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DE COMUNIDAD POLÍTICA A COMUNIDAD IM-POLÍTICA1: EL FIN DEL COMPANY TOWN (TOCOPILLA, CHILE, 1915-1996).

FROM A POLITICAL TO AN IM-POLITICAL COMMUNITY: THE END OF THE COMPANY TOWN (TOCOPILLA, CHILE, 1915-1996).

Damir Galaz Mandakovic
Universidad de Tarapacá, Chile

DE COMUNIDAD POLÍTICA A COMUNIDAD IM-POLÍTICA1: EL FIN DEL COMPANY TOWN (TOCOPILLA, CHILE, 1915-1996).

Urbano, vol. 26, núm. 47, pp. 58-69, 2023

Universidad del Bío-Bío. Departamento de Planificación y Diseño Urbano

Recepción: 27 Mayo 2022

Aprobación: 21 Abril 2023

RESUMEN: A partir de una metodología histórica y antropológica, se describe y analiza un caso de estudio urbano situado en Tocopilla (Chile), ciudad que, por efecto de la industrialización de la mina de Chuquicamata en 1915, a través de The Chile Exploration Company, atestiguó la instalación de una poderosa termoeléctrica que incluyó un Company town, el cual operó con las mismas normas aplicadas en el campamento de Chuquicamata. La termoeléctrica, que fue nacionalizada en 1971 y quedó bajo la gestión de CODELCO, fue privatizada en 1996. Así, la nueva empresa se desligó del rol paternalista y de control obrero y habitacional que ejercía, lo que permitió el surgimiento de un proceso que finiquitó el Company town. Nos interesa caracterizar el tránsito organizacional, material y semántico que se evidenció en dicho campamento desde 1996, entendido como un proceso que se desarrolló en una escena neoliberal y que hemos denominado la transición de una comunidad política hacia una comunidad im- política.

Palabras clave: Company town, minería, generación de eléctrica, tocopilla, im-política.

ABSTRACT: By using a historical and anthropological methodology, this paper describes and analyzes the urban case study of Tocopilla, Chile, a city that, as a result of the industrialization of the Chuquicamata mine in 1915 by The Chile Exploration Company, saw the installation of a powerful thermoelectric power plant that included a Company town, which operated under the same rules as the Chuquicamata camp. The thermoelectric plant, nationalized in 1971, remained under the management of CODELCO, before being privatized in 1996. Thus, the new company dissociated itself from the paternalistic control of workers and their housing, permitting the emergence of a process that brought an end to the Company town. This paper looks to characterize the organizational, material, and semantic transition seen in the settlement since 1996, understood as a process that took place under a neoliberal setting, which the authors have called the transition from a political to an im-political community.

Keywords: Company town, mining, electricity generation, tocopilla, im-politics.

INTRODUCCIÓN

Los procesos mineros en el desierto de Atacama bajo la hegemonía de los sistemas técnicos inaugurados desde 1915 por la familia Guggenheim y sus dos grandes empresas, The Chile Exploration Company (cobre) y Anglo-Chilean Consolidated Nitrate Corporation (salitre), tuvieron como derivación sustantiva un nuevo modo de habitar a través de los Company town. Estos nuevos modos de habitar se atestiguaron en Chuquicamata (mina de cobre), en Tocopilla (termoeléctrica de la mina) y en las Oficinas salitreras del sistema Guggenheim2, tales como María Elena (desde 1926) y Pedro de Valdivia (desde 1931).

Aquellos Company town fueron la expresión de una innovación en la gestión paternal y capitalista que abarcó, además de lo urbano y la materialidad, una impronta política y biológica como una forma de control de la vida en un territorio íntimo o del no- trabajo (Sierra, 1990). Así, el capitalismo minero estadounidense fue construyendo ciudad, paisaje y una nueva sociabilidad en el desierto, sustentándose en una materialidad funcional y por los nuevos parámetros de relación social, lo que devino en una especie de pequeño país dentro de otro (Gutiérrez & Figueroa, 1920; Pérez & Viches, 2014; Weinberg, 2021; Olivares et al., 2022; Galaz-Mandakovic, 2020a; Galaz-Mandakovic & Tapia, 2022; Tapia & Castro, 2022).

En este artículo nos interesa caracterizar un estudio de caso situado en la ciudad de Tocopilla, localidad que, por efecto de la industrialización de la mina de Chuquicamata en 1915 a través de The Chile Exploration Company, atestiguó la instalación de una poderosa termoeléctrica para energizar la mina distante a 140 kilómetros (Galaz-Mandakovic, 2017). La instalación de aquella usina eléctrica incluyó la implementación de un Company town, el cual operó con las mismas normas aplicadas en el campamento de Chuquicamata.

La termoeléctrica de Tocopilla, que fue nacionalizada en 1971 durante el gobierno de Salvador Allende, quedó bajo la gestión de CODELCO y, 25 años más tarde, en 1996, fue finalmente privatizada. Así, la nueva empresa que asumió el control de la energización se desligó del rol paternalista aplicado inicialmente en el Company town. Nos interesa caracterizar la constitución y el tránsito organizacional, material y semántico que se evidenció en dicho campamento, proceso que devino en el finiquito del proyecto político del Company town.

Planteamos como hipótesis que el Company town fue un proyecto ideológico derivado de la gran minería del cobre que buscó constituir una comunidad disciplinada y funcional, pero que, en el marco de la alteración de los regímenes de gestión y en el de una aporía antropológica, el proyecto político habitacional y barrial se disipó y fue la materialidad la que archivó y atestiguó una intervención y agencia social. De ese modo, consideramos que, desde 1996, el Company town transitó desde una comunidad política a una comunidad im-política, esta última expresada en la apertura y derribamiento de los límites y regímenes de identidad (Espósito, 2006).

En este artículo se dará muestras de una transición que surgió con la privatización de la empresa, viendo cómo aquel proceso generó el surgimiento de una realidad que se tornó inaprensible, irrepresentable e indisciplinada al control de sus límites originarios.

MARCO TEÓRICO

EL COMPANY TOWN COMO PROYECTO POLÍTICO

Comprendemos la comunidad política como el proyecto empresarial de una identidad cerrada, absoluta y controlada que va tras la búsqueda de unidad de significado barrial (Gravano, 2009). Sin aquellas estructuras, los proyectos mineros se verían interferidos o perjudicados en su productividad. Consideramos que la política es un intento de domesticación, de producción de una unidad ontológica de sentido, pero que siempre coincide con “su fractura”, con su propio límite: “Convivir no debe ser interpretado como la producción de vida comunitaria, a partir de la existencia de principios en común que identifiquen y determinen una proximidad de fusión entre los individuos” (Gudiño, 2011, p.34).

La construcción de paisajes capitalistas y sobre todo la necesidad de producir y mantener bienes colectivos, requiere la instauración de algún sistema de gobierno, preferiblemente formalizado para constituir un régimen de gestión territorial: “Si no existía previamente un Estado, el capital tendrá que crear algo parecido para facilitar y gestionar sus propias condiciones colectivas de producción y consumo” (Harvey, 2015, p.152). De ese modo, los llamados Company town actuaron como un proyecto urbano que tuvieron como horizonte ideológico una institución sociológica a través de un programa de comunidad que facilitara los procesos de realización laboral y optimización productiva (Harvey, 2015; Le Gouill, 2018). Con tal objetivo, “se reflejan urbanísticamente como una manufactura social orientada a una sola actividad productiva, con lo cual se generaba un grupo social limitado a cualquier otra diversificación urbana” (Olivares et al., 2022).

Fue entonces que se constituyeron como alteridad material, funcional y semiótica a las ciudades históricamente consolidadas, incluyendo la producción “de un conjunto de valores condensados y compartidos” (Gravano, 2009, p.42). En esa producción, los campamentos para obreros y empleados en el desierto de Atacama fueron la cita mejorada a la Cité ouvrière de Francia, de la Colonia Industrial en España, de las villas industriales implementadas en Inglaterra, el Company town Burg en Bayreuth, Lowell, en Massachussets, o el Arbeiten Siedlungen en Alemania. Las nuevas poblaciones mineras establecieron una innovación respecto de los campamentos salitreros del ciclo Shanks (cantón El Toco) porque inauguraron nuevos elementos de gestión de la vida barrial que resultaron más profundos, adicionando como dispositivo un diseño urbano específico y una nueva materialidad que, en este caso, expresaba un temprano racionalismo (Vilches, 2018).

ESTUDIO DE CASO

LA CONSTITUCIÓN MATERIAL DEL COMPANY TOWN EN TOCOPILLA

La implementación del Company town fue un proceso de expansión urbana, con una materialidad y semántica de innovación. El diario La Prensa de Tocopilla comentó en 1928: “Simultáneamente, con el desarrollo de las Plantas industriales, se ha construido en el puerto por la Chile Exploration la hermosísima población obrera de Villa Covadonga (…) dotada de gimnasios, campos de deportes, circo de boxeo, etc.” (La Prensa de Tocopilla, 13 de diciembre 1928). De ese modo, el diario retrataba al campamento emplazado a dos kilómetros al sur de Tocopilla como un proyecto territorial orgánico que se constituyó verdaderamente en una nueva urbe por su extensión, aspecto y por su organización. Sus calles eran espaciosas, en terrenos llanos y homogéneos. Poseía una serie de instalaciones y equipamientos públicos. (Figura 1). El área de la superficie edificada en el Company town de Tocopilla, concluida el 20 de junio de 1925, era de 11.500 m2. En total, el campamento contaba con 190 construcciones destinadas a residencias (AGT, Oficio Nº 285, al señor Gobernador, 12 de noviembre 1927).

Arriba: La usina eléctrica de la mina de Chuquicamata, situada en la bahía Algodonales de Tocopilla (1923). Ambos centros (la termoeléctrica y la mina) fueron vanguardias globales en escala de producción. Abajo: Una sección del Company town, denominada como Villa Americana (1928) junto a sus arboledas y la cotidianeidad de la polución por la combustión de petróleo crudo.
Figura 1:
Arriba: La usina eléctrica de la mina de Chuquicamata, situada en la bahía Algodonales de Tocopilla (1923). Ambos centros (la termoeléctrica y la mina) fueron vanguardias globales en escala de producción. Abajo: Una sección del Company town, denominada como Villa Americana (1928) junto a sus arboledas y la cotidianeidad de la polución por la combustión de petróleo crudo.
Fuente: ACECCh, elaboración del autor.

Al igual que en Chuquicamata, la nueva urbe costera poseía una estratificación en bloques con base en la jerarquía laboral. En este caso, poseía: 2 bloques Tipo C para jefaturas menores; 22 bloques (6 casas cada uno) tipo D para obreros; 1 bloque (staff ) para solteros; Casa de gerencia e inmuebles para administración (Departamento de Bienestar) (Tabla 1). Además, contaba con una Casa de Refrigeración -conocida como Pulpería-, más un hospital, una escuela, balnearios privados, Casa de Recreo para los obreros de Chuquicamata, sedes de club deportivos y sociales, canchas de fútbol, golf, béisbol y tenis, un estadio, un salón de baile con un extenso y bien distribuido sistema de electrificación. Por su parte, los norteamericanos disfrutaban exclusivamente de una piscina ubicada en el sector más alto del barrio. Los hermanos Guggenheim, que eran judíos, instalaron para sus trabajadores una iglesia católica y también una Gruta en donde los residentes visitaban la imagen de la Virgen de Lourdes (Figura 2).

Tabla 1:
Especificaciones del Company town de Tocopilla en 1927.
Especificaciones del Company town de Tocopilla en 1927.
Fuente: AGT. Oficio Nº 285, Al señor Gobernador, Tocopilla, 12 de noviembre de 1927, elaboración del autor.

El inicial Company town de Tocopilla, concluido en junio de 1925. Se aprecian los bloques habitacionales para los obreros y sus familias.
Figura 2:
El inicial Company town de Tocopilla, concluido en junio de 1925. Se aprecian los bloques habitacionales para los obreros y sus familias.
Fuente: ACECCh, elaboración del autor.

El diario La Prensa de Tocopilla comentó que el campamento estaba situado:

En un descampado, entre resecas montañas y los negros peñascales de la costa, los norteamericanos han construido un campamento y colgados de los peñascos, como jaulas de pájaros, las casitas de los jefes de la empresa y un hotel. Las casitas de los obreros con un metro de jardín delante de la fachada en la que trepan enredaderas y a cuyos pies crecen geranios, ponen una nota amable en este hórrido paisaje (La Prensa de Tocopilla, 26 de mayo de 1928).

El campamento tocopillano contaba con un sistema de seguridad policiaco y privado a cargo de watchmen. En el sector conocido como Villa Americana, se instaló una plaza que destacaba por su densa arboleda y decoración exótica para la costa desértica.

En una correspondencia enviada hacia el gobernador, el alcalde tocopillano en 1927 indicó que las poblaciones para obreros que había construido The Chile Exploration Company contaban con los servicios contemplados en el Art. 46, “a que se refiere la circular del Ministerio del Interior, esto es a agua potable, alumbrado eléctrico y desagües higiénicos” (sic) (AGT, Oficio Nº 285, Al señor Gobernador, 12 de noviembre de 1927). Esos datos eran relevantes en comparación con Tocopilla, donde el agua potable era escasa y con muy baja presión, donde no existían en la década de 1920 los desagües, siendo los pozos negros los dispositivos más recurrentes (Figura 3 y Figura 4).

Fragmento de actualización de un levantamiento topográfico del campamento Villa Covadonga y terrenos adyacentes.
Figura 3:
Fragmento de actualización de un levantamiento topográfico del campamento Villa Covadonga y terrenos adyacentes.
Fuente: ACECCh.

Detalles constructivos de las casas del Company town.
Figura 4:
Detalles constructivos de las casas del Company town.
Fuente: ACECCh, 31 de mayo de 1924.

Este nuevo barrio, gracias a sus tecnologías sanitarias y de iluminación, era también una otredad respecto de su materialidad, porque muchas de estas casas eran de hormigón armado con madera entramada, significando una ruptura con la memoria de la arquitectura tocopillana. Las piezas de las casas estaban entabladas con un sistema de aislamiento contra el calor y el frio, con grandes patios cercados. Debemos indicar que en la mayoría de las casas, principalmente las de los obreros, si bien existía el alcantarillado conectado hacia el mar, los baños eran comunitarios.

LA CONSTITUCIÓN ORGANIZACIONAL Y SEMIÓTICA DEL COMPANY TOWN

La conformación del Company town fue la promoción de cierta biopolitización del territorio en cuanto al ordenamiento de los cuerpos, el control de la circulación, a su disposición en el campamento, su disciplina, horarios de movimiento peatonal, reglas higiénicas, prohibición de dipsomanías, espacios para alimentación, recreación, apartamiento por estado civil, por segmento y jerarquía laboral, también por nacionalidad.

Si consideramos las categorías de Augé (2005), este sería un lugar antropológico en la diferenciación con el “espacio”, porque fue una construcción concreta y simbólica que no podría por sí sola dar cuenta de las vicisitudes y de las contradicciones de la vida social (Augé, 2005). En el decir de Gravano (2009), existe la operación de una esceneficidad, o sea, un barrio que aglutina “una problemática” en un propio escenario (Gravano, 2009, p.59). Es decir, la arquitectura y sus barrios estaban densificados semióticamente. La ordenación del territorio tuvo un correlato con el espacio físico, dicha situación permitiría comprender la correlación entre la ubicación en el territorio y su rango laboral3. Como diría Bourdieu, el espacio social es construido de tal modo que los agentes o grupos son distribuidos en él “en función de su posición en las distribuciones estadísticas según los dos principios de diferencias: el capital económico y el capital cultural” (Bourdieu, 2003, p. 30).

En la gestión de este territorio se constituyó una alteridad sígnica (Gravano, 2009), a saber: el indisciplinado, el delincuente, los insanos, los deshigienizados, los ebrios, las prostitutas, etc. Todas estas fueron constituidas como categorías sinonímicas, siendo a la vez consideradas como opuestas y perjudiciales al proyecto de la empresa en caso de entrar a la colonia industrial. Por tal razón, fueron categorizaciones de personas y de actitudes que se transformaron en incompatibles con la comunidad por su supuesta potencia de peligro e indisciplina que, a la postre, significaría un escollo para el proceso capitalista, asumiéndolos, entonces, como vectores de riesgo para la sociedad que proyectó The Chile Exploration Company, en cuanto potencial de degeneración e infección.

Sobre este grupo de personas la coerción fue imperante, por tal razón se aplicó control y exámen sobre las acciones de la vida cotidiana para vigilar y corregir, lo que permitió desarrollar alianzas múltiples y conflictivas, por ejemplo, entre alcaldes, gobernadores, jueces, médicos, carabineros, militares e inspectores. Aquellos agentes imaginaron a los obreros como sujetos excéntricos que lidiaban con una gradación mínima entre normalidad y anormalidad, entre el descontrol y potencia de deseconomía. Por ello, era necesario orientarlos hacia el nuevo centro semántico que representara ser trabajador y habitante de un territorio diseñado desde el exterior de las fronteras nacionales. Agréguese una impronta de adjetivación de indios y comunistas a los obreros conflictivos (Galaz-Mandakovic & Rivera, 2021). En ese contexto, la empresa devino en policía política (Agamben, 2003). El rol del Departamento de Bienestar de la empresa puede ser entendido como policía moral y el afuera del Company town fecundó los respectivos miedos al tratarse de un territorio incontrolado, o supuestamente incontrolado. Surgió la disyunción socioeconómica y laboral donde el Company town fue el territorio de clausura, de la grafía de la segregación y la moralidad respectiva según los parámetros estadounidenses. Fueron estos barrios una máquina de disciplinamiento a nivel laboral, recreacional, formativo, sanitario y moral. Un dispositivo que explicitaba las normas fue el Reglamento para la Habitación Obrera, estatuto que circuló tanto en Chuquicamata como en Tocopilla y que fue celosamente resguardado y citado a la hora de enfrentar algún incumplimiento (AGT, Reglamento para la Habitación Obrera, The Chile Exploration Company, 28 de enero de 1925).

Según lo comentado por Gutiérrez y Figueroa (1920), el racismo fue un eje estructurante:

Harry Guggenheim considera (…) que el obrero chileno era un vagabundo andrajoso, en quien no se podía confiar por su degradación mental y física, que vivía en tugurios (…) expresa que ahora se les estimula a bañarse y lavarse, y a mantener su ropa libre de parásitos. Reconoce la inteligencia innata de los obreros chilenos a quienes llama con el epíteto despectivos de nativos (Gutiérrez y Figueroa, 1920, p.7).

Al analizar este proceso de innovación barrial, se evidencia la inclusión del ejercicio paternal de la compañía, basada sustancialmente en un conjunto de operaciones para la reproducción y control de la vida, el cual se manifestó a través de la cobertura a demandas comunitarias en salud, vivienda, caminos, educación, fomento del deporte, bienestar social y la promoción de una vida barrial saludable. Todo este proceso no tuvo otro fin que moldear a un buen ciudadano; ciudadano que siempre sería bueno cuando fuese un buen trabajador, a saber: puntual, limpio, ordenado, tranquilo, con familia, sumiso, dócil y disciplinado. A través de estos medios, se apostó a la configuración de una etnicidad nueva: el obrero y el empleado que daba su trabajo a los estadounidenses se constituía en recipiente del proyecto para el nuevo modelo étnico de ciudadano disciplinado. Así, en el decir de Nancy (2000), lo político era el espacio de la comunidad, el lugar de una coexistencia específica y común, donde surgía la exclusión y el cierre a los peligros de afuera (Nancy, 2000).

Asimismo, surgieron metáforas de vínculo social que superpusieron realidades hipotéticas, por ejemplo, la noción de que los obreros de la usina eléctrica y de la mina eran la clase alta regional, lo que Eric Hobsbawm (1987) llamó la constitución de una aristocracia obrera. Esto último, en relación con la alteridad, fue una evidente forma de gubernamentalidad porque los propios obreros reprodujeron la discursividad e imaginarios producidos por la empresa, promoviendo la emergencia de una desestructuración de los modos de vida tradicional.

En un plano interno, parafraseando a Nancy (2000), este tipo de comunidad que “esfuérzase en conferir una dudosa naturaleza intersubjetiva, que estaría dotada de la virtud de vincular (…) los unos con los otros” (Nancy, 2000, p. 40), evidenció el surgimiento de una aporía en cuanto a que comunidad sería lo opuesto a lo propio, y que se explica para con la obligación o deber con los otros (Espósito, 2003), donde lo propio de la comunidad es el vacío por efecto de los límites, “la cosa pública es inseparable a la nada” (Espósito, 2003, p. 33). Así, al igual que en Chuquicamata, la existencia de este campamento “generó un gran sentido de pertenencia” (Weinberg, 2021, p.205).

Según Scranton (1984), se revela en estas consideraciones empresariales la idea de una infantilización de los obreros: en los hechos, fueron construidos como personas que requieren cierto pulido y orientación. Sierra (1990) menciona que estos procesos apuestan por el proyecto del obrero soñado, como proyecto del paternalismo industrial, donde el trabajador debe proyectarse a los lugares del no-trabajo, o sea, a los espacios de socialización y reproducción familiar. Es decir, una invención del obrero modelo como programa patronal regeracionista de un hombre nuevo lleno de virtudes sociales y laborales.

El éxito del proceso, por lo tanto, consistiría en la reproducción de cada norma fuera del trabajo, fuera de la industria, es allí, entonces, en donde el programa de largo alcance se manifiesta. Todo comenzaría en la empresa, ahí, en el espacio de producción del habitus del trabajador por medio de disciplinas continuas, es decir, un obrero domiciliado y ubicable, morigerado, con rol familiar y sin vicios (Sierra, 1990).

METODOLOGÍA

Los procesos históricos que relacionan el devenir de la arquitectura, el urbanismo y las gestiones de la masividad articuladas con la minería del cobre en el desierto de Atacama durante el siglo XX, no excluyen adicionar un análisis interdisciplinario desde la antropología política y la propia historia social del extractivismo.

En relación con lo anterior, el presente trabajo consiste en un estudio de caso situado en la ciudad de Tocopilla (Región de Antofagasta), ciudad en donde se implementó una termoeléctrica para energizar la mina de Chuquicamata. Por tal razón, incluyó la construcción de un Company town. Nos interesa analizar el finiquito de aquel proyecto urbano.

El rango temporal que considerado en este estudio va desde el año 1915, época de instauración del proyecto minero, hasta el año 1996, periodo en que surgió el fin del Company town en estudio.

El abordaje en este estudio tiene una metodología historiográfica, por tal razón recurre a una recolección de datos a través del examen de fuentes primarias inéditas (revisión de archivos documentales, revisión de archivos de prensa, planos históricos y archivos fotográficos), que son analizadas desde una perspectiva diacrónica. En términos de hermenéutica, se recurre a marcos teóricos propios de la antropología política, en particular las consideraciones de im-política (Agamben, 2003; Espósito, 2006; Gudiño, 2011).

Se incluye el registro visual de la zona estudiada a través de un trabajo de campo realizado en el ex Company town.

RESULTADOS

FIN DEL COMPANY TOWN: NUEVO CONSORCIO Y NUEVA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL

Una vez que se nacionalizó el cobre en Chile en 1971, CODELCO se hizo cargo integralmente de la mina y de la termoeléctrica con los respectivos Company town de Chuquicamata y Tocopilla, manteniendo la tradición de la jerarquización interna y las diversas semánticas y semióticas propias de la época estadounidense. El campamento tocopillano fue ampliándose, surgiendo la Villa El Cobre y la Villa Carlos Condell en los estertores de la década de 1970 (Galaz-Mandakovic, 2017). No obstante, en 1996 se privatizó la termoeléctrica tocopillana y surgió el menoscabo de los beneficios socioeconómicos que recibían los trabajadores, pero también surgió el fin a la preponderancia de la compañía sobre el Company town. De esta forma, la empresa llamada Electroandina4, se desligó del carácter disciplinario, asistencialista y gestionadora de la vida de los trabajadores que se constituyó en el campamento con la empresa norteamericana y que fue sostenido por CODELCO.

En los hechos cotidianos, la privatización significó el fin de la Pulpería, que se transformó en un supermercado con acceso a todo tipo de público. Los trabajadores y sus familias debieron comprar con dinero en efectivo, ya no con tarjetas, ni vales, ni descuentos por planillas. Además, desapareció el sistema de vigilancia barrial, derivando en el fin de los controles y administraciones sobre las conductas barriales.

A su vez, muchas de las casas del campamento fueron traspasadas a los trabajadores y se permitió la residencia de vecinos no vinculados con la termoeléctrica ante la venta de algunas propiedades y la aparición de los alquileres de los inmuebles.

AGENCIA SOCIAL Y LAS NUEVAS MATERIALIDADES

Un dato importante remite a que las casas pudieron ser intervenidas y ampliadas a modo de desarrollar un proceso de autoconstrucción de habitaciones y espacios residenciales. Esta situación había estado prohibida por la empresa norteamericana, así como también por CODELCO. En ese sentido, la arquitectura funcional (galpones con madera entramada, separaciones con tabiquería, cerchas rectangulares y techos a dos aguas) transitó hacia una arquitectura del bricolaje, con un lenguaje indeterminado, hacia la deshomogeneización del barrio. El barrio comenzó a mostrar nuevos colores, nuevas formas, ampliaciones, una deformación significativa del barrio original, impactando fuertemente en lo visual. Era la deconstrucción del carácter uniforme. Se manifestaba la resistencia a la similitud por efecto de una agencia de los sujetos residentes. La cimentación de antejardines, garajes, rejas, nuevos ventanales, nuevas pinturas, ampliaciones en altura, etc., eran la manifestación de esta postmodernidad material y arquitectónica y la demostración de múltiples singularidades estilísticas.

Al mismo tiempo, en el crucial año 1996 se inauguró por el mismo impulsor de la privatización de la termoeléctrica, el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, una población aledaña al Company town denominada población Padre Alberto Hurtado, la cual fue construida por SERVIU, significando otro proceso de deconstrucción por la llegada de cientos de familias de los estratos socioeconómicos más bajos que rodearon el antiguo campamento de la termoeléctrica (Galaz-Mandakovic, 2013).

Este proceso de conclusión del Company town estaba inmerso en un proceso neoliberal de la economía nacional, lo cual repercutió en una nueva forma de relación capitalista local, surgiendo con ello nuevas fragmentaciones internas en la termoeléctrica expresadas en las reducciones del personal, varias reconversiones internas, y marcado también por una profunda flexibilización de los regímenes de trabajo y la introducción de contratistas y trabajadores subcontratados que recibían menores rentas, siendo muchos de ellos trabajadores de la zona central y sur de Chile.

Los trabajadores que lograron sortear el proceso privatizador pudieron seguir viviendo en el antiguo Company town, pero poco a poco el estatus proyectado por los estadounidenses y mantenido por CODELCO fue desmantelándose. La noción de clase alta poco a poco fue desarmándose cuando, desde 1996, las familias tuvieron que comenzar a pagar con sus propios recursos la electricidad, el teléfono, el agua, costear los estudios universitarios de los hijos, comprar en el supermercado sin mayores privilegios, etc. Entonces, su propia realidad económica fue precarizada por el nuevo proceso surgido por la privatización. (Figura 5 y Figura 6).

Equipamientos originales del Company town comparados con una situación actual. Se visualiza, la pulpería, la gruta y casas del bloque Tipo C y las respectivas intervenciones autoconstructivas una vez que se disipó el control empresarial sobre el campamento.
Figura 5:
Equipamientos originales del Company town comparados con una situación actual. Se visualiza, la pulpería, la gruta y casas del bloque Tipo C y las respectivas intervenciones autoconstructivas una vez que se disipó el control empresarial sobre el campamento.
Fuente: Archivos del autor, elaboración del autor.

Panorámicas comparativas entre los inmuebles y sus barrios originales del Company town de The Chile Exploration y la escena contemporánea que expresa la expansión urbana de Tocopilla, una consecuencia de la disipación del control territorial de la empresa termoeléctricas.
Figura 6:
Panorámicas comparativas entre los inmuebles y sus barrios originales del Company town de The Chile Exploration y la escena contemporánea que expresa la expansión urbana de Tocopilla, una consecuencia de la disipación del control territorial de la empresa termoeléctricas.
Fuente: Archivos del autor, elaboración del autor.

DISCUSIONES

UNA NUEVA SEMÁNTICA: DE COMUNIDAD POLÍTICA A COMUNIDAD IM-POLÍTICA

Como ya hemos explicitado, el campamento de obreros fue la constitución de una comunidad política, en cuanto a que constituyó un cierre identitario, significando la confrontación y expresión de la diferencia con la ciudad histórica. En ese sentido, cuando se diluyó el control disciplinario y comunitario de la empresa, consideramos que surgió el tránsito de una comunidad política a una comunidad im-política (Espósito, 2006). Esto lo decimos porque, al surgir el desarme y el paso a cierta fusión y surgimiento de la heterogeneidad del barrio de la compañía, surgió una exposición a lo diferente, a un devenir de existencias singulares y diversas, un proceso inerradicable que significó la apertura a la alteridad, a una innovación en la convivencia comunitaria. El proceso anterior también puede ser entendido como la irrupción de fragmentos de Tocopilla hacia un sector en donde no existía una diversidad laboral, hacia un sector que estuvo por muchos años clausurado por gestión de una empresa que proyectó la homosociabilidad con una fuerte carga semántica.

En aquel escenario, la compañía apuntó a un convivir bajo los mismos controles, a saber que podemos considerar que convivir es lo inverso porque no es la producción de un cierre político e identitario de la comunidad sobre sí misma, “sino la posibilidad de exponernos y de convivir en la no identificación, en la alteridad y en la constante apertura hacia lo otro” (Gudiño, 2011, p.35).En ese contexto, podemos corroborar que la “real” convivencia comenzó cuando la otredad irrumpió en el antiguo campamento y se desarmó el límite esencialista de lo que significaba para el resto de la población diferente. En ese marco, “lo im-político reposa en la liminariedad instituyente que atraviesa a la interacción entre estas dos dimensiones” (Espósito, 2006, p.14).

Así, el proyecto político coincide con el orden de su fractura, entendiendo que la idea general de la política y también de los culturalistas y esencialistas es ver la diferencia, derivando en discursos de defensa de la identidad para construir órdenes unitarios (Agamben, 2003, p.43). Según Espósito (2006), la comunidad inhibe al sujeto y emerge una des-democratización, ya que obstaculiza la formación de una identidad plena.

Una vez que las normas del Company town se disiparon, surgieron identidades de habitar a través de la agencia material en las viviendas. Con aquellas transformaciones, se tangibiliza la idea de ciudad que, sus espacios públicos y privados “no permanecen estáticos ni inmutables (…) cobran nuevos significados atribuidos por sus propios habitantes” (Fuentes y Cerda, 2020, p.4), tal como ha ocurrido en múltiples contextos. Finalmente, “lo impolítico tiene un carácter especialmente emancipatorio” (Lucero, 2022, p.71), es decir, en lo heteróclito se constituye la efectiva comunidad, surgiendo una dimensión polisémica.

CONCLUSIONES

Podemos afirmar que el desarrollo del capitalismo minero en el norte de Chile no sólo fue una impronta económica, tecnológica y extractiva, sino que también tuvo un fuerte sustrato de ideología y subjetividad política al diseñar nuevos horizontes sociológicos y urbanos.

De ese modo, como hemos señalado, el Company town de Tocopilla devino en su origen en un modo de habitar que auxilió la intensidad de la diferencia, con imágenes sostenidas por los actores” (Gravano, 2009, p.266), del estatus, del clasismo; es decir, una expresión ideologizada de la política de la empresa en su afán disciplinante y de gestión biopolítica del territorio, aquello es lo que hemos denominado comunidad política, la cual estableció una lucha persistente ante las posibilidades de desarme del proyecto, derivando un aborrecimiento a los otros desde una arquitectura específica. Desde los Company town se buscó inhibir el surgimiento de topos de desviación o distopías perjudicantes del desarrollo productivo.

Este proceso de disciplinamiento comenzó a sucumbir desde 1996 por efecto de la privatización de CODELCO, como resultado de las políticas neoliberales de los gobiernos de la Concertación. Fue entonces que, ante dicha privatización, devino un proceso de dislocación y de ruptura paradigmática, tornando imposible las dimensiones estáticas que pretendían estructurar en el barrio la unidad de sentido. Es decir, surgió una nueva materialidad, una intervención heterogénea que desarmó la originalidad barrial, germinando una forma plural de convivencia con una inscripción de lo múltiple.

El fin de la gestión del Company town ofreció una dinámica imposible de ser confinada e irreconciliable con el orden discursivo institucional de la política empresarial originaria, emergiendo un modo de convivencia con ausencia de identidad, no interviniendo en la dispersión ni en lo múltiple. Es allí donde identificamos la comunidad im-política. Según Agamben (2003), una comunidad im-política nunca está definida porque todo está por venir, por ello es infinita, dinámica, se resiste a ser identificada eludiendo toda instancia de representación. Es ahí donde la arquitectura comenzó a archivar las agencias de transformación en manos de los sujetos que modificaron la materialidad o incorporaron otras. Ese mismo carácter o condición de irrepresentabilidad la constituye como el reverso, como la antítesis de los procesos avasalladores de la identidad y los regímenes de verdad que representó el proyecto original de los Company town en el desierto de Atacama.

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Notas

1 Proyecto Fondecyt de Iniciación Nº 11180932 financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), Chile.
2 El sistema Shanks fue un método de elaboración salitre que se caracterizó por la lixiviación de los caliches a altas temperaturas y fue el sistema que determinó a toda una industria del salitre desde la zona de Tarapacá hasta la zona de Taltal, implicando la instauración de grandes plantas elaboradoras con un respectivo campamento de trabajadores. En 1926 surgió el sistema Guggenheim en el Departamento de Tocopilla, familia minera que revolucionó la industria a través de la mecanización y electrificación de todos los procesos de extracción, lixiviación a menor temperatura, una mejor cristalización, traslado y embarque mecánico de los nitratos (Galaz-Mandakovic, 2020 b).
3 Por ejemplo, en el campamento de Chuquicamata vivir a mayor altura geográfica indicaba el rango laboral. Por tanto, las viviendas ubicadas cerca de la denominada Casa 2000 The General Manager House, eran ocupadas por personas importantes para la empresa. Las que se situaban geográficamente más abajo, cerca de la entrada al campamento, eran las destinadas a las jerarquías inferiores dentro de la división del trabajo en la minera. En el caso tocopillano, el gerente (Ingeniero Residente) vivía en la parte más alta de una colina rocosa.
4 La propiedad fue adquirida por Tractebel (Bélgica), Iberdrola (España) y Enagás (Chile). En el año 2000 la firma Iberdrola y ENAGAS vendieron su participación completa a la empresa Tractebel.
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