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Biocombustibles argentinos: ¿oportunidad o amenaza? La exportación de biocombustibles y sus implicancias políticas, económicas y sociales. El caso argentino
Argentine biofuels: opportunity or threat? The export of biofuels and its political, economic and social implications
Reflexión Política, vol.. 21, núm. 42, , 2019
Universidad Autónoma de Bucaramanga

Reseña

Buraschi M. Biocombustibles argentinos: ¿oportunidad o amenaza? La exportación de biocombustibles y sus implicancias políticas, económicas y sociales. El caso argentino. 2014. Buenos Aires. Lybrico

DOI: 10.29375/01240781.3327

Este libro, que representa un esfuerzo académico por demás interesante, pretende llevar al lector por una senda multidisciplinaria que permita comprender la complejidad de la energía, en especial la obtenida de biocombustibles, como asunto público en la Argentina. Para dar cumplimiento a lo anterior, la autora presenta sus ideas en cuatro capítulos que van desde la explicación de la importancia, pertinencia y uso de los biocombustibles, pasando por los debates políticos-económicos, socio-ambientales y comerciales. Las conclusiones que ofrece son dignas de ser consideradas en economías como la mexicana que, con problemas de soberanía alimentaria, parecen querer apostarle a los biocombustibles de origen vegetal. Según la propia Buraschi (2013), en función del “tipo de materia prima y la tecnología utilizada se distinguen dos o hasta tres generaciones de biocombustibles. Los de primera generación, producidos a partir de materia comestible; los de segunda generación, producidos a partir de biocombustibles no comestibles; y los de tercera generación que son los que elaboran empleando nuevas tecnologías” (pp. 5-6)

En el primer capítulo, Buraschi (2013) examina y expone una interesante revisión del modelo agroexportador argentino implementado entre 1880 y 1930, del modelo de sustitución de importaciones argentino implementado entre 1930 y 1976, y, finalmente, del modelo neoliberal que impera en Argentina hasta estos días. Buraschi (2013) justifica dicha revisión al señalar que “para analizar la industria de biocombustibles en Argentina se deben considerar 3 perspectivas: revisión histórica del agro, como determinante de la competitividad en este sector; una breve descripción de los orígenes (recientes) de la producción de biocombustibles y una descripción del marco regulatorio vigente” (p. 9). Por otra parte, señala que “Argentina posee un gran potencial para la producción de biocombustibles ya que históricamente nuestro país ha basado su expansión económica en la exportación de recursos agropecuarios debido a sus importantes ventajas competitivas en este sector, en especial la gran extensión de tierras disponibles para el cultivo” (Buraschi, 2013, p. 10).

En el segundo capítulo, la autora abre el debate político económico en rededor de los biocombustibles con datos sobre las fuentes energéticas en el mundo, donde el petróleo aparece como opción mayoritaria, el carbón y gas como segunda y tercera opción. Entre estas tres fuentes de energía suman 87 %, mientras que los biocombustibles representan apenas el 3% (Buraschi, 2013, p. 22). Luego de estos datos, la autora introduce el concepto de seguridad energética, definido como “la capacidad de una economía para proveer la cantidad necesaria de energía para su funcionamiento en el largo plazo, teniendo en cuenta las previsiones de crecimiento” (Buraschi, 2013, p. 24) y, tras ello, establece que ante un oligopolio de países productores de petróleo, las naciones deben establecer fuentes energéticas que les permita tener seguridad energética. De lo anterior, Buraschi (2013) señala que “las preocupaciones sobre el abastecimiento seguro de combustibles no se basan tanto en las existencias absolutas como en la disponibilidad de las mismas, ya que como dijimos anteriormente, su producción se concentra en un reducido número de países que pueden utilizar prácticas oligopólicas para restringir la oferta” (p. 30). Si bien, como comenta la autora, es necesario que las naciones establezcan criterios de seguridad energética, muchas de éstas tienen la encrucijada de tener que decidir entre tener seguridad energética a través de los biocombustibles aun cuando esto comprometa su seguridad alimentaria, es decir, “la relación inversa entre seguridad alimentaria mundial y combustibles se basa en la presunción de que la utilización de insumos agrícolas para la fabricación de combustibles traerá como consecuencia un aumento en la demanda de materia prima, lo que llevará a un incremento en los precios de alimentos” (Buraschi, 2013, pp. 33-34).

Para el capítulo tres, la autora hace una senda revisión de documentos jurídicos y de política pública en todo lo que concierne al desarrollo sustentable y cómo los biocombustibles tienen un rol importante que desempeñar. Buraschi abre la discusión explicando las consecuencias del calentamiento global para, posteriormente, ofrecer una explicación simple pero concisa de cómo dicho problema se aborda en la agenda internacional desde 1992, pasando por el Protocolo de Kioto de 1997, del cual menciona que “una característica del Acuerdo de Kioto es la flexibilidad a favor de los países en desarrollo, ya que mientras los países industrializados están obligados a reducir sus emisiones conjuntas de seis gases de efecto invernadero en por lo menos un 5 %, los países en desarrollo firmantes simplemente contribuyen con el objetivo del Protocolo a través de la admisión en sus territorios de actividades que reduzcan y/o absorban dichos gases de la atmósfera” (Buraschi, 2013, p. 57).

La autora pone en la balanza los posibles efectos sociales y ambientales del uso de biocombustibles. Por ejemplo, señala que la implementación de biocombustibles tendría, primero, un impacto social positivo especialmente para las zonas rurales, pues habría una importante generación de empleos en dichas áreas. Para el caso argentino, como indica la autora, los principales beneficios de empleo en zonas rurales serían para las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy. Sin embargo, Buraschi (2013) también apunta a que en el largo plazo estos empleos no serían ni tecnificados ni intensivos en capacitación, por lo que podrían suscitarse problemas de precarización. En lo que respecta a lo ambiental, la autora señala que, además de las bondades ecológicas que los biocombustibles tienen por encima de los combustibles fósiles, también es una realidad que para poder abastecer a la industria de los biocombustibles con insumos primarios será necesario el uso de organismos genéticamente modificados y aumentar la superficie cultivada de insumos, lo que provocaría aún mayores índices de deforestación y pérdida de bosques, del chaco y de selva. Sobre estos problemas, la autora señala que, si bien “Inglaterra, Holanda y Suiza son actualmente los países más comprometidos en la implementación de criterios de sustentabilidad (...)” (Buraschi 2013, p. 72) aún queda un largo trecho por recorrer; no obstante, menciona que en el caso de Argentina y su marco jurídico “la ley de Biocombustibles de nuestro país está en la dirección correcta, ya que privilegia a las plantas medianas en la asignación del cupo nacional por considerar que si bien son menos eficientes desde el punto de vista económico que las plantas grandes, promueven una mayor generación de empleo y mejor distribución geográfica del ingreso” (Buraschi, 2013, p. 66).

En el capítulo cuarto y último, la autora discute sobre las implicaciones comerciales del uso de biocombustibles, poniendo como primer argumento el hecho de que estimular la producción traerá consigo un importante incremento de oportunidades para la producción y comercio de productos agrícolas con las ya mencionadas consecuencias que esto implicaría. A lo anterior, Buraschi (2013) añade que “la industria de los biocombustibles tiene como aliciente la expectativa de un incremento en la demanda mundial para los próximos años, lo cual se justifica por dos vías: las tasas crecientes de consumo energético global, por un lado, y la demanda asegurada por mandato de los gobiernos, por otro” (p. 80). Además de la cuestión comercial, la autora también discute el marco regulatorio de los mercados locales para el caso argentino, al respecto, señala que “entre las metas para los biocombustibles se distinguen dos clases: los mandatos y las obligaciones. Se define como mandato de biocombustibles al requerimiento por el cual el litro de combustible vendido dentro del área de jurisdicción de la norma debe tener un determinado porcentaje de biocombustible. La obligación de biocombustible, por su parte es el requerimiento que obliga a los proveedores de combustible a alcanzar una determinada proporción de biocombustibles dentro del total vendido”. A este respecto, Buraschi (2013) también señala con puntualidad las políticas implementadas en territorio argentino, que van desde establecer cuotas de producción de biocombustibles, pasando por estímulos fiscales del impuesto al valor agregado, hasta establecer cupos de importación de materias primas.

En conclusión, el libro es de lectura ágil, aborda un tema especialmente importante para los tomadores de decisiones de públicas en países no petroleros. La autora hace aportes importantes en torno a la discusión social-política-ambiental de los biocombustibles y toda su cadena productiva, desde la producción agrícola hasta el comercio internacional. Para los estudiosos de políticas públicas resultará este libro una opción pertinente para ejercicios de política comparada.

Notas

Cómo citar esta reseña: Barrera-Rojas, M. (2019). [Revisión del libro Biocombustibles argentinos: ¿oportunidad o amenaza? La exportación de biocombustibles y sus implicancias políticas, económicas y sociales. El caso argentino, de Buraschi, M .] Reflexión Política 21(42) pp. 204-206. doi: 10.29375/01240781.3327


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