Literatura pandémica
Reseña Crítica: “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago
Reseña Crítica: “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago
Tesis Psicológica, vol. 15, núm. 1, pp. 223-226, 2020
Fundación Universitaria Los Libertadores
Recibido del documento revisado: 15 Mayo 2020
Aprobación: 21 Abril 2020
Introduction
La obra literaria Ensayo sobre la ceguera de 1995, gestada por el portugués y premio Nobel de literatura José Saramago, ofrece una fuerte inspiración crítica que se conjuga sin mayores resistencias con las realidades y semiósferas contemporáneas suscitadas, entre otras, por la propagación del virus de RNA denominado SARS-CoV-2. Una epidemia de ceguera blanca es el suceso inesperado desde donde emergen y gravitan los acontecimientos que se relatan en esta novela que se acerca a las 400 cuartillas de extensión. Allí se entre-tejen e inter-juegan dimensiones de lo humano desde lo biológico instintivo hasta llegar a las posibilidades existenciales, desde los más elevados y nobles ideales y virtudes hasta descender a lo más profundo de los fines perversos.
En la actualidad los cambios súbitos y los eventos raros configuran un escenario de investigación científica de primera línea (Maldonado, 2005, 2016). Son precisamente este tipo de hechos los que acontecen en la novela de Saramago; una inadvertida epidemia de ceguera sin suficiente claridad sobre el agente etiopatológico y limitadas explicaciones clínico-fisiológicas para su mantenimiento, por otro lado, un personaje que no pierde la vista a pesar de estar expuesto y relacionado directamente con las personas que padecen una ceguera con atributos de los cuales no se encuentran antecedentes en los manuales de medicina.
El inicio de la obra se siente parsimonioso; los hechos se desarrollan repetitiva y lentamente, personas que se quedan ciegas unas tras otras. Esto puede ser una frívola apreciación del intérprete del texto o una genialidad del autor. Genialidad de Saramago en cuanto hace, mediante la ralentización de su narración, que el lector se permee de las mismas sensaciones que experimentan los personajes; incapacidad de hallar explicaciones, ansiedad, lentitud y zozobra.
En el contexto de las fragilidades de las democracias de América central y del sur y en el imperio de los antivalores naturalizados por la economía de libre mercado, el arte con su potencia estética, intelectual y vital materializa una novela que proyecta y denuncia las realidades humanas pretéritas y actuales. Esto hace Saramago al no darle nombre a sus personajes, dejándolos en el anonimato e identificándolos solo con características triviales, verbigracia, “el viejo de la venda negra” o “la chica de las gafas oscuras”. Acaecen pues violencias, delitos y crímenes de anónimos y en anonimato. Esta ficción cobra su estatuto de realidad en la situación de miles de asesinados, desplazados y desaparecidos en Colombia. No suscribir el anonimato de las víctimas ni de los victimarios es una condición necesaria para reconstruir la memoria histórica colectiva que permita soslayar el olvido.
La novela retrata un gobierno cuya política pública se basa en la segregación, exclusión y eliminación de la alteridad. Las estrategias de control-manipulación utilizadas por el estado son sutiles, sofisticadas y clásicas, la más eficaz; el miedo. Así lo deja en la atmosfera un personaje femenino –no podría ser otro- cuando expresa: “Si no nos organizamos en serio, van a mandar aquí el hambre y el miedo” (Saramago, 2015, p. 112). Lo anterior también queda plasmado en una escena en la que la sangre derramada por una persona asesinada se mezcla con leche. Este hecho es meritorio de representación pictórica sobre la inevitabilidad de la muerte y al mismo tiempo la dignidad de no morir de hambre o asesinado.
En medio del caos de una ciudad y su sociedad cuyos valores e instituciones son exiguos para hacer frente a la pandemia de ceguera. Se precisa un líder, un caudillo que vea y pueda guiar a los otros que no ven. Manifiesta esto la condición de dependencia inevitable en las relaciones humanas, pero también deja ver los peligros del caudillismo en tanto es más eficaz uno solo que piense por todos y no todos que piensen como uno solo.
Si la luz se opone a la ceguera entonces, la expresión ceguera blanca es un oxímoron. Precisamente esta antinomia es la que puede tener un múltiple horizonte de sentido interpretativo en cuanto se puede asociar al conocimiento con la luz que permite ver; esto es, ¿será posible una ceguera psicosocial por causas del pseudo-conocimiento? En tiempo de pandemias, surge una ceguera ética y moral que impide re-conocer la otredad cuya causa es la colonización lograda por las tecno-pseudo-ciencias y las doxo-ideologías-relativistas en los intelectos y afectos de las personas. En definitiva: ¿en el universo Big Data dónde está la información? ¿en la sociedad de la información donde está el conocimiento? ¿en el conocimiento dónde emerge la sabiduría, la lucidez, la sensatez…? Todo confluye en una crítica de la cultura del “rey ojo” del “imperativo ver” y de su consecuente superficialidad. Pero en contraste y sin ingenuidades es más deseable ver que no hacerlo.
En el ocaso de la novela, florece con fuerza la necesaria condición voluntarista y vitalista que requiere el ser humano para reconocerse y decidirse digno. En medio de una discusión sobre si se debería o no enterrar el cuerpo sin vida de una mujer, uno de los personajes principales, identificado como la mujer del médico, afirma, dirigiéndose a sus compañeros: “La cuestión no es si tendremos fuerzas o si no las tendremos, la cuestión es si vamos a permitirnos dejar aquí a esta mujer” (Saramago, 2015, p. 344). Nótese que el personaje dice mujer, no dice muerto ni cuerpo, es decir, la dignidad humana incluye y trasciende la propia vida y no está sujeta a disquisiciones motivacionales superficiales. En síntesis, no se trata de si se quiere o puede dignificar la vida, la muerte y la memoria humana, el sentido profundo es hacerlo.
La conjetura final es que durante y después de una crisis humanitaria y civilizatoria provocada por una pandemia, las condiciones de existencia a nivel bio-psico-relacional en las dimensiones socioecosistémicas no mejoran, sino que empeoran. Esta conjetura queda comprobada a nivel literario, en la obra titulada “Ensayo sobre la lucidez” del mismo José Saramago, allí se narran los desenlaces vitales de quienes fueran los sobrevivientes de la pandemia por ceguera blanca.
En conclusión, esta novela interpretada con sensibilidad ético-política y rigurosa racionalidad, puede generar instantes fenoménicos conmovedores y hermenéuticas subversivas. Los aportes críticos que hace esta obra literaria son de elevada estatura y radicalmente pertinentes a los tiempos actuales de pandemia y confinamiento. Como suele suceder, la realidad sobrepasa a la ficción, y en Colombia el virus SARS-CoV-2 no está suscitando, muy a despecho de Slavoj Žižek, y al parecer a favor de las tesis de Byung-chul Han, el desmonte de las necroprácticas del capitalismo socioeconómico y cognitivo, todo lo contrario, antivalores como el individualismo, el miedo, la mercantilización de la educación, la desinformación, el embrutecimiento colectivo, la cretinización intelectual, la infantilización academicista, y sobre todo la corrupción como expresión excelsa de la perversión, están propagándose más rápido que el mismo virus. Más que una impresión pesimista al estilo de Emil Cioran o con una percepción ácida al modo de Fernando Vallejo, el objetivo es resaltar que la obra de Saramago denuncia que el rey aún sigue desnudo.
Referencias
Maldonado, C. E. (2005). Ciencias de la complejidad: ciencias de los cambios súbitos. ODEON, 2(1), 1-47.https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/odeon/article/view/2643/7647
Maldonado, C. (2016). El evento raro. Epistemología y complejidad. Cinta de moebio, 56, 187-196. https://doi.org/10.4067/S0717-554X2016000200006">https://doi.org/10.4067/S0717-554X2016000200006
Saramago, J. (2015). Ensayo sobre la ceguera. Bogotá D.C.: Penguin Random House