Artículos

El bienestar psicológico en la adolescencia: variables psicológicas asociadas y predictoras

Psychological well-being in adolescence: associated and predictive psychological variables.

Carmen Maganto Mateo
Universidad del País Vasco, España
Montserrat Peris Hernández
Universidad del País Vasco, España
Roberto Sánchez Cabrero
Universidad de Nebrija (España), España

El bienestar psicológico en la adolescencia: variables psicológicas asociadas y predictoras

European Journal of Education and Psychology, vol. 12, núm. 2, pp. 139-151, 2019

Asociación Universitaria de Educación y Psicología

Resumen: El bienestar psicológico parece estar asociado con hábitos de vida saludable, con variables de personalidad positivas y ausencia de síntomas clínicos relevantes. Este estudio pretende: (1) describir las diferencias de género y edad en las variables: hábitos de vida, variables psicológicas positivas y variables clínicas; (2) analizar correlaciones entre las variables estudiadas y el bienestar psicológico; (3) investigar las variables predictivas del bienestar psicológico. Se trabajó con 1.075 participantes de ambos sexos entre 13 y 18 años, 514 varones (47.8%), 542 tenían entre 13-15 años (50.4%. Fueron evaluados con la Escala de bienestar psicológico; Encuesta de hábitos de vida; Escala de autoestima de Rosenberg (1965); Escala de autoestima corporal; Inventario de síntomas psicopatológicos SCL 90-R. Los resultados confirman diferencias estadísticamente significativas en los hábitos de vida, con puntuaciones superiores los varones y los de menor edad. En las variables de personalidad positivas los varones superan significativamente a las mujeres y en las negativas a la inversa. Se confirma que a mejor rendimiento académico, más ejercicio físico, mejor alimentación, sueño y menor consumo de tabaco, alcohol y drogas, mayor bienestar subjetivo. A puntuaciones más elevadas en variables positivas mayor bienestar psicológico. Predice el 56% del bienestar psicológico: autoconcepto, baja depresión, buena calidad del sueño, autoestima corporal, baja emocionabilidad y alto rendimiento académico.

Palabras clave: Hábitos de vida, variables psicológicas positivas, síntomas clínicos, bienestar psicológico.

Abstract: Psychological well-being seems to be associated with healthy lifestyle habits, with positive personality variables and absence of relevant clinical symptoms. This study aims to: (1) describe the differences of gender and age in the variables: life habits, positive psychological variables and clinical variables; (2) analyze correlations between the variables studied and psychological well-being; (3) investigate the predictive variables of psychological well-being. It was worked with 1075 participants of both sexes of 13 -18, 514 men (47.8%), 542 of 13 - 15 (50.4%) They were evaluated with the psychological well-being scale, Life habits survey, Self- esteem scale of Rosenberg (1965); Scale of body self-esteem; Inventory of psychopathological symptoms SCL 90-R. The results confirm statistically significant differences in life habits, with higher scores for males and younger age. In positive personality variables, males significantly exceed the women and in the negatives to the inverse. It is confirmed that to the better academic performance, the more physical exercise, the better nutrition, the good sleep quality and less consumption of tobacco, alcohol and drugs, the better psychological well-being. Higher scores in positive variables greater psychological well-being. The 56% of psychological well-being is predicted: self-concept, low depression, good sleep quality, body self-esteem, low emotion and high academic performance.

Keywords: Habits of life, positive psychological variables, clinical symptoms, psychological well-being.

Para la ciencia psicológica es todo un desafío poder explicar por qué algunas personas se sienten más satisfechas con la vida que otras y qué factores se relacionan con el bienestar psicológico. Liberalesso (2001) plantea que es más importante la percepción del propio sujeto sobre su vida que las condiciones objetivas en las que se desarrolla esta, y explica que el sentido de bienestar psicológico refleja la evaluación personal sobre el conjunto y sobre la dinámica de las relaciones entre otros aspectos.

El presente trabajo estudia la relación del bienestar psicológico con diversas variables. Una de las más estudiadas es la percepción subjetiva de la salud. En 1946 la Organización Mundial de la Salud (OMS) representó un hito en la forma de entender la salud: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no consiste solamente en la ausencia de enfermedades...” (pp. 1), con una clara relación con la percepción subjetiva de la salud. Undén y Elofsson (2006) observan que el predictor más potente de la salud autopercibida es el bienestar psicológico y consideran que la autopercepción del estado de salud es un sencillo y buen indicador de la satisfacción vital, percibiéndose los varones más saludables que las mujeres (García-Merita y Soler, 2002).

Los hábitos de vida son un conjunto de variables asociadas al bienestar. Los datos de Jiménez, Martínez, Miró, y Sánchez. (2008) permiten concluir que el bienestar psicológico está asociado a la práctica de actividad física, dado que las personas que realizan regularmente ejercicio físico se perciben más saludables, con menor estrés y presentan mejor estado de ánimo que aquellas personas que no realizan ningún tipo de ejercicio físico. Otros estudios han comprobado que la práctica regular de actividad física contribuye al bienestar psicológico de las personas (Haskell et al., 2007).

Unos hábitos de alimentación saludables influyen positivamente en un bienestar psicológico subjetivo (Lindberg y Swanberg, 2006) y en la salud en general (Sebastian, Wilkinson, y Goldman 2009). Sin embargo, la reacción es inversa entre bienestar psicológico y dietas alimentarias, más frecuentes en mujeres por problemas de imagen corporal (Maganto, Garaigordobil, y Kortabarria, 2016; Sehm y Warschburger, 2015). Los hábitos saludables se han ido progresivamente deteriorando desde la infancia (Serra-Majem y Aranceta, 2012) debido al estilo de vida familiar y laboral actual, así como por la industria alimentaria que proporciona productos rápidos, económicos y, n general, poco saludable.

Marín, Franco, Alpi, Tobón, y Sandín (2008) ponen de manifiesto asociaciones positivas entre el bienestar psicológico y la calidad del sueño. Sin embargo, los porcentajes varían enormemente de un estudio a otro según las variables investigadas: número de horas, tiempo que se necesita para dormir, medicamentos consumidos, despertares nocturnos y precoces, etc., lo que dificulta obtener conclusiones coherentes. Roberts, Roberts, y Duong (2009) confirman que entre semana adolescentes y jóvenes duermen menos horas de las recomendadas. Otra investigación constató una alta prevalencia de trastornos del sueño entre los adolescentes, que varía desde un 6% a un 39%, sin constancia de las diferencias de género.

El hecho de fumar tabaco o beber alcohol es percibido como peor salud y mayor malestar psicológico (Da Silva et al., 2007), estableciendo una relación entre un mejor bienestar psicológico y un menor consumo tanto de tabaco como de alcohol.

El rendimiento académico es otra de las variables asociadas al bienestar psicológico, entendido ajuste escolar que proviene de la implicación en la escuela, y que influye en el ajuste social (Rodríguez-Fernández, Ramos-Díaz, Madariaga, Arrivillaga, y Galende, 2016).

También se ha asociado sentirse bien con diversas variables psicológicas positivas y negativas, como el autoconcepto positivo y la autoestima, siendo valoradas por Goñi, Rodríguez, y Ruiz de Azúa (2004) como termómetros del bienestar personal y social. Está demostrado que la autoestima corporal es más frecuente en el sexo masculino, confirmando los estudios previos sobre imagen corporal y diferencias entre sexos (Maganto et al., 2016; Maganto, Garaigordobil, y Kortabarria, 2017), y más con el incremento de las redes sociales e internet (Maganto y Peris, 2013; Peris, Maganto, y Kortabarria, 2013). Respecto al bienestar o felicidad, algunos estudios muestran menor felicidad en mujeres (Delfabbro, Winefield, Anderson, Hammarström, y Winefield, 2011), otros indican que en similares condiciones de vida las mujeres presentan mayor nivel de felicidad que los varones (Zweig, 2015) y otros no confirman las diferencias entre sexos (Garaigordobil, 2015). En otro trabajo Garaigordobil, Aliri, y Fontaneda (2009) muestra relaciones entre bienestar psicológico subjetivo con extraversión y negativas con neuroticismo y psicoticismo. En otro estudio (Bausela, 2005) se encontró que la dimensión de extraversión está relacionada con el afecto positivo y por ende con la satisfacción, y que la dimensión neuroticismo se relaciona con el afecto negativo y la insatisfacción. La ansiedad y depresión son variables comórbidas asociadas a varios trastornos, pero no de forma similar en varones y mujeres, siendo superiores los índices de depresión y ansiedad en las mujeres (Steger, Mann, Michels, y Cooper, 2009; Wade, Wilksch, y Lee, 2012). Para Fernández y Pritchar (2012) la impulsividad y la ira están más asociadas a conductas masculinas, y la atención selectiva al propio cuerpo y el perfeccionismo a femeninas.

Por lo anteriormente expuesto, los objetivos fueron (1) analizar si existen diferencias de sexo y edad en las siguientes variables: hábitos de vida (percepción de la salud, actividad física, sueño y alimentación adecuada, ingesta de tabaco, alcohol y drogas), variables psicológicas positivas (autoconcepto, autoestima corporal, extraversión y emotividad) y síntomas psicopatológicos (somatización, ansiedad, obsesión-Compulsión, depresión, sensibilidad-interpersonal, psicoticismo, ideación paranoide, hostilidad, ansiedad fóbica); (2) investigar las correlaciones entre dichas variables y el bienestar psicológico y material; y (3) indagar cuáles de las variables estudiadas pueden ser predictoras del bienestar psicológico.

MÉTODO

Participantes

Se trabajó con 1.075 participantes de ambos sexos, con edades entre 13 y 18 años, 514 varones (47.8%) y 561 mujeres (52.2%), 542 de 13 a 15 años (50.4%), 542entre 13-15 años (50,4%) y 533 entre 16-18 (49.6%), seleccionados aleatoriamente de los centros educativos del País Vasco.

Instrumentos de evaluación

Escala de bienestar psicológico (EBP) (Sánchez-Cánovas, 1998). Consta de 65 ítems, respondiendo de 1 a 5 según el grado de acuerdo con cada ítem (nunca o casi nunca, algunas veces, bastantes veces, casi siempre y siempre). En esta investigación, se aplicaron la Subescala de Bienestar Psicológico Subjetivo (30 ítems) y la Subescala de Bienestar Material (10 ítems), presentando coeficientes alfa de .93 y .90 respectivamente.

Cuestionario de hábitos de vida (Arrue, Maganto, y Garaigordobil, 2007). Autoinforme diseñado a partir de los estudios del Gobierno Vasco (2009) y del Instituto Nacional de Estadística (2003). Las preguntas son cerradas con opciones de respuesta de menor a mayor frecuencia en función de cada cuestión. Tras entrenamiento a profesionales la fiabilidad interjueces fue .96%.

Escala de autoestima corporal (Peris, Maganto, y Garaigordobil, 2016). Compuesta por 26 ítems con una estructura unidimensional y evalúan la autoestima corporal. Los 20 primeros evalúan preferentemente la satisfacción corporal y los seis últimos el atractivo corporal. Las respuestas van de 1 (muy insatisfecho) a 10 (muy satisfecho). El alpha de Cronbach es .95 y la correlación test-retest de .77. La validez convergente y divergente es satisfactoria.

Cuestionario de personalidad EPQ-R (Eysenck y Eysenck, 1994; Versión española Sandín, Valiente, Chorot, Olmedo, y Santed, 2002). Incluye una versión abreviada con las mismas cuatro subescalas de 6 ítems cada una: Extraversión, Emotividad, Psicoticismo y Sinceridad. Las escalas muestran niveles apropiados de consistencia interna y validez convergente y divergente en diversos estudios, excepto Psicoticismo, por lo que se descartó en el presente estudio.

Inventario de síntomas psicopatológicos SCL-90-R (Derogatis, 2002). Autoinforme de 90 ítems para detectar dimensiones psicopatológicas de malestar: somatización, obsesión-compulsión, sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica, ideación paranoide, psicoticismo y síntomas misceláneos. La intensidad del sufrimiento oscila entre 0 (ausencia total de molestias) y 4 (molestia máxima). La fiabilidad de las 9 dimensiones sintomáticas ofrece valores entre .81 y .90. La consistencia interna es muy alta, con elevada correlación entre las dimensiones.

Procedimiento

Se utilizó un diseño descriptivo y comparativo de corte transversal y se llevó a cabo la solicitud de consentimientos informados a los centros educativos y a los padres. Se observaron los principios éticos recomendados por el Código Deontológico Español (2002) y los principios éticos aprobados por la Sociedad Británica de Psicología (2006) y la Asociación Americana de Psicología (2002).

RESULTADOS

Para dar respuesta al primer objetico se realizaron análisis de comparación de medias (t de Student) en función del sexo y edad para los hábitos de vida (Tabla 1), las variables psicológicas positivas (Tabla 2) y las variables psicopatológicas (Tabla 3).


Los resultados indican que los varones obtienen medias significativamente superiores a las mujeres en la calidad de salud, ingesta de tabaco y alcohol, y las mujeres en realización de dietas, ejercicio físico, alimentación y sueño. Los adolescentes de 16- 18 años tienen mejor percepción de la salud, pero realizan más dietas e ingieren más tabaco, alcohol y drogas. Los de menor edad, practican más ejercicio físico y tienen mejores hábitos de sueño.


En las variables psicológicas positivas los varones superan significativamente a las mujeres en autoconcepto, autoestima corporal y bienestar subjetivo y material, siendo las diferencias estadísticamente significativas, mientras que las mujeres obtienen puntuaciones más elevadas en extraversión y emotividad. Respecto a la edad, solo en autoestima corporal las diferencias son significativas con puntuaciones más elevadas en los de 16-18 años.


Las mujeres informan de mayor sintomatología clínica que los varones en todas las escalas evaluadas con diferencias estadísticamente significativas y los adolescentes entre16-18 años obtienen puntuaciones superiores a los de 12-15 en todas las variables, excepto ansiedad, Psicoticismo, hostilidad y ansiedad fóbica en las que no hay diferencias significativas.

Las mujeres informan de mayor sintomatología clínica que los varones en todas las escalas evaluadas con diferencias estadísticamente significativas y los adolescentes entre 16-18 años obtienen puntuaciones superiores a los de 12-15 en todas las variables, excepto ansiedad, Psicoticismo, hostilidad y ansiedad fóbica en las que no hay diferencias significativas.

Con la finalidad de responder al segundo objetivo se llevaron a cabo análisis correlacionales de Pearson entre el bienestar psicológico y material y las variables estudiadas (Tabla 4)


Los análisis correlacionados muestran que todas las variables positivas correlacionan positivamente con bienestar psicológico y material y viceversa. La magnitud de la correlación varía en función de las variables estudiadas. Así, los hábitos de vida positivos (la calidad de salud, sueño y alimentación) presentan correlaciones más elevadas que los hábitos negativos (consumo de tabaco, alcohol y drogas). De las variables positivas, el autoconcepto y la autoestima caporal, muestran correlaciones positivas de mayor magnitud y la emotividad muestra correlaciones negativas con ambas subescalas del bienestar. Las variables psicopatológicas correlacionan negativamente con bienestar psicológico y material con similar magnitud en la mayoría de ellas.

Para investigar qué variables eran predictoras del bienestar subjetivo se realizó un análisis de regresión lineal (Tabla 4). Se introdujeron todas las variables estudiadas, dando como resultado que 5 variables resultaron estadísticamente significativas: Autoconcepto (beta .50), depresión (beta -.14), calidad del sueño (beta .13), autoestima corporal (beta .14) y emotividad (beta -.13). Los coeficientes de regresión estandarizados beta indican que estas variables tienen cierto peso sobre la variable bienestar psicológico subjetivo. De acuerdo con esta afirmación, los porcentajes de varianza explicada (coeficientes de determinación ajustados) por las 5 variables predictoras fueron correlativamente 42%, 50%, 53%; 54; 55%. Es decir, alto autoconcepto, baja depresión, alta calidad del sueño y de la autoestima corporal y baja emotividad explican el bienestar psicológico subjetivo


DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

El presente estudio tuvo como primer objetivo analizar las diferencias de sexo y edad en las siguientes variables: hábitos de vida (percepción de la salud, actividad física, sueño y alimentación adecuada, ingesta de tabaco, alcohol y drogas), variables psicológicas positivas (autoconcepto, autoestima corporal, extraversión y emotividad) y síntomas psicopatológicos (somatización, ansiedad, obsesión-Compulsión, depresión, sensibilidad-interpersonal, psicoticismo, ideación paranoide, hostilidad, ansiedad fóbica).

Los resultados muestran que los varones obtienen medias significativamente superiores a las mujeres en la calidad de salud, ejercicio físico, adecuada alimentación y sueño, pero también en ingesta de tabaco y alcohol.

Cuando se comparan los resultados de estudios a nivel internacional (Eurostat, 2009) y autonómico (Gobierno Vasco, 2009) se confirma que las conclusiones del presente trabajo son similares a ellos. Para la mayoría de los adolescentes europeos (91%), españoles (87,2%) y del País Vasco (93,4%) su salud es buena, especialmente los varones. La explicación de estas diferencias puede deberse a que los varones y adolescentes mayores tienen una percepción más benigna de sí mismos en todos los aspectos. Desde el inicio de la adolescencia, parece que la mujer acepta mejor el etiquetaje de la enfermedad y el relato de sus dolencias (García-Merita y Soler, 2002). El bienestar psicológico es uno de los factores que más influyen en la percepción de la salud, y para Undén y Elofsson (2006), son muchas las variables que intervienen en que hombres y mujeres valoren de manera diferente su salud general, pero no se conocen científicamente tales mecanismos.

Así mimo, los resultados del ejercicio físico coinciden con los datos publicados por el Gobierno Vasco, (2009) en el sentido de que los varones y los adolescentes menores practican más ejercicio físico que las mujeres y los de mayor edad, mostrando cómo el sedentarismo se está imponiendo progresivamente debido al incremento de actividades sedentarias que las nuevas tecnologías propician y a la utilización generalizada del trasporte móvil para los desplazamientos.

Respecto a la alimentación, está demostrado que las recomendaciones nutricionales hechas por los comités internacionales son más deficientes en mujeres y en edades superiores. En la línea de nuestro estudio, pero con ligeras diferencias, ofrecen datos el estudio de Sebastián et al. (2009). Esto hecho parecen relacionarse con nuevos estilos de vida, organización familiar, con la influencia de los medios de comunicación y la falta de tiempo que propicia alimentos comerciales envasados, procesados y de preparación rápida o las comidas fuera del hogar (Serra-Majem y Aranceta, 2012).

Las mujeres, especialmente de 16-18 años, realizan más dietas, aspecto esperable por ser edades susceptibles a la insatisfacción corporal derivada de la presión del modelo estético corporal, especialmente con el uso de las publicaciones virtuales en las redes sociales, en línea con investigaciones revisadas (Maganto et al., 2016; Maganto y Peris, 2013)

Respecto al sueño, los resultados de este estudio y la mayoría de los estudios revisados indican insuficientes horas de sueño en adolescentes y jóvenes. Los estudios sobre el número de horas confirman que la mayoría de adolescentes duerme, entre semana, menos horas de las recomendadas (Roberts et al., 2009), así como un incremento de trastornos del sueño (Marín et al., 2008).

Son muchos los factores que pueden privar del sueño: factores académicos (horarios de los centros, tendencia de los estudiantes a aplazar las tareas…), lúdicos (ver la televisión hasta tarde, uso de aparatos electrónicos, salir de marcha...) y personales.

El consumo de tabaco, alcohol y drogas son conductas habituales en adolescentes, obteniendo resultados similares a otros estudios (Da Silva et al., 2007), especialmente los fines de semana.

En las variables psicológicas positivas los varones superan significativamente a las mujeres en autoconcepto, autoestima corporal y bienestar subjetivo y material, siendo las diferencias estadísticamente significativas, mientras que las mujeres obtienen puntuaciones más elevadas en extraversión y emotividad. Respecto a la edad, solo en autoestima corporal las diferencias son significativas con puntuaciones más elevadas a los 16-18 años. Estos resultados son confirmatorios de investigaciones precedentes en los que las variables positivas están vinculadas al sexo masculino (Maganto et al., 2017; Peris et al., 2013; Sehm y Warschburger, 2015). Igualmente, los resultados sobre bienestar subjetivo y material también convalidan estudios previos (Delfabbro et al., 2011; Garaigordobil, 2015; Zweig, 2015).

También el presente estudio confirma estudios previos sobre variables psicopatológicas (Bausela, 2005; Fernández y Pritchar, 2012; Wade et al., 2012), mostrando las mujeres mayor sintomatología clínica que los varones en todas las escalas evaluadas con diferencias estadísticamente significativas. Los adolescentes de 16-18 años obtienen puntuaciones estadísticamente superiores a los de 12-15 en todas las variables, excepto ansiedad, psicoticismo, hostilidad y ansiedad fóbica.

Respecto al segundo objetivo, se ha encontrado que todas las variables positivas correlacionan positivamente con bienestar psicológico y material y viceversa. La magnitud de la correlación varía en función de las variables estudiadas. Así, los hábitos de vida positivos (la calidad de salud, sueño y alimentación) presentan correlaciones más elevadas que los hábitos negativos (consumo de tabaco, alcohol y drogas). De las variables positivas, el autoconcepto y la autoestima caporal, muestran correlaciones positivas de mayor magnitud y las variables psicopatológicas correlacionan negativamente con bienestar psicológico y material con similar magnitud en la mayoría de ellas. Estos resultados concuerdan con los de Steger et al. (2009) cuando afirma que aquellas personas con tienen hábitos de vida saludables obtienen puntuaciones más altas en bienestar psicológico, autoconcepto y satisfacción corporal, así como puntuaciones más bajas en síntomas psicopatológicos, especialmente depresión. Parece, que hay una sinergia de factores positivos entre sí y negativos entre sí retroalimentándose unos a otros.

Finalmente, se investigó qué variables eran predictoras del bienestar subjetivo, encontrándose 5 variables estadísticamente significativas: Autoconcepto, depresión, calidad del sueño, autoestima corporal y emotividad, obteniendo correlativamente el 42%, 50%, 53%; 54 y 55% de la varianza explicada. Es decir, alto autoconcepto, baja depresión, alta calidad del sueño y de la autoestima corporal y baja emotividad explican el bienestar psicológico subjetivo.

Al ser un estudio trasversal no es posible obtener relaciones causales, pero los estudios predictivos adquieren un gran valor por afinar en aquellas variables que condicionan el objeto de estudio.

Estudios repetidos sobre diferencias de sexo nos interrogan sobre las discrepancias en las auto-atribuciones y las auto-percepciones reflejadas en los autoinformes. Parece que la mujer tiene que reflejar una profunda insatisfacción consigo misma, cuando en realidad, los hechos son, con frecuencia, de otro modo.

Estos datos obligan a plantearnos programas sobre hábitos de vida más saludables así como programas específicos para el incremento de variables positivas que incidan en la reducción de síntomas clínicos especialmente en adolescentes mujeres en esta franja de edad. Conociendo las variables predictivas del bienestar psicológico podemos precisar programas de mayor calidad.

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Información adicional

Correspondencia:: Carmen Maganto Mateo. Facultad de Psicología. Universidad del País Vasco. Avda. de Tolosa 70. C.P. 20018. San Sebastián (España). E-mail: carmen.maganto@gmail.com

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