RESUMEN: La fibrilación auricular es la arritmia más frecuente. Su clasificación según el patrón y tipo clínico permiten decidir el tratamiento a emplear que debe incluir control de síntomas y prevención de cardioembolismo. La elección del tratamiento depende de la presencia de fenómenos desencadenantes de la arritmia, factores de riesgo para tromboembolismo, factores de riesgo para sangrado, función cardiaca, funcionalidad del paciente, costo efectividad de los medicamentos y facilidades para acceder al sistema de salud. El anticoagulante a usar deberá elegirse con base en el tipo de fibrilación auricular y la presencia de contraindicaciones, documentación de anticoagulación inefectiva o alto riesgo de falla al tratamiento con warfarina. En presencia de contraindicaciones para la anticoagulación esta puede emplearse en pacientes con alto riesgo de sangrado cuando los factores de riesgo son controlables o corregibles, pudiéndose ofrecer como alternativa la oclusión de la orejuela auricular en pacientes que persisten con alto riesgo de sangrado.
PALABRAS CLAVE: AnticoagulaciónAnticoagulación,Arritmias CardíacasArritmias Cardíacas,Fibrilación AuricularFibrilación Auricular.
SUMMARY: Atrial fibrillation is the most frequent arrhythmia. Its classification according to pattern and clinical type allows to decide the therapeutic strategy to use, that most include control of symptoms and prevention of cardioembolic events. The election of the treatment depends on the presence of triggering events, risk factors for thromboembolism, risk factors for bleeding, cardiac function, patient funcionality, medication costo efectiveness and health care access. The type of anticoagulant has to be supported on the type of atrial fibrillation and the presence of contraindications, documented ineffective anticoagulation or high risk of failure to warfarin. In case of contraindications for anticoagulation this could still be used in high bleeding risk patients, when risk factors are controllable or corrected; leaving left atrial appendage closure as an option for patients that remain in high risk for bleeding events.
KEY WORDS: Anticoagulation, Atrial fibrillation, Arrhythmias, Cardiac.
Artículo de revisión
Fibrilación auricular: enfoque para el médico no cardiólogo*
Atrial fibrillation: non cardiologist physicians approach
Recepción: 17 Julio 2016
Aprobación: 07 Marzo 2017
La fibrilación auricular (FA) es considerada un problema de salud pública. Su prevalencia se multiplica con la edad y es un factor de riesgo directo para enfermedad cerebrovascular (ECV), insuficiencia cardiaca, infarto agudo de miocardio (IAM) y muerte1)(2)(3)(4)(5)(6)(7)(8)(9)(10.
En Colombia, estudios recientes evidencian aumento en su incidencia y mortalidad, afectando principalmente a personas de sexo masculino de la séptima década de la vida2)(3)(7)(8)(11. El aumento de la esperanza de vida y la enfermedad cardiovascular como la primera causa de muerte, hace esperable que cualquier medico pueda entrar en contacto con estos pacientes; algunos de ellos con secuelas definitivas secundarias a cardioembolismos prevenibles.
Las últimas guías de práctica clínica en fibrilación auricular de diferentes latitudes enfatizan la importancia de un diagnóstico oportuno y manejo mediante un programa interdisciplinario centrado en el paciente1)(4)(5)(10)(12)(13.
Este artículo entrega un resumen de la mejor evidencia disponible sobre fibrilación auricular, entregando de forma comprensible a todo el personal de salud la información más relevante a tener en cuenta a la hora de atender pacientes con este diagnóstico, asistiendo la toma de decisiones durante su práctica clínica.
La FA es la arritmia supraventricular más frecuente en el ser humano y se caracteriza por la pérdida de la actividad auricular eléctrico-mecánica organizada1)(4)(5)(8)(9)(14. Sus características electrocardiográficas diagnosticas son: la ausencia de una onda p sinusal, línea de base irregular, presencia de un intervalo R-R variable, frecuencia cardiaca auricular variable entre 350 a 600 latidos por minuto (lpm) y complejos QRS estrechos (< 120 milisegundos), en ausencia de otras alteraciones de la conducción; pudiendo presentarse como taquicardia de complejos QRS anchos (> 120 milisegundos) en pacientes con bloqueos de rama o conducción infrahisiana aberrante. Clínicamente puede ser asintomática o cursar con síntomas inespecíficos como disnea de esfuerzos, palpitaciones, angina o sincope1)(4)(5)(8)(9)(14. La mayoría de veces el diagnostico se hace mediante realización de electrocardiograma en el contexto de sus complicaciones (ECV, embolismo sistémico, IAM o falla cardiaca)1)(2)(4)(5)(7)(8)(9)(14. El uso de dispositivos de monitoreo cardíaco (holter, grabadoras de bucle implantables, aplicaciones móviles, etc.) ha llevado a un aumento de la prevalencia en la detección de episodios de fibrilación auricular, por lo cual la duración de los episodios debe ser mayor a 30 segundos para hacer el diagnóstico1)(4)(5.
Se considera la arritmia más frecuente en la práctica clínica1)(2)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(14)(15. Su prevalencia global es 0.4%1)(2)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(14)(15, aumenta del 2% a 5% en pacientes mayores de 60 años y llega a su tope del 10% en mayores de 80 años1)(2)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(14)(15. En Colombia, estudios recientes evidencian un aumento en su incidencia, siendo de 0,35 por 1.000 pacientes atendidos en 2010, afectando principalmente a personas de sexo masculino (relación hombre:mujer de 1:1,27) de la séptima década de la vida y con una tasa de mortalidad de 0,0468 por 1000 habitantes en el periodo 2000-20093.
Los factores de riesgo para sufrirla se presentan en la Tabla 11)(3)(4)(5)(8)(9. Es un factor de riesgo independiente para ECV con un aumento de 3 a 5 veces el riesgo de sufrirlo en pacientes no anticoagulados, siendo responsable de 1 de cada 6 eventos cerebrovasculares y del 20-50% de los ECV cardioembólicos1)(3)(4)(5)(7)(8)(9)(12)(16; con un incremento de mortalidad de 2 veces1)(3)(4)(5)(6)(7)(8)(9)(10)(17)(18. 25% de los pacientes tienen formas asintomáticas que persisten por años1)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(17)(18. 2-3% de los pacientes tienen formas paroxísticas, con un riesgo de recurrencias de 10% el primer año y del 5% anual después del segundo año, evolucionando en su mayoría hacia formas permanentes1)(2)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(17)(18. Tener tanto formas paroxísticas como persistentes/ permanentes genera el mismo riesgo de cardioembolismo1)(3)(4)(5)(7)(8)(9)(12)(16.
A pesar de saber que estos pacientes tienen aumento del riesgo de sufrir eventos tromboembolicos, su conocida asociación con mortalidad1)(3)(4)(5)(7)(8)(9)(10)(12)(16 y la clara asociación de una reducción de este riesgo con el uso de anticoagulantes1)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(14)(16)(17)(18)(19)(20)(21)(22)(23)(24)(25)(26)(27)(28)(29)(30)(31)(32)(33)(34)(35)(36)(37)(38)(39)(40)(41, la cantidad de pacientes anticoagulados en la actualidad es mucho menor de lo esperado4)(6)(7)(11)(12)(15)(18)(23)(25)(26)(27)(39)(42)(43. Pinto y cols. demostraron como entre los pacientes con FA que consultaron a urgencias en un centro de referencia de Bogotá, solo el 54% de los pacientes con indicaciones estaban anticoagulados15. Una de las principales razones para la baja tasa de prescripción de anticoagulantes sigue siendo el temor a los eventos de sangrado1)(3)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(14)(16)(17)(18)(19)(20)(21)(22)(23)(24)(25)(26)(27)(28)(29)(30)(31)(32)(33)(34)(35)(36)(37)(38)(39)(40)(41, a pesar de contar con opciones más seguras como los anticoagulantes orales directos que han demostrado tanto en estudios clínicos controlados21)(22)(28)(30)(33)(34)(35)(37 como en escenarios de la vida real11)(19)(23)(24)(25)(26)(29)(36)(38)(43)(44 una menor tasa de sangrado cuando se comparan con warfarina (22.2% para sangrado intracraneal y 31.2% para sangrado gastrointestinal)45. En Colombia, la warfarina sigue siendo el anticoagulante oral más frecuentemente formulado a estos pacientes por su bajo costo2)(8)(11)(12)(15)(31)(41)(42. Pinto y cols., reportaron recientemente que solo el 5% de los pacientes con FA que consultaban a urgencias tenían INR en rango terapéutico15, lo cual está en consonancia con la baja tasa de tiempo en rango terapéutico que se ha demostrado en pacientes participantes de estudios clínicos controlados (66% del tiempo en rango terapéutico)21)(22)(28)(30)(33)(34)(35)(37 y en registros de la comunidad (44%)11)(19)(23)(24)(25)(26)(29)(36)(38)(43)(44. Está claramente demostrado que un tiempo en rango terapéutico menor del 60% para warfarina se asocia a pérdida del beneficio de anticoagulación1)(5)(11)(12)(16)(17)(20)(29, observándose en este grupo de pacientes un aumento tanto del riesgo de eventos tromboembólicos como de sangrado, cuando se compara con pacientes con tiempo en rango terapéutico del 70% o más1)(5)(11)(12)(16)(17)(20)(29. La implementación de clínicas de anticoagulación ha mejorado las tasas de tiempo en rango terapéutico logradas por los pacientes usuarios de warfarina y otros cumarínicos1)(5)(6)(8)(9)(10)(11)(17)(18)(26)(29.
El proceso fisiopatológico que da origen a esta arritmia es complejo y multifactorial1)(5)(6)(8)(46. Se origina en la aurícula izquierda secundaria a una serie de alteraciones anatómicas, eléctricas y mecánicas por daño del endocardio auricular. Estas alteraciones generan áreas de desconexión eléctrica, permitiendo que se formen pequeños focos de reentrada múltiples que producen frentes de onda irregulares, los cuales llevan a alteraciones electrofisiológicas y bioquímicas que inducen la pérdida de la actividad eléctrica auricular organizada y perpetúan una actividad eléctrica caótica que terminará por hacerla permanente1)(5)(6)(8)(46.
Actualmente existen dos clasificaciones recomendadas por la guía de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología de que la definen según su patrón y tipo clínico4)(5.
Según el patrón o duración temporal, se puede clasificar en4)(5:
Primer episodio: episodio inicial en paciente sin diagnóstico previo, independientemente de la duración del evento y de los síntomas relacionados.
Paroxística: episodio que dura entre 48 horas y 7 días, incluidos aquellos casos que son cardiovertidos eléctrica o farmacológicamente en las primeras 48 horas.
Persistente: episodio que dura más de 7 días y menos de 1 año, incluidos los que con cardiovertidos farmacológica o eléctricamente después de 48 horas.
Persistente de larga duración: duración mayor o igual a 1 año en paciente que se ha decidido recuperar el ritmo sinusal.
Permanente: episodio que dura más de 1 año o aquel de duración inferior, en el cual, médico y paciente acuerdan que no se buscará recuperar el ritmo sinusal.
Según la clasificación de patrones de fibrilación auricular, la guía Europea considera paroxística aquella que es cardiovertida en los primeros 7 días y persistente cuando se cardiovierte luego de este periodo de tiempo5. La Guía de Práctica Clínica del Colegio Colombiano de Electrofisiología Cardiovascular4 ha adoptado para estos patrones al referirse en cuanto a la cardioversión el límite de 48 horas para diferenciar las formas paroxísticas de las persistentes, por lo cual se ha tomado este valor como referencia, con fines de adherirse a los estándares y definiciones nacionales.
Según su tipo clínico o etiología5:
Fibrilación auricular de origen valvular: Si bien las definiciones existentes en la literatura son múltiples1)(4)(5)(6)(9)(10)(22)(28)(30)(32)(35)(37)(40)(47)(48)(49)(50; las guías de práctica clínica1)(4)(5)(9)(10 y dos revisiones recientes47)(50 la definen como aquella que se presenta en pacientes con estenosis valvular mitral significativa (moderada a severa) o la presencia de prótesis valvulares mecánicas en cualquier posición. Esta definición permisiva pretende disminuir la cantidad de pacientes que son descartados del uso de anticoagulantes orales directos por el uso de definiciones más estrictas47)(50. Es importante aclarar que los estudios regulatorios de rivaroxaban22)(48)(49)(50) y dabigatran35)(48)(50 excluyeron a pacientes con presencia de válvulas biológicas o enfermedad valvular significativa en cualquier posición con necesidad de cirugía durante el curso del estudio; por lo cual se recomienda que caso de decidir usar un anticoagulante oral directo en estos pacientes se prefiera el uso de apixaban2)(37)(48)(50 o edoxaban30)(48)(50, dado que en sus estudios se permitió la participación de pacientes con una definición permisiva.
Fibrilación auricular secundaria a cardiopatía estructural: aquella que se presenta en pacientes con disfunción ventricular izquierda sistólica o diastólica, HTA de larga duración asociada a hipertrofia ventricular y/o en pacientes con cualquier otra enfermedad cardiaca estructural1)(4)(5)(9)(10)(47)(48)(49)(50.
Fibrilación auricular focal: se define como aquella caracterizada por carreras de taquicardia atrial asociadas a episodios cortos y frecuentes de FA paroxística, observándose ondas auriculares en el electrocardiograma (FA gruesa), ectopias auriculares y/o taquicardia auricular que degenera en FA5.
Fibrilación auricular postoperatoria: aparición de FA en pacientes con ritmo sinusal conocido sin episodios de FA previos, que surge durante el periodo postquirúrgico de cirugía cardiaca mayor, usualmente autolimitada5.
Fibrilación auricular del atleta: episodios de fibrilación auricular paroxística relacionada con la intensidad y duración del entrenamiento físico5.
Fibrilación auricular monogénica: es aquella que se presenta en pacientes con cardiomiopatías hereditarias, incluyendo canalopatías5.
Fibrilación auricular poligénica: es aquella que se presenta en pacientes portadores de variantes genéticas comunes asociadas con FA de inicio temprano5.
Si bien esta última clasificación fue adoptada por la Guía de Práctica Clínica Europea5, no existen estudios que indiquen beneficio alguno del uso de esta clasificación, razón por la cual no se adoptó en otras guías recientemente publicadas1)(4. El énfasis dado a esta clasificación por la guía Europea se debe al valor a futuro para identificar subgrupos de pacientes que respondan mejor a terapias de control de ritmo o respuesta ventricular5. Actualmente la clasificación según su asociación con enfermedad valvular es la única que tiene implicaciones terapéuticas y de mayor relevancia clínica1)(4.
Al igual que en cualquier patología, la anamnesis debe incluir tiempo de evolución de síntomas y establecer si este es el primer episodio o se trata de una recurrencia1)(4)(6)(8)(9)(10, orientándose hacia la búsqueda de enfermedades concomitantes, factores de riesgo y descartar causas reversibles; ya que de ello dependerá la terapéutica a largo plazo1)(4)(6)(8)(9)(10. Los principales hallazgos al examen físico que deben hacerla sospechar son déficit de pulso, frecuencia cardiaca variable y ruidos cardiacos irregulares. Los paraclínicos iniciales deben incluir hemograma, electrocardiograma, radiografía de tórax, reactantes de fase aguda, electrolitos, glucemia, enzimas cardiacas, perfil tiroideo, tiempos de coagulación, gases arteriales, función renal, uroanálisis y ecocardiograma transtóracico1)(49(6)(8)(9)(10)(51)(52; los cuales están orientados a detectar la presencia de causas reversibles de la arritmia, enfermedad cardiaca estructural y la presencia de factores de riesgo cardiovascular. La realización de otras ayudas diagnosticas solo se indica según los resultados de los exámenes iniciales y según las condiciones clínicas y evolución del paciente, por lo cual no se recomiendan de rutina1)(4)(6)(8)(9)(10. Siempre deberá valorarse la calidad de vida del paciente asociada con los síntomas por FA mediante el puntaje de EHRA (Tabla 2)5, lo cual permitirá definir el tipo de terapia a ofrecer. La evaluación integral e intervención de los factores de riesgo cardiovascular debe ser parte de toda atención a pacientes con FA, dado que está demostrado en estudios clínicos como su abordaje y manejo integral reduce morbilidad1)(5)(9)(53, mortalidad1)(5)(9)(10)(53 y disminuye la tasa de recurrencia de eventos de FA en pacientes con recuperación del ritmo sinusal y que sufren de hipertensión arterial y falla cardiaca1)(5)(9)(10)(53. De igual forma deberá estarse atento a la presencia de signos de alarma en el paciente que indiquen la necesidad de hospitalización, referencia a una unidad especializada en fibrilación auricular o a especialistas en electrofisiología, como son inestabilidad hemodinámica, respuesta ventricular no controlable, bradicardia sintomática que no mejora con la reducción de dosis o interrupción de los antiarritmicos, angina severa, empeoramiento de la función ventricular, ataque isquémico transitorio o accidente cerebrovascular isquémico1)(5)(6)(9)(10)(53.
Actualmente existen dos formas de aproximarse al manejo de la FA1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(18)(53)(54)(55)(56)(57)(58)(59. Una de ellas está orientada a reducir los efectos electromecánicos deletéreos de la arritmia sobre el miocardio y otra a disminuir la aparición de las complicaciones tromboembólicas1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(18)(54)(55)(56)(57)(58)(59 (Figura 1).
El manejo antiarrítmico se divide en dos estrategias: control de respuesta ventricular y control de ritmo1)(5)(6)(8)(9)(10)(54)(55)(56)(57)(58)(59. La restauración del ritmo sinusal o cardioversión puede ser obtenida mediante cardioversión eléctrica, cardioversión farmacológica, ablación percutánea o quirúrgica1)(5)(6)(8)(9)(10)(54)(55)(56)(57)(58)(59. Cualquiera de estos métodos es igualmente efectivo y la elección de uno sobre otro depende más de las condiciones del paciente o falla previa de uno de ellos; siendo la cardioversión eléctrica de elección en el paciente hemodinámicamente inestable, en quien la restauración del ritmo debe ser inmediata o en pacientes con contraindicaciones para las otras terapias1)(5)(6)(8)(9)(10)(54)(55)(56)(57)(58)(59. Las demás modalidades son ideales en pacientes estables hemodinámicamente, jóvenes (≤ 65 años), con evolución corta de su arritmia (≤ 1 año e idealmente < 48 horas), sin cardiopatía estructural (aurícula izquierda < 50 mm y sin disfunción ventricular), con formas recurrentes y quienes persisten sintomáticos a pesar de estar en manejo óptimo de control de respuesta ventricular o con refractariedad a otras terapias1)(5)(6)(8)(9)(10)(54)(55)(56)(57)(58)(59; teniendo en cuenta que ninguna de las opciones ha demostrado hasta ahora ser superior sobre la otra en términos de mortalidad, prevención de tromboembolismo o evolución a falla cardiaca1)(5)(6)(8)(9)(10)(54)(55)(56)(57)(58)(59. En pacientes con falla cardiaca, los estudios realizados no han logrado demostrar beneficios de mortalidad o desenlaces clínicos fuertes, excepto para pacientes con disfunción ventricular severa (FEVI ≤ 35%), que permanecen en falla cardiaca sintomática (NYHA 3) a pesar de manejo optimo por 1 mes. Un estudio comparando control de respuesta ventricular estricto contra control de ritmo por ablación con catéter en este grupo de pacientes, demostró mejoría de calidad de vida y niveles de BNP60; lo cual está respaldado por un metaanálisis reciente de esta estrategia de manejo en pacientes con falla cardiaca, con una tasa de éxito dependiente del tiempo de evolución de la falla cardíaca y el método de ablación utilizado61. Las características principales de los diferentes métodos de cardioversión y los factores que influencian su elección se escapan del alcance de este artículo y se remite al lector a sus estudios fundamentales60)(61)(62)(63)(64)(65, revisiones8)(14)(56)(58)(64)(65)(66)(67)(68 y a las guías de manejo de FA1)(5)(9)(10 para obtener dicha información. Pese a sus efectos adversos, la amiodarona sigue siendo uno de los medicamentos más seguros y eficaces en lograr control del ritmo, con una relación costo beneficio razonable cuando se usa adecuadamente1)(5)(6)(9)(10)(54)(56)(58)(64)(66)(67)(68. De otro lado, la digoxina solo se recomienda como terapia de segunda línea de control de frecuencia en pacientes con contraindicaciones para el uso de betabloqueadores y calcioantagonistas, o en quienes su uso como monoterapia no ha logrado el control de la respuesta ventricular, dado su asociación con mayor mortalidad en los estudios retrospectivos que no ha podido ser confirmada en estudios prospectivos1)(5)(6)(9)(10)(54)(56)(58)(66)(67)(68 y su baja eficacia en control de ritmo. Vernakalant, tiene una tasa de eficacia superior a amiodarona en FA de inicio reciente (< 7 días no POP cardiaco y ≤ 3 días en POP cardiaco) pero a un costo mayor, por lo cual sería una buena elección en pacientes con contraindicaciones para su uso (bradicardia, falla cardiaca descompensada, hipertiroidismo, disfunción nodosinusal, defectos de conducción infrahisianos, enfermedad o fibrosis pulmonar severa) que no presenten hipotensión (PAS < 100 mm Hg), estenosis aortica severa, Falla cardiaca NYHA ≥ 3, síndrome coronario agudo < 30 días y QTc prolongado54)(56)(58)(63)(65)(66)(67)(68.
Si bien se ha evaluado el uso adjunto de otros medicamentos como IECAS, ARA-2, estatinas y ácidos grasos poliinsaturados en el mantenimiento de ritmo sinusal de pacientes sometidos a esta estrategia de tratamiento, no hay evidencia consistente que su uso sistemático disminuya la tasa de recurrencias1)(5)(6)(9)(10)(54)(55)(68. Sin embargo, Pathak y cols. demostraron, que en pacientes sometidos a ablación, el control multidisciplinario de factores de riesgo cardiovascular disminuye la tasa de recurrencias, por lo cual está justificado como una estrategia de control de factores de riesgo cardiovascular adjunta e individualizado según el nivel de riesgo de cada paciente53.
Se considera una alternativa terapéutica para pacientes con FA paroxística o persistente con síntomas leves, de edad avanzada (> 65 años), duración desconocida o prolongada (> 1 año) de la arritmia, múltiples comorbilidades y cardiopatía estructural de base (disfunción ventricular o dilatación auricular izquierda1)(5)(6)(8) (9)(10)(55)(57)(59)(69)(70. Sus objetivos son controlar los síntomas del paciente, mejorar la calidad de vida, disminuir los efectos hemodinámicos y de remodelación para prevenir la taquicardiomiopatía1)(5)(6)(8)(9)(10)(55)(57)(59)(69)(70. Antes de iniciarla se requiere descartar e identificar causas secundarias, realizar monitoreo Holter de 24 horas y prueba de esfuerzo en pacientes con síntomas asociados a la actividad física o que tengan factores de riesgo y/o síntomas de enfermedad coronaria1)(5)(6)(8)(9)(10)(55)(57)(59)(69)(70. La frecuencia cardiaca (FC) objetivo inicial debe ser menor a 110 lpm en reposo (control de frecuencia permisivo)1)(2)(3)(6)(31). A la luz de la evidencia actual el buscar control de frecuencia estricto (FC menor a 80 lpm en reposo y menor a 110 lpm en ejercicio) solo se justifica cuando persisten síntomas asociados a taquiarritmia a pesar de control permisivo y compensación de comorbilidades1)(5)(6)(8)(9)(10)(55)(57)(59)(69)(70. Lograr controlar la respuesta ventricular es un reto difícil que a veces requerirá combinaciones de medicamentos y aumento de dosis de los mismos según el puntaje EHRA y registros de monitoreo Holter; teniendo siempre en cuenta su potencial proarrítmico1)(5)(6)(8)(9)(10)(55)(57)(59)(69)(70. Una revisión extensa de los medicamentos disponibles para lograr control de respuesta ventricular escapa del alcance de este artículo, por lo cual remite nuevamente al lector a sus estudios fundamentales70, revisiones6)(8)(14)(55)(59)(69 y guías de manejo1)(5)(9)(10 para profundizar en este aspecto. Los betabloqueadores son los medicamentos más seguros y eficaces en un amplio rango de pacientes por lo cual son la primera elección, excepto en aquellos que presenten contraindicaciones para su uso (falla cardiaca aguda o descompensada, QTc prolongado, bloqueo AV 2° y 3°, PR > 220 mseg, síndromes de preexcitación, existencia de vías accesorias, asma y EPOC mal controlados, claudicación intermitente, pacientes diabéticos con hipoglucemias frecuentes, fenómeno de Raynaud, bradicardia < 50 lpm)6)(8)(14)(55)(59)(69)(70 .
Este es el otro pilar de manejo de la fibrilación auricular1)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(16)(17)(18. Su objetivo es prevenir las complicaciones cardioembólicas y mortalidad derivada de estas1)(4)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(16)(17)(18. Se han estudiado diferentes moléculas desde el ácido acetil salicílico (ASA)21)(23)(34 hasta los anticoagulantes orales directos19)(22)(25)(26)(27)(28)(29)(30)(35)(36)(37)(38)(43)(44)(71)(72. La selección del medicamento a utilizar estará definido según el nivel de riesgo de sufrir un embolismo cerebrovascular o sistémico1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(16)(18)(32)(40)(73)(74. Estos niveles de riesgo están dados por la combinación de múltiples factores de riesgo, características del paciente y características anatómicas, hemodinámicas y funcionales cardiacas A la fecha, ningún puntaje de riesgo las reúne todas, por lo cual la decisión de anticoagular o no un paciente, es difícil y requiere un amplio conocimiento de sus indicaciones, contraindicaciones y el riesgo de desarrollar un evento hemorrágico secundario a su uso1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(16)(18)(32)(40)(73)(74. Las guías actuales recomiendan en primera instancia considerar los factores de riesgo y características individuales del paciente que indicarían un alto riesgo de eventos tromboembólicos, que se encuentran resumidos en el índice CHA2DS2-VASc (Tabla 3)1)(5)(9)(10)(12)(32)(74)(75. Un puntaje mayor o igual a dos es una indicación absoluta para anticoagulación1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(18)(24. En los pacientes con un puntaje de 1 deberán evaluarse la presencia de otros factores indicativos de anticoagulación (Tabla 4)1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(18)(24)(76. En caso de no existir indicaciones para anticoagulación no deberán prescribirse antitrombóticos y en estos pacientes el uso de antiagregantes plaquetarios como estrategia de prevención de embolismo cerebral o sistémico no está indicado ya que se ha observado un aumento de riesgo de eventos de sangrado sin beneficio claro en prevención de cardioembolismo, muerte o enfermedad cardiovascular1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(23)(24)(33)(34)(37)(76. En pacientes con CHA2DS2-VASc de 1 punto; incluso en ausencia de otros factores de riesgo o condiciones asociadas a cardioembolismo, viene recomendándose cada vez más el uso de anticoagulación crónica, pues aunque su riesgo sea moderado, las consecuencias que puede dejar desde el punto de vista de discapacidad son tales que ameritan el riesgo de eventos hemorrágicos asociados a su uso1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(20)(23)(24)(33)(34)(37)(76. Las guías Europea y Colombiana hacen la salvedad que el puntaje de riesgo para mujeres, deberá ser mayor o igual a 3 para indicarse la anticoagulación y mayor o igual a 2 para considerarse en casos seleccionados, teniendo en cuenta que los estudios regulatorios que demostraron disminución de riesgo de cardioembolismo y mortalidad con la anticoagulación fueron hechos con el puntaje CHADS2 que no incluía el sexo femenino como factor de riesgo adicional5)(12.
Para determinar el riesgo de hemorragia asociado a la anticoagulación, se han diseñado múltiples puntajes, siendo el mejor validado de ellos en población con FA el puntaje de HASBLED (Tabla 5)75)(77. Un puntaje mayor o igual a 3 indica alto riesgo de complicaciones hemorrágicas por lo cual se recomienda considerar cuidadosamente la necesidad de uso de anticoagulantes orales en estos pacientes y sopesarlo contra el riesgo-beneficio del uso de otras estrategias terapéuticas (cierre u oclusión de apéndice auricular)1)(5)(9)(10)(17)(75)(77, pudiéndose indicar la anticoagulación si se controlan o corrigen los factores predisponentes a sangrado1)(5)(9)(10)(17)(75)(77. Recientemente, O’Brien y cols publicaron un puntaje de riesgo llamado ORBIT-AF (Tabla 5), derivado de una cohorte grande de pacientes norteamericanos anticoagulados por FA, el cual demostró un poder estadístico superior en la capacidad predictiva de sangrado asociado a anticoagulación, clasificando los pacientes en bajo (0-2 puntos), medio (3 puntos) y alto riesgo (≥ 4 puntos); con la ventaja de haber incluido en su validación pacientes usando anticoagulantes orales directos78, sin embargo estos hallazgos no han podido reproducirse en otros estudios de validación en los cuales la escala HASBLED ha tenido mejor capacidad predictiva de sangrado77. Es importante tener en cuenta que ninguno de estos puntajes ha sido validado en población colombiana o latinoamericana por lo cual su aplicación debe hacerse cuidadosamente, recomendándose el uso de la escala HASBLED por su mejor valor predictivo para detectar a pacientes a riesgo de sangrado mayor con anticoagulantes orales tanto directos como con warfarina12)(77.
La recomendación de anticoagulación es universal para todo paciente con al menos un episodio de FA documentado y en quien no exista una causa corregible de la misma; recomendándose incluso en este último caso el uso de anticoagulación a corto plazo y la posterior consideración de interrupción de la misma tras haberse documentado ausencia de nuevos eventos durante un periodo de tiempo prudente que puede oscilar entre 3 a 6 meses1)(5)(8)(9)(10)(12)(18. Para pacientes que han sido sometidos a terapias “curativas” de FA (cardioversión eléctrica o farmacológica, ablación auricular, aislamiento de venas pulmonares, cirugía de Maze, cierre de apéndice auricular, etc.) se recomienda mantener la anticoagulación en forma indefinida siempre que no existan contraindicaciones claras para esta, dada la alta probabilidad de eventos de FA recurrentes asintomáticos que pueden llevar a eventos cardioembólicos si se retira la anticoagulación1)(5)(8)(9)(10)(12)(18. Es de anotar que en los estudios que comparan los anticoagulantes orales directos con la warfarina (ROCKET-AF, ARISTOTLE, ENGAGE-AF y RE-LY)22)(28)(30)(35 se encuentra una efectividad no inferior en la prevención de nuevos eventos cardioembólicos junto a una menor probabilidad de presentar una hemorragia intracraneal, por lo cual la warfarina sigue siendo considerada el estándar de oro en la anticoagulación20)(21)(23)(35. Estudios postmercadeo recientes confirman la seguridad y eficacia de dabigatran y rivaroxaban en pacientes con FA no valvular36)(38, aun sin contar con estudios postmercadeo para apixaban y edoxaban que reporten datos de seguridad y eficacia en mundo real. Existen múltiples registros que describen el uso de los anticoagulantes directos fuera de los ensayos clínicos controlados, donde se ha evidenciado una tendencia de uso de los anticoagulantes directos cada vez mayor, prefiriendo estos frente a warfarina en pacientes de edad avanzada, con riesgo alto de sangrado, riesgo alto de eventos embólicos y mayor tasa de comorbilidades26)(42)(43)(44)(79; excepto para dabigatran, que tiende a prescribirse más en pacientes jóvenes, con riesgo de sangrado menor y menos tasa de comorbilidades que se cree está relacionada con la mayor tasa de sangrado observada en los datos del estudio RE-LY y en los diferentes metanálisis y estudios de registro26)(42)(43)(44)(79. Una de las preocupaciones existentes respecto a la seguridad de estos nuevos agentes era la ausencia de terapias para la reversión de su efecto ante un evento de sobreanticoagulación o sangrado mayor12)(16)(17)(18)(26)(27)(39)(40)(42)(43)(80, que se ha superado parcialmente tras contarse actualmente con antídoto contra los inhibidores directos de trombina (idarucizumab)1)(5)(80)(81)(82 e inhibidores del factor Xa (adexanet alfa)1)(5)(80)(83 que han sido seguros y eficaces en estudios fase II81)(83 con aprobación para idarucizumab por la FDA y EMA tras la publicación preliminar de seguridad y eficacia del estudio fase III82, teniendo en cuenta que ninguno de ellos esta aun disponible en el medio.
Aunque la elección del uso de un anticoagulante oral directo sobre warfarina debe individualizarse teniendo en cuenta las características de cada paciente, consumo de medicamentos con interacciones significativas sobre warfarina, adherencia, posibilidad de monitoreo frecuente y deseos del paciente1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(14)(16)(17)(18)(20)(25)(26)(27)(29)(31)(32)(39)(40)(41)(42)(43)(44)(71)(72)(73)(74)(79)(84)(85)(86)(87; la documentación o predicción de fallo de la anticoagulación con warfarina (tiempo en rango terapéutico < 70%) y el costo de los medicamentos son tal vez las características más determinantes1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(14)(16)(17)(18)(20)(25)(26)(27)(29)(31)(32)(39)(40)(41)(42)(43)(44)(71)(72)(73)(74)(79)(84)(85)(86)(87. En 2013, Apostolakis y cols publicaron un puntaje que ayuda a predecir dicha falla terapéutica87 (Tabla 6), la cual ha sido validada en pacientes estadounidenses87, italianos85 y españoles84 pero aún no cuenta con validación en población latinoamericana. Este puntaje predice la falla a terapia con warfarina en pacientes con un puntaje ≥ 2 puntos84)(85)(87 y aunque es una herramienta de fácil uso que brinda información importante para ayudar a seleccionar a los candidatos ideales para el uso de anticoagulantes orales directos, no fue incluida en las recomendaciones de las guías de práctica clínica recientemente actualizadas, dado que cada vez hay más evidencia fuerte a favor de usar anticoagulantes orales directos como primera línea de tratamiento, reservándose la warfarina para casos donde estén contraindicados estos medicamentos (disfunción renal severa, presencia de valvular mecánicas o estenosis valvular mitral significativa). Sin embargo el costo de estos anticoagulantes es mucho mayor que el de warfarina12)(19)(20)(25)(27)(31)(32)(40)(71)(72)(74)(79, por lo cual su uso debe ser respaldado con costo efectividad a la hora de emitir recomendaciones para su uso en países de medianos ingresos como Colombia73. En la actualidad existen 3 publicaciones que evalúan el costo efectividad de estos medicamentos en Colombia31)(41)(54)(71, las cuales han mostrado resultados conflictivos, en su mayoría a favor de warfarina como la estrategia más costo efectiva y a favor de dabigatran como el anticoagulante directo de mejor relación de costo efectividad, con la salvedad que es el medicamento asociado a mayor tasa de sangrado digestivo en los diferentes estudios clínicos y registros de vida real31)(41)(54)(71. La evaluación de costo efectividad del IETS41 y del Dr. García-Peña31 aclara que la principal limitante del costoefectividad de los anticoagulantes directos es el costo actual de estos medicamentos en Colombia. Los autores de esta revisión recomiendan con base en la evidencia disponible usar en Colombia el puntaje SAMe-TT2R2 ≥ 2 como una herramienta para seleccionar aquellos pacientes que se beneficiarían del uso de anticoagulantes orales directos, prefiriéndose en estos casos el uso de dabigatran como la primera opción en pacientes con bajo riesgo de sangrado digestivo y apixaban como la alternativa para pacientes con alto riesgo o historia de sangrado digestivo.
FA valvular: Se recomienda anticoagulación oral únicamente con antagonistas de vitamina K (AVK) en estos pacientes dada la ausencia de estudios suficientes para recomendar el uso de otras estrategias antitrombóticas, incluidos los NACOS1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(40)(48)(49)(88. La mayoría de estudios realizados con estos medicamentos excluyó a pacientes con prótesis mecánicas22)(28)(35, siendo el estudio ENGAGE-AF usando edoxaban30 el único que incluyo pacientes portadores de bioprótesis; y los estudios ENGAGEAF30 y ROCKET-AF22 a pacientes que hubieran sido sometidos a comisurotomía o plastia valvular. Lo anterior, asociado a los hallazgos sobre la falta de eficacia de dabigatran para prevenir ECV en pacientes con prótesis valvulares mecánicas89 hace que no se pueda recomendar su uso en este grupo de pacientes hasta no contar con ensayos clínicos que los evalúen en este contexto89, siendo rivaroxaban y edoxaban las alternativas para usar en pacientes con enfermedad valvular no severa, comisurotomía o anuloplastia previas; y edoxaban para pacientes portadores de bioprótesis.
FA y enfermedad coronaria: Pacientes con enfermedad coronaria en quienes se haya realizado implante de stent coronarios de forma electiva y tengan indicaciones para anticoagulación por FA deben permanecer bajo uso de triple terapia con antagonistas de vitamina K asociados a antiagregación plaquetaria dual con ASA y clopidogrel durante el primer mes1)(5)(6)(9)(10)(17)(88)(90)(91, luego del cual debe interrumpirse ASA y continuar el clopidogrel junto a la anticoagulación hasta cumplir 6 meses (riesgo de sangrado alto) a 12 meses (riesgo de sangrado bajo) postintervención1)(5)(6)(9)(10)(17)(88)(90)(91, posterior a lo cual el uso de warfarina sin antiagregación adicional está justificado1)(5)(6)(9)(10)(17)(88)(90)(91, basado en los resultados del estudio WOEST que ha demostrado igual protección contra eventos cardiovasculares mayores y menos eventos de sangrado en estos pacientes90. En el caso que el stent (convencional o medicado) sea implantado en el contexto de un síndrome coronario agudo, se recomienda el uso de triple terapia durante el primer (riesgo de sangrado alto) a 6 primeros meses postintervención (riesgo de sangrado bajo)1)(5)(6)(9)(10)(17)(88)(90)(91. Durante el uso de terapia triple se recomienda usar únicamente warfarina, ya que a la fecha no existen datos de seguridad del uso de anticoagulantes orales directos en estos pacientes al ser excluidos de los estudios seminales de estas moléculas22)(28)(30)(35)(37)(91. En pacientes que requieran terapia dual (anticoagulación con ASA y/o clopidogrel) se pueden utilizar cualquiera de los anticoagulantes orales directos22)(28)(30)(35)(37)(91. La guía de práctica clínica Europea recomienda usar la dosis menor efectiva de los anticoagulantes5 por el mayor riesgo de sangrado que tienen estos pacientes. Esta recomendación no ha sido evaluada de forma prospectiva en estudios clínicos por lo cual los autores de la presente revisión recomiendan mantener la dosis indicada según la función renal, peso y edad del paciente, ya que estudios observacionales26)(36)(38)(43 han demostrado que el uso de dosis menores de las recomendadas de los anticoagulantes directos por razones diferentes a las recomendadas por los estudios clínicos se asocian a mayor tasa de mortalidad y eventos tromboticos.
FA y enfermedad renal crónica: La presencia de enfermedad renal crónica, definida como una tasa de filtración glomerular (TFG) menor de 60 mL/min/1.73 m2 de área de superficie corporal, se asocia a un aumento del riesgo de sufrir tromboembolismo por FA y debe ser tenido en cuenta como un factor adicional de indicación de anticoagulación adicional en estos pacientes92. Sin embargo seleccionar el anticoagulante a usar es un reto teniendo en cuenta que se observa un aumento del riesgo de sangrado en pacientes con enfermedad renal moderada (TFG < 30 mL/min) a severa (TFG < 15 mL/min) y la evidencia del uso de anticoagulantes en estos pacientes es escasa1)(5)(9)(10)(11)(12)(15)(17)(18)(25)(26)(32)(36)(38)(40)(45)(72)(73)(86)(87)(88. La warfarina es el único anticoagulante aprobado para el uso en todos los pacientes con enfermedad renal crónica independiente de su función renal o uso de terapia de remplazo renal1)(5)(6)(9)(10)(12)(17)(18)(32)(40)(73)(88. Edoxaban y Rivaroxaban incluyeron pacientes con disfunción renal leve (tasa de filtración glomerular entre 60-30 mL/min) en sus estudios, realizando ajustes de dosis en estos pacientes durante el periodo de tratamiento22)(30)(35)(37. Dabigatran, a pesar de haber incluido pacientes con disfunción renal leve, no realizo un manejo diferencial de estos pacientes durante el periodo de estudio35. Los estudios clínicos de dabigatran, edoxaban y rivaroxaban excluyeron pacientes con disfunción renal moderada (tasa de filtración glomerular menor de 30 mL/min)22)(30)(35. Apixaban fue el único anticoagulante directo que incluyo pacientes con disfunción renal moderada, excluyendo a pacientes del estudio ARISTOTLE con tasa de filtración glomerular menor a 25 mL/min y/o creatinina mayor o igual a 2.5 mg/ dL28, teniendo en cuenta que en pacientes con 2 o más factores de riesgo adicionales para sangrado (creatinina ≥ 1.5 mg/dL, edad ≥ 80 años o peso ≤ 60 Kg) se redujo la dosis del medicamento28. Con base en lo anterior no se recomienda el uso de dabigatran en pacientes con disfunción renal leve, de edoxaban y rivaroxaban en pacientes con disfunción renal moderada y de apixaban en pacientes con disfunción renal severa, a pesar que existan recomendaciones dadas por los fabricantes y aprobaciones de FDA a dosis menores según datos de estudios preclínicos, de farmacocinética y farmacodinámica1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(32)(40)(74)(88. En la Tabla 7 se resumen la dosis recomendadas de cada anticoagulante según la función renal, teniendo en cuenta que la tasa de filtración glomerular para la adecuación de las dosis de los anticoagulantes debe calcularse mediante la ecuación de Cockroft-Gault, que fue la formula usada por todos los estudios regulatorios de los anticoagulantes directos; o mediante una medición objetiva de la filtración glomerular, bien sea por depuración de creatinina medida en orina de 24 horas o por gamagrafía de filtración renal1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(32)(40)(74)(88.
FA en pacientes con sangrado: En pacientes con historia de sangrado intracraneal de causa reversible puede considerarse reiniciarse la anticoagulación con cualquiera de los anticoagulantes orales directos, excepto dabigatran 150 mg cada 12 horas, previa verificación que no existan otras contraindicaciones para su uso, que la función renal sea adecuada para su uso y hayan pasado entre 4 a 8 semanas posterior al evento1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(32)(40)(45)(74)(88)(93. En pacientes con historia de sangrado gastrointestinal que haya sido detectada y controlada su fuente, la recomendación es usar apixaban dado su tasa de sangrado gastrointestinal menor frente a los otros anticoagulantes directos orales1)(5)(6)(8)(9)(10)(12)(17)(18)(32)(40)(44)(5)(74)(88)(93)(94)(95)(96. El momento de reinicio está discutido, basándose la recomendación en estudios observacionales de pacientes que recibían warfarina al momento del sangrado, donde se observó una baja tasa de resangrado asociada a una menor tasa de eventos tromboembolicos, cuando el reinicio se realizó entre 4 a 7 días posterior al evento de sangrado88)(93)(96. Aunque no existen guías claras basadas en estudios clínicos para los anticoagulatnes orales directos, se recomienda su reinicio lo antes posible, siempre y cuando la fuente del sangrado este identificada, tratada y no existan otras contraindicaciones para su uso88)(93)(96.
La FA es una enfermedad prevalente en nuestro medio, que cada vez cobra una importancia mayor, a medida que la población mejora su expectativa de vida y envejece. Esta es una enfermedad asociada a mayor morbilidad y mortalidad cardiovascular potencialmente discapacitante. Si bien se ha avanzado y aumentado la posibilidad de diagnóstico, es importante que todo el personal médico esté capacitado para realizar su manejo adecuado; evitándose así las complicaciones con sus implicaciones personales, sociales y económicas, teniendo en cuenta el control de ritmo/respuesta ventricular y la anticoagulación oral como los principales pilares en su manejo. El control de respuesta ventricular está dirigido a controlar lo síntomas, debiendo considerarse el control de ritmo en pacientes con falla cardiaca asociada o síntomas persistentes a pesar de control de respuesta ventricular permisiva. Ninguna de estas estrategias ha demostrado disminuir la mortalidad atribuible a la enfermedad. La anticoagulación oral está indicada en los pacientes con FA y alto riesgo de presentar un fenómeno cardioembólico (CHA2DS2-VASc igual o mayor de 2 puntos), debiendo individualizarse la decisión en pacientes con puntuaciones menores, con riesgo alto de sangrado (HAS-BLED mayor o igual a 3 puntos) o en quienes presenten otras indicaciones de anticoagulación diferentes a las incluidas en los puntajes de riesgo (Tabla 5). Esta terapia ha demostrado disminuir la morbilidad y mortalidad secundarias a FA por lo cual solo está justificado no usarla en aquellos pacientes con verdaderas contraindicaciones para su uso que no sean controlables o corregibles; pudiendo en estos pacientes considerar otras alternativas al manejo farmacológico antitrombótico como el cierre/oclusión de orejuela de la aurícula izquierda para disminuir el riesgo de tromboembolismo. La warfarina sigue siendo el estándar de oro de anticoagulación por lo cual se debe buscar optimizar su uso, la cual estará contraindicada en aquellos pacientes con alta probabilidad de fallo a la terapia (SAMe-TT2R2 ≥ 2), que no puedan acceder a un seguimiento estrecho por clínica de anticoagulación o en quienes el riesgo de sangrado sea alto (HASBLED ≥ 3). En estos pacientes el uso de anticoagulantes orales directos estaría justificado bajo una perspectiva de costo efectividad, teniendo en cuenta que dabigatran y apixaban son las mejores opciones. En caso de presentarse sangrado con el uso de anticoagulantes, la interrupción de la terapia deberá ser solo transitoria, debiéndose reiniciar en el menor tiempo posible, una vez se controle la fuente del sangrado y corrijan los factores de riesgo adicionales para sangrado recurrente.
Forero-Gómez, JE es investigador clínico asociado de protocolos fase II y fase III de Jannsen, Sanofi, Pfizer, I.R.I.S., MSD. Ninguno de los otros autores tiene conflictos de interés a declarar. La elaboración del artículo y su redacción estuvo a cargo de los autores y no se recibió ningún incentivo o ayuda de terceros para su realización.
*Correspondencia: Julián Eduardo Forero-Gómez; julianforeromd@hotmail.com