Metáforas sobre la intervención social. Una aproximación a la comprensión del asistencialismo social

Metaphors about social intervention. An approach to the understanding of social welfare

Jonny Alexander Cruz Bolaños
Universidad Cooperativa de Colombia, Colombia

Metáforas sobre la intervención social. Una aproximación a la comprensión del asistencialismo social

Tesis Psicológica, vol. 12, núm. 1, pp. 10-29, 2017

Fundación Universitaria Los Libertadores

Recepción: 19 Enero 2016

Revisado: 02 Febrero 2016

Aprobación: 26 Mayo 2017

Resumen: En este artículo se socializan los resultados de una investigación que buscó contribuir al desarrollo de un marco de interpretación en torno al asistencialismo social, a partir del análisis de las metáforas que se encontraron en el contexto de acción de una ONG encargada de realizar intervención social con niñez en situación de vulnerabilidad. Partiendo de una metodología cualitativa con enfoque crítico desde la psicología social, se presentan como principales resultados, una reflexión conceptual de la relación existente entre la intervención social y el asistencialismo, inscritos en un contexto socio-histórico en el que se evidencia la influencia del pensamiento moderno (modernidad) y de las instituciones que históricamente han encarnado la intervención social; herencia de ello, es la preexistencia actual de un pensamiento hegemónico, ideologías y prácticas asistencialistas en el quehacer de psicólogos y de otros gestores sociales, con consecuencias negativas en las comunidades intervenidas, tales como la dependencia, la persistencia de las problemáticas sociales y el mantenimiento de las condiciones que las producen.

Palabras clave: Asistencialismo, intervención social, modernidad, colonialidad, metáforas conceptuales.

Abstract: This paper portrays the results of a research that aimed to contribute to the development of an interpretation framework around social welfare, based on the analysis of metaphors that were found in the context of action of an NGO responsible for social intervention with children in conditions of vulnerability. Based on a qualitative methodology with a critical approach from social psychology, the main outcomes are a conceptual reflection of the relationship between social intervention and welfare, supported on a socio-historical context in which the influence of modern thought is evident (modernity) and the institutions that have historically embodied social intervention. Evidence of this, it is the current preexistence of an hegemonic thought, ideologies and welfare practices in the every-day work of psychologists and other social managers, with negative consequences in the intervened communities, such as dependence, persistence of social problems and conservation of the conditions that produce them.

Keywords: welfare, social intervention, modernity, coloniality, conceptual metaphors.

Introducción

El éxito de la especie humana en el mundo y su posibilidad de subsistencia, se debe en gran parte, a su capacidad de organizarse en grupos o sistemas sociales para enfrentar de modo más efectivo las problemáticas inherentes a su existencia. Esta dinámica se ve atravesada por tensiones entre dichos grupos que interactúan bajo relaciones asimétricas de poder cuyas tendencias al cambio han permitido la evolución de las relaciones que se establecen en los sistemas sociales. La posibilidad de transformación de las situaciones de vida consideradas indignas, son un aliciente que posiblemente facilita la existencia misma y evita que se caiga en el pesimismo y la desesperanza, sea cual sea el lugar del que se espera lleguen tales cambios; esa esperanza de transformación ha generado históricamente procesos y acciones que en esencia buscan modos más dignos de vida.

Habermas (1990) describe el pensamiento moderno como postmetafísico, que de la mano con la idea de figura del espíritu en Hegel, concibe la modernidad como un horizonte que se desplaza, una esperanza que nos moviliza en la búsqueda incansable de las promesas del proyecto de la Ilustración. La posibilidad de observar las circunstancias que condicionan la vida e idear procesos fundados e intencionados hacia una transformación de algo que se observa y significa como problemático, desde el punto de vista de un observador específico y en un tiempo y espacio determinados, constituyen la visión moderna de intervención, es decir, determina los cambios esperados y la forma como los logrará:

El mundo moderno, se distingue del antiguo por estar abierto al futuro, el inicio que es la nueva época se repite y perpetúa con cada momento de la actualidad que produce de sí algo nuevo (…) La modernidad ya no puede ni quiere tomar sus criterios de orientación de modelos de otras épocas, tiene que extraer su normatividad de sí misma (Habermas citado por Muñoz, 2011, p. 86).

La transformación propuesta por la modernidad a la que hace referencia Habermas, deja preguntas respecto del carácter normativo que encierra: ¿transformación de qué?, ¿desde y hacia qué horizonte ético?, puesto que la posibilidad de cuestionar el orden establecido de los designios divinos y la estructura autoritaria de la época, que es lo que constituye la fundación del concepto de intervención social, determina los criterios normativos que guiarán la transformación social.

Blanco y Valera (2007) definen estos deseos de cambio, como las aspiraciones morales de las ciencias sociales, atribuyéndole a Comte la idea de que las ciencias sociales se ocupan del mejoramiento de nuestra naturaleza y por tanto, la psicología como parte de la ciencia social debería estar interesada en que la gente se sienta bien consigo misma y tome las riendas de su propio bienestar, pero queda abierta aun la pregunta respecto del horizonte ético hacia el cual se dirigiría el cambio.

Al respecto, Montenegro (2001) señala como puntos cruciales, entender cómo conocer la existencia de un problema social, qué mecanismos utilizar para definir un problema social y cómo definir a quienes padecen ese problema social. De este modo, describe dos vías planteadas en la literatura sobre intervención social a la hora de definir los problemas sociales, la primera serían la existencia de criterios objetivos de situaciones que deberían ser cambiadas, y como segunda vía, cuando un grupo social relevante define algunas condiciones como problema y pone en marcha acciones para su solución.

La primera vía implicaría que las problemáticas sociales son una realidad objetiva, negando de algún modo su historicidad, por lo contrario, la segunda vía reconoce en el problema social, una construcción producto de la acción de un grupo relevante que además de determinar cuál es el problema, determina los mecanismos para superarlo. Esta segunda vía, describe de mejor manera, la forma como las prácticas de intervención social han hecho presencia no solo como acciones humanas individuales y específicas, sino como procesos organizados, en las que algunas instituciones han capitalizado la intervención social como mecanismos de poder y control.

La intervención social, actualmente hace parte de acciones planificadas y políticamente constituidas con el fin de conseguir cambios deseables frente a las problemáticas sociales y a las complejas relaciones entre actores y factores que las constituyen. A esta tarea se han sumado diferentes disciplinas y profesiones, e incluso han nacido otras; se han propiciado discusiones en la delimitación del objeto de estudio de cada una de ellas; se construyen propuestas interdisciplinares y se han encarnado discusiones sin fin, sobre el sentido de las intervenciones y los resultados esperados.

En la psicología, por lo general, la intervención social ha tomado el nombre propio de Intervención Psicosocial, que como lo propone González-Rey (2015), surge en los años sesenta con la crítica al individualismo característico de la psicología norteamericana que en un comienzo se redujo al campo comunitario por iniciativa de algunos investigadores con la creación en 1967 de la división de estudios en psicología comunitaria de la APA (Arango, 2006). Para los fines de la presente investigación se utilizó el concepto de Intervención Social, teniendo en cuenta que se habla de los distintos actores de la intervención y no solo del quehacer de los psicólogos y de la intervención Psicosocial como concepto propio de la disciplina.

Los efectos de la globalización, las crisis económicas y la implementación de un sistema económico capitalista, han generado una mayor brecha entre pobres y ricos, siendo cada vez un número mayor los del primer grupo. En el caso particular de Colombia, los gobiernos han desarrollado programas y estrategias de intervención con el propósito de hacer frente a la pobreza y a las distintas problemáticas sociales (por lo general, bajo las lógicas del sistema económico capitalista), esto se materializa en: políticas públicas, programas e instituciones, ONG´s de todo tipo, etc., que realizan acciones de intervención social bajo distintas estrategias y paradigmas, sin embargo, los problemas sociales como la pobreza, la desigualdad, la violencia, la exclusión, entre otros, siguen haciendo presencia y conviven muchas veces en una relación simbiótica con las estrategias de afrontamiento empleadas para ofrecer soluciones.

En este contexto, uno de los conceptos que aparece en la discusión, es el asistencialismo, cuyo término resulta despectivo para la mayoría de instituciones y profesionales que realizan intervención social, al indicar que se trata de intervenciones que se ofrecen a comunidades o personas, que sufren o han sufrido alguna calamidad o situación de emergencia, pero que solo constituyen un paliativo para disminuir las consecuencias de las problemáticas, mas no para resolverlas, creando de este modo, consecuencias mayores como la dependencia y/o la persistencia de la problemática por más tiempo.

Lograr un acercamiento directo que posibilite identificar la complejidad de relaciones que subyacen al asistencialismo social en los actores de programas de intervención social - los profesionales que realizan la intervención social, las instituciones de protección gubernamentales y ONG´s, los usuarios o beneficiarios de estos programas, y ante todo, los contextos de interacción en que se producen dichas relaciones-, permitirá una aproximación a la comprensión del fenómeno del asistencialismo que aporte a la construcción de contrapuntos y acuerdos procedimentales para la conjunción de miradas diferentes que faciliten el desarrollo de intervenciones sociales más eficaces y abra discusiones críticas frente al quehacer de los psicólogos sociales que desempeñamos nuestra labor profesional en este campo.

La revisión teórica y del estado del arte frente al asistencialismo en la intervención social, realizada en esta investigación, permitió identificar tres posturas a la hora de definirlo: la primera proviene del Trabajo Social y se encuentra en la propuesta de Norberto Alayón, siendo el texto de referencia “Asistencia y Asistencialismo ¿Pobres controlados o erradicación de la pobreza?” (Alayón, 1989). Para el autor, desde un enfoque marxista, el asistencialismo es definido como una de las actividades sociales que históricamente han implementado las clases dominantes para paliar mínimamente la miseria que generan y para perpetuar el sistema de explotación, cuya esencia es dar algo de alivio para relativizar y frenar el conflicto, garantizando la preservación de privilegios en manos de unos pocos.

De este modo, el asistencialismo es percibido como una acción malintencionada, planeada y a pesar de ello, ejecutada. Definir de este modo el asistencialismo, nos deja preguntas como las siguientes: si el asistencialismo es tan negativo y si hace parte de un mecanismo “perverso” de subyugación, ¿por qué sigue tan vigente? ¿Qué sucede con la postura ética y crítica de los profesionales que realizan este tipo de intervenciones? ¿Por qué las poblaciones receptoras de acciones asistencialistas, siguen haciendo uso de ellas?

Alayón (2003) considera la orientación ideológica- política como un elemento que diferencia la asistencia social del asistencialismo: las acciones de intervención deben atacar las causas de las problemáticas sociales y al mismo tiempo deben realizar actividades de asistencia, asumidas como “derechos inalienables del pueblo explotado”; sin embargo, surge la pregunta de si esta ¿no es también una forma de polarizar la intervención social reivindicando las que realiza el endogrupo y denigrando las del exogrupo?, lo cual ha sido evidente en el surgimiento de los gobiernos populistas en Latinoamérica a comienzos de este siglo.

La segunda postura que define el asistencialismo social, la podemos ubicar como perteneciente al pensamiento postmoderno (Ramírez, 2004; Alvarado, 2003; Rodríguez, Duque & Neuza, 2007; Uribe, 2009; Muñoz, 2011; Rivas, 2005), entre otros. Desde el enfoque Posmoderno, en su búsqueda de ajustar y salvar el proyecto de Modernidad, el asistencialismo es definido como una deformación de la asistencia social, en la que se hace un llamado a desarrollar otros modos de intervención que no generen dependencia y afecten “las causas reales de la problemática”, un llamado a la ética del oficio profesional y del accionar de las instituciones en la construcción de un “mundo mejor”, idealizado y poco alcanzable en tiempo y contexto real.

La tercera postura identificada, es la crítica que el grupo Modernidad/Colonialidad1 hace al enfoque postmoderno, porque este considera la modernidad como un proyecto salvable, desconociendo que se trata de un proyecto colonial basado en la explotación y subyugación de un grupo mayoritario a beneficio de un grupo reducido y privilegiado. Tomando como base esta máxima, desde la presente investigación, se infiere que una interpretación del asistencialismo desde la relación intrínseca Modernidad/Colonialidad, podría ser que en la intervención social es posible que se esté buscando superar las problemáticas sociales a partir de los mismos ideales de la modernidad: igualdad, justicia, desarrollo, autonomía, autosostenibilidad, eficacia, inclusión, independencia, progreso, etc., desconociendo que detrás de ellos hay un proyecto de Colonialidad que sostiene relaciones de poder injustas, por lo que la asistencia e intervención social terminan deformadas en fenómenos como el asistencialismo y manteniendo e incluso, potenciando las problemáticas que dice intervenir.

La intervención social, en su ontogénesis, podría ser entonces, parte del entramado colonial: un modo no coercitivo de dominación, a manera de lo que Castro (2009), ha denominado colonialidad del ser, o a lo que en Michel Foucault (2007) correspondería al concepto de biopolítica: el sostenimiento de las lógicas de dominio, pasando del “hacer morir” a las poblaciones coloniales, a “hacerlas vivir”, es decir, producir para ellas unas formas de existencia que se ajustan a los proyectos de modernización (Cruz, 2012).

La investigación que se presenta en éste artículo, realizó una aproximación al concepto de asistencialismo, a partir del análisis de las polifonías de metáforas2 que los actores de la intervención social expresan en los contextos socio-históricos en que se desenvuelven: las prácticas corporales, discursos e ideología que desde Valentín Voloshinov (1992) entran en interacción en relaciones asimétricas de poder, que no son posibles de explicar como procesos ideológicos culturales de tipo causal y reduccionista, sino por medio de conceptos que reconozcan la complejidad de dichas relaciones, expresadas generalmente por medio de metáforas.

Al respecto, Derrida sostiene que “no hay nada que no pase con y mediante la metáfora. Todo enunciado a propósito de cualquier cosa que pase, incluida la metáfora, no tendrá lugar sin metáfora” (1978, p. 210). Las metáforas que usamos de manera habitual nos explican una parte del lenguaje cotidiano que afecta el modo en que percibimos, pensamos y actuamos. Estas metáforas hacen presencia y persisten no solo como elemento retórico del lenguaje, sino también como un modo de pensamiento: gran parte de lo que pensamos, creemos, tememos y la forma como lo sentimos, se encuentra conceptualizado a partir de metáforas.

El lugar que Lakoff y Johnson (1980) le dan a la metáfora, permite comprender cómo los conceptos que rigen el pensamiento humano, fundamentalmente de naturaleza metafórica, influyen en la percepción de la realidad y en el comportamiento: por medio de la metáfora cada sujeto conceptualiza y actúa en muchas de las acciones que emprende en su vida: “El concepto se estructura metafóricamente, la actividad se estructura metafóricamente, y en consecuencia, el lenguaje se estructura metafóricamente” (Lakoff & Johnson, 1980, p. 42). Desde una posición Bajtiniana, la identificación de las heteroglosias (es decir, que todo enunciado ha sido dicho anteriormente por otros, hay múltiples voces que subyacen a los discursos) y la identificación de los discursos hegemónicos que se establecen en el campo de la intervención social, pueden ser analizados a partir de la identificación y análisis de las metáforas que usamos de manera habitual.

La intervención social contemporánea corresponde a una construcción socio histórica, que actúa en la compleja trama social, tensionada por dos lógicas: los derechos propuestos por el ideario moderno y la democracia; y los condicionamientos que produce el monolingüismo hegemónico occidental, el capitalismo como modelo, y el mercado como operador del mismo (Maier, 2005). En los últimos años se ha generado un ambiente global de aparente preocupación por la erradicación de la pobreza, como “meta de la civilización”, a esta “lucha” se vinculan países, gobiernos y los grandes grupos económicos, materializando sus acciones en políticas públicas, programas, ONG´s, entre otras. Sin embargo, muchas de estas instituciones han terminado convirtiéndose en “grandes y lucrativas empresas sociales” con resultados mínimos en la solución de las problemáticas que dicen atender, por el contrario, generando una mayor brecha entre pobres y ricos de modo progresivo, a la par de que se aumenta la demanda de asistencia.

Metodología

Se desarrolló una propuesta metodológica desde el paradigma cualitativo con un potencial participativo, el cual busca comprender la realidad desde el punto de vista de los participantes, “agentes de la intervención social”. Las metáforas, como elemento de sus discursos, constituyen la materia prima para el análisis y comprensión del asistencialismo en la intervención social.

La metodología cualitativa tiene varias perspectivas, entre ellas, la Teoría Fundamentada, la cual fue desarrollada por Glaser y Strauss durante la década de los 60´s: “La teoría fundamentada no es una teoría, sino una metodología para descubrir teorías que dormitan en los datos” (Strauss & Corbin, 2004, p. 51).

Según Sandoval, la teoría fundamentada “es una metodología general para desarrollar teoría a partir de datos que son sistemáticamente capturados y analizados; es una forma de pensar acerca de los datos y de poderlos conceptualizar” (citado por Castro, 2005, p. 34). Por consiguiente, desde este enfoque, la teoría se va desarrollando durante la investigación en curso mediante el continuo interjuego entre los procesos de análisis y recolección de datos. Su principal fundamento conceptual es el interaccionismo simbólico, como también, los desarrollos de algunos otros teóricos de la sociología cualitativa, entre ellos, Erving Goffman y George Simmel.

Strauss y Corbin, (citados por Castro, 2005, p. 34), definen el procedimiento básico de la teoría fundamentada en: recolección de datos, codificación y reflexión analítica en notas, de modo que el diseño metodológico de la presente intervención, siguió esta lógica a partir de la recolección de las metáforas en distintos contextos, fuentes y agentes participantes, su posterior categorización y recategorización, haciendo uso de la herramienta metodológica Atlas ti 6.2, para el posterior análisis de datos y la discusión final de los resultados.

Participantes

Se realizó en una ONG, con trayectoria de más de 25 años como operador de programas de atención para el ICBF a nivel Departamental, con el programa de protección en modalidad de externado que opera en la ciudad de Cali y atendía en ese momento a 300 niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, en cinco zonas denominadas como “deprimidas”, de la ciudad (Distrito de Agua Blanca, Ladera y Centro de la ciudad), durante el período 2012-2014.

Los participantes corresponden a los agentes representativos de la intervención social dentro de la Modalidad de Protección en Externado del ICBF:

Profesionales y Directivos: Presidenta y Representante Legal de la ONG y psicólogas de cada una de las zonas en las que el Programa interviene (con antigüedad mínima de dos años). Número de participantes: 4.

• Usuarios: Niños, niñas, adolescentes y sus familias (a punto de terminar el proceso de intervención). Número de participantes: 28.

• Supervisión ICBF: Funcionaria del ICBF, miembro del equipo encargado de la supervisión del Programa Externado 913. Número de participantes: 1.

• Experto en procesos de intervención social del ICBF: Agente externo con experiencia de vida como usuario y posteriormente como Director de un Programa de Protección. Número de participantes: 1

• Total de participantes: 34.

Procedimiento

El diseño metodológico, consideró los siguientes momentos: recolección de la información, identificación y clasificación de metáforas (codificación), mapeo o apareamiento conceptual de metáforas, identificación y análisis de esquemas metafóricos (reflexión analítica en notas):

1. Recolección de la información: a partir de tres técnicas:

• Entrevistas semiestructuradas a los participantes de la intervención (niños y sus familias, directivos, funcionarios ICBF, expertos, psicólogas).

• Análisis de documentos: se analizaron los Lineamientos y Estándares del Programa para la modalidad de Externado ICBF y el Plan de Atención Institucional (PAI) de la ONG que son la base conceptual y metodológica de su intervención.

• Observación en contexto: se realizó videofilmación y transcripción de la cotidianidad de un día de intervención, en cada una de las tres zonas y centros de atención, durante un espacio de taller de psicología.

2. Identificación y clasificación de metáforas:

De los textos y transcripciones producto del proceso de recolección de información (entrevistas, análisis de documentos y observaciones en contexto), surgió el corpus de Metáforas. Acogiendo la teoría de la Metáfora Conceptual de Lakoff y Johnson, que definen tres clases principales de metáforas: Metáforas estructurales, Ontológicas y Direccionales; se identificaron y caracterizaron las metáforas encontradas (haciendo uso del programa Atlas Ti. 6.2) de acuerdo a los siguientes criterios:

Las metáforas estructurales: la función de las metáforas estructurales es la de clarificar conceptos que resulten lejanos y menos accesibles en términos de otros conceptos que estén mejor estructurados y delineados en la mente. Lakoff (1993) señala: “allow us to do much more than just orient concepts, refer to them, quantify them, etc., as we do with simple orientational and ontological metaphors” (p. 16).

Un ejemplo de este tipo de metáforas es: “una discusión es una guerra”, la cual corresponde a una metáfora estructural en la que el concepto discusión logra ser entendido en términos de una experiencia más tangible y estructurada, como lo es el concepto guerra.

Las metáforas orientacionales: la mayoría tienen que ver con la orientación espacial, bajo esquemas como: arriba-abajo, delante-detrás, profundosuperficial, central-periférico y como novedad en esta investigación, se encontró la relación norte-sur, que corresponden a los modos como nuestro cuerpo se orienta en el medio físico espacial, tienen una base en nuestra experiencia física y cultural. Un ejemplo de estas metáforas, sería: “He aprendido a salir adelante en la vida”.

Mark Johson menciona que estas metáforas, son un instrumento organizador del sistema cognitivo humano, no estructuran los conceptos (como hacen las metáforas estructurales) tomando como punto de referencia experiencias que emergen de la vida cotidiana: “The orientational metaphor does not structure one concept in terms of another but instead organizes a whole system of concepts with respect to one another” (Johnson, 1987, p. 14).

Las metáforas ontológicas proyectan un estatus de entidad sobre conceptos que, de otro modo, serían difíciles de comprender; permiten entender parte de las experiencias en términos de objetos y sustancias, se cosifica la experiencia (ideas, acontecimientos, emociones, etc.) tratándolas como unidades discretas, siendo posible de este modo referirse a ellas, categorizarlas, agruparlas, cuantificarlas y así razonar sobre ella:

Our experience of physical objects and substances provides a further basis for understanding -one that goes beyond mere orientation-. Understanding our experience in terms of objects and substances allows us to pick out parts of our experience and treat them as discrete entities or substances of a uniform kind. Once we can identify our experiences as entities or substances, we can refer to them, categorize them, group them and quantify them (and by these means, reason about them) (Lakoff & Johnson, 1980, p. 25).-

Un ejemplo de este tipo de metáforas, sería: “los problemas sociales son flagelos que afectan la integridad física y psicológica…”.-

3. Mapeo o apareamiento conceptual de las metáforas:

Desde el plano lingü.stico, (Rivano, 1997) propone un mecanismo para la comprensión de la metáfora, a partir de la proyección de los atributos de un dominio de conocimiento más próximo a la experiencia: El dominio fuente, a otro dominio de conocimiento más abstracto: El dominio meta proceso que es llamado “mapeo o apareamiento conceptual”.

El mapeo permite el uso del lenguaje del dominio de origen y de sus patrones de inferencia para los conceptos del dominio meta. El mapeo es convencional, es decir, es una parte fija de nuestro sistema conceptual. La relación entre los dominios Meta y Fuente, es de gran relevancia a la hora de comprender la metáfora: por ejemplo, en las metáforas “la competición física es una carrera y la competición física es una lucha”, el cambio de dominio meta determina el sentido de la metáfora resaltando en el primer caso la rapidez mientras en el segundo caso, se resalta la fuerza.

4. Identificación y análisis de los distintos esquemas metafóricos:

El corpus de metáforas identificadas y mapeadas, fue recategorizado haciendo uso del programa Atlas Ti 6.2, con el propósito de agrupar las metáforas según su Esquema Metafórico.

El Esquema Metafórico, es el modo como se agrupan algunas metáforas según lo que quieren comunicar, es decir, varias metáforas pueden pertenecer a un mismo esquema metafórico, por lo tanto, van a tener un sentido semejante: ejemplo, el esquema de verticalidad, en las metáforas orientacionales, agrupa varias metáforas cuyo sentido está relacionado a conceptos como: “más es arriba, menos es abajo y lo significativo es grande”.

Una vez identificados los esquemas de las 318 metáforas del corpus, se procedió previo análisis de su contenido, a clasificarlas como “asistencialistas o no asistencialistas”, teniendo en cuenta la reconstrucción teórica y práctica que en esta investigación se hizo del Asistencialismo Social. De modo general, el siguiente cuadro explica el proceso de sistematización y categorización de las metáforas:

Tabla 1
Proceso de sistematización y categorización de las metáforas
Proceso de sistematización y categorización de las metáforas
Cruz (2014, p. 97)

Resultados

Los resultados obtenidos evidenciaron que las metáforas están cargadas de contenido ideológico siendo susceptible de analizar casi como una herramienta proyectiva, solo en dos (2) de las treinta y cuatro (34) entrevistas realizadas, no se encontraron metáforas, en las demás fuentes la presencia fue significativa, lo cual da cuenta de que el trabajo con metáforas para el análisis de contenido en el discurso, constituye una estrategia metodológica e investigativa de gran valor.

El proceso de identificación de metáforas dio como resultado un corpus de 318 metáforas, distribuidas según la caracterización de Lakoff y Johnson (1980), de la siguiente forma:

Tabla 2
Distribución de las metáforas del corpus según su tipo.
Distribución de las metáforas del corpus según su tipo.
Cruz (2014, p. 99)

Los datos de la tabla, describen el modo como se distribuye la frecuencia de uso de metáforas según su tipo, se puede ver cómo es más alto el uso de metáforas estructurales. Las metáforas estructurales, a diferencia de las ontológicas y orientacionales, no están vinculadas a experiencias físicas, sino que clarifican conceptos que resultan lejanos y menos accesibles, en términos de otros conceptos que estén mejor estructurados. Este tipo de metáforas fue de gran importancia a la hora de identificar las otras voces o heteroglosias: el conjunto de conceptos que corresponden a los dominios meta, usados para hacer referencia a la intervención social, en el corpus de metáforas, el alto uso de este tipo de metáforas, puede estar relacionado con la necesidad de acudir a otros conceptos cuando se pide hablar de la intervención, es decir, hay una alta tendencia a buscar en el abanico de definiciones de tipo conceptual.

El uso de metáforas de tipo ontológico, fue alto (36,2% del corpus de metáforas). Al hablar de intervención social en términos de metáforas ontológicas hace que se produzca un proceso de cosificación, se dota al concepto de intervención, de unos contornos que lo convierten en algo discreto, lo que en definitiva, permite todo tipo de razonamiento en torno a este. Al esquema e imagen que nutren las materializaciones de las metáforas ontológicas subyace una imagen común, una estructura no proposicional que es como el esqueleto de todas esas metáforas: el esquema contenedor que está relacionada con el cuerpo humano.

A pesar que las metáforas orientacionales ofrecen varios esquemas, estas podrían haber tenido un bajo uso (8,2% del corpus de metáforas) debido a que abordan un solo aspecto consultado a los participantes con relación a la intervención -nivel o intensidad- como forma de describir el estado previo de los sujetos antes o después de la intervención, en términos de diagnóstico o resultados, lo cual deja por fuera muchos otros aspectos indagados por la presente investigación, como la experiencia personal, la identificación de objetivos, la descripción de la intervención, etc.

Las tablas 3, 4 y 5, presentan los esquemas metafóricos y la cantidad de metáforas encontradas en cada una de las fuentes de recolección:

Tabla 3
Resultados de Metáforas Estructurales: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes.
Resultados de Metáforas Estructurales: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes.
Cruz (2014, p. 113) D.PAI: Documento Plan de Atención Integral/ L.ICBF: Documento de lineamientos y estándares del ICBF/NNA: Entrevista a Niños, niñas y adolescentes/FR: Entrevista a Referentes Familiares/E.EX: Entrevista a Experto Externo/P.F: Entrevista a Presidenta de la Fundación/PS: Entrevista a Psicólogas O.T.P: Observación en Talleres de Psicología.

La tabla 3, presenta el corpus de metáforas estructurales encontradas, se pueden observar 41 esquemas metafóricos que contienen 177 metáforas estructurales en total. La tabla presenta además el número de metáforas dentro de cada esquema metafórico y la fuente donde fueron encontradas.

Explicación de los resultados

Tabla 4
Cuadro de resultados de Metáforas Ontológicas: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes
Cuadro de resultados de Metáforas Ontológicas: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes
Cruz (2014, p. 153)

En la tabla 4, se puede ver el corpus de metáforas ontológicas encontradas: 25 esquemas metafóricos que contienen 115 metáforas ontológicas en total. La tabla presenta además el número de metáforas dentro de cada esquema metafórico y la fuente donde fueron encontradas.

Tabla 5
Resultados de Metáforas Orientacionales: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes
Resultados de Metáforas Orientacionales: cantidad de metáforas encontradas en las distintas fuentes
Cruz (2014, p. 179)

En la tabla 5, el corpus de metáforas orientacionales está compuesto por 5 esquemas metafóricos que contienen 26 metáforas orientacionales. La tabla presenta además el número de metáforas dentro de cada esquema metafórico y la fuente donde fueron encontradas.

Hacia una definición del Asistencialismo Social

Podemos finalmente, definir el asistencialismo social a partir de las siguientes características:

1.Son acciones de asistencia dirigidas a comunidades que en un debido momento han sufrido una dificultad específica o aún la sufren. En este sentido, la asistencia se diferencia del asistencialismo en que cuando se asiste, se realiza la acción ante una coyuntura y en un tiempo corto, mientras que en el asistencialismo, las acciones siguen realizándose en períodos de tiempos relativamente largos y se convierten en una forma de “relación asistencialista”.

2.Las acciones asistencialistas son paliativos, atienden solo algunas consecuencias visibles de las problemáticas, trivializándolas y ocultando las causas reales. Manteniendo un discurso demagógico, el interventor asume un lugar paternalista donde se supone que todas sus acciones van dirigidas a proteger y mantener el control ante la adversidad que sufren las mayorías.

3.La intervención asistencialista constituye relaciones de simbiosis entre los interventores y las problemáticas que dicen atender, esto explica de algún modo el aumento de demanda de asistencia a la par del aumento de este tipo de programas que promueven la dependencia de las comunidades atendidas.

4.Las acciones de intervenciones asistencialista, están asociadas a instituciones y grupos de poder: Estado, ONG´s, grupos políticos, grupos económicos, escuelas, hospitales, etc., quienes son los encargados de diseñar, planear y ejecutar la intervención social, bajo unas lógicas que determinan sobretodo, modos de gestión de la diferencia y mecanismos de control social.

5.Las cuatro características anteriormente enunciadas para definir el asistencialismo Social, recogen y combinan las definiciones de las tres posturas que hasta el momento hemos presentado: postura marxista en la teoría de Alayón (1989), la postura postmoderna y la interpretación que en la presente intervención hacemos: el asistencialismo como proyecto de colonialidad, a partir de la propuesta del grupo Modernidad/Colonialidad. Sin embargo, tratando de contestar las preguntas que quedaron abiertas, se presenta a continuación una quinta característica del asistencialismo que tiene que ver con la praxis de la presente investigación y constituye un aporte novedoso:

A las intervenciones sociales subyacen ideologías, las cuales generan interacciones y relaciones no solo de sumisión y control, como lo propone Alayón (2003) y parte de los autores posmodernos, no se trata de diadas colonizador- colonizado, sino de un sinnúmero de complejas relaciones; mutación, sincretismo, adaptación, negociación, subversión, etc. La intervención social debe ser entendida como la suma de todas estas relaciones, en las que interactúan todos los factores, contextos y sujetos de la intervención. En esta interacción, la “heteroglosia de relaciones”3 aparece de modo indiferente en los discursos de los actores de la intervención por medio de sus metáforas: se encontró que las metáforas asistencialistas o no asistencialistas, no son exclusivas de un grupo o fuente, por lo contrario, hacen presencia de modo indiferenciado y un usuario, psicóloga o directivo, podía en un momento usar metáforas relacionadas con acciones asistencialistas, y en otro momento, usar otras no asistencialistas incluso refiriéndose a un mismo tema.

Metáforas asistencialistas

Teniendo en cuenta las cinco características descritas para la definición del asistencialismo, se señalan a continuación algunos esquemas metafóricos que dan cuenta de una visión asistencialista de la intervención:

• La intervención como una acción vertical unidireccional reconocida solo desde el agente interventor, siendo las comunidades receptores pasivos: »»La intervención como ayuda vertical »»La intervención empodera »»La intervención como aplicar fórmulas »»La intervenir es tender la mano »»La intervención restaura »»Intervenir es trabajar al sujeto »»Las personas son contenedores, con contenidos malos adentro que deben sacar e incorporar (interiorizar) otros bueno. »»Metáfora de la máquina o artefacto que debe producir ciertos resultados. La máquina además, debe ser controlada, frenada, potenciada »»Esquema de los sólidos, que asigna características tales como peso, resistencia, fragilidad, etc. »»Metáfora de la burbuja, la intervención es una burbuja protectora »»La intervención abre canales de participación »»Los problemas sociales son flagelos »»La intervención es una cobija que cubre »»Metáfora de la inclusión: afueraadentro, esquema de verticalidad

• La presencia del ideario moderno en la intervención, que implica colonialidad: Inclusión, igualdad, libertad, paternalismo, integración, participación, desarrollo, progreso, etc. »»La intervención como construcción de proyecto de vida »»La intervención permite cumplir sueños »»La vida es una carrera, una pelea de box, una guerra »»La vida es un camino »»El sujeto autónomo, autorregulado, autocontrolado, etc., dar de sí mismo »»Metáfora del crecimiento personal »»Metáfora de la inclusión »»La intervención garantiza el desarrollo25 Vol. 12 - Nº 1 ISSN 1909-839 »»La intervención fomenta la libertad, la participación, los derechos a la libre asociación, etc. »»Participar es tener voz »»El futuro se forja »»La familia reproduce valores »»La familia es una red »»La familia es una célula »»El sujeto tiene una imagen interna »»La metáfora del cuerpo: las instituciones son cabeza y las comunidades cuerpo, el seno de la sociedad, entre otras. »»ICBF es una familia: la familia asiste (paternalismo estatal). »»Esquema de trayectoria: hacia adelante se avanza, es progreso, futuro. »»Esquema de verticalidad: desarrollo, progreso es arriba.

• La intervención es un mecanismo de control: »»La intervención redirecciona, orienta, corrige »»La intervención controla »»La intervención adapta »»La intervención distrae »»Intervenir es trabajar al sujeto »»Metáfora de la máquina desde la intervención que controla o maneja »»La familia es una red, la sociedad es una red »»La intervención construye lazos »»Metáfora del tejido social »»Los profesionales son instrumento »»El centro es un punto de equilibrio y estabilidad, la intervención centra al sujeto.

Metáforas No Asistencialistas

Del mismo modo, los siguientes esquemas metafóricos pueden ser considerados formas no asistencialistas de definir la intervención:

• La intervención se define como una acción horizontal, no es exclusiva de las instituciones o grupos de poder, sino que puede ser una relación de cooperación incluso entre quienes sufren dificultades en la misma comunidad: »»La intervención como ayuda horizontal

• Aunque la intervención provenga de una institución o profesional, quien recibe la intervención tiene un papel activo y sólo requiere de otra acción que aumente su fuerza o la potencialice, los profesionales y las instituciones tienen un papel importante más no determinante: »»Los profesionales e instituciones son un catalizador »»La intervención como apoyo »»La intervención es fortalecimiento »»La intervención como articulación y movimiento »»La intervención como impacto de cambio »»La intervención como acompañamiento »»La intervención permite adquirir herramientas

• Ante la intervención asistencialista, los sujetos que reciben la intervención pueden encontrar estrategias subversivas a modo de “tácticas de quiebre de la cultura hegemónica” (De Certeau, 1996), mecanismos para lograr objetivos que la intervención no tiene planteados, la capacidad para modificar la intervención asistencialista a su favor, como se puede ver en la siguiente metáfora encontrada en la investigación: »»Alimentarse de otros, (profesionales de la intervención), robar de los otros, aprender de ellos sin que se den cuenta o se lo propongan en sus objetivos.

• Se reconocen de modo crítico las limitaciones de la intervención, tanto en las voces institucionales como en los receptores de la intervención: »»La Intervención es un brochacito, (no alcanza todos los objetivos que se propone o no constituye una solución a la problemática, no tiene profundidad). »»Hay un bombardeo de información, (no focaliza). »»La intervención es un árbol de navidad con demasiados adornos, (falta de especificidad). »»La intervención es una escopeta regadora, (no da en el blanco, no apunta a lo que debe, no focaliza).

Reflexiones finales

Los resultados de la investigación sugieren que aunque la ontogénesis de la intervención social sea asistencialista y evidencie la capitalización de las acciones solidarias por parte de un grupo de poder para posteriormente hacer uso de ella como mecanismo de control, el asistencialismo se presenta como una forma de relación compleja, en la que, el poder y el control sobreviven y se perpetúan como ideologías que pasan a la acción en la intervención asistencialista de modo sutil y casi inconsciente y no como acciones planeadas por “malas personas” y ejecutadas por profesionales e instituciones cómplices (De ser así, sería más fácil detectarlas, prevenirlas y combatirlas y de seguro las comunidades reaccionarían fácilmente pues donde hay poder siempre habrá resistencia), es en el carácter ideológico y sutil del asistencialismo donde radica la dificultad para combatirlo.

La intervención como una forma de relación, sugiere que todos los actores están en la capacidad de proponer relaciones y negociar desde sus ideologías y a su vez transformarlas (la toma de conciencia de las ideologías que subyacen a la intervención, constituye un factor fundamental para la transformación). La comunidad no asume un papel pasivo ante la intervención y si el asistencialismo es una de las relaciones que se establecen desde el discurso hegemónico, es de esperarse que los actores emprendan también otras relaciones o reacciones.

Los resultados de la presente investigación permitieron identificar otras relaciones, reflejadas en esquemas metafóricos cuyas metáforas sugieren relaciones no asistencialistas en la intervención social, posturas críticas frente a este modo de relación que no corresponden a la voz exclusiva de un actor, sino que aparecen de modo indiscriminado en cualquiera de los actores, cohabitando como heteroglosias.

Si bien, la presencia de esquemas metafóricos no asistencialistas fue mucho menor que la presencia de metáforas asistencialista, no deja de ser esperanzador saber que hacen presencia en los discursos de los diferentes actores por lo que se garantiza el diálogo y pueden ser un punto de partida para proponer otras metáforas, otras ideologías, otros modos de pensar la intervención social, otras relaciones distintas al asistencialismo. La capacidad de desideologizar las relaciones y de proponer otros modos de pensar la intervención, constituyen la puerta para el cambio, no solo de la intervención asistencialista sino para el cambio social, como lo propone González-Rey (2015) refiriéndose a la intervención psicosocial, el objetivo esencial de ésta debe ser propiciar la emergencia de nuevos procesos de subjetivación y nuevas tramas de relaciones al interior de la comunidad, comprendiendo que el desarrollo humano no se produce sin engendrar sus propias contradicciones y son las tensiones generadas en esos procesos las responsables bien sea de procesos sanos de desarrollo o la emergencia de conflictos y trastornos no imposibles de superar por las personas implicadas.

El análisis del asistencialismo social a partir de las metáforas presentes en los contextos de intervención social, constituye una apuesta metodológica innovadora que permitió el cumplimiento de los objetivos propuestos, sin embargo, puede considerarse también como una limitante ante la posibilidad de explorar otros elementos del lenguaje que permitan un análisis más amplio del contenido de los discursos que surgen en el contexto de las intervenciones sociales, indicando un punto de partida para futuras investigaciones.

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Notas

1 En su momento, conformado por pensadores latinoamericanos como Walsh Catherine, Arturo Escobar, Walter Mignolo, Edgardo Lander, Santiago Castro Gómez, Ramón Grosfoguel, Anibal Quijano, Agustín Lao-Montes, Zulma Palermo, Fernando Coronil, Javier Snjinés, Enrique Dussel, María Lugones y Nelson Maldonado.
2 Polifonía en términos de Mijail Bajtin (1991), corresponde a las distintas voces que conforman una ideología. En este sentido, polifonía de metáforas, sugiere que las metáforas son voces que conforman un colectivo de numerosos “yo” cuyas “voces escuchadas” configuran nuestras ideologías.
3 En el sentido que Bajtín da al concepto de Heteroglosia, sería la multitud de relaciones simultáneas.

Notas de autor

jonny.cruzb@campusucc.edu.co

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