Reseñas
Capitalismo financiero y comunicación
Capitalismo financiero y comunicación
Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación, núm. 134, 2017
Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina
SIERRA CABALLERO Francisco, MANIGLIO Francesco. Capitalismo financiero y comunicación. 2016. Quito, Ecuador. Ediciones CIESPAL. 326pp.. 978-9978-55-152-3 |
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Cuando Carlos Marx vivía en Londres, hace unos 150 años, podría haber imaginado la mayor desigualdad entonces existente, entre la reina Victoria y una mujer intocable de la India. Hoy, la monarca británica no es la persona más rica del mundo y existen seres más pobres en África que los intocables de la India. Pero la desigualdad es ahora mucho mayor. La exagerada riqueza que tienen unos pocos en el mundo no es un reflejo del aumento de la producción, ni siquiera de una mayor apropiación de su excedente. Las mayores fortunas se obtienen hoy mediante la llamada “financiarización”, el juego de capitales en transacciones que apenas tienen que ver con la producción. Los últimos 35 años, el mundo ha visto el triunfo de esta modalidad de capitalismo, dando valor monetario a toda actividad humana (presente y futura).
La financiarización se puede definir como la versión madura del capitalismo que dirige la acumulación y concentración de la riqueza a escala planetaria. La desigualdad ha sido una característica determinante de América Latina. Si bien no se trata de la región más pobre del mundo −en términos de talento humano y de disposición de recursos naturales−, sí se destacan las altas distancias sociales en patrimonio, ingresos, propiedad de la tierra y acceso a bienes y servicios ambientales.
La desigualdad social está en la discusión académica y en la definición de políticas públicas: luego de los libros de Joseph Stiglitz (El precio de la desigualdad, 2012), Thomas Piketty (El :capitalismo en el siglo XXI, 2014), John Atkinson (Inequality: What Can Be Done?, 2015), el otorgamiento del premio Nobel de Economía 2015 a Angus Deaton (El gran escape, 2015) y los informes de 2015 y 2016 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Oxfam International (Una economía al servicio del 1%: los 62 súper ricos tienen una riqueza equivalente a la mitad de la población mundial, 2016).
La financiarización ocurre en todos los órdenes de la vida social, incluyendo a la comunicación. Es parte de la mecánica de opresión que requiere ese capital. Los defensores de esta nueva etapa del capitalismo argumentan que eso mismo es la hipoteca de una casa para un trabajador: una compra actual pagada con salarios futuros. Otros casos de financiarización citados como normales son los seguros públicos o privados, así como los bonos estatales.
Lo cierto es que jugar con las finanzas, sin una base productiva y con una ausencia de regulación, es la receta segura de la crisis global, como ya se vio en 2008.
Lo más grave, sin embargo, es su implicación sociológica. El investigador estadounidense Kevin Phillips (republicano arrepentido) advierte el peligro que representa el capitalismo financiero que no se satisface con dominar la economía, sino que necesita dominar la política y la cultura de la sociedad actual. Es interesante su analogía histórica: compara a Estados Unidos (de 2006, en vísperas de la gran crisis) con dos imperios cuando iniciaban su decadencia: España a fines del siglo XVI y Gran Bretaña a fines del siglo XIX, cuando vivían la tercera etapa de su evolución económica: 1) productiva, 2) comercial y 3) financiera.
En este contexto, Ciespal (con la coordinación de Francisco Sierra Caballero y Francesco Maniglio) nos entrega hoy un significativo aporte al debate de estos nuevos conceptos: un estudio de varios autores sobre la apropiación integral de la comunicación social: El libro Capitalismo financiero y comunicación.
Si bien antes ya existía este cuadro de influencia sobre la comunicación social, hoy se presenta con dos nuevas características: primero, la apropiación es total, ya no conforme con mantener una “línea editorial”, sino un control total. En segundo lugar, la apropiación ya no se da solo sobre los medios tradicionales, ahora incluye las TIC (las tecnologías de la información y la comunicación) en todas sus modalidades y las más recientes formas de comunicación, como las redes sociales. El sistema utiliza el poder de la comunicación para la valorización del capital financiero. Esta actividad integral, que tiene la apariencia de un plan comunicacional, pretende finalmente monopolizar el conocimiento.
Hoy, esa acumulación concentradora del capital financiero se realiza a un ritmo vertiginoso, con la misma rapidez de la acumulación del conocimiento. La cantidad del conocimiento en el mundo se duplica cada 5 años y se estima que para el año 2020 se duplicará cada 73 días (Costa, 2007; Costa, et al. 1995).
La celeridad de las transacciones financieras, los activos y derivados financieros especulativos (sin respaldo productivo) permiten la acumulación del capital (en ese vértigo, la tenencia promedio de una acción dura menos de la mitad de un minuto).
Y claro esa acumulación del capital va aparejada con la rapidez de la comunicación que hoy percibimos casi instantánea, de manera especial en las redes sociales. Ese vértigo, a su vez, provoca una comunicación desvalorizada, producto de una acelerada obsolescencia programada de la palabra.
Veamos un ejemplo. Cada día los teléfonos celulares son más eficientes, pues nos permiten comunicarnos cada vez mejor. No obstante, una visión integral nos diría que esos aparatos, se vuelven obsoletos en poco tiempo, y además causan un problema ecológico serio al momento de ser desechados.
Pero no deberíamos llegar a una conclusión equivocada. No se trata de desconectarnos de las redes sociales, sino de disputar su democratización. Entonces, no solo está en debate la democratización de la propiedad, el acceso, la transmisión y la difusión de la comunicación, sino la democratización de la sociedad en sí misma. Y esto implica un campo de disputa política. Una disputa de las relaciones de poder en el ámbito local e internacional.
El libro es, entonces, un aporte decisivo al debate que describe la economía del conocimiento, el capitalismo cognitivo y el trabajo en la sociedad del conocimiento, así como la economía colaborativa y la nueva estructura de la desigualdad social.
¿Qué papel juega la comunicación social en la acumulación por desposesión?
¡El papel de un amortiguador! Y la respuesta de Sierra Caballero está bien sustentada. Otro investigador nos habla del aprendizaje automático y Moreno Gálvez detalla el papel del conocimiento en la reestructuración del capitalismo. Otra investigación que atrae desde su título es la que analiza cómo se comportan los medios de comunicación ante las crisis económicas.
En resumen, es una publicación digna de Ciespal para Latinoamérica.
Referencias bibliográficas
Atkinson, J. (2015). Inequality: What Can Be Done? Cambridge, Mass: Harvard University Press.
CEPAL (2015). Panorama Social de América Latina 2014. Santiago de Chile: CEPAL, Naciones Unidas.
CEPAL (2016). Panorama Social de América Latina 2015. Santiago de Chile: CEPAL, Naciones Unidas.
Costa, A. (2007). The school as a home for the mind. Thousand Oaks, CA: Corwin.
Costa, A., & Liebmann, R., (1995). Response/Process is as Important as Content. Educational Leadership, 52(6), 23-24.
Deaton, A. (2015). El gran escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad. México: Fondo de Cultura Económica.
Oxfam Internacional (2016). Una economía al servicio del 1%. Recuperado de: http://bit.ly/1U71piO
Piketty, T. (2014). El capital en el siglo XXI. México: Fondo de Cultura Económica.
Stiglitz, J. (2012). El precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita. Madrid: Taurus.