Reseñas de libro

Los fogones del norte de Tierra del Fuego

Luis Alberto Borrero
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Universidad de Buenos Aires, Argentina

Los fogones del norte de Tierra del Fuego

Intersecciones en Antropología, vol. 22, núm. 2, pp. 263-264, 2021

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Massone Mauricio. Fuego, fogones y contextos arqueológicos de los cazadores recolectores tardíos en el norte de Tierra del Fuego. 2020. Punta Arenas. Universidad de Magallanes. 228pp.. 978-956-7189-89-2

Mauricio Massone agrega a su rica bibliografía un volumen que sintetiza su tesis de doctorado. Este trabajo, que está precedido por un informativo prólogo a cargo de Gustavo Politis, director de la tesis, es muy bienvenido por su calidad y originalidad. Toda la obra refleja el meticuloso trabajo característico de este autor que, en este caso, se concentra en el análisis de fogones tardíos excavados en el norte de Tierra del Fuego, comprendidos aproximadamente dentro de los últimos 2000 años. Massone había realizado un acercamiento similar para analizar fogones de fines del Pleistoceno, observando en ese caso patrones morfológicos y depositacionales que lo llevaron a definir lo que llamó Modo Fell 1, característico de las ocupaciones más antiguas de la Patagonia. En este libro analiza los fogones tardíos con mayor detalle aún, y entrega así una discusión particularmente útil. Así es que considera antecedentes ambientales y etnográficos, además de los datos arqueológicos, cronológicos, antracológicos, tafonómicos y experimentales.

Una observación general es que todos los fogones estudiados muestran series cortas de superposiciones, relacionables con alta movilidad humana, tal como la reconocida en forma independiente por la arqueología del norte de la isla. Los casos de redundancia ocupacional asociados con fogones tampoco funcionaron en ciclos largos, aún cuando se trata de aleros. Esta evidencia lleva a preguntarse si los relativamente espesos depósitos de restos óseos identificados en los pocos aleros del norte de la isla indican realmente mayor intensidad de uso, o si son el resultado de la mejor preservación propiciada por la mayor protección de tales emplazamientos.

Es de particular interés que algunos de los fogones de mayores dimensiones parecen responder a un uso relativamente continuo antes que a la reiteración de ocupaciones. Esto sugiere –como bien reconoce Massone– la posibilidad de que se trate de lugares donde ocurrieron agregaciones humanas, quizá motivadas por varamientos de cetáceos, cuyos restos están bien registrados en los sitios.

En este libro ocupan un lugar destacado los análisis de algunos fogones superpuestos –particularmente los N° 17, 18 y 19 de Marazzi 32–, pues refieren a registros promediados. Estos casos naturalmente pueden incluir materiales depositados con anterioridad a la construcción de los fogones, lo que a la vez dificulta el análisis pero también lo torna más realista. Su inclusión indica que no se trata exclusivamente de una búsqueda de escalas temporales muy finas, sino que el objetivo es mucho más alto. Fue una sabia decisión incluirlos, pues nuestra interpretación del registro arqueológico no puede depender exclusivamente de la alta definición de este, por lo que se requiere acomodar nuestras armas metodológicas a las características del registro existente.

El análisis también considera cuestiones cruciales como la variación en el abastecimiento de combustible. No sorprendentemente encuentra que la disponibilidad local rige las elecciones, lo que para estos sitios esteparios conlleva un mínimo uso de especies arbóreas. Massone evalúa que este mínimo componente arbóreo pudo obtenerse a partir del uso de madera flotante acumulada en las playas. Deriva este elemento de observaciones de Serrano Montaner en 1879, que fueron constatadas por Massone para el fondo de la bahía Inútil. Más importante aún es la constatación arqueológica, realizada con María Eugenia Solari, de que los fogones de sitios localizados en ese sector de la bahía, tales como Marazzi 38 y 32, están entre los que incluyeron madera de árboles como combustible. Tan importante como esta observación es la evidencia de que esta tendencia no constituye una regla estricta y que también un fogón localizado en el interior de la isla, como el de Tres Arroyos 4, incluye madera de un género arbóreo, Nothofagus sp.

El trabajo está muy bien complementado por una presentación gráfica fantástica a cargo de Roxana Terres, que permite al lector no solo evaluar los patrones propuestos por Massone –que cumple con el deseado principio de la replicabilidad de los resultados–, sino considerar la exploración de patrones alternativos, por ejemplo, formacionales o preservacionales, así como su consistencia con variados modelos de uso del espacio, como el modelo de drop-toss de Binford (1978) o el de cueva exógena de Thomas (1981).

REFERENCIAS

Binford, L. R. (1978). Dimensional Analysis of Behavior and Site Structure: Learning from an Eskimo Hunting Stand. American Antiquity, 43(3), 330-361.

Thomas, D. H. (1981). The Archaeology of Monitor Valley: 2. Gatecliff Shelter. Anthropological Papers, 59, Pt. 1. American Museum of Natural History.

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