Artículo de Reflexión
Análisis del termino contexto en psicología cognitiva del razonamiento
Analysis of the term context in cognitive psychology of reasoning
Análisis del termino contexto en psicología cognitiva del razonamiento
Tesis Psicológica, vol. 13, núm. 2, pp. 151-175, 2018
Fundación Universitaria Los Libertadores
Resumen: El trabajo que presentamos tiene como objetivo clarificar qué se entiende y como se define el “contexto” en algunas teorías de la psicología cognitiva del razonamiento. A pesar que el término contexto se encuentra frecuentemente en la literatura psicológica con enfoque cognitivo; no existe un análisis claro de qué se debe entender por ese término. La noción de contexto hace referencia a distintas ideas, esto es: al contenido, al formato, a la perspectiva, a la naturaleza de los contenidos lógicos y al ambiente de los problemas. Si bien estas ideas pueden tener puntos de encuentro, unión, o superposiciones, es poco claro que contenido, formato, perspectiva, naturaleza de los contenidos lógicos y ambiente sean nociones equivalentes. Hacer estas distinciones, no solo busca contribuir en una tarea semántica a la definición conceptual del término “contexto”, sino aportar al debate en torno a la manera en que los seres humanos razonamos y sobre las formas en las que debemos razonar.
Palabras clave: contexto, razonamiento, racionalidad, psicología, cognición.
Abstract: The work we present aims to clarify what is understood and how the "context" is defined in some theories of the cognitive psychology of reasoning. Although the term context is frequently found in psychological literature with a cognitive approach; there is no clear analysis of what is meant by that term. The notion of context refers to different ideas, that is: the content, the format, the perspective, the nature of the logical contents and the environment of the problems. While these ideas may have points of encounter, union, or overlapping, it is unclear what content, format, perspective, nature of the logical contents and environment are equivalent notions. Making these distinctions, not only seeks to contribute in a semantic task to the conceptual definition of the term "context", but to contribute to the debate around the way in which human beings reason and about the ways in which we must reason.
Keywords: context, reasoning, rationality, psychology, cognition.
Introducción
El trabajo que presentamos tiene como objetivo clarificar a que se hacer referencia con el término contexto en algunas de las teorías cognitivas del razonamiento. Dada la variedad de propuestas para explicar la competencia de razonamiento, nos centraremos en algunas de las tareas más importantes, como lo son, la tarea de selección de tarjetas y la denominada falacia de la conjunción, así como en algunas teorías sobre el razonamiento con sus respectivos debates: la tradición de heurística y sesgo, la psicología evolucionista, y la racionalidad acotada.
Bajo la noción de contexto se hace referencia a distintas ideas que no son necesariamente equivalentes, esto es, a) la idea de familiaridad o falta de familiaridad de los problemas; b) el formato en que se formula un problema; c) la perspectiva del sujeto en relación con la tarea a resolver; d) el tipo de conector lógico (en particular el tipo de condicional) que se usa en una tarea de razonamiento; y e) la noción de ambiente. Si bien estas ideas pueden tener puntos de encuentro o de relación, es poco claro que contenido, formato, perspectiva, naturaleza de los contenidos lógicos y ambiente sean nociones equivalentes. Hacer estas distinciones, argumentaremos, no sólo contribuye en la definición del termino contexto, sino además puede ayudar a comprender de mejor manera los debates en torno a cómo los seres humanos razonamos o cómo debemos razonar.
Se centrará el análisis en las ideas relacionadas con la noción de contexto, para tal fin, se distinguen cinco ideas a las que el término contexto hace referencia en las teorías cognitivas sobre razonamiento, sin que esto implique otorgar valores o defender alguna idea en particular. En sí misma la palabra contexto es polisémica y hace referencia a varias ideas, precisamente, nuestra contribución es especificar con claridad cuáles son esas ideas. Lo anterior es relevante porque, como se verá a lo largo del trabajo, la noción de contexto de razonamiento está a la base de la pregunta de si los seres humanos razonamos de manera adecuada o no, dependiendo del contexto en donde nos ubicamos, así definir, este término resulta primordial para saber cómo razonamos y si somos racionales o no.
Contexto entendido como familiaridad de un problema
Explicando una de las tareas más conocidas sobre el razonamiento, la tarea de selección de tarjetas, Stein (1996) sostiene que en estas tareas se empezó rápidamente a señalar que el contexto es importante para la resolución de los problemas cognitivos, sin embargo, tan pronto como este filósofo usa dicho término comenta que lo anterior es el caso porque algunos psicólogos se dieron cuenta de que el contenido familiar o no familiar (o abstracto, como a veces se denomina) de la tarea de selección de tarjetas parece tener un efecto en la ejecución de razonamiento.
Wason (1966) y otros psicólogos descubrieron que comúnmente los seres humanos no respondemos correctamente a este tipo de tareas, pues aun cuando la respuesta correcta a este experimento es voltear las tarjetas E y 7, la mayoría de los sujetos (75%) sólo consideran que se debe voltear la carta E, o las cartas E y 4. Sin embargo, a diferencia de esa tarea abstracta la versión familiar de la tarea de selección de tarjetas tuvo resultados distintos. He aquí un ejemplo:
Casi dos tercios de los sujetos seleccionaron correctamente las cartas con la información de “Nueva York” y “Carro” para ser examinadas. Esto es dramáticamente mejor que el menos del 10% que seleccionaron las cartas correctas en la versión abstracta de la tarea que hemos presentado.
Dadas las versiones anteriores de la tarea de selección, parece que es fácil distinguir entre tareas familiares y no-familiares. ¿Qué significa exactamente que algo sea familiar? Los psicólogos cognitivos no explican qué es la familiaridad o la abstracción de un problema y simplemente consideran que estos términos son lo suficientemente claros, sin embargo, hay al menos dos maneras generales de entender que un problema es familiar:
que el contenido que define el problema es familiar;
que las relaciones que son parte del problema son familiares.1
Si esto es así, se pueden considerar tres situaciones diferentes en las que las relaciones entre los elementos/situaciones sean familiares: a) Puede ser el caso que i. y ii. sean familiares; b) puede ser el caso que i. sea familiar y ii. no sea familiar; c) puede ser el caso que i. no sea familiar y ii. sea familiar. Dadas las anteriores opciones, un problema abstracto o no familiar sería donde: a) puede ser el caso que i. y ii. no sean familiares.
¿Por qué estas distinciones pueden ser importantes? Una de las razones es que algunas teorías han defendido que la ejecución adecuada de una tarea de razonamiento depende de la familiaridad de dicha tarea. Por ejemplo, en las dos tareas de selección antes presentadas se considera que la diferencia en la ejecución se debe simplemente a la familiaridad del contenido. Sin embargo, a veces se usa familiaridad en diferentes sentidos y a menos que se use en el mismo sentido podríamos saber si la familiaridad es importante o no para la ejecución de un problema.
Un grupo de investigación que ha trabajado la relación entre familiaridad y razonamiento es el programa conocido como psicología evolucionista, dirigido principalmente por teóricos como Leda Cosmides, John Tooby, Steven Pinker, David Buss, entre otros. La psicología evolucionista es un programa que intenta explicar la mente y sus componentes por medio de la teoría de la selección natural. Este programa defiende la tesis de la modularidad masiva en la que gran parte, o la totalidad de la mente está compuesta por módulos cognitivos. Bajo esta visión, un módulo cognitivo es un mecanismo innato, de dominio específico producido por la selección natural en respuesta a problemas de adaptación en un ambiente ancestral. A esta noción de módulo se le conoce como módulo darwiniano. La psicología evolucionista sostiene que el razonamiento es una facultad compuesta de varios módulos darwinianos.
Basados en este programa de la psicología evolucionista, Cosmides & Tooby (1992) presentan sus propias versiones de tareas de selección de tarjetas para tratar de mostrar que la familiaridad no es un elemento para mejorar el razonamiento. En particular, los psicólogos evolucionistas creen que hay evidencia en que problemas no familiares pueden ofrecer buenos resultados, mientras que problemas familiares pueden ofrecer malos resultados, lo que demostraría que la familiaridad no explica la mejor ejecución en las tareas de razonamiento con problemas familiares. Una de las tareas de selección de tarjetas en donde presentan este punto es la siguiente:
En esta versión, alrededor del 75% de los sujetos resolvieron correctamente la tarea. Este experimento de la raíz de cassava demuestra, según los psicólogos evolucionistas, que los sujetos pueden tener un buen desempeño resolviendo tareas de selección no familiares. No así experimentos familiares como el presentado por Stein:
Según Stein (1996), los sujetos tuvieron el mismo desempeño en la selección de tarjetas de la comida y bebida que en la tarea de selección de tarjetas abstracta que presentamos anteriormente. Lo cual, como ya señalamos, es usado por los psicólogos evolucionistas para mostrar que la familiaridad de los problemas no explica la mejora en las tareas de razonamiento. La idea que defienden los psicólogos evolucionistas para explicar esta diferencia se debe al módulo de detección de tramposos. De acuerdo con ellos, el cerebro humano contiene una adaptación cognitiva diseñada para razonar sobre el intercambio social. Según esta visión, en el ambiente de adaptación evolutiva de los ancestros homínidos eran comunes los casos en los que los individuos se encontraban en situaciones de intercambio en las que el beneficio que alguien recibía de otro individuo podía ser significativamente mayor que el costo del donante. Debido a que el ser humano es capaz de tener estas relaciones de intercambio social. Cosmides y Tooby (1992) conjeturan que los seres humanos debemos contar con uno o más módulos darwinianos, cuyo trabajo es reconocer los acuerdos de intercambios recíprocos y detectar a los tramposos que aceptan los beneficios de tales acuerdos pero que no están dispuestos a pagar el costo que estos conllevan.
No obstante lo anterior, cabe preguntar si ¿debemos aceptar esa conclusión a la que llegan los psicólogos evolucionistas? Haciendo uso de la distinción anterior podemos sostener que el caso de la raíz de cassava y la tribu imaginaria es un caso c), es decir, i. no es familiar y ii. es familiar. Sin embargo, en el caso de la carne de puerco y vino tinto nos encontramos en caso b) i. no es familiar y ii. es familiar.2 Nos podemos preguntar, ¿realmente Cosmides y Tooby (1992) han mostrado que la familiaridad no implica la mejor ejecución de una tarea? Consideramos que hay un sentido en que lo han hecho, pero no es el único en el que se puede entender la familiaridad. Se esperaría mayor evidencia empírica que demuestre que cualquier tipo de familiaridad, i.e., los casos a), b) y c) señalados anteriormente, no implica una mejor ejecución de razonamiento.
La cuestión de la familiaridad en la psicología cognitiva no se reduce a una preocupación entre los psicólogos evolucionistas, ni tampoco al problema de si se razona de manera adecuada o no. La familiaridad ha sido llevada a la postulación de la explicación misma de cómo los seres humanos razonamos. Goel (2007), por ejemplo, sostiene que el razonamiento en general puede ser entendido por un conjunto de sistemas fraccionados, entre ellos se encuentra un sistema para razonar sobre problemas familiares y otro para problemas no-familiares.3 Sin embargo, ni el trabajo de Cosmides y Tooby ni el trabajo de Goel profundizan en la familiaridad, aun cuando dicha noción juega un papel importante en sus propuestas.
En suma, queremos señalar que en este caso el término contexto se reduce a la familiaridad del problema presentado en una prueba, i.e., se dice que un contexto es familiar o no es familiar, pero como acabamos de señalar existen distintas maneras de entender esta familiaridad y no todas son equivalentes (pues pueden hacer referencia al contenido o a las relaciones). ¿Es la única manera en que se ha usado la noción de contexto en psicología cognitiva del razonamiento? En la siguiente sección veremos que ésta no es la única manera en que se ha entendido qué es un contexto.
Contexto entendido como el formato en que se plantea un problema
Junto con la tarea de selección de tarjetas, uno de los problemas más intensamente estudiados en torno al razonamiento se relaciona con los juicios sobre la probabilidad, en particular, un experimento conocido coloquialmente como “Linda, la cajera feminista”. El experimento es el siguiente:
Linda tiene 31 años de edad, es soltera, inteligente y muy brillante. Linda estudió filosofía y como estudiante estuvo profundamente preocupada por los problemas de discriminación y justicia social; participó también en manifestaciones anti-nucleares.
De los siguientes enunciados indica qué es más probable:
De entre el 80% y el 89% consideraron que el enunciado (3) tiene mayor probabilidad que el enunciado (2). Este resultado parece señalar que los sujetos del experimento cometen la falacia de la conjunción al sostener que un evento compuesto (“Linda es cajera y feminista”) es más probable que un evento simple (“Linda es cajera”).4 El resultado es similar a sujetos con estudios (alrededor del 80% cometen la misma falacia), incluso a aquellos que cuentan con estudios en matemáticas y estadística (Piatelli-Palmarini, 2005). Lo anterior ha hecho que se defienda que los sujetos del experimento no cuentan con la competencia de razonamiento adecuada.
Sin embargo, tanto los psicólogos evolucionistas como el grupo ABC, ponen en duda la interpretación de este problema. Según estos psicólogos, en ciertos contextos es posible mostrar cómo los seres humanos sí tenemos la competencia adecuada (Gigerenzer, 1991; Cosmides & Tooby, 1996; Hertwig & Gigerenzer, 1999). Lo relevante para los propósitos de este trabajo es que cuando los psicólogos y otros teóricos que han analizado esta tarea del razonamiento hacen uso de la noción de contexto en este experimento no es de la misma manera en que lo hacen en la sección anterior, es decir, no tiene que ver necesariamente con el contenido o las relaciones entre el problema. La manera en que los psicólogos evolucionistas y Gigerenzer y su grupo presentan este caso es como un “formato del problema”.
Partiendo de ciertos supuestos evolucionistas acerca del tipo de problemas a los que los ancestros humanos pudieron enfrentarse, Cosmides y Tooby (1996), así como Gigerenzer y su grupo (Gigerenzer et al. 1999), proponen que seguramente la mente humana seleccionó un tipo de mecanismo que permite procesar información que es proporcionada en frecuencias y hace generalizaciones. A esta hipótesis se le conoce como la hipótesis frecuentista (Cosmides & Tooby, 1996; Gigerenzer & Hoffrage, 1995; Hertwig & Gigerenzer, 1999; Samuels, Stich & Faucher, 2004). En sus propias palabras: “La hipótesis [frecuentista sostiene] que parte de nuestros mecanismos de razonamiento inductivo incorporan aspectos del cálculo de probabilidad, pero están diseñados para tomar frecuencias como insumos y producir frecuencias como resultados” (Cosmides & Tooby, 1996, p. 5).
De acuerdo con los defensores de la hipótesis frecuentista, si la mente cuenta con mecanismos que procesan y dan como resultado información en formato de frecuencias, entonces, en los contextos con estos formatos, dichos mecanismos ofrecerán una respuesta normativamente adecuada. De hecho, su trabajo experimental parece mostrar lo anterior.5 En una versión diferente, se presenta el mismo experimento de “Linda, la cajera feminista” y en él parece haber una ejecución diferente. La versión frecuentista del experimento es la siguiente:
Linda tiene 31 años de edad, es soltera, inteligente y muy brillante. Linda estudió filosofía y como estudiante estuvo profundamente preocupada por los problemas de discriminación y justicia social; participó también en manifestaciones anti-nucleares.
Hay 100 personas que cumplen con la descripción arriba presentada. ¿Cuántas de ellas son:
Según los psicólogos evolucionistas, en la versión frecuentista de “Linda, la cajera feminista” solamente el 22% de los sujetos consideraron que la opción “feministas y cajeras de un banco” era más probable que la opción “cajeras”.
Si bien resulta interesante que los resultados entre dos versiones de un mismo problema son significativamente distintos, nos interesa dirigir la atención, a que las dos versiones cuentan con el mismo contenido y el mismo tipo de relaciones entre los sujetos del experimento, sin embargo, el formato en que se presentan es distinto. En la primera versión del experimento revisado al inicio de esta sección se tiene un formato subjetivista, pues se hace una pregunta por la probabilidad subjetiva de un evento singular.6 En la segunda versión, en cambio, se está frente a un formato frecuentista, pues la pregunta está planteada por la frecuencia de un evento dada una clase particular. Los dos formatos son maneras de representar información probabilística que es matemáticamente equivalente, pero que puede ser procesada o no con los algoritmos adecuados (Gigerenzer & Hoffrage, 1995).
En algunas ocasiones, el ejemplo usado para ilustrar los diferentes formatos hace referencia a los distintos formatos en que se presentan los números. Los números pueden ser representados en diferentes sistemas (romano, arábigo, binario etc.). Esas representaciones pueden ser convertidas o trasladadas de un sistema a otro y en ese sentido pueden ser matemáticamente equivalentes. No obstante, la forma de representación, según los psicólogos evolucionistas, puede hacer una gran diferencia en el algoritmo que hace la multiplicación. Por ejemplo, una calculadora de bolsillo que ha sido creada para recibir números arábigos como insumos, fallaría en realizar un cálculo si le introdujéramos números binarios aunque dicha calculadora funcione correctamente. De igual manera, estos psicólogos cognitivos sugieren que así como una calculadora fue hecha para operar solamente con números arábigos como insumos, así también la mente del ser humano fue diseñada para realizar cálculos probabilísticos con formatos de frecuencias como insumos. Lo relevante aquí es que cuando los teóricos sugieren que en el caso de “Linda, la cajera feminista” los sujetos se enfrentan a contextos distintos, no parecen estarlo haciendo en relación al contenido y relaciones, sino al formato del problema. Si lo anterior es correcto, denominar a cada una de las versiones del problema de “Linda, la cajera feminista” como contextos distintos, ofrece un significado distinto a la noción de contexto revisada en la primera sección.
Contexto entendido como perspectiva
Hasta aquí se ha señalado que “contexto” se equipara ya sea con la familiaridad del problema (tanto con relación al contenido y a las relaciones) como al formato de un problema (ya sea subjetivo o frecuentista), pero estos modos no son los únicos en que se ha hecho uso de este término. Nuevamente volviendo a la tarea de selección de tarjetas, Gigerenzer y su grupo (Giegerenzer et al, 1999) han descubierto que el contenido y la relación por sí mismos no suponen la buena ejecución de un problema de razonamiento sino la perspectiva que un sujeto tiene que tomar en la tarea en cuestión. Lo interesante es que cuando hacen referencia a la perspectiva de la que hace uso el sujeto que razona, refieren nuevamente el uso del término contexto.
En un experimento llamado “cambio de perspectiva”, Gigerenzer y Hug (1992) dieron a dos grupos una tarea de selección de tarjetas en la que deberían buscar violaciones de las normas del contrato social como: “Si un empleado recibe una pensión, entonces ese empleado debe haber trabajado para la empresa durante al menos 10 años.” La única diferencia entre los dos grupos fue que a un grupo se le dijo “Tú eres el empleador”, mientras que al otro grupo se le dijo “Tú eres el empleado.” Las tarjetas son las siguientes:
En la teoría del contrato social, lo que cuenta como hacer trampa, o la violación de un contrato, depende muchas veces de la perspectiva que uno tenga dentro del contrato (pensemos por ejemplo en un contrato de compra-venta donde el vendedor y el comprador tienen distintos derechos y obligaciones). En el caso de la tarea de selección recién presentado, proveer una pensión es un costo que tiene que pagar el empleador para beneficiar al empleado mientras que trabajar por 10 años o más es un costo que el empleado tiene que pagar para beneficiar al empleador. De esta manera, el evento “Si un empleado recibe una pensión” es considerado un costo o un beneficio dependiendo de si se toma la perspectiva del empleador (= costo) o del empleado (= beneficio).
Lo interesante de estas tareas de selección es que nos encontramos frente a la misma relación y al mismo contenido, de hecho, en los dos casos, tanto la relación y el contenido son familiares (nos enfrentamos con la situación a) de la primera sección de este documento); sin embargo, la ejecución cambia porque la perspectiva tomada por el sujeto razonador es distinta. El número de perspectivas que puede tener un problema de razonamiento depende del problema particular que esté enfrentando el sujeto. En este sentido es posible distinguir en estos casos de tarea de selección de tarjetas dos perspectivas distintas, como las que recién hemos presentado. Los psicólogos evolucionistas han usado los resultados anteriores para defender tesis muy particulares que no se profundizarán7 pero a este respecto Cosmides y Tooby señalan que:
La definición de trampa también depende del punto de vista que el agente está tomando. La perspectiva importa porque el objeto, acción o estado de cosas que desde una parte se ve como un beneficio puede ser visto como un requisito desde la otra parte. El sistema necesita ser capaz de computar las representaciones costo-beneficio desde una perspectiva de un participante y definir la trampa a partir de esa perspectiva relativa (2005, p. 593).
Si lo hasta aquí señalado es correcto. La perspectiva representa otra manera de ver un contexto en las tareas de razonamiento cognitivo. No existe una única manera de separar estas perspectivas, pero en el caso analizado al menos éstas dependen de la relación costo beneficio en ámbitos familiares (tanto de relaciones como de contenido). Si lo anterior es el caso, la noción de contexto que es usada en la primera sección no es la misma que la usada en esta sección, pues como vimos, las dos tareas de selección de tarjetas son parte de un mismo contexto cuando se entiende éste como la familiaridad de un problema, pero no son el mismo contexto cuando hacemos referencia a la perspectiva.
Contexto entendido como la diferencia en la naturaleza del conectivo lógico
En las secciones primera y tercera del trabajo hemos expuesto diferentes versiones de la tarea de selección de tarjetas. Los diferentes resultados en la ejecución de dichas tareas han sido usados por distintos teóricos para señalar que el cambio de contexto es importante para la solución de una tarea de razonamiento. Distintos teóricos (Cosmides & Tooby, 2005; Stein, 1996, Samuels, Stich & Faucher, 2004) han sostenido que lo que tienen en común esas tareas de selección es una misma estructura lógica, pues en todos ellos se pide probar la verdad de un enunciado del tipo “si A, entonces B”. Por ese motivo, se ha buscado la explicación de las diferencias en la ejecución de la tarea de selección de tarjetas no en aspectos lógicos, sino en el contenido del problema o en la perspectiva de los individuos ante éste.
A diferencia de estas explicaciones, críticos de los psicólogos evolucionistas, en especial Fodor (2000) y Buller (2005, véase también Buller, Fodor & Crume, 2005), han señalado que lo que explica la diferencia entre la ejecución en las tareas de selección se debe a que tienen una estructura lógica distinta. En particular, estos autores sostienen que en la tarea de selección abstracta presentada en la primera sección (aquella con el condicional: “Si hay una vocal en un lado de la carta, entonces hay un número par en el otro lado”) el condicional es de tipo indicativo. Mientras que en las tareas de selección con contenido social, como las que presentamos en la primera sección y la sección tercera (por ejemplo, aquella con el condicional: “Si un hombre come raíz cassava, entonces debe tener un tatuaje en su cara”) el condicional es de tipo deóntico. Así, las tareas de selección abstracta y aquellas con contenido social, según estos autores, parecen tener la misma estructura “si A, entonces B”, pero hacen referencia a un condicional indicativo o a un condicional deóntico.
Según Buller (2005), en los condicionales de tipo indicativo “si A, entonces B” la verdad de la oración B es condicional o depende de la verdad de la oración A. Los condicionales indicativos son usados para hacer afirmaciones sobre hechos. En contraste, los condicionales deónticos “si A, entonces B” son usados para imponer obligaciones. En lugar de hacer afirmaciones sobre la verdad de una oración B a partir de la verdad de otra oración A, crean una obligación a partir de la verdad de una oración. En el caso de “Si un hombre come raíz cassava entonces debe tener un tatuaje en su cara” se crea la obligación o recomendación de “tener un tatuaje en la cara” a partir de “comer raíz de cassava”. De hecho, Buller, Fodor & Crume (2005) distinguen entre dos tipos de condicionales deónticos, aquellos que tienen que ver con obligaciones y aquellos que tienen que ver con recomendaciones. Más precisamente, sostener “es obligatorio que P” implica “está prohibido que no-P”, mientras que sostener “es recomendable que P” implica “no está prohibido que P”.
La idea de Buller es que el resultado de la ejecución adecuada en tareas de selección se debe a si el condicional es indicativo o es deóntico, debido a que: “Las tareas de selección que producen un nivel de ejecución alto implican condicionales deónticos, mientras que las tareas de selección que producen un nivel de ejecución bajo implican condicionales indicativos” (Buller, 2005, p. 182).
Lo interesante para los propósitos de este trabajo es que cuando los defensores de esta propuesta presentan la diferencia en los condicionales, afirman que los tipos de condicionales dan lugar a, o están inmersos en dos contextos distintos. Buller afirma que una manera de entender por qué los sujetos no responden de manera adecuada a la tarea de selección se debe a que:
Los condicionales indicativos incorporan conexiones arbitrarias entre el antecedente y el consecuente, y las historias en las que los condicionales están incrustados proveen información contextual insuficiente para hacer que la conexión sea sensata...debido a que esta información está ausente, los sujetos no saben cuál es el tipo lógico de la oración condicional que tienen enfrente, y consecuentemente son incapaces de ejecutar las tareas lógicas con respecto a ese condicional (Buller, 2005, p. 180, el énfasis es nuestro).
Así, Buller parece afirmar que el condicional indicativo suele ser arbitrario, además, está acompañado de una historia que no permite a los sujetos darse cuenta del tipo de condicional que “tienen enfrente”. De este modo, el contexto parecería formarse tanto por el condicional indicativo como por una historia. La visión de contexto es parcialmente compatible con las visiones que hemos revisado de contexto en la sección 2, aunque aquí se añadiría el tipo de condicional. Independientemente de lo anterior, nos encontramos con un elemento distinto para entender qué podría ser un contexto dentro de la tarea de selección de tarjetas, esto es, la naturaleza del conectivo lógico, ya sea indicativa o deóntica. No obstante, este elemento no se encuentra en las nociones de contexto que habíamos revisado anteriormente.
Contexto entendido como ambiente
Existe un famoso debate entre dos de los grupos más importantes en la psicología cognitiva del razonamiento, a saber la tradición de heurística y sesgo y la racionalidad acotada. La tradición de heurística y sesgo sostiene que el razonamiento humano puede ser modelado en heurísticas, es decir, estrategias mentales particulares para resolver problemas específicos. Este programa de investigación sugiere que los humanos cometemos una gran cantidad de errores de razonamiento o sesgos debido a nuestro uso y confianza en las heurísticas. En ese sentido, se asocia a este programa una visión pesimista en la que los seres humanos no razonamos adecuadamente. Por su parte, los defensores de la racionalidad acotada sostienen que las heurísticas, lejos de llevarnos a cometer errores de razonamiento, nos ayudan a razonar mejor, a hacer mejores juicios, y a tomar mejores decisiones. En ese sentido, se asocia a la racionalidad acotada una visión optimista, en donde los seres humanos razonamos fundamentalmente de manera adecuada.
En este debate (representado por Kahneman & Tversky (1996) del lado del programa de heurística y sesgo, y Gigerenzer (1996) defendiendo a la racionalidad acotada) encontramos una acusación común, a saber, que la postura rival no toma en cuenta el contenido y el contexto en el cual los seres humanos razonamos. En este debate, recogido en parte por la revista Psychological Review,Gigerenzer (1996) acusa explícitamente a Kahneman y Tversky (1996) de no tener en cuenta el contenido y el contexto en el estudio del razonamiento. Hertwig y Gigerenzer (1999) sostienen -haciendo referencia a ese debate y en particular al problema de “Linda, la cajera feminista” revisado en la sección 2- que Kahneman y Tversky hacen uso de una norma en sentido estrecho y es aplicada de un modo que es ciega al contenido y al contexto. Ante esta acusación los defensores de la tradición de heurística y sesgo afirman:
Quizá la más seria malinterpretación de su parte [refiriéndose a Gigerenzer] se relaciona con que los juicios heurísticos son “independientes del contenido y el contexto”… Nada puede estar más alejado de la verdad. El reconocimiento de que diferentes formas de presentar el mismo problema… puede dar lugar a diferentes procesos mentales ha sido una constante de nuestro acercamiento… (Kahneman y Tversky, 1996, p. 583).
Así, dos teorías psicológicas en pugna consideran que toman en cuenta el contenido y el contexto en el que el sujeto razona8 y al mismo tiempo afirman que su respectiva teoría rival los ha malinterpretado asumiendo que no lo hacen. El hecho anterior es peculiar porque la noción de contexto aparece junto con la noción de contenido, como si estas dos nociones significasen cosas distintas, algo que como hemos señalado muchas veces, se ha tomado como sinónimo. Sin embargo, nunca en este debate psicológico entre la tradición de heurística y sesgo y los defensores de la racionalidad acotada se explica qué es lo que cada uno de los defensores de dichas propuestas entiende por contenido y contexto.
Una posible manera de entender contexto en este debate, al menos con relación a la racionalidad acotada, es recurrir a la idea que ha desarrollado Gigerenzer y su grupo en cuanto al ambiente. Siguiendo la metáfora de las tijeras usada originalmente por Herbert Simon, los defensores de la racionalidad acotada señalan que la conducta racional está moldeada por dos navajas de una misma tijera: la estructura del ambiente y la capacidad computacional del individuo. En otras palabras, Gigerenzer y su grupo afirman que la racionalidad de una capacidad mental que procesa información (en particular ellos han defendido la existencia de heurísticas rápidas y frugales) depende del buen ajuste que tenga con un ambiente particular (Gigerenzer, Todd & el grupo ABC, 1999). Así, su programa busca entender la interacción entre las capacidades mentales y el ambiente. ¿Qué es lo que Gigerenzer y su grupo entienden por ambiente? Los defensores de la racionalidad acotada, que muchas veces han denominado a su propuesta como racionalidad ecológica, precisamente por la importancia que ella tiene el ambiente en el que el sujeto que razona se encuentra, no han aclarado cómo se debe entender esta noción. Arnau et al. (2013) proponen tres grandes maneras de entender qué es ambiente a partir de sus aspectos: descriptivo, normativo y prescriptivo.9
Según Arnau, Ayala y Sturm (2013), una de las maneras de ver al ambiente es como medio físico. De acuerdo con estos autores, algunos ejemplos de heurísticas requieren que el agente esté en contacto con el ambiente físico relevante. Además, el agente confía en la manipulación del ambiente para solucionar los problemas. “En la medida en que alteran la estructura física e informacional del ambiente, esos procesos conducen al agente a estar más cerca de la solución de un problema; así son parte del procesamiento del problema del agente” (Arnau, Ayala & Sturm, 2013, p. 9). Un ejemplo de ambiente físico y su relación con una heurística, es el usado por Gigerenzer y su grupo para explicar cómo un jugador de béisbol atrapa una pelota que ha sido bateada (Gigerenzer & Selten, 2001). En términos generales, el jugador debe fijar su mirada en la pelota lanzada y correr en su dirección, además debe ajustar la velocidad de modo que el ángulo de su mirada permanezca constante. Siguiendo esta heurística, según Gigerenzer y su grupo, un jugador es más eficiente para atrapar una pelota confiando en su ambiente físico y cómo se modifica, que en el cálculo formal y la acción que tendría que llevar a cabo para atrapar la pelota.
Como hemos señalado, los defensores de la racionalidad acotada, sostienen la idea de la racionalidad ecológica (en la que hacen uso de la metáfora de las tijeras) en que la racionalidad de las heurísticas se define como el acuerdo entre el procesamiento interno y el ambiente. En este caso, según los autores, el ambiente se entiende principalmente como la estructura de información disponible a los agentes. Esta estructura de información está definida por propiedades como la redundancia de las pistas, la variabilidad de validez de las pistas, el tamaño de las muestras, etc. Así, según los defensores de la racionalidad acotada, la ejecución del razonamiento está determinada por el acuerdo entre las estrategias de razonamiento y los rasgos informacionales del ambiente que implican el éxito relativo de una estrategia. En ese sentido, la racionalidad ecológica no es algo que dependa de un algoritmo procesado internamente sino de un “complejo algoritmo-interno-en-un-ambiente-específico” (Arnau, Ayala & Sturm, 2003, p. 10). Los autores señalan además que algunas veces lo normativo no se encuentra simplemente en el ambiente, sino que es producto del acoplamiento en curso del agente con el ambiente. Es relevante tener en cuenta cómo la conducta del agente moldea el ambiente que determina la ejecución de la estrategia de razonamiento disponible.10
Según diversos autores, una de las tareas de las teorías del razonamiento es ofrecer estrategias sobre cómo se debe razonar, de hecho, los defensores de la racionalidad acotada han intentado llevar a cabo esta tarea (Bishop & Trout, 2005). Teniendo en cuenta la metáfora de las tijeras usada por la racionalidad ecológica, para lograr un buen ajuste entre las navajas se pueden seguir dos estrategias: cambiar lo que ocurre al interior de los agentes o cambiar el ambiente. Un ejemplo de la segunda estrategia es el paso del uso de porcentajes al uso de frecuencias que usan los médicos para evaluar la probabilidad de riesgos. Al igual que el ejemplo “Linda, la cajera feminista”, que hemos expuesto anteriormente, se tienen trabajos de cómo los médicos evalúan la confiabilidad de un diagnóstico médico. En general, cuando la información es presentada en porcentajes, los médicos suelen tener una mala ejecución, cuando el mismo problema es presentado en frecuencias, en cambio, la ejecución mejora considerablemente (Gigerenzer y Hoffrage, 1995). Lo interesante aquí para los propósitos de este trabajo es que parece ser que Arnau, Ayala y Sturm (2013) mencionan que ambiente se entiende de manera distinta al ambiente físico y a la estructura de la información. No obstante, no aclaran lo anterior y se limitan a señalar que:
el objeto de la manipulación de las propuestas de cambia-el-ambiente no es ni el ambiente material que juega un papel en la ejecución de la heurística ni las propiedades de la estructura de la información del ambiente que juega un papel general en la evaluación de la ejecución de la heurística. Más bien, se centra en los recursos simbólicos y representacionales, que por eso mismo se asume que juegan un papel computacional (2013, p. 12, el énfasis es nuestro).
Si el recurso simbólico y representacional es el cambio de formato, en los casos como “Linda, la cajera feminista” y el diagnóstico médico, es posible que Gigerenzer y su grupo vean al ambiente como un tipo de formato representacional, es decir, la idea de contexto revisada en la segunda sección de este documento. Sin embargo, parece que esta noción de ambiente es distinta a sus ideas de ambiente físico y ambiente como estructura de información.
En suma, Arnau, Ayala y Sturm (2013) consideran que en el trabajo de la racionalidad acotada existen al menos tres maneras distintas de entender ambiente, cada una relacionada con distintos aspectos en las teorías de razonamiento, i.e., el descriptivo, el normativo y el prescriptivo. Bajo el aspecto descriptivo, se ve al ambiente como el ambiente físico, bajo el aspecto normativo, se le concibe como la estructura de información disponible al sujeto y, por último, bajo el aspecto prescriptivo, se concibe al ambiente como los recursos simbólicos y representacionales. No deseamos evaluar la propuesta de Arnau, Ayala y Sturm (2013), sino que nos limitaremos a usarla para mostrar cómo, si la noción de contexto se entiende como ambiente dentro de la teoría conocida como racionalidad acotada, entonces existen distintas maneras de entender qué es un contexto y no parece claro que dichas nociones sean del todo equivalentes a las que hemos expuesto anteriormente.
Observaciones finales
En el trabajo hemos presentado varias ideas en relación al contexto que pueden enlistarse de la siguiente manera:
Una conclusión obvia que parece desprenderse del anterior listado es que la idea de contexto en la psicología cognitiva no hace referencia a una única noción, sino a diferentes nociones que están emparentadas, pero no parecen ser idénticas. Estas distinciones ayudan a entender qué significa un contexto, además, permiten comprender de mejor manera los debates en torno a los elementos que influyen en el razonamiento de los seres humanos. Sugerimos que es necesario continuar el análisis del término “contexto” a partir del listado aquí propuesto, en particular, para saber si existen equivalencias o considerables diferencias entre las distintas nociones de contexto, y las relaciones que derivan de éstas.
A pesar de la necesidad de hacer un análisis más extenso sobre las ideas que están detrás del término contexto, es preciso reconocer como aporte las posibles aplicaciones concretas de estas distinciones. En la sección anterior, por ejemplo, señalamos que dos grupos de psicólogos (Kahneman & Tversky, 1996, Gigerenzer, 1996) han debatido entre sus teorías de razonamiento indicando que su respectivo grupo rival no ha puesto atención en el contexto en donde los seres humanos razonamos. Específicamente, uno de estos grupos de psicólogos (los defensores de la racionalidad acotada) defiende que los seres humanos somos racionales, mientras que el otro grupo (la tradición de heurística y sesgo) considera que cometemos sistemáticos errores de razonamiento. Analizar cómo cada uno de ellos integra el contexto en donde los seres humanos razonamos puede seguramente echar luz al debate psicológico sobre razonamiento y racionalidad.
Referencias
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Notas