmente, a la apropiación de excedente (sin referencia al carácter privado de la apropiación)13. Si la minimización del registro de la naturaleza privada de la apropiación disuelve la centralidad de la propiedad privada, el paso de la apropiación del plustrabajo a la apropiación del excedente disuelve la centralidad del trabajo, y más específicamente de la explotación laboral. Luego, en el plano discursivo, como sucede con otros conceptos ya analizados, Castells continúa haciendo referencias a la explotación capitalista y a la expropiación del trabajo, introduciendo pequeñas menciones al respecto en distintos textos, pero éstas ya no tienen asidero conceptual en el nuevo modelo teórico, y por lo tanto operan como pistas falsas.

La operación conceptual mencionada se puede registrar principalmente en la formulación del principio de funcionamiento del MPC, ya aludido en puntos anteriores. Castells dirá que el “capitalismo está orientado hacia la maximización del beneficio, esto es, el aumento de la cantidad y proporción del excedente apropiado por el capital” (1983: 414; 1989: 32; 1996a: 46; 1998: 32). En un sentido similar afirmará que “la regla sigue siendo la producción en aras de la ganancia y para la apropiación privada de la ganancia, sobre la base de los derechos de propiedad, que son la esencia del capitalismo” (1998: 412). En la transición de la apropiación de la plusvalía (o del plusvalor) a la apropiación del excedente, hay que tomar en consideración que la noción de excedente es una referencia genérica que no necesariamente se asocia con el plustrabajo, lo cual permite abonar el supuesto de que lo primero que Castells abandona es la politicidad marxiana que acompaña la idea de la apropiación privada del trabajo del otro. Una referencia accesoria aunque más nítida del cambio conceptual en cuestión se presenta cuando el autor define al capitalismo como la búsqueda interminable del dinero por el dinero a través de la producción de mercancías por mercancías (1996a: 554). De este modo, el énfasis en la forma dineraria en desmedro de la atención en los mecanismos relacionales que la maximizan conlleva otra visión de la propia lógica del cambio social, a la vez que tiende a despolitizar en cierto modo al capitalismo, al desinscribirlo de un registro de expropiación de clases. Tal apuesta se inscribe igualmente en el proceso de fractura del análisis relacional/estructural de las clases sociales que acomete el autor.

Por su parte, la continuidad de la equivalencia marxiana entre capitalismo y explotación, o bien entre capitalismo y apropiación del trabajo ajeno, se presenta en un plano discursivo y coloquial de diferentes modos. Castells afirmará, por ejemplo, que cada nuevo modo de producción establece nuevas formas de explotación y dominación que desencadenan nuevas formas de lucha de clases (1983: 412), que la sobreexplotación de los trabajadores es una de los procesos específicos que componen las relaciones de producción (1998: 96), o que la expropiación del trabajo, propio del capitalismo industrial, se extiende en la era informacional a la expropiación de las mentes (2005: 1-2). Otra referencia sintomática de esta operación discursiva es la propia caracterización general del capitalismo, que ofrece circunstancialmente en su discurso más empírico. Castells empleará nociones como las de “capitalismo explotador” (1996a: 296) o “capitalismo salvaje” (1998: 205), y hará referencia explícita al capitalismo como una forma de explotación y opresión (junto con el racismo y el imperialismo) (1997: 267).

El abandono de una teoría de la explotación del trabajo al conceptualizar el nuevo MP pone en evidencia la separación entre la teoría económica de Castells y su teoría del poder. Entiendo que Castells comparte la idea de Giddens de que la explotación se conceptualiza más adecuadamente en relación con la dominación y el poder (ver Giddens, 1981: 60). Al observar la fórmula MP/MP, se registra que el encierro de su teoría del poder en el Modo de Producción Estatista (MPE) y el abandono de la cuestión de la explotación en el MPC forman parte de un mismo movimiento conceptual de adulteración de la teoría marxiana.

6. A MODO DE CONCLUSIÓN

El presente artículo, centrado en aspectos teórico-abstractos de un autor contemporáneo de referencia, cobra interés en la medida que se concibe como un punto de concreción específica de un problema de mayor alcance, de vital importancia para la reconstrucción teórica de las ciencias sociales contemporáneas, y para el cual actualmente no registramos respuestas satisfactorias: ¿Que sucedió con la teoría del capitalismo luego de la última “crisis del marxismo” en el conjunto de la teoría social contemporánea, y en particular en aquella fracción que otrora había establecido un diálogo sustantivo con el materialismo histórico? Se trata de un problema vital en la medida que se parta del supuesto de que no es posible la construcción de una teoría social sin una teoría económica, y en particular sin una teoría del capitalismo, del mismo modo que resulta imposible o bien reduccionista ofrecer una analítica del capitalismo sin inscribirla en el marco más amplio de una teoría de la sociedad.

En la actualidad, en el marco de un escepticismo científico y político realmente generalizado, parecen presentarse dos caminos principales para revisar la teoría marxiana del capitalismo en la teoría social contemporánea. A falta de una denominación mejor, se denomina a estas alternativas la vía schumpeteriana y la vía luhmaniana-shumpeteriana. Como exponentes de la primera destacan Manuel Castells y Michael Mann, y de la segunda Bob Jessop y Hartmut Rosa. Ambas tienen en común dos aspectos: la primera es el reconocimiento de las contribuciones de Schumpeter a la comprensión de la dinámica del desarrollo capitalista centrado en los procesos de innovación tecnológica. La segunda y más determinante es que ambas transitan por un sendero de recomposición teórica completamente ecléctico, cuya fragilidad e inconexión lógica es tan inocultable como su opción –algo esquizofrénica– por una primacía de lo económico edificada a partir de un discurso de rechazo al determinismo económico marxiano.

En función del análisis ofrecido, el Caso Castells deja en evidencia una apropiaciónfallida de la teoría del capitalismo marxiana. Se señala que es fallida en la medida que el sociólogo español continúa indicando, en relación con la formula MP/MD, que la fuente teórica principal de su concepto de modo de producción es el propio Marx. Al observar los reduccionismos que acompañan los movimientos de cambio conceptual y las operaciones teóricas nucleares que componen su teorización del capitalismo, da la impresión que nos quedamos con las manos completamente vacías, y junto a ello, con la inquietante certeza de no poder divisar teorías sociológicas globales no marxistas superadoras a la de Castells. La situación se agrava desde el momento que toda teoría social en la actualidad debe integrar un registro general de globalidad. Como correctamente nos advertía Max Weber, cuanto más “general” es un problema en cuestión, menos abordable se muestra a una respuesta unívoca a partir del material del saber empírico. Empleando con cierta laxitud las categorías foucaultianas de La Arqueología del Saber, se podría señalar que por el momento no se registran pistas firmes para lograr conquistar un umbral de cientificidad y luego un umbral de formalización para un objeto-capitalismo que sigue procesándose de modo superficial e incongruente en la teoría social contemporánea en su relación con el marxismo. Y mientras esto suceda, mientras el horizonte de superación de la teoría del capitalismo marxista no adopte nuevas consistencias, no habrá chances de reconstruir una teoría sociológica en condiciones de explicar los procesos de transformación social en América Latina.

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Notas

1 Los autores de mayor referencia de los esquemas económicos transicionales del capitalismo al modo de producción socialista entre fines de los años 60 y la década del 70 muy probablemente sean Charles Bettelheim y Paul Sweezy.
2 Los textos centrales de tales autores en el período mencionado continúan siendo los libros más importantes en la actualidad para establecer un diálogo renovado con el materialismo histórico y las teorías del cambio social. Ver principalmente: Habermas, 1975; Giddens, 1981; Touraine, 1978; Bourdieu, 1980; Elias, 1970; Bell, 1973; Foucault, 1976a; 1976b y 1978.
3 Para una consulta de los textos de Luhmann más próximos a un dialogo con el materialismo histórico, ver Luhmann, 1970 y 1997.
4 Para un análisis sistemático del nivel más abstracto de su teoría de la sociedad, ver Torres, 2013.
5 Para un estudio pormenorizado de la fórmula de oposición entre la Red y el Yo, ver Torres, 2015.
6 Se pueden identificar dos críticas principales a la teoría social contemporánea de Castells. La más importante apunta a cuestionar las diferentes formas de determinismo tecnológico que supuestamente asume Castells (Giddens, 1996; Amin, 2003; Melucci, 1997; Smith, 1996; Abell y Reyniers, 2000; Miege, en Becerra, 2002; Garnhan, 1998; Stehr, 2000; Fuller, 1999; Van Dijk, 1999; Webster, 1995, 2005). A ello le sigue el rechazo a diferentes aspectos de su teoría económica. Aquí los dardos apuntan a la incomprensión de Castells de la productividad en la economía de la información (Garnham, 1998, 2001), a la ausencia de una teoría del valor (Heiskala, 2003), a la debilidad de la noción de empresa-red (Heiskala, 2003), a la ausencia de explicación de largo plazo del desarrollo económico (Patomaki, 2003), así como a la asunción por parte de nuestro autor de una perspectiva adaptacionista y darwinista de las fuerzas de producción -e innovación- como motor de la historia (Patomaki, 2003).
7 Las citas en el cuerpo del texto que corresponden a Castells no llevarán el nombre del autor, dado que la casi totalidad de referencias le corresponden.
8 Cursivas del autor.
9 Ver más adelante, en el punto 3.
10 Para un análisis de la relación entre la fórmula MP/MD y su teoría del espacio dual (local/global), ver Torres, 2015.
11 En la primera acepción mencionada, Castells aludirá al desarrollo como combinación de altas tasas de crecimiento económico constante y cambio estructural en el sistema productivo (1998: 319; 1996a:180). Tal encuadre le servirá para hablar, por ejemplo, del desarrollo económico y la modernización tecnológica de China (1998: 349). El autor también alude al campo de la teoría del desarrollo, para cuestionar a partir del estudio de los llamados tigres asiáticos, el planteamiento de izquierda clásico, según el cual no puede darse desarrollo económico en sociedades dependientes bajo el capitalismo (1998: 293). En otros textos, hace mención al concepto de desarrollo sostenible, a partir de la mención a ciertos proyectos que pretenden redefinir el modelo de crecimiento económico, dando lugar a una estrategia de desarrollo sostenible que permita la incorporación de todo el planeta a una economía realmente nueva (2001: 310). En cuanto a la noción general de desarrollo, a modo de ejemplo, Castells hablará de factores políticos, sociales, económicos e históricos que tradicionalmente influencian el desarrollo (Castells y Tyson, 1988: 56), y destacará que en la era de la información la matriz de todo desarrollo (tecnológico, económico, social) está en la innovación” (2001: 12). Hará referencias también al diseño estatal de políticas de desarrollo (Castells y Himanen, 2002: 185), entiendiendo aquí por desarrollo algo que trasciende lo económico.
12 Revisar apartado 2.3.
13 Una hipótesis que esbozo en este punto es que Castells retira en buena medida la referencia a la “apropiación privada” en el MPC desde el momento que no estructura la distinción entre MPC y MPE a partir de la relación privado / público. La minimización de la referencia a la apropiación privada del excedente es lo que igualmente le permite omitir el registro a la apropiación pública-estatal de aquel. Como ya mencioné, entiendo que Castells no insiste en la naturaleza privada de la propiedad porque no concibe otro régimen de propiedad superador al privado.

Notas de autor

1 Esteban Torres es Doctor en Comunicación, Universidad Nacional de la Plata / Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador adjunto del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad (CIECS), Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Profesor regular de la Cátedra de 'Sociología / Teoría Social' de la UNC. Director del Programa de investigación 'Teoría Social y Realidad Latinoamericana', CIECS-CONICET-UNC. Coordinador del GT-CLACSO 2016-2019 'Teoría social y realidad latinoamericana' (junto con Edelberto Torres-Rivas). Profesor visitante, Departamento de Sociología de la New York University (NYU, EE.UU) y Departamento de Sociología de la University of Wisconsin-Madison (UW, EE.UU). Evaluador de Sociological Theory (ASA-EEUU).
2 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada como ponencia en el IV Encuentro Internacional Teoría y práctica política en América Latina, Universidad Nacional de Mar del Plata, el 9/03/2016.

Información adicional

Formato de citación: Torres, E. (2018). “El concepto de modo de producción de Manuel Castells: continuidades y rupturas con la visión marxiana del capitalismo”. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, 77, 207-234, http://apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/etorres.pdf



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