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Índice de masa corporal como factor de riesgo para complicaciones posterior a procesos estéticos

Body mass index as a risk factor for complications after aesthetic procedures

Johanna Cristina Altamirano Castillo
Médico Residente. Hospital Marco Vinicio Iza., Ecuador
Wilson Eduardo Altamirano Castillo
Médico de Atención Primaria. Centro de Salud Altamirano, Ecuador
Jorge Eduardo Portacio Navas
Médico Residente de Emergencia. Hospital General Ambato., Ecuador
Luis Santiago Hernández Medina
Médico Residente de Cirugía. Hospital de Especialidades Crehvital, Ambato., Ecuador
Hugo Israel Alvear Hermosa
Médico General. Medicina General y Estética Alvear., Ecuador
Stephanny Terán Cevallos
Médico Residente Clínica de la mujer. Quito, Ecuador
Vanessa Morales Bastidas
Médico Residente Clínica de la mujer. Quito, Ecuador
Diana Elizabeth Sánchez Moretta
Médico Residente Hospital Básico Pillaro., Ecuador
driana Ximena Zurita Villacrés
Médico Residente de Emergencia. Hospital General Ambato., Ecuador

Índice de masa corporal como factor de riesgo para complicaciones posterior a procesos estéticos

Revista Latinoamericana de Hipertensión, vol. 16, núm. 4, pp. 337-340, 2021

Sociedad Latinoamericana de Hipertensión

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Recepción: 21 Junio 2021

Aprobación: 15 Agosto 2021

Publicación: 12 Septiembre 2021

Resumen: La creciente pandemia de obesidad representa un problema innegable de salud pública. Entre las estrategias para manejarla, la cirugía bariátrica ha ocupado un papel protagónico en la última década. Esto ha incrementado la necesidad de la población por procedimientos estéticos como la abdominoplastia, mastopexia y muchos otros, con la intención de que el paciente se sienta tan a gusto como sea posible con su imagen corporal. Sin embargo, es importante considerar que además del riesgo inherente a cualquier procedimiento quirúrgico, se le debe añadir el riesgo agregado para los pacientes con sobrepeso y pacientes obesos. Se ha demostrado que el índice de masa corporal (IMC) actúa como un factor predictor para complicaciones posoperatorias como infección de la herida, estadías intrahospitalarias más largas, mayor tasa de reoperación y mayores tasas de mortalidad, por lo que es importante establecer relación riesgo beneficio en la valoración preoperatoria, tomando en consideración el IMC del paciente en conjunto con cualquier otro factor de riesgo que se pueda presentar. El objetivo de esta revisión es evaluar la evidencia clínica que afirma que el IMC es un factor de riesgo para complicaciones en los procedimientos estéticos.

Palabras clave: Índice de masa corporal, cirugía estética, obesidad, sobrepeso, factor de riesgo.

Abstract: The growing obesity pandemic is an undeniable public health problem. Among the management strategies, bariatric surgery has occupied a chief role in the last decade. This has increased the need of the population for esthetic procedures such as abdominoplasty and mastopexy, and many others, with the objective of improving patients’ body image. However, in addition to the inherent risk of any surgical procedure, overweight and obese patients have greater risk. It has been shown that body mass index (BMI) acts as a predictive factor for postoperative complications such as wound infections, longer hospital stays, increased reoperation rates, and higher mortality. Thus, it is important to assess the risk-benefit relationship in the preoperative evaluation, considering patients’ BMI along with any other risk factors that may be present. The objective of this review is to assess the clinical evidence showing that BMI is a risk factor for complications following esthetic procedures.

Keywords: Body mass index, esthetic surgery, obesity, overweight, risk factor..

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, la obesidad y el sobrepeso representan uno de los problemas de salud más importantes a nivel global dado su crecimiento exponencial en las últimas décadas. Diferentes estudios epidemiológicos han establecido que el índice de masa corporal (IMC) actúa como factor de riesgo independiente para la aparición de múltiples enfermedades crónicas como la diabetes mellitus (DM) y la hipertensión arterial (HTA)1. Adicionalmente, el IMC también actúa como un factor de riesgo para la presencia de complicaciones durante las hospitalizaciones y posterior a la realización de procedimientos quirúrgicos2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que para el 2016 cerca de 2 billones de individuos mayores de 18 años padecían sobrepeso, correspondiendo a más del 30% de la población mundial, cifra que incluye cerca de 650 millones de adultos obesos. Por tanto, es esperable encontrar pacientes con esta condición en todas las áreas de especialización clínica y quirúrgica3.

Los individuos con sobrepeso y obesos suelen ser más propensos a tener una percepción desviada de su propia imagen. Se ha demostrado que aquellos individuos con autoestima bajo y con trastornos en la percepción de su imagen corporal suelen recurrir con mayor frecuencia a la cirugía estética con la finalidad de solventar su problemática4. Procesos como la rinoplastia, abdominoplastia, blefaroplastia, aumento de mama, mastopexia, reducción de mama, liposucción y lipotransferencia son algunos de los procesos más frecuentemente realizados con finalidades estéticas y de autopercepción5. Como todo procedimiento quirúrgico, existen riesgos inherentes, sin embargo, se ha demostrado que la presencia de obesidad y sobrepeso puede actuar como un factor de riesgo para la aparición de complicaciones en el periodo posquirúrgico6.

El IMC se ha correlacionado de forma lineal con diferentes complicaciones posoperatorias en el ámbito de la cirugía estética. Por ejemplo, los pacientes con IMC elevado presentan periodos intraoperatorios alargados en conjunto con estancias intrahospitalarias más prolongadas que los individuos con IMC normal7. También se han reportado otras complicaciones como mayor riesgo de infección y tiempos prolongados de drenaje junto con incremento importante en el volumen drenado7. El objetivo de esta revisión es evaluar la evidencia clínica que afirma que el IMC es un factor de riesgo para complicaciones en los procedimientos estéticos.

ÍNDICE DE MASA CORPORAL: ¿FACTOR DE RIESGO EN CIRUGÍA ESTÉTICA?

Dada la elevada prevalencia de la obesidad, las bajas tasas de adherencia al tratamiento y los cambios en el estilo de vida, la cirugía bariátrica ha tomado un puesto sumamente relevante como procedimiento para la pérdida de peso8. Solo en 2004 se realizaron 136.000 cirugías bariátricas, de acuerdo con la Sociedad Americana de Cirugía Bariátrica9, lo cual escaló a 256.000 para el año 201910. Adicionalmente, en el 2004 se realizaron cerca de 106.000 procedimientos estéticos posbariátricos en Estados Unidos, de acuerdo con la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, lo cual en contraste representa más del 70% de los individuos sometidos a procedimientos bariátricos11. En vista de la creciente demanda de procedimientos estéticos por parte de los pacientes posbariátricos, se volvió imperante establecer parámetros que permitiesen predecir complicaciones en subpoblaciones específicas12.

La obesidad y otros trastornos crónicos como la hipertensión, diabetes y enfermedad cardiovascular han sido reconocidos por mucho tiempo como factores de riesgo para complicaciones13. En este sentido, uno de los parámetros antropométricos más utilizados para definir riesgo relativo es el IMC, el cual ayuda a determinar el riesgo del paciente para diferentes complicaciones en la evaluación preoperatoria14. Paradójicamente, algunos estudios sugieren que los pacientes obesos sometidos a procedimientos quirúrgicos no bariátricos presentan menores índices de mortalidad en comparación con aquellos no obesos15. Aunque algunos estudios sustentan las aseveraciones anteriores, existe un mayor cuerpo de evidencia que se inclina por definir la obesidad como un factor de riesgo para los procedimientos quirúrgicos.

De acuerdo con una revisión sistemática que analizó los resultados de procedimientos estéticos en una población con un IMC incrementado, se encontró que los individuos con sobrepeso tienen hasta 6 veces más probabilidades (OR; 6.44 IC 95%) de desarrollar complicaciones menores que aquellos individuos normopeso. Asimismo, aquellos individuos obesos, mórbidamente obesos y severamente obesos tuvieron 6, 5 y 25 veces más riesgo, respectivamente, de desarrollar complicaciones menores6. Adicionalmente, al evaluar complicaciones mayores se determinó una tendencia creciente en relación al riesgo en función del IMC. Los individuos con sobrepeso, obesidad, obesidad mórbida y severamente obesos tuvieron 2, 4, 5 y 11 veces más riesgo de desarrollar complicaciones mayores, respectivamente6.

Por otro lado, Gupta y cols16 buscaron determinar la seguridad de los procedimientos estéticos en los individuos con sobrepeso a través del análisis de una cohorte de individuos sometidos a procedimientos estéticos entre 2008 y 2013. Entre los 127.000 pacientes evaluados, 2.494 desarrollaron complicaciones mayores donde cabe destacar que el grupo de individuos normopeso tuvo una prevalencia del 1,58% en relación a las complicaciones, mientras que los individuos con un IMC mayor a 25 tuvieron una prevalencia de complicaciones del 2,6%, encontrándose una diferencia estadísticamente significativa (p<0,01)16. Adicionalmente, el análisis univariado encontró que los individuos con un IMC mayor a 25 tenían un mayor riesgo para desarrollar infección del sitio quirúrgico, complicaciones pulmonares, sobrecarga hídrica y trombosis venosa profunda16. Asimismo, la incidencia de las complicaciones incrementó significativamente en los individuos con IMC mayor a 30 y 40 en comparación con los grupos normopeso y sobrepeso16.

En otro orden de ideas, el IMC también ha sido definido como un predictor negativo en relación a la cicatrización de las heridas de la cirugía abdominal y de mamas17. Particularmente, la abdominoplastia tiene la tasa de complicaciones más elevada en comparación con otros procedimientos estéticos, aseveración que se intensifica en la presencia de sobrepeso u obesidad18. Un grupo de individuos sometidos a abdominoplastia fueron segmentados en dos grupos, el primero con individuos cuyo IMC fuese menor a 30 y el segundo con un IMC mayor a 30. Se encontró que los individuos del grupo 2 requirieron de un periodo intraoperatorio mayor en contraste con el grupo 1 (155 minutos vs 90 minutos, p=0,01). De igual forma, los individuos del grupo 2 presentaron un mayor volumen de drenaje en comparación con el grupo 1 (845ml vs 520ml, p=0.01). Finalmente, el 51% de los individuos del grupo 2 presentaron algún tipo de complicación, mientras que solo el 9,4% de los pacientes del grupo 1 desarrollaron algún tipo de complicación7.

Por otro lado, en décadas pasadas la relación entre el IMC y las complicaciones posquirúrgicas de la reducción de mamas era un tanto inconclusa. Algunos estudios determinaron una correlación positiva entre el IMC y el riesgo de complicaciones posterior a la reducción de mamas, mientras que otros reportaron que no había diferencias importantes en las complicaciones posquirúrgicas en relación al IMC. No obstante, Gust y cols19 realizaron un estudio multicéntrico que incluyó 2492 pacientes sometidos a reducción de mamas con la intención de generar resultados generalizables en relación al riesgo de desarrollar complicaciones en función del IMC.

Finalmente, Gust y cols19 demostraron una tendencia ascendente en relación al riesgo de complicaciones posoperatorias y el IMC, evidenciando una incidencia máxima de complicaciones en los individuos con un IMC mayor a 40. En general, el riesgo de complicaciones arrojó una media de 4%, la cual variaba de 2,4% en individuos con un IMC <25 a un alarmante 7% en los individuos con un IMC >45 (p=0,006). Asimismo, 3 pacientes desarrollaron necrosis del pezón, 2 de ellos con un IMC > 30 y 1 con un IMC >45. En contraste, aunque se observó una tendencia ascendente en relación a la disrupción de la herida quirúrgica y el IMC, dichos hallazgos no fueron estadísticamente significativos (p=0,12); de igual forma, la tasa de reoperación fue del 2,1% y no se encontraron hallazgos significativos al comparar los diferentes grupos de IMC.

CONCLUSIÓN

La creciente pandemia de obesidad representa un problema innegable de salud pública, para el cual se han diseñado múltiples estrategias con la finalidad de disminuir su impacto en el panorama médico. Dentro de estas estrategias, la cirugía bariátrica ha ocupado un papel protagónico en la última década como método terapéutico contra la obesidad. Lo anterior ha incrementado la necesidad de la población por procedimientos estéticos como la abdominoplastia, mastopexia y muchos otros, con la intención de que el paciente se sienta tan a gusto como sea posible con su imagen corporal. Sin embargo, es importante considerar que además del riesgo inherente a cualquier procedimiento quirúrgico, se le debe añadir el riesgo agregado para los pacientes con sobrepeso y pacientes obesos. Se ha demostrado que el IMC actúa como un factor predictor positivo para complicaciones posoperatorias como infección de la herida, estadías intrahospitalarias más largas, mayor tasa de reoperación y mayores tasas de mortalidad, por lo que es importante establecer relación riesgo beneficio en la valoración preoperatoria, tomando en consideración el IMC del paciente en conjunto con cualquier otro factor de riesgo que se pueda presentar.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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