Resumen: La presente reseña destaca la importancia del texto La destrucción de una república (2017) del investigador Francisco Gutiérrez Sanín en el campo de la ciencia política y la historia nacional. Se recalca el análisis crítico de la estructura partidista, de sus acciones y elementos de corrupción que envolvían a los liberales y conservadores en la disputa del régimen político nacional en el periodo de 1930 a 1946.
Palabras clave: PartidosPartidos,políticapolítica,historiahistoria,repúblicarepública,liberalesliberales,conservadoresconservadores,EstadoEstado,oligarquíaoligarquía,revoluciónrevolución,hegemoníahegemonía,pueblopueblo,élitesélites,corrupcióncorrupción.
Abstract: The present review reflects the importance of the text The Destruction of a Republic (2017) by the researcher Francisco Gutiérrez Sanín in the field of political science and national history. Emphasizing the critical analysis of the party structure, its actions and elements of corruption that involved both the liberals and conservatives in the dispute over the national political regime in the period from 1930 to 1946.
Keywords: Parties, politics, history, republic, liberals, conservatives, State, oligarchy, revolution, hegemony, people, elites, corruption.
Reseña
La destrucción de una república
The destruction of a republic
Gutiérrez Sanín Francisco. La destrucción de una república. 2017. Bogotá. Universidad Externado de Colombia-Taurus |
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Recepción: 30 Diciembre 2018
Aprobación: 17 Junio 2019
Existe una rica literatura sobre el tema del bipartidismo en Colombia y sus efectos históricos en la violencia y la exclusión política. Ciertamente, el texto del investigador y docente Francisco Gutiérrez Sanín titulado La destrucción de una república, se desanuda de una narración reiterativa de los partidos políticos y de forma valiosa, revive el análisis del bipartidismo en el contexto de la República Liberal (1930-1946).
Conviene subrayar que el autor en este libro se mueve en dos disciplinas: la historia y la ciencia política. Logra con gran capacidad una narración que fortalece el relato del momento histórico de la República Liberal con la trascendencia del análisis político. De manera semejante, el autor recobra el valor para la historiografía colombiana del proceso de la reforma constitucional de 1910 y sus consecuencias para el triunfo del liberalismo en 1930. El autor hace un análisis creativo de las teorías políticas de Maurice Duverger y Joseph Alois Shumpeter que se denominan como una fórmula DS que genera una lectura “tecnológica” de los partidos en su evolución mutua hacia su modernización.
Definitivamente la reforma constitucional de 1910, legado del general Reyes, incorporó a los liberales a la política. Para el autor, la reforma instituyó: 1) incorporar a la oposición al sistema político, 2) aceptación de los dos partidos del estatuto especial de la iglesia, 3) institucionalizó las figuras de socio mayor y socio menor, 4) daba poder a algunas unidades territoriales, convirtiendo a las asambleas en centros del poder local.
Frente al primer aspecto, los conservadores aceptaron parte del programa liberal que se acercaba a la Constitución de 1886. Esto llevó al partido liberal a pasar de un partido guerrerista a un partido electoral moderno. En cuanto al segundo, los liberales aceptaron el estatuto especial para la iglesia, pero ya en el poder encontraron roces por las medidas laicas en educación que implementaron. Respecto a la figura de socio mayor y menor, no se aclaró con seguridad por parte de los conservadores la entrega del poder a un posible gobierno liberal; y finalmente, el poder local tomó preponderancia en el enfrentamiento violento departamental que afectó significativamente a los dos partidos.
La reforma de 1910 domesticó en parte la política, convirtió al partido liberal en un partido constitucional e introdujo la competencia en los dos partidos en un carácter electoral (parcialmente). Simultáneamente fue la oportunidad para que los liberales tomaran el poder en 1930 mediante la presidencia de Olaya Herrera, en 1934 con López Pumarejo, en 1938 con Eduardo Santos y finalmente repitió en el poder López Pumarejo en 1942. Se debe agregar que el conservatismo como partido de oposición a la República Liberal se abstuvo de participar en las elecciones presidenciales de 1934 y 1938, y posteriormente reingresó a las elecciones de 1946, en las cuales ganó el conservador Mariano Ospina.
La participación de los conservadores como oposición tuvo en sus huéspedes a parte del ejército, policía y la curia como elementos de apoyo que dificultaron el desarrollo del gobierno liberal. Sumado a esto, el conservatismo se arropó en las líneas de Laureano Gómez, quien llevó al partido a una modernización y homogenización más militante y generó en el periodo el foco “de la pequeña violencia” y la inestabilidad que afectó a la República Liberal.
Ahora bien, la forma en que Gutiérrez analiza los partidos parte de la fórmula DS (ya mencionada), que implica los criterios de comparación y criterios de identidad que el autor evidencia en las disputas tecnológicas durante el periodo de la República Liberal. En este sentido, el autor indica que las prácticas de los partidos no se pueden examinar por separado, tienen que provenir de un análisis cuidadoso que indique la forma en que se estructuró la competencia bipartidista. Es así que, en principio, a partir del contexto de la llegada al poder del liberalismo se forja una competencia entre los dos partidos (en un contexto internacional desfavorable para la democracia) que generó trayectorias de modernización divergente y provocó una reducción apacible del espacio de negociación pacífica entre ellos.
Estas disputas tecnológicas cristalizaron por parte del partido liberal un enfoque más abierto a sus tendencias y un faccionalismo exacerbado que minó su estructura. Por el contrario, los conservadores tomaron un camino radical en la parte ideológica, en la unidad y la disciplina.
Lejos de la mirada feudal y eclesiástica que los liberales tuvieron de los conservadores durante el periodo de la República Liberal, el autor presenta cómo el partido de Laureano Gómez radicalizó su lucha contra el clientelismo, deshaciendo la disidencia, aplacando a sus facciones y alejando a la iglesia de mecanismo de decisión en el partido. Es claro que el papel de la dirigencia conservadora se fundamenta en que “La maestría de Laureano Gómez consistió en alimentar la insatisfacción y radicalización de los curas, y simultáneamente laicizar las directivas conservadoras, haciéndolas así más compactas y modernas” (Gutiérrez, 2017, p. 367). Un partido que en la competencia logró una modernización más fáctica y en lo organizativo “una disciplina para perros” que castigaba con dureza el faccionalismo.
Frente al liberalismo, el autor destaca que su proceso de modernización había procedido en la lucha contra la disciplina militar de antaño, acompañada de un reconocimiento como el partido civilista. Igualmente, en la República Liberal el partido puso en práctica el civilismo como lugar de discusión, pero encontró dificultades con su propia disidencia, el faccionalismo, el clientelismo que fue desfragmentando el aparato político y la lucha entre los liberales moderados y de izquierda que polarizaron constantemente el periodo.
Es cierto que, para el autor, hay sendas similitudes entre los dos partidos: son grandes fuerzas multiclasistas, presencia notable en los municipios, orientación a las elecciones, aspectos programáticos en común, problemas de disciplina y colaboración gracias a la reforma de 1910. Simultáneamente había diferencias: los auditorios, la nominación de los candidatos, diferencia en la base electoral (rural y urbana) y el proceso de modernización. En esta parte, es significativo el análisis de Gutiérrez en la medida en que se niega a concebir a los dos partidos como idénticos que están sobrepuestos por procesos oligárquicos: “Los dos partidos tradicionales se mueven en el periodo a lo largo de dos grandes tensiones, similaridad y diferencia, y continuidad y cambio” (Gutiérrez, 2017, p. 43). Tanto la radicalización conservadora como los procesos clientelistas de los liberales generaron cambios en la tecnología de organización de los dos partidos.
El libro está conformado por siete capítulos. En el primer capítulo presta tres servicios: puesta en escena, referente para todo el resto de la exposición e ilustración de numerosas instancias. A su vez, el capítulo dos narra la concepción de las elecciones de los dos partidos, la fiesta electoral, pero, también la batalla en las elecciones que implicó la cedulación de la población y las prácticas del trasteo de votos y “la canasta de votos”, práctica frecuente en la hegemonía conservadora y habitual en la República Liberal. Con respecto al capítulo tres, se centra en los procesos clientelistas en la República Liberal en vía de la competencia política de los dos partidos y sus consecuencias institucionales para el Estado colombiano. Simultáneamente el capítulo cuatro analiza las facciones durante la República Liberal de los dos partidos y cómo estas corrientes afectaron el escenario político.
En lo que toca a los capítulos cinco y seis, el autor pone en contexto la teoría de Duverger y lo lleva al trópico para examinar la organización interna de los partidos, su identidad y los procesos de modernización que llevaron a cabo en el periodo. Finalmente, en el capítulo siete el autor presenta las relaciones que hubo entre competencia política y violencia durante el periodo.
Con este libro, Francisco Gutiérrez, reabre unos cuantos casos sucedidos en la República Liberal, tomando como fuentes la prensa de los dos partidos y la correspondencia de los actores. Así, confronta la idea insatisfactoria de que los dos partidos son similares por el clientelismo y la identidad análoga. Por el contrario, el autor complejiza y evidencia que los dos partidos en el periodo de la república evolucionaron conjuntamente, pero con trayectorias divergentes. Respecto al fin de la República Liberal, el autor en el libro infiere que:
(…) El colapso republicano se debió al achicamiento del espacio de negociación entre los principales actores debido a formas específicas de radicalización de la oposición, a la fragmentación del partido dominante, y a la imposibilidad por parte de este producir una fórmula de gobierno local viable (Gutiérrez, 2017, p. 61).
Indiscutiblemente la aportación del libro es contribuir a las nuevas reflexiones acerca del bipartidismo, y entrar en diálogo entre la historia y la ciencia política como disciplinas de análisis. Ello, de igual manera, destaca la importancia de este libro para las ciencias sociales de nuestro país.