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El desafío de la plurivocalidad para la investigación arqueológica y la gestión patrimonial
Intersecciones en Antropología, vol. 24, núm. 1, pp. 119-122, 2023
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Reseña de Libro

Weissel Marcelo, Rodríguez Beatriz, Piana Ernesto. Misión Anglicana de Ushuaia. Arqueología y patrimonio del Lugar Histórico Nacional de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. 2021. Ushuaia. Museo del Fin del Mundo y Editora Cultural Tierra del Fuego. 239pp.. 978-987-3642-69-2

DOI: https://doi.org/10.37176/iea.24.1.2023.834

El libro sobre la Misión anglicana de Ushuaia –Tushkapalan, en yámana– tiene una impronta plural en su sentido más amplio. Se trata de una obra en cuya escritura confluye un colectivo formado por científicos y profesionales –de la arqueología, la historia, la arquitectura, la museología, entre otras especialidades–, referentes de la comunidad de Ushuaia en el campo cultural, patrimonial, turístico y educativo, integrantes de diversas instituciones –la Armada, el Museo del Fin del Mundo, el CADIC– y docentes de diferentes niveles. Lógicamente, esta diversidad se refleja en las voces heterogéneas que expresan las distintas contribuciones. La obra aborda cuestiones centrales en torno a la historia y a la arqueología de la misión que, fundada en 1869 por misioneros anglicanos con el propósito oficial de cristianizar a los pueblos originarios, carga con el peso de haber sido el primer asentamiento europeo estable en la región y por ello fue declarada Lugar Histórico Nacional en 1999. También ocupan un lugar importante los aspectos que hacen a la significación de la misión para los diferentes actores y sectores de la sociedad fueguina y a su dimensión patrimonial, haciendo lugar a las tensiones –epistemológicas, teóricas, académicas, institucionales y políticas– que eso conlleva. Al igual que los contenidos, los formatos de los capítulos del libro resaltan por su variedad, que conjuga textos escritos a modo de epístolas, ensayos, relatos e informes técnicos, con otras contribuciones de perfil académico más tradicional.

En la sección de prólogos aparecen los vectores que tensionan toda la obra. El lúcido texto de Vázquez aborda el rol central de la comunidad de Ushuaia en la protección de los terrenos de la misión de la voracidad inmobiliaria y las presiones del crecimiento urbano, que impulsaron las investigaciones iniciadas en 2013, junto con los efectos sociales amplificadores vinculados al proyecto arqueológico. Luego aparece la contribución de la comunidad yagán Paiakoala de Ushuaia, seguida por la de Goodall, descendiente del misionero Thomas Bridges. Con fuertes diferencias en torno a las consecuencias que tuvo la instalación de la misión anglicana para el pueblo yámana, ambas contribuciones, sin embargo, coinciden en destacar la importancia que tiene el conocimiento sobre el pasado para el presente, tanto como en la necesidad de difundir, preservar y poner en valor el patrimonio cultural asociado. La comunidad yagán, además, impulsa la incorporación del conocimiento ancestral de los pueblos originarios al saber científico a través de los testimonios orales de sus descendientes. Cierra esta sección el prólogo de Weissel y Rodríguez, quienes sitúan histórica, científica, política y epistemológicamente el proyecto arqueológico, y problematizan sus dimensiones principales, para presentar luego la organización y el contenido del libro.

A los cuatro prólogos suceden veinte contribuciones agrupadas en cinco secciones: Acción en Patrimonio; Historia, Arqueología y Patrimonio; Patrimonio de Ushuaia; Suma de referencias y Palabras de significación y agradecimientos. La primera parte inicia con una serie de cartas enviadas por el arqueólogo brasileño Alberione dos Reis a sus colegas Weissel y Rodríguez, en las que rememora las experiencias compartidas durante una temporada de trabajo de campo en la misión y, a partir de la noción de “Fin del Mundo”, reflexiona sobre el eurocentrismo, la modernidad y la colonialidad del saber, entre otros tópicos que atraviesan a las identidades locales. A continuación, se encuentra el capítulo de Quattrocchi, Tale y Pousa, en el que, desde la perspectiva del Museo del Fin del Mundo, exponen las dos políticas centrales de la institución que se ocupa de documentar y conservar el patrimonio cultural provincial, a la vez que procura garantizar su acceso a especialistas y la población en general. Así, este museo ha ocupado y ocupa un rol activo en la construcción del pasado y el sentido de pertenencia de la población de Ushuaia y también fueguina. La contribución del capitán Davis refiere a la destacada y comprometida intervención que tuvo la Armada Argentina Base Naval Ushuaia en todas las etapas del trabajo, ya que la parcela de terreno donde se desarrolló el proyecto arqueológico es contigua a un sector de viviendas de la Armada, fuerza encargada de la custodia del Lugar Histórico Nacional. Cierra esta primera parte la reflexión de De Masi acerca de la intervención de la Comisión Nacional de Museos, de Monumentos y de Lugares Históricos en defensa del valor cultural del lugar, quien resalta la exitosa articulación que se logró con otros niveles y organismos encargados concurrentemente de la protección y divulgación del patrimonio cultural.

La segunda parte comprende los capítulos de mayor contenido histórico y arqueológico. En primer lugar, Santos efectúa un racconto de los viajes de exploración del Atlántico Sud por las potencias coloniales europeas, seguido de una crónica de la fundación y el funcionamiento de la misión sin eludir lo que considera “temas controversiales”, como el carácter imperialista de la acción evangelizadora o el impacto de las enfermedades introducidas en la población nativa. Weissel y Vázquez se ocupan, a continuación, de describir los resultados de las prospecciones y excavaciones que se llevaron a cabo en el Lugar Histórico Nacional entre 2013-2015 y confirmaron su potencialidad arqueológica. En estrecha relación, el capítulo de Santiago y López refiere a las prospecciones geofísicas que se realizaron ahí mediante métodos electromagnéticos, que posibilitaron conocer la existencia de estructuras subsuperficiales y planificar las excavaciones en área abierta. Luego, Zangrando y colaboradores presentan el análisis de los materiales hallados en la excavación de un conchero que se encuentra dentro del Lugar Histórico Nacional y discuten si corresponde a asentamientos yámana contemporáneos o previos a la misión. Weissel y coautores, por su parte, se centran en los resultados de las excavaciones que permitieron identificar las etapas de construcción y abandono de la misión, algunas instalaciones que la formaron –desagües, terraplenes, paramentos, zanjas, etc.–, espacios para usos domésticos y productivos, junto con una gran cantidad de objetos que refieren a las tareas constructivas y las actividades cotidianas que ahí se llevaron a cabo, así como vestimenta y objetos de uso personal.

La tercera parte contiene varias contribuciones que denotan la significación que la misión tiene para distintos sectores de la comunidad de Ushuaia y su dimensión patrimonial. Urruty, Fernández y Malizia comentan, respectivamente, sus experiencias pedagógicas al visitar el sitio durante los trabajos de campo junto con estudiantes de distintos niveles educativos, y recuperan vivencias y opiniones sobre la importancia y el futuro del lugar histórico. El capítulo de Turnes y equipo suma la voz de arqueólogos investigadores del CADIC y talleristas del Museo del Fin del Mundo, que reflexionan sobre las actividades de difusión que desarrollaron en la comunidad para visibilizar, no solo el sitio, sino también el trabajo arqueológico. Bobbio, entonces director de dicho museo, reseña el rol activo que tuvo la institución desde que comenzó a gestarse el proyecto arqueológico y en todas las instancias de trabajo. En un registro más personal, la arqueóloga local Fernández relata su experiencia al participar del proyecto. Sigue la mirada de Villagra, que remarca el valor patrimonial tangible e intangible del sitio de la misión y su potencial como recurso para sumar a la actividad turística local. Completa esta sección el trabajo de Vuoto, quien expone sus pesquisas acerca de la planta original de la misión y expresa su preocupación por la preservación a futuro del lugar histórico.

La cuarta parte contiene un capítulo de corte técnico, en el que Willemsen comenta las tareas realizadas para elaborar una minuciosa maqueta de la misión y su plano de implantación. Luego, Correa expone distintas propuestas intervención orientadas al uso y disfrute del lugar por los vecinos y turistas mediante la creación de circuitos, senderos, un centro de interpretación y espacios para talleres. Por último, Weissel, Rodríguez y Saletta concluyen la obra destacando la diversidad de actores, voces, experiencias y sentidos que hicieron posible el desarrollo del proyecto y retoman las principales líneas de significación asociadas a la misión anglicana Tushkapalan para la comunidad local.

Esta breve reseña alcanza para iluminar la multiplicidad de sus aportes y la riqueza de su contenido, no solo en cuanto a la historia y a la materialidad arqueológica de la misión anglicana, sino también en relación con sus dimensiones afectivas, sensoriales, identitarias, políticas y patrimoniales. No menos importante, entre los múltiples alcances de la obra, es la contundencia con que muestra la fuerza expansiva y la trascendencia que la arqueología histórica viene experimentando sostenidamente en nuestro país desde la década de 1990. Lejos de los debates sobre el estatus disciplinar que signaron sus comienzos, la arqueología histórica se afianza hoy como la especialidad de mayor crecimiento en la arqueología argentina y tiene un rol central en procesos sociales de construcción identitaria, activación patrimonial y gestión de políticas de preservación.

Merece celebrarse su publicación y su espíritu plurivocal, tanto como la diversidad de voces individuales y colectivas expresadas libremente. El propio libro es un “lugar de encuentro”, como muchos de los autores se refieren a la antigua misión. Las polémicas, tensiones y acuerdos que en él se encuentran son los cimientos sobre los cuales se deberá construir el futuro del Lugar Histórico Nacional Misión Anglicana-Tushkapalan.



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