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Memoria y tecnología en la filosofía de Bernard Stiegler
Memory and technology in the philosophy of Bernard Stiegler
Cinta de moebio, no. 80, pp. 109-118, 2024
Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales.

Artículos


Received: 03 May 2024

Accepted: 26 July 2024

DOI: https://doi.org/10.4067/S0717-554X2024000200109

Resumen: El artículo explora la relación entre memoria y tecnología en la obra de Bernard Stiegler, centrando su análisis en la "retención terciaria", una forma de memoria externalizada en artefactos técnicos. La tecnología, más allá de almacenar información, reconfigura los procesos mnemotécnicos e identidad humana, desafiando las distinciones tradicionales entre memoria orgánica y artificial. La era digital transforma cómo recordamos y construimos narrativas personales y colectivas, presentando tanto posibilidades de enriquecimiento cognitivo, como riesgos de erosión de la memoria interna y la identidad cultural. El enfoque filosófico de Stiegler invita a una reflexión crítica sobre las implicaciones éticas y existenciales de la tecnología en la sociedad contemporánea.

Palabras clave: Memoria, tecnología, retención terciaria, identidad, externalización.

Abstract: The article explores the relationship between memory and technology in Bernard Stiegler's work, focusing its analysis on "tertiary retention," a form of memory externalized in technical artifacts. Technology, beyond merely storing information, reconfigures mnemotechnic processes and human identity, challenging traditional distinctions between organic and artificial memory. The digital era transforms how we remember and construct personal and collective narratives, presenting both opportunities for cognitive enrichment and risks of eroding internal memory and cultural identity. Stiegler's philosophical approach invites critical reflection on the ethical and existential implications of technology in contemporary society.

Key words: Memory, technology, tertiary retention, identity, externalization.

Introducción

La relación entre la memoria y la tecnología en la obra de Bernard Stiegler es un tema central que aborda la interacción compleja entre ambas realidades, prestando especial atención a los avances tecnológicos de la sociedad contemporánea. Stiegler plantea que la tecnología no solo actúa como una herramienta externa para almacenar información, sino que también moldea activamente nuestros procesos mnemotécnicos y nuestra identidad. Pacheco (O homem e a técnica em Bernard Stiegler) destaca que en los escritos de Stiegler se apunta a cómo la tecnología digital, referida, entre otras cosas, a los dispositivos de almacenamiento y a las plataformas en línea, influye en la forma en que recordamos y construimos narrativas personales y colectivas.

Para Stiegler la tecnología no solo es un medio para externalizar la memoria, sino que también desempeña un papel crucial en la configuración de nuestra comprensión del pasado y del presente. Según Cleves (Una escucha para el cuidado. Contribuciones desde el pensamiento de Bernanrd Stiegler), al examinar la relación entre la memoria y la tecnología, Stiegler plantea cuestiones fundamentales sobre la autenticidad de la memoria en la era digital o la confiabilidad de los registros tecnológicos y la influencia de la tecnología en la formación de la identidad cultural. Su enfoque crítico invita a reflexionar sobre el papel que ocupa la mediación tecnológica en la memoria. En este proceso destaca la importancia de comprender cómo la tecnología no solo amplifica nuestra capacidad mnemotécnica, sino que también plantea desafíos éticos y existenciales con la llegada de la era digital.

Stiegler desafía (Neto, Bernard Stiegler, pensador do humano e da tecnología) las dicotomías tradicionales entre la memoria orgánica y artificial al considerar cómo la tecnología se integra en nuestros procesos mnemotécnicos. A esto se le une una concepción de la técnica (Vignola, Entre síntoma y fármakon. La organología de la moral de Bernard Stiegler), que vendría a ser la de una materia inorgánica que está organizada por el hombre, desprovista, por lo tanto, de vida, pero, a pesar de ello, que conlleva un contenido de memoria.

El filósofo francés re-conceptualiza la tecnología como una forma de retención terciaria que actúa como un complemento esencial a la memoria biológica y desafía las concepciones tradicionales de la memoria y la identidad. Su análisis detallado del archivamiento de la memoria y su mediación a través de plataformas digitales subraya la necesidad urgente de comprender las implicaciones socioculturales de estas transformaciones tecnológicas. Este enfoque pone de relieve cómo la tecnología no solo expande, sino que también redefine los modos en que la memoria y la identidad son construidas y percibidas en la era digital. Esto conlleva un desafío de las concepciones tradicionales de la memoria y de la tecnología al considerar cómo las innovaciones tecnológicas influyen en la codificación, almacenamiento y recuperación de recuerdos (Colony, Epimetheus bound: Stiegler on Derrida, life, and the technological condition). El enfoque filosófico del autor sobre estas cuestiones brinda una perspectiva única sobre la manera en que la tecnología configura nuestra cognición, identidad y experiencia en la era digital.

Fenomenología de la retención terciaria

Para conocer mejor nuestro objeto de estudio es necesario presentar la noción de retención terciaria. En la obra “La técnica y el tiempo: el pecado de Epimeteo, Vol I”, Stiegler desarrolla este concepto como una extensión de las ideas fenomenológicas sobre la memoria y el tiempo, particularmente las formuladas por Husserl. Posteriormente, en el volumen III “La técnica y el tiempo: el tiempo del cine y la cuestión del malestar”, Stiegler desarrollará de manera más exhaustiva y expandirá la teoría de la temporalidad de Husserl, especialmente el concepto de retención primaria y retención secundaria. Husserl distingue entre la percepción directa del presente (retención primaria) y el recuerdo de experiencias pasadas (retención secundaria), de modo que la retención primaria sería la memoria inmediata y directa de la experiencia presente. Es lo que retenemos de forma instantánea al percibir un fenómeno. La retención secundaria es el recuerdo de una experiencia pasada, una forma de rememoración que revive un evento anterior. Stiegler introduce el concepto de retención terciaria para referirse a la memoria externalizada en las técnicas y tecnologías. Para el autor francés la retención terciaria es lo que permite que la conciencia temporal se exteriorice y se materialice en soportes técnicos, transformando así la relación con el tiempo y la memoria que Husserl había concebido únicamente como un fenómeno interno. Con este fin profundiza en la noción de retención terciaria para explicar cómo la técnica y la tecnología influyen en la forma en que experimentamos y recordamos el tiempo. La retención terciaria se refiere a la memoria exteriorizada mediante técnicas y tecnologías, como la escritura, la fotografía, el cine, y más recientemente, la digitalización y el almacenamiento en la nube.

La noción de retención terciaria, en el ámbito filosófico, representa un enfoque profundo sobre la relación entre la mente, los artefactos externos y la temporalidad. Este concepto, que tiene sus raíces en el trabajo pionero de Twardowski (Actions and products), desafía las nociones contemporáneas de las teorías de la mente extendida al enfatizar la distinción entre las actividades mentales y los productos psicofísicos perdurables. Twardowski rechaza la idea de la extensión de la mente hacia soportes materiales externos, resaltando una separación fundamental entre los procesos mentales y las manifestaciones físicas. Esta distinción sienta las bases para una exploración más profunda de cómo la conciencia humana interactúa con el mundo que le rodea, especialmente en el contexto de la memoria y la cognición.

La retención terciaria se refiere a las formas de memoria artificial que condicionan la percepción y la memoria individual, actuando como una extensión externa de la memoria biológica (Kinsley, Memory programmes). Esta forma de retención es fundamental para la transmisión intergeneracional del conocimiento y la experiencia humana, y Stiegler la describe como un proceso de "epifilogénesis" (McKim, Speculative animation). La retención terciaria, al ser una memoria artificial, juega un papel crucial en la configuración de la relación entre la memoria individual y el entorno tecnológico, influyendo en la forma en que accedemos al pasado y anticipamos el futuro (Hui, What is a digital object).

Las retenciones terciarias también se espacializan, lo que significa que tienen una dimensión espacial que influye en la forma en que percibimos y experimentamos el mundo (Rose, Posthuman agency in the digitally mediated city). Esta espacialización de las retenciones terciarias refleja la interconexión entre la memoria artificial y el entorno físico, lo que sugiere que la tecnología no solo condiciona nuestra memoria y percepción, sino que también moldea nuestra experiencia espacial.

Dentro del ámbito de la retención terciaria, la interacción entre la conciencia, la percepción del tiempo y los productos psicofísicos se convierte en un punto central de indagación filosófica. El concepto encapsula la idea de cómo los artefactos externos, como textos escritos o dispositivos tecnológicos, actúan como mediadores de la memoria y la cognición, influyendo en nuestra comprensión del pasado y el presente (Agustín, Reflexiones sobre la retención terciaria). Al reconocer el papel de la retención terciaria en la configuración de nuestra relación con el mundo, se activan cuestiones sobre la identidad y la naturaleza de la realidad. Este compromiso con la retención terciaria abre caminos para explorar las complejidades de la experiencia humana y la forma en que construimos significado a través de nuestras interacciones con estímulos externos.

De igual modo suscita reflexiones sobre las implicaciones sociales de la industrialización de la memoria y la mercantilización del recuerdo. A medida que los avances tecnológicos continúan moldeando el panorama del almacenamiento y la recuperación de la memoria, las indagaciones filosóficas sobre la retención terciaria arrojan luz sobre los dilemas éticos y existenciales planteados por estos desarrollos. Al examinar cómo los productos externos influyen en nuestros procesos cognitivos y en nuestra percepción del tiempo, los filósofos pueden ofrecer perspicacias críticas sobre la naturaleza de la conciencia humana y las dinámicas cambiantes de la memoria en la sociedad contemporánea. La retención terciaria se erige como una puerta de entrada a reflexiones más profundas sobre la intersección de la mente, la materialidad y la temporalidad en un mundo cada vez más digitalizado.

Hypomnesis, anamnesis y transindividuación

La temática cenital del filósofo francés es la destinada al campo de la memoria. Desde su primera obra, y quizá la más emblemática, el primer volumen de “La technique et le temps”, hasta una de sus últimas publicaciones, “La Société automatique: L'avenir du travail”, el análisis filosófico de la memoria ha sido un anatema omnipresente a lo largo de toda su obra. La riqueza de su enfoque, por lo general multidisciplinar y crítico, facilita un acercamiento plural que aborda diversos aspectos de la memoria, sacando a relucir las potencialidades que tiene, al tiempo que pone el foco en sus limitaciones referidas al devenir de la sociedad actual.

Desde una perspectiva histórica, la llegada de tecnologías como la imprenta jugó un papel fundamental en la configuración de la memoria y la difusión del conocimiento. Como destacó Eisenstein en su obra “The printing press as an agent of change”, la imprenta permitió un acceso generalizado a textos como la Biblia, traducida al alemán por Lutero, lo que condujo a importantes transformaciones políticas y religiosas como la Reforma. La imprenta subraya cómo los avances tecnológicos pueden influir en la memoria colectiva y llegar a generar cambios sociales. La relación entre memoria y capitalismo, tal como la aclara Max Weber (The protestant ethic and the spirit of capitalism), muestra cómo la circulación de material impreso facilitada por la revolución de la imprenta no se limitó a ser una fuente de distribución del saber, sino que también contribuyó al desarrollo del sistema económico capitalista, a través de prácticas como el cálculo y la contabilidad.

En un contexto más biológico, la noción de memoria se extiende a los organismos vivos, abarcando tanto la memoria genética (Weismann, The germ-plasm) a nivel de especie como la memoria somática individual arraigada en experiencias y centralizada en el sistema nervioso. Este sistema de memoria dual, como se observa desde los caracoles de agua dulce hasta los chimpancés, subraya la intrincada interacción entre la herencia genética y las experiencias personales en la configuración de los procesos cognitivos y los comportamientos. Junto a estos dos modelos de memoria, Stiegler añade una tercera que es genuina y exclusiva de los humanos, la memoria, sustentada y constituida por técnicas. El ejemplo que usa Stiegler es el de un trozo de pedernal, que posibilita, por primera vez en la historia, la posibilidad de transmitir el conocimiento de un modo no biológico. A este modelo de memoria técnica lo denomina epifilogenética, donde la experiencia epigenética individual otorga apoyo filogenético a la cultura intergeneracional: “A piece of flint, for example, takes shape through the organization of inorganic matter: the technician's gesture ingrains an order transmitted via the inorganic, introducing for the first time in the history of life the possibility of transmitting individually acquired knowledge in a nonbiological way. This technical memory is epiphylogenetic; in it, individual epigenetic experience provides phylogenetic support for the intergenerational cultural phylum” (Stiegler 2010:74).

Platón y Foucault son dos de las influencias en lo referente a la concepción de la memoria de Stiegler. La influencia de la obra platónica se apunta ya en su primera obra (“La técnica y el tiempo”), donde Stiegler utiliza el mito de Prometeo y Epimeteo, descrito por Platón en el diálogo Protágoras, como una base para explorar la relación entre los seres humanos y la técnica. En este mito, Prometeo (previsión) y Epimeteo (postvisión) representan dos aspectos complementarios de la condición humana respecto a la técnica y la temporalidad.

En esta misma obra, Stiegler presenta la idea de la técnica como pharmakon, un término griego que significa simultáneamente remedio y veneno. Platón introduce esta noción en el Fedro para describir la escritura, que puede ser tanto una herramienta de memoria como un agente de olvido. Stiegler toma este concepto y lo aplica al análisis de la tecnología moderna, argumentando que la técnica tiene una naturaleza ambivalente que puede tanto capacitar como deshumanizar. Unas influencias que quedarán reflejadas en el uso del concepto platónico de Hypomnesis, un concepto que posteriormente será reactivado y reconfigurado por Foucault como hypomnémata. Foucault desarrolla la noción de hypomnemata en sus escritos como un concepto clave para entender la práctica de la escritura en la antigüedad, especialmente en el contexto de la formación de uno mismo. Los hypomnemata son un material y un marco para ejercicios que deben realizarse frecuentemente: leer, releer, meditar, conversar consigo mismo y con otros. La idea es que estos textos estén siempre a mano, no solo para ser recordados, sino para ser utilizados inmediatamente en la acción. El objetivo de los hypomnemata es capturar lo ya dicho para constituir el ser de uno mismo a través de la recopilación de lo leído o escuchado. Son herramientas para la formación de un logos bioètbikos, un equipamiento de discursos útiles que ayudan a "elevar la voz y hacer callar las pasiones" (Foucault 1994:418), como un maestro que apacigua a sus discípulos con una sola palabra.

Estos textos deben estar profundamente implantados en el alma, no simplemente almacenados como en un armario de recuerdos. Esto es crucial para la subjectivación del discurso, donde el alma hace suyos estos textos al punto de integrarlos completamente en su ser. Los hypomnemata deben entenderse en el contexto de una cultura marcada por la tradicionalidad y la recurrencia del discurso, donde el objetivo es "se retirer en soi, s’atteindre soi-même, vivre avec soi-même, se suffire à soi-même, profiter et jouir de soi-même" (Foucault 1994:419).

La hypomnesis es un término que Stiegler utiliza para describir la exteriorización técnica de la memoria. Esta exteriorización implica transferir funciones de memoria desde los humanos a dispositivos y tecnologías externas en lugar de depender únicamente de nuestra capacidad interna para recordar (anamnesis). La hypomnesis permite almacenar información en soportes externos, lo que expande enormemente nuestras capacidades de memoria.

Stiegler traza la evolución de hypomnesis desde las primeras herramientas líticas hasta las tecnologías digitales modernas. La memoria técnica comienza con las primeras herramientas de piedra, que no solo servían para propósitos prácticos, sino que también actuaban como soportes para el conocimiento técnico acumulado. Estas herramientas representan los primeros ejemplos de memoria externa, donde el conocimiento sobre cómo fabricarlas y usarlas se transmite extragenéticamente. Stiegler introduce la idea de la memoria como algo que inicialmente es exteriorizado y objetivado a través de la técnica. Este proceso, que denomina gramatización, refiere a la historia técnica de la memoria, donde la memoria hipomnésica se concreta como un soporte material que permite la repetición y transmisión del conocimiento. La memoria humana es originalmente exteriorizada, y eso significa que ella es, antes de cualquier cosa, técnica. Stiegler se refiere a cómo los primeros instrumentos líticos funcionaban como soportes de memoria, marcando el inicio de una trayectoria que continúa con las modernas mnemotecnologías digitales. Stiegler introduce la noción de mnémotechnologies como tecnologías que extienden la memoria humana mediante objetos tecnológicos. Las prácticas mnemotécnicas no solo modifican las condiciones sociales de los procesos de individuación, sino también la estructura neuropsíquica del cerebro. Las prácticas mnémotécnicas modifican tanto la naturaleza y las condiciones sociales de los procesos de transindividuación como la estructura neuropsíquica en el cerebro. (Stiegler, Bella & Paradis, Le numérique empêche-t-il de penser ?)

La invención de la escritura ideogramática y posteriormente la escritura alfabética marcó un salto significativo en la hypomnesis. La escritura permitió una documentación y transmisión del conocimiento más precisa y duradera que la tradición oral, facilitando la acumulación y transmisión de conocimientos a través de generaciones.

Finalmente llegaron las herramientas analógicas. La fotografía, la fonografía y el cine marcaron el inicio de la era de las tecnologías analógicas de memoria. Estas tecnologías no solo almacenaban información visual y auditiva, sino que también podían reproducirla con alta fidelidad, ampliando así las capacidades de memoria de la humanidad.

En la era contemporánea, la hypomnesis se manifiesta en tecnologías digitales como computadoras, teléfonos inteligentes e internet. Estas tecnologías no solo almacenan y recuperan información de manera eficiente, sino que también permiten la interacción y creación de contenido por parte de los usuarios, transformando la dinámica de producción y consumo de información: “Today’s computational technical memory aids -digital hypomnemata- differ from the industrial hypomnemata of technical recording [photography, phonography, cinematography] in that they create an 'associated hypomnesic milieu' in which 'receivers are placed in the position of senders'” (Stiegler 2010:64).

Por otra parte, estaría la memoria anamnésica. Si, como hemos apuntado, la memoria hipomnésica es aquella que se deposita en tecnologías externas, la memoria anamnésica se refiere a la rememoración interna y personal. La tensión entre estas dos formas de memoria es central para entender cómo la tecnología puede tanto extender como socavar el conocimiento humano. Estas dos formas de memoria se convierten en un eje central del análisis de Stiegler, quien argumenta que la dependencia excesiva en las mnemotecnologías puede llevar a una desindividualización, donde "for these knowledges, escaping our grasp, induce an ‘obsolescence of the human’, who finds itself more and more at a loss, and interiorly empty" (Stiegler, Anamnesis and hypomnesis, paragraph 7). Esto indica que la externalización de la memoria no solo afecta la capacidad de recordar, sino también la integridad y el poder del individuo para interactuar con el conocimiento y la realidad de manera efectiva.

La externalización de la memoria, aunque permite una vasta acumulación y transmisión de conocimiento, también implica una forma de pérdida. "To lose a cell phone is to lose the trace of the telephone numbers of our correspondents and to realise that they are no longer in the psychical memory but in the apparatus’s" (Stiegler, Anamnesis and hypomnesis, paragraph 5). Parece más que evidente que la dependencia en dispositivos externos puede erosionar nuestra capacidad de recordar y gestionar información de manera autónoma. El desarrollo industrial y masivo de las mnemotecnologías plantea una interrogante fundamental: ¿no constituye esto una erosión estructural de la memoria humana, o, más precisamente, una transformación radical de su naturaleza? Este desplazamiento de la memoria, al ser externalizada y encapsulada en dispositivos técnicos, la convierte en un objeto susceptible de control y manipulación. En este contexto, la memoria se reconfigura como la piedra angular de las sociedades de control. Este nuevo paradigma sugiere que las mnemotecnologías no solo almacenan información, sino que también remodelan la forma en que el conocimiento es gestionado y ejercido, permitiendo un control más sutil y omnipresente sobre las estructuras sociales y cognitivas.

La memoria anamnésica se relaciona con la capacidad interna de recordar sin la mediación de dispositivos técnicos. Es una memoria viva y dinámica que se enfrenta constantemente a los desafíos de la memoria hipomnésica que está sometida a las políticas del deseo. La problemática que se nos presenta en la actualidad bajo el marco de la política de la memoria es, en esencia, una política del deseo, es decir, una política del inconsciente. El inconsciente es el que articula los cuerpos mediante retenciones terciarias y soportes hipomnésicos, conformando el cuerpo como una potencia técnica, es decir, como una potencia de la imaginación, como una potencia del fantasma. Reflexionar hoy sobre la cuestión de la memoria, tal como fue inicialmente exteriorizada y que permite simultáneamente intensificar la individuación y producir desindividuación por la pérdida de conocimiento y la proletarización, implica reelaborar un pensamiento hipomnésico y anamnésico sobre la economía del conocimiento en general, ya que son formas de la libido.

En nuestro tiempo (tal es la naturaleza eminentemente extraña e inquietante del capitalismo contemporáneo) se destruye el conocimiento y, a través de él, también se destruye la libido mediante una exteriorización que permite el control y la intensificación de los procesos instintivos, en detrimento de la economía libidinal, es decir, la anamnesia. El capitalismo consumista, mimético, gregario e instintivo reactiva técnicas sofistas hasta un punto incomparablemente más poderoso y peligroso, siendo una auténtica gramatización del deseo, constituyendo un límite hacia el cual, es evidente, este capitalismo se dirige hacia su colapso y autodestrucción, a menos que algo ocurra que realmente cambie este estado: “Ce fait, qui inscrit l'économie de la libido scinde dans l'horizon irréductible d'une économie politique industrielle, nécessite de penser l'économie libidinale à l'époque industrielle” (Stiegler, Economie libidinale).

Stiegler reconoce la influencia de André Leroi-Gourhan (Le geste et la parole) en lo referente a que la memoria humana se constituye por su exteriorización como parte de la hominización, considerada una característica fundamental de la vida humana. Sin embargo, esta exteriorización solo es beneficiosa si permite una re-interiorización a través de nuevos saberes que habiliten al individuo a pensar por sí mismo. En este contexto, la re-interiorización se presenta como un acto de reapropiación del conocimiento que implica no solo aprender de forma pasiva, sino integrar y hacer propio ese conocimiento de manera activa. Apuesta por desarrollar una política de la re-interiorización, la cual debe ser promovida por las instituciones educativas para asegurar que el conocimiento exteriorizado sea efectivamente reintegrado en el individuo. Stiegler resalta la preocupación sobre cómo la industrialización y la masificación de las mnemotecnologías pueden estar desplazando nuestra capacidad natural de recordar y conocer. Ahora bien, el pensador francés también apunta a que las tecnologías digitales pueden liberar un potencial inexplorado de la memoria debido a su exteriorización, pero también pueden provocar lo contrario, es decir, bloquear las posibilidades inherentes a la memoria. Para evitar que algo así puede ocurrir, propone un proceso de re-interiorización. Toda exteriorización de la memoria debe acompañarse de un proceso de re-interiorización a través de nuevos conocimientos que permitan pensar por uno mismo. Esto significa que, aunque las tecnologías pueden apoyar nuestra memoria, también deben ser integradas de manera que fomenten la individuación y la creatividad. La exteriorización solo es beneficiosa si permite una re-interiorización a través de nuevos conocimientos que permitan pensar por uno mismo.

La relación entre hypomnesis y anamnesis es crucial para entender las implicaciones contemporáneas de la memoria técnica. La memoria técnica puede estar asociada o disociada de la anamnesis. Cuando están asociadas, las herramientas tecnológicas de memoria pueden enriquecer nuestras capacidades cognitivas, facilitando la creación y retención de conocimientos. Por ejemplo, el uso de dispositivos digitales para organizar información y mejorar los procesos de aprendizaje. Sin embargo, cuando la hypomnesis está disociada de la anamnesis, puede llevar a una dependencia excesiva en dispositivos externos, resultando en la erosión de nuestras capacidades internas de memoria. Esto es evidente en situaciones donde las personas se vuelven incapaces de recordar información básica sin la ayuda de dispositivos tecnológicos: "We are in constant relation with mnemotechnological apparatuses of all kinds, from televisions and telephones to computers and GPS navigation systems. These cognitive technologies, to which we consign a greater and greater part of our memory, cause us to lose ever-greater parts of our knowledge" (Stiegler 2010:67).

La industrialización de la memoria puede llevar a una proletarización de la memoria y del conocimiento. La externalización de funciones cognitivas a dispositivos tecnológicos puede hacer que los individuos pierdan habilidades y conocimientos esenciales, transformándolos en consumidores pasivos de información en lugar de participantes activos en su creación.

Stiegler propone la creación de una ecología de medios hipomnésicos asociados, donde las tecnologías digitales permitan una mayor participación y autoexpresión entre los individuos. Este entorno debe fomentar la interacción entre hypomnesis y anamnesis, promoviendo un equilibrio que permita aprovechar los beneficios de la tecnología sin sacrificar nuestras capacidades internas de memoria: “The era of digital networked hypomnemata inaugurates the industrial hypomnesic milieu, where the human element of geography is associated with the becoming of the technical milieu. The Internet makes possible a typical participative economy of free software and cooperative technologies -an associated hypomnesic milieu where the receivers are placed in the positions of senders” (Stiegler 2010:83).

A estas consecuencias se une lo que Stiegler ha denominado el proceso de transindividuación y desindividualización. En lo referente a la transindividuación, Stiegler reconoce su influencia de Gilbert Simodon (L'individuation à la lumière des notions de forme et d'information). Stiegler asocia el proceso de transindividuación a las teorías de Simondon. Utiliza este término para describir la relación dinámica entre la individuación individual y colectiva, mediada por los artefactos técnicos que se encuentran entre los individuos. Según Stiegler lo que hace posible esta individuación tanto psíquica como colectiva, es la constitución de lo que Simondon llama lo transindividual, sostenido por los artefactos que se encuentran entre los individuos psíquicos, que solo forman grupo en la medida en que comparten este espacio constituido por lo que se encuentra entre ellos.

La transindividuación se refiere al proceso mediante el cual los individuos psíquicos y colectivos se constituyen mutuamente. La exteriorización de la memoria a través de mnemotecnologías afecta profundamente estos procesos, alterando la manera en que los individuos se relacionan con el conocimiento y con otros individuos en la sociedad. Al ser exteriorizada la memoria se produce una transformación en los procesos de individuación. Esta exteriorización, facilitada por mnemotecnologías, significa que gran parte de lo que constituía la memoria interna y el saber del individuo ahora reside en dispositivos técnicos. Esto tiene implicaciones directas en cómo los individuos se constituyen a sí mismos y a sus colectivos: "Os saberes tecnológicos, objetivados na forma de aparelhos, geram, sobretudo, uma perda de saber" (Stiegler 2009:25). Este desplazamiento de la memoria personal a dispositivos externos plantea una reconfiguración de la individuación, despojando a los individuos de su capacidad de recordar y saber de manera autónoma.

La transindividuación implica que los individuos no se forman en aislamiento, sino en un continuo intercambio con su entorno social y técnico. La dependencia en dispositivos externos para la memoria altera este intercambio, creando nuevas dinámicas de poder y control. Stiegler señala que: "esses saberes, que nos escapam, parecem induzir a uma obsolescência do homem que se encontra cada vez mais desarmado e como que esvaziado do seu interior" (Stiegler 2009:25). Los saberes y habilidades que anteriormente eran intrínsecos al individuo ahora están mediados y controlados por tecnologías externas.

El impacto de la transindividuación también se observa en el control social que las mnemotecnologías permiten. Al exteriorizar la memoria, los individuos se vuelven más susceptibles al control externo, ya que los dispositivos que almacenan su conocimiento y recuerdos pueden ser gestionados y manipulados por entidades externas. Esta teoría bebe la crítica platónica a la escritura como una forma de hipomnesia, al tiempo que la conecta con los análisis sobre las técnicas de control que proponía Foucault.

La desindividualización que resulta de la dependencia en las mnemotecnologías también puede ser vista como una forma de proletarización. Los individuos pierden su capacidad de actuar y pensar de manera independiente, convirtiéndose en consumidores pasivos de información y conocimiento. Esta pérdida de autonomía es una preocupación central para Stiegler, quien argumenta que "a exteriorização da memória e dos saberes, quando atinge o estágio hiperindustrial, é ao mesmo tempo o que estende o seu poder sem limite e o que permite o seu controle" (Stiegler 2009:26).

Conclusión

Tras lo analizado podemos concluir que en la compleja obra de Bernard Stiegler, se observa un esfuerzo sistemático por desentrañar la interrelación intrincada entre la memoria y la tecnología, revelando así una ontología del ser que es profundamente influenciada por la técnica. A través de una exploración filosófica rigurosa, Stiegler reconfigura la noción de memoria más allá de su comprensión tradicional, integrando la tecnología como un componente constitutivo de la memoria humana, a través de la retención terciaria, donde la tecnología no se limita a ser una mera herramienta externa, sino una extensión de la memoria humana misma. Este paradigma desafía la dicotomía cartesiana entre el ser y sus artefactos, proponiendo una simbiosis donde los dispositivos tecnológicos actúan como prótesis mnemotécnicas. Estas prótesis no solo almacenan datos, sino que transforman activamente los procesos de individuación y colectivización, moldeando la conciencia temporal y espacial del ser humano.

Su distinción entre hipomnesis y anamnesis nos remite a una dialéctica esencial. La hipomnesis, o memoria exteriorizada en soportes tecnológicos, y la anamnesis, la memoria interna y personal, configuran una tensión inherente en la experiencia humana. Stiegler argumenta que la dependencia excesiva en la hipomnesis puede llevar a una “proletarización” de la memoria, donde el individuo se convierte en un consumidor pasivo de información, erosionando su capacidad de recordar y pensar de manera autónoma. Sin embargo, esta misma tecnología tiene el potencial de enriquecer la anamnesis si se integra de manera reflexiva, fomentando la creatividad y la individuación.

A lo largo del artículo hemos procurado demostrar como la memoria y la identidad no se forman en aislamiento, sino en un proceso continuo de intercambio con el entorno técnico y social. Los artefactos técnicos median la relación entre individuos, facilitando una individuación tanto psíquica como colectiva. Este proceso, sin embargo, es ambivalente, ya que la exteriorización de la memoria puede tanto empoderar como deshumanizar, dependiendo del contexto y del uso de las tecnologías. En este sentido, Siegler reconocer la herencia de Gilbert Simondon en lo referente a su idea de transindividuación, crucial para entender su visión sobre la formación del individuo en el contexto de las tecnologías modernas.

Las implicaciones del trabajo de Stiegler son profundas, tanto ontológica como existencialmente. La tecnología redefine la estructura misma de la memoria y, por ende, de la identidad humana. La externalización de la memoria en dispositivos tecnológicos plantea preguntas sobre la autenticidad del recuerdo, la confiabilidad de los registros y la formación de la identidad cultural en la era digital. De manera implícita nos lleva a considerar la tecnología no solo como una herramienta, sino como un agente transformador que reconfigura nuestra relación con el tiempo, la memoria y la identidad. Su análisis crítico nos desafía a repensar la manera en que vivimos y experimentamos en un mundo cada vez más mediado por la tecnología, subrayando la importancia de una ética del conocimiento y de la memoria en la construcción de un futuro humano y tecnológico equilibrado.

La filosofía de Bernard Stiegler, tal como se expone en este artículo, proporciona un marco teórico robusto para entender las complejidades de la memoria y la tecnología gracias, entre otras cuestiones, a su enfoque interdisciplinario y crítico, capaz de abrir nuevas vías para explorar cómo las tecnologías digitales no solo afectan, sino que constituyen la experiencia humana. A partir de aquí se abren nuevas vías para nuevos desafíos relacionados con las implicaciones éticas de la integración tecnológica de tal modo que respete y fomente la autonomía y creatividad del individuo. La relación entre memoria y tecnología, por tanto, se convierte en un terreno fértil para la reflexión filosófica continua, esencial para navegar el devenir de la era digital.

Bibliografía

Foucault, M. (1994). Dits et Écrits 1954-1988. Gallimard.

Stiegler, B. (2009). Anamnésia e hipomnésia: Platão, primeiro pensador do proletariado. ARS (São Paulo), 7(13), 23-41. https://doi.org/10.1590/S1678-53202009000100002

Stiegler, B. (2010). Memory, pp. 64-88. In W. J. T. Mitchell & M. B. N. Hansen (Eds.), Critical terms for media studies. University of Chicago Press.



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