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Habitar en el exilio: casa Fromm y casa Buñuel en México
José Manuel Rosales Mendoza
José Manuel Rosales Mendoza
Habitar en el exilio: casa Fromm y casa Buñuel en México
Live in exile: casa Fromm and Casa Buñuel in Mexico
CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, vol. 27, núm. 2, 2020
Universidad Autónoma del Estado de México
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Resumen: Relacionado con la historia de la arquitectura mexicana del siglo XX, este artículo expone y entrelaza la trayectoria del psicoanalista Erich Fromm y el cineasta Luis Buñuel con los arquitectos Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll Alas, quienes fueron los encargados de crear los hogares de estas figuras en México. Se explora el proceso de diáspora de los personajes y su exilio en tierras mexicanas, así como el momento y circunstancias de encuentro, sus preconcepciones en el ámbito arquitectónico, las características de las construcciones que diseñaron, construyeron y habitaron para finalmente entrelazar su propuesta teórica o estética con los hogares elegidos.

Palabras clave:exilio español en Méxicoexilio español en México,arquitectos del exilioarquitectos del exilio,casas del exiliocasas del exilio,arquitectura mexicana del siglo XXarquitectura mexicana del siglo XX.

Abstract: The present work is related to the history of Mexican architecture of the twentieth century. It exposes and intertwines the trajectory of the psychoanalyst Erich Fromm, the filmmaker Luis Buñuel, with the architects Arturo Sáenz de la Calzada and Oscar Coll Alas, who were responsible for building Fromm and Buñuel homes in Mexico. It also explores the diaspora process of the characters, their exile in Mexican lands, as well as the time and circumstances of their encounter, their preconceptions in the architectural field, the characteristics of the homes they designed, built and inhabited; to finally intertwine their theoretical or aesthetic proposals with the homes they selected.

Keywords: Spanish exile in Mexico, Exile architects, houses of exile, twentieth century Mexican architecture.

Carátula del artículo

Ciencias Humanas y de la Conducta

Habitar en el exilio: casa Fromm y casa Buñuel en México

Live in exile: casa Fromm and Casa Buñuel in Mexico

José Manuel Rosales Mendoza
Universidad Autónoma de Coahuila, México
CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, vol. 27, núm. 2, 2020
Universidad Autónoma del Estado de México

Recepción: 01 Julio 2019

Aprobación: 31 Octubre 2019

Introducción

Este artículo es una narración histórica en clave arquitectónica que busca los diálogos entre pensar, crear y habitar. Aunque esta investigación tiene cuatro personajes centrales claramente definidos y dos hogares, los “actores de reparto” son muchos: La Segunda República Española, la Guerra Civil, los totalitarismos europeos, el México posrevolucionario, el exilio republicano español, la arquitectura moderna, la época de oro del cine nacional y el auge del psicoanálisis en México. Al respecto, surgen varias interrogantes sobre las cuales se reflexiona en este trabajo: ¿Cómo podemos describir desde el punto de vista intelectual e ideológico a Fromm, Buñuel, Sáenz de la Calzada y Coll, y qué los unía (figura 1)? ¿Cuál fue su proceso de diáspora y bajo qué circunstancias se exiliaron en México? ¿Cómo interactuaron y qué los llevo a trabajar juntos? ¿Qué ideas tenían en relación con el acto de habitar y qué representaba la arquitectura en su producción intelectual? ¿Qué tipo de hogares eligieron y cómo se relacionan con su propia producción científica y cultural?


FIGURA 1
Imagen de Luis Buñuel, Erich Fromm, Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll
Fuentes: imagen de Luis Buñuel https://www.villagevoice.com/2017/03/28/at-metrograph-bunuel-assails-the-church-the-bourgeoisie-and-propriety-itself/ imagen Erich Fromm de https://es.wikipedia.org/wiki/Erich_Fromm Las imágenes de Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll forman parte de la exposición “Presencia del Exilio Español en la Arquitectura Mexicana”, coordinada por Juan Ignacio del Cueto.

1. Los días felices

Erich Fromm nació en Fráncfort del Meno en 1900, en el entorno de una estricta familia judía. Estudió en un inicio derecho y sociología. Pasó su juventud en el contexto de la República de Weimar, que representaba el socialismo democrático, el auge intelectual y cultural, pero también una naciente crisis económica. De manera temprana se aproximó a la reflexión intelectual y a los intereses humanísticos. A finales de los años veinte, comenzó sus estudios psicoanalíticos de línea freudiana, probablemente influido por su primera esposa la terapeuta Frieda Reichmann. Se le describía como inteligente, ambicioso, enfermizo y crítico. Ejerció la clínica psiquiátrica, vivió en varias ciudades alemanas y de Estados Unidos, publicó diversos ensayos y su intensa vida intelectual lo condujo a trabar vínculos con lo más granado de la escuela de Fráncfort. Erich Fromm se distinguió por su capacidad para construir y desarrollar conceptos teóricos ligados al análisis social (Friedman, 2016).

El cineasta Luis Buñuel nació en Calanda de Teruel, España, también en 1900, en el seno de una familia de comerciantes. Buñuel creció en un entorno familiar de raigambre católica y actitud costumbrista, circunstancias que se entrelazaban con la condición burguesa de sus primeros años y que permitieron constantes acercamientos al teatro, la ópera, el circo y por supuesto el cine (Gibson, 2013).

A los 17 años, Buñuel se trasladó a Madrid para matricularse en la Residencia de Estudiantes, que era la institución académica, intelectual y científica más prominente de España, principalmente gracias a su interdisciplinariedad y actitud progresista. La Residencia, como cariñosamente le nombraban, fue donde Buñuel entabló relación con algunas de sus más marcadas influencias creativas: Salvador Dalí, Federico García Lorca, el científico Severo Ochoa de Albornoz o el sociólogo José Ortega y Gasset. Dicha institución fue visitada por los famosos del mundo de la arquitectura, pues por ahí pasaron conferencistas de la talla de Le Corbusier y Walter Gropius, que entraron interacción con los estudiantes. También fue ahí donde Buñuel generó amistad con quien, a la postre, sería su arquitecto en tierras mexicanas: Arturo Sáenz de la Calzada (Gibson, 2013).

A partir de 1930 los intereses de Buñuel se extendieron: viajó a conocer el cine hollywoodense, se afilió al Partido Comunista Español, se distanció del surrealismo, se vinculó profundamente con la Segunda República Española y se interesó por llevar a la estética los complejos problemas sociales y económicos de España.

El arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada Gorostiza nació en Labraza, Alaba, España en 1907. Criado dentro de una familia de profesionistas laicos, cuya vida alternaba entre el medio rural y el suburbano en la ciudad de León. Al igual que Buñuel, Sáenz de la Calzada se trasladó a Madrid en 1923 para ingresar a la Residencia de Estudiantes, donde destacó como atleta y activista político, además de estudiante. El joven Sáenz de la Calzada se identificaba con una visión antidictatorial, laica y creativa (Del Cueto, 2008).

Siendo estudiante, participó en el proyecto de la Ciudad Universitaria de Madrid y presidió la Federación Universitaria de Estudiantes, lo cual lo llevó a vincularse tanto con la clase política de la Segunda República Española (Niceto Alcalá Zamora y Juan Negrín) como con la intelectualidad emanada de la Residencia de Estudiantes (Luis Cernuda y Federico García Lorca). Sáenz de la Calzada se tituló en 1933 y se integró al seminario del arquitecto Manuel Sánchez Arcas. En los años previos a la Guerra Civil, el joven arquitecto ganó en coparticipación el Premio Nacional de Arquitectura en España (Del Cueto, 2014).

El arquitecto Oscar Coll nació en 1909 en la ciudad de Oviedo, pero creció en Valencia, criado y educado en el entorno de una familia de intelectuales liberales. Pasó por la Residencia de Estudiantes y se formó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. En su juventud perteneció a la Federación de Estudiantes Universitarios, agrupamiento estudiantil prorepublicano y progresista, además se afilió al Partido Comunista Español y promovió la actualización de los planes de estudio de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Al graduarse trabajó para el gobierno republicano y fue nombrado Teniente de Alcalde de Gandía (Coll, 2015).

Cabe señalar que en aquellos años aún prevalecían fuertes tensiones ideológicas entre los arquitectos impulsores de la modernidad arquitectónica española principalmente reunidos en el Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATEPAC) y aquellos que aún veían en la llegada de las vanguardias internacionales un peligro hacia la cultura de España. A su manera, tanto Sáenz de la Calzada como Coll, se adscribían a una modernidad arquitectónica heterodoxa (Bohigas, 1998).

2. La crisis

Después de la Primera Guerra Mundial, Europa no dejó de convulsionarse, pues permaneció latente el estallido de focos de violencia que apuntaban hacia conflictos de mayor escala, por motivos étnicos, raciales, económicos, ideológicos y tecnológicos. Desgraciadamente, la vida de Fromm, Buñuel, Sáenz de la Calzada y Coll se vio afectada por ese contexto.

El primero de nuestros protagonistas exiliados en dejar su tierra natal fue el psicoanalista Erich Fromm. De ascendencia judía, de prestigiosa trayectoria intelectual liberal y de simpatía hacia el marxismo, el ascenso del Partido Nazi dejó a Fromm fuera del escenario alemán. A esto se sumaron las diferencias con los intelectuales de la Escuela de Fráncfort, es así que el connotado psicoanalista migró necesariamente; tras pasar por Suiza y Francia se estableció en Estados Unidos en 1934, desde luego con ciertas comodidades y oportunidades con las que no contaron otros desplazados. El autor Lawrence Friedmman considera que Fromm asumió su salida de Europa más como una decisión personal que como una migración forzada; sin embargo, es innegable su condición de desplazado (Friedman, 2016).

La Segunda República Española, es decir, el acenso de un régimen democrático en España tras siglos de alternadas monarquías o dictaduras, además de la breve experiencia de la Primera República Española (1873-1874), ocurrió en 1931; con éste llegaron a la par un entorno de libertad y esplendor intelectual, pero también una severa crisis económica y política. El inicio de la Guerra Civil Española ocurrido en 1936 demostraba que España se encontraba enfrentada en lo más recóndito de su ideología y su sentir social (Payne, 2014).

A principios de los años treinta, Buñuel ya contaba con reconocimiento internacional y prestigio como creador. Con la llegada de la República, y hacia mediados de la década, muchos intelectuales se incrustaron firmemente en agrupaciones de izquierda en España. Román Gubern y Paul Hammond sostienen que el cineasta se adhirió al Partido Comunista Español operando en favor de la causa republicana desde el extranjero, antes y durante la guerra, (Gubern y Hammond, 2009). A Luis Buñuel lo sorprendió la guerra mientras pasaba una temporada de trabajo en Madrid; aunque salió de España, fungió como auxiliar diplomático en Francia. En 1937 supervisó el pabellón de la república española en la Exposición Internacional de París a la par de importantes arquitectos españoles posteriormente exiliados. Asimismo, se desempeñó como consejero fílmico en Estados Unidos para la República, que en ese momento se encontraba en plena disputa con los franquistas.

Con el inicio de la Guerra Civil Española, los jóvenes arquitectos Sáenz de la Calzada y Coll se incorporaron al bando republicano; el primero tras escapar apenas de la leva franquista y pasar por León, Tanger, Sevilla e Inglaterra y el segundo asimilado al Cuerpo de Ingenieros de Fortificaciones de la República, cuyos objetivos centrales fueron crear la infraestructura necesaria para defender a las tropas republicanas y a la población civil. El arquitecto Coll participó activamente construyendo puentes como capitán de ingenieros en la batalla del Ebro, en Tarragona (figura 2), mientras que Sáenz de la Calzada participó en la defensa de Cataluña y luego en la retirada, junto con el famoso Félix Candela (Del Cueto, 2014). Al final los republicanos perdieron y la consigna fue severa en cuanto a los arquitectos republicanos: había orden de captura inmediata, los que menos quedaban impedidos para ejercer la profesión en la dictadura franquista.


FIGURA 2
Caricatura del capitán arquitecto Oscar Coll alusiva a su participación en la construcción de los puentes sobre el río Ebro durante la Guerra Civil
Fuente: Exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

3. El viaje

Aunque las estadísticas difieren, se calcula que unos 250 000 ciudadanos españoles abandonaron su tierra perseguidos por el régimen franquista.[1] La mayoría se refugió en Francia contenida en campos de concentración. Para ese momento, tanto Erich Fromm como Luis Buñuel vivían en Estados Unidos. El primero ejercia la psiquiatría y preparaba sus primeras publicaciones famosas, en tanto el segundo trabajaba en la industria cinematográfica norteamericana en el área de doblaje.

La trayectoria de los arquitectos fue más aciaga. Tras un complicado escape y con la colaboración de organismos de auxilio para los expatriados como el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) y la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), Coll llegó al campo de refugiados Argelès-sur-Mer en compañía de los arquitectos Jesús Martí, Mariano Rodríguez Orgaz y José Caridad; cabe recordar las difíciles circunstancias de alojamiento, alimentación y salubridad que prevalecían en los campos. Tiempo después Oscar Coll colaboró con la Comisión Internacional de Ayuda a los Refugiados (Del Cueto, 2014). Tras residir brevemente en República Dominicana, donde efectuó algunas obras, se trasladó a México vía Cuba a principios de los años cuarenta.

El arquitecto Sáenz de la Calzada llegó al campo de refugiados de Saint Cyprien en 1939, acompañado de otros arquitectos refugiados como José Luis Mariano Benllure López de Arana, Enrique Segarra Tomás, Ovidio Botella Pastor, Félix Candela Outeriño, Tomás Auñon Martínez y Eduardo Robles Piquer. Ahí, y con lo mínimo, también desplegaron su arquitectura, pues construyeron refugios temporales para los miles de desterrados. Inicialmente lograron salir de los campos de concentración franceses, aunque el futuro era incierto, ya que se encontraban sin tierra de acogida y sin oportunidad de volver a España. El viaje a México les tomó a ambos casi por sorpresa (Del Cueto, 2014).

Finalmente, unos 20 000 españoles fueron atraídos por el gobierno de Lázaro Cárdenas (Pla, 2001). En un aproximado de cincuenta arquitectos que escaparon de España, se calcula que poco más de veinticinco llegaron a México, a quienes se suman unos doscientos ingenieros, aparejadores, técnicos y constructores españoles que también se exiliaron en tierras mexicanas (Rosales, 2014).

El arquitecto Sáenz de la Calzada llegó a bordo del Sinaia con su esposa María Teresa Aguirre Lecube e hija María Luisa Sáenz de la Calzada Aguirre, con pocas comodidades y prácticamente sin nada en el bolsillo, mientras que Oscar Coll llegó a México en 1941 después de pasar unos meses en Cuba y República Dominicana, apoyado por los organismos de auxilio a los refugiados españoles (figura 3) (Del Cueto, 2014).


FIGURA 3
Documentos migratorios de los arquitectos Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll, emitidos al llegar a México
Fuente: Archivo General de la Nación, fondo: españoles, departamento de migración.

Los primeros años fueron sumamente difíciles, ya que sufrieron desempleo y cierto rechazo social. La mayoría de los exiliados llegaron al país sin capital, sin empleo y sin vivienda. La inserción en el medio laboral y social mexicano fue lenta; sin embargo, los arquitectos, ingenieros, aparejadores, técnicos y constructores del exilio republicano español se mantuvieron activos (Rosales, 2014). Fundaron compañías constructoras, se integraron en asociaciones, inauguraron revistas, se integraron a importantes despachos de arquitectos mexicanos, se incorporaron al medio académico o fungieron en el servicio público mexicano. (Del Cueto, 2014).

4. El reencuentro

El arquitecto Sáenz de la Calzada fue uno de los pocos que llegaron a México con título profesional y lograron homologarlo, por lo que con frecuencia firmaba los planos de los proyectos que ejecutaban sus coterráneos. Su primer trabajo fue como profesor de dibujo. Hacia 1940 obtuvo por contrato el diseño de la famosa Librería de Cristal, en especial la pérgola que se diseñó junto al Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.

En 1940 se integró a la constructora Vías y Obras, que dirigía su colega y también arquitecto exiliado Jesús Martí; a esta empresa se deben numerosas obras y urbanizaciones en Veracruz, Acapulco, Ciudad de México y Cuernavaca. Hacia finales de los años cuarenta, se dedicó al ejercicio libre de la profesión en la capital mexicana donde diseñó y construyó laboratorios farmacéuticos, edificios de oficinas y apartamentos, plantas industriales y vivienda unifamiliar (Vicente Garrido, 2007).

Luis Buñuel llegó a México en 1947 apoyado por un productor francés de origen ruso de apellido Dacingers. En 1949 filmó uno de sus primeros éxitos, “El gran Calavera”, con los hermanos Andrés y Fernando Soler; para el año siguiente rodó una de las piezas cumbre del cine mexicano, la polémica “Los Olvidados”, que lo hizo acreedor al premio a mejor director del Festival de Cannes. Es decir, aunque Buñuel y Sáenz de la Calzada se conocían desde la etapa española, se rencontraron profesionalmente cuando el primero atravesaba una etapa de éxito.

Tanto el arquitecto Sáenz de la Calzada, como el director Buñuel, se mantenían próximos a los núcleos sociales del exilio, participaban de reuniones y tertulias, se conservaban políticamente activos contra el régimen franquista y formaban parte de las asociaciones que habían desarrollado los españoles en el exilio. Muy probablemente fue este el contexto en el que Buñuel y Sáenz de la Calzada se rencontraron. Aquellos que habían sido compañeros en la Residencia de Estudiantes en España, amigos cercanos de García Lorca y promotores de la compañía de teatro estudiantil “La Barraca”, ahora compartían el exilio en la Ciudad de México. Fue en esa época que se efectuó el proyecto y se inauguró la casa que el arquitecto hizo para el director cinematográfico. Al respecto, destacan las memorias que recuperó Max Aub de Sáenz de la Calzada con relación a Buñuel, en un breve escrito cargado de anécdotas y reflexiones. Por ejemplo, Sáenz de la Calzada rememora:

Bueno, porque yo creo que Luis, no sé, es una persona pues más retraída y no es muy amigo de la publicidad. No le gusta [...] Me acuerdo que cuando le hice la casa, me dijo: “Bueno, pero no creas que aquí vas a ver a muchas estrellas de cine y de tal, no, no. Yo llevo una vida muy sencilla y muy retirado del mundo” (Aub, 1984: 281).

En esta misma entrevista el arquitecto Sáenz de la Calzada recuerda la colaboración que tuvo con Buñuel, ya que fue él quien diseñó la columna mostrada en la película Simón del desierto (figura 4).

A su llegada a México Oscar Coll se desempeñó como representante de casas de materiales para construcción, después consiguió un contrato para trabajar en Morelia en la remodelación del Hotel Virrey de Mendoza. En 1945 se asoció con el también arquitecto exiliado Tomas Auñón, con quien realiza varios proyectos habitacionales en la Ciudad de México. Finalmente, en 1952 el arquitecto Coll se estableció en Cuernavaca donde realizó la mayor parte de su vida profesional (Del Cueto, 2014).


FIGURA 4
Imagen de la película Simón del desierto dirigida por Buñuel y fotografiada por Gabriel Figueroa, donde se observa la columna que el arquitecto Sáenz de la Calzada diseñó para el filme

Por su parte, Erich Fromm llegó a México en 1949-1950, invitado para fungir como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México donde dirigiría el curso especializado de psicoanálisis (Silva, 2006). Aunque de 1950 a 1965 Fromm alternó entre México, Cuernavaca y Michigan, desde 1956 estableció su residencia principal en Cuernavaca. Será esta una de sus épocas más prolíficas como escritor; de estos años datan libros tan importantes como El arte de amar, La misión de Sigmund Freud y El dogma de Cristo.

Coll y Fromm se encuentran en el contexto de la comunidad judía de México y de la intelectualidad capitalina que disfrutaba de los fines de semana en Cuernavaca, aquella que asistía al Casino de la Selva. Coll y Fromm se conocieron por contacto de Guillermo Orfila, entonces director de la Editorial Siglo XXI (Del Cueto, 2014).

5. La arquitectura

Desde luego es difícil definir la visión que, sobre la arquitectura, el hábitat o la ciudad tenía el psicoanalista Erich Fromm, quien jamás se vinculó con el quehacer arquitectónico. Sin embargo, consideraba que en los modelos historicistas existía algo necrófilo, cierta atracción apasionada por todo lo muerto y por disolver las estructuras vivas (Iglesia, 2005). Esto también era palpable en el disfrute que produce en algunos la destrucción de los “edificios bellos”. En oposición, consideraba que el mundo moderno también estaba asociado a la no vida, esto es, señalaba que la muerte ya no se expresaba simbólicamente por lo pútrido, sino por máquinas brillantes y estructuras de aluminio y vidrio; esta actitud necrófila se mostraba claramente en el Manifiesto futurista, donde por cierto participaron varios arquitectos, apuntándose la actitud necrófila en individuos que sustituyeran lo vivo por un enfermizo interés por los artefactos, es decir, cuando la técnica se asocia a un culto por la destrucción como justificando el cambio o la evolución (Fromm, 1975). La relación de Buñuel con la arquitectura fue íntima, por lo menos en lo que respecta a la arquitectura incorporada en sus obras cinematográficas. Buñuel había pasado sus primeros años de infancia en la lujosa residencia construida por su acaudalado padre en Calanda, diseñada por el arquitecto Ricardo Magdalena Tabuenca. Se trataba de una gran mansión donde se incorporaban elementos neomudejar y mobiliario ecléctico que Buñuel consideró de mal gusto. Pero la familia Buñuel tuvo varias propiedades: casas de campo, propiedades urbanas y fincas que componían el patrimonio (Gibson, 2013). Además, el hermano menor de Luis Buñuel (Alfonso) fue arquitecto y artista gráfico.

Respecto a Luis Buñuel, el escritor y también exiliado Max Aub señalaba que éste había sido un director cercano a la arquitectura. Es notorio que en más de una ocasión la arquitectura funcionó como actor de reparto simbolizado en el cine de Buñuel.

Cómo olvidar el exótico interior de la mansión que habitaba el elegante, pero retorcido Francisco Galván, interpretado por Arturo de Córdova en la cinta Él, o la columna donde San Simón se apostaba para no ser tocado por los males y tentaciones del mundo, empleada en Simón del desierto. A esto se suma la claustrofóbica sala de la solemne residencia mostrada en El Ángel Exterminador, donde aquellos aristócratas exhibían por igual sus necesidades, que sus bajas pasiones, aprisionados en su propio estatus (figura 5).


FIGURA 5
Residencia donde se filmó El ángel exterminador, dirigida por Luis Buñuel

El protagonismo total del espacio lo adquiere la ciudad en La ilusión viaja en tranvía, donde cada calle, cada esquina, cada letrero, cada marginal y cada acto de urbanidad permiten que la ciudad se interprete a sí misma. La etapa francesa de Buñuel también aporta algunas ironías arquitectónicas, confeccionadas como ácido instrumento de la crítica social, es el caso de la salita moderna donde retretes y comedor se unifican y donde la burguesía contemporánea alegremente socializa.

Como ya hemos dicho, Arturo Sáenz de la Calzada era afín a la arquitectura moderna, republicano y liberal. Una vez que retomó su profesión en México en la compañía constructora Vías y Obras, se independizó prontamente. En México exhibe una arquitectura que va de la racionalidad de distribución moderna y el uso de los materiales de vanguardia a la sutil alusión histórica, un panorama general de sus obras delata lo anterior.

En el concurso para la Casa de España en México de 1940, donde Sáenz de la Calzada colaboró con Ovidio Botella y Roberto Fernández Balbuena, y cuyos resultados se mostraron en la revista Arquitectura México, este equipo de arquitectos exiliados presentó una propuesta cercana a los lenguajes de la primera modernidad arquitectónica, con ciertas alusiones castizas y similar a los trabajos de Carlos Arniches y Martín Domínguez, todo esto contrastando con las propuestas plenamente funcionalistas hechas por los otros concursantes (Cuevas y Chacón, 1940). Poco después Sáenz de la Calzada y Félix Candela diseñaron el Hospital de San Vicente, que no llegaría a construirse (figura 6).


FIGURA 6
Anteproyecto del hospital de San Vicente en México
Fuente: Archivo de Arquitectos Mexicanos, UNAM.

Muchas de las obras de Sáenz de la Calzada permanecen en el anonimato, de algunas pocas se cuenta con imágenes. En la casa para el Dr. Otero, construida en Lomas de Chapultepec, la elección fue un diseño cercano al funcionalismo; lo mismo la embajada de Noruega en México, que también exhibe calidad en los aparejos de ladrillo que sería distintiva de sus obras. Cabe señalar que estas dos obras son posteriores a la casa Buñuel.

El arquitecto Oscar Coll migró de España siendo muy joven y pasó un breve tiempo en República Dominicana, pero la mayor parte de su vida profesional la ejerció en México. A él se debe una arquitectura mayoritariamente habitacional, sencilla, discreta, bien resuelta y edificada. Con partidos arquitectónicos modernos y escalas asequibles. En varias ocasiones empleó los materiales en acabado aparente y los cascarones de concreto que en muchos casos diseñó en conjunto con Félix Candela. Sólo para ejemplificar algunas de sus propuestas arquitectónicas, podemos citar el Hotel Virrey de Mendoza de Morelia, que pretendía la ampliación del tercer piso de un edificio colonial, el cual Coll resolvió apegándose plenamente al diseño, estructura y estética del edificio y recuperando en su propuesta los elementos compositivos de la fachada del antiguo edificio.

Hacia 1945, Oscar Coll se asoció con el arquitecto exiliado Tomás Auñón quien también había permanecido varios años en República Dominicana; colaboraron hasta 1952 efectuando proyectos en la Ciudad de México y Matamoros, Tamaulipas. Disuelta la sociedad, Coll se estableció definitivamente en Cuernavaca, donde efectuó múltiples proyectos asociado con el ingeniero Enrique Campesino (Del Cueto, 2014). Destaca en esos años el proyecto del edificio para la señora Inda Barker, se trataba de un diseño complejo, ya que el programa arquitectónico incluía departamentos, locales comerciales y jardines; todo resuelto en un angosto terreno de forma completamente irregular y ubicado en el centro de la ciudad de Cuernavaca, el cual contaba con ejes en ángulos diversos permitiendo adaptar un proyecto austero y funcional al terreno.

En 1957 el arquitecto Coll proyectó otro edificio de departamentos y locales comerciales de cinco niveles para el señor Paulino Orraca González; aunque sólo se cuenta con la perspectiva del proyecto, se distingue una geometría resuelta mediante dos volúmenes principales: uno sólido con ventanas horizontales y otro formado mediante planos horizontales que sobresalen a manera de alero cubriendo las terrazas. A estos edificios se suman las casas de campo que diseñó para las familias Zinner, Giral y Dutrem, algunas resueltas excepcionalmente mediante paraboloides hiperbólicos de concreto armado (figura 7).


FIGURA 7
Edificio para Paulino Orraca y paraboloides hiperbólicos de concreto aplicados a la arquitectura habitacional en Cuernavaca (Oscar Coll)
Fuente: Exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

6. Las casas
6. 1. La casa Buñuel

La casa Buñuel se construyó a lo largo de 1951 y fue habitada a finales de 1952, justo por la época en que el cineasta dirigía el largometraje Él. Se eligió la Cerrada de Félix Cuevas al sur de la Ciudad de México, zona donde además al año siguiente se filmarían muchas escenas de la película La ilusión viaja en tranvía. El propio Buñuel encargó a Sáenz de la Calzada que la casa fuese resuelta en ladrillo rojo, para evocar los muros de la Residencia de Estudiantes (Vértiz, 2011).

Se eligió un terreno de unos 400 o 500 m2 prácticamente plano. El programa arquitectónico incluía un portón de acceso en línea recta que conducía a la cochera, al garaje cerrado y que pasaba por el acceso principal. Entrando a la derecha se encontraba el jardín en “u” hacia el cual desembocaban las diversas terrazas. Ingresando a la zona cubierta, se tiene un vestíbulo rectangular; a la derecha, es decir, hacia la fachada del volumen principal, se ubicaba el estudio del cineasta; de frente, un gran salón que funcionaba como sala comedor; e incluía una moderna chimenea, y que a su vez se independizaba mediante dos gruesas columnas de concreto; al fondo, una terraza que comunicaba con el jardín. Siguiendo por el vestíbulo, a mano izquierda, se encontraba la escalera y un pequeño baño. Hacia el fondo el desayunador, la cocina y el cuarto de lavado. La escalera desembocaba en un vestíbulo de planta alta que conducía a tres grandes recámaras y a lo que probablemente fue una sala de estar. A su vez, las recámaras se conectaban mediante una terraza que funcionaba como cuarto de ejercicios y los baños se ubicaban en ambos extremos del vestíbulo en relación con las recámaras. El inmueble se remataba por un tercer nivel al que se accedía mediante la continuación de la escalera; en esta tercera planta sólo se diseñó aquello que probablemente fue la biblioteca o la recámara de huéspedes, que a su vez se conectaba con una terraza mayor desde donde se admiraba el pequeño jardín.

El inmueble está resuelto en tabique aparente de espléndida manufactura, con estructura de concreto oculta y cubiertas planas del mismo material. Las estancias mayores se ventilan mediante enormes ventanales hechos con herrería de fierro; las habitaciones cuentan con ventanas horizontales, mientras que los espacios menores mostraban ventanillas verticales, todas apoyadas sobre repisón terminado en cemento, acabados simples, pisos de mosaico, granito y madera, muros terminados en yeso o azulejo y pintura vinílica interior.

La fachada principal se compone de un volumen longitudinal terminado en tabique aparente y remates de ladrillo donde se ubica la puerta principal, así como un volumen central, vertical y angosto, terminado en piedra negra volcánica y un volumen lateral semihueco, definido por las terrazas y los ventanales (figura 8).


FIGURA 8
Fachada principal, lateral y corte arquitectónico de la casa Buñuel. Arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada
Fuente: Fundarq MX.

Desde luego, la casa resulta sorpresiva, ya que uno espera topar con el irreverente genio surrealista de Buñuel. En cambio, lo que encontramos es una casa plagada de normalidad, de habitabilidad y vida cotidiana: bien resuelta espacialmente y mejor construida. En la medida de lo posible, sencilla para un personaje de la importancia y éxito de Buñuel. A la vez ordinaria, casi neutra, cargada de historias (figura 9).


FIGURA 9
Vista de la casa Buñuel
Fuente: elaboración propia.

Buñuel habitó alternadamente la casa a partir de los años setenta cuando su vida profesional exigió largos viajes por Europa. Después de su muerte, acontecida en 1983, la familia del cineasta que se había asentado en Francia tuvo que dejarla en parcial abandono a falta recursos para mantenerla.

Alrededor de 2009 la embajada española en México, la Fundación Luis Buñuel y la UNAM adquirieron y comenzaron la restauración completa de la casa con el fin de crear un centro de cooperación cinematográfica, una residencia para investigadores especializados en artes y cinematografía y un recinto donde exhibir al público general la obra del reconocido director de cine.

El proyecto de restauración y adecuación estuvo a cargo del arquitecto Javier Sánchez y algunos colaboradores de la UNAM. La obra la realizó el arquitecto Marco Maza. Básicamente implicaba lograr un nuevo doble uso adaptativo; por un lado, funcionar como recinto de conferencias y exposiciones y, por otro, fungir como residencia temporal de investigadores. Al respecto, la estrategia general fue utilizar las antiguas zonas habitacionales de la casa como oficina, galería, sala audiovisual, sala de reuniones y biblioteca, mientras que la antigua zona de cocina y servicios se amplió para albergar pequeñas recámaras, baño completo y cocineta, que la convertían en un lugar habitable (figura 10).


FIGURA 10
Fotografía del proyecto efectuado para readaptación de la casa Buñuel. Esta imagen se tomó del plano representativo que se encuentra en el inmueble
Fuente: elaboración propia.

Cabe subrayar que, aunque la casa Buñuel tuvo de manera simultánea ambos usos, como residencia y como centro cultural, la fortuna del proyecto de intervención permitió habitarla con comodidad e independencia. La casa Buñuel como recinto cultural, fue dirigida por el crítico de cine Mario Barro, contó con exposiciones permanente sobre la obra del cineasta y, como en otras épocas, recibió a creadores, científicos, intelectuales e investigadores relacionados con el amplio universo que representa Luis Buñuel. En 2017 la casa fue formalmente entregada en comodato por parte del gobierno de España en favor de México para transformarse en la sede de la Federación Iberoamericana de Academias de Cine (FIACINE) y de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas (AMACC) (Gaxiola, 2017).

6. 2. La casa Fromm

La casa Fromm se diseñó a finales de los años cincuenta y las obras se ejecutaron en 1960. Para esa época el arquitecto Coll tenía una intensa actividad como constructor y diseñador de casas de fin de semana en Cuernavaca, también era parte de la intelectualidad del estado de Morelos. Mientras tanto, el profesor Fromm, se encontraba escribiendo La misión de Sigmund Freud y colaboraba simultáneamente con la UNAM y la Universidad Estatal de Michigan.

La casa pequeña, resuelta en unos 130 m2 de área cubierta, estaba emplazada en uno de los nuevos fraccionamientos a las afueras de Cuernavaca, situada en un gran solar con abundantes jardines y terrazas.

El programa arquitectónico era de suma sencillez, al que se adjuntaba el escarceo entre la estricta ortogonalidad de la planta con algunos elementos verticales colocados en ligero talud. El acceso que provenía de la calle conducía a una cochera cubierta y resuelta mediante una losa de concreto plegada. De ahí se accedía a la casa mediante la puerta principal que daba a la confortable sala comedor. A la izquierda, se ubicaba la biblioteca, mientras que al fondo a la izquierda se situó la cocina. Entre biblioteca y cocina se dispuso el vestíbulo de la escalera y al fondo de éste el medio baño de la planta baja y el acceso de servicio (figura 11).


FIGURA 11
Plantas, fachadas y perspectiva de la casa para Erich Fromm. Arquitecto Oscar Coll Alas
Fuente: exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

Subiendo la escalera se llegaba al vestíbulo de la planta superior, rematado por el ventanal que estaba situado sobre la puerta de servicio, a la derecha el baño de planta alta y a la izquierda el pasillo que conducía a las habitaciones. Partiendo de la escalera, el lado izquierdo del proyecto se reservó al estudio y la terraza; entre ambos ocupaban media planta alta. El lado derecho se destinó a la habitación principal de unos 25 m2, con vestidor y baño privado.

El proyecto original estaba resuelto en niveles prácticamente planos, con pequeños aleros que volaban en la losa intermedia y superior. Los elementos verticales se resolvieron mediante muros y medios muros de tabique, rematados con repisón. Algunos otros muros se solventaron con piedra volcánica y ligero talud, los cuales otorgaban sensación de robustez a la fachada lateral y posterior. La fachada principal lucía como elementos compositivos la losa plegada de la cochera, la terraza con jardinera longitudinal en “v” típica de los años cincuenta y la pilastra redonda colocada en la esquina. Por su parte, las losas de estudio, así como del baño y vestidor de la recámara principal, mostraban una imperceptible inclinación que probablemente cumplía más una función técnica que estética. Todas las ventanas eran horizontales, se fabricaron en herrería bajo un diseño simple y se colocaron sobre los medios muros (figura 12).


FIGURA 12
Imágenes de la maqueta de la casa Fromm que forma parte de la exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”
Fuente: elaboración propia.

Erich Fromm habitó alternadamente por 15 años la casa de Cuernavaca, la cual traspasó cuando se mudó a Suiza en 1974. La casa sufrió varias adecuaciones que, aunque no son enteramente desafortunadas, sí transformaron la imagen de sencillez que prevalecía originalmente en el inmueble. Hacia finales de los años noventa la casa perteneció a la familia Delachica. Después del 2000, la vivienda comenzó a incrementar potencialmente su valor, en específico, cuando la zona donde está ubicada ganó plusvalía urbana y conforme los múltiples seguidores del destacado profesor adquirieron interés en este pequeño inmueble, quien es fundamental en la historia del psicoanálisis. La residencia de poco más de 200 m2 está valuada en casi 8 millones de pesos, según muestran los sitios web de inmobiliarias en Cuernavaca.

Al igual que ocurre con la casa Buñuel, saber que los arquitectos del exilio español habían diseñado y construido una vivienda en México para el profesor Erich Fromm permite imaginar un hábitat cargado de intelectualidad, de solemnidad, de nueva psicología humanista, en fin, de ciencias de la mente. Al respecto, el encuentro también es inesperado resulta en una pequeña casita de fin de semana, correspondiente a una estética simple con cierta similitud a las viviendas de los suburbios norteamericanos y con una austeridad que proyecta al mismo tiempo la ideología del arquitecto Coll y la teoría del profesor Fromm.

Reflexiones finales

¿Hay algo de aquel próspero entorno intelectual en el cual se formaron nuestros protagonistas en sus casas, ya fuese como diseñadores o como habitantes? Probablemente sí, aunque desde luego son motivaciones difíciles de identificar en la forma arquitectónica. En todo caso, podemos afirmar que se exhibe una actitud progresista y cierta sencillez en ambas casas.

¿Existe en las casas algo del profundo compromiso social que marcó la vida de Fromm, Buñuel, Coll y Sáenz de la Calzada? Aunque todos fueron muy combativos desde el punto de vista ideológico, quedando de manifiesto en otras expresiones creativas, en la intimidad del espacio habitable se decantaron por casas comunes, donde los grandes debates del mundo se quedaran en la puerta.

¿Existen marcas de aquella traumática guerra y doloroso exilio en las casas que hemos mencionado? Sí, aunque de manera lateral, es decir, no hay propiamente un reflejo del drama en los elementos arquitectónicos. En todo caso la herida es revertida de manera creativa; recordemos que ambas casas se convirtieron en núcleos de creación intelectual, la de Buñuel principalmente como albergue para artistas y creadores, mientras que la de Fromm atrajo al entorno de Cuernavaca a incontables filósofos y científicos, provocando, en cierta forma, la Escuela Mexicana de Psicoanálisis.

¿Se asemejan las casas de Fromm y Buñuel al resto de su obra creativa? Probablemente no, y eso justamente las articula como espacio de contraste en la vida de estos personajes. Las casas persisten con ligereza y anonimato, mientras que su producción intelectual es una marca imborrable en la cultura. Con respecto a los arquitectos, habría que afirmar que sí, ambas casas se parecen a otros proyectos tanto de Oscar Coll como de Sáenz de la Calzada.

¿Cómo conectan hoy día aquellas casas con sus diseñadores y antiguos habitantes? La casa Buñuel conecta como sede de la cultura cinematográfica. La casa Fromm opera como símbolo de dos personas (el psicoanalista y el arquitecto) cuya vida privada se mantuvo mayoritariamente reservada (figura 13).


FIGURA 13
Erich Fromm y Luis Buñuel habitando sus casas en el exilio
Fuente: imagen de Fromm (Marcial Pérez y Ruiz Mantilla, 2015 y Rodríguez, 2015).

Análisis prospectivo

Este artículo explora la relación entre la actividad intelectual, la postura ideológica y las experiencias de vida con los lugares que habitamos, en específico el caso de Erich Fromm y Luis Buñuel. Simultáneamente, expone aportaciones culturales del exilio republicano español en el ámbito arquitectónico, en específico de las obras de Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll Alas. Las aportaciones discretas del exilio español aún se encuentran en fase de identificación, interpretación y valoración; en este sentido, este trabajo se incorpora al reconocimiento de ellas, especialmente a esas arquitecturas del exilio como contribución cultural, técnica, y estética. Como un complemento, reconoce y expone el papel de México como país de acogida, espacio apto para potenciar su capital creativo. Finalmente, este trabajo forma parte de los estudios que sobre historia de la arquitectura mexicana del siglo XX se hacen por todo el país con fines didácticos y de puesta en valor.

Material suplementario
Referencias
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Vicente Garrido, H. (2007). Arquitecturas desplazadas. Arquitecturas de exilio español, Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Notas
Notas
[1] Distintos autores plantean diferentes cifras en relación con el exilio español; probablemente en un inicio salieron de España unas 400 000 personas, de las cuales entre 200 000 y 250 000 quedaron en el exilio, de los cuales unos 20 000 llegaron a México. En todo caso queda patente el hecho de una migración forzada masiva. CC BY-NC-ND Recepción: 1 de julio de 2019 Aprobación: 31 de octubre de 2019 Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla Importar tabla

FIGURA 1
Imagen de Luis Buñuel, Erich Fromm, Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll
Fuentes: imagen de Luis Buñuel https://www.villagevoice.com/2017/03/28/at-metrograph-bunuel-assails-the-church-the-bourgeoisie-and-propriety-itself/ imagen Erich Fromm de https://es.wikipedia.org/wiki/Erich_Fromm Las imágenes de Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll forman parte de la exposición “Presencia del Exilio Español en la Arquitectura Mexicana”, coordinada por Juan Ignacio del Cueto.

FIGURA 2
Caricatura del capitán arquitecto Oscar Coll alusiva a su participación en la construcción de los puentes sobre el río Ebro durante la Guerra Civil
Fuente: Exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

FIGURA 3
Documentos migratorios de los arquitectos Arturo Sáenz de la Calzada y Oscar Coll, emitidos al llegar a México
Fuente: Archivo General de la Nación, fondo: españoles, departamento de migración.

FIGURA 4
Imagen de la película Simón del desierto dirigida por Buñuel y fotografiada por Gabriel Figueroa, donde se observa la columna que el arquitecto Sáenz de la Calzada diseñó para el filme

FIGURA 5
Residencia donde se filmó El ángel exterminador, dirigida por Luis Buñuel

FIGURA 6
Anteproyecto del hospital de San Vicente en México
Fuente: Archivo de Arquitectos Mexicanos, UNAM.

FIGURA 7
Edificio para Paulino Orraca y paraboloides hiperbólicos de concreto aplicados a la arquitectura habitacional en Cuernavaca (Oscar Coll)
Fuente: Exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

FIGURA 8
Fachada principal, lateral y corte arquitectónico de la casa Buñuel. Arquitecto Arturo Sáenz de la Calzada
Fuente: Fundarq MX.

FIGURA 9
Vista de la casa Buñuel
Fuente: elaboración propia.

FIGURA 10
Fotografía del proyecto efectuado para readaptación de la casa Buñuel. Esta imagen se tomó del plano representativo que se encuentra en el inmueble
Fuente: elaboración propia.

FIGURA 11
Plantas, fachadas y perspectiva de la casa para Erich Fromm. Arquitecto Oscar Coll Alas
Fuente: exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”.

FIGURA 12
Imágenes de la maqueta de la casa Fromm que forma parte de la exposición “Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana”
Fuente: elaboración propia.

FIGURA 13
Erich Fromm y Luis Buñuel habitando sus casas en el exilio
Fuente: imagen de Fromm (Marcial Pérez y Ruiz Mantilla, 2015 y Rodríguez, 2015).
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