Institucionalismo informal: tras las huellas de un discurso institucionalista informal

Carlos Alberto Navarrete Ulloa
Centro Universitario de Tonalá de la Universidad de Guadalajara, México

Institucionalismo informal: tras las huellas de un discurso institucionalista informal

Perfiles Latinoamericanos, núm. 47, 2016

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

Recepción: 24 Julio 2013

Aprobación: 12 Julio 2015

Resumen: El nuevo institucionalismo representó el retorno de las instituciones al centro de la teoría social y política. Sin embargo, aun cuando se enfatiza en la importancia de las reglas informales, las formulaciones teóricas sobre las mismas continúan como asignatura pendiente. En este trabajo se rastrean los rasgos de un posible texto institucionalista informal a partir de la investigación teórica, con el objetivo de identificar los componentes articuladores de un discurso institucional informal.

Palabras clave: instituciones informales, proceso político, reglas del juego, hábitos, investigación teórica, significaciones.

Abstract: The new institutionalism represented the return of the institutions at the center of social and political theory. However, even when it emphasizes the importance of informal rules, theoretical formulations about them continue as pending. It tracks for traces of a possible informal institu- tionalist discourse from theoretical research. The aim is to identify the components articulators of informal institutional discourse.

Keywords: informal institutions, political process, rules, habits, theoretical research, significations.

En este trabajo se intenta articular un discurso institucionalista informal a partir de la investigación teórica. Desde la aparición del influyente trabajo de March y Olson (1984), en el que declararon el surgimiento de un nuevo institucionalismo, se reconocen importantes avances en la investigación dentro de este enfoque de análisis de la sociedad y de las reglas que moldean el com- portamiento de los agentes (Helmke & Levitsky, 2004: p. 734). No obstante, March y Olson destacaban entre las perspectivas institucionalistas a la política como interpretación de la vida, subrayando el papel de los símbolos como ins- trumentos de orden interpretativo, y al proceso político como más importante que la decisión o los resultados. De manera que, para estos pensadores, entre las asignaturas pendientes resaltaban la ausencia de formulaciones teóricas acerca de la importancia de los símbolos, el ritual, la ceremonia, el mito.

En toda definición de institución está invariablemente implícita la preexis- tencia de la institucionalidad informal, sin embargo, predomina en la literatura la atención a la institucionalidad formal. Por lo demás, la literatura del nuevo institucionalismo refiere siempre a la importancia de atender de modo complementario las reglas formales e informales, pero la reflexión sobre estas últimas se ha mantenido sin contribuciones determinantes, salvo obras seminales sobre la materia. 1 No obstante, existe una rica y dispersa bibliografía que atiende diversos aspectos de las instituciones informales como son el clientelismo, el faccionalismo y el patronazgo, además de la cuestión sobre caciques y caudillos.

En tal tesitura, el objetivo aquí es la reconstrucción conceptual de la categoría institución informal mediante la investigación teórica para proponer los compo- nentes de un posible discurso institucionalista informal. Asumimos que la parte informal de las instituciones es importante para la calidad de la democracia y sugerimos que en la literatura existente no se han precisado sistemáticamente los componentes ni los referentes a los que aplica la categoría institución informal. Por tanto, buscamos el argumento subyacente presente en la literatura sobre las instituciones informales; por su relativa dispersión, sólo realizamos una primera aproximación, aun cuando el artículo es parte de una amplia investigación empírica que busca la institucionalidad informal en partidos políticos y en la acción de las élites parlamentarias a nivel subnacional en México.

El artículo se estructura en tres secciones. En la primera se presenta en términos generales el marco de la reflexión sobre las instituciones formales e informales. En la segunda se buscará la integración de la literatura que desde distintas

perspectivas reflexiona en torno a cuestiones de institucionalidad informal. Al final se bosquejan los componentes probables de la institucionalidad informal.

Instituciones e informalidad: una contextualización del institucionalismo informal

Las instituciones son las reglas que establecen límites a la interacción humana. Las limitaciones pueden ser de carácter formal o informal (North, 1993), las primeras son codificadas explícitamente, facilitando la comprensión y el cumplimiento de expectativas en sociedades complejas. Las reglas formales son definidas y garantizada su aplicación por organismos especializados como congresos y tribunales. En contraste, en las reglas informales la garantía de su aplicación es por sanción social, ya que son tácitas y significadas por relaciones simbólicas, rituales y tradiciones.

Para Douglass North, las limitaciones informales son acuerdos que resuelven problemas de coordinación, en los que el intercambio es autorreforzado, lo que disminuye los costos de la mediación (North, 1993: p. 60). North habla indistintamente de limitaciones informales, cultura, convicciones, códigos de conducta autoimpuestos, preferencias-percepciones subjetivas, actitudes mentales subjetivas. No obstante, también ofrece una precisión: las limitaciones informales “provienen de información trasmitida socialmente y son parte de la herencia que llamamos cultura” (North, 1993: p. 55).

En otra perspectiva, se entiende por institución a pautas regularizadas de interacción que crean expectativas de continuidad conforme a reglas sancionadas y sostenidas por ella (O’Donnell, 1996). Complementariamente, se dice que las instituciones son “sistemas de reglas sociales establecidas y habituales que estructuran las interacciones sociales” (Hodgson, 2006: p. 2). Aun cuando las instituciones formales estructuran el proceso político, este mismo es generador de restricciones y oportunidades, es el ámbito institucional informal que impacta en la calidad de las instituciones. En suma, las instituciones informales evolucionan, complementando o sustituyendo a las reglas formales, en relaciones que pueden ser positivas o negativas (Prats, 2008).

El nuevo institucionalismo establece el centro de atención en las instituciones, tanto formales como informales: normas, recursos o símbolos institucionales, procesos de políticas, códigos, cultura y comunicación orientan el comportamiento de los actores (Mariscal, 2003: p. 36). Decir que las instituciones importan implica que la lucha política es mediada por arreglos institucionales que influyen en el sentido del cambio. Las instituciones cuentan porque estructuran el juego: determinan quién y cómo accede al proceso político, cuáles son las rutas de acción aceptadas y qué comportamientos son esperados, aceptados y/o compartidos.

A partir de los años noventa se ha destacado el papel de las instituciones para el desarrollo, 2 y recientemente el enfoque de la gobernanza se ha interesado en las relaciones de codependencia tejidas entre redes sociales, económicas y políticas o de gobierno (Aguilar, 2013, 2014). En tal lógica, el nuevo institucionalismo histórico (nih) permite comprender cómo las características institucionales impactan sobre la capacidad de gobernanza y estructuran el proceso político. El nih plantea que el proceso de institucionalización no es neutro, ya que poderosos actores buscan las reglas que más favorecen su juego. Es importante comprender que el juego se realiza en el campo de dos significativas influencias, que inciden en sentidos contrarios:

  1. 1. El formal. Implica que el juego es entre una pluralidad de poderes, y aun definidas las reglas en determinado sentido, no es automático el control de tales reglas ni su utilización al servicio de los fundadores (Mariscal, 2003: p. 320).
  2. 2. El informal. Los actores poderosos no sólo inciden en el sentido de la formación de reglas favorables, sino que pueden actuar efectivamente en sentidos diversos a los permitidos por las reglas positivas.

El nih supone que el momento originario de una institución tiende a pre- servar y estructurar la subsecuente formulación de políticas (Johansson & Raunio, 2005: p. 518). El origen incide en el destino: las acciones iniciales empujan el comportamiento individual por senderos que es difícil revertir. En un mundo complejo el intercambio es interpersonal, esto implica información limitada sobre el interlocutor y escasa sobre otros actores sociales, en consecuencia, el rumbo de las acciones es incierto y los acuerdos son de difícil negociación y renegociación. La negociación nunca termina, los actores ajustan sus acciones necesariamente al cambio continuo de las circunstancias. 3 Este contexto explica la emergencia de las instituciones como marcos que crean un mundo común con grados diversos de éxito en el intercambio y la negociación, éxito que dependerá de las garantías para el cumplimiento de las reglas. Las reglas formales establecen mecanismos para garantizar el cumplimiento mediante terceros, es el caso de las instituciones del Estado con poder coercitivo. Las informales se autorrefuerzan, esto es, la garantía de su cumplimiento es por reputación o sanción de la propia colectividad.

Por tanto, la formalidad es legalidad susceptible de aplicación universal, esto comporta que las reglas son de aplicación general e impersonal, formalmente igual para todos. En la institucionalidad informal el orden de la regla es garantizado por tradición, en el sentido de que es práctica regular, tácita, y recíprocamente aceptada y autosancionada, susceptible al particularismo. Sobre el particularismo o clientelismo en sentido amplio, Guillermo O’Donnell sostiene que coexiste en el complejo institucional de la poliarquía: “El particularismo —y su contraparte, concepciones y prácticas neopatrimonialistas y delegativas de gobierno— es antagónico con uno de los principales aspectos del complejo institucional de la poliarquía: la distinción, en términos legales, normativos y de comportamiento, entre la esfera pública y la privada.” (O’Donnell, 1996: p. 233).

El aporte de O’Donnell 4 insertó la institucionalización informal como componente central de la democratización en Latinoamérica. El politólogo argentino señala que el particularismo en estas naciones también se ha institucionalizado, yuxtapuesto a la institucionalización de las elecciones, por lo que se debe distin- guir entre las poliarquías antiguas y las nuevas, ya que en éstas las instituciones informales como el clientelismo y el particularismo son dominantes, principalmente a través de prácticas delegativas.

Lo informal se instituye no sólo en su figura de violación de la ley, 5 también se pueden identificar instituciones informales que se caracterizan por actuar en los huecos y vacíos legales o normativos, es el ejemplo del intercambio de cargos por lealtad política. Inclusive existen prácticas políticas informalmente instituidas que después se formalizan. Pero esto no es garantía de cumplimiento, el particularismo implica que en aras de intereses parciales, las conductas de los actores sociales se apartan del cumplimiento de la ley positiva.

Las reglas no escritas son identificables en las prácticas y opiniones, en las trayectorias, en la acción incierta de los actores; lo informal es escurridizo, tiene una predilección por la opacidad. Es ámbito de cooperación, pero también de inequidades. Como apunta Melucci (1999: p. 197), la acción social antes que en las organizaciones, comienza en grupos, redes y cadenas informales de individuos. En la informalidad se tejen redes de interés, se configuran alianzas políticas y se presenta el reclutamiento partidista de familias, grupos empresariales, comerciantes formales o informales, grupos sindicales, agrupaciones profesionales, burocracias o grupos delincuenciales 6

El ámbito de lo informal no es espacio exclusivo de bajos instintos, pero para fines de estudio del poder sí es conveniente entender que es su espacio natural. En la informalidad se siembra y crece el rumor, la mentira y el engaño, aunque también la negociación y la concertación; pueden surgir redes de complicidad y criminalidad, como redes de cooperación y desarrollo (capital social).

Abajo se continúa con la revisión de la dispersa literatura sobre la informalidad. A partir de la literatura identificada se buscará los componentes principales de las instituciones informales, pensando sobre todo en el estudio de las instituciones políticas, además, queda implícito el interés por el desarrollo de un constructo analítico para las instituciones informales identificadas al interior de los partidos políticos.

Instituciones informales: la literature



Pero, en realidad, las instituciones están hechas de significaciones socialmente sancionadas y de procedimientos creadores de sentidos. Estas significaciones son esencialmente imaginarias —y no racionales, funcionales o reflejos de la realidad—, son significaciones imaginarias sociales. Cornelius Castoriadis

Arriba se ha observado que el análisis de las instituciones informales se inspira en los desarrollos teóricos del nuevo institucionalismo. Si bien es reconocida la importancia de la cuestión, la literatura que atiende el tema es más bien escasa y desarticulada. El objetivo de esta sección es atender la parte informal de las instituciones. Más que centrarnos en la literatura institucionalista, se indagará en diversas ramas del saber, con la intención de estructurar una propuesta conceptual a fin de hallar elementos articuladores para el estudio de las instituciones informales.

La investigación teórica responde al interés de reducir ambigüedades conceptuales y establecer bases para vincular sin vaguedad el significado de la categoría institución informal con referentes concretos. Se rescata la esencia de las reglas para el análisis de los conceptos de Giovanni Sartori, quien sugiere que en la reconstrucción de un concepto se debe recopilar un conjunto significativo de abordajes (definiciones) para extraer las características del conjunto y organizar en matrices las características significativas. El sondeo implica tres momentos: “a) la determinación de la etimología; b) la reconstrucción de la Geistesgeschichte (historia intelectual) de una palabra; c) el análisis textual de las fuentes o de los autores más relevantes.” (Sartori, 2012: p. 230).

Para comprender que el estudio de las instituciones informales es un campo marginalmente abordado, se revisarán en principio las obras clásicas y recientes de la sociología, la antropología y el psicoanálisis. Enseguida se revisará la literatura que aborda el tema en revistas de ciencias sociales y tesis doctorales que se han presentado en diversas latitudes del mundo en años recientes.

Clásicos de las ciencias sociales

La cultura es la categoría fundamental de estudio para la antropología, y en ella siempre subyace la noción de institución, la cual excepcionalmente es elevada a categoría central. 7 De hecho, en las definiciones de cultura la idea de institución se encuentra centralmente en las ideas de tradiciones, pautas de conducta y hábitos. Una definición influyente de cultura la confirma como “el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida, socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir y actuar (es decir, su conducta)” (Harris, 1998: pp. 19-20).

Para Murdock (1997: pp. 66, 69), las instituciones son el conjunto de costumbres establecidas en la sociedad humana, que rodean a los impulsos y su satisfacción. Herskovits ([1948] 1984), por su parte, entiende que las institucio- nes imponen las conformidades de los individuos en interés de la adaptación y supervivencia; “representan respuestas formalizadas consagradas y ‘sancionadas’ a las exigencias de la vida” (Herskovits ([1948] 1984: pp. 255, 262). Antropológicamente hablando la cultura implica a) tradiciones, b) costumbres, c) pautas de conducta. 8 En esencia, de la formación de hábitos se deriva toda conducta cultural. En la construcción de su corpus conceptual del mundo de la vida cotidiana, Alfred Schutz (1973) considera que para explicar la acción y el pensamiento humanos se debe comenzar con la descripción de la realidad que parece evidente al hombre que permanece en actitud natural. Esto corresponde al mundo de la vida cotidiana, ámbito de la acción (intervención y capacidad de transformación) del ser humano y de su interacción con otros individuos, por lo que es también el mundo común y comunicativo. Aquí ocurren explicitaciones que antes ya se dieron, de manera que se construye una realidad familiar (y así sucesivamente). De ello se desprende la posibilidad de recurrir a actos ya ensayados exitosamente, creándose una estructura del mundo constante y la capacidad de operar en el mundo con certidumbres.

Las reflexiones de Schutz & Luckmann, que se enfocan al nivel micro de la vida social, constituyen un aporte al estudio de las instituciones. El mundo de la vida cotidiana es el mundo de las instituciones en su aspecto informal, aquél que en lo cotidiano experimentan los individuos y dan como presupuesto (está dado de modo incuestionable), “es la experiencia sedimentada que ha pasado la prueba y cuya validez no necesita ser examinada por los individuos” (Schutz & Luckmann, [1973] 2001: p. 29); es el acervo de conocimiento que si bien está rodeado de incertidumbre, a la vez proporciona una guía para la solución de los problemas.

En La construcción social de la realidad, Berger & Luckmann ([1968] 2001) plantean que la legitimación implica modos de “explicar” y justificar las instituciones. Las instituciones surgen con la “tipificación recíproca de acciones habitualizadas” y controlan la acción humana con el establecimiento de pautas, de manera que el individuo las experimenta como un hecho externo y coercitivo ya que las instituciones invocan autoridad. El engranaje legitimador genera oportunidades y restricciones, iniciados y profanos, y el mecanismo de conservación de estas relaciones, al punto que las identidades se reifican. El individuo así pierde noción, olvida que es partícipe de la creación del mundo humano porque la legitimación le indica por qué las cosas son lo que son. En otras palabras, las instituciones son los límites de la interacción humana, establecen linderos, los canales por los cuales la acción de los individuos se considera aceptable, con lo que se finca el escenario de oportunidades para la acción estratégica. Esto implica un ámbito de certidumbre y otro de incertidumbre: el primero otorgado por las pautas, el segundo por la forma en que se abordan dichas pautas. Quien reduce el ámbito de incertidumbre incrementa sus opciones de acción.

Después de todo, la estructura social es un horizonte abierto de posibilidades para sus miembros (Berger & Pullberg, 1965: p. 202). En el proceso de socialización se estrechan los horizontes y emerge un mundo que es considerado como dado, vivido y como destino necesario (Berger & Pullberg, 1965: p. 203). Las instituciones se experimentan como si tuvieran realidad propia, aparecen “como dadas, inalterables y evidentes por sí mismas” (Berger & Luckmann, [1968] 2001: pp. 80, 82).

En la sociología encontramos bases para integrar a la reflexión de las instituciones informales las nociones microsociales de la vida cotidiana, pero también las macrosociales, las estructuras sociales y la lógica de la legitimación de la vida institucional. Abundaremos sobre estas categorías en el apartado de análisis empírico.

Freud comprende la cultura por contraposición a natura, en el sentido de que está constituida por la suma de producciones e instituciones que nos distancian de los antecesores animales, lo que protege al hombre contra la naturaleza, y regula las relaciones entre sí (Freud, 2003: p. 3033). Es rasgo característico de la cultura la forma en que son reguladas las relaciones de los hombres, lo que quiere decir que la cultura impone restricciones a las posibilidades de satisfac- ción de instintos primitivos.

El principio de la regulación de relaciones sociales surge con la sustitución del poderío individual por el de la comunidad, significado con la alianza fraterna entre hijos para triunfar sobre el padre en el entendido de que la asociación puede ser más poderosa que el individuo aislado (Freud, 2003: p. 3039). A este momento del proceso de la cultura Freud lo llama fase totémica de la cultura, en la cual ya se encuentra la constitución de la alianza en función de restricciones que se imponen los hermanos.

Así, el proceso cultural se caracteriza por los cambios que impone a las dis- posiciones instintuales del hombre. Algunos instintos son regulados por el carácter, otros son desplazados. Un resultado ineludible de esta evolución es la frustración cultural, causa de la hostilidad de los individuos contra la cultura.

La cultura posibilita la vida en común, y sus rasgos la facilitan. No obstante, el sistema que la genera lleva inmanente el principio fundamental que la crea y cuestiona (eros y tánatos), dualidad de amor y muerte, creación y destrucción, orden y agresión. El amor es en su origen plenamente sexual, con la cultura surge el amor coartado en su fin, el fin inhibido. Las familias surgen del amor genital, las “amistades” del fin inhibido. De ello surge una tensión natural entre familia y la comunidad social más amplia: “El modo de vida en común filogenéticamente más antiguo, el único que existe en la infancia, se resiste a ser sustituido por el cultural, de origen más reciente.” (Freud, 2003: p. 3041). En suma, la evolución individual tiende al egoísmo o la felicidad, en tanto que el proceso cultural instituye restricciones, mismas que establecen límites a las pretensiones egoístas individuales.

Las disposiciones culturales que restringen la satisfacción de instintos primitivos, entre ellos la agresión, 9 son de tres tipos: 1) la comunidad basada en vínculos de fin inhibido; 2) restricciones de la vida sexual, y 3) el precepto ideal de amar al prójimo como a sí mismo (la norma). Estas disposiciones se sintetizan en una, la interiorización de la agresión, que es interiorización de la autoridad e interiorización de la norma: la agresión es dirigida contra el propio yo, incorporándose como súper-yo, el cual asume la función de “conciencia”, la tensión que surge es llamada por Freud sentimiento de culpabilidad. El resultado es el control cultural de la agresión por la vía de limitaciones autoimpuestas por miedo a la autoridad o por temor al súper-yo. En otras palabras, la cultura restringe la satisfacción de instintos primitivos (miedo a la autoridad) y limita la tendencia a la agresión mediante la amenaza de castigo (el súper-yo).

No obstante, la capacidad generadora de orden de la cultura está limitada por la transgresión, faltas en la interiorización de la norma y las propias circunstancias, “mientras la suerte sonríe al hombre, su conciencia moral es indulgente y concede grandes libertades al yo; en cambio, cuando la desgracia le golpea, hace examen de conciencia” (Freud, 2003: 3055).

En suma, el enfoque freudiano de la cultura nos permite comprender las bases psicológicas que llevan a los individuos a integrar de manera diversas las normas, e incluso a comportarse no sólo en función de los mecanismos de interiorización de la norma sino además en respuesta a circunstancias de cálculo racional y/o emocional.

Para finalizar, vale resaltar que en los sistemas complejos las relaciones políticas adquieren su máxima importancia, singularmente los sistemas de representación política, y los mecanismos de complementación que posibilitan su continua adaptación que la misma complejidad exige. La reducción de la incertidumbre en un mundo que experimenta cambios inusitadamente rápidos exige instrumentos regulatorios de la complejidad. Y es precisamente en la complejidad del mundo moderno que aparece la necesidad de una mayor especialización y estratificación social con lo que surge la burocracia, y los partidos políticos (cfr. Melucci, 1999: pp. 167-168).

Estudios contemporáneos

En los próximos apartados se presenta el resultado de un sondeo en revistas científicas y tesis doctorales. Por cuestiones de espacio sólo se refieren las obras identificadas como más significativas, pero conviene expresar que la investigación de tesis doctorales se elaboró a parir de la base de datos ProQuest Dissertation and Thesis. El método de búsqueda fue por palabras clave y bola de nieve (Devine, 1997). Con las obras seleccionadas se realizó una triangulación de investigadores y enfoques teóricos (Suárez Relinque, Del Moral Arroyo & González Fernández, 2013). El resultado del análisis se organiza en cinco secciones: a) defensa de la informalidad, b) orientaciones cognitivas, c) orientación cultural, d) economía informal y e) orientación política. Algunas cuestiones se entrelazan en los enfoques propuestos. Se buscó en principio una agrupación de la literatura por comunidades disciplinarias, y en segunda instancia por el tratamiento axiológico.

Análisis empírico

Los abordajes teóricos y empíricos analizados se sintetizan en una matriz conceptual (tabla 1). Ésta se integra de las categorías significativas encontradas, las representaciones positivas y negativas de las instituciones informales, las formas como se expresan (manifestaciones) y/o las fuentes de las que surgen, y finalmente cita los ejemplos. Conviene advertir que la matriz es el resultado de distintas fases analíticas realizadas con los mapas conceptuales y la codificación de contenidos textuales, aunque por el alcance del artículo no se puede ahondar en la descripción del análisis subyacente.

Las categorías centrales de la literatura analizada permiten concluir que las instituciones surgen del proceso de la cultura porque éste hace posible la comunidad de los individuos y la acción social por medio de la inhibición de los instintos primitivos, entre ellos principalmente el de la agresión. La mejor forma de comprender las instituciones informales es visualizarlas como sistemas de relaciones simbólicas, con lo que se engloba al mundo de la vida cotidiana que se vive como destino manifiesto. Esto lo ha sintetizado Castoriadis (2013) como significaciones imaginarias socialmente sancionadas, entre las que se encontraría el particularismo como sistema de dominación que se legitima sobre todo por tradición, experiencia sedimentada que condiciona el escenario de posibilidades. No se puede hablar de instituciones informales sin el prerrequisito de las prácticas que se rutinizan. Así, se posibilita el surgimiento de hábitos y costumbres, se establecen pautas de conducta y se constituyen las reglas de comportamiento, lo que en su conjunto significa tradiciones y estilos de vida.

Tabla 1
Matriz de componentes principales identificados en la literatura del institucionalismo informal
Matriz de componentes principales identificados en
la literatura del institucionalismo informal


Elaboración propia.

Las instituciones informales tienen dos expresiones: una funcional y otra disfuncional. Se logran equilibrios culturales a través de redes de cooperación, estructuras de credibilidad y, esencialmente, por la renuncia a instintos posibilitando la adaptación. Así, lo social no-oficial abre posibilidades de intervención de las instituciones informales como sustitución de las formales cuando éstas son ineficientes, o de complementación cuando se refuerzan. Esta situación es de amplia relevancia en las sociedades complejas de la modernidad, donde la confianza interpersonal es el cemento de la cooperación.

Los individuos interactúan en un mundo común por el que se establecen estructuras de credibilidad que disminuyen la incertidumbre y eficientan el intercambio social y económico. En este sentido, las instituciones informales son sistemas de relaciones simbólicas que instituyen estructuras de credibilidad en un mundo común y comunicativo. En este escenario intervienen los políticos y gobernantes, quienes no están exentos de interpretar la estructura de oportunidades y posibilidades del sistema político, cuestión que los confronta con dilemas entre la acción con apego irrestricto al Estado de derecho, o la generación de redes de cooperación informal con la intención de establecer equilibrios que posibiliten el desarrollo del sistema democrático. Esto lleva directamente a la expresión disfuncional de las instituciones informales.

La actuación oculta de los agentes los expone de continuo a la tentación de sucumbir a disposiciones instintivas de agresión. Debido a que lo informal cubre un amplio campo oculto que se engrana a lo opaco y difuso —pro- pios de las instituciones informales—, en el ámbito público puede derivar en corrupción, personalismo y diversas expresiones de lo cuasilegal o antilegal, como el clientelismo, el caciquismo, las redes de complicidad, todo lo que se podría resumir como instituciones informales que rivalizan con las formales, o las suplantan.

En el proceso político se manifiestan vacíos legales, contratos no oficiales y demás conformidades de los individuos que conducen al establecimiento de sistemas de relaciones simbólicas tipificadas recíprocamente, estableciéndose un escenario de posibilidades que es vivido por los individuos como si tuviera realidad propia. Quizás lo que más influye en la conducta de los individuos es que siguen las reglas de costumbre según la forma en que internalizan la autoridad, aunque también afectados por las circunstancias o contingencias, si la suerte les sonríe o la desgracia los golpea.

Las disposiciones instintuales del hombre son el origen primitivo de los sistemas de relaciones simbólicas. Esto permite comprender las formas en que se internaliza la norma y, por tanto, la orientación de los individuos a integrarse en redes de cooperación o someterse a las disposiciones instintivas de agresión. Pero lo real también origina restricciones que se viven como información incompleta y la imposibilidad de contratos perfectos, lo que permite la actuación de una pluralidad de poderes que en la interacción establecen acuerdos tácitos, preceptos, valores compartidos o tipificaciones recíprocas de acciones habitua- lizadas, todo lo que se condensaría en la categoría convenciones.

La fortaleza de las instituciones informales es definible según el carácter de las funciones que comportan. Para que lo informal adquiera el rango de institución deberá cumplir cuatro criterios, reformulados a partir de Hodgson (2006): 1) el grado en que otorgan estabilidad al comportamiento; 2) la medida en la que restringen el comportamiento de los actores; 3) la imprevisibilidad del cambio debido a su independencia de la voluntad de los agentes, 4) el grado en que facilitan la cooperación. En consecuencia, es factible afirmar que una institución informal es débil o no adquiere el rango de institución en la medida en que no cumple con dichos criterios.

De manera más amplia, aquí proponemos el abordaje de las instituciones informales por sus componentes funcionales, los disfuncionales, la fuente de la que surgen, los campos en los que se expresan, y las propiedades que las vuelven observables:

Conclusión: a manera de sumario

El artículo planteó una investigación teórica orientada a identificar los componentes de un posible discurso institucionalista informal. Se previó que la literatura existente no había precisado con sistematización los components de la categoría institución informal, y se buscó el argumento subyacente en la literatura sobre las instituciones informales

Se ha encontrado que los estudiosos empíricos de las instituciones informales utilizan de forma equívoca el concepto de institución informal, con re- ferentes de índole disímil y, en algunos casos, heterogéneos, de manera que la noción connota lo que no es formal, aun cuando no atienda a la regularidad de prácticas.

Las denotaciones más exactas son lexicográficas, las que se distancian de referentes precisos, con lo que se evidencia la falta de una lista de cuestiones a las que aplique la noción, esto es, el campo de referentes incluidos en la categoría institución informal. De igual modo, se suelen desatender las formas de la relación entre lo formal y lo informal: cómo lo no formal se apega, relaciona, distancia o socava lo formal.

Con la guía de la investigación teórica en tres disciplinas de las ciencias sociales, y buscando rescatar ejes articuladores en los estudios empíricos contemporáneos, se ha intentado aquí recuperar las propiedades observables de las instituciones informales y reducir su equivocidad e indeterminación (Sartori, 2012). Así, la matriz conceptual de la tabla 1 da cuenta de las fuentes más relevantes, mediante el enlace del pensamiento de autores clásicos y contemporáneos con ejes temáticos. Esto permitió concluir, a partir de elementos significativos identificados en la literatura, con una propuesta de los factores o categorías principales para el análisis de las instituciones informales. Es importante agregar que esta propuesta conceptual juega ciertas veces a modo de hallazgos que, sumados a los aportes de estudiosos como Hodgson, Prats Cabrera y O’Donnell, amplían el horizonte de la línea de investigación.

Los resultados sugieren que un trabajo centrado sólo en los teóricos sociales permite la comprensión de la lógica institucional informal, pero el análisis de trabajos empíricos arroja que no parecen nutrirse de aquella teorización para dar forma a un discurso institucional informal cohesionado por categorías compartidas.

Aquí se ha explorado en los límites del concepto, ahora falta la investigación sobre las definiciones, membresía, o identificación de casos que encuadran en las delimitaciones propuestas (si bien quedan insinuadas en el artículo). Como desafío a la trascendencia de atender la parte informal de las instituciones, se ha decidido hablar de un institucionalismo informal. Aun cuando no se pueda decir lo mismo del surgimiento de una literatura enfocada en este campo de conocimiento, sí se ha planteado la existencia de una rica pero dispersa literatura, en diversas disciplinas, que contiene un implícito enfoque institucionalista informal.

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Notas

1 Las obras que abordan explícitamente el tema son recientes: Benton (2007), Freidenberg & Levitsky (2007), Helmke & Levitsky (2004, 2006), Leiras (2004), exceptuando el provocador trabajo de O’Donnell (1996).
2 En “El misterio del crecimiento económico”, Helpman (2004) presenta una reseña de estudios que destacan la importancia de las instituciones y la política para el desarrollo. Hace poco Acemoglu & Robinson (2013) han ampliado sus aportaciones a la comprensión de la incidencia de las instituciones en las condiciones del desarrollo de las naciones.
3 Esta cuestión la detallaremos más adelante desde una perspectiva sociológica.
4 Consúltese también la reflexión original de O’Donnell (1994) sobre la democracia delegativa en América Latina.
5 Confróntese con Leiras (2004), para quien lo común de las instituciones políticas informales es la violación de leyes positivas o de normas reconocidas.
6 Prats (2008) presenta varios ejemplos. En este artículo se amplían las referencias en la sección sobre la literatura de las instituciones informales.
8 Herskovits afirma que las pautas de conducta comprenden acciones y el significado conferido al acto; en su forma institucionalizada “moldean la conducta y plasman las actitudes, creencias y puntos de vista” (Herskovits, [1948] 1984: p. 224).
9 Considerada por Freud como disposición instintiva innata y autónoma del ser humano, y el mayor obstáculo que enfrenta la cultura (2003: p. 3052).
10 Peltier plantea la idea poco convencional de que la institucionalización de las bromas (literalmente hablando) es un instrumento de legitimación del Estado.
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