Resumen: En este trabajo se presenta la caracterización distribucional del registro lítico de superficie de la localidad Barrancas-Buta Ranquil (Neuquén), noroeste de Patagonia, Argentina. En particular, se exponen los resultados de los análisis tecnomorfológicos y arqueométricos que dan cuenta del uso de la obsidiana local (Cerro Huenul y Laguna del Maule 2-Río Barrancas), accesible en toda el área, para la manufactura de artefactos. Además, se registra el uso de obsidiana no local (Laguna del Maule 1-Laguna Negra), mayormente sobre artefactos formatizados. En cambio, rocas silíceas y basalto se emplearon en menor proporción, especialmente en instrumentos vinculados a actividades de procesamiento que requieren de estadías de mayor permanencia. De este modo, las evidencias distribucionales y arqueométricas permitieron dar cuenta de una gran movilidad logística y de distintas formas de uso humano del espacio dentro de la región de estudio.
Palabras clave: Arqueología distribucional, Arqueometría, Obsidiana, Rocas silíceas, Basalto.
Abstract: This paper presents the distributional characterization of the surface lithic record from the Barrancas-Buta Ranquil locality, Neuquén, northwestern Patagonia, Argentina. In particular, the results of techno-morphological and archaeometric analyses are presented that show the use of local obsidian (Cerro Huenul and Laguna del Maule 2-Río Barrancas), accessible throughout the area, for the manufacture of artifacts. In addition, the use of non-local obsidian (Laguna del Maule 1- Laguna Negra) is recorded, mostly for tools. In contrast, siliceous rocks and basalt were used to a lesser extent, principally for the manufacture of instruments linked to processing activities that require sites to be occupied for longer. Thus, the distributional and archaeometric evidence accounts for great logistical mobility and different forms of human use of space within the study region.
Keywords: Distributional archaeology, Archaeometry, Obsidian, Siliceous rocks, Basalt.
Artículos
Distribución y uso de materias primas en la localidad Barrancas-Buta Ranquil (Neuquén, noroeste de Patagonia, Argentina): geoquímica, estrategias tecnológicas y movilidad humana
Distribution and Use of Raw Materials in the Barrancas-Buta Ranquil locality, Neuquén, northwestern Patagonia, Argentina: geochemistry, technological strategies, and human mobility
Recepción: 30 Agosto 2023
Aprobación: 19 Diciembre 2023
El conocimiento de la distribución espacial de las materias primas líticas es clave para discutir las estrategias tecnológicas implementadas por los grupos humanos en el pasado. En los estudios de la organización tecnológica (sensu Nelson, 1991) es primordial establecer la estructura de la base regional de recursos líticos (sensu Ericson, 1984). Esta involucra aspectos ambientales, tales como la disponibilidad, densidad, accesibilidad, y predictibilidad de los recursos líticos (Kuhn, 1994; Beck et al., 2002; Jones et al., 2003). Además, está sujeta a las múltiples decisiones de la organización humana que involucran la movilidad, los rangos de acción, la distancia de las fuentes al lugar de uso y la existencia de interacciones y/o intercambios con otros grupos (Binford, 1980; Torrence, 1983; Beck y Jones, 1997).
El objetivo de este trabajo es evaluar las estrategias de aprovisionamiento y uso de los recursos líticos de los grupos móviles que ocuparon la localidad Barrancas-Buta Ranquil (de aquí en más, LBB) durante los últimos 1500 años AP. A partir del estudio de la disponibilidad de materias primas, y en particular de las obsidianas, que conforman la roca mayoritaria a nivel arqueológico regional, se evaluarán los patrones de movilidad y uso humano de los diferentes sectores que componen la LBB. En este sentido, establecer la distancia a la fuente de aprovisionamiento es indispensable para estudiar aspectos de la organización geográfica de las poblaciones humanas. Por ello, se utilizarán los criterios propuestos por Civalero y Franco (2003), quienes diferencian tres rangos de distancias: recursos inmediatamente disponibles (<5 km), local (entre 5 y 40 km) y no local (>40 km).
El proyecto general de estudio ha enmarcado los primeros relevamientos sistemáticos orientados a estudiar la dinámica de poblamiento y el uso humano de la región, articulando diferentes líneas de evidencia mediante una perspectiva biogeográfica (Barberena, 2013; Llano et al., 2019; Rughini et al., 2020; Romero Villanueva, 2021). Así, se generó un robusto cuerpo de conocimientos interdisciplinarios que permitieron discutir aspectos clave del registro arqueológico en diferentes escalas espaciales y temporales (Barberena et al., 2011, 2019; Fernández et al., 2017; Rughini et al., 2020; Romero Villanueva et al., 2024).
Dentro de estos estudios, se inició un mapeo geoarqueológico de los recursos líticos del norte neuquino, en combinación con un sólido programa de análisis arqueométricos de fuentes en distintas escales espaciales (Jones et al., 2003; Surovell, 2009) y de artefactos de obsidiana de diferentes contextos arqueológicos (Barberena et al., 2011, 2019; Fernández et al., 2017). Estas líneas de evidencia tienen un rol relevante para el estudio distribucional de la organización espacial humana relacionado con la movilidad de los grupos humanos y las estrategias de aprovisionamiento y uso de esta materia prima lítica (Kuhn, 2004; Shackley et al., 2018; Smith y Harvey, 2018; Haas y Kuhn, 2019).
La LBB tiene un perímetro de 139 km y un área de 1213 km., con una extensión de 15 km en su eje norte-sur y de 20 km en su eje oeste-este. El área está delimitada principalmente por los ríos Barrancas hacia el norte y Colorado hacia el oeste. Se trata de un espacio con una gran variabilidad ambiental y ecológica vinculada al importante gradiente altitudinal del campo volcánico Tromen, cuya altura promedio es de 2500 msnm (Folguera et al., 2008) (Figura 1). Esta topografía contrastante es significativa en términos de la estacionalidad y la productividad y produce espacios con propiedades biogeográficas divergentes, aspecto clave para la organización geográfica, la movilidad y el uso humano del espacio en el pasado (D’Abramo et al., 2021).
Con una variación altitudinal, entre 850 a más de 2200 msnm, la LBB abarca diferentes comunidades fitogeográficas del Monte, Patagónica, y Altoandina (Oyarzábal et al., 2018). En estudios anteriores se empleó un modelo de capacidad de carga de ovinos para evaluar la capacidad de carga (.) de los ambientes para herbívoros (Barberena, 2013). Estos análisis demostraron que la comunidad Patagónica presenta sectores de alta . y de acceso estacional, y la del Monte se caracteriza por una capacidad de carga menor (Rughini et al., 2020), pero con recursos vegetales importantes como algarrobo (Prosopis), molle (Schinus) y chañar (Geoffroea), explotados por las comunidades humanas en el pasado (Llano et al., 2019). Por su parte, la comunidad Altoandina ocurre en los espacios por encima de los 2200 msnm, cuya vegetación principal es una mezcla de especies asociadas al xerofitismo, bajas temperaturas y fuertes vientos (Oyarzábal et al., 2008). Aquí se desarrollan las gramíneas en forma de matas aisladas, arbustos rastreros y plantas en cojín. Al igual que la comunidad Patagónica, su uso habría sido estacional.
A partir de la integración de la información fitogeográfica y la estacionalidad de la precipitación deWorldClim (Hijmans et al., 2005), medida a través de la humedad y de la cobertura nívea invernal promedio, se diferencian tres sectores altitudinales en LBB. Así, los espacios bajos (850-1200 msnm) abarcan 272 km. y poseen climas áridos (tipos bsk y bwk; Kottek et al., 2006) coincidentes con el Monte. Aquí, la variación de la estacionalidad es baja, las precipitaciones níveas son escasas y la disponibilidad para la ocupación humana es anual. La . para el pastoreo (ver Mendía, 2006) es baja. Los espacios altos (≥1800 msnm) cubren 595 km. y tienen un clima continental de veranos frescos e inviernos muy fríos (tipos dsb y dsc; Kottek et al., 2006). Corresponden mayormente a la provincia Patagónica. Durante el invierno, la cobertura nívea es del 70%, por lo que pueden ser ocupados 4 o 5 meses al año durante la temporada estival. Estos espacios presentan una elevada . para el pastoreo (Mendía, 2006). Por otra parte, se identificaron espacios intermedios (1200-1800 msnm) o transicionales que abarcan 345 km. de la LBB y son ambientes ecotonales entre las provincias del Monte y Patagónica (Figura 1B). Se caracterizan por inviernos fríos a templados, y veranos secos (tipo csb; Kottek et al., 2006). Las grandes precipitaciones ocurren en invierno o en estaciones intermedias, lo que genera una estacionalidad y . moderadas. Incluso la cobertura nívea es parcial durante esta temporada, proporcionando una disponibilidad y accesibilidad mayormente anual en un segmento espacial clave para el uso y circulación humana.
Las investigaciones desarrolladas en la LBB han permitido realizar una reevaluación del paisaje de obsidianas en distintas escalas (Durán et al., 2004; Barberena et al., 2011; Fernández et al., 2019) (Figura 2). En una escala macrorregional, en las tierras altas de los Andes de Chile y Argentina se ubica el afloramiento primario Laguna del Maule 1-Laguna Negra (LM1-LN) (Seelenfreund et al., 1996; Giesso et al., 2011). La distribución y circulación de artefactos de esta obsidiana ha sido ampliamente estudiada (Salgán et al., 2012; Salgán, 2015; Rindel et al., 2020). Los nuevos acercamientos geoarqueológicos y análisis geoquímicos permitieron definir la presencia de un nuevo grupo químico disponible regionalmente (Fernández et al., 2017). A partir del análisis de nódulos recuperados en las porciones más bajas del valle del río Barrancas, se pudo diferenciar un grupo nuevo de obsidiana particular (sensu Hughes, 1998), anteriormente considerado como un subgrupo del complejo Laguna del Maule (ver Salgán, 2012). Al mismo lo denominamos Laguna del Maule 2-Río Barrancas (LM2-RB) (Barberena et al., 2019). De este modo, en la LBB están presentes localmente diferentes grupos químicos: 1) la obsidiana Cerro Huenul (en adelante CH) de vasta disponibilidad y accesibilidad en toda la LBB, aunque con mayor frecuencia y tamaños en los sectores altitudinales bajos, y 2) la obsidiana LM2-RB, que hasta el momento está limitada a las márgenes de los ríos Barrancas y Colorado (Figura 2A y B). La obsidiana CH es la más representada en los conjuntos arqueológicos estudiados del área (Barberena et al., 2019). Recientemente se identificó una fuente pequeña de obsidiana denominada Varvarco (Vv) por fuera del área de estudio de la LBB (Figura 2). Sus nódulos son de buena calidad para la talla, con evidencias de pruebas de cantera in situ y reducción inicial de nódulos (Fernández et al., 2019). Pese a esto, no está presente hasta el momento en los conjuntos líticos de la LBB. Esta ausencia podría deberse a la gran disponibilidad de obsidianas de excelente calidad (CH y LM2-RB) que reduciría la frecuencia de movimientos logísticos a zonas aledañas en busca de recursos líticos. Aunque es una fuente que se localiza a una distancia lineal de 60 km, el acceso hasta el área supera los 100 km debido a la rigurosidad del terreno entre la localidad Vv y la LBB (Fernández et al., 2019).
El registro más antiguo de uso de la obsidiana en la región proviene del sitio Cueva Huenul 1 (CH1; Rughini et al., 2020) y data del Holoceno temprano. Los análisis por XRF a artefactos de obsidiana del sitio dan cuenta del predominio de la fuente CH desde los inicios y, en menor proporción, LM2-RB y LM1-LN (Barberena et al., 2015). Este patrón de uso de la obsidiana CH se observó en el sitio Cueva Yagui (CY; espacios intermedios) (Romero Villanueva et al., 2022). Esto permitió plantear que los grupos cazadores-recolectores conocían los recursos líticos disponibles en el área desde momentos tempranos del poblamiento (Rughini et al., 2021).
Actualmente no se dispone de información cronológica para los artefactos recuperados en superficie, pero en función de la información contextual de sitios, se estima que el mayor aporte del registro material ocurrió durante los últimos 1500 años (Gordón et al., 2019).
La información geoarqueológica sobre otras materias primas en la LBB es aún relativamente escasa. Se observó la disponibilidad de rocas silíceas asociadas a bloques, en proximidades de cursos de agua permanentes, como los arroyos Buta Có y el Huantraico. En general, son hallazgos aislados de nódulos en fuentes secundarias. Sin embargo, a una distancia de 30-40 km lineales del área de estudio se localiza la fuente primaria Yesera del Tromen (Holmberg, 1976; Agostinelli, 2018). El yeso allí presenta frecuentemente impurezas en forma de venillas de variedades de sílice hidrotermal y carbonatados que rellenan sus cavidades; los nódulos poseen dimensiones que varían entre 2 y 9 cm (Agostinelli, 2018). Los rodados de sílice son producto de la erosión diferencial del yeso de la Formación Auquilco y de los carbonatos que luego fueron transportados por cauces fluviales hasta los bajos topográficos. Asimismo, se identificaron evidencias arqueológicas de aprovechamiento in situ; aunque esta fuente no puede ser considerada inmediatamente disponible ni local (sensu Civalero y Franco, 2003), existen nódulos en los cauces bajos fluviales cuyo acceso es relativamente sencillo desde la LBB.
Por último, en la LBB el basalto se encuentra en forma de grandes bloques y/o nódulos configurando fuentes secundarias distribuidas a lo largo de los principales valles fluviales de los principales ríos, en densidades y calidades para la talla de buena a muy buena. En general, el basalto es de color negro, su textura es homogénea y presenta muy pocas inclusiones de cuarzo. Arqueológicamente, estas materias primas están presentes en porcentajes menores en distintos conjuntos líticos de la LBB en comparación con la obsidiana (Rughini et al., 2020). Una de las hipótesis del bajo uso de basalto es que estuvo limitado a ciertos tipos de instrumentos involucrados en actividades específicas que ocurrirían con menor frecuencia, principalmente en el marco de ocupaciones prolongadas.
La evaluación de la disponibilidad de obsidianas se llevó a cabo mediante la articulación de estudios geoarqueológicos y geoquímicos orientados a determinar las características geológicas, geomorfológicas y morfométricas de los nódulos de obsidiana en el paisaje (Barberena et al., 2011, 2019; Fernández et al., 2017). Para el resto de las materias primas (basaltos y rocas silíceas) se registró la presencia de fuentes secundarias y se determinaron macroscópicamente tanto bloques y/o rodados identificados y disponibles en la región. Las obsidianas fueron caracterizadas adoptando una combinación de dos tipos de análisis geoquímicos: fluorescencia de rayos X -XRF- y activación neutrónica -NAA- (Fernández et al., 2017) y se siguieron los procedimientos estándar del Archaeometry Laboratory del Missouri University Research Reactor (MURR, EE.UU.). En una primera instancia, se analizaron todas las muestras mediante XRF. Luego, se analizaron por NAA aquellas muestras de obsidianas que no podían diferenciarse estadísticamente entre sí mediante la información más acotada que ofrece el XRF.
Los análisis de XRF fueron realizados empleando un equipo portátil no destructivo Tracer III-V (Bruker Co.) del MURR y un espectrómetro de energía dispersa Thermo Fisher Scientific ARL Quant’x. En este último caso, las muestras fueron analizadas durante dos minutos cada una, lo que permitió́ medir los siguientes elementos: manganeso (Mn), hierro (Fe), zinc (Zn), rubidio (Rb), estroncio (Sr), iridio (Y), zircón (Z), niobio (Nb) y torio (Th). El espectrómetro utilizado para medir XRF fue calibrado para realizar los análisis de obsidiana a partir de la medición de 40 muestras de fuentes bien caracterizadas previamente analizadas por NAA, ICP-MS y XRF (Glascock y Ferguson, 2012). En los casos en que no se pudieron diferenciar bien las obsidianas de fuentes distintas, se realizaron análisis de NAA, cuyos procedimientos han sido descritos en detalle en Glascock et al. (1998).
Para la caracterización de la estructura espacial de las distribuciones de artefactos líticos en la LBB se implementaron 27 transectas lineales realizadas en los tres espacios altitudinales en el marco de estudios distribucionales (Rughini et al., 2020). La unidad básica de muestreo es un segmento de 100 x 8 m (superficie total 800 m.), ejecutadas por dos personas que caminan en forma paralela. En función de la alta visibilidad de superficie, el ancho de 8 m es un rango visual confiable. Las dimensiones finales de las transectas estuvieron supeditadas a la accesibilidad del terreno, lo que determinó una extensión variable en cada espacio pero comparables entre sí, dado que comparten la unidad básica de muestreo. En los espacios de menor altitud se cubrió un total de 11.300 m lineales (90.400 m.), en los espacios de altitud intermedia la superficie alcanzada fue de 8000 m lineales (64.000 m.), y en los espacios altos fue de 7500 m lineales (60.000 m.).
En total se recuperaron 2341 artefactos líticos en 268 segmentos. El análisis lítico siguió los lineamientos tecno-morfológicos propuestos por Aschero (1975, 1983), utilizando la selección de variables empleada en nuestros trabajos previos (Rughini et al., 2020). Con posterioridad al análisis tecno-morfológico (Rughini et al., 2020), se seleccionaron 401 artefactos de obsidiana para analizar geoquímicamente por XRF. En una primera instancia la clasificación por clase artefactual permitió implementar diferentes estrategias de selección de la muestra para analizar. El primer criterio consistió en seleccionar aleatoriamente el 20% del total de desechos -la clase artefactual más abundante en todas las muestras- de aquellas transectas que presentaban entre 16 y hasta 100 de ellos. El segundo criterio fue elegir en conjuntos de 101 o más desechos, solo el 10%. En total se obtuvo una muestra aleatoria de 142 desechos de talla de obsidiana de todo el conjunto lítico recuperado en las transectas. Luego, se incorporaron 96 desechos de talla procedentes de muestreos dirigidos. En este caso estuvo enfocada principalmente en sus atributos morfológicos, tales como el tamaño, color y la homogeneidad de la materia prima. En el caso de transectas con 15 o menos desechos de talla se analizó la totalidad de ellos.
Por su parte, los núcleos y artefactos formatizados analizados geoquímicamente fueron seleccionados por criterios morfológicos y tecnológicos, tales como el tipo o el grupo tipológico (sensu Aschero, 1975). Se analizó el 48,4% (n = 45) de los núcleos (N = 93) y el 67% (n = 118) de los artefactos formatizados (N = 175). De este modo se completó un total de 124 determinaciones geoquímicas para los espacios bajos, 126 en los espacios intermedios y 151 en los espacios altos.
Los resultados de las mediciones muestran las medias y las desviaciones de los elementos para cada fuente de obsidiana por XRF y NAA. Los criterios para la asignación de los grupos químicos siguen los principios de procedencia que se evalúan según la variabilidad elemental, isotópica o mineralógica entre los grupos, que debe ser mayor que la variabilidad dentro de un grupo composicional (Weigand et al., 1977; Glascock y Neff, 2003). En la Figura 3 se muestra el diagrama de dispersión de las muestras de obsidiana de acuerdo a los valores de concentración de rubidio versus estroncio y de cesio versus hafnio, obtenidos mediante XRF. En el caso de los grupos LM2-RB y LM1-LN existe cierta superposición geoquímica. Los nuevos análisis de la fuente CH mostraron una pequeña variación interna, que en trabajos previos no fue identificada debido a los pares de elementos utilizados al comparar los resultados. Aun así, en este trabajo se consideró como un solo grupo químico cuya variación geoquímica interna será explorada en futuros trabajos. A nivel macroscópico las obsidianas CH y LM2-RB tienen una gran variabilidad de colores, lo cual dificulta la identificación macroscópica (Barberena et al., 2019). Esta variación es aún mayor dentro de CH, por lo cual es indispensable el uso de métodos geoquímicos para su determinación y diferenciación (Barberena et al., 2011).
En la muestra total de artefactos (N = 2341), la obsidiana es dominante en todas las transectas (94,8%; n = 2220) de los tres espacios altitudinales (Figura 4). Como fuera mencionado, este es el patrón esperado dada su amplia disponibilidad natural y excelente calidad para la talla. En cambio, la presencia de basalto (4%; n = 93) es discontinua en las transectas, destacándose una mayor frecuencia en los sectores intermedios. Por último, las rocas silíceas (1,2%; n = 28) son las menos frecuentes y aparecen más representadas en los espacios bajos y altos (Figura 4).
Como ya se anticipó, para evaluar detalladamente la circulación y el uso de la obsidiana en la región se realizaron análisis geoquímicos sobre distintas clases de artefactos. Los resultados de los 401 análisis geoquímicos de las transectas (Material suplementario 1) mostraron una contundente representación de la obsidiana CH (95,3%; n = 382) en los conjuntos líticos de los tres espacios altitudinales de la LBB. La segunda obsidiana en frecuencia es LM2-RB (3,5%; n = 14), registrándose su mayor aporte en las muestras de los espacios altos. En último lugar se registró la obsidiana LM1-LN (1,2%; n = 5), con una mayor abundancia en los espacios altos (Figura 5).
Los desechos de talla son la clase artefactual predominante, representando el 87,9% (n = 2059). Los artefactos formatizados (7,5%; n = 175), los núcleos (4,2%; n = 98) y unos pocos ecofactos (0,4%; n = 9) completan la muestra. Estos últimos, probablemente hayan sido transportados en forma natural por diversos procesos geomórficos dado que no registraron modificaciones intencionales y en su mayoría son de obsidiana. Esta roca es la materia prima dominante en todas las clases. Con bajos aportes, se registraron basalto y rocas silíceas, principalmente en desechos y artefactos formatizados. Se hallaron núcleos de roca silícea en los espacios bajos e intermedios, y únicamente un núcleo de basalto en los espacios intermedios.
El porcentaje de reserva de corteza puede indicar el grado de reducción de un artefacto, así como también la cercanía a la fuente de abastecimiento (Kuhn, 2004). La obsidiana posee altos porcentajes de reserva (64%; n = 1422), siendo compatible con su disponibilidad en toda la LBB. Esta presencia es importante en los artefactos de rocas silíceas (53%; n = 15). En cambio, en basalto abundan las piezas sin reserva de corteza (81,7%; n = 76), lo que indicaría una mayor intensidad de reducción de los núcleos o la implementación de otras técnicas de aprovisionamiento, como por ejemplo la extracción de lascas nodulares desde bloques.
En la Tabla 1 se observa que la obsidiana CH es dominante en todas las categorías artefactuales. No obstante, las obsidianas LM2-RB y LM1-LN superan a CH entre los artefactos formatizados, donde incluso LM1-LN -la fuente más distante de LBB- alcanza un aporte del 80% (n = 4). Cabe mencionar que los grupos químicos LM2-RB y LM1-LN no se hallaron representados en la categoría núcleos. Aunque la muestra analizada es pequeña, lo registrado en otros conjuntos arqueológicos estudiados geoquímicamente en estratigrafía refuerza la ausencia de esta clase artefactual sobre estas obsidianas, representadas en desechos y artefactos formatizados (Barberena et al., 2019; Romero Villanueva et al., 2022).
En la muestra (n = 486) de los espacios bajos (850-1200 msnm), a la obsidiana (98%; n = 476) le siguen las rocas silíceas (1,8%; n = 9) con presencia en todas las clases artefactuales, y el basalto (0,2%; n = 1) solo identificado en un desecho (Tabla 2). La obsidiana presenta una mayor frecuencia de piezas enteras (63,2%; n = 301), mientras que los artefactos fragmentados son los más abundantes en las rocas silíceas (56%; n = 5) y el basalto (100%; n = 1).
Entre los desechos de obsidiana las lascas angulares (42%; n = 170), primarias (16%; n = 64), secundarias (12,5%; n = 51) e indiferenciadas (12,5%; n = 5) son las más abundantes. En esta materia prima, en general están bien representadas todas las etapas de manufactura (Tabla 3). En cambio, entre las rocas silíceas el aporte conjunto de lascas secundarias (20%; n = 1) y con dorso natural (20%: n = 1) es similar al de las lascas angulares (40%; n = 2). Esto podría indicar un aprovisionamiento de nódulos en fuentes cercanas, como el caso de la formación Yesera del Tromen ubicada a ~40 km. En basalto sólo se halló una lasca indiferenciada. En general, los desechos de talla poseen tamaño entre 10 a 30 mm (96,8%; n = 398).
Entre los artefactos formatizados (7,8%; n = 38) se registraron 43 filos. Entre estos la obsidiana es predominante (94,7%; n = 36) (artefacto bifacial, raspador, puntas de proyectil, raedera, entre otros). Sobre rocas silíceas (5,3%; n = 7) se observaron únicamente raspadores, muescas y un artefacto formatizado indeterminado. El 55% (n = 21) de los artefactos formatizados no posee reserva de corteza. Los tamaños más representados son 25 mm (48,4%; n = 18) y 30 mm (24%; n = 9). La serie técnica más frecuente es el retoque marginal y extendido. En general los filos no están reactivados.
Los núcleos registrados en estos espacios (6,3%; n = 31) son de obsidiana, con excepción de un núcleo de lascados aislados sobre roca silícea. Los tipos identificados son 16 de lascados aislados, tres piramidales, un bipolar y un bifacial. Sumados a estos hay 10 nódulos probados. Las formas base identificadas son predominantemente nódulos. Todos los núcleos están enteros, la mayoría de ellos presenta corteza (93,3%; n = 28) y no están agotados.
En los 124 análisis geoquímicos llevados a cabo para los espacios bajos se observa el predominio de la obsidiana CH (96,8%; n = 120) en las tres categorías artefactuales (Tabla 4). Este elevado dominio es coherente con la presencia de las obsidianas que habrían funcionado como fuentes de aprovisionamiento. En los espacios bajos, este recurso exhibe la mayor disponibilidad y los nódulos de mayor tamaño. Entre los artefactos formatizados analizados se registraron artefactos bifaciales (4,8%; n = 6), puntas de proyectil (1,6%; n = 2) y una raedera (0,8%; n = 1). La obsidiana LM2-RB está representada en desechos (66,6%; n = 2) y en un artefacto formatizado bifacial (33,3%; n = 1). En cambio, la LM1-LN solo se registró en un artefacto formatizado. Se destaca la ausencia de núcleos en LM2-RB y LM1-LN, a pesar de que los nódulos de la primera se encuentran disponibles en baja densidad en las planicies aluviales de los ríos Barrancas y Colorado.
En la muestra artefactual (n = 1273) de los espacios entre 1200-1800 msnm la obsidiana es la materia prima más frecuente en todas las categorías artefactuales (93%; n = 1183), seguida de basalto (6,2%; n = 80) y de rocas silíceas (0,7%; n = 10) (Tabla 2). En relación con el estado de las materias primas, se observan frecuencias similares de piezas enteras (rocas silíceas: 60%, n = 6; obsidiana: 55,5%, n = 657; basalto: 37,5%, n = 40). Los basaltos y las rocas silíceas representan los extremos más y menos fragmentados.
En obsidiana se registran principalmente lascas angulares (32,3%; n = 338) primarias (22,4%; n = 235), secundarias (19,7%; n = 206) e indiferenciadas (8,7%; n = 90) (Tabla 3), de modo que están presentes las etapas iniciales e intermedias de reducción. En basalto, en cambio, abundan las lascas angulares (35,2%; n = 24), planas (20,5%; n = 14) e indiferenciadas (19,2%; n = 13), y las lascas externas (primarias, secundarias y con dorso natural) son menos frecuentes. Entre las rocas silíceas las lascas externas están ausentes. Los desechos de talla en general poseen tamaños entre 10 y 35 mm (98,5%; n = 1103).
Sobre el total de artefactos formatizados (7,3%; n = 93) en estos espacios, se identificaron 113 filos de subgrupos tipológicos. La mayoría son de obsidiana (87,7%; n = 99), se registraron puntas de proyectil, preformas y artefactos bifaciales, pero también raspadores, raederas, y RBO, cuchillos, muescas, entre otros. Se destaca que estos instrumentos sobre materia prima local fueron confeccionados sobre piezas unifaciales manufacturadas mediante retoque marginal, reflejando una baja inversión de energía. La elevada proporción de filos por pieza indicaría una mayor intensidad de uso de los instrumentos en estos sectores. Por su parte, en basalto (11,5%; n = 13) predominan filos de raedera, cuchillo y raspador, instrumentos vinculados a actividades de procesamiento de recursos (Oswalt, 1976). En rocas silíceas solo está representado un artefacto bifacial (n = 1), lo que podría asociarse con su disponibilidad limitada -el acceso a la fuente Yesera del Tromen está a ~40 km-. El 53,7% (n = 50) de los artefactos formatizados no posee reserva de corteza. Los tamaños más frecuentes son: 25 mm (27,9%; n = 26), 30 mm (24,7%; n = 23) y 20 mm (15%; n = 14). Para la confección de los filos se empleó la serie técnica de retoque marginal y se observó que ciertos filos (especialmente raspadores, raederas, muescas y cuchillos) presentaron evidencias de reactivación.
Se hallaron 59 núcleos, en su mayoría de obsidiana (53,2%; n = 55), y el resto, de roca silícea (5,1%; n = 3) y basalto (1,7%; n = 1). Los tipos registrados son de lascados aislados (61%; n = 36), bifacial (18,6%; n = 11), bipolar (8,5%; n = 5), discoidal irregular (3,4%; n = 2) y piramidal irregular (1,7%; n = 1). Se incluyen, además, nódulos probados (6,8%; n = 4). Las formas base identificadas son nódulos. El 84,7% (n = 50) de los núcleos están enteros, el 89% (n = 52) posee entre 25% y 75% de reserva de corteza y no están agotados.
En los 126 análisis geoquímicos realizados la obsidiana CH (96,8%; n = 122) es la más frecuente en todas las clases (Tabla 4). De los artefactos formatizados analizados se registraron dos puntas de proyectil y una raedera. La obsidiana LM2-RB está representada por artefactos formatizados (66,6%; n = 2) y solo un desecho de talla (33,3%; n = 1). Mientras que la obsidiana LM1-LN solo está presente en un artefacto formatizado. Al igual que en los espacios bajos, no se hallaron núcleos en estas obsidianas.
Al igual que en los sectores anteriores, en la muestra (n = 582) predomina la obsidiana (96%; n = 561), seguida de basalto (2%; n = 12) y de rocas silíceas (1,5%; n = 9) (Tabla 2). La obsidiana registra la mayor frecuencia de artefactos fragmentados (66,8%; n = 314). En cambio, las rocas silíceas y el basalto poseen la mayoría de sus artefactos enteros (77,8%; n = 8 y 83,3%; n= 10, respectivamente).
En obsidiana, las lascas angulares (31,8%; n = 163) son las más abundantes, seguidas por las indiferenciadas (25,3%; n = 130), primarias (14,3%; n = 73) y secundarias (12,3%; n = 63). Del mismo modo que en el resto de los espacios, están representados estadios iniciales e intermedios de talla en esta materia prima. En cambio, en basalto predominan lascas indiferenciadas (75%; n = 6); el resto son angulares (12,5%; n = 1) y de arista (12,5%; n = 1), y están ausentes las lascas externas. Ocurre lo mismo con las rocas silíceas, aunque se registra un mayor porcentaje de lascas angulares (37,5%; n = 3) (Tabla 3). Los tamaños más representados en todos los desechos oscilan entre 20 mm (28%; n = 149) y 15 mm (24,5%; n = 132).
Sobre los artefactos formatizados (7,5%; n = 44) se identificaron 50 filos de subgrupos en los cuales predomina la obsidiana (88%; n = 44). Aquí hay una mayor representación de puntas de proyectil (n = 18) en comparación con los otros espacios. El resto de los instrumentos son artefactos bifaciales, raederas, raspadores, cuchillos y cortantes, entre otros. En cambio, en basalto (10%; n = 5) se registraron únicamente filos de raedera, mientras que en roca silícea (2%; n = 1) una punta de proyectil. Esto muestra, al igual que ocurre en el resto de los espacios, una amplia preferencia por la obsidiana para la confección de la mayoría del instrumental y, en el caso del basalto, la exclusiva representación de raederas. Es posible plantear que la elección de esta roca para las tareas asociadas a estos instrumentos se debe al mayor costo en el aprovisionamiento por sobre la obsidiana, y por sus propiedades mecánicas (i.e., mayor dureza y resistencia al embotamiento de sus filos). El 75% (n = 33) de los artefactos formatizados no posee reserva de corteza. Los tamaños más representados son 20 mm (36,3%; n = 16) y 25 mm (34%; n = 15). La serie técnica que predomina es el retoque marginal y la mayoría de los filos no presenta reactivación. Se observa un gran aporte de instrumentos unifaciales, con una baja inversión en su manufactura, coincidente con lo que ocurre en los espacios intermedios.
Se registraron nueve núcleos en estos espacios, todos ellos de obsidiana y enteros. La mayoría presenta reserva de corteza (88,8%; n = 8). Los tipos representados son de lascados aislados (55,5%; n = 5) y nódulos probados (44,4%; n = 4). La forma base identificada en todos los casos es el nódulo (88,8%; n = 8) y no están agotados.
Los resultados de los 151 análisis geoquímicos mostraron que la obsidiana CH (92,7%; n = 140) predomina en todas las categorías artefactuales (Tabla 4). En estos espacios la obsidiana LM2-RB alcanza su mayor frecuencia (5,3%; n = 8), elevando su aporte en los desechos de talla y artefactos formatizados. Por su parte, la obsidiana LM1-LN también registra aquí la mayor frecuencia (2%; n = 3) de la LBB. Esto puede deberse a decisiones tecnológicas vinculadas a probables intercambios dado que esta fuente se encuentra a una distancia de unos 65 km en línea recta. Se halló solo un desecho de talla de LM1-LN pero una mayor proporción de artefactos formatizados, uno de los cuales corresponde a un artefacto bifacial. Cabe destacar, al igual que en el resto de los pisos altitudinales, que todos los núcleos son de obsidiana CH.
Los resultados del análisis distribucional permitieron establecer tendencias espaciales en el uso de materias primas por parte de los grupos humanos que habitaron la LBB. El principal patrón observado es el uso dominante de la obsidiana local CH para la manufactura de artefactos. Esta característica puede deberse a su amplia disponibilidad y accesibilidad en todos los sectores de la región, especialmente en los espacios bajos donde se obtienen los nódulos de mayor tamaño (Barberena et al., 2011). A su vez, la información cronológica disponible para el sitio CH1, ubicado en los espacios bajos, mostró el uso de esta materia prima en el marco de las primeras ocupaciones del sitio y de la región que ocurrieron durante el Holoceno temprano (Barberena et al., 2015; Rughini et al., 2021). Por lo tanto, las poblaciones humanas que habitaban o circulaban la LBB conocían la estructura regional de recursos, especialmente en lo que respecta a aquella materia prima que ha dominado los conjuntos tecnológicos a lo largo de la historia ocupacional regional.
A nivel tecnológico, los desechos de talla predominan en todos los sectores prospectados, seguidos por los artefactos formatizados y los núcleos. En obsidiana, están presentes todos los estadios de manufactura, lo que es esperable en contextos de disponibilidad generalizada. La ocurrencia de tareas iniciales de reducción se registra en todos los espacios, lo que indicaría el aprovisionamiento directo de nódulos de obsidiana local y el traslado al lugar de uso donde posteriormente se iniciaría su reducción. En el resto de las materias primas se encuentran mejor representadas las etapas medias y finales de manufactura. Los primeros estadios de talla de roca silícea solo se registraron en los espacios bajos. Esto es esperable dado que una parte de estos emplazamientos en el SE de la LBB se encuentran a menor distancia del afloramiento Yesera del Tromen. Esta fuente de aprovisionamiento es la más cercana conocida para esta materia prima en la región. La elevada representación de estadios más avanzados de talla sobre basalto y rocas silíceas permite postular un uso más intensivo de estas materias primas en comparación con la obsidiana. Dado que las etapas iniciales de su secuencia de manufactura están poco representadas, el inicio de la reducción de los nódulos habría ocurrido en otros lugares. En general, presentan un elevado estado de fragmentación con respecto a la obsidiana, sobre todo en los conjuntos de los espacios bajos. Esto podría indicar el uso de una estrategia de economía de estas materias primas (Odell, 1996) en respuesta a su relativa baja abundancia regional y a sus propiedades mecánicas particulares, en comparación con la ubicua obsidiana.
La segunda clase artefactual más representada es la de los artefactos formatizados. La obsidiana fue utilizada para la confección de las puntas de proyectil, destacándose una alta proporción de ellas en los espacios altos. La presencia de este grupo tipológico en espacios disponibles estacionalmente respondería al uso específico de esos lugares vinculados a la caza de presas durante la temporada estival. Esto llevaría a la implementación de estrategias de conservación (sensu Nelson, 1991) que implicaría que ciertos instrumentos fuesen confiables ante la necesidad de un uso operativo (Espinosa et al., 2013). En los espacios intermedios se registró una elevada frecuencia de filos por pieza. Sobre basalto se registró el mayor número de filos en comparación con el resto de los espacios, lo cual también respaldaría una mayor conservación de esta roca en comparación con la obsidiana. Esta diversidad de materias primas respaldaría la hipótesis de mayor permanencia en los sectores intermedios de la LBB propuesta no solo desde estudios distribucionales (Rughini et al., 2020) sino también estratigráficos (Romero Villanueva et al., 2022). La mayoría de los filos en esos sectores está morfológicamente asociada a tareas de procesamiento, como raspado y corte (Álvarez et al., 2000), que en general se llevan a cabo en lugares de mayor permanencia, usualmente vinculados a usos residenciales (Chatters, 1987; Weedman Arthur, 2008). También se registraron puntas de proyectil e instrumentos de menor inversión tecnológica (Escola, 2004), cuyos filos fueron realizados con retoque marginal en piezas unifaciales. Estos últimos se ajustan a diversas funciones primarias o modos de acción (sensu Aschero, 1975; Somonte, 2004), tales como muescas, RBO, cuchillos y cortantes. Según Escola (2000), la evidencia de la especialización en los instrumentos puede definirse por la presencia de formas discretas de bordes que los inhiben de ser utilizados en otras tareas que no sean la específica. En este sentido, este tipo de instrumentos son esperables en ocupaciones más continuas en el marco de tareas anticipadas y abundancia de materia prima. Asimismo, la mayor parte de los artefactos formatizados en los espacios intermedios presentaron evidencias de reactivación en sus filos a diferencia de los espacios altos y bajos. Esto es informativo de una intensidad mayor de uso de los instrumentos esperable en estadías de mayor duración. En los espacios bajos se obtuvo el mayor número de filos sobre rocas silíceas, mientras que en basalto están ausentes. Esto estaría vinculado con la mayor cercanía a la fuente Yesera del Tromen, en donde los grupos humanos se abastecerían de nódulos y habrían tenido lugar las primeras etapas de manufactura para luego ser descartados en el lugar de uso. Cabe mencionar que, tanto en rocas silíceas como en basalto, están mayormente representados grupos tipológicos vinculados a tareas de procesamiento (raspador, raedera, muesca, cuchillo) y menos en actividades de obtención (punta de proyectil).
Los espacios intermedios fueron los que mayor abundancia de núcleos registraron sobre las tres materias primas, en comparación con los otros sectores. Esto es compatible con la realización recurrente de actividades productivas con estadías prolongadas y reiterativas que devienen en un aprovisionamiento (intencional o incidental) de los lugares ocupados. Los núcleos de obsidiana son los más frecuentes en todos los espacios, y exhiben regularmente reserva de corteza con posibilidades de reducción. A su vez, los sectores altos registraron la menor cantidad de núcleos, todos ellos de obsidiana. Esta menor frecuencia de núcleos podría vincularse a la realización de tareas tecnológicas más acotadas en esos espacios, centradas principalmente en las últimas etapas de producción. Coherente con esta especificidad tecnológica, en los sectores altos se registraron los tamaños más pequeños de desechos de talla (15 a 20 mm), que podría indicar una mayor reducción de los artefactos allí, en contraposición con los espacios intermedios, donde se obtuvieron los tamaños más grandes. Los tipos predominantes de los núcleos analizados se corresponden con formas generalizadas de baja estandarización (informales) y también baja inversión de energía en su manufactura (Parry y Kelly, 1987). Estas características responderían a usos expeditivos en contextos de abundancia de materia prima de excelente calidad para la talla (Andrefsky, 1994), como los de la LBB. Asimismo, en los sectores bajos y altos los nódulos probados de obsidiana están bien representados, lo que respondería también a su amplia disponibilidad regional.
Este patrón diferencial del uso del espacio puede relacionarse con las condiciones favorables que ofrecen los espacios intermedios en términos de disponibilidad anual para la ocupación humana y la capacidad de carga (Barberena, 2013) durante gran parte del año. En este aspecto, el registro distribucional de los espacios intermedios exhibió indicadores compatibles con estadías más prolongadas en el marco del desarrollo de diversas actividades. A su vez, los sectores intermedios presentaron una mayor variabilidad de materias primas, lo que evidenciaría una mayor permanencia y recurrencia en el uso de estos entornos a lo largo del tiempo (Veth, 2005). De este modo, por su posición ecotonal y geográfica, habrían funcionado como lugares centrales (Zeanah, 2004), desempeñando un rol de carácter residencial (sensu Binford, 1980) dentro de los sistemas de asentamiento y movilidad humana a escala regional, aunque el mismo no sería excluyente de otras formas de uso. Esto es compatible con el registro artefactual de la secuencia del sitio CY, ubicado en estos sectores de la región, que mostró una elevada intensidad ocupacional en particular durante los últimos ca. 1800 años (Romero Villanueva et al., 2022).
Esto marca un amplio contraste con los espacios altos de gran productividad, pero de acceso más restringido y de uso estacional, que habrían sido destinados a actividades específicas como la caza de presas y/o tareas afines, desarrolladas de manera recurrente por cortos períodos de tiempo durante los ciclos anuales de movilidad humana (Franco y Borrero, 1996; Hajduk et al., 2007; Goñi et al., 2018; Bernal et al., 2020; D’Abramo et al., 2021). En cambio, los espacios bajos, de disponibilidad anual, pero de menor productividad, habrían sido ocupados en promedio por una fracción de los grupos humanos utilizando desplazamientos logísticos desde los lugares centrales (e.g., espacios intermedios). Las principales actividades habrían estado relacionadas con el aprovisionamiento de nódulos de obsidiana de mayores tamaños, la obtención y/o el procesamiento de otros recursos (...., agua, vegetales) y, probablemente, habrían accedido a la fuente cercana de sílice. Asimismo, este sector mostró una historia ocupacional discontinua y de baja intensidad de uso en el sitio CH1 (Rughini et al., 2021), en el cual se llevaron a cabo un conjunto de prácticas vinculadas a la demarcación del espacio mediante arte rupestre y portable ya desde 8200 años AP (Romero Villanueva y Barberena, 2017; Romero Villanueva, 2022; Romero Villanueva et al., 2024).
El uso del resto de las materias primas en la LBB se orientó a la confección de instrumentos relacionados a tareas de procesamiento de recursos (raspadores, raederas, cuchillos). Particularmente, los raspadores fueron los artefactos formatizados con mayores evidencias de reactivación. Como ya se mencionó, esta situación estaría vinculada con la baja disponibilidad regional de rocas silíceas, asociadas a cursos de agua y al afloramiento Yesera del Tromen. Todo esto en conjunto, llevaría a plantear la implementación de una estrategia de economía de las materias primas (Odell, 1996) vinculada a la baja frecuencia de este recurso, sin necesidad de implicar escasez (sensu Franco, 2002). Cabe mencionar que en sitios del sur de Patagonia se observó la preferencia por materias primas de grano fino (especialmente las silíceas) para la confección de los raspadores debido a la mayor resistencia al embotamiento de sus filos (e.g., Guráieb, 2004). A su vez, los análisis funcionales y de rastros de uso indicaron que los raspadores fueron los instrumentos que mayor integridad funcional presentaron, principalmente destinados a tareas de procesamiento de cuero (Álvarez et al., 2000), lo que apoyaría su uso en contextos de tipo doméstico en ciertos sectores de los espacios bajos e intermedios de la LBB.
A nivel macrorregional se dispone de un cuerpo robusto de información geoquímica generado para la base regional de recursos líticos y contextos arqueológicos diversos en superficie y estratigrafía (Barberena et al., 2011, 2019; Fernández et al., 2019; Rughini et al., 2020, 2021). En este marco, los análisis sistemáticos de artefactos de obsidiana provenientes de superficie de la LBB presentados en este trabajo aportan una dimensión espacial a la discusión del uso y circulación de las obsidianas en la región.
Los resultados geoquímicos mostraron que la obsidiana CH es el grupo predominante en los tres espacios altitudinales, con más del 90% de la muestra total. Asimismo, sobre este grupo están representadas las tres clases artefactuales (sensu Aschero, 1975). CH está ampliamente disponible en todos los contextos ambientales de la LBB, aunque su distribución es discontinua con la mayor abundancia y tamaños en los espacios bajos. Con menor aporte se registró la obsidiana del grupo LM2-RB. Este grupo es diferente químicamente al grupo LM1-LN (Material suplementario 1) y está disponible localmente (sensu Civalero y Franco, 2003) únicamente en las márgenes de la cuenca del río Barrancas-Colorado (700-850 msnm) (Barberena et al., 2019; Rindel et al. 2020; Salgán et al., 2023). En este caso los artefactos corresponden a desechos y un único artefacto formatizado. El mayor aporte del grupo LM2-RB se registra en los espacios altos, a donde habría llegado como parte de los toolkits transportados. Al respecto, planteamos que, dentro de los espacios bajos de la LBB, el aprovisionamiento de esta obsidiana habría sido de manera directa en el lugar, pero en el marco de otras actividades (embedded, sensu Binford, 1979, 1980). Por último, la obsidiana LM1-LN, presente en muy bajos porcentajes en todos los espacios, posee su mayor aporte en sectores altos. Esta situación es congruente con la localización de su fuente, ya que estos sectores ofrecen un acceso un poco más cercano a los afloramientos primarios. Asimismo, ocurre con mayor frecuencia en artefactos formatizados que en desechos de talla, lo que podría sugerir que los instrumentos ingresaron a este sector cuando ya estaban parcial o totalmente confeccionados. En cualquier caso, la presencia de esta obsidiana en la LBB implica su conservación y transporte como parte del toolkit en el marco de sistemas de producción lítica secuenciales (sensu Ericson, 1984). Sin embargo, la baja presencia de instrumentos, en general, sobre ambas obsidianas y la ausencia de núcleos estarían condicionadas por la abundante disponibilidad de nódulos de CH en el área de estudio. Incluso, es un indicador de la baja frecuencia de aprovisionamiento y explotación de las mismas en escala regional.
Nuestros resultados distribucionales y geoquímicos permiten identificar distintas dimensiones de la organización tecnológica. En primer lugar, se verifica un uso expeditivo y con una relativamente baja intensidad de reducción de la ubicua obsidiana CH. Cabe plantear que, debido a su amplia disponibilidad regional, el aprovisionamiento de obsidiana no fue un factor que estructuró en forma central el asentamiento humano en la LBB. Aunque es poco abundante, la obsidiana LM2-RB puede haber funcionado de un modo similar en la localidad. Esto se debe a que los lugares de disponibilidad conocidos hasta el momento para esta obsidiana, específicamente en la planicie aluvial del río Colorado, se superponen con la disponibilidad de la fuente CH. Por lo tanto, el uso de la obsidiana LM2-RB podría estar subrepresentado ya que su obtención se desarrollaría en el marco del aprovisionamiento de CH. Por su parte, la presencia de obsidiana LM2-RB en los conjuntos artefactuales es un indicador de la articulación de los diferentes espacios altitudinales y de la gran movilidad en la LBB. En segundo lugar, los basaltos y sílices están disponibles en una escala regional (sensu Dincauze, 2000), aunque en muy baja abundancia. En conjunción con sus propiedades mecánicas específicas más adecuadas para ciertas tareas, estas litologías habrían estado sujetas a estrategias de economía, lo que se expresa en la ausencia de núcleos, mayor intensidad de reducción, y en la presencia de artefactos formatizados. Esto explicaría el hecho de que, a pesar de ser de buena calidad, su frecuencia de aparición es baja.
Finalmente, la única roca identificada como no local (sensu Civalero y Franco, 2003) es la obsidiana LM1-LN. Dadas su disponibilidad en la Laguna Negra y la cuenca superior del río Barrancas, el acceso más directo desde la LBB corresponde a los espacios altos. Como mencionamos anteriormente, consideramos que es altamente probable que haya sido obtenida en forma directa, aunque su mínima abundancia y elevada reducción sugieren que representa artefactos formatizados conservados en un toolkit sujeto a aprovisionamiento serial (Custer et al., 1983) a lo largo de desplazamientos, ya sean estacionales o anuales.
Esta combinación de evidencia distribucional y geoquímica desarrollada en este trabajo contribuye también a un análisis de las formas de uso humano del espacio (Haas y Kuhn, 2019). Aunque cabe esperar variación diacrónica en las formas de organización espacial (Holdaway y Wandsnider, 2006). Es el caso de los espacios intermedios que presentaron diversos indicadores de una elevada intensidad ocupacional. De este modo, esta evidencia se integra y complementa con datos procedentes de contextos estratigráficos en la LBB a fin de permitir una comprensión de la organización espacial humana en esta localidad y el noroeste de Patagonia en general.
Material suplementario 1 (pdf)
Las investigaciones fueron financiadas por el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Ciencia y la Tecnología de Argentina mediante los Proyectos PIP- 11220210100784CO “Arqueología comparativa y resiliencia humana en el noroeste de Patagonia: Enfoque comparativo multiescalar” y PICT 2016-0062 “Nodos e internodos socio-demográficos en Patagonia septentrional: Propuesta arqueológica interdisciplinaria” dirigidos por Ramiro Barberena. Además, se ha recibido el apoyo de la National Science Foundation, EE.UU. (NSF-2208558) concedido al Laboratorio de Arqueometría, Universidad de Missouri Research Reactor. Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo de las comunidades de Barrancas y Buta Ranquil (provincia del Neuquén) y a Claudia Della Negra y Carlos Cides de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia del Neuquén. Agradecemos a Víctor Durán, Valeria Cortegoso y Martín Giesso por las gestiones para la realización de los análisis de XRF en la Universidad Nacional de Cuyo. A los evaluadores anónimos que contribuyeron a mejorar este trabajo mediante sus comentarios y contribuciones.