Aforismos
Un poco más allá del sentido común
Un poco más allá del sentido común
CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, vol. 25, núm. 3, 2018
Universidad Autónoma del Estado de México
¿La razón de nuestros descendientes será capaz de salvar el proyecto evolutivo de la humanidad de la amenaza de la quiebra histórica? ¿Se puede confiar que las contradicciones entre la razón y las emociones, el bien y el mal, la justicia y la felicidad colocadas por la evolución millonaria en el ser del hombre se resuelvan en el transcurso de los milenios de desarrollo de la civilización?
Aunque la sorpresa ante el “ser”, según Cioran, antecede al asombro ante el ser del hombre “es menos natural ser hombre que simplemente ser”.
Los objetos que nos rodean le provocan asombro al pequeño niño, y nosotros nos admiramos del deseo del niño de compartirnos sus “descubrimientos” del mundo.
La barbarie es lo inhumano demasiado humano, y el mito sobre el asesinato de Abel por Caín es el prólogo siniestro a toda la historia de la civilización humana.
A veces se encuentra tal tipo de gente que involuntariamente nace en nosotros la vergüenza por su conducta y el deseo de incluirlos en la categoría de los mamíferos que habitan en las alcantarillas del drenaje.
La civilización transformó al bastardo de la evolución en un antropos presumido, que se ha empeñado en convertir a la naturaleza en una granja porcina.
Si en la juventud el hombre sueña en la felicidad como si fuera un maná celestial, en la vejez se inclina a pensar que la felicidad es simplemente la ausencia del malestar.
Si el miedo esclaviza el presente desde el futuro, en la vivencia de la culpa, el pasado toma como rehén al presente.
La esperanza es la madre de todas las ilusiones, pero sólo algunas de ellas han logrado convertirse en realidad para transformarse en prejuicios empedernidos.
Es más fácil ser esclavo del pensamiento ajeno que dueño de su propia voluntad. Por eso prevalecen funcionarios mediocres y son excepcionales quienes se atreven a decir las cosas por sus nombres.
El hombre atraviesa el infierno de sufrimientos, enfermedades y humillaciones para sobrevivir y un poco más tarde morir, pero por su propia muerte.
Los santos y profetas trataron de salvar al mundo del pecado e impusieron a sus seguidores tal nivel de exigencias que ellos mismos eran incapaces de soportar.