Resumen: El presente estudio analiza los factores que explican el surgimiento y la continuidad en el tiempo de una inusual forma de articulación regional de la movilización ambiental en Chile, que ha tenido lugar a través de la Asociación Regional Ambiental de O’Higgins (ARAO). En el marco de la literatura de movimientos sociales, la investigación respectiva es tratada mediante un estudio de caso que combina de forma original la metodología de rastreo de procesos y la investigación acción participativa (IAP). Los resultados arrojan que la construcción de un nuevo marco de acción colectiva con perspectiva regional y ambiental explica, en primer lugar, el surgimiento de la articulación señalada, mientras que el aprovechamiento estratégico de las oportunidades que brinda el entorno político-institucional a diferentes escalas es factor principal en la explicación de su continuidad. El caso es pionero, pero no aislado, por lo que este estudio puede contribuir a la comprensión de experiencias similares activas en otras regiones del país.
Palabras clave: medioambiente, movimientos sociales, transformaciones socioterritoriales.
Abstract: This study analyzes the factors that explain the emergence and continuity over time of an unusual form of regional articulation of environmental mobilization in Chile, taking place through the O’Higgins Regional Environmental Association (arao). Within the framework of the literature of social movements, the case study combines in an original way process tracking methodology and participatory action research (par). The results show that the construction of a new framework for collective action with a regional and environmental perspective explains, in the first place, the emergence of articulation, while the strategic use of the opportunities offered by the political-institutional environment at different scales explains its continuity. The case is pioneering, but not isolated, so this study can contribute to the understanding of similar experiences present in other regions of the country.
Keywords: environment, social movements, socio-territorial transformations.
Artículos
La articulación regional de la movilización ambiental en Chile: el caso de la Asociación Regional Ambiental de O’Higgins (arao)
Recepción: 14 Junio 2023
Aprobación: 21 Septiembre 2023
Las movilizaciones ambientales han ocupado un lugar central en el proceso político chileno desde principios de la década del 2010. En este periodo, han demostrado tener impacto en procesos políticos en diversos niveles. A escala local o regional, han participado en las dinámicas electorales de algunos territorios (Cortez López, 2019; Delamaza et al., 2023; Valenzuela et al., 2016). A nivel nacional, la movilización contra algunos proyectos mineros o eléctricos ha estado en el origen de importantes cambios de política pública (Allain & Madariaga, 2020; Cortez López & Maillet, 2018; Sepúlveda & Villarroel, 2012). Además, fue un componente importante de la revuelta de 2019 (Carrasco et al., 2022), antesala de un proceso constitucional iniciado en el país el año 2020, en el cual alcanzaron una visibilidad inédita (Rozas-Bugueño et al., 2022).
Si bien la participación de actores del ambientalismo a nivel nacional empieza a ser relativamente conocida (Campos & Larenas, 2012; Madariaga, 2018), las dinámicas subnacionales todavía requieren mayor estudio, en particular para actualizar el conocimiento sobre un fenómeno de articulación regional que se ha empezado a manifestar en los últimos años. Organizaciones como la Red Ambiental del Maule (RAMA), la Asamblea Ambiental del Biobío o la Red Austral de Acción Territorial (AAT – Región de Magallanes), solo para citar algunas de las más visibles, se han consolidado como actores relevantes a escala regional. En este artículo ponemos el foco en la experiencia de la Asociación Regional Ambiental de O’Higgins (ARAO), como una forma de profundizar el conocimiento sobre la articulación regional de la movilización ambiental.
ARAO es una organización ambiental de la Región de O’Higgins cuyo principal propósito es la defensa del agua y los territorios con énfasis regional; está legalmente constituida a partir de julio de 2019, con personalidad jurídica y sin fines de lucro, y su financiamiento proviene de la autogestión y de colaboraciones esporádicas con organizaciones afines. Hasta marzo de 2022, la agrupación se encontraba integrada por 28 personas, adultas y equilibradas en género, principalmente de entre 30 y 40 años, con un núcleo central de 15 integrantes con mayor nivel de involucramiento. Estas personas provenían de las tres provincias de la región, y tenían representación de 14 de las 33 comunas: ocho de la provincia Cachapoal, cuatro de Colchagua y dos de Cardenal Caro.1 Sus integrantes provenían de 17 agrupaciones y/o movimientos locales y provinciales de hecho o legalmente constituidas, en su mayoría conformadas en torno a conflictos socioambientales. También convergen en ARAO diferentes ocupaciones y profesiones de las ciencias sociales y exactas; y, en menor medida, personalidades con trayectoria en la escena política-institucional como candidatos u ocupando cargos. A la fecha de este escrito, dos integrantes de la agrupación ejercían cargos de elección popular regional y nacional (OP6).
Desde su creación a partir de la unión de activistas provenientes de distintas localidades de la región, ARAO se ha constituido como una plataforma de coordinación, acción y difusión frente a los diversos conflictos socioambientales presentes en la región. Por ejemplo, ha prestado apoyo a causas de judicialización; ha desplegado mecanismos de socialización y educación ambiental, como cabildos por el agua, conversatorios, encuentros regionales y diálogos sobre cambio climático; ha establecido relaciones con autoridades de la región o entidades públicas que abordan materias ambientales; y se ha articulado estratégicamente con organizaciones de alcance nacional, como el Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT) y el Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA). Incluso, en 2021, algunos de sus integrantes disputaron cargos de elección popular a nivel municipal, regional y para acceder a la Convención Constitucional.
El intenso despliegue señalado lleva a interrogarse sobre los orígenes y el desarrollo de esta particular experiencia, a partir de la siguiente pregunta de investigación: en el caso de ARAO, ¿cómo se explica el proceso de la articulación regional de la movilización ambiental?
Para responder esta pregunta, nos basamos en la investigación acción participativa (IAP) que realizó uno de los autores, quien pertenece a ARAO. Esta metodología, además de la participación directa en varias etapas del proceso, llevó a la realización de observaciones participantes en 2021 y 2022, que fueron complementadas con revisión de documentos públicos, análisis de las redes sociales de la organización y siete entrevistas. La información recopilada fue analizada mediante un rastreo de procesos cuyo resultado es presentado en este artículo. En particular, se trabajó en torno a tres hipótesis, detalladas más adelante, que consideran la estructura de oportunidad política, el despliegue de nuevos repertorios de acción colectiva y la construcción de marcos cognitivos compartidos como posibles factores explicativos para la creación de la organización, y su desarrollo hasta el plebiscito de salida del proceso constituyente de 2022, que marca un hito en la dinámica política nacional.
Este estudio de caso contribuye al conocimiento que tenemos de conflictos socioambientales que ya se han proyectado más allá de sus territorios de origen (Maillet et al., 2021; Vanhulst et al., 2022) y al estudio de los procesos políticos regionales en Chile (Delamaza et al., 2012), sobre los cuales existe escasa fuente académica. Como estudio exploratorio, podría constituirse en una base para la comprensión de experiencias similares en otras regiones del país, y así hasta incluir el fenómeno más general de la politización de los asuntos ambientales y regionales.
Luego de esta introducción, presentamos los planteamientos teóricos que sustentan el estudio, y particularmente las tres hipótesis. Posteriormente, detallamos la metodología de la investigación, la cual se basa en un diseño de estudio de caso complementado con la técnica de rastreo de proceso y técnicas de levantamiento de información basadas en la IAP. Luego se analiza el proceso mediante un relato cronológico-analítico sobre el surgimiento y desarrollo de ARAO como muestra de la articulación regional de la movilización. Examinamos las hipótesis de investigación, y finalmente presentamos los resultados relativos al proceso en general. En conclusión, reflexionamos sobre las perspectivas para la movilización ambiental, en el contexto político del rechazo a la propuesta de la Convención Constitucional que llevó a muchas organizaciones y activistas a volcarse hacia los territorios.
Dar cuenta de este particular proceso de articulación regional de la movilización ambiental requiere, en primer lugar, una reflexión sobre la organización de la movilización social. En efecto, la organización de la acción colectiva, por medio de actividades instrumentales y de la coordinación de esfuerzos, puede resultar fundamental para el éxito de sus propósitos (McAdam & Scott, 2005). La necesidad de organización en los movimientos puede darse tras la formación de redes e interacciones entre personas y/o grupos, en el marco de intereses, identidad y/o ideología compartidas, y la aparición de causas comunes que requieren de articulación y coordinación. Frente a esto, resulta crucial la introducción de elementos de organización en el movimiento social para una adecuada coordinación y el éxito de sus propósitos. Así, una unidad constitutiva de los movimientos es la organización del movimiento social (OMS), referida a la unidad organizacional mínima localizada dentro de un movimiento social, la cual se dedica a la identificación formal de objetivos y preferencias del movimiento para lograr un fin común, orientando de esta manera la asignación de los recursos disponibles y la definición de las acciones por ejecutar (Diani, 2015).
Para examinar las organizaciones, la literatura identifica especialmente cuatro dimensiones: la membresía, referida a la definición de criterios para la integración voluntaria e involucramiento de los miembros; la jerarquía, referida a la capacidad de obligar que se cumplan decisiones; las reglas, referidas a las expectativas explícitas sobre acciones y clasificaciones que se deben seguir; y el monitoreo e incentivos, referidos a la observación de los comportamientos individuales y el establecimiento de recompensas y sanciones. La presencia o ausencia de estos elementos pueden estar asociadas a problemas, tensiones y conflictos, y los cambios en su composición pueden ser determinantes respecto a la manera de abordarlos (Den Hond et al., 2015).
Teniendo claro los componentes del fenómeno bajo observación en nuestro caso para dar cuenta de su desarrollo, podemos girar la atención a los posibles factores explicativos. En efecto, esta investigación busca dar cuenta de los factores que explican el surgimiento y continuidad en el tiempo de esta forma de articulación regional de la movilización ambiental. Para esto, consideramos tres posibles explicaciones, que redundan cada una en la formulación de una hipótesis.
La primera, de carácter exógeno a la movilización, se refiere a las oportunidades que puede brindar el entorno político e institucional en el que se desenvuelven las OMS, ya sea para incentivar o desincentivar sus acciones, tales como las instituciones, los actores político-administrativos o las políticas estatales, entre otros (Tarrow, 1997). Estas oportunidades pueden condicionar o moldear la acción colectiva de los movimientos sociales mediante estímulos o restricciones (Amenta & Zylan, 1991), pudiendo potencialmente promover la existencia de la movilización o crear oportunidades (Meyer, 2004; Tarrow, 1997).
La literatura identifica cinco dimensiones de análisis de la estructura de oportunidades políticas, dependiendo de los cambios que estas puedan presentar: 1) la relativa apertura o cierre del sistema político institucionalizado; 2), el grado de estabilidad o inestabilidad de los lineamientos políticos de los gobiernos; 3), la estabilidad de la elite que sustenta el sistema; 4), la disponibilidad y postura estratégica de los aliados potenciales; y 5) la capacidad y propensión represiva del Estado (McAdam et al., 1996; Meyer, 2004; Tarrow, 1997). Otros autores añaden a estas dimensiones la multiplicidad de centros de poder que existen en un contexto, factor relacionado con la división funcional del poder y la descentralización geográfica. En este sentido, la autonomización de actores públicos en distintos niveles puede conducir a la promoción de los propios objetivos y a estimular selectivamente las movilizaciones en los territorios (Amenta & Zylan, 1991).
En síntesis, la hipótesis 1 (H1) para el estudio de caso es la siguiente: El cambio en la estructura de oportunidades políticas facilitó la articulación de la movilización ambiental en la Región de O’Higgins.
Un segundo factor para considerar remite a los repertorios de acción, no solo como una expresión de las actividades de la organización, sino también como un posible determinante de colaboración entre actores. Dentro del repertorio, las tácticas corresponden a acciones de pequeña escala propias de los subobjetivos del movimiento, mientras que la estrategia se refiere a la forma en que el movimiento alcanza sus objetivos (Rossi, 2015). La implementación de tácticas y estrategias suele ser un aspecto conflictivo entre las personas y organizaciones que interactúan, por lo que la asignación de los recursos disponibles para llevarlas a cabo responde a una definición estratégica, en virtud de los límites establecidos o mediante negociaciones sistemáticas entre una multiplicidad de actores presentes en el ámbito organizativo (Diani, 2015). Por ello, el compartir un mismo repertorio puede ser también propicio para la construcción de una organización común.
En consecuencia, formulamos la hipótesis 2 (H2): La puesta en práctica de un nuevo repertorio de acción colectiva facilitó la articulación de la movilización ambiental en la Región de O’Higgins.
De particular interés en la narrativa será la distinción entre tácticas y estrategias de tipo outsider e insider (Donoso, 2017). La primera guarda relación con acciones que desafían a las instituciones existentes, como las manifestaciones callejeras o paralizaciones. La segunda es relativa a las acciones impulsadas desde dentro de las instituciones políticas; por ejemplo, disputando cargos de elección popular, o a través de métodos institucionales, como la movilización legal (Perricone, 2020). Esto hace eco también a la pregunta por la autonomía de las movilizaciones sociales respecto a la política institucional, y los partidos políticos en particular (Bidegain, 2017; Somma & Medel, 2017). La forma de resolver colectivamente estos dilemas es una dimensión importante del proceso de creación y desarrollo de una OMS, lo que es manifiesto en el caso aquí estudiado.
El tercer factor potencialmente explicativo de la articulación regional se relaciona con los marcos de acción colectiva. Estos marcos, que tributan tanto de las interpretaciones individuales como de la construcción colectiva de las OMS, permiten identificar problemas, atribuir culpas, proponer soluciones y crear significados sobre la urgencia y eficacia de la acción colectiva (Somma & Medel, 2017), por lo que inspiran y legitiman las actividades y campañas (Benford & Snow, 2000). Construir un marco de acción colectiva implica un fenómeno procesual –el enmarcamiento o, en inglés, framing–, porque es dinámico, evolutivo y conflictivo, ya que supone interpretaciones que difieren de los marcos existentes o los desafían, sobre todo aquellos de carácter institucional (Benford & Snow, 2000; Somma & Medel, 2017). A su vez, estos procesos fomentan la movilización, ya que las personas tienden a realizar acciones a medida que se acrecienta su percepción de ilegitimidad y vulnerabilidad (McAdam et al., 1996). En concreto, este proceso implica tres partes: un enmarcamiento diagnóstico, donde se identifican los problemas, agravios, y se les atribuye responsables; un enmarcamiento pronóstico, donde se proponen soluciones y líneas de acción; y un enmarcamiento motivacional, que involucra la construcción de vocabulario y explicaciones convincentes para incentivar la acción (Benford & Snow, 2000; Tarrow, 1997).
Forjar una alineación entre marcos ideológicamente congruentes –el proceso llamado frame bridging– es tan dificultoso como relevante para construir una organización y mantenerla en el tiempo (Snow et al., 2018; Van Dyke & Amos, 2017). Este factor explicativo conduce, por lo tanto, a la tercera hipótesis (H3): La construcción de un nuevo marco de acción colectiva facilitó la articulación de la movilización ambiental en la Región de O’Higgins.
La pregunta de investigación planteada es tratada mediante un estudio de caso que combina de forma original la metodología de rastreo de procesos (process tracing), con una investigación acción participativa (IAP).
El estudio de caso comprende desde la iniciativa de crear ARAO a finales de 2018, hasta septiembre de 2022, con el plebiscito de salida, cuyo resultado es un hito para la política nacional, particularmente en relación con el medioambiente y la regionalización. Como estudio de caso, se trata de un “estudio intensivo de una sola unidad, con la meta de generalizar sobre un conjunto mayor de unidades” (Gerring, 2004, p. 79). Para pensar este conjunto mayor –o población–, nos apoyamos en investigaciones que combinen un foco en movilizaciones de carácter regional con otras de índole ambiental que hayan tenido lugar en Chile. Una referencia en este sentido es el estudio de Valenzuela et al. (2016). Sin embargo, sus casos de estudio, en las regiones de Arica, Atacama, Antofagasta, Aysén y Magallanes en la primera mitad de la década 2010, indican un desarrollo muy incipiente de la movilización ambiental de escala regional. Recientemente, Vanhulst et al. (2022) han abordado la movilización ambiental en la Región del Maule, a través del Movimiento Defensa Achibueno Linares y Agrupación Defensa y Conservación Maule, pero apuntan principalmente a las dinámicas de los conflictos, y no tanto a esta proyección a nivel regional.
Más allá de la literatura académica, se han hecho visibles numerosos ejemplos de movilizaciones que combinan un carácter ambiental y uno regional, a veces explícitamente, a veces más bien en su práctica. Además de RAMA o AAT ya mencionadas en la introducción, se puede señalar Defensa Ambiental Región de Coquimbo, Ñuble Libre y la Coordinadora Nahuelbuta Biobío. De tinte más regionalista, pero igualmente con un componente ambiental, destacan la Corporación Aconcagua, en la Región de Valparaíso, o el Movimiento Archipiélago Soberano, en la Región de Los Lagos. Estas organizaciones no han sido objeto de estudio sistemático, según nuestro conocimiento, por lo que la relevancia de nuestro estudio de caso es que puede contribuir al entendimiento de estas formas de organización y proveer un marco analítico para la comprensión de experiencias similares presentes en otras regiones del país.
En cuanto al planteamiento de nuestro estudio, optamos por un rastreo de proceso, método que permite la construcción de narrativas cronológico-analíticas en torno a sucesos históricos (Bril et al., 2017). Para identificar las inferencias causales, combinamos los aspectos teóricos e hipótesis del diseño de la investigación (entrada deductiva) con el levantamiento de los procesos empíricos del caso de estudio (entrada inductiva), permitiendo así la retroalimentación entre las dimensiones teóricas y empíricas de la investigación. El producto de este método es un análisis del rol respectivo de las variables de cada hipótesis para que se produzca el resultado, y una narrativa del proceso, que además se sintetiza en tres figuras.
Los datos que se sistematizan en este rastreo de procesos fueron recolectados a través de la IAP realizada por uno de los autores. La IAP en general apunta a la generación de conocimiento de forma articulada entre los aportes de la ciencia y los saberes populares, y considera la realización de acciones conjuntas que promuevan cambios en la realidad social (Contreras, 2002). En su vocación participativa, la IAP supone una relación de apoyo metodológico a la organización durante la investigación, y no de experticia externa. En efecto, el investigador actúa más bien como un dinamizador y orientador del proceso, el cual se desarrolla en “un espiral de ciclos de planificación, acción, observación sistemática, reflexión y luego una replanificación que da paso a nuevas observaciones y reflexiones” (Krause, 2002, p. 48).
En cuanto al presente estudio, uno de los autores participa en la organización. En esta calidad de integrante, realizó una presentación inicial del proyecto, que consideró su fundamentación, el tiempo de trabajo estimado, la metodología, los colaboradores, la entidad patrocinante y los aportes finales para la academia y la organización misma, y particularmente que contribuya a la movilización ambiental que la agrupación lleva adelante. En concreto, fue comprometido un informe final político-estratégico sobre la agrupación derivado del proceso investigativo, informe que constituyó un insumo para la planificación estratégica del colectivo en los años venideros, en cuanto a organización interna y los procesos de acción e incidencia.
En este contexto, se implementaron cinco técnicas de levantamiento de información en dos etapas, por un periodo de nueve meses, que se extendió entre agosto de 2021 y mayo de 2022. Se procedió a una revisión sistemática de redes sociales del objeto de estudio y al examen de fuentes primarias, tales como el acta de constitución de ARAO, la cuenta pública de ARAO de 2021 y el Petitorio Regional Socioambiental de ARAO de 2022. En una segunda etapa, a partir de una entrada inductiva, se realizaron un taller participativo, observaciones participantes (OP) y entrevistas estructuradas (E).
El taller virtual realizado el 26 de agosto de 2021 a partir de la pregunta general “¿dónde estamos?” fue una instancia para recordar conjuntamente la historia de la organización, con el propósito de analizar el sentido (en cuanto a definiciones estratégicas hasta este momento implícitas) de su trayectoria. Para esto, se elaboró una maqueta de trabajo virtual donde todas las personas asistentes pudieron participar, la cual incluía una tabla para elaborar una línea de tiempo de la organización y sus principales definiciones estratégicas: visión, misión, valores, objetivos estratégicos y líneas de acción. Este paso fue de especial utilidad para la agrupación, porque sirvió para el autoconocimiento y la proyección estratégica de la movilización.
Las observaciones participantes fueron virtuales en su mayoría, en el marco de las restricciones sanitarias de la pandemia; hubo una de carácter cerrado con la directiva de ARAO (OP1), y cinco mensuales de la organización (OP2, OP4, OP5, OP6 y OP7). También, el primer autor asistió y contribuyó en la logística de tres instancias presenciales. Primero, en un encuentro regional constituyente (OP3) realizado en San Fernando, provincia de Colchagua, organizado por ARAO en conjunto con otras colectividades asociadas a la agrupación, y la Universidad de O’Higgins, con una participación de 30 personas de distintas provincias. También, en un acto de campaña en conjunto con MODATIMA Cachapoal realizado en la comuna de Rancagua, provincia de Cachapoal (OP8), con una participación de siete personas. Por último, en la segunda cumbre regional organizada por ARAO y la oficina regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos – INDH (OP9) realizado en San Vicente de Tagua Tagua, provincia de Cachapoal, donde participaron representantes de 23 agrupaciones provenientes de doce comunas de las tres provincias.
Finalmente, siete personas fueron entrevistadas entre noviembre de 2021 y enero de 2022, de manera virtual o presencial. Para favorecer la triangulación, se consideraron tanto personas internas a la organización (cinco entrevistas) como externas, pero vinculadas a la movilización ambiental en la región. Además, fueron considerados los criterios de equilibrio de género (resultando en la aplicación de entrevistas a cuatro mujeres y tres hombres) y de distribución territorial según las provincias (fueron entrevistadas dos personas de Cardenal Caro, dos de Colchagua y tres de Cachapoal).
El material recopilado y analizado según el método de rastreo de procesos es la base para la narrativa que presentamos a continuación.
Durante el segundo quinquenio de la década del 2010, fue notoria la aparición de organizaciones ambientales o territoriales en distintos puntos de la región (E2), al mismo tiempo que una irrupción de conflictividad observable en los datos del Observatorio de Conflictos del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), recabados para el periodo 2009-2019. Es decir, fue una movilización que demoró en aparecer, pero que se manifestó fuertemente. De acuerdo con los datos existentes para el periodo 2016-2019, esta conflictividad se distribuyó en las tres provincias e involucró principalmente a los sectores silvoagropecuario, energético y minero. El conocimiento social confirma la naturaleza de estos datos. En 2021, un activista compartió una columna de opinión para hacer un recorrido espacial de los problemas socioambientales presentes en la región, destacando conflictos con las industrias agrícola, frutícola y vitivinícola, la gran minería del cobre, la transición energética y otros por el agua, principalmente (El Mostrador, 2021).
La aparición de una mayor cantidad de conflictos socioambientales es consistente con la creciente preocupación por los evidentes impactos del cambio climático, especialmente la sequía (E2). Así existieron convocatorias esporádicas entre 2014 y 2018, por ejemplo encuentros regionales por la soberanía alimentaria, una red promotora de la agroecología y el resguardo de semillas tradicionales. Estas situaciones dieron cuenta del potencial movilizador de las causas ambientales en la Región de O’Higgins. Además, a nivel nacional tuvo lugar durante aquella década el robustecimiento de las dos mayores plataformas ambientales de Chile, MAT y MODATIMA (Panez-Pinto et al., 2017). Esto generó un cambio en las estructuras de oportunidades políticas multinivel, porque el proceso señalado reflejaba una apertura para acceder a una mayor cantidad de aliados potenciales.
En este contexto, los conflictos socioambientales en torno a la empresa Agrosuper generaban mayor interés social en comparación con lo ocurrido años anteriores, con diferentes movilizaciones por los impactos de la industria en las comunidades y los territorios en donde se localizan las instalaciones. En diciembre de 2018, dos comunas aledañas de la provincia de Cachapoal, Rengo y Requínoa, simultáneamente eran sede de proyectos de dicha empresa. En este periodo, en una fiesta costumbrista celebrada en la comuna de La Estrella de la provincia de Cardenal Caro, un ambientalista de Rengo coincidió con miembros de una agrupación ambiental de La Estrella, la cual se encontraba en un proceso judicial por un nuevo proyecto expansionista de Agrosuper, con afectaciones socioambientales y al patrimonio local (Vilches, 2019).
La conversación imprevista allí ocurrida dio lugar a un intercambio de relatos sobre las experiencias de movilización que se estaban generando en sus respectivas comunas, y en otras, que tenían lugar sin mayor apoyo y con repertorios de acción autónomos. A raíz de la constatación de las características en común de los conflictos y actos de resistencia, surgió la idea de generar encuentros que superasen la escala local para compartir experiencias y prestarse apoyo mutuo (E1-2). Para esto fueron desplegadas las redes de contacto destinadas a reunir personas de las tres provincias interesadas en la protección de las aguas y los territorios (E124).
En este proceso surgió la idea de conformar una organización regional, sin entrar en mayores detalles aún: “Nació la idea de formar algo a nivel regional que organizara a otras organizaciones que fueran territoriales pero comunales, que fuese este núcleo central para avanzar con más fuerza hacia este objetivo” (E3). Desde ya se logra identificar esfuerzos deliberados destinados a construir un enmarcamiento que cruce lo regional y lo ambiental para resaltar la injusticia que se vive en los territorios. Entre estas vivencias comunes se sitúa precisamente la percepción según la cual en el territorio se privilegian los intereses de la industria en desmedro de las comunidades, no necesariamente de forma directa por parte de las instituciones del Estado, sino mediante la pasividad y permisividad. También, el trabajo que estaba comenzando implicó la formulación de una propuesta para hacer frente a estos desafíos, y ello por medio del empoderamiento de la sociedad civil a través de una articulación regional para incidir en diferentes frentes regionales y locales (E12).
La literatura señala que, precisamente, el proceso de construcción de un marco de acción (framing) fomenta la movilización bajo estas nuevas ideas organizadoras. Así, luego de percibir el potencial de la interconexión entre las comunidades movilizadas, de forma paralela –pero como consecuencia del nuevo marco– comenzó a desplegarse un incipiente, pero renovado, repertorio de tácticas, principalmente outsiders. Este repertorio sobrepasaba la escala local y no tenía mayor planificación estratégica, sino que se desplegaba acorde a las circunstancias y los recursos disponibles (E12). De todas formas, permitió mantener conectadas a las comunidades organizadas a pesar de la distancia, para prestarse mutuo apoyo e intercambiar conocimientos, recursos y experiencias. Por ejemplo, las personas de La Estrella aportaban con medios radiales y sociales para visibilizar lo que ocurría en Rengo y Requínoa con la misma empresa. A su vez, les transferían conocimientos en virtud de su experiencia. En paralelo, distintas agrupaciones ambientales de la región comenzaron a prestar apoyo a la comunidad de La Estrella, en el marco de la judicialización que estaba en curso, para generar presión social en la toma de decisiones de la institucionalidad (taller; E25).
Luego, en marzo de 2019, fue organizado el primer encuentro regional de estas personas en la comuna de Las Cabras de la provincia de Cachapoal. Este lugar es conocido por la activa lucha social desplegada en torno a la protección del bosque nativo, el cual se veía amenazado por los intereses de la empresa agrícola Tralcán y la acción negligente de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) (El Mostrador, 2020). Nuevamente, la instancia sostenía la intención de trabajar en la creación de una identidad común de carácter regional y ambiental. En esta ocasión, se buscó abordar desde un mismo marco las situaciones de tala de bosque nativo con fines agrícolas, tal como ocurre en varias comunas de la región. Los primeros diálogos estuvieron marcados precisamente por la percepción de injusticia ante los agravios de este sector productivo, aunque ampliable a la minería, energía e infraestructura. La percepción se veía agravada por las apreciaciones de un Estado ausente y permisivo. Como resultado, percibían que debían estar organizados entre las comunidades frente a adversarios comunes poderosos, sobre la base de los principios de unidad en la acción, solidaridad y cooperación (taller).
Por lo tanto, un factor crucial para el inicio de la articulación de la movilización ambiental en la región fue el proceso de creación de un marco regional, identificando la situación de injusticia y de vulneración de derechos humanos ambientales en la que se encontraban (enmarcamiento diagnóstico), la propuesta de incipientes líneas de acción individuales y colectivas basadas en la unidad y solidaridad (enmarcamiento pronóstico) y la generación de ideas organizadoras convincentes que incentivaran a la acción colectiva como el mejor camino para alcanzar con éxito los resultados (enmarcamiento motivacional).
Como resultado de esta primera jornada estratégica, surgió el nombre del colectivo, la Asociación Regional Ambiental de O’Higgins (ARAO), constituyéndose como la primera organización ambientalista regional del territorio (taller). En las discusiones para conformar la agrupación, se entendía que “la organización tiene que ser funcional en esos temas, porque son los que más inciden en el fondo al momento de intervenir en la instalación de un proyecto ambiental” (E1). Esta motivación fundamentó el propósito del siguiente encuentro en Rengo, donde 16 miembros provenientes de las tres provincias (entre ellos, personalidades con trayectoria en la escena política-institucional) se reunieron para inscribir legalmente la agrupación y obtener la personalidad jurídica (taller; Facebook de ARAO, 2022; acta de constitución de ARAO). La constitución legal de la agrupación amplía el abanico del repertorio de estrategias, dado que le permite involucrarse en procesos judiciales y administrativos del Estado, por lo que dicho paso era considerado indispensable para tener mayor peso político (E1-2) (Figura 1).
En la etapa de origen, es posible corroborar que principalmente la H3 explica el fenómeno, ya que la construcción de un nuevo marco de acción colectiva fue clave para la articulación regional de la movilización ambiental. En cuanto a la H2, respecto a la implementación de un renovado repertorio de acciones, se evidencia que contribuyó al proceso, pero en menor medida y de forma complementaria a la H3. Es decir, el enmarcamiento regional en torno a una idea organizadora fue la principal propulsora de la articulación, y también la base para la puesta en práctica de renovadas tácticas que superaban la escala local. Respecto a la H1, si bien hubo una lectura de las oportunidades políticas del entorno, estas no fueron determinantes para el origen de la articulación regional. La Figura 2 sintetiza el proceso, con particular énfasis en el enmarcamiento, en sus dimensiones tanto ambiental como regional.
Tras la conformación de la agrupación ARAO, las dinámicas interorganizacionales fueron en aumento y adquiriendo mayor regularidad, constituyéndose como un medio para la implementación de un renovado repertorio de estrategias. Complementariamente, la articulación regional comenzó a adquirir mayor estabilidad tras la incorporación formal de elementos organizacionales, en el contexto de los desafíos y oportunidades propios de la revuelta social, la pandemia y el nuevo ciclo político a nivel local, regional y nacional.
Una vez conformada, la agrupación comenzó a poner en práctica un repertorio de estrategias con un marco regional y ambiental, en el que destaca el trabajo interorganizacional multinivel. Lo primero en realizarse fue la Cumbre Regional por el Agua, poco antes de la revuelta social de octubre de 2019, tras una invitación por parte de la recién instalada oficina regional del INDH para gestionarla (E12). También se organizó de manera autogestionada la primera escuela regional de líderes ambientales (Facebook de ARAO, 2022). Estas actividades contribuyeron al proceso de enmarcamiento de diagnóstico, pronóstico y motivacional, para robustecer los liderazgos ambientales, la comprensión política de las situaciones que suceden en los territorios y la articulación en sí (Figuras 3 y 4).
En ambas actividades participó el MAT. La cumbre les sirvió para promocionar el recién inaugurado proceso de cabildos por el agua que estaban llevando adelante desde el 7 de octubre de 2019. Este proceso tenía por objetivo visibilizar y problematizar sobre la tenencia y gestión del agua, pero, además, en términos estratégicos del movimiento, los cabildos les sirvieron para incluir a nuevos aliados, así como socializar, educar y politizar (Larocque et al., 2021). ARAO se acopló a este proceso, siendo la segunda región que más realizó cabildos ligados al MAT en plena revuelta social, coorganizados con agrupaciones locales de las tres provincias. El proceso culminó con la participación de integrantes de ARAO en un encuentro del MAT (taller; Facebook de ARAO, 2020) (Figura 5).
Aquí se puede advertir el aprovechamiento de las oportunidades políticas del entorno; en este caso, las colaboraciones con el INDH, el MAT y MODATIMA, lo que favoreció que la agrupación forjara vínculos multiniveles y que pudiera insertarse dentro de un espectro más amplio de organizaciones ambientales a nivel nacional. También resultó oportuno para tener a disposición nuevas redes de apoyo, conocimientos y estrategias contingentes. De esta manera, el vínculo con tales estructuras nacionales propició la implementación de un repertorio de acción colectiva con alcance regional y foco ambiental. Además, hizo posible continuar con la evolución de un marco de acción colectiva en estos términos, combinando el atractivo discurso de destacadas personalidades del ambientalismo nacional con una bajada estratégica a los asuntos de la región.
Para concretar lo anterior, fue necesario ampliar el círculo de aliados, a través de los cabildos y su método orientado a la politización (E157). De esta manera, se destaca la capacidad estratégica de ARAO en cuanto a aprovechar las oportunidades del entorno regional. En particular, estas fueron producto de la disponibilidad y postura estratégica de los aliados potenciales y la autonomización de actores públicos, tales como el MAT, MODATIMA y el INDH. El vínculo con la institucionalidad, como un puente para los territorios en conflicto, siempre fue un tema de interés para la agrupación (E1), pero desarrollado a medida que la agrupación avanzaba en su posicionamiento. El inicio de la pandemia marcó un cambio en el repertorio de estrategias de la agrupación, que por cierto generó un declive en la participación y en la regularidad de las acciones (taller). La agrupación desplegó acciones autogestionadas desde la virtualidad (un ciclo de conversatorios) para difundir demandas ambientales de la región en el marco del proceso constituyente. Por ejemplo, el conversatorio sobre monocultivos reunió el testimonio de tres expositores provenientes de diferentes organizaciones, comunas y provincias (Facebook de ARAO, 2022). La actividad les permitió seguir forjando la idea organizadora regional, pero su alcance tuvo menor impacto.
En el marco señalado, ocurrieron tres hitos que evidenciaron las oportunidades existentes en este momento en la institucionalidad, y que revitalizaron la participación afectada por la pandemia. En primer lugar, el conflicto en La Estrella que involucró a Agrosuper fue el primero de la región en ingresar al mapa de conflictos socioambientales del INDH (Facebook de ARAO, 2020) (E126), como resultado de la colaboración inicial de ARAO con este organismo público unos meses antes. Luego, se emitió un histórico dictamen de la Contraloría General de la República para declarar ilegal la autorización de CONAF para talar bosque nativo con fines agrícolas en Las Cabras (Fundación TERRAM, 2020), una victoria para agrupaciones y figuras políticas de la región involucradas y que había inspirado la primera jornada estratégica de ARAO en 2019. Tercero, la agrupación realizó su primera acción judicial para proteger el río Tinguiririca en San Fernando, en donde la Corte emitió un dictamen favorable (Poder Judicial, 2022), reflejando la importancia de contar con personalidad jurídica y el apoyo de figuras políticas (Diario VI Región, 2020). A pesar de estos buenos resultados judiciales obtenidos, un entrevistado señala:
De repente, la vía legal es menos exitosa que la política. Trabajar con la vía política para frenar un proyecto puede ser más eficiente, y creo que la mayoría de los proyectos que conozco se han detenido no por acciones legales, sino por movimientos donde han estado figuras políticas vinculadas. (E2)
Esta lectura de uno de los integrantes de la agrupación no se condice con la literatura sobre movilización legal en Chile, la cual señala que, en general, los recursos ante tribunales constituyen una estrategia residual emprendida tras el fracaso o la imposibilidad de llevar a cabo estrategias alternativas como la protesta o el lobby político (Perricone, 2020). Más bien, el caso ilumina explícitamente el despliegue combinado de tácticas de movilización. En particular, ha sido posible identificar la implementación de un renovado repertorio de estrategias con tácticas a partir de recursos propios y/o provistos por las oportunidades del entorno. Este repertorio de estrategias, precisamente, puede combinar tácticas y estrategias de tipo outsiders e insiders, tal como evidenció el trabajo para el posicionamiento del conflicto de La Estrella en el mapa de conflictos socioambientales del INDH.
Complementariamente, los tres hitos anteriores demostraron el común aprovechamiento de dos oportunidades de las estructuras políticas del entorno. Por un lado, el apoyo de la oficina regional del INDH, en el marco de las potestades del cargo, y el apoyo de figuras políticas de la región, incluso percibiéndose que sin esto no se hubiese logrado el mismo resultado. Por lo tanto, es posible advertir que nuevamente la presencia y postura estratégica de aliados en la elite y la autonomización de actores públicos facilitaron la continuidad de la articulación regional de la movilización ambiental. Además, se advierte que fueron factores externos que modelaron gran parte de la acción colectiva, propiciando la implementación de un renovado repertorio de estrategias.
También, la agrupación fortaleció el involucramiento en diferentes procesos participativos político-institucionales, a propósito de los cambios que favoreció la virtualidad. Varios integrantes se capacitaron en un taller organizado por la dirección regional del Servicio de Evaluación Ambiental para fortalecer las capacidades ciudadanas ante proyectos con impacto ambiental. Esto condujo a que la agrupación solicitara una multiplicidad de procesos de participación ciudadana ante proyectos principalmente fotovoltaicos, en colaboración con otras organizaciones y comunidades (taller; Facebook ARAO, 2022). Además, la agrupación intervino en los procesos participativos de dos políticas regionales que estaban en construcción: el Plan de Acción Regional de Cambio Climático y el Plan Regional de Desarrollo Rural. Aquí es posible advertir más claramente la combinación de tácticas insiders y outsiders, así como la voluntad de enmarcamiento regional y de incidir en materias ligadas al cambio climático.
La problemática de la relación con la institucionalidad se volvió a plantear más adelante, el año 2021, respecto a la posibilidad de que algunos integrantes de la agrupación disputaran cargos de elección popular. Lo anterior, en virtud de que el sistema político se abrió, particularmente para la primera elección de convencionales constituyentes, la cual tuvo disposiciones especiales para la inclusión de candidaturas independientes (Rozas-Bugueño et al., 2022). Esto supuso desafíos importantes para la agrupación en torno a la relación entre movimientos sociales y la política institucional. Anteriormente, el desafío estaba en identificar y aprovechar las oportunidades políticas del entorno en cuanto a aliados en la elite. En esta ocasión, al existir por primera vez como agrupación durante un ciclo eleccionario, se sumó el desafío de definir cuál sería la posición de ARAO ante la posibilidad de representación política de la misma agrupación.
Este proceso generó tensiones dentro de la organización. Las candidaturas de distintos integrantes se levantaron a nivel local, regional y constituyente a título personal, y sin involucrarse la agrupación en este proceso por decisión de la colectividad. Sin embargo, uno de los postulantes utilizó el nombre y la red social de la agrupación con fines políticos personales, generando malestar y la salida de algunos de los integrantes (taller; E123). Aun así, prevaleció la idea según la cual quienquiera accediera a algún cargo público o político fortalecería la red de apoyo (taller, OP6, E1235). Al respecto, uno de los integrantes señaló que “podemos avanzar en la organización de las comunidades […] pero donde se toman las decisiones son a nivel político. Para completar esta red necesitamos a alguien de los nuestros en esos cargos” (E1). Esto consagra un aspecto importante en la agrupación, y es que el repertorio de estrategias debía contemplar también la posibilidad de tácticas insiders relacionadas a la representación política.
Así, en este momento, las estructuras de oportunidades políticas dinamizaron el repertorio de estrategias de la articulación regional, particularmente por la apertura del sistema político institucionalizado y la presencia de potenciales aliados en la elite, en virtud de la inclusión de candidaturas independientes y la efectiva representación de ambientalistas en la Convención Constitucional. También, dada la reciente democratización de los cargos del gobierno regional, se configuró un espacio potencial de representación para la promoción de una agenda regional y ambiental. A ambos espacios, finalmente, dos integrantes de la agrupación lograron acceder por elección popular. Posteriormente, esto condujo a que ARAO coorganizara un encuentro regional constituyente presencial para abordar las perspectivas de la región en un contexto de cambio climático, financiado por el convencional perteneciente a ARAO (OP3) (Figura 6).
De esta manera, es posible corroborar que los cambios en la estructura de oportunidades políticas fueron los principales propulsores en el desarrollo de la articulación regional, facilitando la puesta en práctica de un renovado repertorio de estrategias y el continuo enmarcamiento regional y ambiental. Es decir, la H1 es la que explica principalmente el fenómeno y, si bien se evidencia que las H2 y H3 contribuyeron al proceso, estas fueron complementarias a la primera. La Figura 7 sintetiza el proceso, con particular énfasis en las tácticas y estrategias desplegadas.
En este contexto, si bien los cambios en las estructuras de oportunidades políticas fueron provechosos, también implicaron nuevos desafíos organizacionales, en virtud de la trayectoria y la proyección de la orgánica, así como la identificación de “zonas grises” en la implementación de las tácticas insiders. En particular, las condiciones de las alianzas con autoridades o figuras políticas de la región o el riesgo de asimilación de la agrupación con aquellas candidaturas a cargos públicos iniciadas por algunos de sus integrantes, especialmente de las vinculadas a partidos políticos.
El manejo de las tensiones y desafíos llevó a una consolidación de la organización, que se manifestó en la ratificación de sus lineamientos político-estratégicos orientados al año 2025, los cuales se agregaron a las reglas determinadas por la personalidad jurídica. Aquí destaca la confirmación de su trabajo por la defensa del agua y los territorios con énfasis regional, por medio del establecimiento de redes y mecanismos de transferencia de conocimientos, la educación ambiental y la incidencia político-administrativa. También, relevaron como aliados al MAT, MODATIMA y a toda autoridad con trayectoria de activismo ambiental o que haya evidenciado sensibilidad hacia estos asuntos, como el INDH. En cuanto a la relación con la política institucional, determinaron no forjar vínculos con partidos, y que cualquier integrante que deseara optar a cargos de elección popular contaría con el apoyo de la agrupación durante el proceso de candidatura solo si fuera independiente.
Lo anterior evidencia una consolidación organizacional para articular la movilización ambiental en la región. La formalización de estos elementos organizacionales que guardan relación con parámetros sobre membresía, jerarquía, reglas, y monitoreo e incentivos, confirma la naturaleza de ARAO como una Organización de Movimientos Sociales (OMS). Sin embargo, la agrupación no reemplaza a las organizaciones; al contrario, busca que estas se articulen para propiciar la cooperación y potenciar su trabajo, mientras conduce la conformación de una agenda regional sobre asuntos ambientales. Entonces, ARAO se caracteriza por asumir el doble desafío de resguardar el compromiso de las estructuras organizacionales de nivel local sin alterar su autonomía y trabajo territorial, e impulsar y construir una agenda regional de trabajo cooperativo y coordinado.
Luego, ARAO comenzó un trabajo enfocado en el relacionamiento con autoridades “con perspectiva crítica, pero cooperativa” (OP6). Destacaron las reuniones con autoridades locales y regionales, la participación en la agenda energética del gobierno y la entrega del primer Petitorio Socioambiental Regional a la dirección regional del Ministerio de Medio Ambiente. Este petitorio daba cuenta de una agenda regional y ambiental sólida que interconectaba situaciones ambientales de distintos puntos de la región, en lo que resaltan el aumento explosivo de las parcelaciones y proyectos fotovoltaicos y los conflictos por la agroindustria y monocultivos, principalmente (OP7; Petitorio).
La agrupación también fue parte de la treintena de organizaciones que convocaron a las asambleas informativas nacionales para respaldar el trabajo ambiental de la Convención Constitucional, para posteriormente involucrarse en la campaña “Apruebo por el Agua” (OP8, Instagram de ARAO, 2022). Esta fue la primera circunstancia en que la agrupación logró posicionarse fuera del espacio regional para forjar relaciones interorganizacionales de alcance nacional. Poco tiempo después, una integrante de ARAO expuso en una sesión del Senado sobre los problemas socioambientales derivados de las parcelaciones, como vocera de una coordinadora que reunía a 43 agrupaciones del país (Fundación TERRAM, 2022). Internamente, estas situaciones les permitieron a los integrantes robustecer el sentido de pertenencia y de contribución a los propósitos de la organización; hacia el exterior, favoreció la generación de redes y la presentación de ARAO como un referente de la movilización ambiental en la región (OP6). En estas distintas actividades, la agrupación cumplió un rol principalmente discursivo, con un permanente enmarcamiento regional (Figura 8).
El resultado del plebiscito de salida cerró esta etapa, pero abrió otras nuevas. La agrupación ARAO convocó a un nuevo encuentro regional para analizar el nuevo escenario bajo la pregunta “¿cómo seguimos?”, en el marco de una segunda colaboración con el INDH. Esta instancia fue la de mayor participación respecto a todas las anteriores, donde representantes sociales por provincia expusieron la situación de conflictividad que persiste en los territorios (encuadre de diagnóstico), pero con un mensaje que invitaba a no desprenderse del proceso constituyente ni del trabajo en los territorios (enmarcamiento motivacional) (OP9) (Figura 9).
Si bien ARAO tuvo un importante desarrollo junto con el proceso de la Convención Constitucional (2021-2022), la agrupación continuó con su propósito de potenciar el trabajo territorial y construir una agenda regional, analizando estratégicamente las oportunidades que otorga el nuevo contexto político y social y que puedan ser aprovechadas para los objetivos de la articulación de la movilización en la región. Es reconocible el cansancio frente a un nuevo proceso de similares características, pero ello pareciera volcarse hacia la recuperación del movimiento ambiental chileno para su retorno a la acción colectiva de gran escala.
Con este estudio de caso quisimos dar a conocer, para las ciencias sociales, la experiencia original de la Asociación Regional Ambiental de O’Higgins como articulación de la movilización frente a conflictos ambientales y territoriales. El caso es pionero pero no aislado, dado que el desafío de proyectar las movilizaciones más allá de su origen local ha sido una preocupación constante en las últimas décadas, y que se ve acentuada en el periodo contemporáneo de intensificación del extractivismo (Maillet et al., 2021).
Frente a ciertas limitaciones inherentes a las organizaciones o movimientos locales, particularmente la dificultad de sostener la acción en distintos frentes por períodos largos, los movimientos regionales son una alternativa capaz de articular estas demandas para conducir un doble propósito: potenciar la organización en los conflictos locales y, a la vez, proyectarse en agendas más amplias y en otras escalas. En el caso de ARAO, se plantea también actuar para conectar experiencias que ocurren entre territorios similares para prestarse apoyo y potenciar las luchas, promover la educación cívico-ambiental para generar marcos comunes y acción, consolidar un puente político-administrativo para el posicionamiento de las demandas y conectar con redes de organizaciones más densas, como el MAT o MODATIMA.
Así, ARAO es parte de una forma de organización de movimientos sociales con una clara orientación a la incidencia en la escena política multinivel. Por esto, se forja como una organización regional robusta para relacionarse con diferentes actores político-institucionales y exigir una solución a las situaciones que se visibilizan. En esta línea, la experiencia estudiada tensiona la teoría sobre el creciente fenómeno de autonomización partidaria de los movimientos (Bidegain, 2017; Somma & Medel, 2017), dado que el caso revela que el fenómeno es ambivalente. Por un lado, los cambios positivos en la disponibilidad de recursos políticos, sociales y culturales les ha permitido posicionarse como una vía alternativa para el avance de las demandas –e incluso la representación política–. No obstante, la carencia de recursos económicos, de peso político y de vías institucionales independientes, empuja a seguir consiguiendo apoyo de manera selectiva a través de aliados en la elite política, lo que pone en riesgo la credibilidad y legitimidad de la organización social. La Figura 10 sintetiza cómo el proceso completo transcurre en esta tensión entre la autonomización e inserción.
Participar directamente en la política local o regional y a la vez mantener autonomía es un desafío que otros movimientos están enfrentando, como por ejemplo MODATIMA, en torno a la figura del gobernador de la Región de Valparaíso. Queda por ver si los movimientos son capaces de conciliar las exigencias muchas veces contradictorias de ambos espacios. Por cierto, puede resultar en una tensión creativa que participe de una revitalización de la democracia. Sin embargo, el resultado del plebiscito sobre el texto constitucional preparado por la Convención Constitucional invita a la prudencia en cuanto a los resultados de la participación directa de los movimientos sociales en la política formal. La experiencia de ARAO de colaboraciones puntuales y selectivas podría revelarse más duradera.
Más allá de esta problemática específica, esperamos con este estudio de caso motivar que se realicen más investigaciones sobre los espacios políticos subnacionales, y particularmente regionales. Para avanzar en el conocimiento de las dinámicas políticas en Chile, necesitamos contar con estudios sobre las dinámicas propias de distintos territorios subnacionales, que puedan compararse entre ellos horizontalmente y también analizarse en perspectivas multinivel, indagando en las conexiones más o menos fuertes que puedan existir en la política municipal, regional y nacional, en materias ambientales, como ha sido el objeto aquí, pero no exclusivamente.
Los autores agradecen a las personas que se mostraron disponibles para contribuir con esta investigación. Además, agradecen el apoyo del proyecto Fondecyt “La climatización de las políticas públicas” (ANID (FONDECYT/1220048), del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social COES (ANID/FONDAP/15130009), y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 (ANID/FONDAP/15110009).