RESUMEN: El estudio analiza el impacto de las instalaciones militares en Lima Megapolitana en la configuración del espacio físico, simbólico y social de la ciudad. Focalizándose en la Base Aérea Las Palmas y el Complejo Militar de Chorrillos, la investigación examina cómo estos sitios delimitan el espacio urbano y afectan las dinámicas sociales, percepciones simbólicas y las relaciones de poder. Se utilizó un enfoque cualitativo basado en entrevistas semiestructuradas, observación y análisis documental, se explora el papel de las instalaciones militares en la construcción de la identidad urbana, la memoria colectiva y la cohesión comunitaria en la ciudad de Lima. Los hallazgos revelan percepciones diversas: mientras algunos perciben estos espacios como símbolos de protección, estabilidad y orden, otros los ven como agentes de segregación y control. Esta pluralidad de opiniones indica que las instalaciones militares cumplen una función compleja y multifacética en la ciudad, influenciada por el contexto social y cultural de los diferentes grupos involucrados.
Palabras clave: Espacio social, espacio físico, amurallamiento, habitus militar.
ABSTRACT: This study analyzes the impact of military facilities in Megapolitan Lima, considering the city’s physical, symbolic, and social space configuration. This research focuses on the Las Palmas Air Force Base and the Chorrillos Military Base, examining how these sites demarcate the urban space and affect the social dynamics, symbolic perceptions, and power relations. Using a qualitative approach based on semi-structured interviews, observation, and document analysis, the role of military bases is explored in constructing urban identity, collective memory, and community cohesion in Lima. The findings reveal diverse perceptions. While some perceive these spaces as symbols of protection, stability, and order, others see them as agents of segregation and control. This plurality of opinions indicates that the military facilities fulfill a complex, multifaceted role in the city, influenced by the social and cultural context of the different groups involved.
Keywords: Social space, physical space, immured spaces, military habitus.
Artículos
LOS SITIOS MILITARES DE NUESTROS DÍAS: EL ESPACIO SIMBÓLICO MILITAR EN LIMA MEGAPOLITANA, PERÚ1
MILITARY SITES TODAY: THE SYMBOLIC MILITARY SPACE IN MEGAPOLITAN LIMA, PERU
Received: 30 August 2024
Accepted: 09 November 2024
La presencia de instalaciones militares en entornos urbanos ha sido objeto de interés en diversas partes del mundo debido a su significativa influencia en la estructura física, social y simbólica de las ciudades (Bagaeen & Clark, 2016). En Lima Megapolitana, desde mediados del siglo XX, la metrópolis ha experimentado un rápido crecimiento poblacional y una expansión urbana que han contribuido a un desarrollo espacial cada vez más fragmentado. En este contexto, las instalaciones militares, que preceden a la configuración urbana actual, han adquirido una influencia notable en la organización espacial de la ciudad. Un ejemplo de este fenómeno se puede observar en Italia, donde las instalaciones militares desempeñaron un papel fundamental en la transformación urbana durante el proceso de unificación del país. Como destaca Camerin (2022a), en su análisis sobre la reubicación de las instalaciones militares en Milán, estos espacios no sólo modificaron la morfología urbana, sino que también impulsaron el desarrollo económico y social de la ciudad. Este enfoque ilustra cómo la evolución de las instalaciones militares en Italia ha influido en la expansión y planificación urbana, similar a lo que ocurre en Lima, Perú.
A pesar de su prominencia histórica y física en el tejido urbano de Lima, las instalaciones militares se han consolidado como espacios cerrados y restringidos por el uso de muros perimetrales. Dado que los muros y las ciudades han coexistido a lo largo de la historia, es fundamental cuestionar si estos muros protegen o separan. Los muros no sólo representan las pertenencias, sino que también las crean, estructurando intencionadamente las relaciones sociales (Mubi Brighenti & Karrholm, 2019). Esta separación ha dado lugar no solo a la construcción de barreras físicas, sino también a la creación de divisiones simbólicas entre militares y civiles. Jain (2023) destaca que el simbolismo es una parte esencial de la práctica humana, en la que los fenómenos simbólicos no son resultado del entorno material y social en el que se desarrollan, sino que también juegan un papel en la construcción del mismo.
El concepto de instalaciones militares como espacios cerrados ha sido ampliamente estudiado. A nivel internacional, Camerin (2022b) describe estos espacios en Italia como immured spaces, destacando cómo las instalaciones militares, con sus barreras físicas, refuerzan la separación entre la sociedad civil y la esfera militar. Este cerramiento no solamenteo crea una barrera física, sino que también contribuye a la segregación simbólica, moldeando las relaciones sociales y urbanas (Camerin, 2022b). La singularidad de las instalaciones militares en el contexto de Lima, con su intrínseca historia militar y desafíos urbanos contemporáneos, ofrece una oportunidad única para profundizar en estas dinámicas. Aunque se ha abordado la segregación espacial en contextos militares, pocos estudios han analizado cómo estas barreras afectan la identidad y la memoria colectiva en un entorno urbano tan complejo como el de Lima.
El presente estudio se centra en dos casos emblemáticos y adyacentes: la Base Aérea Las Palmas y el Complejo Militar de Chorrillos, ambos ubicados en la ciudad en que se centra el estudio El objetivo principal es analizar cómo el amurallamiento físico y simbólico de las instalaciones militares en Lima Megapolitana contribuye a la configuración del espacio simbólico y examinar la influencia de estos elementos en las relaciones sociales entre militares y civiles, así como en la identidad urbana y la memoria colectiva de la ciudad.
Se plantea como hipótesis que la presencia de instalaciones militares en Lima Megapolitana desempeña un papel significativo en la configuración del entorno urbano, afectando tanto la estructura del espacio físico como las dinámicas sociales y simbólicas, con efectos que varían en función de las percepciones y experiencias de distintos grupos sociales.
Desde el punto de vista teórico, y desde la perspectiva que se aborda en la investigación, se consideran los conceptos claves para la comprensión del espacio simbólico. Wacquant (2023) lo concibe como un entramado de clasificaciones mentales y categorías que orientan la manera en que los individuos y los grupos sociales perciben y entienden el mundo. Este concepto no solo organiza la realidad física, sino que también refleja las jerarquías y distinciones sociales presentes en un contexto determinado. Según Bourdieu (1998), el espacio simbólico se manifiesta y se concreta en el espacio social y físico, influyendo en las interacciones y en las relaciones de poder. En esencia, el espacio simbólico funciona como un mecanismo que mantiene o transforma la realidad social, a través de la categorización de personas, objetos y actividades, siendo esencial en la lucha por establecer y consolidar visiones dominantes del mundo (Wacquant, 2023).
En el entorno de las instalaciones militares, el espacio simbólico se manifiesta por medio de diversas dinámicas sociales y culturales que reflejan las relaciones de poder y control en el contexto urbano. Siguiendo las teorías de Bourdieu (1998), el espacio no es meramente un escenario físico, sino que está impregnado de significados construidos y negociados a través las interacciones sociales.
En el caso de las instalaciones militares, esta construcción simbólica se evidencia en su organización espacial, las prácticas culturales y la representación de la autoridad militar. La disposición de las instalaciones y estructura transmiten jerarquías y exclusiones, convirtiendo la presencia militar en un instrumento de control y vigilancia sobre la población civil, lo que refuerza la idea de seguridad a costa de las libertades individuales. Según Vidal (1997), la fragmentación simbólica, implica la disolución de la identidad de la ciudad y la fragmentación de su representación.
Asimismo, el simbolismo del espacio se refleja en la percepción pública de estos lugares. Para algunos sectores de la población, el entorno puede evocar sentimientos de opresión y temor, mientras que para otros puede representar un símbolo de orden y estabilidad. Este juego de significados genera tensiones, disputas y resistencias en la forma en que diferentes grupos sociales se apropian del espacio urbano, intentando redefinir y resignificar de acuerdo con sus necesidades y experiencias.
El espacio físico se entiende como el entorno construido, resultado de esfuerzos competitivos para adquirir y controlar tanto bienes materiales como ideales. Según Bourdieu (1998), este espacio físico es una manifestación tangible de las relaciones sociales, donde las jerarquías y distinciones presentes en el espacio social se expresan de manera concreta y simbólica. Así, el espacio físico no es simplemente un lugar vacío, sino un escenario formado por acciones y relaciones sociales, que refleja las dinámicas de poder y las desigualdades existentes en la sociedad (Arizaga, 2021).
La fragmentación espacial se refiere a la separación física o ruptura del entorno urbano en fragmentos o partes pequeñas. Esta separación se centra en las barreras físicas, los obstáculos, y los límites que dividen diferentes zonas urbanas (Landman, 2011; Kosak, 2018; Vidal-Koppmann, 2009). Los muros son estructuras que fragmentan y delimitan espacios dentro de los entornos urbanos, con funciones que van desde la protección y seguridad de ciertas áreas hasta la creación de divisiones sociales y políticas. Históricamente los muros han evolucionado de defensas físicas para las ciudades a instrumentos de control social y segregación. Según Mubi Brighenti & Karrholm (2019), los muros urbanos en el contexto de ciudades modernas están estrechamente asociados con la segregación, el control poblacional y la búsqueda de seguridad. Los muros configuran las interacciones sociales al establecer límites tanto visibles como invisibles que afectan el flujo de personas y que en este proceso contribuyen a la creación de distinciones entre lo público y lo privado. Dentro del concepto de “territoriología”, los muros son dispositivos clave en la territorialización del espacio, influyendo en la gobernanza y en las relaciones de poder dentro de las ciudades (Mubi Brighenti & Karrholm, 2019). La ambigüedad y dualidad de los muros para actuar simultáneamente como instrumentos de protección y exclusión, los convierte en elementos fundamentales para entender la complejidad de la vida urbana, ya que no sólo delimitan el espacio físico, sino que también moldean las dinámicas de convivencia y la organización social en las ciudades contemporáneas (Stephenson & Zanotti, 2016).
El espacio social, se refiere a la forma en que se organiza y distribuye la posición de los individuos dentro de una estructura social hierárquica y compleja (Gutiérrez, 2012). Este espacio se conceptualiza como un sistema de posiciones sociales diferenciadas, donde las relaciones de poder y la desigualdad son evidentes (Cerón-Martínez, 2019). Según Bourdieu (1998), el espacio social puede entenderse como un conjunto de campos autónomos que se agrupan o distancian en función de su posesión de diferentes tipos de capital (económico, social, cultural entre otros) (Wacquant, 2017). No es un lugar vacío, ya que se produce y reproduce a través de las interacciones sociales y establece distintos grados de distancia entre las posiciones sociales, las que revelan jerarquías y relaciones de poder. Estas distancias pueden estar materialmente ligadas al entorno físico (espacio físico) y reflejar las clasificaciones mentales que los individuos tienen sobre su entorno (espacio simbólico). Así, el espacio social es un campo de luchas donde la distribución desigual de los capitales determina quiénes se acercan o se alejan de diferentes bienes y oportunidades dentro de la sociedad (Wacquant, 2017). En el contexto de las instalaciones militares, el espacio social se observa claramente en la organización interna de estas instituciones, donde las jerarquías de poder y las relaciones sociales en el ámbito militar definen las posiciones de sus actores (Giddens, 1986). Estas jerarquías influyen también en la forma en que el personal militar interactúa con el entorno civil adyacente, generando distancias simbólicas y sociales que refuerzan su autoridad y posición en el espacio urbano (Bourdieu,1998; Giddens,1986). Además, las comunidades civiles del entorno experimentan diferentes grados de inclusión o exclusión, según cómo perciban y se relacionen con estos espacios militares, lo que evidencia la interconexión entre el espacio social, simbólico y físico. En este sentido, la teoría de los “lazos débiles” de Granovetter (1973) ofrece una perspectiva valiosa para comprender estas interacciones entre los actores. Se sugiere que los vínculos frágiles entre individuos de diferentes grupos sociales, aunque débiles, pueden desempeñar un papel fundamental en la generación de interacciones y el intercambio de información, lo que contribuye a la construcción del capital social (Granovetter 1973).
Los estudios en sociología militar abordan la organización castrense desde dos perspectivas principales (Villanueva, 2022). Una de ellas, desarrollada por Huntington (1981), considera a las fuerzas armadas como una entidad independiente y diferenciada de la sociedad civil, fundamentada en la naturaleza específica de su profesión y su formación en el uso legítimo de la fuerza. Este enfoque se centra en examinar las interacciones y relaciones entre el ámbito civil y militar y será la perspectiva adoptada en esta investigación. Por otro lado, Janowitz (1960), propone una visión diferente, donde los militares son vistos como actores integrados dentro de la sociedad, sin estar separados de las dinámicas y análisis que afectan al conjunto social. Esta visión sugiere que las fuerzas armadas no operan en aislamiento, sino que son una parte activa y participativa de la sociedad en su totalidad (Villanueva, 2022). El ejército peruano ha experimentado dos procesos de transformación, la primera con la llegada de la misión francesa, la que implicó cambios significativos en la cultura organizacional, es decir, cambios en el conjunto de creencias, hábitos, valores, actitudes y tradiciones (Sánchez Velásquez, 2023). Masterson (2001) evidencia el hecho de que los oficiales franceses enviados al Perú tenían una vasta experiencia colonial, la que se vio reflejada en la formación militar en el Perú. Para Toche Medrano (2023) los militares peruanos adoptaron y operaron bajo un sentido paternalista a la población indígena que desde sus inicios fue mellando las relaciones civiles-militares en el país. Escalante (1995) por su parte, afirma que las Fuerzas Armada fueron una creación importada y desconectada de la realidad peruana, las que en cierta manera ha continuado en el tiempo.
El presente estudio analiza dos casos emblemáticos y adyacentes: la Base Aérea Las Palmas (Fuerza Aérea del Perú) y el Complejo Militar de Chorrillos (Ejército del Perú), que encapsulan la complejidad de la relación entre espacio militar y espacio urbano en un contexto histórico, cultural y estratégico. Estos casos ofrecen una comprensión profunda de interacciones y tensiones inherentes de espacios militares en áreas urbanas en crecimiento (Figura 1).
Pertenece a la Fuerza Aérea del Perú (FAP) y está situada en los distritos de Surco y Chorrillos, al sur de Lima. Originalmente, la base fue precedida por el Centro de Aviación de Maranga en 1920, para luego ser trasladada a su ubicación actual en 1922. En el año 1923, fue fundada junto con la Escuela de Aviación Jorge Chávez (Figura 2) (Cárdenas Brou, 2019). La base ocupa una superficie aproximada de 281.22 hectáreas, distribuidas entre ambos distritos.
Geográficamente, limita al norte con la Av. Santiago de Surco, al sur con la Av. El Sol, al este con la Av. Los Próceres y al oeste con la Av. República de Panamá. Su ubicación estratégica dentro de la ciudad, a 72 metros sobre el nivel del mar, sirve como un importante enlace entre Lima y las principales rutas de comunicación hacia el sur del país.
Se encuentra en el distrito de Chorrillos, adyacente a la Base Aérea Las Palmas. Este complejo incluye la Escuela Militar de Chorrillos, el Comando de Educación y Doctrina del Ejército, y la Escuela Técnica del Ejército. Dentro de este complejo, la Escuela Militar de Chorrillos ha sido uno de los pilares fundamentales de la institución militar, fundada el 24 de abril de 1898 durante el gobierno de Nicolás de Piérola. A lo largo de los años, sus funciones y ubicación han experimentado cambios significativos, hasta que en 1945 se dispuso su traslado a su actual sede, junto al Comando de Instrucción y Doctrina del Ejército, en el distrito de Chorrillos. El complejo militar tiene relación con avenidas principales como la Av. Escuela Militar y Avenida Huaylas, que abarcan una superficie aproximada de 190.78 ha.
El amurallamiento y las barreras físicas de ambas instalaciones militares son representativos del control y delimitación que ejercen en el suelo urbano (Figura 3). La Figura 4 destaca el amurallamiento en sus diversas manifestaciones, enfatizando cómo estos elementos actúan como barreras físicas y simbólicas, reforzando la separación entre los espacios militares y civiles.
La investigación aborda una metodología cualitativa, basada en métodos interpretativos para comprender de manera contextual a las personas, grupos y fenómenos. Esta metodología permite explorar cómo los individuos dan significado a sus experiencias, interpretándose a sí mismos, a los demás y a su entorno social (Ravitch & Mittenfelner Carl, 2020). De carácter descriptivo, emplea técnicas que apoyan los objetivos: las entrevistas, captan las percepciones de militares, vecinos y expertos sobre el espacio físico, social y simbólico de las instalaciones militares; la observación, registra interacciones y dinámicas entre el entorno militar y urbano, identificándose patrones complementarios a las entrevistas; y el análisis documental examina documentos históricos y urbanísticos para entender el desarrollo y función de estos espacios en la ciudad y su impacto simbólico actual.
La orientación interpretativa de la investigación se centra en el análisis particular del espacio simbólico de la Base Aérea Las Palmas y el Complejo Militar de Chorrillos, desde la perspectiva de los actores locales para comprender la existencia de una realidad externa e interna que es valiosa para ser analizada. La unidad de análisis está compuesta por actores internos, conformado por el personal militar (3) actores externos conformados por los vecinos del entorno (8) y los expertos del tema (3).
La delimitación del estudio se centra en el entorno inmediato de la instalación militar. La toma de muestras se realizó en el sector del distrito de Surco, específicamente en las urbanizaciones San Roque, San Gavino y La Cruceta, donde predominan viviendas militares y civiles y equipamiento urbano cultural, educativo y comercial. Para organizar y analizar los datos de las entrevistas a los actores se elaboró un mapa que visualiza la estructura de las categorías: espacio físico, social y simbólico, junto a sus respectivas categorías de análisis. La Figura 5 ayuda a identificar relaciones y patrones emergentes en las respuestas de los entrevistados que facilitan el proceso de interpretación de los datos cualitativos.
El rigor científico usado en la presente investigación se basa en la validez interpretativa. La mayoría de los autores concuerdan que es importante que el diseño del estudio de caso se haga teniendo en cuenta el criterio de la triangulación (Stake, 1998). La triangulación es la posibilidad de poder contrastar diferentes fuentes para que la información recolectada o interpretada, sea menos susceptible al error. La calidad de una investigación cualitativa depende del rigor, organización y sistematización con el que se realiza (Izcara, 2009).
La Tabla 1 muestra las percepciones de los actores (expertos, personal militar y vecinos del entorno) sobre el impacto de las instalaciones militares en los espacios físico, simbólico y social. En el espacio físico, se observa que los expertos perciben un impacto moderado en la movilidad y accesibilidad, mientras que el personal militar considera estas restricciones necesarias para la seguridad. Los vecinos, por otro lado, expresan preocupación por las limitaciones de acceso y el ruido. En el espacio simbólico, las instalaciones son vistas por los expertos y el personal militar como símbolos de defensa y soberanía, pero los vecinos tienen opiniones divididas: algunos ven estos lugares como elementos de orgullo histórico, mientras que otros los perciben como excluyentes. En cuanto al espacio social, las percepciones sobre seguridad son mixtas; aunque algunos actores consideran que las instalaciones incrementan la seguridad, otros perciben una falta de interacción comunitaria y sugieren posibles intervenciones para mejorar la relación entre militares y civiles. Esta diversidad de opiniones refleja las tensiones y la complejidad en la integración de las instalaciones militares en el tejido urbano.
La Tabla 2 presenta los resultados obtenidos mediante la observación participante. Se identificaron comunidades cerradas y barreras físicas (amurallamientos) tanto del lado militar como civil, lo que contribuye a una segregación espacial y social en el entorno urbano. En términos de accesibilidad y movilidad, se evidencia una fragmentación del tejido urbano. Simbólicamente, estas instalaciones evocan percepciones de poder y defensa nacional, aunque esta imagen se diluye en la vida cotidiana por la escasa interacción social. La falta de actividades de integración refuerza la indiferencia entre militares y civiles, sugiriendo la necesidad de mejorar la relación y fomentar espacios de encuentro.
La Tabla 3, sintetiza el análisis documental, que aporta un contexto histórico y cultural a la presencia de instalaciones militares en Lima. En el espacio físico, los mapas históricos muestran como la rápida expansión urbana rodeó instalaciones que antes fueron áreas agrícolas. Simbólicamente, documentos como narrativas y fotografías destacan el simbolismo nacional y figuras heroicas. En lo social, archivos evidencian programas de vivienda militar y actividades diseñadas para fortalecer el compromiso dentro de la comunidad militar, más que con la población en general, evidenciándose una integración limitada en el tejido social urbano.
Los resultados de esta investigación revelan percepciones diversas entre los actores sobre el impacto de las instalaciones militares en Lima Megapolitana.
Se observa una tensión entre la percepción de seguridad y las restricciones de accesibilidad. Mientras que el personal militar y algunos expertos consideran que las restricciones físicas son necesarias para mantener el orden y la seguridad, los vecinos, por su parte perciben estas medidas como obstáculos que limitan la integración comunitaria. Este hallazgo coincide con los propuesto por Mubi Brighenti & Karrholm (2019), quienes sugieren que los muros y las barreras físicas en entornos urbanos no sólo cumplen una función de protección, sino que también actúan como dispositivos que refuerzan relaciones de poder y segregación social. En este contexto, los muros o el amurallamiento de las instalaciones militares en Lima Megapolitana tienen una influencia significativa en la organización del espacio urbano circundante. Actúan como dispositivos territorializadores que no solamente delimitan el acceso a diferentes áreas de la ciudad, sino que también afectan las dinámicas sociales al crear una barrera tanto física como psicológica entre “lo civil” y “lo militar”. Estas estructuras visibles e imponentes refuerzan una percepción de inseguridad o control, limitando las posibilidades de interacción y cohesión social entre militares y civiles.
Las percepciones mixtas de los vecinos sobre el caso de estudio, que van desde verlos como símbolos de defensa hasta considerarlos elementos de exclusión, reflejan las tensiones inherentes en el proceso de significación del espacio. Estas percepciones contrastantes evidencian cómo el espacio simbólico es un campo de lucha donde diferentes grupos sociales intentan imponer su visión del mundo (Bourdieu, 1998). Las instalaciones militares, como símbolos de autoridad y poder militar, no sólo refuerzan las jerarquías establecidas, sino que también generan una dualidad de sentimientos entre orgullo y exclusión en la comunidad local. Asimismo, en la identidad y memoria colectiva de la ciudad, la investigación revela una división en la forma en que diferentes grupos sociales se relacionan con estos espacios. Para algunos grupos, como los vecinos que valoran la presencia militar por el sentido de seguridad que brinda, las instalaciones militares son vistos como símbolos de soberanía y defensa nacional. Sin embargo, para otros sectores de la población, especialmente aquellos que residen en áreas del entorno y experimentan restricciones de acceso y limitaciones en su movilidad, estas instalaciones representan barreras de exclusión y control. Esto se alinea con la noción de espacio social de Bourdieu (1998), donde las jerarquías y relaciones de poder se manifiestan a través de las estructuras físicas que condicionan la interacción social. Esta diversidad de percepciones sugiere que las instalaciones militares desempeñan un papel complejo y multifacético en la configuración de la identidad urbana de Lima.
Los resultados indican una percepción mixta sobre el impacto de las instalaciones militares en la seguridad. Si bien algunos actores perciben que los sitios militares incrementan la seguridad al disuadir actividades delictivas, otros sienten que estas estructuras generan un aislamiento social que limita la interacción comunitaria. Esto refuerza la idea de que el control del espacio físico por parte de las fuerzas militares no solo afecta la seguridad percibida, sino también las posibilidades de cohesión social y convivencia entre militares y civiles, tal como sugiere la “teoría de la territorialización” de (Mubi Brighenti & Karrholm, 2019). En paralelo, la “teoría de la fuerza los lazos débiles” de Granovetter (1973) también encuentra eco en los resultados, mostrando cómo los vínculos entre los actores -expertos, militares y vecinos- son limitados pero estratégicos para facilitar la interacción. Los expertos, actúan como puentes, permiten la conexión entre el personal militar y los civiles, mientras que los lazos débiles entre militares y vecinos generan percepciones de distancia y exclusión. No obstante, estos vínculos débiles ofrecen oportunidades para desarrollar nuevas formas de interacción y cohesión, que podrían mitigar el aislamiento social y mejorar la convivencia entre ambos grupos (Figura 6).
Este estudio proporciona una oportunidad para reflexionar sobre el rol de las instalaciones militares en el tejido urbano, no solamente en Lima, sino en un contexto global. Las condiciones físicas favorables que poseen estos espacios, como sus vastas áreas enclavadas en ciudades densamente pobladas, ofrecen nuevas perspectivas para repensarlos como piezas estratégicas en proyectos de desarrollo urbano sostenible y cohesión social. Los hallazgos evidencian que las instalaciones militares en Lima Megapolitana, como la Base Aérea Las Palmas y el Complejo Militar de Chorrillos, generan un impacto multidimensional en el entorno urbano.
En el espacio físico, estas instalaciones actúan como barreras que fragmentan la ciudad y limitan la interacción entre militares y civiles, lo que afecta tanto la movilidad urbana como la accesibilidad a ciertos recursos y servicios. Esto sugiere la necesidad de reconsiderar una posible integración de estos espacios en el tejido urbano para fomentar una mayor cohesión social.
En el espacio simbólico, las instalaciones militares proyectan un mensaje ambivalente: para algunos, representan seguridad y protección, mientras que, para otros, simbolizan exclusión y control. Esta dualidad refleja tensiones más amplias en la memoria colectiva y la identidad urbana, lo que plantea desafíos para desarrollar políticas inclusivas que reconozcan y negocien estas percepciones contrastantes.
En el espacio social, las interacciones limitadas entre los militares y la comunidad civil perpetúan distancias simbólicas y reales que refuerzan jerarquías sociales. Para mejorar la cohesión social, es fundamental impulsar espacios de diálogo y actividades compartidas que faciliten la integración de los militares y los civiles en un entorno común.
Este estudio contribuye a la discusión internacional sobre el rol de los sitios militares en áreas urbanas, subrayando la importancia de considerar tanto su integración física como su impacto en la cohesión social y la identidad colectiva. La investigación plantea la necesidad de una planificación urbana que no contemple únicamente el desarrollo físico, sino también la integración simbólica y social de estos espacios, permitiendo que las instalaciones militares evolucionen en su rol y se adapten a las realidades urbanas contemporáneas. Respecto al futuro de estas instalaciones, la Base Aérea Las Palmas ha sido debatida públicamente por su posible conversión a uso civil debido a sus funciones limitadas, aunque la Fuerza Aérea Peruana defiende su importancia para emergencias naturales. En cuanto a la Escuela Militar de Chorrillos, no hay cuestionamientos sobre su permanencia, dado su fuerte arraigo histórico y urbano en la ciudad.