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Principios para la rehabilitación y restauración de los bosques en la Sierra Maestra

Fundamental truths to rehabilitation and restoration Sierra Maestraʹs forests

Orlando J. Reyes-Domínguez
Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad, Cuba
Adonis M. Ramón-Puebla
Órgano de Montaña Sierra Maestra, Cuba

Principios para la rehabilitación y restauración de los bosques en la Sierra Maestra

Ciencia en su PC, vol. 1, núm. 3, pp. 49-68, 2021

Centro de Información y Gestión Tecnológica de Santiago de Cuba

Recepción: 10 Junio 2021

Aprobación: 05 Septiembre 2021

Resumen: Debido a la intensa alteración sufrida por los bosques de la Sierra Maestra, los que tienen diferentes estrategias ecológicas de desarrollo, es necesario intensificar la rehabilitación o la restauración de sus ecosistemas. Para ello se presentan las principales características de sus ecotopos, así como los principios y métodos para su recuperación.

Palabras clave: bosques, rehabilitación, Sierra Maestra, Cuba Oriental.

Abstract: Due to strongly alteration present on Sierra Maestraʹs forest is required the intensification of the ecosistemic rehabilitation and restoration work. For that the main oecotope characteristics and the fundamental truths and methods for recuperation were comment.

Keywords: forests, rehabilitation, Sierra Maestra, Eastern Cuba.

INTRODUCCIÓN

La conservación de los bosques es un camino complejo, que no solamente se ocupa por la prevención de la pérdida de la diversidad biológica y de evitar su deterioro. Actualmente la conservación tiene como una de sus vertientes más urgentes la restauración de aquellos ecosistemas que en mayor o menor medida están ya alterados (Higgs y Hobbs, 2010).

En este contexto la Sierra Maestra, caracterizada por Mateo (2017) como un territorio de alta complejidad y fragilidad geoecológica y uno de los principales núcleos de desarrollo de la flora y la fauna actual de Cuba, ha estado sometida a la fragmentación y transformación generada por la actividad humana, con un claro predominio del uso irracional de los recursos naturales, con prácticas agropecuarias inadecuadas y una excesiva explotación del patrimonio forestal. Ello ha conllevado a la existencia actual de grandes áreas deforestadas convertidas en zonas ganaderas o con presencia de diversos cultivos, algunas ya abandonadas y cubiertas de malezas.

Este deterioro tuvo como consecuencia (Fernández y Pérez de los Reyes, 2009; Mateo, 2017): declinación de la biodiversidad y de especies de valor maderero, proliferación de especies invasoras y oportunistas, ocurrencia de incendios forestales, erosión de los suelos, fragmentación y pérdida del hábitat, entre otras problemáticas. Esto requiere de intervenciones urgentes para mitigar estos procesos de deterioro de la sierra, lo que se acrecienta debido al aumento de presiones ambientales y el cambio climático.

En función de lo anterior, el objetivo de este trabajo fue exponer algunas indicaciones para la rehabilitación o la restauración de los bosques de la Sierra Maestra.

MATERIALES Y MÉTODOS

Características del área de estudio

La Sierra Maestra se divide en dos partes: la Sierra Maestra Oriental (Sierra de la Gran Piedra) y la Sierra Maestra Occidental (Sierra del Turquino); la última es más extensa y donde se encuentran las mayores altitudes.

Los suelos en las zonas altas son fundamentalmente alíticos y de ácidos a muy ácidos; mientras en las bajas son principalmente pardos, además rendzinas, fluvisoles, halomórficos, entre otros, en condiciones particulares. Las lluvias varían localmente entre alrededor de 800 y 2 000 mm.

Metodología

Estas sugerencias se establecen de un conocimiento de más de 60 años sobre la Sierra Maestra; además, se efectuaron recorridos en más de 20 ocasiones a través de toda ella, con el objetivo de estudiar la vegetación, delimitar áreas protegidas, entre otros (Reyes, 2011-2012, 2016; Reyes y Acosta, 2004, 2005a, 2010, 2014, 2019; Reyes et al., 2015).

RESULTADOS

Debido a su situación geográfica y características propias, así como a una intensa antropización, la Sierra Maestra presenta actualmente una situación compleja, que debe ser tenida en cuenta para un manejo sostenible.

Principales características de los ecotopos y bosques de la Sierra Maestra

Las características de los ecotopos y bosques son diversas, entre ellas:

En la Gran Piedra, Sierra Maestra Oriental, a 1 100 m snm las nieblas expuestas anteriormente están presentes 239 días al año; de ellos, 153 son con niebla densa y de octubre a mayo se observan 20 días o más al mes (Montenegro, 1990). A su vez, en las zonas bajas hay temperaturas elevadas, habitualmente las precipitaciones varían entre 700 y 1 000 mm y la evaporación fluctúa alrededor de 2 000 mm, lo que tiene una gran influencia en las características ecosistémicas.

Los bosques en la Sierra Maestra son usualmente multiestratificados. Presentan un estrato arbóreo de diferente altura (a veces con subestratos), otro arbustivo, que contiene los arbustos y arbolitos, y el herbáceo, donde se concentran las hierbas, monilófitos, arbustos y plántulas de árboles. En ocasiones en los bosques montanos se encuentra un estrato muscinal, compuesto por musgos, hepáticas y líquenes. La composición específica varía notablemente entre los terrenos altos y bajos de la sierra.

Estrategias ecológicas de los bosques de la Sierra Maestra

Debido a su desarrollo histórico y su evolución, los bosques naturales de la Sierra Maestra tienen dos estrategias ecológicas fundamentales de desarrollo; ocasionalmente se puede encontrar una forma intermedia entre ambas, por ello se observan:

Circulación de nutrientes con base en el suelo

La circulación de nutrientes con base en el suelo se produce cuando el sistema radical absorbe los nutrientes y el agua directamente del suelo. Esta estrategia se presenta en suelos ricos y frescos y donde las elevadas temperaturas y evaporación no permiten la vida de las raicillas en la superficie del suelo.

Circulación de nutrientes mediante la estera radical

Se considera estera radical al conjunto de raíces, raicillas, hojarasca, en diferente estado de descomposición y al humus, que se acumulan sobre el suelo. Esta estrategia de desarrollo, en que la nutrición de las plantas y la absorción del agua se producen en una estera radical, se presenta en los bosques montanos y pluvisilvas muy húmedas; incluso, sobre suelos muy oligotróficos con suficiente humedad. Cuando este subsistema está bien desarrollado el suelo sirve principalmente y a veces solamente de sostén. Ocasionalmente se encuentran situaciones intermedias, en la cual parte del subsistema absorbente se halla en el suelo y otra parte encima del mismo como un grupo de raicillas, o en una pequeña estera radical (Reyes, 2005).

Principales causas de la degradación de la Sierra Maestra

Las causas de la degradación en la Sierra Maestra son diversas, entre ellas:

La deforestación y el indebido uso agropecuario de los suelos de la Sierra Maestra es la principal causa de su degradación. La mayoría de los bosques de dicha sierra fueron eliminados por la antropización, los restantes se encuentran en su mayoría degradados o fuertemente alterados. Los campesinos con su sistema de “limpia–tumba–pica–quema–habita”, con el que se destruía la totalidad del bosque, fueron un factor importante; igualmente funesta fue la explotación forestal irracional y paulatina, en la que se sacaban los mejores individuos de las especies valiosas sin tener en cuenta los perjuicios a la estructura y la composición futura del bosque, el suelo, la estera radical, las plántulas y demás miembros del ecosistema. Además, se explotaba el bosque en función de los surtidos necesarios, sin mediar entre las intervenciones el tiempo necesario para su recuperación de acuerdo con su poder de resiliencia. Con la deforestación y el cultivo comenzaron a introducirse los arvenses, muchas de cuyas especies competían fuertemente con los cultivos; se introdujeron y dispersaron otras para sombra de cafetales y como pastos. Es decir, generalmente se produjeron cambios florísticos locales. Debido a la pérdida de cobertura vegetal por la antropización, la erosión, principalmente hídrica, ha sido extraordinaria. Los suelos están amputados, por lo que han perdido gran parte de sus propiedades productivas. Las enormes rocas redondeadas que se observan en algunos ríos y las acumulaciones líticas en sus partes bajas, principalmente en la vertiente sur, denota el efecto de esas potentes fuerzas modeladoras en la sierra.

Principios para la restauración o rehabilitación de los bosques de la Sierra Maestra

Debido al estado ambiental actual de la Sierra Maestra se consideran los siguientes principios (aspectos fundamentales) para su manejo y recuperación:

Etapas de trabajo y estrategia para la restauración o rehabilitación de los bosques en la Sierra Maestra

Para iniciar un proceso de restauración o de rehabilitación de un territorio hay cuestiones que no se deben obviar:

Al comenzar un estudio se debe examinar la información del área lo más detalladamente posible, analizar los mapas topográficos, climáticos, geológicos, edáficos, florísticos, entre otros, y las descripciones del lugar, así como de las zonas cercanas que tengan interacción. La primera definición de las particularidades y detalles se realiza mediante la delimitación de los patrones obtenidos por imágenes satelitales y/o fotos aéreas. Con ello se realiza una discriminación de las diferencias de los estadios de la vegetación, lo que permite seleccionar los diferentes tipos, su extensión, entre otros. Si se puede conocer mediante la bibliografía las condiciones ecológicas y la evolución de la actividad antrópica, se puede con ayuda de las imágenes y los mapas enunciados conformar una tipología con bastante detalle.

Como parte del trabajo inicial es importante conocer de la zona a restaurar o rehabilitar:

De la vegetación se analizarán la composición florística y estructura de los relictos existentes en los alrededores, así como las descripciones bibliográficas e históricas.

Con estos conocimientos y la tipología realizada se planifican las áreas a trabajar en tiempo y espacio, su reconocimiento y caracterización en el campo, los patrones a investigar, como sería el desplazamiento, la cantidad de tiempo a invertir en cada lugar, entre otros.

La planificación realizada se debe comprobar en el campo mediante:

En ese estudio de campo hay que conformar una idea precisa de la vegetación del área, sus leyes de distribución, variaciones y causas de dicha variación; los estadios de degradación, las causas de dicha degradación y su intensidad; así como los procesos erosivos. Concretamente, se deben reconocer las situaciones específicas de cada sitio con vistas a definir los tratamientos necesarios.

Con los conocimientos adquiridos debe concretarse una Estrategia de Rehabilitación y Restauración, que comprenda toda la zona funcionalmente integrada [una cuenca hidrográfica (Renda et al., 2012) y en ocasiones una subcuenca]. De acuerdo con dicha estrategia, a la capacidad técnica y económica se integrarán en tiempo y espacio las unidades básicas a trabajar, de las cuales se tendrá en cuenta: importancia local, fragilidad, número de amenazas (presiones y fuentes de presión), función regional de cada estadio a restaurar; intensidad, extensión, duración y reversibilidad o no de los impactos y la factibilidad de su control; las fortalezas, incluyendo la sensibilidad política, administrativa y comunitaria; la posibilidad de su restauración o rehabilitación y las medidas necesarias y posibles; la capacidad y la capacitación técnica para implementar las acciones; la vegetación meta y la planificación de las investigaciones y monitoreos necesarios para realizar o mejorar la estrategia elaborada. En general, deben priorizarse los tipos de vegetación y estadios de degradación con una función regional destacada, con la más alta diversidad e intensidad de las amenazas, tratando a su vez de preservar sus interacciones ecológicas a nivel paisajístico.

La Estrategia de Rehabilitación y Restauración tiene que conformarse como un sistema, reevaluable periódicamente y capaz de incorporar las experiencias y los resultados de las investigaciones y los monitoreos. Debe abarcar todos los aspectos de su problemática, la forma de solucionar o minimizar las amenazas, así como la interacción con el paisaje y sus consecuencias. Hay que integrar la relación unidades básicas de trabajo – amenazas e impactos – acciones y su implementación - consecuencias – vegetación meta.

Hay que recordar que en la restauración y la rehabilitación de la Sierra Maestra el principal objetivo director de todo el proceso es la conservación de las aguas, el suelo y la biodiversidad (principio uno) y no la producción de madera u otro bien del bosque; que la dirección de los procesos correctivos es altitudinalmente de arriba hacia abajo y que las principales unidades para la organización del trabajo es la cuenca o la subcuenca en función de su tamaño y de su complejidad. Además, se debe tener en cuenta que en la Sierra Maestra hay diferentes bioclimas y pisos de vegetación; ello permite planificar en tiempo y espacio las épocas de preparación del suelo, aviveramiento, plantación (ej. en el período menos lluvioso plantar o sembrar en la parte alta y al inicio de las lluvias trasladarse a la parte baja), tratamientos silvícolas, estudios y monitoreos, entre otros.

Métodos de rehabilitación y restauración

Existen diversos métodos a utilizar para la rehabilitación o la restauración en dependencia de las condiciones de la vegetación y del ecotopo, los cuales se pueden individualizar o combinar en función de la realidad local.

Hay que tener en cuenta que la diversidad e intensidad de la degradación y las condiciones ecológicas son prioritarias para elegir el método de rehabilitación o de restauración, entre ellos:

Recuperación natural (regeneración). Es un método que se puede utilizar en sitios donde la composición florística es relativamente cercana a la natural, la cobertura del dosel es suficiente para la germinación y desarrollo de las especies restauradoras y que estas crezcan normalmente; además, generalmente hay una determinada cantidad de plántulas. O sea, la rehabilitación puede producirse naturalmente con un determinado cuidado y dirección. Es necesario conocer fenología, necesidades lumínicas y poder competitivo de las especies.

Enriquecimiento. En muchos lugares el bosque se ha empobrecido notablemente, aunque mantiene gran parte de su fitodiversidad. Por ello es preciso introducir algunas especies con vistas a acercarse lo más posible a la composición específica potencial del lugar. El enriquecimiento puede realizarse mediante el establecimiento de especies restauradoras en los lugares con suficiente cobertura del dosel, o con pioneras en los sitios con mayor iluminación. Dichas especies deben ser valiosas económicamente en sitios donde el objetivo del bosque es la producción de madera, o con especies importantes de las comunidades aledañas cuando el objetivo es de conservación o protección.

El enriquecimiento puede efectuarse en fajas de una o varias líneas (enriquecimiento en líneas). Estas líneas son frecuentemente irregulares, ya que lo más importante es situar las posturas en los sitios más propicios: cercano a tocones, en lugares con acumulación de materia orgánica, frescos y con buen drenaje, con la iluminación adecuada, entre otros. Cuando hay pequeñas zonas degradadas dispersas, estas deben ser rehabilitadas y el enriquecimiento puede realizarse localmente en esos lugares por grupos de plantas (enriquecimiento en grupos). Consiste en ejecutar la introducción en grupos de composición diversa en esos lugares específicos, con vistas a completarlos.

Sustitución de especies invasoras. La sustitución de las especies invasoras o nativas expansivas es extraordinariamente compleja, ya que las situaciones son diversas y las características de dichas especies son también muy variadas. En ocasiones estas especies conforman bosques relativamente densos, por ejemplo: Eugenia jambos; bosques claros o matorrales con Vachellia macracantha o Dycrostachys cinérea; herbazales de Piper aduncum o helechales de Dicranopteris pectinata o Pteridiun aquilinum. También hay que tener en cuenta que frecuentemente dichas especies están protegiendo el suelo de forma eficiente y su eliminación brusca lo deja a merced de la erosión. En ese caso la restauración tendría consecuencias inversas y desastrosas; por tanto, la sustitución debe ser paulatina y a relativamente largo plazo. En algunas condiciones, sobre todo en las pendientes inclinadas, pudieran utilizarse fajas progresivas, grupos u otra organización similar.

Restauración. La restauración es un proceso complejo, en el que hay que observar las indicaciones de estudio expuestas anteriormente. La metodología puede encontrarse en el documento preparado por Matos y Ballate (2006), teniendo en cuenta las indicaciones de Ribeiro et al. (2009).

En muchas ocasiones el suelo está muy deteriorado por la erosión, se han perdido los horizontes superiores del suelo y solo quedan partes del horizonte B y en ocasiones del C, generalmente hay cárcavas. En ese caso es necesaria una restauración paulatina, por etapas (teniendo en cuenta los grupos ecológicos de sucesión), ya que es preciso primero mejorar las condiciones del edafotopo y de la composición florística hasta llegar (a largo plazo) al bosque meta, que debe ser de una composición diversa, en concordancia con el tipo de bosque deseado (protección, producción). Importante en la definición de la composición florística de las etapas es la altitud y las condiciones edafoclimáticas; por encima de los 500 a 700 m snm se puede utilizar inicialmente el pino de la maestra (Pinus maestrensis), hasta que el mejoramiento de las condiciones edáficas y la cobertura permitan la introducción de las restauradoras en concordancia con el piso cliserial y el sitio correspondiente (Reyes, 2016). En la parte baja es necesario utilizar latifolias pioneras en la primera etapa, hasta que el mejoramiento expuesto permita utilizar dichas restauradoras. Hay que tener en cuenta la posibilidad de localizar áreas con entrada de propágulos de los alrededores, lo que permitiría el desarrollo de un proceso de sucesión localizado, que habría que aprovechar al máximo, diferenciando por partes los tratamientos silvícolas futuros.

DISCUSIÓN

La posición geográfica de la Sierra Maestra, alrededor de los 20 grados (característicamente tropical), les proporciona a estos terrenos una situación determinada respecto a la posición solar en las diferentes estaciones. Durante la mayor parte del año (excepto julio y agosto) la declinación del sol proporciona a la vertiente sur mayor energía calorífica, lo que determina que la norte sea más húmeda y fresca; esto influye naturalmente en la economía hídrica del ecótopo. Ello se acentúa por la basculación de dicha sierra producto de los movimientos orogénicos, que deforman las rocas de Sur a Norte con mayor intensidad (Rojas-Agramonte et al., 2006). Esto determina que su vertiente sur tenga mayor inclinación general. Además, la mayor extensión de su territorio tiene una dirección más o menos latitudinal y una relativamente pequeña distribución longitudinal; ello indica que en toda su extensión la influencia de la actividad solar y de los vientos alisios del noreste sea aproximadamente similar.

El relieve donde se desarrollan los bosques de la Sierra Maestra es generalmente abrupto, con pendientes de 30 o más grados. Por ello la escorrentía es elevada, lo que provoca poca infiltración y una erosión acelerada cuando el suelo carece de una vegetación densa. Según Renda (2013) en los pastizales situados en pendientes de más de 20 grados el sobrepastoreo y la degradación del suelo provocan un aumento del escurrimiento 40 veces mayor que en aquellos localizados en lugares con menos de 10 grados. Importante es también el tipo de cultivo al que son sometidas estas laderas; en el cultivo de yuca, el coeficiente de escurrimiento es 95 veces mayor que en un bosque latifolio, por lo cual en este último la erosión se reduce 417 veces respecto al primero; a su vez, en los cultivos agrícolas la erosión se multiplica por 85 comparados con un bosque de pinos (Renda, 2013).

Hay que tener en cuenta que, debido a las lluvias frecuentes en su mayor parte y temperaturas favorables para la meteorización, el perfil del suelo está frecuentemente muy meteorizado, a veces con varios metros de espesor. Por ello, la lixiviación es elevada y los suelos son altamente oligotróficos. En las partes altas estos suelos son principalmente alíticos / ferralíticos, de ácidos a muy ácidos, con una capacidad de intercambio catiónico (CIC, Valor de T) de cerca de 10 cmol (+).kg-1y un contenido de bases cambiables (CCB, Valor de S) de alrededor de 2 a 3 cmol (+).kg-1 o menos (Renda, 1989; Renda et al., 1981a,b). En las zonas bajas generalmente aumenta la riqueza en nutrientes, aunque disminuye la profundidad efectiva.

Con la altitud disminuye la temperatura, la evaporación y la insolación relativa; a su vez, aumenta la humedad relativa y la precipitación (Montenegro 1991a, b, c). Asimismo, hay grandes diferencias en los nutrientes del suelo. Ello tiene como consecuencia una gran diversidad florística y de vegetación, así como en su funcionamiento ecológico. Los bosques que se desarrollan a altitudes de 800 m snm o más son frecuentemente influenciados por nieblas y nubes bajas orográficas, precipitaciones horizontales o sombra húmeda (Montenegro, 1990), que provocan un régimen hidrológico favorable. Ello tiene una gran influencia sobre el proceso de transpiración y la economía del agua en las plantas. Por ello se coincide con el Instituto de Ecología y Sistemática (IES) y el Programa para el desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) (2016) en que todas estas áreas deben ser protegidas. Una proposición semejante para las zonas sobre 1 000 m snm fue realizada por Álvarez y Mercadet (2012, 2015) debido al peligro de su afectación por el cambio climático.

Los bosques de la Sierra Maestra pueden considerarse como relativamente ricos en especies, aunque en menor grado que los sudaméricanos (Gentry, 1982). Tienen también en la parte alta de la sierra una estera radical considerable, donde se produce parte (ocasionalmente toda) de la recirculación de nutrientes del ecosistema (Herrera y Rodríguez, 1988; Reyes y Acosta, 2005a,b; Reyes y Fornaris, 2011). Esta estrategia tropical depende de una diversidad de factores ecológicos (Reyes y Fornaris, 2011), aunque los principales son la oligotrofia del suelo y la humedad. Por el contrario, la estrategia de alimentación del bosque solo a través del suelo se observa fundamentalmente en los pinares, así como en bosques latifolios submontanos y costeros (Reyes y Acosta, 2003, 2004).

Como cuestión importante hay que destacar que la erosión, además de producir la pérdida de la masa de suelo con más nutrientes, materia orgánica, biota edáfica, textura y estructura más evolucionada y el agua utilizable también origina un aumento de la rocosidad, pedregosidad y del escurrimiento de las aguas pluviales, lo que limita su vez la infiltración. Todo ello tiene como consecuencia una pérdida de productividad al restringir el área física utilizable (profundidad efectiva) para el enraizamiento, la toma de los nutrientes y el agua; lo que coincide con Suárez et al. (2014) de que los suelos de la sierra tienen actualmente un 50 % de su productividad potencial. Por ello hay que fortalecer en la práctica y en la enseñanza las medidas de su conservación.

Respecto a los métodos de rehabilitación o de restauración, se coincide con Álvarez (2000) en que se utilizan sistemas silvícolas diferentes de acuerdo con: tipo de bosque (incluye estadios de degradación), comunidades vegetales, características, productividad de los ecotopos y los propósitos económicos y ambientales. También hay que tener en cuenta que la selección de las especies debe ser muy cuidadosa, depende principalmente del tipo de selección (Gliessman, 2002), del ecotopo (piso cliserial, condiciones locales, suelo) y del objetivo del bosque meta (protección, producción), entre otros.

CONCLUSIONES

Se exponen las principales características y estrategias ecológicas de los bosques de la Sierra Maestra, así como los principios para su rehabilitación o su restauración.

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