Editorial
E-learning y personas mayores: una nueva brecha digital
E-learning and the elderly: a new digital divide
A una edad en la que se tiene una considerable comprensión de la vida, y por los cual es posible ver los cambios del día a día con una mirada más tranquila y altruista, gracias a la experiencia y a los saberes adquiridos, la persona mayor puede ser un aporte a la sociedad y a sus cercanos, así como ayudarse a sí mismo, a través de su forma de aprender y aplicar este conocimiento. Y si bien, más que en ningún momento en la historia del hombre, hoy es posible obtener enormes volúmenes de contenidos, debido al avance de la digitalización, en su generalidad, las personas mayores están lejos de alcanzar ese logro.
En todo el mundo la nueva realidad excluyó doblemente a las personas mayores: primero fueron excluidas de las actividades sociales físicas, por el riesgo a contraer el coronavirus; y segundo, fueron excluidas de las actividades digitales, actividades que, a medida que la nueva realidad se mantenía, aumentaban crecientemente. Desde sistemas de video conferencia para trabajar en casa hasta telemedicina veterinaria para nuestros animales de compañía, pasando por empresas de entrega de productos alimenticios básicos y de servicios de entretención, los servicios digitales se posicionaron globalmente. Si bien algunos adultos pudieron integrarse a algunas actividades apoyadas por servicios digitales, principalmente para mantener el contacto con sus seres queridos, muchos de ellos aún están excluidos. Y lo que es más asombroso, dada su historia personal, muchos de ellos no se han dado cuenta de esta exclusión.
Los sistemas e-learning están dentro de los servicios digitales, donde existe una importante brecha de adopción entre las personas mayores y el resto de la población. Esta realidad contrasta con los beneficios que dichas tecnologías poseen para el aprendizaje de este grupo etario. Por ejemplo, la diversidad de contenidos de los servicios e-learning permite ampliar las opciones de aprender del adulto; asimismo, la flexibilidad de estos servicios calza con sus necesidades económicas y de duración del proceso de aprendizaje; y, por otra parte, su interactividad permite que el adulto se involucre más que en ambientes tradicionales, como manuales y libros, y en esa misma línea, la personalización del sistema puede proporcionar una experiencia más satisfactoria, ajustando la secuencia de contenidos, lectura automática de textos, tamaños de las letras, entre otras características de personalización. Sin embargo, los estudios científicos sobre cómo esta población adopta las tecnologías digitales, y qué factores le motivan su uso, son recientes y los datos asociados al fenómeno escasos. Por tanto, ¿cómo se puede disminuir la brecha digital en e-learning, asociada a las personas mayores en un campo propicio para la investigación?
La literatura apunta a que la adopción tecnológica por personas mayores es heterogénea; es decir, dentro del colectivo de personas mayores existirían segmentos cuya adopción de los servicios digitales es explicada por variables diferentes. Para algunos, los elementos importantes son los normativos, en otros los elementos hedónicos, y quizás, para otros, los utilitarios (P. Ramírez-Correa, Grandón et al., 2019; P. Ramírez-Correa, Mariano-Melo & Alfaro-Pérez, 2019). También la generación, el género y la cultura pueden ser fuentes de esta heterogeneidad; y si bien, las dos últimas variables no se asocian a diferencias en poblaciones jóvenes (Arenas-Gaitán et al., 2011; P. E. Ramírez-Correa, Arenas-Gaitán & Rondán-Cataluña, 2015), estudios del uso de redes sociales por usuarios adultos apuntan hacia ellas (P. E. Ramírez-Correa, Rondán-Cataluña, Arenas-Gaitán, Grandón et al., 2021; Rondán-Cataluña et al., 2020). Finalmente, los estilos de aprendizaje pueden ser una fuente de análisis de esta heterogeneidad (P. E. Ramírez-Correa, Rondan-Cataluña, Arenas-Gaitán y Alfaro-Pérez, 2017).
En este contexto, y dada sus fuertes implicancias sociales, es un deber de la comunidad científica profundizar en modelos que expliquen, considerando su diversidad, los determinantes del uso de e-learning por las personas mayores.
Dentro de las posibles líneas de investigación en esta área de análisis se destacan tres alternativas. Primero, explorar a través de un estudio longitudinal cómo los determinantes del uso de e-learning cambian con el paso de la vida laborar al retiro. Segundo, a través de métodos cualitativos entender qué contenidos de sistemas e-learning son los más demandados por los diversos segmentos de personas mayores. Y tercero, generar sistemas predictivos de la aceptación de sistemas e-learning por parte de personas mayores, a partir de sus respuestas a encuestas rápidas y triangulándolas con medidas de funcionamiento cerebral y fisiológico.