Resumen: Para comprender el papel de las ideologías en la formulación de políticas sobre seguridad, en especial para el caso ruso, el presente documento tiene como objetivo hacer un breve recorrido por lo que se considera el proceso de formación del Nacionalismo Ruso, así como un análisis de su política de Seguridad Nacional para, finalmente, tratar de demostrar cómo la ideología nacionalista rusa genera en el ciudadano una falsa percepción de inclusión en el proceso de diseño de tales políticas.
Palabras clave:EstadoEstado,seguridad nacionalseguridad nacional,políticapolítica,sociedadsociedad.
Abstract: To understand the paper of the ideologies in the formulation of security policies, especially for the case Russian, this document aims to take a brief tour by what is considered the process of training of the Nationalism Russian, as well as an analysis of its political of Security National for finally treat of demonstrate how it ideology nationalist Russian generates in the citizen a false perception of inclusion in the process of design of such policies.
Keywords: State, national security, politics, society.
Artículos
El Nacionalismo Ruso y la política de Seguridad Nacional1
The Russian Nationalism and the National Security Policy
Recepción: 24 Febrero 2017
Aprobación: 09 Octubre 2017
Introducción. Nacionalismo. El nacionalismo ruso. Rusia zarista. Repúblicas socialistas soviéticas. La Federación Rusa. Política de seguridad nacional rusa. Conclusiones.
En la historia moderna, Rusia ha sido un actor determinante para las relaciones internacionales. El repaso de su comportamiento internacional muestra su activa presencia en los procesos decisorios que transformaron la configuración de los diferentes sistemas internacionales. Luego de un breve periodo de replanteamiento después de la disolución de la Unión Soviética, la Rusia de hoy es muestra clara del proceso de recuperación de su papel como potencia global que con sus acciones recientes desafía a Estados Unidos y la Unión Europea.
Bajo la figura de Vladimir Putin se ha retomado la influencia del Nacionalismo como fuerza impulsadora y justificadora de las trasformaciones sociales, que, incluso, se ha llevado a los temas de seguridad nacional. Sin embargo, las características del Nacionalismo ruso son particulares.
Según Luke March (2009), el nacionalismo ruso se divide en nacionalismo oficial, cultural y político. El primero de ellos, representa los enfoques del Estado, los discursos, la ideología delimitada por el Kremlin, la dirección presidencial y las doctrinas de política exterior. El nacionalismo cultural busca la defensa y la activación de la comunidad histórica, por tanto, los símbolos refuerzan los aspectos históricos, morales y sociales para la construcción de un sentido de solidaridad nacional; por último, el nacionalismo político centra su objetivo en la conquista de las instituciones políticas para la "nación", es decir, la movilización electoral y social en torno a motivos nacionalistas.
En este sentido, este documento tiene como objetivo mostrar la influencia que el nacionalismo ha tenido para la configuración política de Rusia, haciendo hincapié en el momento actual. Para este fin, se hará inicialmente una aproximación teórica que establecerá la construcción del concepto de Nacionalismo teniendo en cuenta la evolución, las diferentes vertientes y ejes de aplicabilidad. En segunda instancia, se aplicarán los conceptos de Nacionalismo a Rusia mostrando cómo ha influenciado la gestación de las políticas de seguridad desde el periodo zarista, pasando por la época de la Unión Soviética hasta llegar al periodo actual de Putin en el poder y la trasformación de la Política de Seguridad 2016.
El proceso de construcción del artículo está enmarcado en las características de un estudio de caso. Se realiza un estudio a profundidad del caso ruso bajo la aplicación teórica que presenta el nacionalismo. Se parte por la configuración descriptiva de la realidad, para lograr la configuración del análisis de la influencia del Nacionalismo como marco ideológico de la política rusa.
Como ideología y movimiento sociopolítico, el nacionalismo cumple la función de integrar a los ciudadanos y legitimar las decisiones tomadas por las élites; la nación es, por tanto, la principal fuente de autoridad política a la que el individuo debe lealtad, así como hacia los intereses y misión de la nación.
De acuerdo Laurelle (2011) el nacionalismoes:
Un fenómeno interactivo cuya función es integrar a los ciudadanos y legitimar las decisiones tomadas por las élites, garantizando al mismo tiempo la cohesión social en épocas de crisis. Es el instrumento por el cual una élite dirigente logra superar, sus divisiones internas y unificar el espectro político bajo su bandera (Laurelle, 2011, p. 64).
Se caracteriza en general por ser considerado la principal fuerza movilizadora de la edad contemporánea, que determinó en gran medida la evolución de los Estados en sus procesos de modernización; se constituye por tanto en una fuerza socializadora que permite al individuo integrarse a la sociedad. Ha sido usado como instrumento para defender las identidades culturales amenazadas y combatir las segregaciones o subordinaciones, exaltar las glorias patrias o luchar por la emancipación y la independencia política.
En el siglo XIX el nacionalismo surgió como respuesta al problema de legitimidad política de los Estados; origina la llamada cuestión nacional definiendo la nación a partir de cuatro elementos:
Con estos cuatro elementos, el nacionalismo liberal considera que una nación surge de la voluntad de los individuos que la componen, del compromiso que estos adquieren de convivir y ser regidos por unas instituciones comunes. En consecuencia, la persona, de forma subjetiva e individual, decide formar parte de una determinada unidad política a través de un compromiso o pacto. Cualquier colectividad es susceptible de convertirse en nación por deseo propio, ya sea separándose de un Estado ya existente o constituyendo una nueva realidad mediante libre elección. La nacionalidad de un individuo estaría, por lo tanto, sujeta a su exclusivo deseo.
D e igual forma, se estableció e l nacionalismo conservador que define la nación como un órgano vivo que presenta unos rasgos externos hereditarios, expresados en una lengua, una cultura, un territorio y unas tradiciones comunes, madurados a lo largo de un proceso histórico. Por tanto, la nación está por encima de los intereses particulares de los individuos, es decir, que la pertenencia a la nació n es de carácter vitalicio, con independencia del lugar en que se encuentre.
Dentro de los enfoques del nacionalismo de acuerdo con James Goodman (2002), se encuentran:
Las Teorías etno-nacionales de Anthony Smith, quien resalta la importancia de los componentes étnicos e intenta explicar la fuerza afectiva, o subjetiva, del nacionalismo. Por lo anterior, las naciones son un fenómeno de la modernidad que se construye a partir de poblaciones dotadas de cierta homogeneidad étnica. Las Teorías modernistas expuestas por Karl Deutsch y Ernst Gellner, quienes enfatizan el papel de los factores socio- económicos en el surgimiento de las identidades nacionales, siendo el de mayor importancia la industrialización.
Por su parte las Teorías centradas en el Estado (principal exponente John Breuilly) vinculan el nacionalismo con el sistema de estados y las relaciones internacionales, mientras que las Teorías centradas en las clases sociales de Eric Hobsbawm, Samir Amin, y Jim Blaut refieren a las relaciones de clases y el impacto del capitalismo industrial sobre los movimientos nacionalistas.
Las Teorías sobre el desarrollo desigual (Benedict Anderson, Charles Tilly, Miroslav Hroch, y Tom Nairn) se enfocan en el amplio escenario internacional y transnacional en el que se reproduce el nacionalismo, considerando el amplio campo de las relaciones económicas, culturales y políticas que se dan entre y dentro de las sociedades.
Continuando con el nacionalismo, la constante evolución de la identidad nacional, hace a la nación sujeto de renegociaciones y muestra de los ajustes de las sociedades ante nuevas situaciones políticas, económicas y sociales. Pese a todas sus contradicciones y ambigüedades, la nación permanece como el marco privilegiado de la expresión de la ciudadanía y la muestra de que las identidades nacionales están sujetas a un permanente proceso de reinvención. (Laurelle, 2011) En tal sentido, de acuerdo con Tuminez (2000), el Nacionalismo es una ideología política en la cual:
Por tanto, el término "nación" se refiere a un concepto o categorí a que se vincula estrechamente a criterios, como la raza, el origen étnico, idioma, religión, territorio, o ciudadanía.
El nacionalismo oficial ruso representa los enfoques del Estado, los discursos, la ideología delimitada por el Kremlin, la dirección presidencial y las doctrinas de política exterior. En términos generales, el nacionalismo oficial establece los parámetros para la esfera cultural y política a las cuales se les permite cierta autonomía dentro de estos límites, mientras no se opongan a la misma (March, 2009).
Adicionalmente, el nacionalismo oficial es considerado una ideología estado-centrista que promueve un conservadurismo moderado, exalta el nacionalismo cívico (también conocido como nacionalismo liberal) con énfasis en la ciudadanía rusa en el marco de un Estado multinacional con un variado patrimonio étnico o cultural y se basa completamente en fundamentos tradicionales y métodos propagandísticos. Además, retrata la autoridad rusa como la única fuerza capaz de prevenir la destrucción nacional y promueve la reunión en torno a la bandera, a pesar de la preferencia oficial por un ilustrado patriotismo (March, 2009).
Tradicionalmente, el nacionalismo oficial se preocupaba tradicionalmente más por la unión y estabilidad interna de Rusia que por la política exterior (Duncan, 2000), siendo esta última considerada su mayor expresión. Una de las características de la doctrina contemporánea de la política exterior rusa, de acuerdo con March (2009), es la subordinación del nacionalismo al estatismo, en tal sentido el Estado actúa como primer actor, de acuerdo con los “intereses nacionales” definidos por el Estado y no por la nación.
Por su parte, el nacionalismo cultural de acuerdo con John Hutchinson (1994) es la principal corriente del discurso y busca la defensa y la activación de la comunidad histórica, por lo que los símbolos refuerzan los aspectos históricos, morales y sociales que aportan a la construcción de un sentido de solidaridad nacional. El nacionalismo político centra su objetivo en la conquista de las instituciones políticas para la "nación", es decir, la movilización electoral y social en torno a motivos nacionalistas, no obstante es controlado más rigurosamente, el régimen continuamente intenta cooptar o prevenir la movilización nacionalista no permitida.
Un claro ejemplo de lo que podría ser considerado parte del nacionalismo cultural es el gran monumento que se construyó en 2015, al príncipe Vladimir “figura de referencia para la introducción del cristianismo en el mundo eslavo oriental, falleció en el 1050, y tanto Ucrania como Rusia conmemoran la fecha”, (BBC Mundo, 2016).
La inauguración del monumento se efectuó el día de la Unidad en Rusia, día en que el presidente Putin afirmó "El Príncipe Vladimir pasó a la historia como el unificador y defensor de las tierras rusas, como un político visionario" por lo que "Ahora nuestro deber es ponernos de pie y enfrentar juntos los retos y las amenazas modernas, basándonos en su legado espiritual". (BBC Mundo, 2016)
Por su parte, el Director Científico de la Sociedad Histórica Militar de Rusia2, Mijail Miagkov afirmó:
“Ha llegado el momento de reconocer a nuestro símbolo nacional, el símbolo de nuestro Estado. Su persona une a los pueblos, no solo de nuestro país, sino también con los estados hermanos de Bielorrusia y Ucrania, lo que es muy importante en el momento actual.” (El país, 2015).
La construcción de la estatua y las palabras mencionadas por el presidente Putín en la inauguración, tenían el firme propósito de rememorar entre los ciudadanos la grandeza nacional rusa y justificar el sagrado vínculo entre Rusia y Crimea.
Así mismo, el escudo nacional ruso compuesto por un águila bicéfala es el símbolo oficial de Estado de la Federación Rusa, el cual fue aprobado por Ley federal constitucional el 8 de diciembre de 2000 y respaldado por el Consejo de Federación para la firma del presidente de Rusia Vladímir Putin el mismo año. Las modificaciones hechas al escudo mantienen vivo en la población el sentimiento de grandeza de la Rusia zarista, así como su proceso histórico.
“La reposición del águila bicéfala como símbolo nacional de Rusia plasma la continuidad e integridad de la historia nacional. El escudo actual de Rusia es un escudo nuevo, pero sus componentes son muy tradicionales; este refleja diferentes períodos de la historia nacional, así como los continúa en el tercer milenio” (Embajada de la Federación de Rusia en Guatemala, 2017).
De otra parte, las más recientes elecciones parlamentarias en Rusia mostraron la consolidación del Nacionalismo político. El partido Rusia Unida alcanzó 343 escaños de los 450 que componen la Duma. Este resultado evidencia el control del presidente Vladimir Putin sobre el Sist ema político y el endurecimiento al mismo.
En 2012 se aprobaron cuatro nuevas leyes, con las que se legalizó la represión política y se frustró la posibilidad a la oposición de competir políticamente. Dentro de las mencionadas normas se encuentra la Ley de Manifestaciones, que multa a cualquier ciudadano por manifestarse; la Ley de Internet, que crea una comisión que puede suspender páginas web “peligrosas” para los jóvenes. (Milosevich, 2016).
Lo anterior va de la mano con lo que afirma Milosevich, (2016, p. 2):
“El Kremlin cree en la existencia de un “enemigo interior” que supuestamente recibiría ayuda de los “enemigos exteriores” (EEUU y Europa). Frente al enemigo interior, Putin intenta movilizar a las fuerzas conservadoras del país, que apoyan la dominación estatal completa y se basan en los valores del nacionalismo étnico y en la Iglesia Ortodoxa. En abril de este año se creó la Guardia Nacional “para la lucha contra el terrorismo”, un servicio de seguridad que no está subordinado a ninguno de los existentes (Ministerio del Interior, Policía y Servicio Secreto), pero con derecho a interferir en el trabajo de todos ellos.”
Los tres nacionalismos mencionados, no son autónomos: el Estado configura la relación entre ellos, como parte de lo que podría llamarse el "nacionalismo dirigido” que, de acuerdo con Luke March (2009), es una forma de régimen “autoritario electoral” que establece la agenda para la sana competencia socio-política, estigmatiza lo que está fuera del consenso impuesto y permite formas de nacionalismo que no son fundamentalmente contrarias al autoritarismo de Estado. Lo anterior, incorpora métodos extremistas, tiende a ser hostil a las formas de nacionalismo liberal (entendido como un acuerdo de voluntades entre ciudadanos, que no se basa en aspectos históricos, culturales y lingüísticos comunes) y es visto como anti- sistema porque cambia la autoridad de elite (March, 2009, p. 4).
De otra parte, el proceso de construcción y consolidación de la identidad y nacionalismo ruso ha sido un proceso lento y condicionado por las políticas de un Estado autoritario distante de los intereses de la población. El Estado ruso conserva una fragmentación política y social que impide a la población la participación directa en el afianzamiento de los niveles de gobierno, motivo por el que se considera que Rusia adoptó el nacionalismo como una herramienta de fortalecimiento de la cohesión nacional (Cortes, 2004, p. 31). Así las cosas, “El nacionalismo en Rusia no es marginal y no pertenece únicamente a la extrema derecha, sino que parece formar parte de una cierta normalidad política, social y cultural” (Laurelle, 2011).
En aras de concentrar la atención en el proceso histórico de la conformación del Nacionalismo Ruso, se tomará la división en tres periodos que hace Marcos Cortes (2004) para describir el mencionado proceso.
El sentimiento nacionalista durante este periodo, se deriva de las garantías de seguridad y supremacía que el régimen ofrece a su pueblo frente al mundo hostil no-ruso. Sin embargo, el nacionalismo no fue bien visto por la existencia de las marcadas diferencias entre el Estado y la población. El Estado gozaba de poder y privilegios, mientras la población era débil y políticamente reprimida (Cortes, 2004, p. 32).
Los mitos, símbolos, tradiciones, memorias y valores, que son familiares a un grupo específico de personas, sostienen las ideologías nacionalistas, lo que incentiva el sentimiento de pertenencia y originalidad nacional. En tal sentido, los mitos de grandeza del imperio ruso en la I Guerra Mundial tomaron arraigo en las clases más educadas, que aceptaron y apoyaron el status imperial del monarca en aras de aumentar su poder político, frente al discurso nacionalista que proclamaba el poderío y grandeza imperial y la idea de Rusia como un ejemplo moral para otras naciones, negando la autonomía del pueblo (Cortes, 2004, p. 35).
Durante el periodo en mención, no se empleó plenamente el nacionalismo para consolidar la relación entre el Estado y la sociedad, de hecho, el proceso de construcción de nación, requisito previo para el empoderamiento político del nacionalismo en otros lugares, fue mal desarrollado en Rusia, puesto que la construcción de Nación implica: 1. Cultivar la creación de orígenes comunes, destino y características diferenciadoras de un pueblo. 2. Desarrollar un sentido compartido de participación en los asuntos que afectan al grupo y comprender los derechos y obligaciones de todos los miembros (gobernantes y gobernados) (Tuminez, 2000).
Para entonces, el desorden interno caracterizaba a Rusia y creaba inestabilidad en los postulados nacionalistas instaurados. De acuerdo con Ozkirimli (2000, p. 25) el nacionalismo para la ideología marxista era una falsa consciencia (herramienta de las clases dominantes para consolidar su hegemonía) que dividía al pueblo, ante lo cual los líderes soviéticos no tenían una posición clara.
Durante este periodo el partido comunista ruso consideraba que todos los rangos de la población debían prestar servicio absoluto y en igual medida al Estado (Hosking; 1992). Sin embargo, la crisis económica que atravesó el país hizo que el partido “restringiera los cuestionamientos sociales observando la cohesión social como la mejor vía de sobreponerse a los problemas y caminar hacia el desarrollo” (McAuley, 1992; citado por Cortez, 2004).
Con Stalin se fomentaron las políticas antinacionales y antirreligiosas durante el proceso de implementación y fortalecimiento de la ideología marxista; se promovió un nacionalismo oficial soviético en el cual el régimen era concebido como la expresión de los intereses nacionales. En consecuencia, se enfatizó en la creación de una nación supranacional y en la consolidación de la institucionalización de las etnias pertenecientes a la Unión Soviética con el fin de lograr la cohesión y supremacía de la misma (Cortes, 2004, p. 42).
El balance entre los símbolos nacionalistas y socialistas fue la manera que encontró Stalin para legitimar el poderío del régimen durante la guerra y situar la identidad soviética sobre los nacionalismos particulares (Cortes, 2004, p. 44), no obstante, con su muerte el marxismo pierde credibilidad y se evocan ideales nacionalistas de tipo cultural.
Dunlop (1983), por su parte, considera que la campaña antirreligiosa emprendida por Khrushchev fue uno de los principales detonantes del nacionalismo ruso. Los nacionalistas rusos de la época exigieron la protección de monumentos, incentivar el respeto por los recintos y la dignidad nacionales, recuperar la grandeza cultural rusa, apoyar el amor por la patria y la iglesia ortodoxa, aclarar y discutir los problemas contemporáneos de la vida y la cultura (Dunlop, 1983, p. 45 citado por Cortes, 2004).
Ahora bien, a finales de la década de los setenta las dos tendencias más relevantes del nacionalismo fueron el bolchevismo y la religión rusa, al interior de las cuales se encuentran dos grupos: el liberal, que favorece los cambios inmediatos en el sistema político central y el conservador, que promueve un proceso de transición cauteloso. El bolchevismo nacional resalta las tendencias revisionistas de un Estado totalitario, una cultura de disciplina, una dedicación al poderío militar e industrial y conmemoración a los logros del pasado (Carter, 1990). Finalmente, las dos tendencias son preservacionistas al salvaguardar los monumentos históricos y de la historia rusa (Reshetar, 1989).
Para Tuminez (2000), los líderes soviéticos consolidaron la URSS manipulando los símbolos nacionalistas para generar legitimidad y garantizar la defensa del Estado por parte de la población, no obstante, sus políticas socialistas eliminó los movimientos sociales. De acuerdo con González Calvar (2002):
“El nacionalismo fue la idea que permitió a los ciudadanos unirse. Esta ideología les ofrecía una idea con la que todos se sentían identificados: la defensa y prosperidad de su territorio. La ideología Nacionalista se convirtió en un discurso fácil para los que querían permanecer en el poder, actuando como movilizador de masas” (González, 2002).
De hecho, la política de la perestroika de Mikhail Gorbachov abrió una nueva puerta para que los ideales nacionalistas tomaran fuerza en la vida política soviética. La Perestroika consideró tres elementos: la apertura, la democratización y un nuevo enfoque en materia de política exterior (Hanson, 2000). La política de Gorbachov creó nuevas instituciones y procesos políticos en respuesta a las demandas y aspiraciones nacionalistas, lo que proporcionó oportunidades de competir en la arena política, ratificando la viabilidad política del nacionalismo como una ideología alternativa al socialismo soviético (Tuminez, 2000).
A partir de 1989 el nacionalismo ruso retomó su fuerza como elemento unificador de las masas que luchaban contra el sistema soviético; no obstante la caída de la URSS, las antiguas élites soviéticas se mantuvieron en el poder (González, 2002).
El inicio de este periodo se caracterizó por una fuerte crisis de identidad que dificultó la definición clara de los objetivos de la política exterior y de seguridad del Estado. Adicionalmente, las pérdidas económicas y territoriales resultado de la caída de la URSS, visibilizó movimientos sociales que pusieron en peligro la integridad territorial, mientras que el nacionalismo radical persiste en conservar la imagen rusa que más adelante permitirá la consolidación de la lealtad popular y el compromiso con el Estado (Cortez, 2004, p. 51). De acuerdo con Tuminez (2000), bajo este contexto renace el Nacionalismo como el resultado de la combinación de cuatro corrientes ideológicas:
Nacionalismo de Estado: se destaca el poder del Estado sobre otras entidades, toda vez que Rusia tiene un papel hegemónico por derecho y tradición. Se muestra agresivo o moderado frente a occidente y la inclusión de medidas capitalistas. Una de sus misiones es la defensa de las minorías rusas en el extranjero próximo. (De Salazar, 1999) Es enfático en la conformación de un Estado fuerte y un territorio unificado con una cultura común (Cortez, 2004).
Nacionalismo pro–occidental: considera positivo incluir en materia económica y política medidas occidentales, así como consolidara Rusia como Estado cooperativo y pacífico en aras de revitalizar su papel en el Sistema Internacional. Sin embargo, esta forma de nacionalismo ruso se ha debilitado debido a que se considera que está en contravía de los principios y elementos diferenciadores del País (Cortez, 2004).
Nativismo: propende por conservar la herencia cultural, se centra en la identidad étnica de la religión ortodoxa y en un humanismo democrático que dé prioridad al desarrollo espiritual y cultural de la nación. (Tuminez, 1996) Es considerada una corriente de pensamiento que percibe a los inmigrantes como un grupo problémico, social y culturalmente diferente que degenera los principios y pureza rusa. De igual forma, considera que los líderes políticos se han alejado de sus raíces y tradiciones, por lo que se debe implementar una política que restaure los valores tradicionales (Cortez, 2004).
Patriotismo Extremo: ven la restauración del imperio y sus principios como la mejor forma de consolidar el desarrollo y la estabilidad nacionales. Este nacionalismo es propenso a la violencia al evocar un Estado autoritario con tendencias militaristas, xenófobas y racistas (Cortez, 2004).
De igual forma, de acuerdo con Gonzalo de Salazar (1999) Rusia:
Asume la herencia soviética y defienden la necesidad de un Estado autoritario y centralizado para superar la decadencia del país. Los nacionalistas patrióticos recogen el sentimiento de humillación nacional extendido en gran parte de la opinión pública y denuncian la “amenaza occidental” como una premisa para la defensa de sus intereses no constituyen un grupo homogéneo, sino un conglomerado de partidos y asociaciones de diversa índole que coinciden en la orientación del debate y el voto parlamentario sobre una serie de cuestiones políticas y económicas. Las dos tendencias principales reflejan el legado ideológico soviético (comunistas) y el renacimiento de un nacionalismo autoritario e imperialista (demócratas liberales) (De Salazar, 1999).
Considerando las particularidades de cada momento histórico y la “volatilidad” del sistema Internacional, el nativismo y el patriotismo se enmarcan dentro del nacionalismo cultural mencionado al inicio del texto y expuesto por Luck March, de acuerdo con la similitud de sus características. Por su parte, el nacionalismo de Estado correspondería al nacionalismo oficial y político, mientras que el nacionalismo pro- occidental parece haberse debilitado lo suficiente como para ser incluido en lo que se considera el nacionalismo contemporáneo ruso.
El poder, alcance y aplicación de cada una de las diferentes corrientes ideológicas nacionalistas es definido y adecuado por cada uno de los líderes estatales para legitimar su gobierno (Cortez, 2004). En tal sentido la construcción de Estado-Nación retrasó el crecimiento de Rusia debido a su conformación multiétnica y a que sus gobernantes tenían grandes dificultades en la consolidación de una identidad étnica específica rusa o creencia en un origen ruso común.
Con Vladimir Putin en la presidencia de Rusia, se reforzó el poder central por medio de la implementación de normativas que aumentan las medidas de control de todos los sujetos federados (González, 2002, p.143). Incluso incentivó la identidad nacional rusa definiendo su propósito. Él se ha definido a sí mismo como un patriota, afirmando que:
Los valores básicos de la Federación Rusa no son otros que el patriotismo, el amor a la patria, el amor a su hogar, a la gente de uno, a los valores culturales y a todo lo que nos hace una nación, fuente de nuestra singularidad, de todo lo que podemos estar orgullosos, de allí nace la idea [nacional] (Tuminez, 2000).
En consecuencia, el nacionalismo otorga legitimidad a las élites que representan los intereses de la nación, lo que ha convertido la política rusa en esencialmente nacionalista (Tuminez, 2000); muestra, además de manera evidente el efecto que el Nacionalismo tiene sobre la formulación de políticas.
Actualmente, Putin es considerado ejemplo de nacionalismo, de acuerdo con The Economist:
Rusia es vista como un emblema de orden nacionalista imperial. Y al igual que en la década de 1930, su aislacionismo no le impide estar involucrado en la tendencia global populista y anti-establishment. La apuesta del Kremlin por los partidos marginales de derecha ha dado sus frutos cuando se han trasladado a la corriente principal. [….]A diferencia de los socialistas de los años treinta, el Kremlin y sus amigos de hoy no son impulsados tanto por la ideología como por el oportunismo (y, en el caso de Rusia, por la corrupción). El objetivo principal de Putin no es presentar un modelo político alternativo, sino socavar a las democracias occidentales cuyos modelos presentan una amenaza existencial a su gobierno. Habiendo vivido el colapso soviético, es consciente de que la atracción del Occidente próspero y basado en valores ayudó a derrotar al comunismo. La retirada de esa idea democrática liberal permite a los propagandistas rusos reclamar una victoria (The Economist. 2016).
De hecho:
Putin se proclama "el mayor nacionalista de Rusia", pero el nacionalismo que propone es imperial más que étnico. Rusia tiene casi 20 millones de musulmanes étnicos, lo que hace peligrosas las expresiones oficiales de chovinismo religioso o racial ( The Economist, 2016).
Por su parte, Alexander Verkhovsky afirma que “el Kremlin alienta y manipula el nacionalismo anti occidental y pone a los grupos ultranacionalistas de base en Rusia bajo una presión sin precedentes. Contrarresta el nacionalismo étnico con su propia versión del nacionalismo estatal” (The Economist, 2016).
A juicio de Putin, según The Economist (2016), la nación debe consolidarse en torno a los acontecimientos, las figuras y las ideas proporcionadas por el Kremlin (nacionalismo oficial). El régimen con un nacionalismo estatal imperial, que se materializó en la anexión de Crimea y la guerra en Ucrania, enfrentó la manifestación organizada por los radicales y los hooligans del fútbol en Moscú en 2010 y las protestas anti-Putin en 2011-2012.
Lo mencionado anteriormente dividió con éxito a los nacionalistas, de hecho, muchos manifestantes nacionalistas se unieron a la causa imperialista.
Las acciones de Rusia en el extranjero permitieron que Putin canalizara cualquier tipo de protesta nacionalista contra su propia élite corrupta. Y sin embargo, aunque Putin reconoce el potencial del populismo nacionalista en Estados Unidos y Europa para desacredit ar a las democracias, sabe que es una sustancia peligrosa (The Economist, 2016).
Sumado a lo anterior, y desde el sector educativo, Ekaterina Khodzhaeva e Irina Meyer (2017) analizan la movilización del patriotismo ruso a través de los programas federales de educación patriótica; las autoras mencionan que " El patriotismo se está convirtiendo gradualmente en la principal ideología estatal, y la educación patriótica sirve como mecanismo clave para movilizar a la población rusa para que respalde el régimen político" (Khodzhaeva, 2017); la educación patriótica cuenta con financiación de fondos federales que son otorgados por agencias estatales y cuerpos ejecutivos, los cuales tienen como propósito implementar este tipo de educación al interior de políticas educativas, actividades culturales, difusión de medios, entre otros.
"La Educación patriótica se implementa en todos los niveles de gobierno estatal a través de programas federales, regionales y locales especialmente desarrollados. Más de 30 agencias federales tienen sus propios programas internos de educación física. En el nivel federal, la coordinación de todas las actividades de Educación Física se lleva a cabo por el Comité Organizador Pobeda ( Victoria) ruso creado por título presidencial en agosto de 2000. El presidente ruso preside el Comité mismo. La coordinación de los programas federales de Educación Física se lleva a cabo por el Centro Ruso de Educación Civil y Patriótica de Niños y Jóvenes (Centro Patriótico Ruso) creado por la Agencia Federal de Asuntos de la Juventud de Rusia en 2016. El Ministerio de Educación y Ciencia, el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Defensa se desempeñan como las principales agencias del programa federal de Educación Física. A nivel regional y local, las autoridades regionales y municipales han establecido órganos especiales de coordinación o consejos sobre la educación patriótica. También tienen sus propios programas y brindan apoyo financiero para varios proyectos de educación física. Muchas regiones rusas han adoptado y promulgado leyes regionales de Educación Patriótica" (Khodzhaeva, 2017).
Cabe mencionar que el aumento de las referencias patrióticas en los documentos normativos, de acuerdo con Khodzhaeva derivó de la primera presidencia de Vladimir Putin y de la implementación de su programa federal de Educación Física. De hecho,
"La versión rusa del patriotismo ha cambiado con el desarrollo de la agenda política y el contexto político general. El programa federal de educación física de 2001 y 2006 incluyeron discusiones sobre tolerancia y la elaboración del nuevo concepto de Rusia como un estado independiente y fuerte, mientras que el programa de 2011 y 2016 se concentraron principalmente en restaurar la experiencia soviética de Educación Física y fortalecer el " discurso protector". La educación patriótica en Rusia apunta a una generación más joven e intenta combinar las antiguas herramientas soviéticas bien establecidas de educación patriótica militar con los nuevos métodos e imágenes positivas del pasado
En otras palabras, el patriotismo ruso se define como un "asunto de estado", motivo por el cual todas las iniciativas relacionadas con este tema, se pagan con cargo al presupuesto estatal.
Los documentos sobre el Concepto de Política Exterior, la Estrategia de Seguridad Nacional y la Doctrina Militar, de acuerdo con Andrew Monaghan (2013), son esenciales para analizar la Política Nacional de Seguridad rusa, toda vez que la Estrategia de Seguridad Nacional muestra la posición política de Rusia frente a las amenazas y los peligros que afectan al Estado. Ambos documentos pretenden garantizar la independencia, soberanía, integridad territorial y estabilidad del Estado ruso, mediante mecanismos económicos, políticos, sociales y militares; es decir, son una declaración de las intenciones de los intereses nacionales rusos, en otras palabras, la mayor exposición del Nacionalismo ruso (Pérez, 2015). Sin embargo, es importante mencionar que:
“Aunque exista una extraordinaria coordinación entre las tres instituciones que elaboran los documentos oficiales, sus propósitos son diferentes: el objetivo de la política de seguridad es proteger el interés nacional contra las amenazas y peligros interiores y exteriores; el de la política exterior es mantener buenas relaciones con los actores internacionales (Estados y las organizaciones internacionales); mientras que la Doctrina Militar define opiniones y medidas que se pueden tomar para garantizar la seguridad nacional y proteger los intereses nacionales” (Milosevich- Juaristi, 2016, p. 6).
Lo anterior muestra la fuerte influencia que la ideología nacionalista tiene en la formulación de los documentos mencionados. Así, las doctrinas militares rusas son el resultado de las percepciones de las amenazas y peligros que los intereses políticos tienen en un momento dado, a lo que se suma el entramado de identidades sociales que componen a Rusia. (Pérez, 2015) Es decir, Rusia se considera como un estado- nación plurinacional que abarcados connotaciones de ruso el Russkii, o ruso étnico (nacionalidad rusa), y lo Rossiyane, o relativo a Rusia (ciudadanos rusos) (Kochetkov, 2016); en otras palabras el Concepto de Política Exterior, la Estrategia de Seguridad Nacional y la Doctrina Militar están dirigidos a los Rossiyane, todos aquellos pueblos que han abrazado elementos de la cultura Russkii como la lengua o que sinceramente se interesan por Rusia y su futuro3. Con la llegada Vladimir Putín al poder se firmó, en 2009, la Doctrina Militar Rusa, documento que muestra las intenciones políticas del gobierno, en el marco de la defensa y la estrategia militar. La Doctrina protege los intereses nacionales y la unidad rusa, resalta el impacto político que tienen el auge de los nacionalismos sobre la seguridad nacional, los centros de poder regionales, los movimientos extremistas y separatistas (étnicos y religiosos) (Pérez, 2015).
No obstante, actualmente Rusia “ ha mostrado una firme voluntad de presionar en todos los frentes de la escena geopolítica mundial con el fin de defender sus intereses nacionales, […] desafiando la visión democrática y en paz que mantiene el mundo Occidental” (Laborie, 2016). Es durante el tercer periodo presidencial de Vladimir Putin que se remplazó la idea de hacer de Rusia un país competitivo en todas las áreas para pensar en un patriotismo militarizado, como representación de la idea nacional (Yasaveev, 2017).
Con la Doctrina Militar de 2010 se definen el sistema de valores y los principios que direccionan al Estado a la hora de determinar cuándo se debe recurrir a acciones militares. En esta versión se definen como peligros para la Federación Rusa:
Estos peligros enfatizan la diferencia entre Rusia y Occidente, en la búsqueda del primero por justificar su dominación sobre lo que considera su espacio vital (concepto geopolítico que toma vigencia en dicho contexto); para ello refuerza la idea de desconfianza hacia el potencial invasor, retorna a la idea de unificar los pueblos eslavos y fortalecer su influencia en la región.
Por otra parte, la Estrategia de Seguridad Nacional retoma casi los mismos elementos (amenazas y los peligros a la seguridad nacional) expuestos en la Doctrina Militar de 2010, no obstante, lo innovador es que define como parámetros de las políticas de seguridad las prioridades establecidas para la seguridad estatal, social y el desarrollo sostenible en aras de fomentar el desarrollo económico y elevar la calidad de vida de los ciudadanos rusos (Pérez, 2015).
Así mismo, los temas culturales y sociales son considerados aspectos indispensables de la Estrategia de Seguridad Nacional al revitalizar el legado histórico ruso e incitar al patriotismo, el espiritualismo eslavo, la protección a la unidad multinacional rusa y el respeto de las tradiciones familiares. Pérez (2015, p. 40) afirma que “están renaciendo los auténticos valores y principios espirituales de la nación rusa junto a una percepción dignificada sobre su memoria histórica (…) elementos esenciales que sostienen la tesis de que son el pueblo elegido”.
Lo anterior creó una falsa percepción de inclusión de los ciudadanos en la formulación de la política de seguridad Nacional, lo cual contrasta con la discriminación y supresión de libertades consignadas en el documento de la doctrina militar, que considera a las minorías rusas que viven en el extranjero como el principal objetivo de las amenazas externas.
Por otro lado, la idea de pueblo elegido se ve materializada en la aspiración rusa de dominar la región euroasiática (espacio vital), la percepción sobre el papel que le corresponde desempeñar en el sistema internacional (Tercera Roma), la promoción del sentimiento patriótico y espiritual y la exacerbación hacia la historia y las tradiciones (Cristianismo Ortodoxo) (Pérez, 2015).
Con la Doctrina Militar de 2010, Vladimir Putin busca posicionar nuevamente a Rusia como centro global de poder político y militar, pese a las dificultades económicas que actualmente tiene el país. Adicionalmente, quiere que Rusia sea considerada dentro de las negociaciones sobre temas relevantes como el control de armas nucleares y la eliminación de sanciones; a su vez, anhela desvincular la política doméstica de las relaciones con Occidente toda vez que hay una separación entre el discurso y la política real, motivo por el cual cataloga como deshonestos los principios declarados por Occidente (Arbatov, 2016).
La crisis económica, las sanciones de Occidente y la caída de los precios del petróleo han incrementado el temor a una revolución de color en Rusia; lo que llevó al Kremlin a reforzar los controles políticos internos y a incrementar la presión contra los grupos de oposición. Contrario a lo que se esperaba como respuesta a los nuevos problemas económicos, Rusia aumentó su apoyo a los separatistas Donbas, puso en marcha su intervención militar en Siria y continuó su carrera armamentista, lo que ha sido apoyado por la gran mayoría de la población en un país que anhela el retorno de Rusia a la grandeza. De hecho, la restauración del orgullo nacional mantiene a Putin con altos índices de popularidad, pese a la crisis económica en curso y otras dificultades sociales (Arbatov, 2016).
Sin embargo, los complejos y gran número de acontecimientos externos han superado los mecanismos de formulación de políticas rusos (basados en la experiencia de altos funcionarios y asesores leales). Ahora las decisiones son reactivas y se basan en las premisas y consideraciones tácticas de cada caso, sin pensar en los efectos de los demás. El proceso se limita a un círculo muy estrecho, aislado, o en ocasiones a una sola persona. La toma de decisiones es secreto y no obedece a un consenso (Arbatov, 2016).
De hecho, el poder se ha centralizado en la presidencia y, en particular, en Vladimir Putin y sus colaboradores más cercanos. (Smith, 2016) Los Ministerios de Asuntos Exteriores y Defensa han visto reducido su campo de acción, lo que reafirma la hipótesis de que ha sido el fortalecimiento del Nacionalismo lo que da a los ciudadanos la percepción de participación en la formulación de las políticas.
Las políticas de seguridad son formuladas por el Consejo de Seguridad Nacional, que es liderado por el presidente Putin, quien además es el encargado de nombrar a los integrantes de este cuerpo consultivo. Aunque el Secretario del Consejo de Seguridad responde directamente al Presidente sobre las actividades que adelanta el Consejo, es Putin el principal tomador de decisiones, contrario a lo que menciona la página web de la presidencia de Rusia que muestra al Consejo de Seguridad como el encargado de analizar y tomar decisiones claves para el país en materia de Seguridad Nacional.4
Vladimir Putin ha logrado controlar el escenario político ruso, resistiendo los movimientos de protesta, los reveses electorales y superando el límite de permanencia en la presidencia, establecido por la Constitución rusa, al intercambiar temporalmente su rol con el primer ministro, Dmitry Medvedev. Al mismo tiempo, se vio debilitado el centro de poder político fuera del sistema interno político ruso (Smith, 2016).
De acuerdo con Ben Smith (2016), la actual política exterior Rusia se basa en postulados tradicionales y realistas. Lo que significa:
Hacer énfasis en la competencia de suma cero, en lugar de cooperar (La cooperación no se descarta por completo).
Conservar la importancia geográfica del país. (La geopolítica siempre ha sido un elemento determinante de la política exterior).
Auto determinarse como potencia global en oposición a Occidente, lo que implica un pleno conocimiento de la diferencia cultural de Rusia y su autodefinición.
Particularmente, las amenazas nacionales hacía el gobierno han aumentado con el declive de la economía, lo que ha permitido convertir la política exterior en una herramienta de política interna que permita la cohesión nacional.
En consecuencia, gran parte de la población rusa ve a su país como un contrapeso importante a la supremacía occidental frente al supuesto debilitamiento que experimenta. El Kremlin ha intentado capitalizar el crecimiento de los sentimientos religiosos y conservadores rusos, para construir la identidad nacional y su propia legitimidad. Ejemplo de ello es la presentación del Liderazgo ruso como un baluarte contra el fundamentalismo islámico (Smith, 2016).
Vladimir Putin expuso por primera vez en 2013, la visión rusa defensora de los ortodoxos y otros valores religiosos tradicionales, en contraste con Occidente, donde la misión moral rusa es poco convincente. De hecho, la Iglesia ortodoxa rusa ha recuperado su distinción tradicional como institución que define la visión y sentido del honor. Observando la moral de la nación más allá de las fronteras para que la visión llegue a ser el espejo mundial.
La formulación de la Política de Seguridad Nacional rusa ha sido visiblemente marcada por el fortalecimiento del nacionalismo en el gobierno de Vladimir Putín. Ciertamente, la revitalización y arraigo en la población de la idea de una Gran Rusia ejemplo mundial de moral aumenta los índices de favorabilidad hacia las medidas implementadas por el gobierno, a la vez que abre paso al imaginario de cohesión e inclusión social.
La marcada influencia del nacionalismo en el sistema político ruso, hace que la población legitime y se identifique con las políticas de seguridad que el gobierno de Vladimir Putin implementa, no obstante, ello no significa que los ciudadanos participen en el proceso de construcción de las mismas. De hecho, la estrategia de Seguridad Nacional, la cual fue actualizada en diciembre de 2015, se encuentra fuertemente determinada por lo que es considerado patriotismo, es decir el Estado continúa siendo el objeto principal de la Seguridad Nacional (Laborie, 2016).
Otro ejemplo que evidencia la poca participación de los ciudadanos en los procesos de formulación de políticas es el sistema electoral ruso, el cual está diseñado para favorecer al partido pro-presidencial, ya sea la Rusia Unida oficial o el Frente Popular de Rusia. Existe la votación libre, pero hay dificultades cuando se habla de equidad electoral; de hecho, las campañas electorales y los procesos de registro están sesgados contra los partidos de oposición y sus candidatos, quienes tienen restricciones para el registro y acceso a los medios de comunicación. Lo anterior, significa que las campañas electorales son estrictamente controladas por la administración estatal.
Finalmente, los esfuerzos del presidente Vladimir Putin por incentivar sentimientos nacionalistas en la población han dado resultado, puesto que han sido estos los que aparentemente, han legitimado sus acciones, al identificarse con la posibilidad de que Rusia y los rusos recuperen la posición de grandeza que ocuparon en algún momento. Sin embargo, en la práctica la realidad parece otra, el aumento en las restricciones impide que cualquier organización opuesta al actual gobierno participe; de hecho, se habla de que la oposició n ha sido reducida considerablemente y que en su lugar la presión es ejercida por las empresas dirigidas por aliados cercanos y ex colegas del presidente.
Lo anterior evidencia que el nacionalismo oficial (representa los enfoques del Estado, los discursos, la ideología delimitada por el Kremlin) direcciona los ámbitos cultural y político, garantiza el statu quo del Estado y conserva sus zonas de influencia.