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Características del liderazgo político en Bucaramanga 2003-2015
Characteristics of political leadership in Bucaramanga 2003-2015
Reflexión Política, vol.. 19, núm. 37, 2017
Universidad Autónoma de Bucaramanga


Recepción: 09 Enero 2017

Aprobación: 27 Abril 2017

Resumen: El liderazgo político es un tema poco analizado a nivel local, no solo en Colombia sino en América Latina, en donde los estudios de este tipo se han centrado principalmente en las elites parlamentarias y los liderazgos populistas de orden nacional. El presente artículo tiene el propósito de describir las características del liderazgo político en Bucaramanga, Colombia, durante el periodo 2003 y 2015, mediante el análisis de una muestra integrada por veintitrés representantes que iniciaron su carrera política en el Concejo de la ciudad y que lograron en dos o más oportunidades ocupar cargos de elección popular en las distintas instancias de representación política de orden local, departamental o nacional.

Palabras clave: Liderazgo político, profesionalización de la política, democracia, representación.

Abstract: Political leadership is a topic that has not been analyzed at the local level, not only in Colombia but also in Latin America, where studies of this type have focused mainly on parliamentary elites and national populist leaderships. This article aims to describe the characteristics of political leadership in Bucaramanga, Colombia, during the period 2003 and 2015, through the analysis of a sample composed of twenty three representatives who began their political career in the city council and who succeeded in Two or more opportunities to occupy positions of popular election in the different instances of political representation of local, departmental or national order.

Keywords: Political leadership, professionalization of politics, representative democracy.

Introducción

Las reflexiones sobre liderazgo político han estado presente desde la Grecia antigua hasta nuestros tiempos, de allí que autores clásicos como Platón, Aristóteles, Sócrates, Maquiavelo, Weber, entre otros, hayan analizado los estilos y las formas de liderazgo que han estado al frente de los distintos regímenes políticos que se han instituido a lo largo del tiempo para organizar la vida en sociedad.

Los estudios actuales relacionados con el tema han centrado sus esfuerzos en caracterizar principalmente liderazgos personalistas de orden nacional o analizar la profesionalización de la política a nivel del poder legislativo (parlamentos, asambleas, congresos) y; salvo en contadas excepciones, han utilizado como objeto de observación a los representantes políticos locales.

Dichos vacíos en el estudio del liderazgo político son necesarios de superar, principalmente en escenarios de descentralización político administrativa en los cuales las características del ejercicio representativo incide directamente en los niveles de legitimidad de la administración pública en democracia, mediante las respuestas que los líderes locales ofrecen a las demandas que emanan desde los diversos colectivos sociales (Fernández & Bonilla, 2015).

De allí que la investigación mixta (cuantitativa y cualitativa) de corte descriptivo condensada en este artículo, pretenda caracterizar el perfil del liderazgo político en Bucaramanga, durante el período 2003-2015, de manera que sirva de base para la reflexión sobre la incidencia de éste en el fortalecimiento de la democracia representativa y la legitimidad del régimen político en la capital del departamento de Santander, Colombia.

Para elaborar dicha caracterización esta investigación seleccionó como población objeto de estudio al conjunto de concejales electos en la ciudad de Bucaramanga durante las cuatro contiendas electorales de orden local llevadas a cabo entre 2003 y 2015. Sin embargo, reconociendo que ser elegido como representante político para un periodo puntual de gobierno es necesario más no suficiente para ser catalogado como líder, se definieron tres criterios adicionales que sirvieron de soporte para la selección de un subgrupo (muestra), integrada solo por líderes políticos, donde los representantes “ocasionales” que obtuvieron curules en el Concejo de Bucaramanga, durante el periodo de observación, quedaron excluidos.

Los criterios de selección de la muestra se basaron en la necesidad de que el dirigente político hubiese ocupado, durante el periodo de observación, mínimo dos cargos de elección popular en las distintas instancias de representación política (concejo, alcaldía, gobernación, asamblea, senado, cámara de representante o presidencia de la república); o haber sido cabeza visible de algún grupo, movimiento o partido político con representación significativa en dichas corporaciones; o haber ocupado un cargo en la administración pública destacado a nivel nacional (procurador, contralor, ministro de despacho).

El establecimiento de estos criterios de selección se soportaron en el deseo de incluir en la muestra individuos con una vigencia política significativa cuya continuidad en cargos de representación podría promover una trayectoria que permitiera consolidar redes de apoyo alrededor del líder político y legitimar sus procesos de representación, como consecuencia de la confianza que éste podría inspirar en determinados sectores del electorado y del mayor grado de estabilidad en las relaciones que instituyera con las diferentes instancias del poder municipal, departamental y/o nacional (burocracias, grupos de presión, partidos políticos, sociedad civil etc.).

Una vez definida la muestra se realizaron dos tipos de análisis. El primero de ellos, se centró en la reflexión sobre la movilidad política de los líderes, su capital electoral y su filiación partidista. Para ello se analizaron los datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil relacionados con los comicios municipales, departamentales y nacionales, cuyos resultados hacían referencia a la ciudad Bucaramanga y al departamento de Santander. El segundo análisis se soportó en la información recolectada a través de la aplicación de entrevistas estructuradas a los integrantes de la muestra que accedieron a ser consultados o que fue posible localizar. Estas entrevistas tuvieron como objetivo identificar aspectos relacionados con asuntos socioeconómicos, demográficos trayectoria política, red de apoyo electoral y coherencia partidista.

Este artículo presenta los resultados derivados de la investigación anteriormente descrita. En primer lugar, desarrolla a groso modo el concepto de liderazgo político. En segundo lugar, presenta las características de la población objeto de estudio y los resultados de la selección de la muestra. Posteriormente, exponen los resultados derivados de la investigación y; finalmente, presenta las conclusiones.

Liderazgo político

Existen factores referenciados de manera constante en el estudio del liderazgo que llevan a suponer que éste es ante todo: 1) un proceso; 2) que trae aparejada la influencia; 3) que se ejerce sobre un grupo y; 4) que va encaminado a una meta (Northouse, 2001). Desde luego, las características del liderazgo están determinadas por aspectos personales de quienes lo ejercen y por el contexto social, económico, político y cultural en el que se desarrollan.

En lo que respecta al liderazgo político, Núñez (2003) señala que éste hace referencia “al conjunto de actividades, relaciones, y comunicaciones interpersonales, que permiten a un ciudadano movilizar personas de una organización, comunidad o sociedad específica, de manera voluntaria y consciente, para que logren objetivos socialmente útiles” y que para esto “el liderazgo busca hacerse con el poder y la autoridad que confiere el aparato de Estado” (p.4). Vale destacar que para el autor en mención, el deber ser del liderazgo político se entiende en función de la concreción de objetivos socialmente útiles, es decir, “de la capacidad de proponer una visión de sociedad, que sea integradora de intereses y perspectivas diversas, que brinde coherencia y sentido a la acción del líder y que facilite la incorporación de todos – o al menos de la mayoría - en los diversos esfuerzos por alcanzar las metas establecidas. Por ello, el liderazgo político se define en términos de autoridad y legitimidad, basándose esta legitimidad en un conjunto de procedimientos mediante los cuales muchos otorgan poder a unos pocos” (p.4).

Esta idea de objetivo fundamental del liderazgo político ligado a las demandas sociales y medido, en parte, a través de la legitimidad, es reforzado por Natera (2001) citado por Delgado (2004), quien reconoce que a las funciones de impulso y comunicación propias del político deben sumarse la función de agregación de demandas e intereses colectivos y la de promover la legitimidad del sistema (p.16), dado que los logros que alcance en torno a la satisfacción de las demandas sociales, cuyo valor simbólico es importante para el pueblo, son en últimas las que generan recordación, posicionamiento y protagonismo frente al mismo, ya que el nombre y la figura pública se convierten en el símbolo de lo que para el pueblo se ganó, se construyó o se recuperó.

No obstante, en la actualidad, el protagonismo también está ligado a la visibilización de las acciones del liderazgo a través de los medios de comunicación, puesto que la “mediatización de la política”[1] ha venido agregando un factor que complejiza el tema de las percepciones en la medida en que, “los líderes pueden reforzar día a día su papel referencial en lo político en función de su capacidad de hacerse ver, es decir, de llamar la atención, en primer lugar, de los profesionales de la comunicación con uno u otro acto, texto o pretexto y de hacerlo de tal modo que sirva a los intereses de imagen pública personal y de la del partido al que representan” (Justel, 1992, p. 3).

Las particularidades del quehacer del líder político señaladas hasta el momento, se contemplan principalmente dentro del marco de regímenes democráticos que además, comprometen las formas de ejercicio del liderazgo con el consenso, puesto que lo ideal sería que las decisiones y posiciones que éste asuma estén sometidas “a continuos procesos de intercambio social con otros grupos y con sus seguidores, con los que debe pactar y negociar para la reducción o la eliminación del conflicto (…) respondiendo por sus logros ante el electorado, partido y ante otros grupos específicos. Por el contrario, en un sistema o contexto autoritario, el líder parte de una situación de no equidad para el intercambio” (Katz, 1973. p. 203).

La democracia, demanda niveles aceptables de legitimidad en los cuales si bien las instituciones importan, los líderes resultan claves puesto que con frecuencia, en los sistemas democráticos, el éxito de una institución, un gobierno o de un partido político se asocia a la persona que lleva el timón, que tiene ideas claras y sobre todo, que impulsa y da seguridad a los demás miembros del grupo (Ballart & Ramio, 2000, p 138). De allí, que la legitimidad de las democracias dependa en parte del ejercicio del liderazgo político, desde la forma en que se configuran las fuerzas en el poder (sistema electoral), hasta la calidad de la representación de los intereses de los diversos colectivos, mediante la satisfacción de sus demandas sociales a través de la formulación de políticas públicas.

Por otra parte, no es posible concebir el ejercicio del liderazgo en democracia fuera de los partidos políticos pues estos, que se establecen como sus redes de apoyo, se convierten en un vehículo para la búsqueda y el ejercicio del poder, fuera de los cuales es imposible presentarse a la contienda electoral y optar por un cargo de representación popular. Incluso hay investigaciones que sostienen que la decisión de voto de los electores está más determinada por la ideología partidista y la identificación con el partido, que por la influencia del líder (Sanchez, 2004).

Según Alcantará (2011), hay amplia evidencia relacionada con el hecho de que varios de los aspirantes a cargos de elección popular, instrumentalizan los partidos en la defensa de intereses privados o particulares, actuando como “empresarios políticos” ante la ausencia de una ideológia clara y coherente. “Las máquinas partidistas (…) carecen de programa o, en su caso, cuentan con un programa desideologizado que pretendidamente aboga por propuestas tecnocráticas y apolíticas y con una organización, irregularmente establecida, que está supeditada a la estrategia del líder (…) que asume su liderazgo en el partido porque espera obtener un beneficio más que por altruismo” (p.16).

Finalmente, resulta importante destacar a partir de la introducción de la tesis del “buen gobierno” que terminó por reforzar los mecanismos de control, la rendición de cuentas y la generación de indicadores de medición del desempeño institucional, que en el seno de la política se requieren profesionales de calidad, pues como señala Alcántara (2013), citando a Schumpeter (1947), no es aceptable evaluar la calidad de la política sin contemplar la variable calidad de los políticos, puesto que “el éxito de ésta se vincula con su material humano, que debería ser de alta o, al menos, de suficiente calidad (p.24), puesto que hoy en día, los representantes políticos “necesitan muchos recursos partidistas y personales para ganar las elecciones, requieren conocimiento especializado para el rendimiento de cuentas de los tecnócratas, y deben rodearse con expertos en opinión pública para permanecer en el cargo” (p.24). De allí, que la exigencia de resultados derivados del ejercicio representativo implique para los líderes políticos la necesidad de instituirse como profesionales de la política.

Los concejales de Bucaramanga 2003-2015: características de la población y selección de la muestra

El Concejo de Bucaramanga está integrado por 19 concejales. Durante las últimas cuatro elecciones (2003, 2007, 2011 y 2015), ha sido relevante la partición al interior de esta corporación política del partido Liberal, que se ha instituido poco a poco como la principal fuerza política a nivel local, ocupando en la actualidad el 53% de las curules, convirtiéndose en el partido mayoritario (Cuadro 1).

Así mismo, se destaca el posicionamiento de los partidos que han servido de plataforma política del gobierno nacional, como es el caso del partido Cambio Radical y el partido de la U, los cuales se han impuesto a partidos de gran relevancia a nivel departamental como es el caso del partido Opción Ciudadana (antiguo PIN y Convergencia Ciudadana), y de otro de importancia nacional como es el partido Conservador, que en la ciudad de Bucaramanga ha tenido participación poco relevante y que en el actual periodo de gobierno no goza de representación.

Cuadro 1
Distribución de curules por partido político Concejo de Bucaramanga 2003-2015

Elaboración propia con base en datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil

Tras la revisión de los criterios de selección indicados en el apartado introductorio de este artículo, se determinó que de los cincuenta representantes que habían ocupado las curules asignadas en el Concejo de Bucaramanga durante las cuatro elecciones llevadas a cabo entre 2003 y 2015, integrarían la muestra veintitrés líderes políticos; de los cuales dieciséis habían logrado reelegirse durante dos o más periodos en el Concejo; 6 obtuvieron posteriormente una curul en la Asamblea departamental y; 1 presentó movilidad hacía la Cámara de Representantes.

Ninguno de los integrantes de la población objeto de estudio logró hacerse elegir como alcalde de Bucaramanga, ni gobernador de Santander, ni senador de la república, ni presidente de Colombia, aunque se presentaron intentos fallidos para llegar a la alcaldía por parte de algunos de dos de ellos (Celestino Mojica y Edgar Higinio Villabona). Tampoco ningún miembro de la población logró instituirse como cabeza visible de algún movimiento o partido político, ni obtuvo un cargo destacado en la administración pública a nivel nacional.

El tamaño de la muestra constituye el 46% de los representantes electos en el Concejo de Bucaramanga entre 2003-2015, lo cual implica una baja consolidación de los liderazgos que surgen en el cuerpo colegiado base de la administración pública, a partir del cual se espera sean proyectadas las carreras políticas de quienes aspiran a profesionalizar su ejercicio político.

Finalmente, es importante destacar que los análisis que se realizaron fundamentados en la revisión de los datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil, incluyeron la revisión de todos los parámetros de observación para el total de integrantes de la muestra. Sin embargo, no fue posible aplicar las entrevistas a los veintitrés líderes políticos, puesto que dos de ellos habían fallecido y uno fue imposible de contactar.

Resultados de investigación

a) Filiación partidista, movilidad política y capital electoral.

En el caso particular de los veintitrés líderes políticos que son objeto de observación, es posible percibir una baja estabilidad partidista, puesto que solo doce de ellos han militado a lo largo de sus periodos de representación en el mismo partido político; diez han representado dos partidos políticos y; uno ha pertenecido a tres asociaciones políticas distintas (Cuadro 2).

Al respecto de la filiación política se destacan dos particularidades adicionales: la primera es que los líderes con elevada estabilidad partidista pertenecen principalmente al partido Liberal (siete de ellos), seguido de Opción Ciudadana (dos), Cambio Radical (uno), ASI (uno) y partido Conservador (uno). La segunda, es que de los once líderes que han cambiado de partido político, seis han decidido vincularse al partido Liberal, lo cual explica en parte el fortalecimiento de esta fuerza política en la ciudad de Bucaramanga a lo largo del periodo de observación.

Cuadro 2
Líderes con alta y baja estabilidad partidista Bucaramanga 2003-2015

Elaboración propia con base en datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil

En términos de movilidad hacía cargos de elección popular de mayor relevancia a nivel municipal, departamental y nacional, sobresale el hecho de que la gran mayoría de líderes políticos (diecisiete de ellos) no proyectaron su carrera política de manera ascendente, sino que permanecieron aspirando a ser reelectos en el Concejo de Bucaramanga. Tan solo seis líderes tuvieron aspiraciones soportadas en la ampliación de su capital electoral y lograron obtener curules en la Asamblea departamental (cinco) y en la Cámara de Representantes (uno) (Cuadro 3).

Sin embargo, hay que destacar que de los integrantes de la muestra solo dieciséis permanecen actualmente vinculados a un cargo de representación popular; dos han fallecido (José Alfredo Ariza y Alberto Rueda); dos aspiraron a la alcaldía pero fracasaron en su intento (Celestino Mojica y Edgar Higinio Villabona); dos buscaron reelegirse en el Concejo pero perdieron la curul (Carmen Lucia Agredo y Christian Niño Ruiz) y; una no logró concretar su aspiración de ser diputada del departamento (Yolanda Blanco).

Cuadro 3
Movilidad de los líderes políticos de Bucaramanga 2003-2015

Elaboración propia con base en datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil

Es de esperar que los liderazgos sólidos y de proyección amplíen su base de apoyo social como resultado de un ejercicio de representación política eficaz, eficiente y de alta visibilidad, lo cual a su vez, favorece las aspiraciones de desarrollar una carrera política ascendente. En el caso de Bucaramanga, parte de las explicaciones que han impedido que un número más elevado de líderes aspiren a ser electos en cargos uninominales y plurinominales de mayor relevancia a nivel municipal, departamental y nacional, se encuentran relacionadas con la capacidad para ampliar el capital electoral que los ha respaldado a lo largo de su carrera política.

En este sentido, se destaca el crecimiento casi generalizado del número de electores que han apoyado la apuesta política de cada uno de los líderes, salvo en el caso de tres de ellos (Edgar Higinio Villabona, Christian Niño y Alberto Rueda), quienes posteriormente fracasaron en sus aspiraciones políticas. Sin embargo, como es lógico se destacan de manera más pronunciada el incremento del capital electoral de los líderes que presentaron movilidad ascendente, como Edgar Suárez (537%), Luis Julio Tamayo (398%), Yolanda Blanco (482%) y Carolina Moreno (266%). En el caso particular de René Garzón, si bien la variación acumulada de su capital electoral es de 426%, es importante aclarar que este líder presentó una movilidad ascendente-descendente, puesto que del Concejo pasó a la Cámara de Representantes, después asumió cargos en la administración municipal y retornó de nuevo al Concejo de Bucaramanga, por ende su capital electoral se redujo considerablemente pasando de 23.476 a 6.117 votos (Cuadro 4).

Así mismo, de los líderes que se encuentran al interior del Concejo se destaca el incremento del capital electoral por encima del promedio registrado para la muestra de Dionicio Carrero (283%), Sonia Smith Navas (263%), Wilson Ramírez González (95%), Jaime Andrés Beltrán (91%) y Henry Gamboa (90%). No obstante, vale la pena destacar el caso particular de Jaime Andrés Beltrán, quien si bien no presentó en términos comparados el mayor incremento porcentual en su capital electoral, es el dirigente político actual con mayor votación en esta corporación política (12.702), registrando cifras que no se alejan mucho del capital electoral con el que ciertos dirigentes han obtenido una curul en la Asamblea departamental.

Cuadro 4
Capital electoral de los líderes políticos 2003-2015

Elaboración propia con base en datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil

b) Edad y nivel educativo

La mayor parte de los líderes entrevistados se encontraron en el rango de edad de los 51 a los 60 años (doce líderes politicos), seguido de los de 41 a los 50 años de edad (cuatro). Por su parte, los menores de cuarenta años representaron una minoría. Lo anterior implica un obstáculo para el desarrollo de una carera politica ascendente, puesto que los líderes mayores de 50 años, que además se han arraigado por tres y cuatro periodos de manera consecutiva a las curules en el Concejo, tienen menores incentivos para enfrentarse a campañas políticas cada vez más competitivas, en un entorno en que el electorado promueve la renovación de los liderazgos.

Por su parte, en términos de formacion se destaca la preponderancia del perfil del líder político profesional que ha adelantado estudios de especialización en asuntos relacionados principalmente con la administración pública. Ninguno de los miembros de la muestra ha obtenido un título de maestria ni de doctorado, aunque dos de ellos se encuetran actualmente adelantando estudios con miras maestrarse (Jaime Andrés Beltrán) y doctorarse (Pedro Nilsón Amaya). Finalmente, es importante destacar que dos de los veintetrés dirigentes no superaron su formacion de primaria (José Alfredo Ariza y Martha Antolinez), dos son bachilleres (Nancy Elvira Lora y Alberto Rueda Rodríguez) y uno tecnólogo (Dionicio Carrero) (Gráfico 1).

En cuanto los perfil profesional de los lideres se destaca la interdisciplinariedad. Sin embargo, hay una gran preponderancia de abogados y administradores de empresas. Además, llama la atención el hecho de que varios de los dirigentes se encuentran actualmente adelantando estudios en derecho, bien sea para acceder a un título profesional o gozar de doble titularidad. Por su parte, en las especializaciones que han adelantado ocho de los líderes políticos observados, se destacan las adelantadas en la Escuela Superior de Administración Pública (Esap), en finanzas y gestión pública.


Gráfico 1
Nivel educativo de los líderes políticos. Bucaramanga, 2003-2015.

c) Ingresos de los líderes políticos

Mediante las entrevistas realizadas a los líderes políticos de Bucaramanga fue posible determinar que la mayoría de ellos no se dedica de manera exclusiva el ejercicio representativo ni a la función pública, sino que por el contrario, de manera paralela desarrollan actividades privadas que se convierten incluso en su fuente principal de ingresos (Gráfico 2). Estas actividades son de diversa índole, pero se destacan principalmente las relacionadas con asuntos comerciales.

Al respecto vale la pena señalar que los líderes cuya fuente de ingresos se deriva de su salario únicamente (dos de ellos), son los que indicaron recibir en promedio mensual entre tres y cinco millones de pesos. Las explicaciones ofrecidas por los dirigentes para no dedicarse de manera exclusiva a la función pública de representación, giraron en torno a la idea de que los salarios derivados de su ejercicio resultan insuficientes para hacer frente a las dinámicas de consumo de su núcleo familiar.


Gráfico 2
Ingresos de los líderes políticos. Bucaramanga, 2003-2015.

d) Redes de apoyo electoral y económico

Tradicionalmente el poder tanto a nivel nacional como departamental ha tendido a concentrarse en un grupo de ciudadanos pertenecientes a familias de larga usanza política, por lo que es de esperarse que a nivel local también sobresalgan esos liderazgos que se soportan en las bases de apoyo electoral y redes clientelares que algunos de sus familiares han consolidado a lo largo de los años. Sin embargo, llama la atención que en el colectivo de líderes entrevistados la gran mayoría indicó no tener ningún familiar allegado (padre, madre, esposa, esposo, hermanos, primos), que hayan ocupado previamente un cargo de representación popular en los diversos niveles de poder. Al respecto, tan solo cuatro líderes, destacaron la carrera política de algunos de sus familiares y reconocieron que parte de su electorado se había “endosado” de sus redes de apoyo (Gráfico 3).

Por su parte, en cuanto a la financiación de las campañas políticas se destaca la utilización principalmente de recursos propios; las donaciones que hacen los empresarios y amigos de ciertos líderes; el desarrollo de diversas actividades para recaudar fondos (rifas, asados, verbenas) y; en una proporción muy baja el apoyo económico que reciben por parte del partido político (solo el concejal Henry Gamboa declaró hacer recibido fondos del partido Liberal). Todos los líderes concuerdan con la idea de que el costo de las campañas políticas suele ser muy superior al de los limites legales establecidos. Sin embargo, consideran que son los demás candidatos los que invierten un valor excesivo en el desarrollo de sus campañas y que ellos, por el contrario, han sido bastante austeros al respecto.


Gráfico 3
Apoyo electoral y económico de los líderes políticos. Bucaramanga, 2003-2015.

e) Aspiraciones políticas

En términos de proyección en torno a la carrera política llama la atención el hecho de que la mayoría de los líderes entrevistados reconocieron tener una aspiración reeleccionista para la próxima contienda electoral, y muy pocos de ellos se proyectaron ocupando cargos de elección popular de mayor envergadura. En este sentido, la mayor parte de los concejales y diputados aspiran a mantener su curul. Por su parte, solo tres concejales planean movilizarse hacía la Asamblea departamental y; un concejal (Jaime Andrés Beltrán) y un diputado (Luis Julio Tamayo), manifestaron su interés de aspirar a la alcaldía de Bucaramanga e indicaron que se encuentran trabajando activamente para alcanzar dicho objetivo. La gobernación, la Cámara de Representantes y el Senado de la República, no se encuentran dentro de las proyecciones a corto plazo de los líderes políticos de la ciudad (Gráfico 4).


Gráfico 4
Aspiraciones políticas de los líderes. Bucaramanga, 2003-2015.

f) Coherencia partidista

En cuando a la coherencia ideológica partidista de los líderes políticos se destaca el hecho de que la mayoría (14 de ellos) reconoció no haber realizado ningún tipo de alianzas con otros partidos o movimientos políticos para sacar adelante sus iniciativas. Por su parte, quienes reconocieron haber promovido o participado en coaliciones, generalmente pertenecían a partidos minoritarios que sin éstas no hubiesen visto prosperar sus proyectos de acuerdo o sus ordenanzas. Sin embargo, señalaron que estas alianzas se habían realizado con partidos o movimientos políticos con los cuales no existían brechas ideológicas marcadas.

Lo anterior, aparentemente demuestra coherencia ideológica por parte de los líderes con respecto a los principios de los partidos que representan. Sin embargo, su posición con torno a temas de elevada sensibilidad en medio de la coyuntura política actual del país, como es el caso de los procesos de negociación del gobierno con las FARC y el ELN, así como el matrimonio y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, indica algo completamente distinto, puesto que su posición no fue necesariamente coherente con la del partido político que representaban. Incluso frente al reconocimiento de derechos a colectivos minoritarios, los Liberales y los dirigentes de partidos de centro y de izquierda, resultaron siendo bastante conservadores.

Vale la pena destacar el apoyo que la mayoría de los líderes manifestaron a favor de los procesos de negociación del gobierno nacional con grupos insurgentes de izquierda (FARC y ELN), y tan solo el 15% de ellos indicaron estar en contra, a pesar de pertenecer a partidos políticos que se encontraban en la mesa de la unidad. Con respecto al matrimonio de parejas del mismo sexo, un número considerables de líderes se manifestó a favor de esta iniciativa (75%). Sin embargo, el apoyo ofrecido a este colectivo se redujo considerablemente (a 15%), cuando se indagó sobre su derecho a adoptar.


Gráfico 5
Posición de los líderes políticos de Bucaramanga frente a coyuntura nacional.

Conclusiones

La investigación permite concluir que en términos de liderazgo político en la ciudad de Bucaramanga se destaca la necesidad del surgimiento de dirigentes que proyecten su carrera política mediante el incremento de su capital electoral, como resultado de un ejercicio representativo de incidencia en la solución de problemáticas locales que les permita ampliar sus bases de apoyo electoral a un colectivo de ciudadanos cada vez mayor.

Los resultados del ejercicio representativo adelantado por estos dirigentes ha sido de impacto reducido, poco valorado y visibilizado, lo cual ha obstaculizado la movilización ascendente y la proyección de sus carreras políticas. El hecho de que el 54% de los concejales electos en la ciudad de Bucaramanga entre 2003-2015, hayan asumido de manera “ocasional” un cargo de elección popular en la ciudad, demuestra la debilidad de los liderazgos emergentes. Así mismo, el hecho de que dominara una tendencia reeleccionista como principal aspiración de los líderes, es reflejo de la ausencia de un proyecto político de gran envergadura y de las limitaciones que estos tienen en términos de las características y habilidades que debe poseer un líder con visión, capaz de orientar a un número creciente de individuos hacía la obtención de metas cada vez más ambiciosas.

La inconsistencia de su acción representativa con un proyecto político de gran envergadura, soportado en el fortalecimiento de sus habilidades de liderazgo, no se refleja solo a nivel personal, sino también a nivel partidario, puesto que es evidente que su filiación política estuvo más justificada por la instrumentalización de los partidos políticos tradicionales para alcanzar el poder, que con el sentido de pertenencia al colectivo en términos ideológicos, puesto que persistieron liderazgos que se configuraron más en la confrontación personalizada que en la ideológica.

A lo anterior se suma el hecho de que un número importante de líderes se movilizaron hacía otros partidos, ya sea porque el de origen desapareció o porque el nuevo partido les garantizaba una mayor probabilidad de ser electos, lo cual refleja una vez más la relevancia de la instrumentalización de los partidos por encima de la afinidad ideológica. Al respecto, es importante resaltar que con excepción de los del partido Liberal, fueron pocos los dirigentes que habiendo sido reelegidos conservaron su lealtad partidista. La mayor lealtad de los liberales y la elevada movilidad que se presentó hacía este partido se explica, en parte, por las oportunidades que la mayor fuerza política local ofrece a los candidatos que se presenta a una contienda plurinominal a través de una lista abierta de voto preferente.

La presencia de liderazgo nuevos y jóvenes en la corporación política base de la administración pública también es una necesidad en Bucaramanga, donde predominan líderes cuya edad oscila entre 50 y 60 años. Renovar los espacios de representación puede dar lugar a la transformaciòn de practicas informales que se han arraigado en estas corporaciones y que hasta cierto punto las deslegitiman. Así mismo, pese a que predominan en estos liderazgo los perfiles profesionales, resulta cuestionable que en pleno siglo XXI ejerzan como representantes políticos personas con niveles educativos tan bajos, que no cuenten nisiquiera con un título de bachiller o un título profesional, sobre todo teniendo en cuenta las oportunidad que el estado ofrece de acceder gratuitamente a formación profesional en la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), a quienes hayan sido electos en un cargo de representación política. Si bien, el nivel educativo no es un condicionante para ser elegidos, el hecho de que los lìderes aprovechen estas oportunidades para formarse profesionalmente o especializarse, podría reflejar un mayor compromiso con la función pública que desempeñan.

Finalmente, teniendo en cuenta las demanda sociales tan amplias que enfrentan las ciudades en vía de desarrollo, las condiciones de calidad y legitimidad de la democracia imperantes en Bucaramanga y la necesidad de contar con líderes que vivan para la política, volcando todas sus habilidades, esfuerzos y compromisos en función de la obtención del bienestar social, es cuestionable que un número tan reducido de líderes locales se dedique de manera exclusiva a su ejercicio de representación, máxime teniendo en cuenta las exigencias y responsabilidades que un cargo como el que ellos ostentan representa para el bienestar social. Esta es una prueba más de que Bucaramanga cuenta con muchos representantes, pero poco lìderes políticos.

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Notas

[1] Ver Luna Follegati Montenegro (2009). Democracia, comunicación política, y ciudadanía. Interacciones y relaciones. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires.


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