Evolución de un sistema de partidos: Cali 1990-2015
Evolución de un sistema de partidos: Cali 1990-2015
Revista Científica Guillermo de Ockham, vol. 14, núm. 2, 2016
Universidad de San Buenaventura
Resumen: Este artículo explora la evolución del sistema de partidos en la ciudad de Cali entre los años 1990 hasta 2015. El foco está orientado al comportamiento electoral de los partidos y la composición de los concejos en el lapso estudiado. Con base en el empleo de indicadores tales como el Número Efectivo de Partidos y el Número de Partidos se hace una descripción del sistema y también un breve análisis de dos cambios institucionales: la constitución de 1991 y la reforma política de 2003. El autor concluye que los dos partidos tradicionales pasaron de ser la fuerza dominante a participar en escenarios más competitivos perdiendo la hegemonía de la representación política.
Palabras clave: Partidos políticos, sistemas de partidos locales, política subnacional, reforma política, fragmentación partidista.
Abstract: This article explore the evolution of the party system in Cali between 1990 until 2015. The focus will be addressed toward the electoral behavior of the parties and the council’s composing at the studied lapse. With base in the use of index like Effective Parties Numbers and Parties Number and another, it makes one description of the system and a brief analyze of two institutional changes too: the constitution of 1991 and the political reform of 2003. The author concludes that the two traditional political parties passed to be the dominant strength to compete in more competitive background losing its hegemony.
Keywords: political parties, parties system, subnational politic, electoral analyze, Colombia political parties.
Introducción
Para estudiar el ascenso de los outsiders al poder ejecutivo (subnacional en este caso) es imperativo tener un panorama claro sobre el estado de los partidos políticos y el sistema que estos componen[1]. El objetivo es ver a través de diversos indicadores el comportamiento que ha tenido el sistema de partidos en esos 25 años y analizar los efectos que la constitución de 1991 y la reforma política de 2003 tuvieron sobre él.
La conclusión es que los partidos en la ciudad de Cali han atravesado procesos de crisis representados por pérdida de confianza y la escaza filiación partidista de la ciudadanía, pero siguen teniendo vigencia electoral y han logrado adaptarse a los cambios institucionales y políticos. Los partidos tradicionales tuvieron un peso muy importante en la conformación de los concejos pero después de 2003 han sido puestos en escenarios más competitivos, perdiendo el monopolio de la representación política (Ungar & Arévalo, 2004).
Dicha crisis no es situación exclusiva de Colombia ni de los países latinoamericanos (Boudon, 1996; Vargas, 1994; Roll, 2002; Kenney, 2004). También Montero, Gunther, & Linz (2007) recopilan reflexiones sobre los partidos políticos en Europa occidental y la crisis por la que atraviesan y otros aseguran que esta no es exclusiva de los partidos, sino de todo el sistema democrático (Medellín, 2005).
¿Dónde se puede datar el inicio de dicha crisis de los partidos políticos en Colombia? Hay un amplio consenso que esta inició con el desmonte del Frente Nacional o incluso con el inicio de este pacto consosacional (Duque, 2011; Roll, 2002) y hay dos razones para justificarlo: la primera es que con la paridad en los cargos y las corporaciones públicas los partidos perdieron la necesidad de generar programas para ganar electores pues ya no necesitaban competir entre sí y las diferencias ideológicas se difuminaron. El segundo argumento es que el Frente Nacional, aunque ayudó a cerrar el ciclo de violencia que se venía presentando desde la mitad del siglo XX en el país, despolitizó a la población y le cerró las puertas a otras formas de representación política que no fueran liberales o conservadores (Ungar & Arévalo, 2004;Giraldo , 2007).
Esto generó, como lo expresa claramente Gutiérrez (2007) y Pizarro (2002), una competencia interna y los dos partidos tradicionales, vieron el inicio de un proceso de implosión que culminó en el año 2002 con más de mil listas inscritas para las elecciones al congreso de la república (tanto para el senado como para la cámara). La lucha ya no fue entre partidos ni plataformas programáticas o ideológicas, sino entre líderes y facciones en extremo personalistas.
Era tal el nivel de desorganización, indisciplina y personalización de la vida política que el sistema de partidos llegó a ser catalogado como el más personalista del mundo (Pizarro, 2008). Se hacía urgente una medida que retuviera la atomización y el fraccionamiento que estaba ejecutándose al interior de los partidos políticos, situación que de no haberse detenido podría haber conducido a un punto sin retorno para estos. En el año 2003[2] se aprobó una reforma que cambió profundamente el sistema electoral colombiano y también el sistema de partidos.
Los análisis de sistemas de partidos a nivel subnacional son escasos, la literatura nacional no se ha encargado del asunto en profundidad, sin embargo, hay trabajos como el de Arenas y Bedoya (2009, 2015) y Arenas, Bedoya & Echeverry (2011) que analizan el caso de Medellín entre 1988 y 2007 y dibujan un panorama similar al de Cali, a saber, unos partidos fragmentados en su interior con gran variedad de facciones antes del año 2000 y una pérdida de terreno electoral de los dos partidos tradicionales después de 2003; Hoyos (2005) estudió con base en la volatilidad electoral y el Número Efectivo de Partidos el comportamiento del sistema en 537 municipios; en Cali ha habido acercamientos con algunos trabajos como el de Vanegas (2008), pero el escenario a nivel subnacional y en la ciudad sigue siendo limitado y hay un amplio nicho de investigación.
Método
Siguiendo el argumento planteado por Venesson (2013) este escrito se cobija bajo la categoría de estudio de caso descriptivo (configurativo-ideográfico) el cual no tiene una intención teórica explicativa, sino que pretende hacer una descripción explícita de un caso en particular.
Es conocido que dicho diseño metodológico puede tener muchas limitaciones tales como la validez y la confiabilidad de los resultados debido al N pequeño; el sesgo de selección del caso; la escaza capacidad para generalizar; entre otros (Solano, 2005). Sin embargo permite obtener un panorama específico de la ciudad en un periodo de tiempo determinado acercándose a interpretaciones teóricas sobre momentos particulares de dicho lapso (Ragin, 2007).
Tiene un punto de vista basado en dos criterios fundamentales que guiarán el artículo: uno institucional que hará énfasis en los cambios constitucionales efectuados en 1991 y 2003 principalmente y otro criterio cuantitativo, ya que se empleará información numérica tales como conformación de concejos, votación, porcentajes, proporciones, indicadores, entre otros, que provienen de la base de datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil (REGINAL) y de la base de datos del Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico, (CEDE) de la Universidad de los Andes.
Para efectos del análisis entre 1990 y 2000, teniendo en cuenta el marco institucional que permitía la proliferación de múltiples listas por partidos y la doble militancia, las facciones y fracciones que había al interior de los partidos serán tomados como uno solo, ya sea Partido Liberal Colombiano (PLC) o Partido Conservador Colombiano (PCC)[3].
Se emplearán indicadores como el Índice de Concentración[4], el Número Efectivo de Partidos (NEP) de Laakso y Tagapera[5] y el Número de Partidos (NP) de Molinar[6] (Molinar, 1991; Ocaña y Oñate, 1991). Por último se utilizarán fuentes hemerográficas, principalmente para el periodo comprendido entre 1990 y 2000, con el fin de observar la cantidad de facciones que tuvieron los partidos políticos tradicionales.
Resultado
Una vez se ha expuesto brevemente la discusión académica nacional en torno a los partidos políticos y al sistema que ellos conforman, desde una mirada principalmente (o tal vez exclusivamente) institucional, se ha de bajar un nivel y analizarlos en lo subnacional. Pero antes de continuar hay que hacer una advertencia y una reflexión: Mainwaring (2006) es claro al afirmar que gran parte de la literatura comparatista sobre partidos y sistema de partidos está dominada por análisis efectuados para Europa occidental y Estados Unidos. Al respecto reflexiona sobre la teoría de Giovanni Sartori y afirma que las categorías producidas por el italiano no serían aplicables a algunos países de América Latina, entre esa Colombia. Mainwaring asegura que esto así porque se pasa por alto una variable muy importante al intentar clasificar los sistemas de partidos en los países de la tercera ola de democratización (siguiendo el argumento de Samuel Huntington), entre los que se incluyen los países latinoamericanos: la institucionalización.
Como no es el objetivo del artículo hacer un debate teórico profundo sobre este tema, ni sobre lo que puede ser o no un partido, es importante señalar que aquí no se abordará el sistema de partidos teniendo como criterio explicativo la institucionalización, lo cual no implica que no se mencione de una u otra manera dicho aspecto, pero el criterio numérico va a ser la columna vertebral del texto. Por tal razón la clasificación y el análisis de la evolución del sistema en la ciudad se hará tomando en cuenta varios factores relacionados con lo electoral, la dispersión de los partidos, la relación concejo-alcaldía, entre otros que quedarán claros en los siguientes párrafos.
La discusión local tendrá una visión institucional, pero tomando en consideración los factores sociales y económicos que son también claves para entender la dinámica en la ciudad, principalmente para poder hacer una comparación, en términos de comportamiento electoral, del ejecutivo frente al legislativo y viceversa. Es por eso que se mencionarán indicadores socio-económicos y se hará también una descripción de las situaciones políticas como los escándalos de corrupción de las administraciones, la difícil situación económica del año 1999 que afectó a toda Colombia, el recrudecimiento del conflicto armado interno y el accionar de las FARC y el ELN en la ciudad, entre otros.
Se ha decidido periodizar el lapso estudiado así: i) 1990 a 2000: aquí los partidos tradicionales fueron siempre la fuerza dominante en el Concejo municipal, concentraron las mayorías legislativas y electorales y cuatro de las cinco alcaldías en disputa fueron ganadas por liberales o conservadores. Es un periodo de rápido crecimiento económico hasta 1996 y luego de una profunda crisis económica y fiscal en 1999 y 2000. La ciudad estuvo a punto de quebrar y someterse a la ley 550[7](Alcaldía de Santiago de Cali, 2008). El año 2000 marca un antes y un después, ya que a partir de este momento ninguno de los partidos tradicionales ni tampoco los nuevos han logrado ganar la alcaldía -ésta siempre ha quedado en manos de un movimiento significativo de ciudadanos[8]; ii) 2003 a 2011: es a partir de este momento que el sistema empieza a experimentar un cambio ya que entra en vigor la reforma política, el sistema de partidos se empieza a fragmentar y tanto el PLC como el PCC empiezan a perder las mayorías en el Concejo a tal punto, que en el año 2011 los rojos consiguieron sólo dos escaños de un total de 21; iii) 2011 hasta hoy: el sistema de partidos se afirma como un multipartidismo moderado, aparecen en el escenario nuevas fuerzas políticas y llegan a la alcaldía (uno en 2011, otro en 2015) dos políticos vinculados con la élite política de la ciudad lo que rompe con lo que algunos comentaristas de los medios han llamado, de manera apresurada, una serie de “alcaldes populistas” (Jhon Maro Rodríguez en el 2000, Apolinar Salcedo en 2003 y Jorge Iván Ospina en 2007).
1990 – 2000: el dominio de los tradicionales

La Figura anterior deja ver claramente la preponderancia de los dos partidos tradicionales en este primer periodo. Entre 1990 y 2000 controlaron más del 50% de los escaños en la corporación local y de las cinco alcaldías, tres fueron conservadoras y una liberal. De otro lado la izquierda representada por la Alianza Nacional Popular (ANAPO) y la Alianza Democrática M-19 (AD-M19) obtuvieron una escasa representación. El movimiento que lideró uno de los periodistas más conocidos de la ciudad, Humberto Pava Camelo, perdió presencia en el Concejo pues en 1988 lograron conseguir 5 curules y después de 1990 el Movimiento de Acción Social (MAS) se redujo en representación; también hicieron una ligera presencia el Movimiento Cívico Cristiano (MC-4), el Movimiento Cívico Independiente (MCI) y el Movimiento Popular Unido (MPU), este último vinculado con políticos que han afrontado problemas con la justicia como el ex senador Carlos Herney Abadía.
Entre 1990 y 2000 convivieron en los dos partidos tradicionales varias facciones que consiguieron representación en el Concejo. Aunque fueron más las liberales, los conservadores también estaban divididos en facciones personalistas que se construyeron alrededor de la figura de políticos con proyección nacional. Por los liberales Aparecían nombres como el del ex alcalde y ex ministro Carlos Holmes Trujillo y por los conservadores, el ex ministro Carlos Holguín Sardi con su movimiento. La tabla 1 muestra todas las facciones y fracciones que estuvieron representadas en el Concejo municipal.

Hay que anotar que las élites de ambos partidos trabajaron de manera conjunta, a tal nivel que para las elecciones de 1994 decidieron “repartirse” la alcaldía y la gobernación del Valle del Cauca en una alianza denominada “La clave”, que Pinto Ocampo (2011) lo asemeja al pacto del Frente Nacional. Mauricio Guzmán, el candidato a la alcaldía del PLC y perteneciente al Nuevo Liberalismo, apoyó la candidatura de Germán Villegas Villegas a la gobernación de Valle del Cauca y este, junto con otros miembros del PCC apoyaron a Guzmán en su aspiración roja. Para los comicios de 1997 el candidato ganador, Ricardo Cobo Lloreda intentó repetir la fórmula pero no se pudo concretar ningún acuerdo (Ibid).
Para el año 2000 se produce la elección del primer alcalde desligado de las clases políticas tradicionales de la ciudad: Jhon Maro Rodríguez, un locutor de radio de la cadena RCN derrota a los liberales y conservadores en los comicios convirtiéndose así en el primer outsider político en llegar al cargo en la ciudad, pero antes que Jhon Maro lograra el triunfo en las elecciones locales, hay que anotar que el alcalde liberal Mauricio Guzmán debió renunciar en agosto de 1997 por presuntos nexos con el narcotráfico[9] mientras que el conservador Ricardo Cobo Lloreda terminó, en el año 2000, una gestión que dejaba una crisis económica y fiscal que casi quiebra a la ciudad por los altos costos administrativos.
Estas dos circunstancias sirvieron para erosionar aún más la imagen de los partidos y las clases políticas. Una encuesta del año 2000 publicada en el diario El Tiempo dejaba entrever que de los 496 entrevistados, el 60% no se identificaba con ningún partido político. Sin embargo una situación que Llano (2001) expone claramente se evidenció: a pesar de ganar un alcalde independiente, el PLC y el PCC siguieron siendo mayoría en el Concejo municipal como se aprecia en la Figura 1[10].
2003 – 2011: el cambio en el sistema
Desde el año 2003 en adelante, el sistema de partidos empieza a sufrir un cambio. Como se aprecia en la Figura 2, los dos indicadores muestran aquí un incremento. Tanto el Número Efectivo de Partidos, NEP, de Laakso y Tagapera y el Número de Partidos, NP, de Molinar (1991) tienen una tendencia al alza.
Si se emplea como guía el NP, se toma como complemento la Figura 2, se teoriza bajo la categorización de Sartori (2005) y se emplea el enfoque propuesto por Ware (2004), esto es, tomar a los partidos por su tamaño relativo, se puede afirmar que entre en 1990 y 2000 hubo un bipartidismo en donde liberales y conservadores, fragmentados en su interior, concentraron las mayorías legislativas mientras las demás fuerzas políticas que consiguieron representación siempre lo hicieron en condición de minorías. Después de 2003 el sistema transitó de ese bipartidismo a un multipartidismo que se ha consolidado hasta hoy, con presencia de otras fuerzas políticas que se han mantenido desde el año 2007.

* En el 2015 hubo dos partidos que obtuvieron la misma proporción de escaños, el índice se calculó contando a dos partidos (2+) y no a uno (1+)
Fuente: elaboración propia con base en datos del CEDE y REGINAL.También hay que afirmar, como se aprecia en la figura, que el poder político se dispersó a partir del año de 2007, cuando se efectúa la elección subsiguiente a la entrada en vigencia de la reforma política de 2003. A pesar que el sistema tuvo su máxima fragmentación en el 2011, año en que hubo diez partidos representados, en 2015 la tendencia se redujo, así mismo la cantidad de partidos representados y el índice de Concentración (véase la Figura 3) se incrementaron y se puede concluir que los dos partidos tradicionales se encuentran actualmente en una condición de minorías en competencia, siguiendo el argumento planteado por Duque, (2014): mientras en 2011 los dos partidos mayoritarios fueron el La U (Partido Social de Unidad Nacional) y el PCC, en el 2015 fueron el PLC y nuevamente La U.
Repasando Figura 2, se pueden apreciar los dos momentos institucionales que fueron mencionados previamente: la constitución de 1991 (C91) y la reforma política de 2003 (R03). Entre las elecciones de 1992 y 2000, el sistema de partidos no varió significativamente[11], como se aprecia comparando el NEP y el NP. Es a partir de 2003 que ambos aumentan casi un 100% hasta el 2011 y en 2015 tanto el índice de concentración legislativa (CONC_L) como el NP varían de manera inversamente proporcional.

Los índices de concentración, tanto electoral (CON_E) como legislativo (CONC_L), refuerzan el argumento de la pérdida de representación de los dos partidos políticos. Entre 1990 y el 2000, los dos partidos tradicionales concentraron más del 60% de la votación y del 80% de los escaños; hasta 2007 los dos índices coinciden con los porcentajes obtenidos por el PLC Y el PCC (PLC-PCC L y PLC-PCC E), pero en 2011 y en 2015 perdieron las mayorías. Sin embargo, si se observa detenidamente, se contempla que entre 1994 y 2000 los tradicionales perdieron, tanto en el terreno legislativo, como en el electoral, lo que muestra que la tendencia a la baja se venía presentando desde antes de la reforma política.
Obsérvese la composición del Concejo en el año 2003. Se puede apreciar la presencia de nuevas fuerzas políticas, sin embargo, es una situación similar a la presentada en el año de 1992: hay dos partidos que juntos controlan las mayorías legislativas (67%) y hay varios partidos pequeños (un total de cinco partidos y sólo uno con más de un escaño para 2003 y tres partidos con un escaño en 1992). Es por eso que no se puede usar exclusivamente indicadores como el NEP o el NP, ya que el primero sobredimensiona a los partidos grandes y el segundo a los pequeños.

A pesar que fue en estas elecciones (2003) cuando la reforma entró en vigor, no fue sino hasta los siguientes comicios en que se sintieron sus efectos, ya sea por la implementación del umbral o por la lista única, lo cierto es que sí hubo una reducción en el número de partidos reales que se presentaron a competencia.
Entre 1997 y 2003 hubo una explosión de partidos y movimientos que compitieron por las 21 curules del Concejo de la ciudad. En 1997 tan sólo 3 consiguieron representación, entre esos el PLC y el PCC. En 2011 hubo 12 partidos en competencia y 10 representados, mientras que para 2015 hubo 12 y 8 respectivamente. Esto es evidencia de que el marco legal implementado desde la reforma de 2003 ha permitido cambios importantes en el sistema como la reducción del número de partidos.
En la Tabla 2 se hace una sencilla operación: en la primera columna se divide el total de partidos en competencia (PeC) por los partidos representados (Pr), obteniendo una proporción (Pi). Mientras el número más se acerque a uno, significa que el sistema es más proporcional y viceversa. Por ejemplo, mientras que en 1997 la relación fue 0,103, en 2011 el número se ubicó en 0,833 y en 2015 se ubicó 0,666. La segunda columna permite ver una relación igual de sencilla y que responde a la pregunta ¿cuántos partidos compiten por un escaño? Mientras que en 1997 el resultado fue de 1,38 en 2011 fue 0,57 al igual que en 2015. El sistema pasó de una saturación tal que por cada escaño había más de un partido compitiendo por él y si la operación se hubiera hecho por la cantidad total de listas inscritas el número aumentaría dramáticamente.


*No hay información suficiente para el análisis.
Fuente: elaboración propia con base en datos del CEDE y REGINAL.2011 – 2015: el multipartidismo.
El inicio del tercer periodo propuesto está marcado por la llegada a la alcaldía de un político vinculado a la clase política caleña y vallecaucana que sin embargo se presenta a elecciones con una etiqueta no partidista. Sin embargo –y esto es más importante- es cuando el sistema de partidos se afirma como un multipartidismo, aparecen en el escenario partidista nuevos actores que se van apropiando de los espacios copados por los dos tradicionales, el PLC obtiene sólo dos curules y La U se convierte en mayoría legislativa, hecho que repetirá en el 2015.
No pretendo extenderme explicando el año 2015, pero hay tres factores que anotar que son importantes: la recuperación del PLC como fuerza importante, la pérdida de curules del PCC que se ubicó por debajo de Cambio Radical (PCR) y la aparición de una nueva fuerza política, el Partido Centro Democrático (PCD) que consiguió una curul y empleó la lista cerrada. De otro lado está la presencia en condiciones de minorías del Polo Democrático Alternativo, (PDA), el Partido Alianza Verde (P. VERDE) y el Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (MIRA).
A pesar de las medidas adoptadas, el personalismo persiste en la política local: en el PLC las facciones siguen presentes, Clementina Vélez, la concejal más antigua de la corporación tiene su movimiento propio; Carlos Pinilla, otrora representante del londoñismo, también y el ex concejal Orlando Chicango, le “heredó” la curul a su hijo; La U no se queda atrás, dos concejalas son del Movimiento Nueva Generación que lidera la actual gobernadora Dilián Francisca Toro; mientras el PCC por su parte tiene como facción más fuerte al Movimiento Fuerza Social, del ex gobernador Ubeimar Delgado con un concejal. No se puede desconocer que al interior de los partidos hay tendencias, corrientes y opiniones diferentes, sin embargo, estas facciones se han construido con base en la figura del líder y no de una plataforma ideológica o programática clara.

Por último hay que observar el comportamiento electoral de los partidos (véase Figura 7). Se confirma la tendencia que viene presentando el sistema: la pérdida de terreno de los dos partidos tradicionales que desde 1997 vienen disminuyendo su participación proporcional en la votación total.
A pesar de la pérdida de electores entre 2000 y 2003, ambos (PLC y PCC) siguieron siendo mayoría, ¿por qué? Para lograr una respuesta satisfactoria no hay que perder de vista el marco institucional (método del cociente y residuo; múltiples listas, se permitía la doble militancia, etc.). Además que en el año 2000 el PLC presentó 35 listas y el PCC 15, hubo una proliferación de movimientos y partidos flash como los denomina Pasquino (2011): “en particular no serían partidos todos aquellos grupos que viven el espacio de una jornada (electoral) y que son más o menos correctamente definidos como partidos-flash, seguramente más flash que partidos” (pág. 167). Éstos generaron una amplia dispersión de la votación de los rojos y los azules ya que muchos de esos movimientos que iban y venían eran escisiones de los dos tradicionales.
Otra observación clara es la pérdida de protagonismo del PLC frente al conservatismo: entre 2003 y 2011 los azules superaron a los rojos en las urnas, hecho que se reflejó en la conformación del Concejo de año 2007 cuando los liberales alcanzaron sólo 3 curules, mientras el PCC 6, situación que se revirtió en las últimas elecciones de 2015.

Otro punto importante es la escasa y casi siempre marginal presencia de la izquierda democrática. En 1997 cinco movimientos obtuvieron poco más del 5% de la votación; en el 2003 entra en escena el Polo Democrático Independiente -precursor del actual PDA- obteniendo sólo 2% de la votación total junto con el MOIR; es en el 2007 cuando la izquierda alcanza la máxima participación electoral consiguiendo 10% de la votación y dos curules, la primera y única vez en todo el periodo de estudio que la izquierda es tan fuerte (electoralmente hablando).
Discusión
Como se mencionó al principio del artículo, la discusión subnacional debe ser transversal a la discusión nacional sobre el sistema de partidos de Colombia, lo que no significa desconocer que las unidades locales o regionales tengan comportamientos diferentes. Se dijo que los partidos han atravesado periodos de crisis, pero han sabido adaptarse a los nuevos escenarios institucionales, han logrado superar golpes de opinión ocasionados por escándalos de corrupción y los dos tradicionales han logrado sobrevivir hasta la fecha con la notoria pérdida de poder.
En Colombia la constitución de 1991 introdujo cambios muy importantes tanto para el sistema político en general como para los partidos políticos. Por mencionar algunos: facilitó el acceso al poder de otros movimientos, diferentes a los tradicionales, permitiendo que estos fueran creados presentando sólo 50 mil firmas e implementó una circunscripción nacional para el senado lo que se preveía otorgaría mayor representatividad, entre otros. Esto produjo una aumento de la oferta política, sin embargo, no condujo al resultado deseado: a pesar que se crearon nuevos movimientos y algunos lograron ingresar a la escena política, los tradicionales siguieron dominando el escenario (Hoyos, 2005; Arenas y Bedoya, 2015).
Es después de este cambio institucional que la fragmentación interna que ya se evidenciaba sufre un salto cualitativo, la vida política interna de los partidos se atomiza y la competencia se vuelve más personalista aún. Pizarro asegura que en este periodo se evidencia el fenómeno de las microempresas electorales, las cuales “son la expresión en el plano electoral de las facciones personalistas, que en su sumatoria de representaciones fragmentadas, conforman un conjunto heterogéneo que todavía se llama partido”, (Pizarro, 2002, pág. 364)[12].
¿Por qué ocurrió esto? Igual que sucedió en Medellín[13], en Cali el PLC y el PCC se fragmentaron para no perder las mayorías legislativas, se tuvieron que enfrentar a la disyuntiva que a mayor curules más fragmentación y por ende menos cohesión. Según los datos del CEDE el PLC presentó 32 listas en el año 1994, 61 en 1997 y 35 en el 2000; el PCC por su parte tuvo 18, 20 y 15 en los mismos años.
Los resultados muestran que en la ciudad hubo un aumento de la oferta política en el primer periodo pero la representación se concentró. La apertura del sistema de partidos se dio después de 2003 justo cuando entra en vigencia una reforma que emplea una fórmula electoral menos proporcional y se implementa la lista única con voto preferente. La competencia cambió de escenario, subió un escalón, dejó de ser entre listas o facciones y se volvió partidista (Gutiérrez, 2007).
¿Cómo afectó la reforma el sistema de partidos en Cali? Para responder la pregunta hay que dirigirse a la siguiente tabla donde se desglosan los principales mecanismos que se introdujeron y que produjeron un cambio en la competencia electoral.

Estos cambios incidieron en el sistema de partidos, no sólo en los sistemas locales, sino en el nacional. Con la lista única y la fórmula electoral D´hont se buscaba premiar a los partidos que trabajaran en conjunto, ya no había incentivos para dispersarse porque esta fórmula suma los votos de todos los candidatos y luego reparte los escaños con base en quien haya obtenido más votación. Esto puede producir un efecto de arrastre cuando hay un político que obtiene una gran cantidad de votos en comparación a sus compañeros. Además de esto había un castigo para la dispersión: el umbral que depuraba partidos que no alcanzaran la cifra (Pérez Guevara, 2011). El mecanismo del voto preferente, aunque dejaba un camino abierto a los personalismos, solucionaba el problema de la ubicación de un político en una lista cerrada, en la cual quien está de primero saldrá con más ventaja sobre sus copartidarios (Arenas y Bedoya, 2009).
Por supuesto estos mecanismos disminuyeron el número de partidos reales en la ciudad, de 28 que había en 2003, se pasó a 12 en 2015. En este nuevo escenario era más pragmático y lógico tratar de consolidar estructuras partidistas fuertes y no tener que enfrentar la posibilidad de perder la personería jurídica. De otro lado, con la ley de bancadas se buscaba también mejorar la disciplina partidista en el ámbito legislativo y lograr que los representantes del partido actuaran como un solo cuerpo.
Al incentivar la consolidación de partidos más sólidos, se crearon nuevos movimientos a costa de los dos tradicionales. Cambio Radical y La U fueron los más fuertes, ambos con alcance nacional. Un análisis de las trayectorias de los concejales permitiría un resultado mucho más profundo al respecto, sin embargo, no hay que dejar de mencionar lo siguiente: entre 2003 y 2007 el PLC perdió dos concejales que migraron a La U y al PCR; varios políticos que construyeron su trayectoria en las toldas rojas o azules se consolidaron después con estos movimientos, como Dilián Francisca toro, actual gobernadora o Roy Barreras, senador; Roosevelt Rodríguez, actual senador por el Partido de la U fue concejal entre 1997 y 2003 por los rojos y Germán Medina Scarpetta, ex representante por La U fue militante del PLC. Estos son sólo algunos casos que muestran que la reforma política, al incentivar la cohesión y castigar la fragmentación, incidió en que varios políticos con un capital electoral se movieran de un partido a otro, por lo general, siempre de uno tradicional a uno nuevo, sin embargo, esto requiere de un trabajo profundo y aquí sólo se ha esbozado un breve comentario.
Aún hay mucho que analizar del sistema de partidos en Cali, principalmente desde una perspectiva comparada se puede obtener resultados con mayor alcance. Un análisis de las luchas internas de los partidos daría cuenta de los conflictos que las fracciones y facciones han sostenido en la ciudad; la segunda parte de mi tesis permitirá obtener evidencia, a partir de entrevistas y un análisis hemerográfico más profundo, de la lucha por la alcaldía en el año 2000 y cómo el PLC la perdió debido a su fragmentación al presentar varios candidatos a los comicios.
El presente estudio pretende aportar una mirada sobre los partidos políticos en Cali durante los últimos 25 años teniendo como base estructurante el criterio numérico. Igualmente al abordar dos momentos institucionales en la historia del país, considera al sistema de partidos como una variable dependiente y estudia los cambios que estos factores institucionales trajeron para este. Cali transitó de un bipartidismo atomizado (internamente) a un multipartidismo moderado en el que se han consolidado nuevas fuerzas políticas.
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Notas
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