Reseñas
VIVIR EN EL COTO. FRACCIONAMIENTOS CERRADOS, MUJERES Y COLONIALIDAD. MANUELA CAMUS. GUADALAJARA (MÉXICO): UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA, 2015. 296 PÁGINAS
VIVIR EN EL COTO. FRACCIONAMIENTOS CERRADOS, MUJERES Y COLONIALIDAD. MANUELA CAMUS. GUADALAJARA (MÉXICO): UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA, 2015. 296 PÁGINAS
Anuario de Estudios Centroamericanos, vol. 42, pp. 529-531, 2016
Universidad de Costa Rica
Manuela Camus presenta en su libro la lógica espacial de los condominios o fraccionamientos cerrados de sectores élite y sectores emergentes de Guadalajara, a saber, los cotos.[1] Esta forma de segregación constituye un ícono urbano de privilegio y un símbolo de poder que se presenta desde 1990 en ciudades de Latinoamérica. La inquietud original de la investigadora parte de ir más allá de la premisa de que las personas que habitan en estos espacios cerrados lo hacen por razones de seguridad y desconfianza. Camus propone que esto podría ser producto de un proceso relacionado con la neoestamentación y colonialidad tapatías,[2] aunado a las utopías sociales de igualdad y ciudadanía.
El trabajo de Camus se deriva de un investigación planteada para el Conacyt (México) y elaborada con el apoyo del Centro de Estudios de Género y la Universidad de Guadalajara, y motivada por el auge de los fraccionamientos cerrados, cuya forma de habitar la ciudad y de estilo de vida resultó tener un carácter ubicuo y exacerbado para la sociedad mexicana. Camus tuvo especial interés en estudiar la posibilidad de entender estos sectores sociales, particularmente a los tapatíos de estrato medio alto y alto, para quienes la distancia social y cultural constituían un reto.
Así pues, este texto –fundamentado en los resultados de la investigación de campo de Camus– permite conocer los estilos o las visiones de mundo de quienes viven o han vivido en los cotos por medio de la recopilación de las propias voces de sus habitantes, particularmente de las mujeres. Se realizó una serie de entrevistas a las mujeres de diferentes cotos, jefas de hogar entre 40 y 50 años de edad; tarea difícil debido al espacio cerrado y al recelo por la privacidad. No obstante, la autora se inmiscuye entre ellas con el fin de presentar y analizar sus amurallados fraccionamientos, sus formas de organización, sus costumbres, sus ritos, las reglas de convivencia al interior, sus conflictos; a saber, sus habitantes.
El libro de Camus comprende seis capítulos, antecedidos por una presentación elaborada por Elena de la Paz Hernández Aguila, así como por un capítulo introductorio. Camus comienza presentando los cotos como una condición de la época, entendidos como un ícono urbano de privilegio y un símbolo de poder, desde el punto de vista de la sociología urbana, la arquitectura y el urbanismo, desde un análisis de estilos de vida y modas, así como uno de la segregación urbana. Su propósito investigativo es permitirles a sus habitantes expresar su opción de vida, particularmente desde la voz de las mujeres que viven en estos. Camus luego expone la nueva construcción estamental y de colonialidad tapatía, pues tiene particular interés en conocer la sociedad que se está y estamos construyendo, así como hasta dónde se están estableciendo otras formas de dominación y ordenamiento de la heterogeneidad. El último aspecto –antes de iniciar con su primer capítulo– trata sobre la compleja arquitectura para una etnografía limitada; la investigadora indaga sobre cómo cobra sentido para las mujeres jefas de hogar esa lógica espacial de habitar la ciudad y cuáles serían sus estilos de vida y las transformaciones y experiencias sociales, así como hasta dónde se producen otros escenarios en las relaciones de género y en el ser mujer. Así, al acercamiento testimonial con las mujeres residentes en el coto y los hijos de los cotos, se añade también la revisión bibliográfica o el estado de la cuestión.
Camus especifica que en sus capítulos pretende trabajar con una perspectiva, pues presenta diferentes fuentes y lógicas narrativas con el fin de que quien lea formule también sus propias conclusiones. El primero y el segundo capítulos consisten en el repaso sociohistórico de la colonialidad tapatía, con el fin de explicar la fuerza ideológica neocolonial y lo que significa dicha forma de habitar en Guadalajara en espacios de privilegio: los condominios cerrados. Posteriormente, se exponen aspectos relevantes de las entrevistas realizadas a las mujeres que habitan en cotos de estratos medio altos y altos. Sin embargo, dada la heterogeneidad interna, Camus ideó una clasificación analítica dados sus términos socioeconómicos, culturales y aspiracionales: los “catrines”, los campestres y los estándar. En el cuarto capítulo, se toman las percepciones y experiencias de las mujeres residentes y se perfila el modo en que se visualizan y compiten entre ellas. Por último, el quinto capítulo –no contemplado por Camus inicialmente, pero incluido vista su necesidad– se presenta a los hijos de los cotos, quienes crecen en estos sitios y cuya crianza proporciona pistas acerca de la construcción social en estos espacios de privilegio. El sexto capítulo aborda las reflexiones finales de la investigadora, se sintetizan los principales hallazgos y se propone una interpretación propia de la autora con las implicaciones de lo expuesto.
Cabe destacar que Camus no solo otorga a las mujeres un lugar en su investigación, sino que les da voz, les permite que en sus entrevistas ellas se sientan apropiadas de esos espacios y muestren autoafirmación desde sus propias cosmovisiones. Así lo demuestra la investigadora al apoyarse de otros autores (Connell y Messerschmidt, 2005; Loaeza, 2010) cuando destaca la participación y el activismo de las mujeres de estos sectores de privilegio en México cuando se sienten amenazadas por el cambio social; con lo cual el coto resulta ser el sitio resguardado patrimonial de sus calidades de vida y su vida misma. Por consiguiente, para Camus es importante darle seguimiento a lo que se está gestando dentro de estos espacios cerrados, a la propuesta política, social e ideológica, su futura fuerza hegemónica o su declinación. En otras palabras, estos microespacios de los cotos funcionan para medir las reacciones, en las cuales las mujeres figuran en términos culturales, morales y políticos.
También vale retomar algunas de las apreciaciones finales de la investigadora al expresar que en el caso tapatío se evidencia implicaciones en esos procesos de resocialización, los cuales en la academia han sido etiquetados como fracturas, desigualdades, exclusiones, ciudadanías contrapuestas. Además, quedan expuestas las formas en las que se estén o no produciendo cargas de violencia respecto del género y de la colectividad. Camus no finaliza sin antes cuestionar los mecanismos que mantienen a los sectores en sitios de privilegio y afirma que si las desigualdades permanecen es porque estos mecanismos también se sostienen. Camus continúa con su cuestionamiento al arrojar preguntas sobre cómo se están dando las tensiones intra y trans clase, cuáles son sus prácticas sociales, políticas, culturales hacia la otredad y la visión de mundo que expresan, así como cuáles son los efectos que supondría una mayor presencia pública y política combinada con un creciente aislamiento social y con una interpretación de la sociedad según la relación personal y no por las causas y procesos históricos de desigualdad y violencia.
En breve, Manuela Camus realizó un estudio de las élites actuales y sus residencias, según urbanistas, geógrafos, filósofos y sociólogos. Esta autora expuso la tendencia de las investigaciones sociales en México en centralizarse en problemáticas o urgencias de los sectores más vulnerables, en tanto que las élites permanecen libres del escudriñamiento antropológico. Dicha situación es defendida y elegida por estos sectores hegemónicos como parte de su privacidad y sus privilegios, lo cual podría afirmarse que forma parte de la invisibilización sociocultural. Para Camus, esta “moda” e interés por las élites como objetos de estudio para investigadores y medios ha promovido que este sea el momento para adentrarse en sus muros, escuchar sus voces, comprender sus cosmovisiones y destapar la cara oculta de la desigualdad: la del privilegio.
Jessica López Víquez. Costarricense, bachiller en Filología Española, egresada de la Maestría en Lingüística de la Universidad de Costa Rica. Editora de la Revista de Lenguas Modernas de la Universidad de Costa Rica.
Notas