RESUMEN: Los caminos han comenzado en época reciente a valorarse como un recurso patrimonial que trascienden más allá de considerarse una infraestructura vinculada a la antropización del territorio. Actualmente, son escasas las propuestas metodológicas para su caracterización patrimonial. Por ello, este artículo muestra el diseño y aplicación de una metodología interdisciplinar apoyada en la Etnografía Virtual y basada en un análisis histórico-cartográfico que permite registrar y categorizar tipologías de representación asociadas a la evolución de los caminos. Se toma como caso de estudio la región lacustre de Pátzcuaro, en México. El análisis histórico-cartográfico a través de la etnografía virtual permite identificar tipologías de representación asociadas no solo a la evolución histórica de los caminos, sino que también de su vínculo con la antropización del entorno lacustre. Al llegar al periodo contemporáneo, la cartografía muestra los caminos como una mera infraestructura y visibiliza a los pueblos lacustres como piezas separadas en torno al turismo cultural. Con la aplicación de esta metodología, se confirma que la cartografía es una herramienta estratégica y que su evolución ha permitido establecer que, históricamente, los caminos han sido un eje vertebrador en la ordenación y el desarrollo del este territorio en distintos procesos históricos. Su vigencia es reflejo de que esta región se mantenga vigente, dada su actual transferencia al turismo cultural. Es importante visibilizar que son todas estas poblaciones en su conjunto las que le confieren una identidad cultural a la región lacustre y que los caminos son el medio que ha permitido que este territorio evolucione históricamente de acuerdo con la necesidad de sus poblaciones, situación que justifica su consideración como corredor patrimonial.
Palabras clave: Cartografía histórica, etnografía virtual, infraestructura vial, corredor patrimonial, cultura Purépecha, pueblos mágicos.
ABSTRACT: Roads have recently begun to be valued as a heritage resource that transcends being considered solely as an infrastructure linked to the anthropization of the territory. Currently, there are few methodological proposals for their heritage characterization. Therefore, this article shows the design and application of an interdisciplinary methodology supported by Virtual Ethnography and based on a historical-cartographic analysis that allows recording and categorizing representation typologies associated with the evolution of roads. The lake region of Patzcuaro, Mexico, is taken as a case study. Its historical-cartographic analysis through virtual ethnography allows identifying typologies of representation associated not only with the historical evolution of roads but also with their ties to the anthropization of the lake setting. The cartography, in the contemporary period, shows roads as a mere infrastructure and makes the lake villages visible as separate pieces for cultural tourism. With the application of this methodology, it is confirmed that cartography is a strategic tool and that its evolution has made it possible to establish that, historically, roads have been a backbone in the management and development of this territory in different historical processes. Its validity is a reflection of the fact that this region is still valid, given its current transfer to cultural tourism. It is important to make visible that it is these populations as a whole that confer a cultural identity to the lake region and that the roads are the means that have allowed this territory to evolve historically considering the needs of its population, a situation that justifies its consideration as a heritage corridor.
Keywords: Historical cartography, virtual ethnography, road infrastructure, heritage corridor, Purepecha culture, magic towns.
Artículos
CARACTERIZACIÓN DE LAS TIPOLOGÍAS DE REPRESENTACIÓN A TRAVÉS DE LA ETNOGRAFÍA VIRTUAL1. LOS CAMINOS PURÉPECHA EN LA REGIÓN LACUSTRE DE PÁTZCUARO COMO CORREDOR PATRIMONIAL.
CHARACTERIZATION OF TYPOLOGIES OF REPRESENTATION THROUGH VIRTUAL ETHNOGRAPHY1THE PURÉPECHA ROADS IN THE PATZCUARO LAKE REGION AS A HERITAGE CORRIDOR.
Recepción: 12 Mayo 2022
Aprobación: 15 Mayo 2023
Visibilizar las carreteras como un recurso histórico y patrimonial y no meramente como una infraestructura vinculada a la transformación y a la ordenación del territorio se hace patente en la década de 1980 gracias a las investigaciones de John Brinckerhoff Jackson, quien desde el urbanismo y la ordenación del paisaje, sentó precedentes desde una mirada contemporánea sobre la importancia de visibilizar el paisaje autóctono (Brinckerhoff Jackson, 2010) y al mismo tiempo, caracterizar cómo a través de los caminos se han ordenado los paisajes contemporáneos (Brinckerhoff Jackson, 2011). Sin embargo, estudios interdisciplinares que identifiquen el patrimonio de las carreteras y el valor de esta infraestructura como corredor cultural son actualmente escasos (Loren-Méndez et al., 2016).
La cultura que se asocia a un periodo pasado es un factor exógeno para el desarrollo socioeconómico que se ha generado en torno a estas infraestructuras. Históricamente, los caminos han estado asociados con el transporte y las actividades socioculturales, resultando en muchos casos la construcción de imágenes simbólicas asociadas a la cultura popular y a la consolidación de imaginarios sociales (Payne & Hurt, 2015; Tubadji & Nijkamp, 2018).
En el caso de México, en las últimas dos décadas la región lacustre de Pátzcuaro se ha posicionado como de interés turístico a nivel nacional e internacional. El Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Turismo (SECTUR), ha puesto en marcha estrategias de turismo y protección del patrimonio. La tendencia del turismo cultural lleva a reconocer como importante los recursos que se localizan en los Centros Históricos, situación que invisibiliza recursos que, por su escala o localización, están fuera del núcleo urbano.
El presente estudio se centra en la región lacustre del lago de Pátzcuaro, ubicado en el centro del Estado de Michoacán, México (Figura 1), lugar donde se estableció la cultura Purépecha y, posteriormente en la época de la Colonia, se constituyó la primera capital de la Provincia de Michoacán. Actualmente, los recursos vinculados a la identidad histórica, cultural y natural de esta región han sido puestos en valor por diversas entidades gubernamentales, a fin de promover el turismo cultural en la región (Núñez-Camarena & Ettinger-Mc Enulty, 2020).
La importancia histórica de la región Purépecha está reflejada en códices como Relación de las ceremonias y rrictos y población y gobernación de los Yndios de la provincia de Mechuacan (1540) por fray Jerónimo de Alcalá, o el lienzo de Jucutacato, los cuales se elaboraron entre los siglos XVI-XVIII, así como en cartografía donde se muestra la reordenación del territorio. Con el perfeccionamiento de la técnica cartográfica, a ella se le unen relatos de viaje, los que, en su mayoría, son miradas exógenas que caracterizaban la singularidad de la región. Ejemplo de ello son los trabajos realizados por Alfred Conkling, James Steele (1884), Thomas Janvier (1886), Marie Robinson Wright (1897), Wallace Gillpatrick (1911), Reau Campbell y Hopkinson Smith (1914) (García Sánchez, 2015).
En el primer cuarto del siglo XX, durante la época del Cardenismo (1934-1940), en México se produce el mayor desarrollo carretero, impulsando junto con los Estados Unidos la industria automovilística y el turismo por carretera. Las guías de viaje, los mapas carreteros, junto con las fotografías emitidas en esta época, recomendaban conocer la región de Pátzcuaro con el propósito de disfrutar de la libertad de viajar por automóvil en el México típico (Martínez-Aguilar & Ettinger-Mc enulty, 2021).
En el año 2001, la SECTUR pone en marcha a nivel nacional los Pueblos Mágicos, una estrategia de turismo cultural, siendo Pátzcuaro el primer municipio de Michoacán reconocido con esta etiqueta en 2002. En 2011, la SECTUR Michoacán pone en marcha la Ruta don Vasco, en la cual se incluye la región lacustre como parte de su recorrido, estableciendo una narrativa histórica donde los caminos permitieron evangelizar el territorio (Hiriart Pardo, 2018).
A través de la cartografía turística y el discurso oficial, se promueve visitar Pátzcuaro y Tzintzuntzan como Pueblos Mágicos, mientras que los poblados del entorno aparecen como mera referencia de localización. Los Pueblos Mágicos, como la Ruta Don Vasco, se limitan turísticamente, visibilizando inmuebles que se localizan en el perímetro de los centros históricos, pero negando inconscientemente la existencia y el potencial de recursos que por su escala en el territorio se localizan fuera del perímetro urbano (Núñez- Camarena & Loren-Méndez, 2020).
Esta investigación supone una contribución en la que el análisis histórico-cartográfico, apoyado en la etnografía virtual, permite construir una metodología cualitativa, donde sus resultados pueden ser analizados de forma cuantitativa. El análisis permite no solo identificar las tipologías de representación asociadas a la evolución de los caminos, sino que, además, reconoce el papel cohesionador que éstos han tenido en torno a la identidad de las poblaciones lacustres, pues han evolucionado históricamente junto a los caminos. Desde una mirada contemporánea, los caminos purépechas como resultado de una antropización histórica, es factible se visibilice como corredor patrimonial.
Para definir las tipologías de representación, se toman como referencia investigaciones contemporáneas en las que el viario es caracterizado no como una mera infraestructura, sino como un eje vertebrador de historia y cultura. El corredor de la carretera N-340 como eje histórico del litoral andaluz: metodologías de caracterización y estrategias para su patrimonialización y regeneración sostenible (Loren-Méndez et al., 2016), recoge la manera en la que, a través de estrategias de regeneración sostenible, es posible reconocer en el territorio elementos históricos, culturales y sociales, lo cual permite documentar el patrimonio asociado al desarrollo de corredores históricos (Loren-Méndez et al., 2016).
Los caminos históricos pueden ser visibilizados como corredores patrimoniales, ya que su evolución es resultado de la antropización del territorio, donde las migraciones sociales se adaptan y lo transforman a fin de cubrir sus necesidades básicas (Byrne, 2016). Actualmente, los caminos son recursos vulnerables y sus transformaciones son consecuencia de procesos relacionados con el cambio de uso del suelo. Sin control, estas dinámicas traen consigo la pérdida de valores intangibles de las poblaciones que habitan el territorio (Hoppert et al., 2018; Nogué et al., 2013).
Aproximaciones teóricas coinciden en la importancia de aplicar metodologías interdisciplinarias en la caracterización, análisis e identificación de permanencias históricas, culturales y naturales de un territorio (Alba Dorado, 2019; Fernández Cacho et al., 2021).
La etnografía virtual, en este sentido, se vuelve una herramienta potente, permitiendo reformular el espacio bajo el cual se lleva a cabo la investigación (Suárez-Vergne, 2020). Esto permite ampliar, consolidar y enriquecer la construcción de una base de datos más sólida, entendiendo que la cultura y la comunidad de estudio no son productos directos de un lugar físico ni de una sola percepción histórica, pues esta evoluciona y se perfecciona con el paso del tiempo (Hine, 2004; Suárez-Vergne, 2020).
La consulta de archivos históricos y bibliográficos, que por su longevidad y situación física se localizan en distintos puntos geográficos, constituye una excelente oportunidad de ampliar el campo de interacción entre la producción científica y el entendimiento cultural (Hine, 2004; Mosquera, 2008). Además, permite contextualizar cómo, a lo largo de la historia, una cultura se produce y reproduce mediáticamente a través de la percepción social (Durán Salado & Fernández Cacho, 2020).
La percepción social como instrumento de análisis, por lo tanto, impulsa de manera indirecta una actuación activa por parte del investigador (Bernard & Gravlee, 2014; Caliandro, 2018), discerniendo de los materiales analizados el fenómeno que se quiere estudiar, abstrayendo las tipologías de representación reflejadas en recursos históricos como la cartografía, ya que son reflejo de la identidad colectiva de una región (Noguera, 1995; Pellicer et al., 2013).
Por la importancia histórica, cultural y natural de Pátzcuaro y su entorno, su caracterización ha sido abordada de manera científica en ámbitos interdisciplinares. Desde hace poco más de una década, tras la consolidación del turismo cultural, comienzan a desarrollarse investigaciones que abordan la evolución de este territorio y de su transferencia al turismo. La imagen de la región lacustre como idílica para el descanso ha sido cimentada a lo largo de la historia por la mirada exógena visible en cartografías, narrativas, diarios de viaje y guías turísticas (García Sánchez, 2015). Sin embargo, es durante las primeras décadas del siglo XX , gracias al desarrollo carretero y la llegada del automóvil, que esta región se posiciona turísticamente (Martínez-Aguilar & Ettinger-Mc enulty, 2021). La percepción que el visitante tenía del territorio lacustre se vio condicionada por los imaginarios que el gobierno promovía desde el turismo, haciendo como propios los elementos identitarios de la cultura purépecha, ya que la estética regionalista enmarcaba la postal de lo típico, sumando a ello la carretera como símbolo de modernidad (Ettinger-Mc Enulty, 2018; Jolly, 2018).
Contextualizando la producción científica en torno a la región de Pátzcuaro, podemos referir que el aporte de este artículo versa sobre reconocer permanencias históricas asociadas a la evolución de los caminos y que su reflejo deja de manifiesto su posible reconocimiento como corredor patrimonial.
Para construir la base cartográfica, la etnografía virtual ha permitido consultar 53 archivos de manera presencial y digital, ya que estos se localizan físicamente en siete países distintos (Tabla 1). Ampliar el campo de investigación a través del ámbito virtual permite acceder a recursos cartográficos los que, por su condición física, ya no se permite su consulta. Se obtuvo una muestra de 432 fuentes, analizándose 213, en las cuales aparece representada la región lacustre de Pátzcuaro.
Para definir temáticamente el orden y jerarquía de las tipologías de representación, se consulta la estructura interna del Tesauro del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (en adelante, IAPH) (IAPH, 2019). Su uso se justifica dado que México no contempla un Tesauro que incorpore conceptos del patrimonio nacional. En función de cómo se perciban las tipologías de representación, dependerá la potencia explicativa de la percepción a la hora de identificar, jerarquizar y analizar las permanencias que continúan vigentes en el territorio (Fernández Cacho et al., 2015).
Se establecen tres grandes bloques a partir de los cuales se ordena la cartografía: 1. Fuentes consultadas, 2. Procesos históricos, 3. Bloques temáticos (Tabla 2).
Fuentes consultadas. Las 213 fuentes cartográficas se ordenan cronológicamente, indicando año de elaboración, título de la obra y nombre del autor o agente responsable de su elaboración. El objetivo es registrar y clasificar temáticamente las tipologías de representación, a fin de establecer en qué medida los caminos han evolucionado.
Procesos históricos. En un segundo bloque se establecen cinco procesos históricos: Apropiaciones en el occidente de México (1800 a. C. - 1200 d. C.); Expansión y consolidación del Estado Tarasco (1200 - 1521); Integración y reordenación del territorio colonial (1521 - 1810); Definición del territorio independiente (1810 -1930); De la industrialización a la expansión digital (1930-2020). El objetivo es relacionar cronológicamente la cartografía y la evolución de las tipologías de representación.
Bloques temáticos. Esta es la parte medular de la metodología. Aquí se definen, clasifican y categorizan temáticamente cada una de las tipologías de representación que se encuentran reflejadas en la cartografía. Siguiendo la estructura temática del Tesauro del IAPH, se establecen siete grandes bloques temáticos: 1. Acontecimientos; 2. Actividades; 3. aspectos asociados; 4. Estructuras; 5. Inmuebles; 6. Cultura mexicana y 7. cultura purépecha. Los dos últimos bloques condensan tipologías propias de México.
La metodología permite procesar los resultados obtenidos del análisis histórico-cartográfico y entender cómo evoluciona cada bloque temático en la cartografía. Los resultados se entienden a través de dos lecturas:
Se jerarquiza el peso de cada bloque temático en función del número total de fuentes cartográficas que le han sido asociadas o, por el contrario,
La información se jerarquiza de acuerdo con el número total de tipologías de representación agrupadas en cada bloque temático.
Ambos criterios son válidos para esta investigación, sin embargo, para caracterizar la imagen que proyectan las tipologías de representación asociadas a los caminos, se elige el segundo criterio. Éste se apoya en la hipótesis de que la cartografía muestra elementos que hoy se reconocen como permanencias en el territorio y en algunos casos, refleja recursos que de su existencia solo queda el registro cartográfico.
Para analizar los datos obtenidos, se toma el criterio de jerarquizar los bloques temáticos de acuerdo con el número total de tipologías de representación agrupadas en cada bloque temático. De las 213 fuentes cartográficas, se obtuvieron 5,359 tipologías de representación. Según lo que se puede observar en la Figura 2, el orden es el siguiente: 1,881 corresponde a las actividades; 1,121 a las estructuras; 1,094 a los inmuebles; 1,087 a los aspectos asociados; 83 a la cultura purépecha; 79 a la cultura mexicana, y finalmente, los acontecimientos reflejan 11 tipologías (Tabla 3).
De acuerdo con el objetivo de este artículo se analiza la categoría de inmuebles, ya que, en su estructura interna, los caminos son parte de las redes viarias. En la cartografía, esta infraestructura tiene una importancia de carácter territorial, puesto que su continuidad y evolución muestra un territorio antropizado y con ello, la existencia de recursos históricos asociados a su permanencia. (Loren-Méndez et al., 2016; Rosell et al., 2020).
En la Tabla 4, se muestra la evolución histórica de las redes viarias, siendo los ferrocarriles la tipología que más se representa en la cartografía (201 representaciones). Sin embargo, para nuestro análisis, este recurso no es reflejo fiel de la evolución de los caminos, ya que su presencia corresponde a la cartografía elaborada a finales del siglo XIX, lo que haría que no se visibilizara la evolución de los caminos previo a los ferrocarriles. Las brechas y veredas forman parte del proceso evolutivo de los caminos hasta la llegada de la carretera a la región lacustre de Pátzcuaro.
Como parte de las infraestructuras territoriales, los caminos han tenido una incidencia directa en la transformación y ordenación del territorio. Los resultados expuestos permiten reflexionar sobre la importancia de su evolución en la región lacustre de Pátzcuaro, desde el periodo en que se establece la cultura Purépecha hasta su transferencia contemporánea al turismo cultural.
La evolución cartográfica refleja no solo refleja un mejor conocimiento del territorio por parte de los agentes, ya que son ellos quienes muestran cómo en torno a los caminos se consolidaron inmuebles de ámbito territorial, en este caso sitios de culto, así como asentamientos poblacionales. Bajando la escala de análisis, en torno a los asentamientos se construyeron edificios religiosos, residenciales y dotacionales, así como también de servicio. Socialmente, los caminos han incidido en el desarrollo de actividades socioeconómicas, festivo-ceremoniales y mágico-religiosas.
Durante el proceso histórico Integración y reordenación del territorio colonial (1521 - 1810) se elaboran códices y cartografías a fin de registrar la singularidad de los nuevos territorios y de cómo estos se iban ordenando de acuerdo con la nueva estructura político-territorial. En 1540, el religioso Jerónimo de Alcalá realiza el códice Relación de las ceremonias y rrictos y población y gobernación de los Yndios de la provincia de Mechuacan, en el cual se muestra la disposición de los caminos y la estética de las viviendas lacustres. Actualmente esta tipología de vivienda (la Troje) se encuentra en proceso de rescate, debido a que con el uso de materiales contemporáneos se dejado de lado el uso de esta arquitectura vernácula (Figura 2).
Fray Francisco Ajofrín (1958) en Vista de Pátzcuaro desde la iglesia del Calvario, caracteriza el entorno natural de la cuenca, destacando la topografía del territorio. Los caminos, en particular los que dan acceso a la ciudad, tienen un papel jerárquico. En la Figura 3 se identifican inmuebles como la casa de la Real Aduana, el colegio de San Ignacio y el Convento Agustino, cuyas edificaciones constatan la jerarquía territorial de Pátzcuaro respecto a las demás poblaciones en la región (Figura 3).
En la primera etapa de evangelización, las capillas e iglesias se construyeron en los principales núcleos de población del Estado Tarasco. En 1932, Pedro Beaumont, en Crónicas de Michoacán, indicó que los caminos de la región lacustre eran eje rector del discurso religioso, pues a través de su continuidad, las órdenes se establecían primeramente en Tzintzuntzan, y posteriormente en Pátzcuaro. Este mestizaje cultural trajo consigo nuevos usos y costumbres, los cuales se reflejaban en actividades mágico- religiosas, tal como las prácticas devocionales que se aprecian en la Figura 4.
En el proceso histórico definición del territorio independiente (1810-1930), José Guadalupe Romero elabora en 1865 el Mapa geográfico del Departamento de Michoacán. En este, se observa la región que comunica la zona lacustre de Pátzcuaro con Morelia capital, mostrando la disposición de las redes viarias, lo que evidencia la jerarquía entre brechas, veredas y caminos. Los asentamientos poblacionales que se localizan en torno a los caminos de conexión de la región de Pátzcuaro se diferenciaban de lo urbano rural, así como la existencia de ranchos y haciendas.
De estas dos últimas tipologías de representación, en algunos casos solo queda su registro cartográfico (Figura 5), pues el tiempo las ha derruido.
El propio análisis cartográfico respalda la hipótesis de que, de acuerdo con la época en que se emite cada recurso cartográfico, se prioriza la escala y los recursos que caracterizan el territorio. A finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, la escala urbana tuvo una presencia mayor respecto de la regional o estatal. Los caminos desaparecen visualmente y aparecen indicaciones en dirección a las distintas salidas que tenían los núcleos poblacionales. La escala urbana favoreció la representación del equipamiento e inmuebles con el que contaban los principales centros urbanos y rurales.
Durante el proceso histórico De la industrialización a la expansión digital (1930-2020), el Gobierno del Estado de Michoacán es el agente principal en la elaboración cartográfica de Pátzcuaro y su entorno. En 1895 elabora el Plano de la ciudad de Pátzcuaro (Figura 6). La traza urbana definida desde su refundación se encuentra subdividida (en ese momento histórico) en cuarteles y al interior de cada cuartel se localizan plazas, fuentes y templos. Los hoteles y mesones eran un equipamiento necesario para quienes pernoctaban en el occidente de México, estos se localizaban a la vera del camino principal para entrar a Pátzcuaro, así como en el entorno a las plazas públicas. En la actualidad la mayoría de estos hoteles continúan dando servicio, mientras que los caminos como infraestructura de servicio se convierten en carretera, este proceso comienza durante las primeras décadas del siglo XX.
En 1970 se elabora el Plano de la ciudad de Pátzcuaro, el que poco difiere al del de 1875. Su cambio es resultado del desarrollo urbano en el norte de la ciudad. Entre 1930 y 1940 se construye el camino que sería la nueva entrada a Pátzcuaro, lo cual permitía la llegada de vehículos, principalmente de turistas y foráneos. Este camino provenía de la estación Ibarra y el antiguo camino a la estación se quedó para el paso del tranvía (Figura 7).
Oficialmente este territorio comienza su transferencia al turismo en la década de 1930. En el año 2002, con la incorporación de Pátzcuaro al programa Pueblos Mágicos, la estrategia reestructura la manera de visibilizar el territorio y su patrimonio, separando la región lacustre en piezas individuales y poniendo en valor los centros históricos de los pueblos con esa denominación.
En 2012, la Secretaría de Turismo Michoacán emite mapas y folletos turísticos para promocionar los Pueblos Mágicos del Estado (Figura 8). En el caso de Pátzcuaro, se invita al turista a conocer el patrimonio colonial que existe en la Zona de Monumentos Históricos (centro histórico). Los recursos existentes fuera del perímetro quedan fuera del discurso oficial. Se visibilizan iglesias, así como el equipamiento cultural construido en espacios religioso que dejaron de estar dedicado al culto en la década de 1930. El paisaje urbano es uno de los recursos que se promueve como parte del imaginario del pueblo típico y pintoresco, a ello se le suma la imagen de la mujer purépecha contemporánea.
Este trabajo contribuye a demostrar la necesaria construcción de metodologías interdisciplinarias que permitan caracterizar la antropización histórica de los caminos y su posible reconocimiento como corredor patrimonial. En el caso de la región lacustre de Pátzcuaro, el análisis histórico-cartográfico identificó 1,094 tipologías de representación asociadas a las redes viarias. De ahí que se afirme que permanencias naturales, edificadas y sociales representadas en la cartografía son reflejo de la antropización de este territorio. Quedando el registro desde que se establece la cultura Purépecha y se consolida el Estado Tarasco, hasta llegar al periodo contemporáneo donde comienza la transferencia de este territorio al turismo cultural.
Ha sido determinante identificar cómo, desde la cartografía primigenia, los caminos estuvieron representados, siendo el eje visual desde el cual se construía la imagen que mostraba la singularidad del territorio lacustre y de cómo se iba transformando su entorno. Estrategias turísticas como los Pueblos Mágicos traen consigo una reducción en la escala en la que al turista se le muestra el territorio, invisibilizando recursos históricos que por su dimensión se localizan fuera del entorno urbano. Esto sucede con los caminos.
Las poblaciones en torno al lago de Pátzcuaro son en su conjunto las que por su cultura, identidad e idiosincrasia le han conferido un valor histórico al territorio y no únicamente las poblaciones que ostentan un reconocimiento turístico. Finalmente, en el caso de la región lacustre de Pátzcuaro, los caminos son fiel testimonio de los procesos de antropización que sucedieron en este territorio. La evolución de las tipologías de representación son una muestra de que el trinomio caminos, territorio y población local debe considerarse en su evolución histórica, a fin de generar la oportunidad de que los caminos purépechas puedan reconocerse como un corredor patrimonial.