Resumen:
Objetivo: la automedicación en estudiantes de medicina es una práctica común que representa importantes riesgos personales. El objetivo de este artículo es explorar las actitudes, conocimientos y prácticas frente a la automedicación de productos herbales y psicofármacos en estudiantes de medicina.
Metodología: estudio descriptivo transversal que incluyó 625 estudiantes matriculados en los doce semestres del pregrado de medicina en una universidad privada de Medellín-Colombia. Se diseñó un cuestionario para el estudio que incluía variables sociodemográficas, un listado de psicofármacos y productos herbales y aspectos relacionados con las actitudes, los conocimientos y las prácticas frente a la automedicación durante el último año.
Resultados: edad mediana 20 años. Rango intercuartílico 2 años, edad mínima 18 y máxima 28 años. El 67% fueron mujeres, la razón mujer: hombre fue 2:1. El 39.5% de los estudiantes se automedica con productos herbales o psicofármacos. El 16.7% se automedicó para dormir mejor. El 14.5% para disminuir el estrés y la ansiedad y el 8.3% para mejorar el ánimo. El 90.1% de los estudiantes consideraron la automedicación una práctica insegura. Sin embargo el 78.6% afirmó que continuaría haciéndolo.
Conclusiones: cuatro de cada diez estudiantes de medicina encuestados (39.5%) se automedica con productos herbales o psicofármacos para mejorar síntomas mentales comunes como insomnio, depresión y ansiedad. El elevado uso de medicamentos sin supervisión profesional expone a los estudiantes a efectos secundarios indeseables, dependencia y manejo subóptimo de síntomas mentales que deterioran la calidad de vida de futuros profesionales de la salud.
Palabras clave:automedicaciónautomedicación,conocimientos, actitudes y práctica en saludconocimientos, actitudes y práctica en salud,educación de pregrado en medicinaeducación de pregrado en medicina,psicotrópicospsicotrópicos.
Abstract:
Objective: Self-medication is a common practice among university students worldwide. The objective of this article is to explore the attitudes, knowledge, and practices regarding self-medication of herbal products and psychotropic drugs in medical students.
Methodology: Cross-sectional, descriptive study that included 625 students from all twelve semesters offered at the medicine program at a private university in Medellin, Colombia. A questionnaire was designed for the study which included sociodemographic variables, a list of psychotropic drugs and herbal products, and aspects related to attitudes, knowledge, and practices regarding self-medication during the last year.
Results: Median age was 20 years and interquartile range was 2 years; minimum age was 18 and maximum was 28 years. 67% were women; the female to male ratio was 2:1. 39.5% of the students self-medicated with herbal or psychoactive drugs. 16.7% self-medicated to sleep better, 14.5% to reduce stress and anxiety, and 8.3% for mood enhancement. 90.1% of the students considered self-medication an unsafe practice. However, 78.6% stated that they would continue self-medicating.
Conclusion: Four out of ten (39.5%) medical students surveyed self-medicate with herbal products or psychotropic drugs to improve common mental symptoms such as insomnia, depression, and anxiety. The high use of medications without professional supervision exposes students to undesirable side effects, dependence, and suboptimal management of mental symptoms that deteriorate the quality of life of future health professionals.
Keywords: self-medication, health knowledge, attitudes, practice, education, medical, undergraduate, psychotropic drugs.
Resumo:
Objetivo: a automedicação em estudantes de medicina é uma prática comum que representa importantes riscos pessoais. O objetivo deste artigo é explorar as atitudes, conhecimentos e práticas frente à automedicação de produtos ervais e psicofármacos em estudantes de medicina.
Metodologia: estudo descritivo transversal que incluiu 625 estudantes matriculados nos doze semestres da graduação de medicina numa universidade privada de Medellín-Colômbia. Se desenhou um questionário para o estudo que incluía variáveis sócio-demográficas, um listado de psicofármacos e produtos ervais e aspectos relacionados com as atitudes, os conhecimentos e as práticas frente à automedicação durante o último ano.
Resultados: idade média 20 anos. Faixa interquartílico 2 anos, idade mínima 18 e máxima 28 anos. 67% foram mulheres, a razão mulher: homem foi de 2:1. 39.5% dos estudantes se automedica com produtos ervais ou psicofármacos. 16.7% se automedicou para dormir melhor. 14.5% para diminuir o estresse e a ansiedade e 8.3% para melhorar o ânimo. 90.1% dos estudantes consideraram a automedicação uma prática insegura. Embora 78.6% afirmou que continuaria fazendo.
Conclusões: quatro de cada dez estudantes de medicina entrevistados (39.5%) se automedica com produtos ervais ou psicofármacos para melhorar sintomas mentais comuns como insônia, depressão e ansiedade. O elevado uso de medicamentos sem supervisão profissional expõe aos estudantes a efeitos secundários indesejáveis, dependência e manejo em deficiência de sintomas mentais que deterioram a qualidade de vida de futuros profissionais da saúde.
Palavras-chave: automedicação, conhecimentos, atitudes e prática em saúde, educação de graduação em medicina, psicotrópicos.
Originales
Actitudes, conocimientos y prácticas frente a la automedicación con productos herbales y psicofármacos en estudiantes de medicina de Medellín-Colombia
Attitudes, knowledge, and practices regarding self-medication with herbal products and psychotropic drugs among medical students in Medellin, Colombia
Atitudes, conhecimentos e práticas frente à automedicação com produtos ervais e psicofármacos em estudantes de medicina de Medellín-Colômbia
Recepción: 17 Enero 2017
Aprobación: 13 Septiembre 2017
El uso de productos medicinales y fitoterapéuticos sin prescripción médica con el objetivo de tratar síntomas de enfermedades agudas o crónicas, se ha denominado automedicación1. Algunas de las formas como se puede realizar esta práctica son: adquirir medicinas sin prescripción médica, utilizar prescripciones antiguas, emplear muestras médicas o usar medicamentos de familiares2.
Los psicotrópicos se definen como compuestos que tienen la capacidad de modificar las acciones de los neurotransmisores y producir efectos neurocomportamentales. Dentro de estos están los psicofármacos que son medicamentos con la capacidad de modificar las funciones mentales y se utilizan para el tratamiento de trastornos mentales3.
El uso sin supervisión médica de psicofármacos es un problema importante de salud4,5,6. Estudios recientes muestran cómo la prevalencia va en aumento7,8,9. Los opioides para el manejo del dolor son la segunda droga de abuso más común luego de la marihuana7. Dentro de los principales motivos que se han descrito para el uso de medicamentos sin prescripción médica se encuentran la automedicación y el uso recreativo8,9,10.
La mayor frecuencia de uso no médico de benzodiacepinas y ansiolíticos inicia durante la adolescencia y la adultez temprana9. En el 2012 de acuerdo con el Estudio Nacional de Salud y Uso de Drogas (NSDUH) 2.4 millones de estadounidenses de 12 años o más habían utilizado en el último año psicofármacos (hipnosedantes, opioides o estimulantes) sin prescripción médica10.
En un estudio realizado por Montgomery et al., el 61% (DE 25%) de los estudiantes de medicina y médicos graduados afirmaron que se automedicaba y que habían iniciado esta práctica en la etapa de formación médica. Según estos autores, si bien los profesionales médicos esperan que sus pacientes busquen la ayuda apropiada cuando presentan problemas significativos que les afecten la salud, ellos no siguen estas mismas reglas y tienden con frecuencia a automedicarse11.
El objetivo de esta investigación es determinar la prevalencia, las actitudes, conocimientos y prácticas frente a la automedicación de productos herbales y psicofármacos en estudiantes de medicina.
Se realizó un estudio descriptivo transversal. Se incluyeron estudiantes de ambos sexos, mayores de edad, pertenecientes a cualquiera de los doce semestres del pregrado de medicina, que se encontraban matriculados durante el primer semestre del 2015 en una institución universitaria privada de la ciudad de Medellín-Colombia. La muestra del estudio fue seleccionada de manera no probabilística. En el tiempo de la recolección de la muestra, dentro de las reuniones académicas programadas para los estudiantes de cada semestre, una de las investigadoras principales los invitó a participar del estudio, luego de explicar los objetivos y alcances del mismo. Para la recolección de la información se diseñó un cuestionario con 45 preguntas de selección múltiple. La encuesta fue diligenciada por los alumnos en un tiempo inferior a 15 minutos. Para garantizar la calidad de la información, la encuesta fue anónima y ningún dato de la misma permitía identificar a la persona que la había diligenciado. Las variables incluidas fueron: sociodemográficas (sexo, edad, estado civil), académicas (semestre de formación), listados de productos fitoterapéuticos y psicofármacos. Además, se indagó por aspectos relacionados con los conocimientos, prácticas y actitudes frente a la automedicación de estas sustancias. Para todas las preguntas relacionadas con actitudes, conocimientos y prácticas y para el listado de fitoterapéuticos y psicofármacos, los estudiantes fueron instruidos para elegir tantas opciones de respuesta como necesitaran según cada caso.
Para el análisis de las variables cualitativas se emplearon proporciones y razones; para las cuantitativas medidas de resumen y dispersión (mediana, rango intercuartílico, mínimo y máximo).
Se solicitó consentimiento informado y se garantizó en todo momento el respeto de la privacidad y el uso de la información solo con los fines de la investigación. Las directivas de la universidad no tuvieron contacto con esta información. El proyecto fue aprobado por los comités de investigación y ética universitaria. Se tuvo en cuenta los principios de la Declaración de Helsinki para investigación médica sobre sujetos humanos. La información se analizó con el software SPSS 21.0 ®, licencia amparada.
De los 1 061 estudiantes de pregrado de medicina matriculados en el primer semestre de 2015, el 58.9% participó de la encuesta (ver Figura 1). El 67 % estaba conformado por mujeres. La mediana para la edad fue 20 años (rango intercuartílico 2 años), la mayoría solteros (97.3%). El semestre con mayor participación fue el segundo (15.2%). seguido del primero (14.6%), ver Tabla 1.
El 90.1% afirmó que la automedicación no es una práctica segura, que aumenta las interacciones medicamentosas (92.8 %) y que soluciona un síntoma pero genera otro (93.3 %). Sin embargo el 78.6 % aseveró que continuaría con esta práctica.
Los motivos por los que se automedican son: un problema de salud pasajero (83.8%), seguido de la recomendación de un amigo. Se les preguntó sin continuarían automedicándose y el 78.6% respondió afirmativamente. En cuanto a la frecuencia con la cual se automedican, el 3.5% lo hace diariamente y el 8.0% una vez a la semana (ver Tabla 2).
Acerca de los motivos por los cuales se automedican, se encontró que la mayor proporción lo hacía para ahorrar tiempo (42.9%); no malgastar los recursos de la salud (24.5%); aprovechar la experiencia previa (22.2%); por el hecho de ser estudiante de medicina (27.4%); por pereza de ir al médico (27.4%); porque internet sirve como guía para resolver el motivo de consulta (6.9%); para sentirse bien (3.4%) y por desconfianza del personal que los atendería en la entidad de salud (1.4%).
Los siguientes síntomas mentales fueron elegidos por los estudiantes como justificación para automedicarse: para dormir mejor (16.7 %); para disminuir el estrés y la ansiedad (10.7 %); y para mejorar el ánimo (8.3 %). (Ver Figura 2).
Se les presentó una lista de psicofármacos y fitoterapéuticos disponibles en Colombia, algunos de venta libre y otros de venta con fórmula de control. Se permitió la escogencia múltiple. El medicamento más usado fue la fluoxetina (5.1%), seguido por el zolpidem (3.7%), luego trazodona (1.6%), sertralina (1.6%), amitriptilina (1.3%), diazepam (1.0%), eszopiclona (1.0%), escitalopram (1.0%), bupropion (0.6%), clonazepam (0.5%) y alprazolam (0.5%). De los fitoterapéuticos, Soñax Forte® fue el más utilizado (2.2%), luego Quietud® (1.4%), flores de Bach (2.7%) y Nux Vomica® (1.0%). Ver Figura 3.
Los estudiantes resolvían las dudas sobre los productos automedicados de la siguiente forma: con un médico amigo (41.3%), internet (35.1%), con la información del medicamento (6.3%), un farmaceuta (1.3%), el resto no responde (10.0%).
Este estudio exploró las actitudes, conocimientos y prácticas frente a la automedicación de psicofármacos y fitoterapéuticos. El hallazgo más relevante lo constituye el hecho de que cuatro de cada diez estudiantes encuestados se automedica para tratar síntomas mentales relacionados con el sueño, el estrés-ansiedad y el ánimo.
La automedicación de psicofármacos en estudiantes de medicina ha sido objeto de investigación recientemente. Las prevalencias reportadas en la literatura se encuentran en un rango de 7.6 %12 hasta 20%13. Un estudio alemán encontró que el 5.1% se automedica para relajarse; el 4.6% para mejorar el sueño y el 4.4% para mejorar el ánimo14. Al comparar estos resultados con los nuestros se observa que estos síntomas son dos a tres veces más frecuentes en nuestra población.
En Colombia, López y Moscoso realizaron un estudio en población general que incluyó 325 hogares seleccionados aleatoriamente. La prevalencia de automedicación en la últimas dos semanas fue de 27.3% (IC 95% 19.2% - 35.3%). Dentro de los problemas médicos para esta práctica se identificaron la depresión y el insomnio15. Una investigación realizada en la Universidad de Antioquia en 1 263 estudiantes de diferentes carreras encontró que el 97% se automedicaba, dentro de los medicamentos más utilizados están los sedantes y los ansiolíticos16.
En nuestro estudio llama la atención el hecho de encontrar una elevada proporción de estudiantes que a pesar de reconocer la automedicación como una práctica insegura, afirmaron que continuarían haciendo uso de ella. Este hallazgo podría estar relacionado con la percepción reportada por Hernández y Nelson en estudiantes de último grado de colegio, quienes creían que el uso de psicofármacos sin prescripción médica era “menos peligroso” que usar drogas ilícitas, además de ser socialmente aceptada y menos estigmatizada17.
De modo similar a lo reportado por otros investigadores, las mujeres en nuestro estudio se automedican en mayor proporción que los hombres18,19. Sin embargo, un estudio de Evans y Sullivan no reportaron diferencias en cuanto al sexo en la automedicación de psicofármacos20.
Los principales problemas por los que los estudiantes encuestados se automedicaron con psicofármacos fueron el insomnio, la depresión y sentirse ansiosos y estresados. Estos hallazgos coinciden con otros estudios que señalan estos síntomas como problemas de alta prevalencia en estudiantes de medicina y los relacionan con el estrés y la carga académica21,22,23. Un estudio que comparó los problemas de sueño en estudiantes de medicina, derecho y economía, concluyó que los estudiantes de medicina tenían la peor calidad de sueño22 y esto se ha vinculado con la salud mental y el nivel de estrés23,24.
En Colombia la mayoría de los psicofármacos son de venta libre. Se exige fórmula médica para benzodiacepinas, zolpidem, metilfenidato y clozapina25. Algunos investigadores han propuesto que frente a la dificultad para conseguir estimulantes y benzodiacepinas de venta libre, el bupropion surge como una alternativa por la capacidad de producir efectos estimulantes y euforizantes similares a las anfetaminas, entendiendo que su estructura es similar y en su mecanismo de acción hay inhibición de la recaptación de dopamina26,27. Existen reportes anecdóticos de uso de este por atletas en un intento por incrementar su motivación y obtener un efecto euforizante26. En nuestro estudio el bupropión fue uno de los antidepresivos reportado por los estudiantes para automedicación.
Los antidepresivos tricíclicos son un grupo de antidepresivos que en la actualidad se usan poco por los efectos secundarios, adicionalmente para el manejo de la depresión hay otras familias de fármacos con mejor perfil de seguridad27. Cohen et al., estudiaron 346 pacientes en un programa de mantenimiento con metadona, de ellos el 25% reportó tomar amitriptilina con el propósito de lograr euforia28. Se ha propuesto que los efectos anticolinérgicos y antihistamínicos podrían contribuir a que sean usados sin prescripción o incluso para abuso29.
Los inhibidores de la recaptación de serotonina fueron los antidepresivos más usados en nuestro estudio, donde la fluoxetina tiene el mayor uso. Estos populares antidepresivos no solo son usados por sus efectos antidepresivos o ansiolíticos, sino también por su efecto anorexígeno. Wilcox reportó el caso de una mujer con anorexia nerviosa que se automedicaba con 120 mg/día de fluoxetina para suprimir el apetito y perder peso30. En cuanto a las benzodiacepinas que son de venta restringida, sorprende que 3% de los estudiantes utilicen benzodiacepinas como diazepam, clonazepam y alprazolam. Relacionado con esto, Rosvold et al., encontraron que el 12.2% de médicos graduados habían usado sedantes en el último mes31.
Con respecto a los productos herbales, si bien es cierto que en las plantas se ha encontrado una gran cantidad de principios activos, es importante considerar que el patrimonio del mundo vegetal es inmenso. A pesar de la gran cantidad de especies en vía de extinción, se plantea que existen al menos 800 000 especies, y de estas 300 000 son conocidas; solo el 15% de estas últimas tienen un empleo terapéutico tradicional y el 1% ha sido verificado con métodos considerados científicos. Este hecho evidencia el gran desconocimiento que tenemos, no solo del potencial terapéutico de las plantas, sino de su potencial tóxico, aunque es claro que muchas instituciones trabajan actualmente en el estudio de la utilidad de las plantas y las medicinas tradicionales y entidades como la Organización Mundial de la Salud velan porque todo lo aprovechable de las prácticas médicas experimentadas durante milenios en todo el mundo no se pierda; aun se promocionan desconociendo su toxicidad32.
En Colombia existe un vademécum de plantas aprobadas como coadyuvantes terapéuticos; llama la atención que estos productos son menos de 100, y a pesar de decretos vigentes como el 4 858 de 2007 el cual regula el uso de estos productos, en la práctica, se observa que se comercializan cientos de plantas y productos no aprobados de los que se desconoce el potencial tóxico. Por todas estas razones, es importante que el personal de salud se familiarice con los efectos tóxicos de algunas plantas comúnmente utilizadas, pues la idea no es descalificar la medicina tradicional sino tener bases científicas que nos permitan correlacionar los signos y síntomas presentados por un paciente en un momento puntual con la posible toxicidad producida por una planta o un producto específico. Cuando se consumen plantas para el tratamiento de enfermedades, la toxicidad potencial depende de varios factores como: la dosis y duración del uso, que determinan el grado de exposición, la susceptibilidad individual en cuanto a los efectos tóxicos y la producción de interacciones medicamentosas33,34.
De los productos naturales que se reportaron en nuestro estudio llama la atención el uso de sustancias naturales con efecto hipnosedante como valeriana o pasiflora que se encuentra en productos como el Soñax Forte®, para el cual, algunos estudios muestran efectividad, es importante considerar el riesgo de interacciones con otros hipnosedantes como medicamentos “Z” (zopiclona entre otros), benzodiacepinas y el potencial riesgo de tolerancia35,36. Con respecto al Nux Vómica®, es importante identificarla como un derivado de la estricnina, la cual, al bloquear los receptores de glicina, puede disminuir el umbral convulsivo en personas con esta predisposición37.
Este estudio tuvo las siguientes limitaciones: primero, los resultados están basados en un autoreporte el cual puede estar influenciado por posibles sesgos de memoria; segundo, es posible que los participantes no brindaran información veraz frente a temas sensibles como los tratados en esta encuesta; tercero, no se estableció la edad a la cual inició el consumo de los psicofármacos por tanto no es posible asociar este uso directamente con el hecho de ser estudiantes de medicina; cuarto, como fue una muestra por conveniencia, fue baja la participación de algunos semestres. No obstante estas limitaciones, este estudio brinda información valiosa frente a la automedicación de psicofármacos en un amplio grupo de estudiantes de pregrado de medicina.
Finalmente, la automedicación de psicofármacos en estos jóvenes universitarios responde a un esfuerzo por controlar síntomas mentales en el contexto de actitudes y prácticas que favorecen la automedicación. Se sugiere realizar acciones concretas desde la educación en psicofarmacología y salud mental, con énfasis en la promoción de la salud mental, el autocuidado y el aprendizaje de medidas no farmacológicas para el manejo de los problemas de sueño y del estrés; además de estimular la consulta temprana con profesionales de la salud mental adscritos a los departamentos de bienestar universitario que orienten y den seguimiento a los casos que lo ameriten. Se requieren estudios adicionales que generen nueva información y permitan plantear nuevas hipótesis frente a este importante problema.
DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES: Los autores declaran
no tener ningún conflicto de intereses.
Forma de citar este artículo: Berrouet
MC, Lince M, Restrepo D. Actitudes, conocimientos y prácticas frente a la
automedicación con productos herbales y psicofármacos en estudiantes de
medicina de Medellín-Colombia. Med U.P.B. 2018;37(1):17-24.
dianarestrepobernal@gmail.com