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La Contracultura: El rock como protesta política
La Contracultura: El rock como protesta política
El Artista, núm. 16, 2019
Universidad de Guanajuato
Recepción: 01 Julio 2019
Aprobación: 17 Octubre 2019
Resumen: El objeto de este ensayo es analizar al rock como un género marginal, en donde la música y sus intérpretes han realizado de manera simbólica protestas políticas cuestionando las estructuras sociales autoritarias. En ese sentido, una nueva propuesta historiográfica tendiente a los estudios de lo subalterno o contraculturales, nos permitirán abordar la destrucción de las lógicas del poder, dando razón a la manifestación de la diversidad, conociendo su desarrollo.
Palabras clave: música, rock, protesta, política, subalternidad, sociedad y poder.
Abstract: The purpose of this essay is to analyze rock a a marginal genre, where music and its perfromers have symbolically carried out political protests questioning authoritarian social structures. In that sense, a new histroiographical proposal tending to the studies of the subalterno r countercultural, will allow us to address the destruction of the logics of power, giving reason to the manifestation of diversity, knowing its development.
Keywords: music, rock, protest, politics, subalternity, society and power.
La contracultura ha sido considerada por muchos como un movimiento alternativo, complemento de la cultura predominante que rechaza los valores sociales y los modos de vida establecidos, proponiendo alternativas de existencia. Recién se ha llegado a plantear el problema de la identidad como seres humanos dentro de esta etapa de globalización institucionalizada. Y es por ello que nosotros no podemos quedar al margen de lo que se dice sobre nuestra paridad, o incluso de lo qué somos nosotros y cómo nos insertamos como actores de carne y hueso en estas ideologías e instituciones de poder.
Es por ello que los estudios subalternos han dado ese paso hacía la formulación y cuestionamiento de lo que consideramos como predominante, esto es, la ideología europea o euro centrista. No obstante, para comprender lo que podemos manifestar como alternativa de una cultura preponderantemente occidental, requiere de un análisis interdisciplinario que nos permita conocer las estructuras del poder y sus mecanismos. De tal manera, los estudios subalternos nacen de las dicotomías estructurales, de las fisuras en las formas hegemónicas y jerárquicas como pueden ser la educación, la administración y la autoridad de la ley, entre otras.
Es dentro de esta fractura en donde los estudios subalternos fijan su atención, sobretodo en los grupos marginales, en los sometidos que se piensa, quedaron en el olvido o no han querido salir a la luz de la Historia. Por el contrario, estos sectores no permanecen pasivos sino activos y se pueden observar en el constante cuestionamiento de las instituciones de poder o bien, en el desmantelamiento de formas de pensamiento, rompiendo estructuras[1] culturales o incluso en el origen de una revolución.
Los estudios de lo subalterno se originaron en los años 70, por un grupo de intelectuales sudasiáticos encabezados por Ranajit Guha y teóricos como Pierre Bordieu, Michael Focault, Cliffort Geertz, Paul Ricoeur, sólo por mencionar algunos. Todos ellos han realizado distintos estudios, pero siempre vistos desde una nueva perspectiva, una joven posibilidad historiográfica: la contracultura, esto es, el estudio de la estigmatización y la marginalización, de los humanos considerados “de abajo”, los vencidos, las mujeres, el género entre otros que, son actores vivos que se han mantenido en resistencia siendo parte del sistema.
Es por ello que dentro de lo subalterno coexisten dicotomías estructurales como lo son el poder y la resistencia, lo pasivo y activo, la interpretación y la explicación, que se estudian desde una visión antropológica de la cultura como “experiencia vivida”. Consideramos que el requisito indispensable para comprenderlo es que se debe tener sensibilidad frente a la complejidad y heterogeneidad de las diferencias sociales. Por tanto, el sujeto subalterno es un migrante en sus representaciones culturales y en los pactos con el estado – nación. Los estudios subalternos, defienden concepciones ideológicas, políticas y están dotadas de recursos simbólicos que hay que leer entre líneas.
En este sentido, hemos optado por el rock como un género musical en el que sus intérpretes han realizado de manera simbólica protestas políticas cuestionando las estructuras sociales autoritarias, recordando, frenando las guerras y los conflictos que se han presentado en la última mitad del siglo XX y recaudando donativos para ayuda humanitaria.
De hecho, el rock tuvo como raíces profundas la música de los primeros esclavos africanos que trajeron a las plantaciones de algodón en el sur de los Estados Unidos de Norteamerica, trabajando en los plantíos de Mississippi desde el siglo XVIII. Esta música es adaptada y transformada hasta nuestros días. El rock que ha alcanzado un estatus de mayor compromiso político, con nuevos ritmos e instrumentos.
A través de diferentes periodos encontramos al rock con su característica más distintiva: la disconformidad. En los Estados Unidos, tras la segunda Guerra Mundial, los soldados negros se encontraron a su regreso con un rechazo racial, en tanto que los soldados blancos no encontraron trabajo, así que no estuvieron de acuerdo en escuchar la música dulce y romántica que interpretó Frank Sinatra o Crosby y optaron por retornar al blues y al country; respectivamente. Especialmente los jóvenes, ya no deseaban escuchar las canciones de siempre, que sólo hablaban de temas cómodos para la sociedad establecida, pues se sintieron desengañados por una crisis económica mundial, por el sufrimiento ocasionado por las guerras y sus secuelas atómicas.
Cuando la Guerra Fría hizo su aparición, los activistas hippies protestaron contra la guerra en Vietnam y su consigna fue la pacificación, no obstante, este movimiento fue sólo una parte de un trasfondo más profundo: la polarización del mundo en dos políticas económicas e ideológicas antagónicas, provocando por igual manifestaciones de todo género. El rock no quedó al margen y se manifestó con canciones cuyas letras fueron cada vez más crudas, reflejo de la sociedad y la ideología que imperaba en esos momentos.
Por un lado, se criticó abiertamente al sistema capitalista, con interpretes como Bob Dylan[2] que desafió y transformó tan profundamente las convenciones artísticas de su tiempo o Bruce Sprinsteeng, cuyas letras hacían una crítica a la sociedad americana y a su “sueño americano”, entre muchos otros, que optaron por la desvinculación del ser humano con los procesos políticos. Dando por sentado que al decir cosas tan directas tenían conocimiento de lo que es y hace la política, ejemplo de ello aún lo reconocemos en letras de cantantes como Phill Collins en su canción both sides of the story, en la que nos subraya que hay que oír (conocer o entender) los dos lados de la historia, porque se ha luchado por años, pero ahora solo se está matando en las calles, mientras pequeños ataúdes se apilan con tristeza, unidos en la derrota; y nos invita a no alejarnos de esa realidad.
Por otro lado, el comunismo se había tachado como un cúmulo de males, seres sublevados casi anarquistas que buscaron acabar con la sociedad y que sólo fueron reprimidos mediante la represión que ejerció el gobierno. Empero, amplios sectores de fanáticos se agruparon y formaron grandes masas que se trasladaban a los lugares donde existían conflictos, por ejemplo en Polonia, las calles de Varsovia se vieron inundadas con canciones de paz pronunciándose en contra del stablishment.[3]
Y ahora que se cae el muro, ¿todos somos tan iguales?, tanto tienes tanto vales. Las manifestaciones contraculturales del rock también se pueden apreciar en un ámbito político, económico y religioso aunque, paradójicamente tenga que ver con una cuestión de poder. Una muestra se llevó a cabo en la masacre registrada en 1979 en Irlanda por segregación religiosa católica, contrariando al Estado inglés y la religión anglicana. Al respecto varios grupos se manifestaron en contra de este suceso y protestaron ante el suceso, pero uno de los más conocidos fue el manifiesto de Bono, líder del grupo U2, por cierto, de origen irlandés que en su canción “domingo sangriento” además de hacer un relato de lo sucedido, comenta que no puede permanecer al margen y cerrar los ojos por ello nos pregunta ¿cuánto tiempo tendremos que escuchar canciones como ésta? gente que llora contra el muro a sus muertos madres, niños, hermanos y hermanas en la calle, limpiando sus ojos ensangrentados. Y finalmente se cuestiona ¿quién ganó? Esta indignación nos hace reflexionar acerca de los problemas culturales y religiosos que nos son tan comunes que muchas de las ocasiones obviamos porque lo damos por hecho.
O en algunos casos poco conocidos, como por ejemplo lo sucedido en Sudáfrica a Stephen Biko en Pretonia el 12 de septiembre de 1977, preso político torturado y asesinado, y que el cantautor Peter Gabriel fue quien lo trajo a la luz con su canción dedicada a Biko y que lo ha tomado como estandarte en sus giras por el mundo, como muestra de las injusticias cometidas a los prisioneros de conciencia, por negocios, confesiones forzadas, conspiración, terrorismo o al ser activistas contra el sistema.[4]
Hace pocos años, los esfuerzos por tomar conciencia de los males que aquejan a la humanidad han sido los temas más frecuentes por el rock, baste mencionar el magno concierto “Live 8” en varios países de primer mundo que protestaron contra la reunión de los ocho países más poderosos, tomando como ideal la abolición del hambre en África y Asia. O la ayuda a los necesitados de los azotes de fenómenos naturales que han afectado a seres de todo el mundo y en los que se realizan conciertos y al menos, una parte de los fondos que se recaudan son destinados para asociaciones de beneficencia.[5]
En este sentido, un nuevo giro se ha ido tomando, la protesta contra el progresivo exterminio del mundo, ya sea por las pruebas nucleares, desastres o desechos tóxicos que provocan el calentamiento global. Esta idea no es tan novedosa, ya desde principios de los años 90 grupos como R.E.M. nos alertaban sobre la destrucción de áreas verdes “para regar el cemento”[6] de manera que, desde entonces, pudiéramos obtener algo de conciencia ecológica y no esperar hasta que no quede nada por hacer. Dos décadas después, este cuidado ambiental ha sido parte de un magno concierto denominado “live earth” extensamente difundido, cuyo objetivo ha sido propagar una campaña para el mantenimiento del planeta tierra. Empero, no ha logrado sus objetivos a corto plazo.
El haber tomado como ejemplo estos países europeos y su éxito musical en un primer momento se debe a que ellos, al ser la cultura hegemónica ha sido la más difundida, aunque estamos conscientes de dos cosas, por un lado, que ser considerados de “primer mundo”[7] tuvo sus implicaciones desde siglos anteriores con la explotación de sus recursos naturales y, por ello viven las consecuencias que hemos mencionado con mayor rapidez, canciones como “driving the last spike”, dan cuenta de lo que sucedió durante la Revolución Industrial, “llevando la última espina” dedicada a todos aquellos que murieron en la construcción de los rieles del ferrocarril y con ello la industrialización de los países europeos, principalmente. También nos percatamos que, al denominarse como de primer mundo, conlleva otros menos afortunados o que hubo un atraso temporal, marginados o de tercer mundo es que se les conoce, en la que las injusticias son evocadas y cantadas hasta nuestra época.
Latinoamérica y su ácida realidad, cantos actuales
En todo el continente latinoamericano países como Chile, Argentina, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Brasil, Guatemala, solo por mencionar algunos, surgieron cantautores como Víctor Jara, Chico Buarque, Anibal Sampayo, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra y Mejía Godoy. Las canciones de estos autores han sido retomadas por diferentes grupos musicales, incluso los de rock, y se cantan en las actuales protestas políticas de países como Chile y Ecuador en 2019 pese a que originalmente fueron concebidas en otros géneros musicales como la Trova o el Bosa Nova.
No obstante, el denominador común ha sido la protesta en las condiciones de vida, miseria, injusticia que aqueja a la mayoría de los habitantes en el continente; los indígenas que han sido marginados y explotados por el jefe, patrón o dueño de las tierras; las torturas y asesinatos de los que pretenden sublevarse y se busca una reivindicación. Canciones tituladas con el nombre de El Martillo, Canto a la liberación, Hasta la Victoria, Justicia Popular, Arriero, Preguntitas sobre Dios,[8] dejan entrever la realidad que se vive y la doble moral que impera; la inexistencia de la Democracia, igualdad, educación o las condiciones de justicia para la otredad.
Por ello es que, caso aparte nos mereció la situación Brasileña con el cantautor Chico Buarque que, desde muy joven sus canciones cobraron sentido por el desencanto, la desigualdad, el antagonismo de clases sociales, la angustia y melancolía de la adolescencia y aunado a la marginalidad del idioma (el portugués es poco hablado en el resto de Latinoamérica); que para los años sesenta en que se militariza el país y, por ende, inicia una diáspora de intelectuales, escritores, artistas con libre expresión y con la posibilidad de ser presos políticos o censurados; comienza el “saudade”.[9]
Chico Buarque en canciones tales como ¡Oh qué será!, Cálice, A pesar de Usted, definen una realidad muy clara para la situación marginal en todo el continente y contra las Dictaduras que permearon el siglo XX:
(…) Toda mi gente,
hoy,
anda hablando bajito,
mirando el rincón
¿vio?
Todo ese amor reprimido,
ese grito mordido
esta samba en lo oscuro.
Usted va a pagar y bien pagada
cada lagrima brotada desde mi penar.
A pesar de Usted
mañana ha de ser otro día.
daría tanto por ver
el jardín florecer
como Usted no quería.
¿Cómo va a silenciar nuestro coro al cantarle
bien de frente?
A pesar de Usted…[10]
El militarizar un país dejó cerca de 30 millones de niños abandonados, por ende, la educación es desplazada, por ejemplo, en la denuncia del barrio de la Cruz, en su canción titulada Cálice, relata metafóricamente que hay niños alimentándose de luz, algunos venden droga, ciegos tocan blues, nostalgia arrojan piedras, deambulan desnudos, ni siquiera recuerdan que son niños.[11]
En Colombia la canción Señor Matanza de Mano Negra, con la llegada de los videoclips demuestran una realidad similar en temas como el descuido de la niñez, la desigualdad de clases y la militarización, de manera que es muy interesante incluso a manera de documento audiovisual:
Señor Matanza:
(…) Los tiros, la tira, el bazuco y la mentira
Esta ciudad es de la propiedad del Señor Matanza
Esa olla, esa mina, y esa finca y ese mar, ese paramilitar
Son propiedad del Señor Matanza
Ese federal, ese chivato y ese sapo, el sindicato
Y el obispo, el general, son propiedad del Señor Matanza
Buenas jiniteras y alcohol, está bajo control
La escuela y el monte de piedad, son propiedad del Señor Matanza
Él decide lo que va, dice lo que no será
Decide quién la paga, dice quién vivirá
Esa y esa tierra y ese bar, son propiedad del Señor Matanza
Y a mí ñero lo llevan pa´l monte
Y mi ñero que lo llevan y se van
Los que matan, pam, pam, son propiedad del Señor Matanza…
Otros grupos argentinos dan cuenta de los hechos en los golpes de estado y desapariciones de hace cuarenta años. Serú Girán habla metafóricamente de Alicia en el país (de las maravillas), en dónde ya se terminó el juego. La pérdida de las islas Malvinas en el 77, cuyo grupo llamado ataque da cuenta de que ahora sé cómo es el juego, me entrenaron como perro, yo quiero también quiero mi coto de poder. La realidad es que murieron muchos militares en la defensa de esas tierras. El Estado de coma comenta la semilla crece y son sangres marginales y muertos en colores, hijos amigos, vengan suyo es el fruto que olvidaron en el largo miedo, rompe los cercos de la ciudad descalza, que sus amigos ya se fueron, mi papá ya se fue a la guerra y mis vecinos se pelean dio ocasión para la censura.
Otros que son censurados incluso hoy día es el grupo Los Violadores con letras muy directas:
Represión a la vuelta de tu casa, en el quiosco de la esquina, en la panadería, 24 horas al día; semanas largas sacrificadas, trabajo duro muy poca paga, desocupados no pasa nada, dónde está la igualdad deseada, represión que te hace el día, que no se olvida. No queremos represión…
No temo a tus golpes no me dañan ya, y hasta me producen cierta felicidad, me muestras tus dientes sacas tu puñal, puedes ser por ahí también asesina. Sangre en las paredes, crimen y ejecución, solo una agresión, sirva la intención…
Latino soy yo, hay que terminar con los explotadores, tenemos presos políticos, nuestras espaldas soportar un presupuesto inmoral, elevado se llevaron mucho y muy poco nos dejaron, solo los juicios, la corrupción y el amor al Estado, somos latinoamericanos. Comunicado 166, mercado indio, violadores de la ley, tiempos de acción, mentiras, juega a ganar, combate, viva la revolución son solo algunas canciones de la realidad cruda que se vivió en los finales de los años 60 y 70.
Desapariciones de los Fabulosos Cadillacs, dan cuenta de varios casos con nombre de los desaparecidos políticos que no solo afectan a estudiantes, sino también a las madres de los sublevados. Lo dijo El León, Manuel Santillán, van al mar, llanto, dolor, sufrimiento de un pueblo, se ahoga y se hunde en el mar, haciendo referencia a Panamá y sus opositores tirados al mar.
México. Tan cerca de Latinoamérica y lejos de Estados Unidos
Nuestro país no ha quedado al margen de todos estos movimientos, conciencia y forma de vida manifestada a través del rock. Desde que apareció este género en México, fueron varios los grupos que intentaron romper y transgredir esas tradiciones morales y de conducta. Fue a finales de los años 60 cuando se intentó hacer un gran concierto similar al de Woodstock,[12] denominado “Rock y ruedas” de Avándaro, en la cuidad de México, que fue reprimido por fuerzas policiacas por considerar que transgredían el orden público, se drogaban, tomaban y robaban, pero junto con los movimientos del 68 un sector de jóvenes fueron vistos como subversivos, atacados y aprendidos, muchos de ellos sin haber cometido delito alguno.
Sin embargo, a partir de ese momento, el gobierno ya no toleraría ese tipo de manifestaciones públicas así que las resolvió aniquilando cada una de ellas mediante la coerción. Muchos fueron los intentos del rock por ganar espacios donde pudieran manifestarse a pesar de las medidas tomadas por la policía y aunque, por cada sujeto que ingresara a un concierto prácticamente estuviera un oficial armado a su lado.
Ejemplo de ello lo tenemos en la banda de Three Souls in my Mind, mayormente conocido como El Tri, en la canción denominada abuso de autoridad de parte de los policías, en la que dice lo siguiente:
Vivir en México es lo peor
Nuestro gobierno está muy mal
Y nadie puede protestar
Porque lo llevan a encerrar
Ya nadie quiere ni salir
Ni decir la verdad
Ya nadie quiere tener
Más líos con la autoridad
Muchos azules en la ciudad
A toda hora queriendo agandallar
No, ya no los quiero ver más
Y las tocadas de rock
Ya nos las quieren quitar
Ya solo va a poder tocar
El hijo de Díaz Ordaz[13]
Para ello se difundieron exhortaciones [a] “todos los fonqueros destrampados les recomendamos que se alivianen. Se acerca el cambio de sexenio y tal vez haya cambios muy serios en nuestro gobierno, así que si ustedes continúan desvirtuando la verdadera imagen del rock, no se extrañen si de la noche a la mañana se encuentran con la represión policíaca en toda su magnitud (y no como los apañoncitos que se han aventado hasta ahora)”.[14] Esta advertencia demostraba que el rock se vio como un movimiento enteramente juvenil tendiente a romper las estructuras culturales y políticas que existían en esos momentos y que se veían como una amenaza, aunque en realidad esa no fuera su intención, pero debido a los “cambios políticos sexenales” podían resultar problemas, así que se hacía un llamado a la calma. Y efectivamente así se mantuvo durante varios años, bajo la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo.
A partir de los años 80 hubo un nuevo auge de manifestaciones de rock pero alteradas en sus ideales y letras. Y había pasado el momento de agitación política y las estructuras políticas de nuestro país estaban bien cimentadas por el partido hegemónico hasta ese momento, el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
No obstante, cantautores como Oscar Chávez y Gabino Palomares recobran importancia nuevamente porque han retomado en sus canciones temáticas tales como La Casita, haciendo una clara alusión al escándalo de la casa Blanca presidencial y sus enseres:
En ella tengo a la virgen de Guadalupe que guarda los dineros de mis trabajadores. Santa Anna, nuestro mejor vendedor nos proporcionó una casa a todos los gobernantes, pero algo le ha de faltar y echo de menos, una columna, el Ángel de la Independencia en mi jardín en la que he de tener en El Pedregal. Ya no seas reaccionario, hazte revolucionario…
En Se vende mi país de Gabino Palomares se nota que, por todos lados, su sangre, su saber, su sufrimiento con todo y gente, se vende mi país y su petróleo, por todas partes, antropología, bellas artes y todas partes, historia y su destino. Está en oferta la razón, lo más querido y profundo, se vende en frío…
Fue con el nuevo siglo XXI que encontró otra faceta: la económica, en la que ahora el rock se pudo manifestar protestando por la carestía y miseria que hasta la fecha imperan en México y que han provocado toda una serie de representaciones. Ejemplo de ello lo encontramos en un grupo denominado “Panteón Rococo” que, en canciones como “Gente Reacción y La Carencia” cuyos títulos son por demás reveladores encontraron su propia forma de manifestar la actual sociedad, respectivamente:
Cientos de pancartas y botellas de aerosol
Alimentan la protesta y decoran la ciudad
Miles de cabezas acompañan las gargantas
Que gritan extasiadas; ¡parar ya la matanza!
Después de ocho horas de andar laborando
Desesperanza se siente en el hogar
Pues con la friega que hay a diario
Ya no alcanza pa´ progresar
Y así han pasado decenas de años
Pues en un mundo globalizado
La gente pobre no tiene lugar.
El propio subcomandante Marcos, en un comunicado a una estación de radio en Argentina, emitió la opinión que tiene acerca del rock, e indicó “que es necesario como expresión de libertad, tolerancia, diversidad y justicia que, a fin de cuentas es algo que todos los grupos de dicho género tienen en común y que tienden a reclamar en sus interpretaciones musicales”. [15] De tal manera que con ello queda justificado el tema que hoy presentamos ante ustedes, el rock, ha sido desde sus orígenes y hasta la actualidad un medio de protesta, de contracultura.
El rock ha servido como una ventana abierta a la libre y directa manifestación de una cultura que, en última instancia abrazaron los jóvenes o los que tienen un espíritu joven pero cargado de conciencia social que, a pesar de contener aspectos migrantes han prevalecido ideales de protesta, justicia, igualdad y pacificación en un mundo globalizado en el que cada vez más se pierde esa individualidad y se asocia con el grupo, ya sea por razones económicas, políticas o culturales. Por ello el rock ha madurado y obtenido letras más directas, más incisivas y políticas.
Al elegir este tema se me vino a la cabeza un compromiso social y político del rock, ya que muchas veces sólo se le ha relacionado con su mote clásico “sexo, drogas y rock and roll”, pero en algunos casos, el rock ha roto estos estereotipos y de hecho ha tenido una importancia social cada vez más significativa como lo hemos demostrado en este tema.
Así mismo, el rock sirvió para que muchos músicos que fueron segregados por su color, pudiesen expresarse y llegar a sonar en radios locales, nacionales e internacionales. No contento con ello, Chuck Berry traspasó esta frontera e incluso su canción “Johnny B. Goode” fue elegida para ser enviada al espacio en las sondas Voyager junto con otros datos como muestra de la existencia y cultura de la especie humana, quedando a la posteridad una imagen de los marginados por sus habilidades críticas.
Referencias
ET Al, Diccionario de la Real Academia de la Lengua, versión, 2007.
FOCAULT, Michael, La Arqueología del Saber, México, Siglo XXI editores, 2002, 355 pp.
GEERTZ, Cliffort, La interpretación de las culturas, España, Gedisa editorial, 1973, 387 pp.
PIERRE Bordieu, Contrafuegos. Reflexiones para servir a la resistencia contra la invasión neoliberal, Barcelona, Anagrama, 2000, 153 pp.
---------, Intervenciones políticas un sociólogo en la barricada, México, Siglo XXI editores, 2015, 349 pp.
RANAHIT Guha, Las Voces de la Historia y otros estudios subalternos, Barcelona, Crítica, 2002, 112 pp.
RICOEUR, Paul, Teoría de la interpretación. Discurso y excedente de sentido, México, Universidad Iberoamericana, Siglo XXI editores, 1995, 115 pp.
SIERRA I Frabra, Jordi, Historia del Rock, España, Siruela, 2016, 272 pp.
TORRES Blanco, Roberto (2005). 'Canción protesta': definición de un nuevo concepto historiográfico, Cuadernos de Historia Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 246 pp.
Notas