Artículos
Received: 02 June 2022
Accepted: 12 March 2024
DOI: https://doi.org/10.22185/24487147.2023.118.28
Resumen: En este ensayo se estiman el tamaño de la economía moderna y la economía no moderna tradicional (ENMT) a la que también se puede denominar precapitalista y en transición hacia una economía de mercado para cada municipio de México en los años 2015 y 2020. Se usó información censal para la población ocupada en las unidades productivas clasificadas en el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN) y consideradas ad hoc por los autores como modernas. También se estimó la economía informal, tomándose en cuenta que la población ocupada en esta economía en gran medida está incluida en la ENMT y en pocos casos en la economía moderna municipal. Los autores argumentan que no existe una conceptualización teórica explicativa aceptable de la ENMT, por lo que, a pesar de su importancia, se dificulta su cuantificación. Para el caso de México los autores encuentran a más de la mitad de la población ocupada en la economía no moderna tradicional, concentrada principalmente en los municipios metropolitanos, urbanos y semiurbanos. Por esto establecen la necesidad de mayor desarrollo teórico sobre la economía en cuestión, además que permita el diseño e instrumentación de política económica regional en una economía “dual”.
Palabras clave: Economía de mercado, economía en transición, dualismo económico, economía informal, México.
Abstract: This paper estimates the size of the modern economy and the traditional non-modern economy (ENMT Spanish acromym), which can also be referred to as pre-capitalist and in transition to a market economy, for each municipality in Mexico for the years 2015 and 2020. Census information was used for the population employed in productive units classified in the North American Industrial Classification System (NAICS) and considered ad hoc by the authors as modern. The informal economy was also estimated, taking into account that the population employed in this economy is largely included in the ENMT and in few cases in the modern municipal economy. The authors argue that there is no acceptable theoretical explanatory conceptualization of the NENMT, so despite its importance, its quantification is difficult. In the case of Mexico, the authors find that more than half of the population is employed in the non-traditional modern economy, concentrated mainly in metropolitan, urban and semi-urban municipalities. For this reason, the authors establish the need for further theoretical development on the economy in question, in addition to allowing the design and implementation of regional economic policy in a “dual” economy.
Keywords: Market economy, economies in transition, dual economy, informal economy, Mexico.
Introducción
Este trabajo parte de la premisa de que en México existe una economía tridimensional, categorizada según las unidades productivas. La primera dimensión corresponde a la economía moderna, mientras que la segunda abarca la economía no moderna tradicional (ENMT). Ambas dimensiones incluyen a la economía informal como la tercera dimensión, la cual se manifiesta principalmente en la ENMT e involucra actividades como la agricultura tradicional. En contraste, la agricultura comercial, que ejerce un gran impacto en la economía nacional, se considera parte de la economía moderna.
Este artículo se centra en las dos primeras dimensiones, las cuales se consideran importantes según los hallazgos de estudios previos realizados por Arroyo, Chagollán, Berumen, Ríos y Espinoza (2020a y 2020b). Dichos estudios revelaron que muchos municipios en México tienen una base económica de calidad baja o media en términos de las unidades productivas disponibles, a pesar de que sus poblaciones presentan un nivel socioeconómico relativamente alto, medio o incluso muy alto en algunos casos.
La explicación de esta disparidad radica en la coexistencia de una economía no moderna en México, la cual está integrada en gran medida a la economía más dinámica del país, la cual genera la mayoría de los empleos e ingresos para una considerable cantidad de personas en los municipios mencionados anteriormente. Esto contribuye a mantener un nivel socioeconómico aceptable en comparación con otras regiones (Arroyo, Chagollán, Berumen, Ríos y Espinoza, 2020b).
Basándonos en los resultados de estos estudios, el propósito principal de este artículo es estimar la magnitud del empleo en cada una de las tres dimensiones de las unidades productivas que componen estas economías -la no moderna tradicional, la moderna y la informal- en cada uno de los municipios de México.
Uno de los postulados fundamentales de la teoría económica predominante, la neoclásica, es el supuesto de que las empresas buscan maximizar las ganancias, minimizar los costos y obtener el máximo de ingresos posible. Se supone que en los mercados existen diferentes tipos de competencia, y para minimizar los costos se asume que tanto los recursos como los insumos provienen de mercados que están en competencia perfecta o semiperfecta. Estos supuestos básicos se aplican tanto a nivel microeconómico como macroeconómico, aunque principalmente en este último, donde se teoriza que el funcionamiento de los mercados debería conducir a un uso “racional” y óptimo de los recursos, y por ende, de la economía de una región o país.
Sin embargo, se ha encontrado que existen diversas restricciones a estos supuestos, como el funcionamiento de mercados oligopólicos, mercados incompletos, externalidades positivas y negativas, entre otros. A pesar de estas limitaciones, esta teoría ha servido de base para conceptualizar agregados e indicadores básicos de la economía, como el producto interno bruto (PIB), el ahorro, la inversión, la inversión extranjera, el empleo, el desempleo, entre otros agregados de la contabilidad nacional.
Teniendo en cuenta los supuestos de racionalidad y maximización, se infiere que las unidades productivas de esta economía deben ser modernas, dada su capacidad para realizar cálculos económicos y análisis de mercados. Esto implica que pueden estar integradas en la economía global, al buscar reducir al mínimo los costos en las cadenas productivas hacia atrás (insumos, factores y tecnología) y hacia adelante (distribuidores, consumidores y competidores), además de maximizar sus ingresos.
Por lo tanto, cuando se habla del PIB, el empleo, la inversión, el consumo y otros agregados macroeconómicos para analizar el comportamiento económico en una unidad territorial, es probable que estos se refieran en gran medida a la economía moderna de mercado.1
En economías en desarrollo o subdesarrolladas, coexisten distintos tipos de economías, reflejando diversos niveles de integración y funcionamiento de sus mercados. Por ejemplo, las grandes empresas transnacionales se enfocan en mercados globales y a menudo disfrutan de un poder de mercado cercano al monopolio u oligopolio. En contraste, muchas empresas pequeñas, medianas y micro operan en mercados altamente competitivos o incompletos. Estas empresas suelen tener estructuras laborales familiares y enfrentan limitaciones en términos de acceso a capital, mercados y tecnología.
Estas pequeñas empresas están en un proceso de transición hacia la operación en una economía de mercado plenamente desarrollada. Sin embargo, todavía están lejos de comportarse como empresas modernas y tecnológicamente avanzadas. En su lugar, operan en mercados locales pequeños que forman parte de entornos altamente competitivos. La supervivencia de estas empresas depende en gran medida del trabajo y la creatividad de sus propietarios (Berger y Kuckertz, 2016).
En este contexto, este artículo aborda la estimación del empleo en la Economía No Moderna Tradicional (ENMT) en municipios mexicanos que tienen al menos una ciudad con una población de 15 mil habitantes o más. Estos municipios se dividen en tres categorías: urbanos no metropolitanos, rurales no metropolitanos (sin localidades de más de 15 mil habitantes) y metropolitanos según la clasificación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es decir, aquellos que forman parte de zonas metropolitanas (SEDATU, CONAPO e INEGI, 2018).
La principal contribución de este artículo es la estimación de la magnitud de la economía no moderna tradicional (ENMT). Esto permite evaluar su importancia, especialmente en términos de los empleos que genera y la dinámica social asociada, a pesar de haber recibido poca atención por parte de la corriente predominante en la investigación económica, la cual ha dado mayor relevancia a la economía moderna debido a su inclusión predominante en los agregados macroeconómicos.
Un hallazgo significativo de este trabajo es que la población empleada en la ENMT se concentra principalmente en las áreas metropolitanas y en los municipios con al menos una localidad de 15 mil habitantes o más, mientras que en los municipios rurales su presencia es más notable en términos relativos, es decir, como proporción del total de ocupados en las economías municipales. A nivel nacional, en 2020, la ENMT representaba 35 por ciento en las zonas metropolitanas, 42 por ciento en los municipios urbanos y 50 por ciento en los rurales. Con base en estos datos, se argumenta que esta economía actúa en las sociedades como un mecanismo de amortiguación o válvula de escape frente a las deficiencias de la economía moderna, contribuyendo así a mantener la estabilidad política, especialmente en situaciones de crisis. No obstante, es claro que la ENMT no se considera una solución sostenible a largo plazo. Por otro lado, es fundamental prestar más atención al desarrollo teórico y conceptual de esta economía para comprenderla mejor, y los responsables de la política pública a nivel federal, estatal y municipal deberían brindarle un mayor apoyo.
Breve revisión de literatura
Al revisar la literatura sobre la economía no moderna tradicional -también conocida aquí como “la otra economía”, que abarca la economía informal- se encuentra que muchos trabajos tratan diversos temas relacionados con ella, aunque en muchos casos de manera indirecta, sin proporcionar una definición adecuada. Esto se debe a que las reflexiones y teorías desarrolladas al respecto se fundamentan en el concepto de una economía dual (Lewis, 1954). No obstante, se considera que esta economía está en transición hacia una de mercado y se le asignan nombres como economía popular, economía popular y solidaria, entre otros. Quizás el concepto más preciso sea el de economía informal, que tiene varias dimensiones según el enfoque de los estudios que la abordan, incluyendo aspectos institucionales, el autoempleo de subsistencia, las redes sociales, la facilidad de entrada al mercado y la supervivencia. La mayoría de estos estudios se centran en países en desarrollo o en transición de economías “no de mercado” a economías “de mercado”.2 Por otro lado, se ha prestado menos atención a los conceptos de economía popular, economía dual, economía en transición y economía moderna, lo que ha generado cierto traslape conceptual entre ellos.
Por tanto, en este trabajo se optó por un enfoque empírico, es decir, la estimación de la magnitud de la economía no moderna tradicional (ENMT) a partir de los datos disponibles, con el fin de identificar la otra economía o economía no moderna.3
Según Coraggio (2020a), el concepto de economía popular se puede resumir como aquella que se basa principalmente en el apoyo a los grupos sociales marginados, los cuales se encuentran en la periferia de la economía de mercado formal y reconocida. Esto incluye a personas que trabajan en actividades económicas que no necesariamente aportan un valor agregado directo a los sectores modernos e industrializados, manteniendo una relación de interdependencia con la economía moderna. De acuerdo con Chayanov (1966), cuando la economía moderna formal crece, la economía no moderna e informal tienden a crecer también, y cuando la primera entra en crisis, la segunda y la tercera no solo crecen, sino que también disminuyen los efectos negativos del desempleo.
Por otro lado, el desarrollo económico regional se manifiesta de diversas formas. En el caso de las comunidades, se enfoca en elevar el nivel de satisfacción de las necesidades de sus habitantes de acuerdo con su cultura económica e historia. Logran este desarrollo a través de la producción propia de bienes y servicios, los cuales distribuyen según relaciones sociales que pueden tener características distintivas en diferentes localidades y regiones. Cada una de estas regiones cuenta con recursos humanos y naturales diversos, así como con una estructura económica única. Por lo tanto, las regiones menos desarrolladas, donde prevalece este enfoque, tienden a reproducir una economía no moderna o popular (Restrepo, 2009).
La economía popular ha experimentado un crecimiento significativo en muchos países en desarrollo debido a la interdependencia existente entre las localidades en términos de formas de producción, consumo y distribución (Coraggio, 2020b). Este crecimiento se ha visto impulsado por las constantes presiones derivadas de crisis económicas que han afectado a estos países desde la década de 1970, cuando las economías de mercado más desarrolladas a nivel local y nacional no lograron proporcionar empleo a una parte significativa de su población.4
En el contexto peruano, De Soto et al. (1990) propone una serie de modificaciones institucionales, que incluyen el establecimiento del estado de derecho y la seguridad en la propiedad, con el objetivo de integrar el sector informal a la economía formal. Aunque no proporciona una definición precisa de lo que considera como economía informal, De Soto argumenta que el sistema político-económico no permite que individuos racionales y con iniciativa para crear negocios se desarrollen en un entorno de legalidad productiva. Estas ideas tuvieron un impacto significativo en la política pública no solo en Perú, sino también en otros países latinoamericanos, incluyendo México (De Soto et al., 1990).
La otra economía
Siguiendo algunas ideas generales de Chayanov (1966) y Sen (1966), y de acuerdo con la teoría microeconómica neoclásica elemental,5 se puede considerar que, en el sistema capitalista de mercado, las empresas buscan maximizar ganancias, minimizar costos, contratar trabajadores o comprar tecnología y conseguir capital cuando sus precios son iguales a sus productividades marginales. Por ejemplo, esto sucede cuando la productividad marginal por cada peso gastado en el pago a trabajadores y empleados administrativos es igual a la productividad marginal por peso invertido en capital en maquinaria, equipo, etc., así como en tecnología e innovación. Según esta teoría, la misma lógica de comportamiento de las empresas se aplica en la adquisición de insumos para la fabricación de productos y la prestación de servicios a otras empresas o los prestados por éstas. Además, las empresas intentan obtener el máximo de ingresos posible, lo cual depende del tipo de competencia de mercado en el que operan, y tratan de influir en los precios mediante diversas estrategias de innovación y mercadotecnia.6
Para explicar la existencia de la economía no moderna tradicional (ENMT), es necesario abordarlo desde la perspectiva de la mano de obra. En teoría, las empresas requieren trabajadores con diversos niveles de cualificación, lo que genera distintas productividades marginales y, por ende, salarios altos y bajos (García, Armenta, Martínez, Rebollo y Rentería, 2023). Por ejemplo, en un país con un crecimiento significativo de su población en edad de trabajar y con capacitación adecuada para desempeñar diversas funciones empresariales, según los postulados teóricos de los mercados laborales, el “precio” del trabajo tiende a disminuir en comparación con otros factores productivos. Esto sugeriría que los empresarios que logran una mayor productividad marginal por peso gastado en el factor trabajo contratarían más empleados y reducirían su inversión en tecnología e innovación. Sin embargo, en la práctica, las empresas suelen contratar menos trabajadores y enfocarse más en la inversión en capital.
La productividad marginal de los factores está influenciada por la interacción e interdependencia de los mismos (García, Armenta, Martínez, Rebollo y Rentería, 2023), y los trabajadores juegan un papel fundamental, especialmente aquellos que aportan actividades intelectuales y en la innovación y adopción de nueva tecnología. Lamentablemente, las funciones matemáticas de producción utilizadas en la teoría económica predominante tienen limitaciones y resulta difícil incorporar estas complejas interrelaciones en las estimaciones para asignar de manera precisa, en términos de pagos e ingresos, la productividad marginal de cada tipo de trabajador y las diversas formas de capital.
Por otro lado, la contratación de trabajadores se realiza dentro de un marco institucional complejo que abarca leyes y normativas relacionadas con la protección laboral, la salud, las prestaciones sociales, los sindicatos, los derechos humanos, entre otros aspectos (Macías, 2013). Los empresarios deben tener en cuenta este marco institucional y los costos asociados, que pueden ser significativamente altos debido a los riesgos laborales, las posibles huelgas, sabotajes y otras dificultades potenciales. Por lo tanto, después de establecer sus preferencias y realizar cálculos para reducir los costos actuales y futuros, es común que opten por contratar menos trabajadores y enfocarse más en la utilización de tecnología e innovación, lo que implica una mayor inversión de capital, incluyendo el capital humano. De acuerdo con la teoría, esto conlleva a un crecimiento proporcionalmente mayor del capital en comparación con el trabajo a largo plazo.
Simultáneamente, mientras la población crece y se traslada hacia las ubicaciones donde están las empresas, surgen oportunidades para acumular capital humano, como educación, salud y capacitación. Además, las empresas tienden a establecerse en áreas donde existen economías de aglomeración tecnológicas y financieras (Scitovsky, 1954), factores que suelen encontrarse principalmente en entornos urbanos. Sin embargo, el proceso de urbanización, la adopción de tecnologías en la agricultura y el desarrollo de mercados y comercialización capitalista en áreas rurales, contribuyen a la disminución de la demanda de trabajadores en el campo. Esto se debe a que estas tendencias son la base de la migración hacia áreas urbanas, donde se espera encontrar mayores oportunidades (Arroyo, 1989).
También emerge un sector urbano de subsistencia (Lewis, 1954), en gran parte conformado por la economía no moderna tradicional (ENMT), que interactúa con las empresas modernas basadas en tecnología que operan en amplios mercados capitalistas, incluyendo los globales. Las empresas de la ENMT contribuyen a la expansión de los mercados locales de las empresas modernas y al autoempleo. Es importante destacar que los empresarios de la ENMT no buscan maximizar sus ganancias, sino más bien minimizar el riesgo de desaparecer, caer en la pobreza o mantenerse en una subsistencia “circular”, es decir, una situación en la que no puedan acumular capital para crecer, ni capital humano a través de la educación o la capacitación para ellos mismos o sus hijos (Berger y Kuckertz, 2016).
Por otro lado, las empresas modernas, en su proceso de crecimiento, pueden experimentar un aumento en la demanda de sus productos debido al valor agregado que generan, lo que se traduce principalmente en la acumulación de capital, especialmente para empleados y trabajadores más cualificados y capacitados. Mientras tanto, aquellos con menor capacitación o sin cualificación sufren la consecuencia de la abundante oferta de trabajadores poco cualificados, manteniendo salarios bajos. Este escenario inevitablemente conduce a la desigualdad socioeconómica y al credencialismo, fenómenos evidentes tanto entre poblaciones de distintas regiones como entre zonas dentro de las mismas ciudades, independientemente de su tamaño. Por tanto, es razonable suponer que la existencia de la ENMT contribuye a mitigar la desigualdad y la pobreza en estas áreas.
Por otro lado, es común que las empresas exitosas dentro de la economía no moderna tradicional (ENMT) sean absorbidas ocasionalmente por compañías modernas tanto nacionales como internacionales, como Oxxo, Domino's Pizza, McDonald's, Uber, Didi, Amazon, Mercado Libre, WalMart y otras grandes cadenas minoristas. Estas empresas, que tienen acceso al capital financiero a través de la cotización de sus acciones en bolsas de valores, pueden acumular capital de manera rápida, lo que les permite un crecimiento acelerado (Meza, 2021). A su vez, muchas de estas compañías pueden absorber o eliminar del mercado a micro y pequeñas empresas de la ENMT.
Por otro lado, las empresas menos exitosas dentro de la ENMT tienden a operar con una lógica de subsistencia. A menudo son de carácter familiar, pero aún así proporcionan empleo, generan valor agregado y contribuyen a la expansión de mercados.
Dado que no existe una teoría económica coherente que defina de manera precisa lo que constituye la economía moderna, la economía no moderna e incluso la economía informal, ni tampoco una conceptualización consensuada para definir adecuadamente las unidades productivas que integran los distintos sectores, ramas y subramas económicas, para este trabajo se utiliza el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN). Este sistema se basa en las características de las unidades productivas presentes en sistemas económicos de mercados desarrollados. Se asume también que la ENMT opera principalmente en sistemas de mercado que están en transición hacia el capitalismo en su sentido más estricto, lo cual es una premisa subyacente en la teoría económica predominante.
El nivel educativo de la población y su capacitación tienen una influencia significativa en la presencia y funcionamiento de la economía no moderna tradicional (ENMT), y están estrechamente relacionados con los niveles de desigualdad. Cuanta mayor sea la desigualdad, menor será la cantidad de personas en edad laboral con capacitación o cualificación suficiente para obtener ingresos que satisfagan sus necesidades y las de sus familias (Ibarrola, 2005; Valdivia y Pedrero, 2011). Esta desigualdad conduce a que muchas personas opten por el autoempleo o se vean obligadas a trabajar en micro, pequeñas o medianas empresas dentro de la ENMT.
Por otro lado, el avance del capital y el desarrollo tecnológico en los sistemas productivos permite un considerable ahorro en la mano de obra, lo que se traduce en un aumento de los ingresos para los propietarios de capital físico y financiero, así como para aquellos beneficiarios del crecimiento económico, como los rentistas y personas altamente cualificadas (Ibarrola, 2005; Valdivia y Pedrero, 2011). La cantidad de personas con estas características influye significativamente en la demanda de productos y servicios ofrecidos por las empresas de la economía moderna, así como en la magnitud del valor agregado producido por la ENMT. De esta relación dependen también la magnitud y el dinamismo de los mercados locales.
La teoría económica neoclásica justifica la acumulación de capital en un reducido número de empresas modernas o corporaciones transnacionales, así como la desigualdad económica y social. Según esta teoría, los salarios o ingresos de los trabajadores están determinados por su productividad marginal, que representa el cambio en la cantidad producida al emplear una unidad adicional de un factor productivo, manteniendo constantes los demás factores. Sin embargo, esta productividad marginal no solo depende de la cantidad de trabajo, sino también de la tecnología utilizada, las instalaciones o capital, la eficiencia administrativa y el uso de los recursos naturales, entre otros factores (Aoki y Yoshikawa, 2012; Nadal, 2019; Schettkat y Jovicic, 2013; Tsoulfidis y Tsaliki, 2019). Por lo tanto, en general, los salarios están significativamente por debajo de la productividad marginal total.
Como resultado, las empresas de la economía moderna pueden lograr una mayor productividad marginal con menos problemas y riesgos laborales, lo que fomenta el uso de tecnología e innovación. Esta dinámica conduce a un exceso de trabajadores tanto en áreas urbanas como rurales. Esta situación explica en gran medida la aparición y crecimiento de la economía no moderna tradicional, que incluye el sector informal, ya que el problema de la demanda de productos y servicios modernos se resuelve mediante el aumento del número de consumidores con capacidad de adquirirlos y una mayor cobertura geográfica de los mercados, facilitada por la globalización y la reducción del costo de transporte, comercialización y mercadotecnia.
El conjunto de unidades productivas de la ENMT crece a la par que se incrementan el uso de nuevas tecnologías en empresas modernas, la transnacionalización de la producción, la globalización y la desaparición de empresas pequeñas y medianas que no logran tener acceso al capital financiero, los avances tecnológicos y la innovación. Por ello estas últimas no son capaces de competir con las gigantescas empresas transnacionales.
Los procesos económicos de la economía moderna y su funcionamiento se fundamentan en y son explicados por la economía moderna neoclásica, incluyendo los postulados sobre el comportamiento de los consumidores en la elección de canastas de bienes y servicios cada vez más amplias y sofisticadas. Esto lleva a la deducción de que, en condiciones de escaso o nulo desarrollo de una economía de mercado, es inevitable la aparición y expansión de la Economía No Moderna Tradicional (ENMT), creando así una economía dual donde coexisten la economía moderna y una economía tradicional que aún no ha alcanzado un desarrollo completo para operar en el mercado capitalista.
En este contexto, es crucial estimar la magnitud de la ENMT utilizando la información disponible sobre las unidades productivas y los empleados que operan en este ámbito. Dado que, como se mencionó previamente, no existe una definición universalmente aceptada de esta economía, los métodos de recolección de información se han adaptado desde los utilizados para la economía moderna. Por lo tanto, la metodología empleada aquí no es totalmente convencional y presenta ciertas limitaciones.
Metodología
La magnitud de la economía no moderna de México se estimó restando el total de personas ocupadas en unidades productivas a aquellas empleadas en ramas de actividad modernas, clasificadas con cuatro dígitos en el SCIAN. Esta selección se realizó mediante la observación y experiencia en el análisis de economías en desarrollo, particularmente en México (Carrillo, 2004). Al utilizar este nivel de clasificación, se obtiene una comprensión suficientemente clara de la actividad y el nivel de modernidad de las unidades productivas censadas. En casos donde había incertidumbre sobre la modernidad de las unidades incluidas en una clasificación específica, se compararon con unidades similares en clasificaciones cercanas. Sin embargo, es importante reconocer que este procedimiento ad hoc tiene sus limitaciones, ya que se analizaron las ramas basándose en sus definiciones y descripciones detalladas, las cuales indican que están compuestas por unidades productivas o empresas modernas.
A pesar de esto, se tomaron como referencia las siguientes dos definiciones del SCIAN y se compararon las 304 ramas y subramas de actividad económica en México de acuerdo con este sistema elaborado para México, Estados Unidos y Canadá. La primera definición es la siguiente:
Las clasificaciones agrupan y organizan información de manera sistemática y homogénea. El desarrollo de las clasificaciones implica la creación de categorías mutuamente excluyentes, es decir, sin traslapes ni duplicidades. Las clasificaciones deben ser consistentes para clasificar los mismos objetos y los objetos de características similares en el mismo lugar con base en criterios de construcción previamente definidos. Deben ser exhaustivas para dar cabida a todo el universo que se pretende clasificar y estar organizadas en una estructura jerárquica que puede estar constituida por códigos alfabéticos o numéricos o utilizar ambos. Las clasificaciones traducen códigos a conceptos y conceptos a códigos (INEGI, 2018: 1).
La segunda dice que:
Con el criterio basado en la oferta, las unidades económicas que tienen procesos de producción o funciones de producción similares -en el contexto del SCIAN estos términos se utilizan como sinónimos- están clasificadas en la misma clase de actividad porque las categorías están delimitadas, hasta donde es posible, de acuerdo con las diferencias en los procesos de producción (INEGI, 2018: 3).
En Tabla 1 se presenta una muestra de esta clasificación, exhibiendo unidades productivas de hasta seis dígitos. Este nivel de detalle se emplea para reducir los errores en la selección de unidades productivas dentro del sector de la economía moderna.

El análisis comparativo facilita la identificación de las actividades económicas modernas, caracterizadas por su base tecnológica y su capacidad de producción para mercados amplios, incluyendo los globales. Por otro lado, la economía no moderna tradicional se consideró como el complemento de estas actividades dentro del total de actividades económicas.
En el Anexo 1 se enumeran las 129 ramas de actividades clasificadas como modernas para los propósitos de este trabajo, mientras que en el Anexo 2 se detallan las 40 actividades no modernas tradicionales. Es importante señalar que algunas ramas o subramas incluyen unidades productivas que, según su análisis descriptivo, el SCIAN clasifica como parte de la economía moderna, aunque podrían considerarse parte de la ENMT (véase Anexo 3).
Se presume que la mayoría de las actividades informales se encuentran dentro de la ENMT, junto con una pequeña parte de las actividades consideradas en la economía moderna, según se muestra en la Figura 1.

En este estudio, se consideran como actividades informales7 aquellas realizadas por personas ocupadas que no cotizan en un Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) o en una Administradora de Fondos para el Retiro (Afore), y que carecen de acceso a créditos para vivienda, servicios médicos, aguinaldo y vacaciones. También se incluye a los trabajadores por cuenta propia o aquellos que no reciben un salario, con excepción de aquellos que prestan servicios profesionales en la economía moderna. Es importante destacar que las personas empleadas en unidades productivas informales forman parte de la población ocupada en la Economía No Moderna Tradicional (ENMT), y en menor medida en la moderna, según esta definición.
Por otro lado, el INEGI define la informalidad de la siguiente manera:
La Economía Informal integra al Sector Informal y a las Otras Modalidades de la Informalidad, por lo tanto, incluye todas las actividades económicas realizadas por los trabajadores y las empresas no constituidas en sociedad propiedad de los hogares que no cuentan con el amparo del marco legal e institucional (seguridad social, prestaciones sociales, otros registros), así como el trabajo de autoconsumo del sector agropecuario.
[…]
Las Otras Modalidades de la Informalidad presentan de forma agregada la cuenta de generación del ingreso y los puestos de trabajo remunerados y no remunerados de:
El trabajo en actividades formales que no cuenta con el amparo del marco legal e institucional (seguridad social, prestaciones sociales, otros registros).
El trabajo en actividades agropecuarias que no cuenta con el amparo del marco legal e institucional…
El trabajo doméstico remunerado en los hogares que no cuenta con el amparo del marco legal e institucional…
El trabajo de autoconsumo del sector agropecuario (INEGI, 2018: 490).
Además:
Proporción de la población ocupada que comprende a la suma, sin duplicar, de los ocupados que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, con aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo (INEGI, s/f).
El artículo muestra discrepancias entre la definición de la tasa de informalidad laboral según el INEGI y la economía informal empleada en este estudio. Estas diferencias se reflejan en los resultados de la estimación realizada por ambas entidades, como se detallará con cifras más adelante. Se ha solicitado información al INEGI sobre su metodología de estimación, y se identificó que una posible causa de estas diferencias es el uso de datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en sus procesos estadísticos. Esto genera resultados distintos a los obtenidos al utilizar la Encuesta Intercensal 2015 y el Censo 2020, levantados también por el INEGI y utilizados en este trabajo. En conclusión, las pequeñas discrepancias en la definición y las distintas fuentes de datos explican las diferencias en los resultados de la estimación de la economía informal presentados más adelante.
Resultados nacionales
De acuerdo con las cifras de la Tabla 2, se puede observar que la economía mexicana presenta características de lo que Lewis (1954) denominó una “economía dual”. Aproximadamente la mitad de esta economía es moderna, mientras que la otra mitad forma parte de lo que aquí se llama ENMT, que abarca gran parte de la economía informal, denominada por Lewis como economía tradicional y de subsistencia. Además, menos de la mitad de la población ocupada se encuentra en la informalidad económica.

Resulta interesante también el ligero incremento observado en la economía moderna, en la ENMT y en la economía informal durante los cinco años estudiados. El crecimiento de la economía moderna fue de 3.5 por ciento, el de la ENMT alcanzó 27.79 por ciento y el de la economía informal llegó a 18.04 por ciento, mientras que el crecimiento de la población ocupada fue de 12.93 por ciento. En otras palabras, tanto la informalidad como la ENMT crecieron de manera proporcionalmente mayor que la población ocupada total durante el periodo analizado.8
Diversos factores como el incremento en la cantidad de personas en edad de trabajar y las políticas públicas implementadas antes de 2020 podrían ser algunas de las posibles causas del crecimiento observado en la ENMT y la economía informal.
Con base en los datos de la Tabla 2, se puede concluir que aproximadamente la mitad de la economía mexicana pertenece al sector no moderno tradicional e informal, y en esta área laboran y obtienen ingresos más de 15 millones de personas empleadas según la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2016b), cifra que aumentó a casi 21 millones en 2020. Se podría decir que esta economía, que permite la participación de productores de bienes y servicios no modernos tradicionales a precios bajos, actúa como un amortiguador o válvula de escape en diversas crisis que el país ha enfrentado, ofreciendo oportunidades para aquellos que buscan mejorar sus ingresos.
Sin embargo, también es plausible pensar que estos dos tipos de economía benefician a muchos mexicanos que no pueden competir en los mercados laborales formales y optan por unirse a la ENMT y la economía informal en empresas de diversas índoles, lo cual ocurre en la clase trabajadora. Asimismo, muchos pequeños empresarios también se han refugiado en estos sectores económicos para evitar el pago de impuestos. Este panorama demuestra la complejidad en el análisis más profundo de la ENMT, ya que esta economía opera de manera similar a la migración hacia Estados Unidos, que durante muchas décadas ha funcionado como otra válvula de escape y fuente de oportunidades para aquellos que no pueden obtener ingresos significativos en la economía moderna.
Los municipios metropolitanos de la Tabla 3 están definidos según la delimitación de zonas metropolitanas elaborada por SEDATU, CONAPO e INEGI (2018). Es natural esperar que estas áreas, al concentrar la mayor parte de la población y diversos recursos como económicos, educativos y de atención a la salud del país, presenten una mayor proporción de economía moderna en términos de empleo. Según nuestras estimaciones, esta proporción aumentó en el periodo estudiado, al igual que la economía informal. Sin embargo, la dualidad prevalece también en estas zonas.

La proporción de economía informal en las metrópolis es menor que a nivel nacional, aunque tuvo un crecimiento de 16.13 por ciento, sigue siendo menor que en el país en su conjunto. Además, el crecimiento poblacional en las metrópolis fue de 6.31 por ciento durante el periodo de análisis. Esto sugiere una tendencia al crecimiento de la población metropolitana, motivada por factores como la incorporación de nuevos municipios a la mancha urbana, la inmigración y el crecimiento demográfico natural, aunque este último sea pequeño en términos relativos.
Por ejemplo, en los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara, la población aumentó en 381,259 personas durante el periodo de estudio, con un crecimiento anual promedio de 73,995. Además, es probable que las metrópolis continúen proporcionando empleo tanto a personas que residen dentro de ellas como a aquellas que viven fuera de su área geográfica.
Las cifras de la Tabla 4 revelan una realidad contundente: el número de personas empleadas en la ENMT y la economía informal supera con creces la población total de habitantes urbanos y rurales no metropolitanos. Esta disparidad evidencia la concentración de este tipo de economía en las metrópolis, abarcando una gran parte de la economía informal. Un dato relevante del cuadro es que, en 2020, las metrópolis del país contaban con 12,605,847 personas empleadas en la ENMT, mientras que en todo el país la cifra ascendía a 20,952,848, lo que confirma la dualidad económica en las metrópolis. Se presume que, en estos centros urbanos, los excedentes de la economía moderna, sumados a los inmigrantes de áreas rurales y no rurales, encuentran más oportunidades o lugares propicios para establecer pequeños negocios o trabajar por cuenta propia. Es probable que para los inmigrantes estas oportunidades sean más accesibles que en sus lugares de origen.

Las cifras presentadas en la Tabla 5 corresponden a los municipios que albergan al menos una localidad con una población de 15 mil habitantes o más, pero que no son considerados metropolitanos. Es interesante notar que la cantidad de personas empleadas en la ENMT no supera a la población ocupada en la economía moderna en estos municipios, lo que refleja una estructura similar a la del país y a la de los municipios metropolitanos. Se destaca el incremento de su población en más de un millón de personas durante el periodo estudiado, un fenómeno que puede atribuirse a la migración desde áreas rurales, entre ciudades, y en menor medida, desde metrópolis hacia ciudades medianas o pequeñas.

Es importante mencionar que algunos de estos municipios muestran un cierto dinamismo económico, especialmente aquellos donde se concentran ramas industriales que producen commodities como autopartes, así como los orientados hacia el turismo. Sin embargo, la proporción relativa de población ocupada en la ENMT es menor que en las metrópolis. Se podría aventurar la hipótesis de que esto se debe a que la población local tiende a emigrar hacia ciudades con mayores oportunidades de empleo formal, dado que la economía moderna es más robusta en estos lugares. No obstante, por razones institucionales, parece ser más accesible el autoempleo informal y el trabajo en micro, pequeñas y medianas empresas de la ENMT en estos municipios urbanos.
En Tabla 6, como era de esperar, se observa que los municipios considerados rurales y no metropolitanos tienen en 2020 una población ocupada en la ENMT similar a la población ocupada en la economía moderna. En estos municipios prevalece la economía informal, la cual se arraiga en ambas economías. Durante el periodo de estudio, tanto la economía moderna como la ENMT crecieron un poco más que en los municipios urbanos (5.33 y 28 por ciento, respectivamente).

Es notable que la población rural, en términos absolutos, se mantiene casi constante a lo largo de todo el periodo analizado, rondando los 22 millones de personas, con solo un leve incremento observable. En contraste, la población ocupada en la ENMT en 2020 alcanza las 4,084,290 personas. Esto señala que, según las cifras de estos municipios, la economía no moderna tradicional e informal representa prácticamente el sustento económico de la población rural mexicana.
Economía informal
La economía informal, como se mencionó anteriormente, puede abarcar unidades productivas tanto de la ENMT como de la economía moderna. Es importante recordar que la estimación de la ENMT se realiza de acuerdo con la definición utilizada en este trabajo, la cual difiere de la definición empleada por el INEGI. En todos los tipos de municipios, la economía informal predomina, englobando parte de la ENMT e incluso de la economía moderna.
Un hallazgo relevante es que cuanto menos urbano sea un municipio, mayor es la proporción de empleados en la economía informal. Sin embargo, en términos absolutos, la cantidad de empleados en la economía informal es mayor en las grandes urbes que en las áreas rurales y semirrurales.
Los lectores interesados en el tema pueden comparar esta situación de la ENMT y la economía informal en áreas rurales y semirrurales con la calidad de la base económica municipal baja y el nivel socioeconómico de la mayoría de la población de los municipios rurales.9 Asimismo, pueden hacer la misma comparación con los municipios urbanos, metropolitanos y en general con todos los municipios del país.
Georreferenciación de los resultados de México
En todos los mapas, se emplearon los rangos porcentuales del año 2015, así como también para el año 2020, con el fin de hacerlos comparables y luego estimar los cambios de rangos porcentuales entre ambos años.
En el Mapa 1, se presentan los porcentajes de población ocupada que podría considerarse parte de la economía no moderna tradicional (ENMT), la cual se divide en cinco rangos. Además, se muestran las zonas metropolitanas mediante líneas diagonales inclinadas hacia la derecha (///), y las áreas compuestas por municipios urbanos, con al menos una localidad de 15,000 habitantes o más, representadas por líneas diagonales inclinadas hacia la izquierda (\\\). Los valores se expresan en porcentajes. Este mismo enfoque se emplea en todos los demás mapas. Se sugiere consultar los Anexos del 4 al 7 para acceder a los mapas a color; estos pueden visualizarse mediante el enlace proporcionado en la nota de cada mapa o en el Anexo.

También se aprecia que la economía no moderna tradicional (ENMT) tiene una presencia destacada principalmente en municipios de los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, aunque no de manera exclusiva. Algunos municipios de los estados del norte también muestran un porcentaje significativo de población ocupada en la ENMT. Parece haber una correlación entre la baja proporción de población ocupada en la ENMT y la ubicación en estados del norte o en municipios metropolitanos del país, como se evidencia en Baja California, Coahuila, Nuevo León y la megalópolis de la Ciudad de México, así como en la mayoría de las zonas metropolitanas. En el mismo Mapa 1, los municipios urbanos y posiblemente metropolitanos están identificados por diagonales inclinadas a la izquierda (\\\); se observa que la mayoría se sitúa en niveles que oscilan entre 27.9 y 38.76 por ciento, es decir, en rangos intermedios de población ocupada que podría considerarse parte de la ENMT. Es importante destacar que en ambos casos también se encuentra presente la economía informal.
La población que reside en municipios urbanos no metropolitanos tiende a mantenerse en torno a la media en los rangos de la economía no moderna tradicional (ENMT). Por otro lado, los municipios semiurbanos y semirrurales abarcan la mayor parte del territorio mexicano, aunque la mayoría de la población no se encuentra en ellos; según la Tabla 2, están habitados por 20,952,848 personas. Un área destacada es el corredor semiárido y desértico, de baja densidad poblacional y escasamente habitado, ubicado en el sur de Tamaulipas, el norte de San Luis Potosí, el norte de Zacatecas, el norte de Durango y gran parte de Chihuahua. En esta zona, se encuentran municipios con porcentajes de población ocupada en la ENMT alrededor de la media, coexistiendo con municipios de carácter rural predominante.
En el estado de Oaxaca, se observa una dinámica similar; no obstante, se presume que está experimentando cambios debido al crecimiento de la economía moderna impulsado por el turismo, así como por la ENMT y la inversión de remesas en pequeños emprendimientos. En el corredor semiárido, las remesas podrían convertirse en una fuente de ingresos para los residentes y contribuir al crecimiento de la ENMT.
En el Mapa 2 se pueden apreciar los cambios ocurridos en los municipios de México con respecto a la economía no moderna tradicional (ENMT) desde 2015 hasta 2020. La mayoría de ellos experimentaron algún tipo de cambio en su nivel, aunque aproximadamente una tercera parte del total mantuvo su nivel sin variaciones. Es importante destacar que en las zonas metropolitanas se observó un aumento en la población ocupada que podría ubicarse en la ENMT durante ese periodo.

Los municipios que permanecieron en el mismo nivel de esta economía están dispersos por todo el país. Parece ser que las estructuras que propician la permanencia de la ENMT en niveles estables no han sufrido cambios significativos en los municipios de los estados fronterizos con Estados Unidos. Por otro lado, algunos municipios de la frontera sur mantuvieron su nivel, mientras que en pocos casos disminuyó (Mapa 3).

La geografía de la economía no moderna tradicional también refleja un desarrollo regional desigual entre el sur, el centro y el norte del país. Parece haber una correlación entre los altos porcentajes de población ocupada en la ENMT y la economía informal, principalmente en municipios poco urbanizados y rurales del centro y sur del país. Sin embargo, es importante destacar que, en términos absolutos, la población empleada en esta economía abarca gran parte de la economía informal, la cual se concentra en las áreas metropolitanas y en los municipios con cierto grado de urbanización (Mapa 4).

A manera de conclusión
Al inicio de este artículo se destacó la dificultad de encontrar una definición precisa de economía no moderna tradicional (ENMT) en la literatura existente sobre el tema. Las definiciones predominantes provienen de disciplinas como la sociología y la antropología, 10más que de la economía en sí. Estas conceptualizaciones pueden llevar a confusiones; por ejemplo, es posible confundir la ENMT con definiciones como economía solidaria, redes vecinales, economía comunitaria o cooperativa, economía familiar de subsistencia e incluso el autoempleo. Dado que los estudiosos abordan diversos temas desde diferentes disciplinas, cada uno termina creando una definición ad hoc de la economía informal o la ENMT, lo que resulta en una amplia gama de definiciones sobre “otras economías” distintas de la predominante (Guergil, 1988: 59).
Como no existe una conceptualización consensuada basada en la teoría del funcionamiento capitalista de mercado (Aoki y Yoshikawa, 2012; Nadal, 2019; Schettkat y Jovicic, 2013; y Tsoulfidis y Tsaliki, 2019), en este artículo se adoptó una selección ad hoc de las ramas modernas, tomando como referencia la conceptualización relacionada con la maximización de utilidades y la acumulación de capital en las unidades productivas.
Para este trabajo, se partió de la idea de Lewis (1954) sobre la economía tradicional, mayormente compuesta por inmigrantes recientes del medio rural, y la economía moderna, conocida como la economía dual. Se asumió implícitamente que la economía tradicional está integrada en la ENMT. Además, se adoptó un enfoque completamente empírico al seleccionar los subsectores y las ramas económicas según el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN), lo que permitió clasificar las unidades productivas modernas. Aunque este procedimiento podría parecer subjetivo para un economista teórico, cada selección se basó en la definición detallada del SCIAN para garantizar la mejor elección de las ramas integradas por unidades productivas modernas.
Cuando surgieron dudas sobre si las unidades de una clasificación determinada eran modernas, se compararon con clasificaciones similares al SCIAN. De esta manera, se buscó seleccionar las ramas de la economía moderna que utilizan tecnología considerada o identificada convencionalmente como “moderna” y que participan en cadenas globales de suministros, venta de productos o ambas. Este enfoque también resalta la necesidad de desarrollar un marco teórico-conceptual más sólido para entender mejor la economía no moderna tradicional y lograr una cuantificación más precisa de la misma.
Con esta precaución metodológica, es posible que a muchos lectores y especialistas en economía les parezca elevado el porcentaje de personas ocupadas en la ENMT, obtenido restando los ocupados en la economía moderna del total de ocupados. No obstante, es importante considerar que este alto porcentaje incluye un subconjunto de empleados de la economía informal. Esta última se estima principalmente por el INEGI (2016b) a través de la ENOE, utilizando las respuestas de al menos diez preguntas dirigidas a las personas ocupadas. Una de estas preguntas indaga si el ocupado declara que su empresa es independiente, personal o familiar, o si trabaja para una empresa privada. Mediante esta combinación de preguntas, el INEGI busca identificar la informalidad en relación con el trabajo familiar, el autoempleo, las prestaciones sociales, las horas trabajadas, entre otros aspectos, y clasifica a los trabajadores en sector informal y sector formal.
Según los datos del INEGI, la tasa de informalidad laboral oscila entre 54 y casi 56 por ciento a nivel nacional (INEGI, s/f), mientras que, en la estimación de este trabajo, el rango va de 18.6 a más 78 por ciento de la población ocupada total a nivel municipal.11 Para los propósitos de este artículo, se adopta una definición más pragmática: las actividades informales se definen como aquellas en las que las personas ocupadas no cuentan con SAR o AFORE, créditos para la vivienda, servicios médicos, aguinaldos ni vacaciones, e incluyen a trabajadores por cuenta propia o sin pago; sin embargo, se excluyen aquellos que prestan servicios profesionales en la economía moderna.
La definición utilizada aquí pone énfasis en lo institucional y el trabajo familiar, lo cual genera distintos resultados debido a las diferencias en las definiciones. Los datos para las estimaciones de este trabajo se obtuvieron de la Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, 2016a) y el Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2020), ya que ambas fuentes clasifican las actividades de la población ocupada según el SCIAN y la metodología del INEGI. Es importante tener en cuenta que puede haber imprecisiones en la información proporcionada por los encuestados; sin embargo, dado el principio estadístico de que los errores en grandes volúmenes de encuestados tienden a minimizarse, las estimaciones tienen una alta probabilidad de ser precisas según la metodología empleada. Aunque es necesario reconocer que la economía informal, que representa un gran porcentaje en todos los contextos municipales, es un subconjunto de personas ocupadas en la economía moderna o la no moderna tradicional, según se muestra en la gráfica del apartado de metodología.
La conclusión clara que se extrae de los datos estimados es que México posee una economía dual, donde una parte significativa de la población trabaja de manera informal en la economía no moderna tradicional en la mayoría de sus municipios. Esto plantea una interrogante importante: ¿son realmente estimaciones los indicadores económicos más utilizados, como el PIB, la inversión, la inflación, el crecimiento, el ahorro y otros agregados macroeconómicos? Es muy probable que sí, dado que es muy probable que se omitan del cálculo la producción y algunas características importantes de muchas unidades productivas de la economía no moderna o tradicional. Además, estos indicadores se centran principalmente en las unidades productivas modernas. Esto no significa que no se consideren aspectos de la primera economía, sino que se hacen de manera indirecta, lo que podría llevar a una subestimación de características clave como el PIB, el empleo y la inversión en esta economía. Por tanto, surge la necesidad de desarrollar una conceptualización específica para estimar una economía precapitalista que opera en un contexto de mercados en desarrollo y en transición. Esta herramienta proporcionaría una estimación más precisa de las variables macroeconómicas de la ENMT.
Los municipios de México muestran una alta proporción de población trabajando en la economía no moderna, estimada en casi 21 millones de personas según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI, 2020), lo que representa cerca de la mitad de la población ocupada, que supera los 54 millones. De este total, más de 26 millones se desempeñan en la economía informal, según la definición utilizada en este estudio, recordando que esta es una parte de la economía no moderna tradicional y de la economía moderna. Por consiguiente, se puede inferir que la economía no moderna y la informal forman un conjunto similar, ya que una pequeña fracción de la población que trabaja en la economía informal podría estar simultáneamente en la economía moderna, según estas estimaciones.
Como era de esperar, la mayor concentración de población ocupada en las economías no moderna e informal se observa en las regiones Centro y Sur-Sureste de México. Esta tendencia es mucho más evidente en esta parte del país, recordando que la economía informal es una parte de la economía no moderna.
Dado que la población de México se concentra en las zonas metropolitanas y en los municipios urbanos no metropolitanos, es en estos lugares donde se concentra la población empleada en las economías no moderna e informal, mientras que la población ocupada en la economía moderna se encuentra principalmente en estas áreas.
En términos generales, los municipios rurales que no son metropolitanos presentan una proporción más alta de población ocupada en la economía no moderna en comparación con los municipios urbanos y metropolitanos, lo que significa que abarcan la mayor parte de la economía informal. En cifras absolutas, esto representa casi seis millones para todo el país.
Entre 2015 y 2020, el empleo en el sector no moderno de la economía del país experimentó un incremento de 6.7 por ciento. Esta tendencia ha evidenciado una persistente dualidad económica en los últimos cinco años. Sin embargo, las estadísticas del año 2020 se vieron parcialmente afectadas por el confinamiento derivado de la pandemia, lo que impidió el crecimiento esperado en las economías no moderna e informal.
Por otra parte, a pesar de las limitaciones metodológicas inherentes a la estimación de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) -que engloba el sector informal- y considerando la posibilidad de que haya una sobreestimación en algunos casos, los resultados revelan que una considerable cantidad de personas se encuentran empleadas en unidades productivas de bienes y servicios que operan en condiciones sustancialmente diferentes a las que describe la teoría económica convencional, basada en la maximización de ganancias y la minimización de costos típica de los mercados competitivos locales, nacionales e internacionales.
En México, durante el año 2020, 39 por ciento de la población ocupada se encontraba en la economía no moderna tradicional; en los municipios que forman parte de zonas metropolitanas, 35 por ciento; en municipios urbanos (excluyendo los metropolitanos), 42 y 50 por ciento en municipios rurales (también excluyendo los metropolitanos).
Las estimaciones anteriores pueden servir como base para la propuesta de mejorar las estadísticas relacionadas con las unidades productivas no modernas. Es crucial contar con información más precisa sobre el empleo, el valor de la producción, el valor agregado, la inversión, las importaciones y exportaciones, el ahorro, el capital bruto y otros indicadores macroeconómicos, actualmente calculados en las cuentas nacionales y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) principalmente. Sin embargo, no existe una metodología completamente confiable para recabar datos de las unidades económicas no modernas tradicionales. Se reconoce la dificultad de obtener esta información de la gran cantidad de unidades productivas formales e informales que componen la Economía No Moderna y Tradicional (ENMT), lo que probablemente requiera un mayor esfuerzo por parte del INEGI, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Banco de México y los gobiernos locales. Con una mejor información, se puede promover el desarrollo y formalización de esta economía en un marco cooperativo, evitando medidas punitivas o de persecución, dada su importancia como generadora de empleo.
En este contexto, es importante destacar que muy pocos estudios y políticas públicas consideran la gran importancia de la ENMT como un mecanismo de alivio o amortiguación de presiones político-sociales que, de lo contrario, podrían desencadenar inestabilidad. Esta economía desempeña un papel similar al de la migración de mexicanos hacia grandes ciudades y Estados Unidos. En el primer caso, proporciona mano de obra a la economía moderna y puede emplearse en la ENMT urbana, lo que estimula la economía de la ciudad; en el segundo, representa mano de obra barata para actividades que pocos estadounidenses desean realizar, lo que impulsa la economía en muchas regiones del país. La relación con la ENMT se fortalece cuando las remesas de los migrantes permiten la inversión en actividades de esta economía, contribuyendo así al aumento del empleo, en muchos casos de manera informal.
Si se reconociera la relevancia de esta economía, los tres niveles de gobierno podrían implementar políticas públicas que fomenten el desarrollo y la modernización de sus unidades productivas.
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Anexos
Debido a que se tomaron cuatro dígitos en la clasificación de las actividades del SCIAN, es muy baja la probabilidad de que sea fallida la elección de actividades económicas consideradas modernas para los efectos de este trabajo.
En los casos de la Encuesta Intercensal 2015 y el Censo de Población y Vivienda 2020, se hicieron para la variable clasificación de actividades económicas tres listas: 1) la que es sólo economía moderna; 2) la que es economía moderna o economía no moderna tradicional, y 3) la que es sólo economía no moderna tradicional.
Anexo 1
Actividades clasificadas en la economía moderna Para ver el anexo, ir a esta dirección: LaOtraEconomiaYDigital.wordpress.com/2022/05/31/anexos-de-la-otra-economia-de-mexico/
Anexo 2
Actividades clasificadas en la economía moderna y en la economía no moderna tradicional Para ver el anexo, ir a esta dirección: LaOtraEconomiaYDigital.wordpress.com/2022/05/31/anexos-de-la-otra-economia-de-mexico/
Anexo 3
Actividades clasificadas en la economía no moderna tradicional Para ver el anexo, ir a esta dirección: LaOtraEconomiaYDigital.wordpress.com/2022/05/31/anexos-de-la-otra-economia-de-mexico/
Anexo 4
Rangos porcentuales de la población ocupada en la ENMT de los municipios de México, metropolitanos y urbanos, 2015 y 2020 Para una mejor visualización de la imagen, es recomendable descargarla en su dispositivo. Para ver el anexo, ir a esta dirección: https://laotraeconomiaydigital.wordpress.com/2022/05/31/13/
Anexo 5
Cambios en los rangos porcentuales de la población ocupada en la ENMT de los municipios de México, metropolitanos y urbanos, 2015 y 2020 Para una mejor visualización de la imagen, es recomendable descargarla en su dispositivo. Para ver el anexo, ir a esta dirección: https://laotraeconomiaydigital.wordpress.com/2022/06/01/24/
Anexo 6
Rangos porcentuales de la población ocupada en la economía informal de los municipios de México, metropolitanos y urbanos, 2015 y 2020 Para una mejor visualización de la imagen, es recomendable descargarla en su dispositivo. Para ver el anexo, ir a esta dirección: https://laotraeconomiaydigital.wordpress.com/2022/06/01/26/
Anexo 7
Cambios porcentuales de los rangos porcentuales de la población ocupada en la economía informal de los municipios de México, metropolitanos y urbanos, 2015 y 2020 Para una mejor visualización de la imagen, es recomendable descargarla en su dispositivo. Para ver el anexo, ir a esta dirección: https://laotraeconomiaydigital.wordpress.com/2022/06/01/28/
Notes
Notes