Foros y Consensos

Consenso Colombiano para la prevención, diagnóstico y manejo de condiciones trombóticas en pacientes adultos con COVID-19: aplicando el Marco de la Evidencia a la Decisión (EtD) GRADE

Colombian consensus for the prevention, diagnosis and treatment of thrombotic conditions in adult patients with COVID-19: applying GRADE Evidence to Decision (EtD) Frameworks

Juan Acevedo-Peña *
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Nancy Yomayusa-González
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Fundación Universitaria Sanitas, Colombia
Francy Cantor-Cruz
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Carlos Pinzon-Florez
EPS Sanitas, Colombia
Liliana Barrero-Garzón
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Ilich De-La-Hoz-Siegler
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Eduardo Low-Padilla
Instituto Global de Excelencia Clínica Keralty, Colombia
Carlos Ramírez-Ceron
Clínica Reina Sofía, Colombia
Felipe Combariza-Vallejo
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Carlos Arias-Barrera
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Javier Moreno-Cortés
Clínica Reina Sofía, Colombia
José Rozo-Vanstrahlen
Clínica Reina Sofía, Colombia
Liliana Correa-Pérez
Clínica Reina Sofía, Colombia
José Rojas-Gambasica
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Camilo González-González
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Asociación Colombiana de Nefrología e Hipertensión Arterial, Colombia
Eduardo La-Rotta-Caballero
Clínica Reina Sofía, Colombia
Paula Ruíz-Talero
Asociación Colombiana de Medicina Interna, Colombia
Rubén Contreras-Páez
Clínica Reina Sofía, Colombia
Clínica Los Nogales, Colombia
Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax, Colombia
Alberto Lineros-Montañez
Clínica Colsanitas, Colombia
Jorge Ordoñez-Cardales
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Mario Escobar-Olaya
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Raúl Izaguirre-Ávila
Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis, CLAHT
Joao Campos-Guerra
Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis, CLAHT
José Accini-Mendoza
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Camilo Pizarro-Gómez
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Adulkarín Patiño-Pérez
Clínica Reina Sofía, Colombia
Janine Flores-Rodríguez
Clínica Reina Sofía, Colombia
Albert Valencia-Moreno
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Alejandro Londoño-Villegas
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Alfredo Saavedra-Rodríguez
Colsanitas, Colombia
Ana Madera-Rojas
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Andrés Caballero-Arteaga
Colsanitas, Colombia
Andrés Díaz-Campos
Colsanitas, Colombia
Felipe Correa-Rivera
Clínica Colsanitas, Colombia
Andrés Mantilla-Reinaud
EPS Sanitas, Colombia
Ángela Becerra-Torres
Clínica Colsanitas, Colombia
Ángela Peña-Castellanos
Clínica Foscal, Colombia
Aura Reina-Soler
Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis, CLAHT
Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Colombia
Bibiana Escobar-Suarez
Universidad Nacional de Colombia, Colombia
Hospital Universitario Nacional de Colombia, Colombia
Bonell Patiño-Escobar
Asociación Colombiana de Hematología y Oncología, Colombia
Camilo Rodríguez-Cortés
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Carlos Rebolledo-Maldonado
Clínica Iberoamérica, Colombia
Carlos Ocampo-Botero
Clínica Sebastián de Belalcázar, Colombia
Carlos Rivera-Ordoñez
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Carlos Saavedra-Trujillo
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Catalina Figueroa-Restrepo
Clínica Reina Sofía, Colombia
Claudia Agudelo-López
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Claudia Jaramillo-Villegas
Fundación Clínica Shaio, Colombia
Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, Colombia
Claudio Villaquirán-Torres
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Daniel Rodríguez-Ariza
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
David Rincón-Valenzuela
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Melissa Lemus-Rojas
Clínica Reina Sofía, Colombia
Diego Pinto-Pinzón
Fundación Universitaria Sanitas, Colombia
Diego Garzón-Díaz
Clínica Reina Sofía, Colombia
Diego Cubillos-Apolinar
Clínica Reina Sofía, Colombia
Edgar Beltrán-Linares
Clínica Reina Sofía, Colombia
Emilio Kondo-Rodríguez
Clínica Sebastián de Belalcázar, Colombia
Erica Yama-Mosquera
Asociación Colombiana de Nefrología e Hipertensión Arterial, Colombia
Clínica Colsanitas, Colombia
Ernesto Polania-Fierro
Clínica Reina Sofía, Colombia
Evalo Real-Urbina
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Andrés Rosas-Romero
Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias, Colombia
Fernán Mendoza-Beltrán
Fundación Clínica Shaio, Colombia
Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, Colombia
Fredy Guevara-Pulido
Clínica Colsanitas, Colombia
Gina Celia-Márquez
Clínica Reina Sofía, Colombia
Gloria Ramos-Ramos
Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis, CLAHT
Gonzalo Prada-Martínez
Clínica Reina Sofía, Colombia
Guillermo León-Basantes
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Guillermo Liévano-Sánchez
Colsanitas, Colombia
Guillermo Ortíz-Ruíz
Hospital Santa Clara, Colombia
Gustavo Barreto-García
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Harold Ibagón-Nieto
Clínica Reina Sofía, Colombia
Henry Idrobo-Quintero
Asociación Colombiana de Medicina Interna, Colombia
Universidad del Valle, Colombia
Universidad Libre, Colombia
Ingrid Martínez-Ramírez
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Ivan Solarte-Rodríguez
Hospital Universitario San Ignacio, Colombia
Jorge Quintero-Barrios
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Jaime Arenas-Gamboa
Clínica Colsanitas, Colombia
Jairo Pérez-Cely
Universidad Nacional de Colombia, Colombia
Hospital Universitario Nacional de Colombia, Colombia
Jeffrey Castellanos-Parada
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Fredy Garzón-Martínez
Sanitas EPS, Perú
Joaquín Luna-Ríos
Clínica Colsanitas, Colombia
Joffre Lara-Terán
Sociedad Ecuatoriana de Cardiología, Ecuador
Johanna Vargas-Fodríguez
Clínica Colsanitas, Colombia
Rubén Dueñas-Villamil
Fundación Clínica Shaio, Colombia
Vicente Bohórquez-Feyes
Sociedad Colombiana de Medicina Familiar, Colombia
Carlos Martínez-Acosta
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Esteban Gómez-Mesa
Fundación Valle del Lili, Colombia
Julián Gaitán-Rozo
Sociedad Colombiana de Medicina Familiar, Colombia
Julián Cortes-Colorado
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Juliana Coral-Casas
Colsanitas, Colombia
Laura Horlandy-Gómez
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias, Colombia
Leonardo Bautista-Toloza
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Hospital Universitario Nacional de Colombia, Colombia
Leonardo Palacios Palacios
Clínica Reina Sofía, Colombia
Lina Fajardo-Latorre
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Luis Pino-Villarreal
EPS Sanitas, Colombia
Leonardo Rojas-Puentes
Clínica Colsanitas, Colombia
Patricia Rodríguez-Sánchez
Asociación Colombiana de Medicina Interna, Colombia
Mauricio Herrera-Méndez
Clínica Colsanitas, Colombia
Fundación Internacional de Medicina Materno Fetal
Mauricio Orozco-Levi
Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo, Colombia
Mónica Sosa-Briceño
Colsanitas, Colombia
Clínica de Marly, Colombia
Nelson Moreno-Ruíz
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Oscar Sáenz-Morales
Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax, Colombia
Hospital Santa Clara, Colombia
Pablo Amaya-González
Fundación Valle del Lili, Colombia
Sergio Ramírez-García
Clínica Reina Sofía, Colombia
Víctor Nieto-Estrada
Clínica Universitaria Colombia, Colombia
Virgil Carballo-Zárate
Asociación Colombiana de Medicina Interna, Colombia
Virginia Abello-Polo
Asociación Colombiana de Hematología y Oncología, Colombia

Consenso Colombiano para la prevención, diagnóstico y manejo de condiciones trombóticas en pacientes adultos con COVID-19: aplicando el Marco de la Evidencia a la Decisión (EtD) GRADE

Acta Medica Colombiana, vol. 46, núm. 1, pp. 51-72, 2021

Asociacion Colombiana de Medicina Interna

Recepción: 15 Diciembre 2020

Aprobación: 16 Diciembre 2020

Resumen

Métodos: Se desarrolló una guía rápida aplicando el marco de la evidencia a la decisión (EtD) de GRADE y un sistema de participación iterativo, con análisis estadísticos y cualitativos de sus resultados.

Resultados: Se generaron 31 recomendaciones clínicas enfocadas a: a) Pruebas de coagulación en adultos sintomáticos con sospecha de infección o infección confirmada por SARS-CoV-2; b) Tromboprofilaxis en personas adultas con diagnóstico de COVID-19 (Escalas de riesgo, Tromboprofilaxis de manejo ambulatorio, intrahospitalario, y duración de tromboprofilaxis después del egreso de hospitalización), c) Diagnóstico y tratamiento de las complicaciones trombóticas y d) Manejo de personas con indicación previa de usar agentes anticoagulantes.

Conclusiones: Las recomendaciones clínicas del presente consenso orientan la toma de decisiones clínicas respecto a prevención, diagnóstico y tratamiento de fenómenos trombóticos en pacientes con COVID-19, y representan un acuerdo que ayudará a disminuir la dispersión en las prácticas clínicas acorde con el desafío que nos impone la pandemia.

Palabras clave: COVID-19+ SARS CoV-2+ Anticoagulantes+ Embolia y Trombosis+ Consenso.

Abstract

Methods: A rapid guidance was carried out applying the GRADE Evidence to Decision (EtD) frameworks and an iterative participation system, with statistical and qualitative analysis.

Results: 31 clinical recommendations were generated focused on: a) Coagulation tests in symptomatic adults with suspected infection or confirmed SARS CoV-2 infection; b) Thromboprophylaxis in adults diagnosed with COVID-19 (Risk scales, thromboprophylaxis for outpatient, in-hospital management, and duration of thromboprophylaxis after discharge from hospitalization), c) Diagnosis and treatment of thrombotic complications, and d) Management of people with previous indication of anticoagulant agents.

Conclusions: Recommendations of this consensus guide clinical decision-making regarding the prevention, diagnosis, and treatment of thrombotic phenomena in patients with COVID-19, and represent an agreement that will help decrease the dispersion in clinical practices according to the challenge imposed by the pandemic.

Key terms: COVID-19, SARS CoV-2, Anticoagulants, Embolism and Thrombosis, Consensus.

Introducción

Alrededor del 15% de los pacientes con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) cursan con importante compromiso respiratorio dentro de las siguientes 24 a 48 horas del ingreso a hospitalización y cerca del 6% presentan insuficiencia respiratoria, choque séptico o disfunción orgánica múltiple. Entre los factores de riesgo clínicos para mal pronóstico se encuentran edad > 60 años, tabaquismo, enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión arterial, cáncer y obesidad 1,2. Además, se han identificado como marcadores de mal pronóstico el dímero D > 1000 ng/mL, ferritina > 1000 ng/mL, linfopenia <1000/ µL, Proteína C Reactiva >10mg/dl, deshidrogenasa láctica >350UI/L y puntaje de evaluación de insuficiencia secuencial de órganos (SOFA) >2. Para pacientes con enfermedad no complicada y neumonía leve, y en ausencia de factores de riesgo para mal pronóstico o marcadores de mal pronóstico, generalmente se recomienda el manejo ambulatorio 1.

Varios estudios han reportado la ocurrencia de fenómenos trombóticos o coagulopatía en pacientes con COVID-19, lo cual está relacionado con un mal pronóstico 3-9. Se han identificado 4 factores que aceleran la formación de trombos en estos casos: la tormenta de citoquinas, la supresión del sistema fibrinolítico, la activación plaquetaria y el daño endotelial 10.

En pacientes críticamente enfermos con COVID-19, parece haber al menos dos procesos patológicos de la coagulación que tienen importancia en las manifestaciones clínicas: a) En la microcirculación pulmonar, y posiblemente en otros órganos, se presenta lesión vascular endotelial directa, con formación de trombos microvasculares y angiopatía; b) En la circulación sistémica, en relación con hipercoagulabilidad e hiperfibrinogenemia, existe el potencial de trombosis de vasos grandes, incluyendo el embolismo pulmonar 10.

La falta de ensayos clínicos adecuados, justificada por una pandemia muy reciente y las dificultades de aleatorización (entre otras causas), justifica que haya posiciones académicas diversas en cuanto a la prevención, diagnóstico y tratamiento de los fenómenos trombóticos en pacientes con COVID-19, y la práctica clínica actual está orientada por recomendaciones que se fundamentan en estudios retrospectivos, series de casos, estudios observacionales 3-9, guías más recientes basadas en recomendaciones de expertos 14-18 .

Ante la situación actual de pandemia y la ausencia de evidencia concluyente, el marco GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation) de la evidencia a la decisión EtD (evidence to decisión), se posiciona como un enfoque metodológico que ayuda a los paneles de expertos a usar la evidencia de una manera estructurada y transparente para informar la toma de decisiones, sin limitarse a evidencia proveniente de estudios científicos rigurosos sino también incorporando información de experiencias del ámbito clínico local, supuestos y consideraciones lógicas que aportan en la elaboración de las recomendaciones. El marco EtD informa a los usuarios sobre los juicios que se han hecho y la evidencia que los apoya dotando de transparencia la base para las decisiones de los que tienen que tomarlas. El marco EtD deja claros los criterios que se usan para valorar las intervenciones y las opciones, los juicios del panel, la evidencia de los estudios y las consideraciones adicionales utilizadas para informar cada juicio 19-21.

En este contexto, el objetivo del presente trabajo fue elaborar una guía rápida sobre prevención, diagnóstico y manejo de las complicaciones trombóticas asociadas a COVID-19, fundamentada en una revisión sistemática rápida de literatura, el uso del marco EtD, y un consenso Delphi para la generación de las recomendaciones.

Metodología

Grupo desarrollador

El grupo desarrollador (GD) contó con representación de expertos clínicos en cardiología, hematología, neumología, nefrología, medicina interna, cuidado intensivo y urgencias, y con el apoyo de metodólogos clínicos. El grupo desarrolló cinco preguntas con la estructura PICO (población, intervención, comparación, desenlace), efectuó búsqueda y evaluación de la calidad del conjunto de la evidencia, formuló las recomendaciones, y redactó una primera versión del documento final. Así mismo, orientó el desarrollo de los momentos de participación como socializaciones y consensos.

Panel de expertos

Se seleccionó y se generó invitación a un panel de 120 expertos, de los cuales 95 participaron en representación de instituciones de salud, universidades y sociedades científicas de 14 subespecialidades clínicas y profesiones afines (cardiología, neumología, hematología, oncología, cuidado intensivo, nefrología, medicina interna, urgencias, infectología, anestesiología, neurología, medicina familiar, ginecoobstetricia y bacteriología). Todos los miembros del consenso declararon sus conflictos de intereses antes de la primera ronda de votación en un formato estándar dispuesto por el GD.

Búsqueda y síntesis de evidencia

Se realizó una revisión sistemática rápida de literatura 22, con una búsqueda amplia en las bases de datos médicas Medline, Epistemonikos y Cochrane CENTRAL; se consultaron fuentes de literatura gris como las páginas web de Sociedades Científicas nacionales e internacionales y se identificaron otros estudios por bola de nieve. Los términos de búsqueda utilizados fueron: COVID-19, coronavirus, anticoagulant, antithrombotic, thromboprophylaxis. Un revisor realizó la búsqueda, selección y extracción de la información. Se encontraron inicialmente 66 documentos en Medline, de los cuales se seleccionaron 8 para revisión en texto completo y una serie de artículos complementarios se fueron integrando a medida que se realizaban las consultas en las demás fuentes de información. La evidencia disponible a mayo de 2020 se derivó principalmente de publicaciones con baja calidad de evidencia o evidencia indirecta (Ver material suplementario).

Considerando las características de la información encontrada, no fue posible construir perfiles de evidencia. Por lo que a través de síntesis narrativa se realizó la construcción de 33 recomendaciones preliminares.

Construcción de las recomendaciones preliminares

El marco GRADE EtD para guías de práctica clínica 19-21,23,24 se usó para ayudar al panel de expertos a traducir la evidencia en recomendaciones. El proceso inició con la selección de los criterios del marco EtD, que determinarían la discusión sobre la dirección y la fuerza de las recomendaciones. El GD tuvo en cuenta la evidencia para generar recomendaciones preliminares, en un ejercicio orientado por los siguientes criterios del marco EtD:

  1. 1. ¿Los efectos deseables de la recomendación superan los efectos indeseables? (balance de beneficios y riesgos)
  2. 2. ¿Los recursos requeridos para implementar la recomendación, podrían ser menores a los recursos utilizados para la atención de los efectos en salud por su no implementación en la prestación de servicios de salud? (uso de recursos)
  3. 3. ¿La inclusión de la recomendación puede aplicarse en todas las poblaciones de riesgo con pocas restricciones en el sistema de salud? (factibilidad)
  4. 4. ¿La recomendación es aceptable para incluirla en la práctica clínica por todas las partes interesadas (pacientes, profesionales de salud y tomadores de decisiones)? (aceptabilidad)

Las recomendaciones preliminares fueron redactadas en términos de la dirección de la intervención (a favor o en contra) y acompañadas de la calidad global del conjunto de la evidencia (alta, moderada, baja o muy baja). En este paso, no se consideró la fuerza de la recomendación (fuerte o débil).

El GD revisó, ajustó y validó la estructura de las recomendaciones preliminares, en términos de los siguientes elementos: ¿qué?, ¿a quién? y ¿cuándo?, y luego, se convocó el consenso de expertos.

Conducción del Consenso

En un primer momento, se envió al panel de expertos, vía correo electrónico, el resumen de la evidencia, junto con el cuerpo de las recomendaciones. Se utilizó un método de consenso Delphi 25 para la participación iterativa, basado en encuesta electrónica con opciones de respuesta tipo Likert de acuerdo (4 opciones) y preguntas abiertas para los juicios de los expertos.

Seguido a esto, el GD analizó los resultados de la primera ronda, a partir de lo cual se hizo necesario efectuar una segunda ronda para dos recomendaciones que no alcanzaron el umbral de decisión por consenso. Para la segunda ronda, se tuvo la participación de 84 expertos (88.4%).

Cada recomendación tuvo una valoración global de los 4 criterios EtD en la primera ronda y una valoración global e individual en la segunda. Los juicios fueron realizados de manera independiente por cada panelista. Todos los juicios generados fueron registrados en una matriz, con esto, se tuvo un resumen cualitativo y cuantitativo.

Para el análisis cualitativo se empleó la técnica de meta-síntesis cualitativa 26 para las preguntas abiertas con el uso de categorías preestablecidas y emergentes; esto permitió afinar las características de la población y las intervenciones, mejorar la redacción de las recomendaciones, así como generar puntos de buena práctica.

El análisis cuantitativo se utilizó para establecer el consenso o disenso, y la dirección y fuerza de las recomendaciones. Se estableció como consenso el acuerdo igual o mayor al 80% de los expertos. Se determinaron las recomendaciones como fuertes si el acuerdo era mayor al 95%, de lo contrario se consideraron como recomendaciones débiles.

En la primera ronda el 93.3% 31 de las recomendaciones fueron aprobadas. La metasíntesis se realizó por cada ronda, analizando en la primera 996juicios de los expertos sintetizados en 8 categorías y 16 variables centrales, en la segunda ronda se analizaron 78 juicios sintetizados en 6 categorías y 6 variables centrales (Ver material suplementario). En una recomendación se declaró disenso y otra pese a ser aprobada, fue eliminada por sugerencia del panel de expertos.

El resultado final fue de 27 recomendaciones a favor y 4 en contra. De estas, 26 tuvieron fuerza de recomendación débil y 5 fuerte.

Resultados

A. Pruebas de coagulación en adultos sintomáticos con sospecha de infección o infección confirmada por SARS-CoV-2

Pregunta 1: ¿Cuál es la utilidad diagnóstica del Dímero D en pacientes que se hospitalizan con sospecha de infección por SARS-CoV-2?

Hallazgos

El patrón más común de coagulopatía asociada a COVID-19 es procoagulante, con elevación del fibrinógeno, el factor VIII y el dímero D 27. Cerca de la mitad de los pacientes hospitalizados presentan dímero D mayor del límite superior normal (500 ng/mL) 28, y los niveles marcadamente elevados (4 o más veces el límite superior normal) se han asociado con el desarrollo de SDRA, el requerimiento de cuidados intensivos, o la muerte. El incremento en el dímero D y la caída del fibrinógeno pueden observarse entre 7 y 10 días después del inicio de los síntomas 5,29.

Es importante precisar que la elevación del dímero D no implica necesariamente la presencia de trombosis y puede relacionarse con fibrinólisis regional en relación con la injuria pulmonar, y también con la liberación exagerada de citoquinas en otra etapa inflamatoria de la infección 3,5.

Se ha considerado que la coagulación intravascular diseminada (CID) puede ser un fenómeno fisiopatológico que participa en la insuficiencia circulatoria y orgánica, en particular en la injuria pulmonar. Desde antes de la actual pandemia de COVID-19, con el fin de facilitar el diagnóstico oportuno de CID en el contexto de sepsis, la Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) 30 sugiere utilizar un abordaje de dos niveles, evaluando primero el puntaje de coagulopatía inducida por sepsis (SIC por su sigla en inglés) y, si el puntaje es alto, evaluar la presencia de CID franco. Los criterios diagnósticos para SIC usan 3 variables: recuento de plaquetas, tiempo de protrombina (TP) y puntaje SOFA. El diagnóstico de CID puede apoyarse en el puntaje ISTH, el cual requiere: recuento de plaquetas, TP, dímero D y fibrinógeno 30,31. El aspecto principal del manejo de la CID es la corrección de la condición subyacente; en el caso de COVID-19, esto puede relacionarse con el manejo de la hipoxia o la sobreinfección bacteriana 32. Aunque la coagulopatía asociada a COVID-19 no es una coagulopatía de consumo típica de CID, y tiene algunas diferencias fisiopatológicas con la CID que se asocia a sepsis bacteriana, una pequeña proporción de pacientes con COVID-19 grave desarrolla coagulopatía que reúne los criterios diagnósticos ISTH para diagnóstico de CID 10,33. El uso de agentes antiplaquetarios de acción prolongada debe suspenderse en pacientes con CID, a menos que tengan una indicación específica. Ante manifestaciones hemorrágicas se usa reposición de componentes sanguíneos. En el momento se desconoce el enfoque óptimo para pacientes con coagulopatía asociada a COVID-19.

Recomendaciones

1. En pacientes con sospecha de SARS-CoV-2/COVID-19 y con factores de riesgo para mal pronóstico de la enfermedad, se sugiere solicitar dímero D en su primera evaluación o al ingreso por urgencias. Recomendación débil a favor(7% depanelistas estuvieron en desacuerdo).

1.1 Punto de buena práctica clínica: Se incluyen como factores de riesgo para mal pronóstico de la enfermedad, la edad mayor a 60 años, tabaquismo, enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión arterial y cáncer 1.

2. En pacientes con COVID-19 e indicación de hospitalización o dímero D mayor de 1.000 ng/mL, se sugiere hacer seguimiento a esta prueba, así como al tiempo de protrombina (TP), hemograma y fibrinógeno, cada 24 a 48 horas, dependiendo de la evolución clínica, ya que tiene implicaciones potenciales para el pronóstico y el tratamiento. Recomendación débil a favor (5% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

3. Para pacientes hospitalizados con diagnóstico de COVID-19 y dímero D de 1.000 ng/mL o menor, se sugiere que el seguimiento a esta prueba sea realizado cada 72 horas o más según la evolución clínica del paciente. Recomendación débil a favor (11% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

4. Para pacientes en unidad de cuidados intensivos (UCI) por COVID-19, se sugiere hacer seguimiento al dímero D, cuadro hemático, TP, tiempo parcial de tromboplastina (TPT) y fibrinógeno cada 24 horas o en periodos más cortos según su evolución clínica. Recomendación débil a favor (11% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

5. Para pacientes en unidad de cuidados intensivos (UCI) por COVID-19, se recomienda efectuar evaluaciones de coagulación y hemostasia, y usar el puntaje de coagulopatía inducida por sepsis (SIC, que incluye recuento de plaquetas, TP y puntaje SOFA) para apoyar el juicio clínico en el diagnóstico de coagulopatía asociada a COVID-19. Recomendación fuerte a favor (2% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

6. Para el diagnóstico de coagulación intravascular diseminada (CID) en pacientes con COVID-19 se sugiere usar el puntaje ISTH CID, que incluye recuento de plaquetas, TP, dímero D y fibrinógeno. Recomendación débil a favor (3% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

B. Tromboprofilaxis en personas adultas con diagnóstico de COVID-19

Pregunta 2: ¿Cuál es la efectividad y seguridad de la tromboprofilaxis con heparina de bajo peso molecular vs. heparina no fraccionada y fondaparinux en pacientes con diagnóstico de COVID 19?

Hallazgos

Las publicaciones iniciales sugieren que la incidencia de TEV en pacientes con COVID-19 puede ser mayor que la de pacientes sin COVID-19 hospitalizados por enfermedad de similar severidad, y particularmente en pacientes críticos, aun con el uso de profilaxis con anticoagulantes 16.

Varias observaciones sugieren que los pacientes con COVID-19 en UCI presentan un estado hipercoagulable, probablemente en relación con inflamación sistémica, hipoxemia, inmovilidad, ventilación mecánica y uso de catéteres venosos centrales. En una serie de 12 pacientes fallecidos por COVID-19 a quienes se hizo necropsia, se encontró trombosis venosa profunda en 7 pacientes (la cual no se sospechó antes de morir), y el embolismo pulmonar fue causa directa de la muerte en 4 pacientes 9. Un estudio en 81 pacientes de UCI con neumonía grave por SARS-CoV-2 que no recibieron tromboprofilaxis en Wuhan (China), mostró una prevalencia de trombosis venosa profunda del 25% y una incidencia de CID en pacientes fallecidos del 71% 3, comparado con 0.6% en los sobrevivientes 5. Los niveles elevados de dímero D al ingreso y su elevación en el tiempo se asociaron con mayor mortalidad.

El estudio de Tang y cols. 4 busca informar sobre la efectividad de los agentes antitrombóticos para prevenir desenlaces adversos. Evaluaron de manera retrospectiva 449 pacientes hospitalizados con COVID-19 grave. De ellos, 22% recibieron tromboprofilaxis con anticoagulante durante 7 días (la mayoría enoxaparina 40-60 mg/día). La mortalidad global fue 29.8%, sin diferencia entre los pacientes con y sin tromboprofilaxis. Sin embargo, en el análisis de subgrupos se encontró menor mortalidad en el grupo de tromboprofilaxis en pacientes con puntaje SIC de 4 o mayor (40.0% vs 64.2%) y en pacientes con dímero D mayor de 3000 ng/mL (6 veces el límite superior normal) (32.8% vs 52.4%). Los desenlaces de sangrado fueron infrecuentes y generalmente leves. Debido al diseño retrospectivo, los resultados podrían estar sesgados por confusión por indicación de la profilaxis y otros tratamientos recibidos. El estudio sugiere que los pacientes con puntaje SIC elevado o dímero D elevado pueden beneficiarse de la tromboprofilaxis, pero estos resultados tienen menor aplicabilidad en contextos en los cuales la tromboprofilaxis es un estándar en cuidados intensivos.

El estudio de Klok y cols. 8,34 es un análisis retrospectivo de una serie multicéntrica de 184 pacientes con COVID-19 en UCI, de los cuales 22% murieron en un seguimiento de 14 días. Todos los pacientes recibieron al menos dosis profilácticas de HBPM. La incidencia acumulada de un desenlace compuesto de manifestaciones trombóticas fue 49%. La mayoría (87%) de estos eventos fue embolismo pulmonar confirmado. Entre los predictores independientes de complicaciones trombóticas se encontraron la edad y la coagulopatía, definida como prolongación espontánea del tiempo de protrombina y del tiempo parcial de tromboplastina (TPT). El uso de anticoagulación a largo plazo antes del ingreso, que ocurrió en 9.2% de los pacientes, se asoció con menor riesgo del desenlace compuesto (hazard ratio (HR) 0,29). Los pacientes con complicaciones trombóticas tuvieron mayor riesgo de morir (HR 5.4), pero el uso de anticoagulación terapéutica no se asoció a menor mortalidad. El estudio sugiere que los pacientes críticamente enfermos por COVID-19 pueden desarrollar embolismo de manera más frecuente que lo usual para pacientes de UCI, a pesar del uso de anticoagulantes en dosis convencionales de tromboprofilaxis.

Middeldorp y cols. 35 investigaron la incidencia de TEV confirmado en una cohorte de 198 pacientes hospitalizados en un solo hospital en Holanda. De ellos, 38% ingresaron a UCI y 19% murieron. Con una mediana de seguimiento de 7 días, 28% de los pacientes de UCI y 3.3% de los pacientes de pisos desarrollaron TEV sintomático (incluyendo 6.6% con embolismo pulmonar) a pesar de tener profilaxis. No se presentó TEV en ninguno de los pacientes que recibieron anticoagulación plena desde el ingreso. La incidencia acumulada de TEV sintomático a los 7, 14 y 21 días fue de 10%, 21% y 25% respectivamente. La incidencia informada en este estudio es bastante mayor a la incidencia de 0.3-1.0% reportada en los principales estudios clínicos controlados de profilaxis con anticoagulantes en pacientes hospitalizados agudamente enfermos 36-38.

Ninguno de los estudios mencionados aquí permite efectuar una comparación de la efectividad de la tromboprofilaxis con anticoagulante y el placebo, ni la comparación entre diferentes dosis de agentes anticoagulantes en pacientes con COVID-19. La mayoría de los pacientes en estos estudios recibieron tromboprofilaxis en dosis convencional o dosis mayores. Con los datos actuales, no se puede efectuar una evaluación precisa del balance de riesgos de TEV vs riesgos de sangrado con dosis de anticoagulantes mayores a la dosis convencional para tromboprofilaxis; sin embargo, hay acuerdo hasta ahora en que la coagulopatía asociada a COVID-19 se relaciona más con trombosis que con sangrado.

Algunos expertos han considerado que las microtrombosis pulmonares podrían tener un papel en algunos casos de insuficiencia respiratoria hipoxémica, pero también estas trombosis pueden ser la consecuencia de inflamación e hipoxia severa. Debe tenerse en cuenta la alta prevalencia de microtrombos en SDRA, con o sin COVID-19 8,32,39,40.

Gran parte de las recomendaciones actuales para prevención, diagnóstico y tratamiento del TEV se basan en guías de práctica ampliamente difundidas y aplicadas antes de la pandemia en otros escenarios y entidades nosológicas diferentes, en las cuales se establece el uso de la evaluación del riesgo de TEV y sangrado para decidir la profilaxis, así como estrategias para estratificar el riesgo de mortalidad en pacientes con embolismo pulmonar y las decisiones terapéuticas asociadas 12,13. Sin embargo, hay gran preocupación por la ocurrencia de fenómenos trombóticos en pacientes con COVID-19, por lo cual se ha sugerido el uso de heparina de bajo peso molecular (HBPM) en dosis mayores a las dosis profilácticas usuales, aunque todavía no hay estudios que soporten la efectividad de esta intervención para prevenirlos 41. Uno de los aspectos a tener en cuenta es la menor efectividad de las dosis convencionales de HBPM en personas obesas, así como el aumento en proteínas procoagulantes como fibrinógeno y factor VIII 10.

Varios grupos han adoptado esquemas de intensidad intermedia de heparinas de bajo peso molecular (HBPM) utilizando estrategias adaptadas al riesgo de trombosis. Entre los factores de riesgo para TEV para considerar el uso de la dosis intermedia o mayor de HBPM se han considerado los siguientes: formas de COVID-19 grave con alteraciones de laboratorio de mal pronóstico, dímero-D >3.000 ng/ml, antecedentes personales o familiares de enfermedad trombótica venosa, antecedentes personales de enfermedad trombótica arterial, trombofilia biológica conocida, cirugía reciente, gestación, terapia hormonal sustitutiva, obesidad, cáncer, y puntajes de riesgo de TEV 10,15,42.

Un consenso por método Delphi encontró que 32% de los panelistas estaban a favor de usar dosis intermedias, y 5% estaban a favor de dosis terapéuticas 14. Otra encuesta comprobó que 30% de los expertos favorecen la estrategia de dosis intermedia para pacientes que no se hospitalizan en cuidados intensivos y 50% la favorecen para pacientes de cuidados intensivos 15.

Recomendaciones

7. En pacientes que se evalúan por diagnóstico o sospecha de COVID-19, se sugiere valorar el riesgo de tromboembolismo venoso (TEV), incluyendo puntaje de Padua para pacientes no quirúrgicos y puntaje de Caprini para pacientes quirúrgicos, y valorar el riesgo de sangrado (escala Improve). Recomendación débil a favor (7% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

7.1. Punto de buena práctica clínica: Para pacientes que se hospitalizan en UCI por COVID-19 es innecesario el uso de la escala de riesgo de TEV porque la misma condición que indica su ingreso a UCI se asocia con alto riesgo de TEV.

8. Se sugiere usar tromboprofilaxis con heparina de bajo peso molecular (HBPM) en pacientes con diagnóstico COVID-19 con manifestaciones leves a moderadas (enfermedad no complicada con síntomas locales en vías respiratorias altas con o sin otros síntomas inespecíficos, o neumonía leve) y que no se hospitalizan, con muy alto riesgo de TEV (gran compromiso de la movilidad, antecedente de TEV, o cáncer activo) y bajo riesgo de sangrado. Recomendación débil a favor (14% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

8.1. Punto de buena práctica clínica: Para pacientes con tasa de filtración glomerular (TFG) menor de 30mL/min y cuando no se dispone de HBPM, considere dosis profilácticas de heparina no fraccionada. Para pacientes con probabilidad clínica intermedia o alta de trombocitopenia inducida por heparina, según puntaje 4T, usar dosis profiláctica de fondaparinux 43.

8.2. Punto de buena práctica clínica: En el manejo ambulatorio debe recomendarse a los pacientes: deambulación frecuente, evitar permanecer por mucho tiempo de pie o sentado, evitar cruzar las piernas, cambiar de posición cada 30-60 min, movimientos de flexoextensión y de rotación de los pies, evitar la deshidratación y consumir suficiente agua 42,44.

9. Se sugiere indicar la tromboprofilaxis con HBPM al menos durante 7 días, en pacientes con diagnóstico de COVID-19 con manifestaciones leves a moderadas, con muy alto riesgo de TEV, bajo riesgo de sangrado, y que no se hospitalizan. Recomendación débil a favor (21% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

9.1. Punto de buena práctica clínica: Reevaluar al paciente después de 5-8 días de la formulación de la tromboprofilaxis con HBPM, para considerar su extensión.

10. Se sugiere no usar tromboprofilaxis con anticoagulantes en pacientes con COVID-19 bajo manejo ambulatorio y de bajo riesgo para TEV (según puntaje de Padua o puntaje de Caprini), sin antecedente de TEV, y sin cáncer activo. Recomendación débil en contra (8% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

Ver Punto de buena práctica clínica 8.2

Pregunta 3: ¿Cuál es la dosis óptima de HBPM (dosis profiláctica convencional vs dosis profiláctica superior a la convencional) para garantizar la tromboprofilaxis efectiva en pacientes con diagnóstico de COVID-19?

Hallazgos

En general, hay acuerdo sobre la necesidad de tromboprofilaxis, pero su esquema óptimo para pacientes con COVID-19 no se ha determinado con precisión. Entre las recomendaciones de tromboprofilaxis con anticoagulante, hay recomendaciones sobre varias intensidades de anticoagulante, basadas en consensos de expertos.

Aunque aún no se conoce la frecuencia de TEV post-egreso ni la tasa de sangrado con el uso extendido de anticoagulantes, hay acuerdo en no recomendar trombo-profilaxis después del egreso en todos los pacientes que se hospitalizaron por COVID-19. Algunos grupos consideran razonable utilizar estratificación individualizada de riesgo de trombosis y hemorragia, seguido de la consideración de tromboprofilaxis ambulatoria y extendida después del egreso con duración de al menos 14 días, y hasta de 30 días, para pacientes con bajo riesgo de sangrado y riesgo muy elevado de TEV dado por factores de riesgo como requerimiento de tratamiento en cuidados intensivos, antecedente de TEV, trombofilia y gran inmovilidad 14,15,39,44.

Además del uso de anticoagulantes, se ha dado consideración a la compresión neumática intermitente en miembros inferiores cuando hay contraindicación para la anticoagulación, y en algunos casos en esquemas multimodales 15,18,44.

Recomendaciones

11. Se recomienda usar tromboprofilaxis con HBPM para pacientes hospitalizados por COVID-19 que no ingresan a UCI, siempre que no esté contraindicada (sangrado activo, recuento de plaquetas menor de 25k/µL, o fibrinógeno menor de 100mg/dL; la prolongación del TP o el TPT no contraindica la profilaxis con anticoagulante). Recomendación fuerte a favor (0% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

11.1. Punto de buena práctica clínica: Para pacientes con contraindicación para anticoagulantes, usar compresión neumática intermitente.

Ver Punto de buena práctica clínica 8.1

12. Se sugiere usar tromboprofilaxis con dosis convencionales de HBPM (enoxaparina 40mg subcutánea al día o dalteparina 5000 unidades internacionales subcutánea al día) en pacientes con COVID-19 hospitalizados sin ingreso a UCI, siempre que tengan bajo riesgo de sangrado y no tengan factores de riesgo adicionales para TEV (Tabla 1). Recomendación débil a favor (5% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

13. Se sugiere usar tromboprofilaxis con dosis ajustadas de HBPM teniendo en cuenta el peso y la tasa de filtración glomerular (TFG) en pacientes hospitalizados por COVID-19 sin ingreso a UCI, sin factores de riesgo adicionales para TEV (Tabla 1) y con bajo riesgo de sangrado. Recomendación débil a favor (4% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

14. Se sugiere usar dosis intermedias de HBPM (enoxaparina 1mg/kg/día) en pacientes hospitalizados por COVID-19 que no ingresan a UCI, tienen bajo riesgo de sangrado, y presencia de factores de riesgo adicionales para TEV (Tabla 1). Recomendación débil a favor (13% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

14.1. Punto de buena práctica clínica: Al usar enoxaparina en dosis mayores a las convencionales de tromboprofilaxis, considere disminución de la dosis con TFG menor 30 ml/min, así como monitoría de actividad anti-Xa, si está disponible siguiendo protocolo institucional.

15. En pacientes hospitalizados en UCI por COVID-19, con bajo riesgo de sangrado, puntaje SIC < 4 y puntaje ISTH/CID < 5, se sugiere usar dosis ajustada (con peso mayor a 80kg) de enoxaparina en ausencia de factores de riesgo adicionales para TEV, o dosis intermedias (1mg/kg/día) de enoxaparina en presencia de factores de riesgo adicionales para TEV, con consideraciones similares a las de pacientes hospitalizados sin ingreso a UCI (Ver Tabla 1). Recomendación débil a favor (14% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

Tabla 1
Recomendaciones de dosis de enoxaparina para tromboprofilaxis en pacientes con COVID-19, según presencia de factores de riesgo adicionales para trombosis y peso, con ajuste por TFG, derivadas de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia42
Recomendaciones de dosis de enoxaparina para tromboprofilaxis en pacientes con COVID-19, según presencia de factores de riesgo adicionales para trombosis y peso, con ajuste por TFG, derivadas de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia42

Ver Punto de buena práctica clínica 14.1

16. En pacientes hospitalizados en UCI por COVID-19, con bajo riesgo de sangrado, y puntaje SIC 4 o mayor, o ISTH/CID 5 o mayor, se sugiere usar dosis intermedias altas tales como enoxaparina 1.5mg/kg cada día (mayor dosis que en pacientes hospitalizados que no ingresan a UCI). Recomendación débil a favor (19% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

16.1. Punto de buena práctica clínica: En caso de falta de disponibilidad de enoxaparina, considere el uso de dosis intermedias correspondientes de otra HBPM.

Ver Punto de buena práctica clínica 14.1

17. Se sugiere considerar la estrategia de anticoagulación con la que se encuentre familiarizado el centro, en pacientes con COVID-19 y bajo riesgo de sangrado que presentan trombosis recurrente en sus dispositivos de acceso venoso o arterial a pesar del uso de dosis profilácticas de anticoagulación. Recomendación débil a favor (10% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

18. En pacientes hospitalizados por COVID-19 con circuitos extracorpóreos, se sugiere usar protocolo de anticoagulación con citratos o con heparinización sistémica como estrategia de prevención de coagulación del circuito. Recomendación débil a favor (7% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

18.1. Punto de buena práctica clínica: En el caso de implementar protocolo de citratos, realice seguimiento de calcio iónico, calcio total, pH arterial y calcio del circuito; en el caso de implementar protocolo de heparina no fraccionada, monitorice con TPT activado para metas entre 60 y 90 segundos, o con antitrombina III según disponibilidad del centro.

19. Se sugiere no usar dosis plenas de agentes anticoagulantes, en ausencia de sospecha o confirmación del diagnóstico de complicaciones trombóticas de COVID-19 o indicaciones previas o diferentes para anticoagulación. Recomendación débil en contra (8% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

20. Se sugiere usar el esquema de tromboprofilaxis con agente anticoagulante hasta el egreso o al menos durante 10 días, si el egreso ocurre antes, en pacientes hospitalizados por COVID-19 que no requirieron UCI y sin factores de riesgo adicionales para TEV. Recomendación débil a favor (14% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

20.1 Punto de buena práctica clínica: cuando se decide tromboprofilaxis después del egreso, considere el mismo esquema de anticoagulante que se usó hasta el final de la hospitalización.

20.2 Punto de buena práctica clínica: evalúe al paciente a los 10 días del inicio de la tromboprofilaxis y considere si se indica su extensión.

21. Se sugiere continuar la tromboprofilaxis con agente anticoagulante por 14 días después del egreso para pacientes hospitalizados por COVID-19 que no requirieron UCI, pero con riesgo muy elevado adicional de trombosis (antecedente de TEV, cáncer activo, índice de masa corporal mayor de 35, embarazo, puerperio o movilidad muy reducida) y bajo riesgo de sangrado. Recomendación débil a favor (6% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

21.1. Punto de buena práctica clínica: evalúe al paciente a los 12-14 días del egreso y considere si se indica extensión del tiempo de tromboprofilaxis.

22. Para pacientes que estuvieron en UCI por COVID-19, se sugiere continuar la tromboprofilaxis con agente anticoagulante por 30 días después del egreso de UCI. Recomendación débil a favor (19% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

C. Diagnóstico y tratamiento de las complicaciones trombóticas en personas con COVID-19

Pregunta 4: ¿Cuál es la mejor estrategia diagnóstica y de tratamiento del embolismo pulmonar en pacientes con diagnóstico COVID-19 vs pacientes con condiciones diferentes a COVID-19?

Hallazgos

Gran parte de las recomendaciones actuales para prevención, diagnóstico y tratamiento del TEV se basan en guías de práctica de otros escenarios o enfermedades, y son ampliamente difundidas y aplicadas, en las cuales se establece el uso de la evaluación del riesgo de TEV y de sangrado para decidir la profilaxis, así como estrategias para estratificar el riesgo de mortalidad en pacientes con embolismo pulmonar y las decisiones terapéuticas asociadas 12,13.

En casos de deterioro súbito con aumento en el trastorno de oxigenación, falla o sobrecarga ventricular derecha, o choque, debe mantenerse un alto índice de sospecha de embolismo pulmonar. Hay que tener en cuenta que el diagnóstico de embolismo pulmonar y trombosis venosa profunda puede ser problemático en estos pacientes graves con COVID-19, debido al riesgo de infectar a otros pacientes y al personal hospitalario, además de las dificultades asociadas a efectuar pruebas diagnósticas en pacientes críticamente enfermos 14.

La elevación del dímero D se asocia a mortalidad, pero no permite hacer el diagnóstico de TEV, y el régimen anticoagulante (por ejemplo, de dosis profiláctica a dosis terapéutica) no se debe cambiar basado exclusivamente en el nivel del dímero D 15. No se dispone de criterios clínicos fiables que permitan definir la indicación de tomografía para el diagnóstico de embolismo pulmonar en pacientes con COVID-19 14,47,50. La evidencia no es concluyente en definir si el TEV puede quedar sub-diagnosticado en pacientes con COVID-19 grave. Esto es importante, ya que el SDRA mismo puede ser una causa de vasoconstricción pulmonar hipóxica, hipertensión pulmonar y falla ventricular derecha 14,15.

Por dichas razones, en ocasiones, puede ser necesario dar tratamiento con anticoagulación plena a pacientes con sospecha de embolismo pulmonar, fundamentado solamente en deterioro pulmonar en un paciente con SDRA, a la espera de poder confirmar el diagnóstico por medio de imágenes diagnósticas 10,15. El tratamiento anticoagulante preferido es con HBPM. El uso de heparina no fraccionada presenta inconvenientes por el requerimiento de monitoría frecuente de laboratorio y por la dificultad para interpretar el TPT debido a las alteraciones de coagulación de pacientes críticos con COVID-19, que puede implicar la necesidad de monitorizar con actividad anti-Xa. Una vez que se confirma el diagnóstico de TEV, se sugiere usar tratamiento anticoagulante al menos durante 3 meses 16,18.

Recomendaciones

23. Se recomienda mantener un alto índice de sospecha para complicaciones trombóticas (embolismo pulmonar y otras presentaciones de TEV, trombosis arteriales sistémicas y microtrombosis) en pacientes hospitalizados por COVID-19. Recomendación fuerte a favor (0% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

24. Se recomienda considerar el inicio de anticoagulación plena con enoxaparina 1mg/kg/dosis cada 12 horas, con ajuste de dosis al 50% en caso de TFG menor de 30ml/ min, en pacientes con COVID-19 con alta sospecha o confirmación de una complicación trombótica (excluyendo evento isquémico cerebral). Recomendación fuerte a favor (4% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

24.1. Punto de buena práctica clínica: en pacientes con COVID-19 y diagnóstico de embolismo pulmonar agudo, aplique estrategias establecidas en guías de manejo para la estratificación de riesgo y severidad, y de tratamiento, dando consideración a trombolisis y otras terapias de reperfusión en casos seleccionados 13.

24.2 Punto de buena práctica clínica: en caso de no disponer de enoxaparina, se puede considerar el uso de dosis anticoagulantes de otras HBPM.

24.3 Punto de buena práctica clínica: en pacientes con COVID-19 con probabilidad clínica intermedia o alta de trombocitopenia inducida por heparina (según puntaje 4T), use dosis anticoagulante de fondaparinux 43.

25. En pacientes con COVID-19 y complicación trombótica, se sugiere evitar el uso de heparina no fraccionada en infusión intravenosa, teniendo en cuenta el requerimiento de monitoreo más frecuente, y la dificultad para interpretar el TPT en pacientes críticamente enfermos con COVID-19, pero su uso puede ser útil en pacientes con TFG menor de 30ml/min, o cuando se requiere reversibilidad para intervenciones urgentes. Recomendación débil en contra (10% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

26 En pacientes con COVID-19 que desarrollan complicación trombótica durante la hospitalización, se sugiere evitar el uso de anticoagulantes orales directos (dabigatran, rivaroxaban, apixaban) y de warfarina en la fase de inestabilidad clínica, teniendo en cuenta su potencial de interacciones (Ver Tabla 2), pero se sugiere considerar su inicio según indicación, una vez el paciente se ha estabilizado. Recomendación débil en contra (3% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

D. Personas adultas con indicación previa de usar agentes anticoagulantes

Pregunta 5: ¿Cuáles son los ajustes de tratamiento anticoagulante que se deben considerar en pacientes con indicación de uso de anticoagulantes previo a la pandemia COVID-19?

Hallazgos

Los tratamientos para pacientes con COVID-19 grave pueden tener interacciones con agentes antitrombóticos establecidos, tales como los anticoagulantes orales directos (DOAC por su sigla en inglés) y los antagonistas de vitamina K 15,51. Para los pacientes que ya estaban anticoagulados, se recomienda como norma general seguir el régimen anticoagulante establecido, pero, según sea el manejo ambulatorio u hospitalario, la elección farmacológica puede cambiar 14. Es de anotar que el uso de anticoagulantes orales (warfarina y anticoagulantes orales directos) tiene menos interés dando consideración al potencial de interacciones de medicamentos, comparado con la falta de interacciones importantes, y la conveniencia de la vía parenteral de las heparinas para pacientes en estado crítico o con alto riesgo de deterioro clínico rápido. También, a menos que se anticipen procedimientos urgentes, se prefiere la HBPM sobre la heparina no fraccionada para disminuir las ocasiones de contacto de los profesionales con los pacientes (16). Los agentes antiplaquetarios no se consideran una alternativa razonable de tromboprofilaxis para estos pacientes.

Recomendaciones

27. Durante la pandemia, en pacientes ambulatorios sin diagnóstico de COVID-19, que tenían indicación previa de tratamiento con agentes anticoagulantes orales directos (DOAC), se recomienda que continúen recibiéndolos en sus dosis habituales. Recomendación fuerte a favor (1% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

28. En pacientes con COVID-19 leve de manejo ambulatorio que tenían indicación previa de tratamiento con DOAC, se recomienda que continúen recibiéndolos en sus dosis habituales. Recomendación fuerte a favor (3% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

28.1. Punto de buena práctica clínica: Al utilizar anticoagulantes orales directos en pacientes con COVID-19, se debe tener en cuenta el potencial de interacciones farmacológicas (Ver Figura 1).

Interacciones con terapias antivirales en experimentación para COVID-19. Adaptado de: Prescribing Resource, updated 04 jun 2020, University of Liverpool51, available from:https://www.covid19-druginteractions.org/prescribing-resources
Figura 1
Interacciones con terapias antivirales en experimentación para COVID-19. Adaptado de: Prescribing Resource, updated 04 jun 2020, University of Liverpool51, available from:https://www.covid19-druginteractions.org/prescribing-resources

29. Para los pacientes ambulatorios sin diagnóstico de COVID-19 durante la pandemia, que venían recibiendo warfarina con una tasa normalizada internacional (INR) que mantiene el tiempo en el rango terapéutico 70% o mayor en los 3 meses previos, se sugiere espaciar los controles de INR a cada 2-3 meses, a menos que existan factores que afecten la confiabilidad del efecto terapéutico. Recomendación débil a favor (15% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

30. Para los pacientes ambulatorios sin diagnóstico de COVID-19 durante la pandemia, y también en pacientes con COVID-19 leve de manejo ambulatorio que venían recibiendo warfarina y tienen INR con tiempo en el rango terapéutico < 70% en los 3 meses previos, se sugiere plantear formas de monitoría de INR que no impliquen asistir a la consulta o al laboratorio, o cambiar el tratamiento a DOAC o a HBPM. Recomendación débil a favor (4% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

31. En pacientes hospitalizados por COVID-19 en tratamiento previo con anticoagulantes orales, se sugiere cambiar el agente anticoagulante a HBPM, teniendo en cuenta el potencial de interacciones farmacológicas (Ver Figura 1). Recomendación débil a favor (8% de panelistas estuvieron en desacuerdo).

Conclusiones

Las recomendaciones clínicas de esta guía rápida orientan la toma de decisiones clínicas que, deducidas por extensión desde otros escenarios similares, pueden contribuir a una atención y cuidado centrados en la persona con altos estándares de calidad y seguridad. Esto puede disminuir la dispersión en las prácticas clínicas actuales, mejorar las indicaciones y reducir los riesgos, acorde con el desafío que nos impone la pandemia por COVID-19. La mayor parte de las recomendaciones se relacionan con tromboprofilaxis, ya que es uno de los temas que dan lugar a mayor desacuerdo sobre su enfoque. En particular, esta guía delimita escenarios para el uso de dosis intermedias.

La metodología utilizada se presenta como una muestra práctica del método en escenarios de enfermedades emergentes, donde la evidencia es escasa y hay alta incertidumbre en la toma de decisiones, al mismo tiempo manteniendo una postura sistemática, rigurosa, multidisciplinar e interinstitucional (Sociedades científicas, Universidades y Prestadores de servicios de salud).

Dentro de las limitaciones identificadas se encontró que la robustez del marco metodológico complejiza la actividad del consenso al ser llevado a escenarios de la vida real, debido a: (a) un volumen elevado de recomendaciones, (b) la valoración de cada criterio contemplando varios aspectos dentro de cada criterio, (c) un número elevado de panelistas, y (d) tiempo limitado para la aplicación del método.

Hay una necesidad urgente de datos de alta calidad para responder algunas de las preguntas consideradas en este consenso. Entre los estudios en curso, hay varios registros, tales como RIETE, CORONA-VTE y CORE-19 que capturan información de pacientes con COVID-19. Además, actualmente se planean y se llevan a cabo estudios aleatorizados con el objetivo de evaluar la eficacia y seguridad de dosis intermedias o terapéuticas de HBPM vs. dosis convencionales de tromboprofilaxis en pacientes hospitalizados, incluyendo COVID Hep, Hep-COVID, y PROTECT COVID 19. Dada la rapidez con la cual se desarrolla la evidencia, los autores consideran éste como un documento vivo, con planes de actualización de sus recomendaciones de acuerdo a la generación de nueva evidencia y de mejor calidad. Debido a que, en algunas de las recomendaciones, la evidencia no es concluyente, no está disponible o está en desarrollo, este consenso representa la opinión de los autores y no pueden sustituir el juicio clínico cuidadoso de profesionales calificados.

Finalmente, la implementación de estas recomendaciones será el siguiente reto, para el cual es clave mantener la articulación intersectorial e interdisciplinar alcanzada y el establecimiento de la voluntad y planes concretos de divulgación, comprensión y adherencia, para beneficio final de la población Colombiana.

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50. Centro Cochrane Iberoamericano. En los pacientes con COVID-19 y una sospecha de embolia pulmonar, ¿cuáles son los criterios más útiles para definir su indicación de evaluación con una TC? [Internet]. April 2020. Available from: https://es.cochrane.org/es/en-los-pacientes-con-covid-19-y-una- sospecha-de-embolia-pulmonar-¿cuáles-son-los-criterios-más

51. Prescribing Resource, updated 04 jun 2020, University of Liverpool [Internet]. [cited 2020 Jun 8]. Available from: Available from: https://www.covid19-druginteractions.org/prescribing-resources

Material Suplementario

Anexo 1. Preguntas en estructura PICO

1. ¿Cuál es la utilidad diagnóstica del Dímero D en pacientes que se hospitalizan con sospecha de infección por SARS CoV-x c2?


2. ¿Cuál es la efectividad y seguridad de la tromboprofilaxis con heparina de bajo peso molecular vs. heparina no fraccionada y fondaparinux en pacientes con diagnóstico de COVID-19?


3. ¿Cuál es la dosis óptima de HBPM (dosis profiláctica convencional vs dosis profiláctica superior a la convencional) para garantizar la tromboprofilaxis efectiva en pacientes con diagnóstico de COVID-19?


4. ¿Cuál es la mejor estrategia diagnóstica y de tratamiento del embolismo pulmonar en pacientes con diagnóstico COVID-19 vs pacientes con condiciones diferentes a COVID-19?


5. ¿Cuáles son los ajustes de tratamiento anticoagulante que se deben considerar en pacientes con indicación de uso de anticoagulantes previo a la pandemia COVID-19?


Anexo 2. Búsqueda de evidencia

Se llevó a cabo una revisión sistemática rápida de la literatura, con el objetivo principal de identificar Guías de Práctica Clínica (GPC) basadas en evidencia, revisiones sistemáticas, ensayos clínicos y demás estudios primarios sobre el diagnóstico y tratamiento con agentes anticoagulantes en pacientes con COVID-19. Todas las fases de la revisión fueron realizadas por un grupo de metodólogos expertos en síntesis de evidencia, y se acogieron a los estándares internacionales de calidad para el desarrollo de revisiones sistemáticas rápidas, de acuerdo con el Manual Cochrane de revisiones sistemáticas de intervenciones y los principios de la declaración PRISMA, incorporado en el manual metodológico del Grupo Desarrollador (GD) 22.

Una búsqueda exploratoria inicial en sitios recopiladores y desarrolladores de GPC más reconocidos (The Guidelines International Network - GIN, Scottish Intercollegiate Guidelines Network - SIGN, The National Institute for Health and Care Excellence - NICE, GuíaSalud) no arrojó resultados satisfactorios por lo cual se decidió no hacer una búsqueda sistemática de GPC. La consulta con expertos clínicos ratificó la falta de hallazgos de GPC específicas, a abril 27 de 2020.

La búsqueda de evidencia la realizó un evaluador (LB) del GD en las bases de datos médicas MEDLINE, Cochrane y Epistemonikos, con un horizonte temporal de un año.



El listado de las referencias bibliográficas obtenido fue importado a un archivo del programa Excel®, donde se combinaron las referencias y se eliminaron las publicaciones duplicadas. Los estudios se tamizaron y seleccionaron de acuerdo con los siguientes criterios de inclusión:

  • Población, intervención, comparación, desenlaces y subgrupos, según las preguntas PICO definidas por el GD.

  • Tipo de estudio: GPC, revisiones sistemáticas de ensayos clínicos, considerando revisiones con o sin metanálisis (de comparaciones directas, indirectas o en red), ensayos clínicos, estudios de cohorte.

  • Publicación en texto completo

  • Idioma de publicación: Preferiblemente inglés o español

  • Estado de publicación: estudios publicados o en prensa

  • Fecha de publicación: último año

El total de las referencias bibliográficas fue cribado por un revisor (LB mediante la lectura de los títulos y resúmenes, estos últimos, cuando estuvieron disponibles), de acuerdo con los criterios de elegibilidad predefinidos por el GD. En esta fase, cada referencia se clasificó como incluida o excluida. Se encontraron inicialmente 66 documentos en MEDLINE, de los cuales se preseleccionaron 19 para revisión en texto completo, luego de lo cual se dejaron 8 documentos (Ver Anexo 3) que cumplieron los criterios de inclusión.

La búsqueda complementaria en otras fuentes la realizó un segundo revisor (JA), en sitios web de Sociedades Científicas y en bola de nieve, a partir de la cual se seleccionaron 36 documentos de interés (Ver Anexo 3) que posteriormente fueron integrando el cuerpo de evidencia de cada una de las preguntas de interés clínico.

Considerando las características de la información encontrada, no fue posible construir perfiles de evidencia. Un revisor (JA) realizó la extracción de las estimaciones del efecto para la comparación y desenlaces clínicos relevantes, a partir de lo reportado por la evidencia. Los hallazgos se resumieron mediante síntesis narrativa y no se realizaron cálculos o análisis adicionales a los presentados por los autores de los estudios seleccionados.

Anexo 3. Diagrama de flujo Prisma de selección de evidencia


Anexo 4. Distribución porcentual del acuerdo en las recomendaciones


Anexo 5. Diagrama de la meta síntesis realizada en las dos rondas de consenso


Notas

Avalan Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular,

Asociación Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax,

Asociación Colombiana de Nefrología e Hipertensión Arterial,

Asociación Colombiana de Medicina Interna,

Sociedad Colombiana de Medicina Familiar,

Asociación Colombiana de Especialistas en Medicina de Urgencias y Emergencias,

Asociación Colombiana de Hematología y Oncología,

Asociación Colombiana de Medicina Crítica y Cuidado Intensivo,

Grupo Cooperativo Latinoamericano de Hemostasia y Trombosis,

Fundación Internacional de Medicina Materno Fetal,

Sociedad Ecuatoriana de Cardiología,

Universidad Nacional de Colombia,

Universidad de los Andes,

Fundación Universitaria Juan N. Corpas,

Fundación Universitaria Sanitas,

Hospital Universitario Nacional de Colombia,

Clínica de Marly,

Clínica Universitaria Colombia,

Clínica Reina Sofía,

Clínica Iberoamérica,

Clínica Sebastián de Belalcázar,

Notas

* Artículo publicado en la Revista Colombiana de Cardiología, volumen 27, número 5 (septiembre octubre) 2020, páginas 446-460, DOI: https://doi.org/10.1016/j.recar.2020.08.003 y reproducido por Acta Médica Colombiana con autorización del editor.

Notas

Conflictos de intereses Los autores declaran no tener conflictos de intereses.
Financiación Ninguna.

Notas de autor

* Autor de correspondencia: Dr. Juan Acevedo Peña. Bogotá D.C. (Colombia). E-mail: jacevedo63@gmail.com

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