Yes, nosotros tenemos a Wundt: Radecki y la historia de la psicología en Brasil

Yes, we have Wundt: Radecki and the history of psychology in Brazil

Luiz Eduardo Pradoda Fonseca
Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
Hugo Leonardo Rocha Silvada Rosa
Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil
Arthur Arruda Leal Ferreira
Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil

Yes, nosotros tenemos a Wundt: Radecki y la historia de la psicología en Brasil

Tesis Psicológica, vol. 11, núm. 1, pp. 36-53, 2016

Fundación Universitaria Los Libertadores

Recepción: 24 Diciembre 2015

Aprobación: 10 Abril 2016

Resumen: Este artículo pretende establecer una discusión acerca de la producción de pioneros en el campo de la historia de la psicología. Esta discusión historiográfica tiene como hilo conductor un personaje de la historia de la psicología en Brasil: el psicólogo polaco Waclaw Radecki (1887-1953). Por algunas décadas Radecki fue brevemente mencionado en los textos de historia de la psicología, pero a partir de la década de 1980 fue constituido como un pionero de la ciencia psicológica en Brasil. Desde esta operación histórica, los discursos sobre Radecki pasaron a atribuirle a este personaje un papel relevante en la historia de la psicología. Analizamos el caso de Radecki por medio de otro personaje, Wilhelm Wundt, considerado por la historiografía clásica como “Padre” de la psicología experimental. En este caso, proponemos que Radecki ha sufrido un proceso semejante, en la medida en que las narrativas lo consideran un pionero de la psicología en Brasil. La discusión del texto finaliza cuestionando una historiografía que produce y abre sus narrativas con sus respectivos héroes y pioneros, y que narra un recorrido histórico de la psicología en dirección a una supuesta autonomía y progreso científico, teniendo en cuenta la posibilidad de construir otras historias que escapen de esta narrativa épica

Palabras clave: Operación histórica, pionero, WaclawRadecki.

Abstract: This article aims to establish a discussion about the production of pioneers in the field of history of psychology. For this historiographical discussion we use as example a character from history of psychology in Brazil: The Polish psychologist Waclaw Radecki (1887- 1953). After a long time briefly being referred to in any Brazilian texts of history of psychology, Radecki was invented in the 1980’s as a pioneer of psychological science in Brazil. After this historic operation since from the 1980’s, Radecki had his historical position and function changed to a more crucial one and even the modes of discourse changed to a more regular and positive reference towards him. We analyze the case of Radecki through the example of Wilhelm Wundt, considered by classical historiography as the "father" of experimental psychology. Here we propose that Radecki has suffered a similar process, occupying a prominent place in Brazilian psychology. We finish questioning this historiography that produces and paves stories with their respective heroes and pioneers, and that tells a historical path towards a supposed autonomy and scientific progress of psychology, noting the possibility of building other stories that escape from this epic narrative

Keywords: Historical operation, pioneer, WaclawRadecki.

Introducción

Este trabajo presenta un esfuerzo de reflexión sobre modos específicos de producción de personajes y marcos históricos en las narrativas de la historia de la psicología. De forma más precisa, consideraremos los esfuerzos en la constitución de un personaje histórico considerado uno de los pioneros en la producción de una psicología experimental brasileña. El personaje en cuestión es Waclaw Radecki (1887-1953), nacido en la ciudad de Varsovia, quien emigró a Brasil en los años 20. En este lugar desarrolló investigaciones en el campo de la psicología experimental, coordinando un laboratorio en Rio de Janeiro, posteriormente transformado en Instituto de Psicología. Tras el cierre de este laboratorio e instituto, Radecki migra hacia Uruguay y Argentina, articulando la creación de otros dos institutos de psicología. Por hechos como estos, autores como Penna (1992) creían en la importancia de Radecki como personaje fundador de la psicología experimental en Brasil, centrándose en sus esfuerzos para el montaje de un laboratorio, pero sin mucho detalle sobre el sentido general de su proyecto. Esto nos remite a otras narrativas, en donde historiadores como Boring (1950/1929) le otorgan a Wilheim Wundt el lugar de fundador de la psicología experimental al crear un laboratorio y un instituto, sin detenerse en los detalles del proyecto wundtiano. Tomando el concepto de Certeau (1988) es esta operación histórica1 la que deseamos trabajar en este transformanartículo: la producción de pioneros a través del acto heroico de la fundación de un laboratorio (sin detallar el proyecto específico de psicología), operación que produce al mismo tiempo un noble precursor y un noble presente científico para el saber psicológico, como heredero de este gesto heroico inicial.

Basados en la comparación entre las operaciones históricas en torno a Wundt y Radecki, parodiaremos el provocativo título del trabajo de Cukierman (2003): Yes, nosotros tenemos a Pasteur, como lema para el análisis de algunas operaciones históricas en el campo de la historia de la psicología. En este caso, el autor referenciado tomó el ejemplo de Oswaldo Cruz y analizó, a través de él, la creación de una ciencia higienista brasileña, donde este era mencionado en diversas ocasiones como una versión brasileña de Louis Pasteur 2, personaje icónico respecto al éxito científico. Aunque no encontremos una comparación directa entre Wundt y Radecki (como la realizada de forma explícita entre Pasteur y Cruz) entre los historiadores de la psicología en Brasil, hace falta una operación histórica comparable, sujeta de resonar en el mismo grito del título de Cukierman (además inspirado en la marcha de carnaval del compositor Braguinha 3): Yes, nosotros tenemos a Wundt!

En muchos aspectos, sin embargo, tales operaciones de fundación están sujetas a la relecturade descripciones históricas, como las que hace el propio Cukierman (2003) sobre Oswaldo Cruz: este, más que una mera imitación o copia de Pasteur, también sería un gran administrador y un hombre capaz de articular diversos intereses políticos. De la misma forma, tenemos sucesivos autores que retoman a Wundt (como Araújo, 2010). Con la comparación, no solo pretendemos abrir la posibilidad de nuevas descripciones (y operaciones históricas) en torno a Radecki, sino también analizar las recurrentes operaciones historiográficas en Brasil, centradas en la búsqueda del pionero, precursor o personaje fundador 4. Para ello, evaluaremos los cambios en las modalidades discursivas en los textos considerados históricos por los historiadores de la psicología, discutiendo en la conclusión el tipo de operación histórica (o su historiografía) presente respecto de este pasaje 5.

La construcción de la figura de Wundt

Una poderosa línea en la historia de la psicología (Boring, 1950/1929) atribuye a Wundt el puesto de fundador o padre de la psicología experimental , por haber sido, supuestamente, el primero en establecer un laboratorio formalmente articulado en un espacio de formación de investigadores a escala internacional. Esta suposición se puede estabilizar en su repetición distribuida en pequeños manuales y textos didácticos, como el de Hillix y Marx (1973): “El propio Wundt fue un sistematizador escrupuloso y un “padre” de la nueva psicología experimental. Instaló el primer laboratorio formal de psicología en la Universidad de Leipzig en 1879.” (p. 154, Énfasis añadido).

Boring (1950/1929) constituye esta paternidad junto a un guion y una narrativa específica de la historia de la psicología, en la que esta marcharía de nobles saberes filosóficos hacia un conocimiento claramente científico 6. En esta marcha de transformación, la figura del laboratorio ocuparía un papel de significativa importancia en la narrativa. Las consideraciones de Boring sobre Wundt envuelven la monumentalización en torno a la figura del laboratorio, colocando en conexión la discusión de la psicología como una ciencia autónoma. Tomando ejemplos más concretos, Boring (1950/1929 ) afirma que por tal posición institucional “Wundt es el psicólogo más antiguo en la historia de la psicología. Él es el primer hombre que, sin reservas, es debidamente llamado como psicólogo. Antes de él había bastante psicología, pero no psicólogos.” (op. cit., p. 316)7. Es con esta afirmación que Boring abre el capítulo sobre Wundt. Más adelante, tratando directamente sobre el laboratorio en la Universidad de Leipzig, este historiador afirma que:

Cuando Wundt llegó a Leipzig en 1875, se le ofreció un espacio para sus demostraciones experimentales en sus clases. En 1879, cuatro años después de su llegada, Wundt fundó, como casi todos los psicólogos lo saben, el primer laboratorio oficial de psicología del mundo (op.cit., pp. 323-324)8.

Además del laboratorio, Boring puede vincular otros hechos de interés a la figura de Wundt: él habría creado el primer vehículo científico de la psicología experimental, la revista Philosophische Studien, y también habría formado muchos de los nombres que hoy figuran en la historia de la psicología experimental. En relación a este último punto, Boring comenta que la primera generación de psicólogos experimentales de los Estados Unidos fue formada por Wundt en su laboratorio (op. cit., pp. 324-325). Por lo tanto, tenemos aquí, la propuesta de la creación de un personaje fundador y pionero de la psicología en el escenario internacional 9.

Este marco de fundación de la psicología atribuido a Wundt es construido gradualmente sobre diversos componentes: la fundación formal de un laboratorio, la organización de una nueva forma de hacer psicología, la formación de una revista, etc. Sin embargo, es interesante observar como ninguno de estos temas es objeto de una descripción articulada, relacionando los aspectos singulares de estos esfuerzos en un proyecto. Por el contrario, los adjetivos “primero” o “fundador” no son acompañados de un trabajo histórico más preciso sobre el proyecto de psicología de Wundt, generando una operación histórica en la que la demarcación de un territorio para la psicología experimental (o moderna) parece ser más relevante que cualquier entendimiento especifico de las intenciones de este esfuerzo.

La reanudación de Wundt

Desde el centenario del laboratorio de Leipzig (en 1979) comienzan a surgir narrativas históricas que buscan detallar de un modo más preciso los conceptos, las actividades de investigación y otros aspectos en los que Wundt se destaca como protagonista. Recientemente encontramos en Araújo (2010) una investigación minuciosa de los textos de Wundt, la cual produjo importantes reflexiones acerca del sentido general de su obra, con el fin de denunciar las diferencias de sus proyectos en relación a lo que proponen los historiadores de la psicología, como Boring. Estas son algunas de las reflexiones del autor:

“Si Wundt fue, en vida, una autoridad intelectual muy respetada y una referencia obligatoria en numerosas disputas intelectuales de su tiempo […] y frecuentemente consultado acerca de nominaciones para la ocupación de cátedras en diversas universidades alemanas, además del hecho de que sus libros hayan sido reseñados y discutidos en las revistas científicas y filosóficas más importantes de la época, él prácticamente cayó en el olvido después de su muerte en 1920. Y aunque ahora sea ampliamente aclamado como el fundador de la Psicología Científica, esta señal de reconocimiento viene generalmente acompañada de un conocimiento muy superficial de su pensamiento.” (op. cit., p. 24).

Araújo hace una crítica directa al abordaje que trabajamos anteriormente, el cual reconoció a Wundt como el fundador de la psicología científica, asociándola a un “conocimiento muy superficial de su pensamiento” (Araújo, 2010, p. 24). Este autor también nos trae más problemas para este modelo: aunque Wundt sea reconocido como el fundador del primer laboratorio de psicología experimental, ya existían otros laboratorios de fisiología realizando lo que podríamos llamar investigación de carácter psicológico (op. cit., p. 101).

Para Araújo, Wundt no sería importante por la fundación de una tradición, de un laboratorio o de un sistema psicológico: la tradición le sería anterior, así como los laboratorios, y su sistema sería poco o muy poco conocido. Para este autor, la importancia de Wundt residiría en la institucionalización del saber psicológico:

Al investigar de forma más detallada la vida académica de Wundt, en especial el período de Leipzig, podemos percibir con mayor claridad en donde reside la verdadera justificación de la elección de Wundt como fundador de la psicología científica. No se trata de la fundación del laboratorio en sí, sino de aquello que él pasó a representar a partir de entonces. Durante todo el último cuarto del siglo XIX, el laboratorio de Leipzig atrajo estudiantes de varias partes del mundo (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, entre otros) y se tornó el primer y mayor centro de formación de toda una generación de psicólogos, que posteriormente regresaron a sus lugares de origen y fundaron nuevos laboratorios según los moldes wundtianos. (op. cit., p. 101).

El laboratorio rindió un reconocimiento que contribuyó a la institucionalización de la psicología, que comenzó a figurar de forma más autónoma en los planos y presupuestos universitarios alemanes, aunque todavía se vinculará a la filosofía en muchos de esto espacios. Como ya se mencionó, Wundt habría producido una revista que habría sido el medio de divulgación de los trabajos del laboratorio, reiterando la dimensión de institucionalización de la psicología que Araújo toma como lema principal del trabajo de Wundt.

Finalizando la contribución de Araújo y también de esta primera parte del artículo, tenemos su último balance sobre las propuestas de Wundt, reiterando la posición anteriormente mencionada:

Los errores acerca de Wundt presentes en la historiografía tradicional de la psicología, sólo podrán ser corregidos definitivamente cuando los estudios sobre su obra alcancen una mayor consistencia, permitiéndonos, de esta forma, resolver problemas cruciales de la interpretación de su pensamiento, como, por ejemplo, el asunto de la relación entre sus textos psicológicos iniciales y su pensamiento maduro. Todavía está por venir un análisis exhaustivo del proyecto wundtiano de psicología (op. cit., p. 103).

Si el interés de Araújo es claramente denunciar los límites de la operación histórica que estableció a Wundt como precursor y pionero de la psicología experimental, el nuestro dice respecto al propio sentido de esta operación: ¿Cuál es el significado de la búsqueda de los pioneros y marcos de un saber supuestamente científico? ¿Qué papel ocupa la fundación de los laboratorios en una narrativa histórica en la búsqueda de sus umbrales de cientificidad? Más que examinar el caso de Wundt, nuestro interés es trabajar en esta operación histórica en relacióna uno de los candidatos para ocupar el puesto de pionero científico en el plano nacional. Examinemos el caso de Radecki.

Waclaw Radecki y la Historia de la Psicología

Los recorridos de Radecki en Brasil y los primeros relatos

Esta sección tan solo tiene como objetivo dar algunas breves coordenadas del recorrido de Radecki, con el fin de ubicar al personaje sin abrir discusiones sobre su producción o biografía, lo que escaparía del límite de este texto. Como referencias iniciales de su carrera académica, podemos decir que nuestro personaje estudió Ciencias Naturales en la Universidad de Ginebra, donde fue asistente de Édouard Claparède (1873-1940) en el laboratorio de psicología experimental de aquella institución. En 1911, obtuvo el título de Doctor con la tesis Recherches expérimentales sur les phénomènes psychoélectriques. La literatura histórica disponible informa con pocos detalles sobre este periodo de la vida de Radecki hasta su llegada a Brasil. Sin embargo, de acuerdo con Centofanti (2004/1982) y el propio Radecki (1926, 1933), todavía en esa época ejerció actividades de libre docencia en la Universidad de Ginebra. A partir de 1912 regresa a Polonia, donde continuó con sus trabajos como jefe del laboratorio de psicología de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Cracovia y, posteriormente, como profesor en la Universidad Libre de Varsovia.

En 1923, por motivos aún poco aclarados, desembarcóen Brasil y luego buscó un puesto endonde poder continuar con sus investigacionesdentro del campo de la psicología experimental(Centofanti, 2004/1982). Su llegada tuvo lugaren Curitiba, en la región sur de Brasil, dondeestableció contacto con la comunidad polaca local, como afirma Schneider (1992, p. 132).Después de mudarse 1924 a Rio de Janeiro, en1924, realizó contactos con personajes como Gustavo Riedel (1887-1934), que lo llevaron ala Colonia de Psicópatas do Engenho de Dentro, donde pudo ayudar en la organización y montaje del laboratorio de esta institución.

Centofanti (2004/1982) nos dice que en este periodo Radecki produjo una buena cantidad de trabajos, recaudando recursos y apoyo de otras instituciones y colaboradores. Nombres que hoy integran el Diccionario Biográfico de la Psicología en Brasil (Campos, 2001) fueron asistentes de Radecki, como los médicos Nilton Campos(1898-1963); Jayme Grabois (1908-1990)10 y el filósofo Euryalo Cannabrava (1908-1978). Elestudio de Centofanti (2004/1982) también nosinforma que Radecki tuvo como colaboradores médicos a Arauld Bretas, Ubirajara da Rocha yAlberto Moore, enviados por el Ejército paraque realizan cursos con el psicólogo polaco.Además de estos, también destacamos la colaboración de la profesora normalista LucíliaTavares11, referenciada por Jacó-Vilela, Degani-Carneiro y Messias (2014) como pionera, supuestamentepor ser la primera mujer en publicar unlibro de psicología en Brasil

Todos estos llegaron a publicar trabajos con Radecki sobre diversos temas y diversos espacios, culminando en lo que se llamaría, posteriormente, la Escuela de Radecki: una serie de trabajos, cursos y artículos bajo su coordinación y con la colaboración del equipo mencionado, todos bajo el amparo de su sistema, el discriminacionismo afectivo, o con temas afines a las investigaciones de Radecki12. Aunque en Brasil, muchos de estos trabajos fueron publicados por la Prensa Militar bajo el nombre de Trabajos de Psychologia.

En el año de 1932, los esfuerzos de Radecki y sus asistentes culminaron en la conversión del laboratorio en el Instituto de Psicología, como fruto de la cooperación de Radecki con sus aliados y colaboradores. La conversión, prevista en el Decreto-Ley n. 21.173 del 19 de marzo de 1931, se insertó en un contexto de reforma universitaria promovida por Francisco Campos, en el que la Facultad de Educación, Ciencias y Letras sería uno de los tres pilares de la estructura de la Universidad de Rio de Janeiro (más adelante Universidad de Brasil y actualmente Universidad Federal de Rio de Janeiro). El Instituto de Psicología estaría vinculado a la Facultad y tendría el propósito de ser un centro de investigación, de aplicaciones y una escuela superior de psicología (Centofanti, 2004/1982, pp. 189-190). mismo año por motivos que Centofanti (op. cit.) nos cuenta brevemente13, culminando en la partida de Radecki hacia Argentina y Uruguay, donde articula la creación de otros dos Institutos de Psicología y fallece en 1953. No obstante, el fin de este breve ciclo en Brasil de aproximadamente una década, abrió la posibilidad de una serie de relatos de carácter monumental sobre el personaje, procedentes de sus colaboradores directos o indirectos

Radecki y la construcción del personaje en la historia de la psicología en Brasil

Antes de presentar un análisis de los textos históricos, nos gustaría tomar un texto para la comparación: el Obituario redactado por uno de los primeros asistentes de Radecki, Nilton Campos. En el momento de la muerte de Radecki, en 1953, Campos era el director del Instituto de Psicología de la Universidad de Brasil14, y publicó este texto resaltando la importancia de Radecki como un héroe de la psicología científica de la época. Sin escatimar en elogios, Campos lo describió como un sujeto de “honestidad impresionante”, que tiene “la intransigencia más implacable en contra de los violadores de la dignidad de la ciencia psicológica”, y como un “vigoroso combatiente” de la desmoralización de pruebas psicológicas (Campos, 1953, pp. 2-3). Los ejemplos de un discurso monumental se encuentran en el obituario, pero el más importante de estos reside en el siguiente pasaje, que condensa el tono de Campos al intentar inmortalizar a Radecki como la figura central en la historia de la psicología brasileña y de América Latina:

Para lamentar su desaparición en la ciudad de Montevideo, concluyendo una penosa vida de hombre de la ciencia poco comprendido, cabe señalarlo como el instigador de la experimentación psicológica de alto nivel en el campo virgen de América del Sur, fecundándolo con su tenacidad y capacidad para crear núcleos de seguidores de la psicología teórica y experimental, transmitiéndole el espíritu de dedicación al trabajo científico y removiendo con su fe inquebrantable todas las montañas que le dificultaban el enorme trabajo de implantar la investigación psicológica en América del Sur. (op. cit., p. 2).

¿De qué forma este texto de Campos, de carácter claramente celebratorio, nos puede ayudar en la introducción de los textos autodenominados o posteriormente atribuidos como históricos? Es claramente reconocible que el modo discursivo de un obituario y la posición de su emisor (un director de un instituto) induce a una adjetivación específica del trabajo y del personaje de Radecki. Con todo, lo interesante es contrastar este texto con los demás textos históricos, tanto los de sus contemporáneos como los posteriores a 1980. A pesar de tener distintas funciones discursivas, veremos claramente que el Obituario de Campos tiene más parentesco con los textos históricos tardíos en relación a las adjetivaciones del personaje y su trabajo, que con los textos de sus cohabitantes temporales. Intentaremos situar de una mejor forma este desplazamiento discursivo en el tiempo.

A pesar de los ya destacados planes de Radecki de fundación de una escuela que produjera y diseminara los principios de su sistema (el discriminacionismo afectivo), no generó herederos o dispositivos estables (Conferir Centofanti, 2003, p. 103). Este movimiento es reforzado por los escritos casi silenciosos sobre el personaje realizados por sus contemporáneos. Esto puede ser comprobado en un examen de los textos reconocidos a posteriori por los historiadores de la psicología como los primeros ensayos históricos en Brasil (Antunes, 2004): aquí estos autores escribieron poco o nada sobre Radecki y su trayectoria en Brasil. De hecho, tales trabajos, a veces llenos de inconsistencias en las informaciones, relegaron el paso de Radecki por Brasil a un segundo plano en sus narrativas. Es notable la ausencia de cualquier operación histórica que pudiese destacar o dar relevancia al personaje. Examinemos brevemente la historia de esta historiografía, destacando los cambios que Lator (1998, pp. 40-47) denominó como la modalización de los enunciados científicos, en el sentido de que su evaluación como positiva o negativa, situada o universalizada, variaría a lo largo de su proceso de estabilización o disolución.

En el texto de Plínio Olinto (2004/1994) no más de ocho líneas fueron escritas para abordar el tema del laboratorio de Colonia de Psicópatas, de Radecki y sus asistentes. El lector que desconoce por completo el trabajo de Radecki y comienza la lectura de este texto, tan solo concluye que, desde el inicio de sus actividades Radecki tan solo montó y desmontó los instrumentos, hasta formar en 1932, un equipo de asistentes. Desde entonces, el trabajo del equipo recién formado estuvo enfocado en la elaboración de ensayos sobre aviadores y, en términos de una investigación, sus esfuerzos tenían como objetivo su teoría psicológica, denominada discriminacionismo afectivo (op. cit, p. 27).15

A su vez, las consideraciones presentadas en el texto de Anita Cabral sobre Radecki se limitan a afirmar que él dirigió el Instituto de Psicología desde 1925 hasta 1932 (2004/1950, p. 64). Lourenço Filho (2004/1955) comenta sobre el tema “La contribución de los trabajadores de la medicina”, que Gustavo Riedel contrató a Waclaw Radecki, un especialista polaco, como director del Laboratorio de Psicología del Hospital de Engenho de Dentro (op. cit., pp. 79-80). Más adelante, cuando escribe sobre la contribución de los especialistas extranjeros, reconoce el papel de Radecki en la formación de un grupo de investigadores “de valor excepcional”, a pesar de haber insistido en su sistema de discriminacionismo afectivo (op. cit., p. 93).

Los textos arriba comentados, fueron escritos por autores que también se colocaron como testimonios de las formas de organización de la psicología en Brasil en las primeras décadas el siglo XX. En este sentido, añaden en sus ensayos percepciones particulares acerca del proceso experimentado, ya sea mediante la inclusión de sí mismos o evaluando la trayectoria de otros personajes. Por ejemplo, Lourenço Filho juzga el nivel de influencia de los diferentes colaboradores hacia la psicología en Brasil: mientras que la influencia del italiano Ugo Pizzoli (1863- 1934) habría sido “a penas sensible”, “lo mismo no ocurrió con el polaco Waclaw Radecki”. Mientras que la influencia de Henri Pièron sobre la psicología en Brasil a través de sus cursos, habría sido “más intensa y profunda” si es comparada con la de Radecki (op. cit., p. 93).

Plínio Olinto finaliza su comentario sobre el trabajo de Radecki en el laboratorio, al concluir que “Siendo así, Plínio Olinto no quiso entrar este laboratorio.” (2004/1944, p. 27). En este caso, no se aclaran los motivos de su no participación en las actividades del laboratorio, es decir, si era por el trabajo con los aviadores o si era el discriminacionismo afectivo el que no le atrajo. Sumados a estos textos, también podemos incluir los ensayos de Pessotti (2004/1975) y Netto (2004/1981) que, a fin de abordar un proceso histórico de la psicología en Brasil de una forma más amplia, terminan por tejer pocos y breves comentarios sobre la actuación de Radecki. Mientras que el primero informa que Radecki fue el primer director del laboratorio de la Colonia y que realizó estudios psicométricos con aviadores (Pessotti, 2004/1975, p. 124), el segundo informa que Radecki dirigió el laboratorio desde 1923 hasta 1932, además de haber creado una psicología “algo abstrusa”, refiriéndose al discriminacionismo afectivo (Netto, 2004/1981, p. 155).

Es en la investigación de Centofanti (2004/1982) en la que verificamos un interesante cambio en las modalidades discursivas sobre Radecki, aproximándose a los enunciados del Obituario de Campos (1953). En este trabajo, el polaco es descrito como “el más grande experto que la psicología en Brasil tuvo la oportunidad de acoger” (2004/1982, p. 203). Se puede decir, con cierta seguridad, que este estudio reconstruyó y reposicionó al personaje en la historia de la psicología en Brasil, ya que destaca a Radecki, y su contribución es estudiada en profundidad, al contrario de los estudios reseñados anteriormente, marcados por menciones breves y menores sobre el personaje. Por este motivo, investigaciones posteriores empezaron a considerar a Radecki como un personaje que contribuyó a la historia de la psicología en Brasil, ya sea en el proceso de autonominación (Antunes, 2012) e institucionalización de la psicología (Massimi, 2010), o por clasificar el Tratado de Psicología de Radecki como un texto “clásico” de la psicología brasileña (Antunes, 2004). En este cambio de tonalidad en las narrativas de la historia, es curioso notar como un determinado tipo de psicología considerada como “abstrusa” por los historiadores contemporáneos de Radecki, pasa a adquirir el estatus de “clásico” de la psicología brasileira.

Además de los textos que representan los primeros ensayos históricos ya mencionados, también podríamos citar el texto de Antônio Gomes Penna (1917-2010) que busca evaluar el legado a partir de la pérdida representada por su partida: “De todo lo que se consiguióinvestigar, queda la convicciónde la extraordinaria fecundidad del Prof. Radecki, cuya salida del país rumbo a Argentina en 1932, terminó siendo el mayor golpe al desarrollo de los estudios psicológicos en Brasil.” (Penna, 1992, p. 54, énfasis añadido). Eliezer Schneider (1916- 1998), contemporáneo de Penna y también profesor asistente del Instituto de Psicología (que reemplazó al antiguo laboratorio) indica que este pasaje de la historia tiene una gran importancia porque muestra que “(…) el origen del Instituto de Psicología se sitúa en el área médica, y tuvo un psicólogo de correcta formación académica, al mejor estilo europeo, creando una tradición” (Schneider, 1992, p. 132, énfasis añadido). Esta concepción de “tradición” fue recientemente reforzada por Jacó-Villela (2000, pp. 46-47), que puede sugerir un linaje “hipotético”, partiendo de Waclaw Radecki hasta los psicólogos destacados en el escenario de la psicología en Rio de Janeiro, como Nilton Campos, Antônio Gomes Penna y el propio Eliezer Schneider.

Una excepción entre los textos recientes puede ser encontrada en un breve artículo de Centofanti (2003) denominado El Discriminacionismo Afectivo de Radecki, donde es efectivamente encontrado el sentido del proyecto de Radecki. Aquí nos es relatado que muchos de los trabajos de los colaboradores de Radecki se aliaron al discriminacionismo afectivo sin entrar en detalles minuciosos acerca de este sistema. Inclusive Centofanti llegó a entrevistar a uno de los asistentes de Radecki, Jayme Grabois, y cuenta que este “nunca se mostró a gusto cuando se le preguntó sobre el discriminacionismo afectivo, limitándose a afirmar que no aceptaba el sistema desde que ingresó al laboratorio.” (op. cit., p. 99).

Finalmente, después de un análisis de las publicaciones de Radecki en Argentina y en Uruguay, Centofanti sentencia que el discriminacionismo afectivo se tornó un mito por diversos motivos: por la oscuridad y la falta de una formulación más directa por parte de Radecki, obligándonos a deducir sus postulados a partir de sus escritos esparcidos en anales, resúmenes y trabajos de sus colaboradores. Y además complementa:

Si bien es cierto que las teorías no son verdaderas ni falsas, pero si fértiles o estériles, el discriminacionismo afectivo se mostró estéril al no tener la capacidad de convencer a los asistentes de Radecki, quedando en el olvido. Sus principales asistentes optaron por otros caminos: Nilton Campos por el de la fenomenología y Jayme Grabois por el del psicoanálisis (op. cit., p. 103)

Aunque el texto de Centofanti no llegue a una definición final de lo que sería el discriminacionismo afectivo, este apunta hacia un esfuerzo por reanudar críticamente el proyecto de Radecki, escapando de la oscilación entre la monumentalización y el desdén en relación a su trabajo. Por último, queda por entender el sentido de este pasaje desde un personaje auxiliar al pionero en las narrativas a partir de 1980 y las respectivas operaciones históricas involucradas.

¡Yes, nosotros tenemos a Wundt!

Con esta breve historia de las historias tejidas alrededor del personaje de Radecki, podemos reanudar nuestra reflexión propuesta inicialmente. Hemos visto que Wundt tiene toda una glorificación como el fundador de la psicología experimental en la tradición perpetuada por Boring, de modo que a él le es concedido el papel de marco divisor entre una historia filosófica y científica dentro de una narrativa heroica, revolucionaria y asimétrica entre el pasado y el futuro (Latour, 1994, capitulo 3). Sin embargo, esta narrativa puede ser contrastada con otros linajes y efectos subsiguientes al personaje de Wundt: existe una clara asimetría entre el reconocimiento formal de su laboratorio y la herencia estéril de su proyecto científico, así como un enorme desconocimiento histórico de sus problemáticas (conforme a lo destacado por Araújo, 2010).

Una función histórica semejante (aunque sin el peso adquirido en las sucesivas narrativas históricas de Wundt) puede ser rastreada en algunos discursos alrededor de Radecki después de la década de 1980. Aquí tenemos la figura clave del laboratorio y de su valiente desempeño en la producción de una psicología legítimamente científica. No obstante, como en las narrativas en torno a Wundt existe una asimetría entre el reconocimiento histórico y sus legados: el discriminacionismo afectivo de Radecki no solo no circuló más allá del subtítulo de los textos de los discípulos más cercanos, sino que también sufrió el rechazo de algunos contemporáneos (como Olinto, 2004/1944) y ha sido relegado al desconocimiento histórico casi en su totalidad (Centofanti, 2003). Del mismo modo, las piezas de su laboratorio sucumbieron al encajonamiento como consecuencia del primer cierre de su Instituto de Psicología (Ferreira, 2011).

Analizando las operaciones históricas, son notables los puntos de analogía en las narrativas sobre los dos personajes, y podemos pasar brevemente por algunos de estos: ambos serian reconocidos como defensores de un modo de producción de evidencias eminentemente experimental y radicado en los laboratorios; ambos habrían constituido sus propios centros de investigación y habrían conducido sus investigaciones bajo un meticuloso programa (el de Wundt detallado en la obra de Araújo, 2010). Aunque de formas diferentes, ambos laboratorios consiguieron ser reconocidos como institutos. Este reconocimiento, en el caso de Radecki, pasó incluso a través de la historiografía extranjera sobre la psicología en Brasil: así que para Shiraev (2015, p. 327), este personaje fundó el primer laboratorio de psicología experimental en Brasil y su trabajo funcionó mo una centella para el desarrollo de la investigación psicológica en el país. Una última semejanza reúne a estos personajes en relación a la función monumental de un marco histórico: mientras Boring (1950/1929, p. 316), como hemos visto, afirmaba que Wundt fue el primer psicólogo del mundo, en Brasil ya puede señalarse a Radecki como el primer psicólogo clínico de América Latina (Stubbe, 1988, p. 113).

No obstante, más allá de que las aproximaciones y repeticiones históricas puedan sonar como farsa, nos gustaría destacar la semejanza en la fabricación histórica operada por los historiadores de los distintos grupos. Aquí la búsqueda por el primer laboratorio sería la búsqueda por el marco asimétrico que introduciría una grieta en el tiempo: entre un pasado especulativo y de esfuerzos inciertos y un presente ungido por el trabajo científico que legitimaría las diferentes manifestaciones de los saberes y prácticas psi, al coste de introducir un personaje histórico (Wundt o Radecki) tan notable como desconocido (donde quizás su monumentalización venga asociada a una cierta esoterización del personaje). Y principalmente estéril en la transmisión de su proyecto.

Sin el reconocimiento crítico de esta operación histórica podríamos gritar en la conclusión de este trabajo: “¡Yes, nosotros tenemos a Wundt!”, satisfechos de encontrar, en nuestra historia de la psicología brasileña, un gran nombre que se asemejaría a otro aún más enaltecido en la historia general de la psicología. Al hacer esto, incurriríamos en el mismo problema en el que, hace cien años, incurrió Ezequiel Dias al “pasteurizar” a Oswaldo Cruz. Asimismo, glorificaríamos a Radecki como el Wundt brasileño e inmortalizaríamos su figura como un pionero aclimatado en tierras tropicales. Sin embargo, más allá de estas analogías, nos interesa resaltar la operación histórica en la producción de grandes hombres y marcos, canonizándolos como pioneros o fundadores mediante el uso de sus trabajos en laboratorios. Aunque esto no haya producido ninguna herencia consistente para nuestro presente, a no ser que se constituyan como monumentos opacos (estériles y esotéricos) de un presente consagrado por una ciencia reconocida y establecida.

Consideraciones finales

Stengers (2002) hace un interesante contraste entre el humor y la ironía en el análisis de ciertas operaciones históricas. La función de la ironía es cuestionar un determinado tipo de discurso en nombre de una verdad más legítima, tal como Sócrates operaría en la utilización de este modo argumentativo. El humor sería muy diferente para la filósofa belga: aquí la risa no nos conduciría a cualquier revelación o denuncia de alguna ilusión o mito, así como operarían los herederos de Sócrates. Mucho más valdría la risa en relación a las ambiciones de ciertos discursos, en la manera en que intentan transformar nuestro presente y drenar todo un campo de posibilidades en nuestra actualidad. Una operación similar la podemos encontrar en la propuesta de una ontología histórica de nuestro presente, remitida por Foucault (1996, pp. 142-143):

Mi papel - y esta es una palabra demasiada enfática - consiste en enseñar a las personas que son más libres de lo que sienten, que se acepta como verdad, como evidencian algunos temas que han sido construidos durante un determinado momento de la historia, y que esta supuesta evidencia puede ser criticada y destruida.

O de una forma más incisiva: “Sin duda el descubrir no es el principal objetivo de hoy, si no rechaza lo que somos” (Foucault, 1995, p. 239). Aquí tenemos una operación histórica muy distinta de la fabricación de precursores, pioneros o marcos que glorifiquen y caucionen nuestro presente; el juego que aquí es propuesto es justamente tomar la historia por su fabricación de contingencias apuntando hacia la rareza de los dispositivos donde nos constituimos en nuestra actualidad, donde existe un gigantesco juego de versiones en las que nos podríamos constituir.

En este sentido (y principalmente gracias a nuestros evaluadores), vale la pena hacer una comparación entre las operaciones historiográficas realizadas en la historia de la psicología y en la historia de ciertos saberes, como la psiquiatría. Autores como Wadi (2014),Venâncio y Casilla (2010) y Huertas (2001) destacan que la operación histórica en torno a la figura del pionero tan solo es una marca de las primeras historiografías del campo, para dar paso a enfoques más críticos y problematizadores. Esta historiografía triunfante tendría el fin de “memorizar su quehacer, dando lugar a la celebración de la medicina vigente al formar un esquema teleológico basado en la creencia de la evolución de las ciencias médicas” (Venâncio & Cassilia, 2010, p. 26). Sin embargo, en la historia de la psicología en Brasil aún es consistente el rechazo de esta figura como operador histórico, especialmente cuando es asociado a otro marcador: el laboratorio, como delimitante entre un pasado filosófico y libresco en relación a un presente lleno de cientificidad. Esta operación problematizada por Edler (1996) en el campo de la medicina, persevera en la psicología en la búsqueda de héroes nacionales, colocándolos en los carriles de una ruta histórica universalizadora (Castro & Lafuente, 2007, p. 111). En este sentido, podemos preguntarnos si en este aspecto esta operación no buscaría borrar los rastros locales de importación e implementación de la psicología en países considerados periféricos en relación a la producción de este saber, reproduciendo una operación histórica universal y supuestamente necesaria.

Por último, indicamos que el protagonista de nuestro estudio, Waclaw Radecki, aún tienen mucho para ser explorado o virtualizado en términos de otros juegos históricos. Al igual que Centofanti (2003), creemos en que nuestro personaje tal vez -¡tal vez! tenga un singular proyecto de psicología a ser elucidado. No necesariamente decisivo, pero aun así para ser puesto en discusión. De todas formas, debemos considerar a este personaje como una obra histórica abierta y que merecería nuestra atención en relación a los cuestionamientos y temas planteados. Pero destacaremos que ser un Wundt (o pionero) no es necesariamente su destino. Todavía hay mucho que se puede producir sobre él, y no debemos limitarlo a una historiografía canonizante. Dejamos entonces abierto el camino para posteriores narrativas, teniendo el cuidado de no producir, una vez más, un monumento opaco del pasado apenas apto para legitimar la psicología en su presente, otro posible campo para establecer nuevas versiones y nuevas formas de construir este saber.

Referencias

Antunes, M.A.M. (2012). A psicologia no Brasil: Leitura histórica sobre sua constituição. São Paulo: Educ.

Antunes, M.A.M. (2004). História da psicologia no Brasil: Primeiros ensaios. Rio de Janeiro: Ed. UERJ.

Araújo, S.F. (2010). O projeto de uma psicologia científica em Wilhelm Wundt: Uma nova interpretação. Juíz de Fora: Editora UFJF.

Boring, E. G. (1950/1929). A history of experimental psychology. New York: Appleton-Century-Crofts.

Cabral, A. C. M. (2004/1950). A psicologia no Brasil. In M. A. M. Antunes (Org.), História da psicología no Brasil: Primeiros ensaios (pp. 33-70). Rio de Janeiro: EdUERJ: Conselho Federal de Psicologia.

Campos, N. (1953). Necrológio Waclaw Radecki (1887-1953). Boletim do Instituto de Psicologia, 3 (3), 1-3.

Campos, R.H.F. (Org.) (2001). Dicionário biográfico da psicologia no Brasil: Pioneiros. Rio de Janeiro: Imago. Canguilhem, G. (1972). O objeto da história das ciências. Tempo Brasileiro, 28 A, 7-21.

Castro, J., & La Fuente, E. (2007). Westernalization in the mirror: On the cultural reception of western psychology. Integrative Psychological and Behavioral Science, 41(1), 106-113.

Centofanti, R. (2004/1982). Radecki e a Psicologia no Brasil. In M.A.M. Antunes (Ed.), História da Psicologia no Brasil: Primeiros Ensaios (pp. 177-208). Rio de Janeiro: Eduerj.

Centofanti, R. (2003). O discriminacionismo afetivo de Radecki. Memorandum, 5, 94-104.

Certeau, M. (1988). A operação histórica. In J. Le Goff, & P. Nora (Ed.), História: Novos problemas (pp. 17-48). Rio de Janeiro: Francisco Alves.

Cukierman, H. (2010). Yes, nós temos Pasteur: Manguinhos, Oswaldo Cruz e a história da ciência no Brasil. Rio de Janeiro: Relume Dumará.

Edler, F. C. (1996). O debate em torno da medicina experimental no segundo reinado. História, Ciências, Saúde - manguinhos, 3(2), 284-299.

Ferreira, A. (2011). Instituto de Psicologia - UFRJ. In A. Jacó-Vilela (Org.), Dicionário histórico de instituições de psicologia no Brasil (pp. 317-319). Rio de Janeiro: Imago.

Foucault, M. (1995). O Sujeito e o Poder. In H. Dreyfuss & P. Rabinow (Orgs.), Michel Foucault na trajetória filosófica (pp. 231-249). Rio de Janeiro: Forense Universitária.

Foucault, M. (1996). Verdad, individuo y poder. In M. Morey (Org.), Tecnologías del Yo. (pp. 141-151). Barcelona: Paidós/ICE - UAB.

Hillix, W., & Marx, M. (1973). Sistemas e teorias em psicologia. São Paulo: Cultrix. Huertas, R. (2001). História de la psiquiatría, ¿ por qué? ¿para qué? tradiciones historiográficas y nuevas tendencias. Frenia, 1(1), 9-36.

Huertas, R. (2001). História de la psiquiatría, ¿ por qué? ¿para qué? tradiciones historiográficas ynuevas tendencias. Frenia, 1(1), 9-36.

Jacó-Vilela, A. M. (2000). Psicólogos estrangeiros no Brasil. Cadernos IPUB, 6(18), 7-52.

Jacó-Vilela, A.M., Degani-Carneiro, F., & Messias, M.C.N. (2015). Lucilia Tavares: Psicóloga. Retirado de http://www.cnpq.br/web/guest/pioneiras-view/-/journal_content/56_INSTANCE_a6MO/10157/2525155.

Latour, B. (1994). Jamais fomos modernos. São Paulo: Editora 34.

Latour, B. (1998). Ciência em ação. São Paulo: Editora UNESP.

Lourenço Filho, M.B. (2004/1955). A psicologia no Brasil. In M.A.M. Antunes (Org.), História da psicologia no Brasil: Primeiros ensaios (pp. 71-108). Rio de Janeiro: EdUERJ: Conselho Federal de Psicologia.

Massimi, M. (2010). O processo de institucionalização do saber psicológico no Brasil do século XIX. In A. M. Jacó-Vilela, A. A. L. Ferreira, & F. T. Portugal (Orgs.), História da psicologia: Rumos e percursos (pp. 159-168). Rio de Janeiro: Nau.

Netto, S. P. (2004/1981). História da psicologia no Brasil. In M. A. M. Antunes (Org.), Primeiros ensaios (pp. 139-175). Rio de Janeiro: EdUERJ: Conselho Federal de Psicologia.

Olinto, P. (2004/1944). A psicologia experimental no Brasil. In M. A. M. Antunes (Org.), História da psicologia no Brasil: primeiros ensaios (pp. 25-31). Rio de Janeiro: EdUERJ: Conselho Federal de Psicologia.

Penna, A.G. (1992). Sobre a produção científica do Laboratório de Psicopatas da Colônia do Engenho de Dentro. In A.G. Penna (Ed.), História da psicologia no Rio de Janeiro (pp. 31-54). Rio de Janeiro: Imago.

Pessotti, I. (2004/1975). Dados para uma história da psicologia no Brasil. In M. A. M. Antunes (Org.), História da psicologia no Brasil: Primeiros ensaios (pp. 121-137). Rio de Janeiro: EdUERJ: Conselho Federal de Psicologia.

Radecki, W. (1926). Introdução a psychotherapia. Rio de Janeiro: DOBICI & Cia.

Radecki, W. (1933). Tratado de Psicologia. Buenos Aires: Jacobo Peuser.

Rosenzweig, S. (1987). The final tribute of E. G. Boring to G. Fechner. American Psychologist, 42(8), pp. 787-789.

Schneider, E. (1992). Eliezer Schneider. In: M.L. Fávero (Ed.), Faculdade Nacional de Filosofia: Depoimentos (pp. 131-159). Rio de Janeiro: Serviço Industrial Gráfico-UFRJ.

Shiraev, E. (2015). A history of psychology: A global perspective. Los Angeles: Sage.

Stengers, I. (2002). A invenção das ciências modernas. São Paulo: Editora 34.

Stubbe, H. (1988). História da psicologia no Brasil. Arquivos Brasileiros de Psicologia, 40 (1), 113-117.

Venancio, A.T.A., & Cassilia, J.A.P. (2010). A doença mental como tema: Uma análise dos estudos no Brasil. Espaço Plural, 22, 24-34.

Vidal, F. (2010). “A mais útil de todas as ciências”: Configurações da psicologia desde o Renascimento tardio até o fim do Iluminismo. In A.A.L. Ferreira, A.M. Jacó-Vilela., & F.T.

Portugal (Orgs.), História da psicologia: Rumos e percursos (pp. 55-81). Rio de Janeiro: Nau.

Wadi, Y.M. (2014). Olhares sobre a loucura e a psiquiatria: Um balanço da produção na área de história (Brasil, 1980-2011). História Unisinos, 18(1), 114-135.

Notas

Luiz Eduardo Pradoda Fonseca * Doutorando do Programa de Pós-Graduação em História das Ciências, das Técnicas e Epistemologia (HCTE-UFRJ). Correspondencia: fonseca.luiz8@gmail.com
Hugo Leonardo Rocha Silvada Rosa * * Doutorando pelo Programa de Pós-Graduação em História das Ciências e das Técnicas e Epistemologia da Universidade Federal do Rio de Janeiro (HCTE/UFRJ. Correspondencia: darosahugo@gmail.com
Arthur Arruda Leal Ferreira * * * Profesor asociado de la Universidad Federal de Rio de Janeiro. PhD en Psicología Clínica Universidad de Sao Pablo. Correspondencia: arleal1984@gmail.com
1 “El historiador trabaja sobre un material para transformarlo en historia. Realiza entonces una manipulación que, como las otras, obedece a reglas. Tal manipulación se asemeja a la fabricación efectuada con el mineral ya refinado. Transformando de inicio las materias primas (una información primaria) en productos standart (información secundaria), lo transporta de una región de la cultura (las “curiosidades”, los archivos, las colecciones, etc.) a otra (la historia). Un trabajo “histórico” participa del movimiento por el cual una sociedad modificó su relación con la naturaleza, transformanartículo do lo “natural” en utilidad (por ejemplo, el bosque en exploración) o en estético (por ejemplo, la montaña en paisaje), o haciendo pasar una institución social de un estatuto a otro (por ejemplo, la iglesia transformada en museo).” (Certeau 1988, p. 29).
2 La comparación entre Cruz y Pasteur fue realizada por Ezequiel Dias en una especie de biografía de Pasteur (con algunos tonos de hagiografía). Cukierman, sin embargo, toma a Oswaldo Cruz como un productor de ciencia brasileña, una ciencia nacida en los trópicos y con la intención de emanciparnos, ser original y, en las palabras de Cruz, no ser: “eternamente lo que hasta ahora hemos sido: repetidores teóricos de lo que se estudia y se escribe en el extranjero”. (Informe del DGSP, 1906, p. 4, apud Cukierman, 2007, p. 36). Esta propuesta es nombrada por Cukierman como la Ciencia aterrizada, concepto central en su libro.
3 Braguinha o Carlos Alberto Ferreira Braga (1907-2006) fue un compositor carnavalesco que produjo la marcha de carnaval Yes, nós temos bananas, como un manifiesto de las riquezas naturales de Brasil hacia un supuesto interlocutor norteamericano.
4 Un primer problema en relación a este personaje puede ser encontrado en la problematización de la figura del precursor. Para Canguilhem (1972, p. 19) su admisión haría a la historia de las ciencias perder el sentido “ya que la ciencia no tendría dimensión histórica sino aparente”. Esta perdería la posibilidad de introducir nuevos fundamentos por medio de rupturas o cortes epistémicos. En una serie de frases lapidarias, Canguilhem se dirige hacia los contradictores de este concepto: “Un precursor sería un pensador, un investigador que habría hecho antes una parte del camino recientemente finalizado por otro” (op. cit., p. 19). O: “El precursor es el hombre del saber del cual solamente se sabe después de que haya corrido delante de todos sus contemporáneos y delante de aquel que se tiene como ganador de la carrera (op. cit., p. 19).
5 Como el lector puede imaginar, este trabajo pasó por el tamiz de evaluadores. Sin embargo, aquí como en otras evaluaciones, los evaluadores nos proporcionan excelentes indicaciones bibliográficas, pero asociadas a temas que no se encajan en los objetivos del texto. Por suerte las revistas trabajan con un límite de páginas que nos obligan a ser concisos con las directrices de nuestros textos. Para nuestro caso es importante decir que no trabajaremos con: 1) detalles biográficos profundizados sobre la vida, obra y controversias de Radecki (solamente lo suficiente para situar el personaje y para explicar las operaciones históricas de su constitución); 2) la historiografía de la psiquiatría o de las ciencias médicas (solamente la historiografía de la psicología de acuerdo con las alteraciones en la modalidad discursiva sobre el personaje).
6 Un modelo distinto puede ser encontrado en Vidal (2010) que reconoce en otros discursos anteriores a Wundt, esfuerzos legítimos de definición de la psicología en términos naturalistas, sin buscar cualquier marco divisor.
7 En el texto original en ingles: “Wundt is the senior psychologist in the history of psychology. He is the first man who without reservation is properly called a psychologist. Before him there had been psychology enough, but no psychologists.” (Boring 1950/1929, p. 316).
8 En el texto original en ingles: “When Wundt came to Leipzig in 1875 he was given space for experimental demonstrations in connection with his lectures. In 1879, four years after he had come, Wundt founded, as almost every psychologist knows, the very first formal psychological laboratory in the world.” (Boring 1950/1929, pp. 323-324
9 Otro ejemplo de búsqueda de marcos fundamentales en el modelo historiográfico de Boring puede ser encontrado en la investigación de los primeros esfuerzos de matematización asociados a las practicas experimentales en psicología.De acuerdo con Rosenzweig (1987), Boring habría estipulado en cartas un vínculo entre la fecha de la fundación de la psicología experimental (23/10/1850) y el día en el que Gustav Fechner (1801-1887) habría tenido un sueño clave para encontrar, con base en la ley de Weber, una fórmula para ecuacionar sensaciones y estímulos, la ley de Weber-Fechner.
10 Nilton Campos y Jayme Grabois fueron asistentes de Radecki y dirigieron el Instituto de Psicología de la Universidad de Brasil, responsable por alojar parte de los equipos y personal que integraba el laboratorio de la Colonia. Grabois dirigió el Instituto desde 1937 hasta 1947, y cuando terminó su contrato, Nilton Campos asumió la dirección desde 1948 hasta su fallecimiento en 1963.
11 No fue posible obtener las fechas de nacimiento y muerte de los últimos colaboradores.
12 La Escuela de Radecki solo fue llamada así en la edición de 1933 de su Tratado de Psychologia, publicado en Uruguay. En esa época, Radecki ya había salido de Brasil, pasando por Argentina y estableciéndose en Uruguay, donde continuo con sus investigaciones. El libro es un resumen del sistema de Radecki, y los trabajos son referenciados como fuentes de consulta para los temas abordados en cada una de las secciones del Tratado
13 Estos factores serían: la presión de sectores de la Psiquiatría contra la profesionalización de la Psicología en Brasil, la presión de grupos católicos ligados a la Psicología y la falta de presupuesto, ya que se esperaba que el Instituto consiguiera mantenerse financieramente por su propia cuenta (Centofanti, 2004/1982, p. 194).
14 En 1937 El Instituto de Psicología fue reabierto e incorporado a la Universidad de Brasil, habiendo heredando además de los colaboradores, los instrumentos del laboratorio de la Colonia de Psicópatas. De acuerdo con Centofanti, Nilton Campos nunca siguió el sistema de Radecki y tampoco la vía experimental, pero se dedicó a la filosofía, específicamente, a la fenomenología.
15 Uno de los evaluadores del texto resaltó que fueran destacadas las polémicas entre Radecki y los médicos y psiquiatras como Plínio Olinto. Entendemos que esto nos llevaría más allá del objetivo del texto, que es descartar los cambios de modalidad en los diferentes discursos que buscan historizar al personaje.
HTML generado a partir de XML-JATS4R por