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DESAFÍOS DEL TEJIDO ARTESANAL DE ALGODÓN NATIVO EN LA REGIÓN LAMBAYEQUE, PERÚ

CHALLENGES OF THE NATIVE COTTON CRAFT FABRIC IN THE REGION LAMBAYEQUE, PERU

María Andrea Runcio
Centro de Investigaciones Precolombinas, Argentina
María del Carmen Espinoza
Museo Arqueológico Nacional Brüning, Perú

DESAFÍOS DEL TEJIDO ARTESANAL DE ALGODÓN NATIVO EN LA REGIÓN LAMBAYEQUE, PERÚ

Boletín Antropológico, vol. 37, núm. 98, pp. 400-420, 2019

Universidad de los Andes

Recepción: 25 Junio 2018

Aprobación: 08 Abril 2019

Resumen: La elaboración de textiles con algodón nativo y el uso telar de cintura es una de las actividades más antiguas desarrolladas por las sociedades que habitaron la costa norte peruana y que perdura hasta la actualidad. Hoy en día, estas artesanías se venden a los turistas. En el trabajo se abordará la producción de estas artesanías textiles en la región Lambayeque (Perú) y la problemática que surge entre el mantenimiento de pautas tradicionales de manufactura y la introducción de innovaciones para satisfacer las demandas del turismo.

Palabras clave: textiles, algodón nativo, región Lambayeque (Perú), turismo.

Abstract: The elaboration of textiles with native cotton and the waist loom use is one of the oldest activities developed by the societies that inhabited the north coast of Peru and that lasts until today. Nowadays, these crafts are sold to tourists. The paper will address the production of these textile crafts in the Lambayeque Region (Peru) and the problems that arise between the maintenance of traditional manufacturing patterns and the introduction of innovations to meet the demands of tourism.

Keywords: textiles, native cotton, Lambayeque Region (Peru), tourism.

1. INTRODUCCIÓN

La tecnología textil con el uso del algodón pardo o nativo (Gossipium barbadense) y el telar de cintura es una de las más antiguas desarrollada por las sociedades que habitaron la costa norte peruana (Fotografías 1 y 2). Esta producción es un proceso complejo que ha perdurado a lo largo de los siglos desde las primeras sociedades precerámicas (2500-1800 a.C.) hasta la actualidad. Sin embargo, su funcionalidad ha variado a través del tiempo, siendo objetos utilizados en las actividades domésticas y simbólico-ideológicas en las sociedades prehispánicas, pasando a ser bienes de tributo durante la Colonia hasta convertirse, en la actualidad, en artesanías para el uso cotidiano y también ofrecidas a visitantes y turistas.

Tejedora de Mórrope utilizando el telar de cintura (izquierda). Algodón nativo de diferentes colores (derecha). Autoras. Runcio y Espinoza (2012).
Fotografías 1 y 2
Tejedora de Mórrope utilizando el telar de cintura (izquierda). Algodón nativo de diferentes colores (derecha). Autoras. Runcio y Espinoza (2012).

Como señala Claudio Malo (2003), las artesanías son “objetos portadores de cultura popular e identidad”. Sin embargo, ya desde la década del 70 del siglo XX el reconocido investigador peruano J. Sabogal Wiese alerta sobre cómo la necesidad de aumentar la producción y satisfacer las demandas del turismo, conduce a productos artesanales más estandarizados, con la introducción de nuevas técnicas y diseños, llevando a la pérdida de la autenticidad y desvirtuando las artesanías originales (Rengifo, 1989).

En este trabajo abordaremos la producción de artesanías textiles elaboradas con algodón nativo en la Región Lambayeque (Perú) y la problemática que surge entre el mantenimiento de pautas tradicionales de manufactura y la introducción de innovaciones. Si bien, en este caso, la técnica tradicional se mantiene, surge el problema de la introducción de nuevos productos y la innovación en sus diseños con la finalidad de satisfacer la demanda del mercado turístico. Sin embargo, estos nuevos tejidos no son parte del ámbito cotidiano ni son usados por las mismas artesanas.

2. LOS DESAFÍOS DE LA PRODUCCIÓN ARTESA- NAL CONTEMPORÁNEA

J. Sabogal Wiese al referirse a las características que definen a las artesanías señala que estas son útiles dentro de su respectiva cultura y, por lo tanto, implican la transmisión de la misma. Asimismo, indica que la pieza artesanal es única, ya que se trata de una obra individual o a lo sumo de un taller (Rengifo, 1989). Los modelos de la artesanía son diseñados o ideados por los mismos artesanos de acuerdo a las costumbres y hábitos comunales, en tanto las herramientas son fabricadas por el artesano, heredadas de sus padres o entregadas por un maestro (Rengifo, 1989).

De manera similar, García Canclini (1984), al preguntarse por las particularidades que definen a las artesanías, propone una serie de alternativas entre las cuales destaca: ser producidas por indígenas o campesinos, su elaboración manual y anónima, el carácter rudimentario y la iconografía tradicional utilizada. Sin embargo, sostiene que es difícil establecer su identidad y límites ya que en los últimos años los productos juzgados como artesanales se modifican al relacionarse con el mercado, el turismo, la industria cultural y formas “modernas” de arte, comunicación y recreación.

En este sentido, varios autores coinciden en señalar la revaloración otorgada a las artesanías al transformarse en objetos de venta en el mercado, convirtiéndose, de esta forma, en una fuente de ingreso adicional para la economía campesina (Leyton, 2006; Ramos, 2004; Zapata y Suárez, 2007).

Leyton (2006) menciona que las artesanías han sufrido un cambio de valoración al pasar de ser objetos con valor de uso en la cultura popular rural, a ser objetos con valor de cambio en la sociedad moderna donde son apreciadas como bienes exóticos, rústicos, autóctonos, etc., generando ingresos adicionales a las familias rurales. De esta forma, al ingresar al mercado, las artesanías adquieren un doble carácter: simbólico y mercantil. También señala que esta revaloración ha sido posible en tanto las artesanías son apreciadas por su elaboración manual que rompe con la fabricación en serie, su carácter rústico e imperfecto y como portadoras de la cultura precolombina, generando un vínculo entre pasado y presente (Leyton, 2006). Este cambio de valoración, sostiene, abre un nuevo espacio para el mantenimiento de la tradición, sin embargo, también implica apropiarse de elementos propios de la cultura moderna y del mercado como asignar un valor monetario a los productos, cambiar diseños y adoptar nuevas técnicas y herramientas (Leyton, 2006).

De manera similar, Zapata y Suárez (2007) mencionan que, si bien la producción artesanal continúa siendo un espacio de transmisión de conocimiento y valores culturales de generación en generación, que tiene un significado identitario y cultural, también hay que tener en cuenta la importancia de esta producción para generar recursos para los grupos domésticos.

Asimismo, resulta interesante destacar lo indicado por Ramos (2004) en relación a la renovación de las artesanías producidas para el mercado. Esto, señala, ha dado lugar a la coexistencia de variados procesos: algunas artesanías desaparecen debido a la competencia con productos industriales, otras aumentan su producción y se renuevan a partir de la creciente demanda local y surgen otras nuevas como respuesta a la demanda del mercado turístico y a las nuevas significaciones que adquiere el consumo de las mismas.

Finalmente, en concordancia con lo antes señalado, Leyton (2006) sostiene que en el hogar campesino se produce una sustitución de lo artesanal por lo industrial, en gran parte por su bajo costo, mientras que en los contextos urbanos aumenta la comercialización de artesanías. De esta forma, se rearticula su producción con miras a su fin, lo que se manifiesta en la mayor diversidad de diseños y la creciente fabricación de artesanías con fines netamente ornamentales.

De esta forma, acordamos con Genoveva Malo (2009) en que una característica del mundo actual, es que los significados originales de los productos artesanales van continuamente transformándose. La sociedad contemporánea le brinda nuevos significados distantes de los originales, como consecuencia de las nuevas relaciones que se establecen entre los productores, los usuarios y los objetos. En síntesis, la producción artesanal se ha convertido en un proceso complejo donde el artesano se debate entre las pautas tradicionales y los requerimientos impuestos por el mercado.

3. BREVE HISTORIA DE LA PRODUCCIÓN TEX- TIL EN LA REGIÓN LAMBAYEQUE

El algodón fue domesticado tempranamente en la costa peruana. Entre el 2500 y 2000 a.C. aparecen evidencias de fibras y tejidos en diferentes sitios precerámicos de esta área (Roussakis y Salazar, 1999). El tejido no cumplió solamente una función utilitaria, sino que está presente en las ofrendas que se depositaban al construirse algún edificio importante o en los entierros (Bonavia, 1991). También debe mencionarse el uso del algodón para la elaboración de redes y sogas utilizadas en la pesca (Bonavia, 1991).

A lo largo del desarrollo cultural de las distintas sociedades prehispánicas que habitaron la costa norte peruana (Gallinazo, Moche, Chimú, Lambayeque) se continuó con la elaboración y el uso de los tejidos en algodón, sin que se produzcan variaciones significativas en la técnica o los instrumentos utilizados (Benavides, 1985; Delgado, 2005; Jiménez, et al 2004; Millaire, 2009; Montoya, 2004; Wester, et al 2010)

La producción artesanal de tejidos no se detuvo luego de la Conquista, sino que continuó como actividad doméstica y bajo la forma de tributo en la época colonial. Documentos del siglo XVI indican que varios pueblos de indios fueron conocidos como centros de elaboración textil y de manufactura de instrumentos textiles (Vreeland, 1985).

Los oficios de artesanos textiles perduraron también durante la época republicana como una de las actividades principales en la economía familiar campesina. Esta actividad no se solo limitaba al consumo doméstico, sino que la producción de algodón nativo llegó a abastecer la demanda internacional durante la expansión de la industria textil inglesa y norteamericana, alcanzando la exportación de fibra un fuerte nivel durante la última mitad del siglo XIX (Vreeland, 1985).

A lo largo del siglo XX, sin embargo, la elaboración de textiles quedó limitada al ámbito de la vida cotidiana del poblador rural, manteniendo la técnica de ascendencia prehispánica. Asimismo, el cultivo del algodón nativo estuvo sujeto a diversas restricciones. La primera se dio mediante el Decreto Supremo Nº 17 del 4 de mayo de 1949, donde se autoriza al Ministerio de Agricultura a efectuar campañas de control de plagas que tendían a erradicar el cultivo del algodón nativo. En el año 1984, a través de la Resolución Suprema Nº 0244-84-AG/DGAG, se prohíbe su siembra por hospedar plagas y ser perjudicial para los cultivos de algodón comercial. Por Resolución Ministerial Nº 0251-94-AG del 27 de mayo de1994, se aprueba el Texto Único Ordenado del Reglamento del Algodonero, donde en el Artículo 7 se prohíbe la siembra del algodón nativo, así como la conservación de cualquier planta aislada (Fustamante, 2012).

De esta manera, el conocimiento trasmitido generacionalmente ha permitido que esta técnica perdure hasta nuestros días, no obstante, la utilización del algodón poco a poco se fue perdiendo debido a las restricciones impuestas a su cultivo, siendo reemplazado por el hilo industrial.

4. EL ALGODÓN NATIVO Y LA PRODUCCIÓN TEXTILEN LAACTUALIDAD EN LAREGIÓN LAMBA- YEQUE

La Región Lambayeque se ubica en el norte de Perú a 800 km. de la ciudad de Lima. En la franja costera de esta región existen varios poblados como Monsefú, Túcume, Ferreñafe, San José y Mórrope donde sus tejedoras han mantenido esta actividad a lo largo del tiempo mediante la elaboración de diferentes piezas como manteles, paños, fajas, alforjas1, mantas y fiambreras2- tejidas con hilo industrial de diferentes colores- que se usan en el quehacer diario. Los diseños -especialmente en las alforjas- incluyen animales como venados, pavos, aves en vuelo, mariposas, flores, líneas rectas y quebradas, grecas y rombos, entre otros. Una característica particular de las alforjas son los lemas que con- tienen algunas, como “Solo para ti” o “Viva el Perú” (Fotografías 3 y 4).

Tejedoras de Mórrope mostrando alforjas en el interior de su vivienda. Autoras: Runcio y Espinoza (2012).
Fotografías 3 y 4
Tejedoras de Mórrope mostrando alforjas en el interior de su vivienda. Autoras: Runcio y Espinoza (2012).

Sin embargo, hacia fines de la década del 90 del siglo XX, el tejido que hasta ese momento era una labor solo confinada al hogar como parte de las actividades cotidianas realizadas por las mujeres, adquirió una nueva dimensión ya que poco a poco fue insertándose dentro de la actividad comercial y turística regional. Asimismo, se produjeron corrientes a favor de la recuperación del algodón nativo, desarrollándose varios proyectos tendientes a su rescate y preservación tanto a cargo de instituciones estatales como privadas. Ante esto, en el 2006, el Gobierno Regional de Lambayeque reconoció al algodón nativo como patrimonio natural y cultural de la región, haciéndose hincapié en la revalorización de su uso nuevamente. De igual forma, el estado peruano, en el año 2008, establece la Ley N° 29224 que declara al algodón nativo como “patrimonio genético étnico-cultural de la nación”, disponiéndose su rescate y recuperación.

En lo que respecta al mejoramiento y capacitación sobre su producción, esta ha sido impulsada por entidades como el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), el Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural - AGRORURAL y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) después de haberse suspendido su siembra.

MINCETUR financió el Proyecto de Recuperación de la Fibra de Algodón Nativo durante el periodo 2004-2009, llevado a cabo por el Centro de Innovación Tecnológica Turístico Artesanal Sipán (CITE SIPAN) con sede en la ciudad de Lambayeque. Su contribución más importante fue el rescate tanto de la fibra como de la semilla (Fustamante, 2012). AGRORURAL, dependencia del Ministerio de Agricultura, igualmente ha desarrollado cultivos experimentales para el mejoramiento de semillas del algodón y la recuperación de los colores que se perdieron durante la prohibición de la siembra (Fustamante, 2012).

El Museo de Sitio Túcume (ubicado en el Complejo Arqueológico Túcume, cercano al poblado del mismo nombre) cuenta con el primer banco genético de semillas de algodón nativo en su área de cultivos originarios.

En la actualidad, en la región Lambayeque, el procesamiento artesanal del algodón nativo y la elaboración de artesanías se produce fundamentalmente en tres distritos: Mórrope, Ferreñafe y Túcume. En el año 2003, el CITE SIPAN realizó un diagnóstico de la actividad artesanal de la Región Lambayeque (CITE SIPAN, 2003). Para el caso de las tejedoras con algodón nativo se tomaron en cuenta dos zonas: Mórrope y Ferreñafe. Para Mórrope, el informe publicado indica que el 50% de las tejedoras eran aprendices y el 50% eran artesanas, procedentes de los caseríos de Huaca de Barro, Arbolsol, Hornito y Cruz de Médano.

La actividad artesanal se desarrollaba en forma complementaria a la agricultura y producían pequeñas cantidades de mantas, alforjas, fajas y fiambreras en algodón nativo, que eran comercializadas a nivel local. La mayoría de las artesanas señaló que no tejían en mayor cantidad porque el algodón nativo del que disponían era escaso, ya que lo obtenían de las pocas plantas que tenían sembradas en sus propias chacras. Manifestaron no tener asociación que las represente y solicitaron capacitación y ayuda para colocar sus productos.

En Ferreñafe, se localizaron tres reconocidas tejedoras, las hermanas Brenis Farfán cuyos trabajos estaban siendo promovidos por el alcalde de Ferreñafe. Estas artesanas trabajaban en un taller en su propio domicilio, donde participaban cinco miembros de la familia Brenis a los que se suma un grupo de ocho aprendices convocadas por el propio alcalde para que sean capacitadas, velando así por la preservación de esta línea artesanal en Ferreñafe. Producían variadas prendas, como mantas, centros de mesa, alforjas, portalentes, portacelulares, portalapiceros, prevaleciendo los bolsos.

Manifestaron que les falta apoyo para la promoción de sus productos y expresaron su preocupación por la escasez de materia prima y mano de obra para ampliar esta actividad. También señalaron que los jóvenes no valoran este tipo de artesanías o tienen dificultades en su aprendizaje, sobre todo en la parte del hilado, que es la que requiere mayor laboriosidad. Entre los problemas que señala el informe respecto a las artesanías se menciona que:

Frente a estos problemas en el informe se propone:

Posteriormente, las tejedoras han recibido capacitación del CITE SIPAN que se define

... no solo como una herramienta de lucha contra la pobreza sino como un medio con capacidad generadora de oportunidades de negocios y empleo en la medida que logre que la artesanía sea un producto competitivo y económicamente rentable en términos de calidad, cantidad, precios y oportunidad. (CITE SIPAN, 2010: 10).

El CITE SIPAN ha desarrollado una serie de actividades tendientes a mejorar la producción y venta de las artesanías textiles producidas con algodón nativo por las artesanas de los diferentes distritos.

En primer lugar, mediante la capacitación las tejedoras han desarrollado nuevos productos y diseños. Otras actividades llevadas a cabo por el CITE SIPAN incluyen la elaboración de un paquete tecnológico consistente en una máquina para hilar, un telar mejorado y una urdidora, adaptados para esta fibra. De acuerdo a las pruebas realizadas con la máquina para hilar el tiempo dedicado al hilado puede reducirse a un tercio del empleado actualmente, que se realiza de manera manual, y también permite obtener una mejor calidad del hilado en términos de grosor y homogeneidad del hilo. A su vez, el telar mejorado permite aumentar las dimensiones del tejido posibilitando la elaboración de nuevos productos (CITE SIPAN, 2010).

Asimismo, ha fomentado la constitución de asociaciones y talleres artesanales, ha dictado cursos de diseño y acabado textiles, ha elaborado prototipos y colecciones en algodón nativo, ha coordinado la participación de las artesanas en ferias locales, nacionales y en rueda de negocios, ha brindado asistencia técnica para el mejoramiento de telares, diseños y acabados de tejidos, ha instruido en el manejo de plagas, control fitosanitario y abonos en plantas de algodón nativo y ha elaborado la primera colección de prendas de vestir en algodón nativo presentada en un desfile de modas en la ciudad de Lima (CITE SIPAN, 2010). De esta forma, la producción artesanal en algodón nativo se ha ido consolidando, surgiendo nuevas productos y diseños y la asociación entre artesanas para poder comercializarlos.

5. LOS NUEVOS TEJIDOS Y LAS ASOCIACIONES DE ARTESANAS

En los últimos años, las tejedoras artesanales de algodón nativo han optado por una nueva visión de sus tejidos ante las nuevas tendencias en el uso de estos productos. Con la demanda de productos nativos por parte de ciertos sectores -especialmente turistas-, los tejidos en algodón se han convertido en accesorios y complementos del vestir jugando un papel importante en el ámbito de la moda. También se han desarrollado artículos utilizados en la decoración de ambientes tanto del hogar como de oficinas, y la elaboración de juguetes y productos utilitarios (Fotografías 5 y 6).

Nuevos tejidos elaborados para la venta. Fuente: https://es-es.facebook.com/ArtesanosValleDeLasPiramides
Fotografías 5 y 6.
Nuevos tejidos elaborados para la venta. Fuente: https://es-es.facebook.com/ArtesanosValleDeLasPiramides

Entre los nuevos tejidos producidos podemos mencionar:

Bajo la dirección técnica de profesionales contratados por MINCETUR, se desarrollaron una serie de prototipos de productos como centros de mesa, carteras y bolsos con artesanas de distintos distritos (Mórrope, San José, Ferreñafe, Túcume). En algunos casos, estos combinan el algodón nativo con otros materiales como cuero y madera (CITE SIPAN, 2010).

Con respecto a los diseños de estos nuevos tejidos, en su mayoría son geométricos, formados por la combinación de los diferentes colores del algodón. En algunos casos las artesanas incorporan inscripciones como “Perú”, “Túcume” o “Sipán”. También algunas tejedoras usan iconografía prehispánica.

Asimismo, el CITE SIPAN desarrolló una colección de prendas de vestir (vestidos, pantalones, faldas, chalecos) que fue presentada en desfiles de moda en las ciudades de Lima y Chiclayo donde participaron las artesanas de los distritos antes mencionados, asesoradas por dos diseñadores en cuanto a diseño, confección y desarrollo de los prototipos (CITE SIPAN, 2010)

En cuanto a las asociaciones de artesanas, para el caso del distrito de Túcume, recibieron cursos de capacitación realizados por organismos gubernamentales como la Dirección Regional de Turismo de Lambayeque, CITE SIPAN y MINCETUR. Las tejedoras comercializan sus productos en el Museo de Sitio de Túcume. Asimismo, la necesidad de poder desenvolverse poco a poco en el mundo empresarial ha generado que formen una asociación de artesanos que incluye varios rubros artesanales llamada Asociación de Artesanos Valle de las Pirámides3.

En el distrito de Mórrope, la Asociación de Artesanas Arbolsol - Huaca del Barro, está integrada por un grupo de mujeres que reside en los caseríos del mismo nombre. Desde el año 2003 el grupo ha ido recuperando el cultivo del algodón nativo, sembrándolo en sus chacras. También desarrollaron con AGRO- RURAL técnicas agroecológicas para el control de plagas y han sido capacitadas por el CITE SIPAN para mejorar el hilado y la confección de sus productos (Fustamante, 2012). Los tejidos elaborados por las artesanas del distrito de Mórrope se venden en las Aldeas Artesanales del Museo Tumbas Reales de Sipán (ciudad de Lambayeque) donde poseen stands para exhibirlos, así como también participan en eventos de turismo y comercio organizados por PROMPERU (Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo).

En el Distrito de Ferreñafe, el taller artesanal “Las Petitas” es dirigido por la señora Petronila Brenis, considerada como una de las tejedoras de mayor trayectoria en la labor artesanal del tejido. Esta artesana ha sido reconocida a nivel nacional con la Medalla Joaquín López Antay 2011, premio otorgado por el Congreso de la República en coordinación con el MINCETUR como reconocimiento a la trayectoria artístico-artesanal. En el taller trabajan mujeres que pertenecen al círculo familiar y la perspectiva a futuro es exportar sus productos. Asimismo, la Sra. Brenis es contratada por proyectos de cooperación internacional para capacitar a nuevas artesanas (Fustamante, 2012).

También en Ferreñafe, la Asociación de Artesanas del Santuario Histórico Bosque de Pómac, ha conformado la empresa SicánJem para la venta de las artesanías. Las artesanas viven en la zona de amortiguamiento del Santuario Histórico Bosque de Pómac y son, además, guardaparques voluntarias. A partir del año 2010 se han constituido como una asociación de artesanas para participar más activamente en su gestión de sostenibilidad turística4.

Asimismo, personas que residen en Lima acuden eventualmente a comprar las artesanías textiles, las cuales envían a EE.UU. y Canadá para su venta en boutiques (Fustamante, 2012). De esta forma, a partir de la inclusión de las artesanías al mercado, se han incorporado nuevos productos y diseños, recuperando el uso del algodón nativo con sus colores originales.

Poco a poco, los antiguos tejidos como las alforjas, manteles, fajas, etc. con sus característicos motivos (pavos, aves, flores, entre otros) elaborados con hilo industrial y que eran utilizados en la vida cotidiana de los pobladores, van desapareciendo. En tanto las tejedoras se dedican a la elaboración de las nuevas artesanías para su venta, las cuales, sin embargo, no son usadas por las mismas artesanas.

6. CONSIDERACIONES FINALES

La artesanía textil de Lambayeque y su uso en la vida diaria, ha estado confinada a funciones netamente domésticas como el tejido de fajas, paños para cubrir o envolver algún objeto y alforjas para el transporte de alimentos o instrumentos de uso diario al campo. Esta manifestación ha perdurado por muchos años, demostrando la destreza de las artesanas en el manejo del telar de cintura y técnicas variadas para poder elaborar el tejido, representando un uso personal y una venta limitada para la demanda en el uso cotidiano. Sin embargo, el algodón nativo paulatinamente dejó de sembrarse y fue reemplazado por el hilo industrial para la elaboración de estas artesanías.

Con el pasar del tiempo el trabajo artesanal fue adquiriendo un matiz diferente, a partir de la inserción de esta antigua actividad como una opción para generar una economía sostenible tomando en cuenta la fortaleza con la que cuentan las comunidades rurales de poseer tejedoras cuyas actividades artesanales se mantienen como parte de su herencia cultural.

Los cambios dados recientemente, gracias a la revalorización del algodón nativo y los diferentes proyectos y capacitaciones desarrollados, han puesto de manifiesto una nueva visión de lo que significa el tejido en telar de ascendencia prehispánica, el uso del algodón nativo y la artesanía como resultado de la interacción de ambos elementos (telar y algodón). Si antes el tejido estaba limitado a un uso doméstico, hoy en día esta actividad está ganando reconocimiento más allá de este por su trascendencia histórica y tradicional y actualmente está reivindicándose como parte de una necesidad de inclusión de quienes toman la actividad artesanal como parte de su identidad.

En la realidad diaria de las artesanas, muchas de ellas no han terminado la educación secundaria y algunas ni siquiera la primaria. Por no haber tenido las oportunidades de estudio necesarias, han debido encontrar actividades económicas diversas que les permitan complementar los ingresos del hogar, como las labores de artesanía, trabajo en el campo y como empleadas domésticas. La mayoría de las artesanas realiza estas actividades, sin embargo, otro grupo sólo elabora artesanías, porque todavía tienen hijos pequeños y la artesanía es la única actividad que les permite permanecer en la casa para cuidarlos. Asimismo, si bien la actividad artesanal les reporta mayores ingresos, presenta temporadas que no tienen pedidos y entonces no todos los meses reciben ganancias por la venta, por lo que tienen que complementarla con otras actividades (Fustamante, 2012).

Sin embargo, la mayoría de artesanas tiene perspectivas de continuar trabajando el algodón nativo porque heredaron los conocimientos de sus ancestros y se identifican con la actividad. Es decir, lo han asimilado como algo propio, lo valoran y desean dar continuidad a los conocimientos que heredaron de sus antepasados (Fustamante, 2012). Debemos reconocer que las comunidades rurales herederas de manifestaciones de tradición ancestral valoran sus conocimientos como parte de su identidad cultural. Mantener sus conocimientos tradicionales es esencial para su bienestar, identidad y desarrollo sostenible.

En relación a esto, Mordo (2005) indica que es necesaria la capacitación de los productores en técnicas, oficios y diseño, pero partiendo de las culturas e identidades locales, señalando que son pocos los proyectos que tienen como objetivo formar a los artesanos para que ellos mismos sean capaces de mejorar la calidad de sus piezas y adecuarlas -sin perder identidad- a la de- manda del mercado.

Por su parte, Günther (2005) al analizar la producción textil en La Ligua, Valle Hermoso (Chile), sostiene que los valores de identidad en el tejido se encuentran en los artesanos que han mantenido la actividad, por lo tanto, no se debe pretender homogeneizar la producción sino ser asumida en su diversidad. Al respecto agrega que la incorporación del conocimiento profesional del diseño debe construirse con el conocimiento del artesano pues solo de este modo los cambios generados serán considerados como propios por parte de los artesanos y pasarán a formar parte de su patrimonio.

En el caso de Lambayeque, la tecnología tradicional enfrenta un conjunto de desafíos en el contexto del desarrollo turístico regional y el mercado nacional. Si bien hay una revaloración del algodón y la técnica antigua, esta se usa para hacer artesanías con formas y diseños acordes a las demandas del mercado, distanciándolas enormemente de las artesanías tradicionales. Es decir, las artesanas elaboran tejidos que no usan en su vida cotidiana mientras que los tejidos que antes realizaban para uso doméstico y los diseños que presentaban, poco a poco van desapareciendo.

Más allá de las propuestas señaladas frente a los problemas que enfrenta la producción en algodón nativo como impulsar la asociación de artesanas, introducir elementos innovadores en el proceso productivo, mejorar diseños y buscar mercados favorables (CITE SIPAN, 2003), consideramos que debería encontrarse un balance adecuado entre tradición e innovación. Esto implica que la actividad pueda convertirse en un negocio rentable con productos adecuados a las demandas actuales, pero, asimismo, que las instituciones involucradas en la capacitación y asesoramiento de las artesanas, den espacio a la producción de los tejidos antiguos, de manera que no se pierdan definitivamente.

Finalmente, acordamos con García Canclini (1999: 20) en que,

[…] la incorporación de las artesanías al mercado urbano y turístico posibilita que muchos indígenas y campesinos permanezcan en sus comunidades y reactiven sus tradiciones productivas y culturales. El problema no es tanto el cambio de escenario y de uso […] como las condiciones de explotación en que se producen. De ahí que sea ineficaz una política de apoyo al patrimonio artesanal que sólo se dedique al rescate y la conservación de las técnicas y los estilos tradicionales. […] Una verdadera intervención en el desarrollo actual de las artesanías necesita de una política cultural combinada con transformaciones socioeconómicas en las condiciones de vida de los campesinos.

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Notas

1. Las alforjas son utilizadas para transportar diferentes elementos, incluso vasijas de cerámica.
2. Las fiambreras sirven para llevar la comida.
3. Disponible en el portal web https://es-es.facebook.com/ArtesanosValleDe-LasPiramides.
4. Disponible en el portal web https://es-la.facebook.com/Asociacion-de-Artesanas-del-Santuario-Historico-Bosque-de-Pomac-112111895545912/ about/
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