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CHARLES GABRIEL SELIGMAN (1873-1940) EN MELANESIA
Charles Gabriel Seligman (1873-1949) in Melanesia
Iberoforum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, vol. XIII, núm. 25, pp. 177-201, 2018
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

Ensayos



Recepción: 01 Febrero 2018

Aprobación: 10 Abril 2018

Resumen: En el artículo se presenta un capítulo desconocido del desarrollo histórico de la antropología británica, nos referimos a las actividades llevadas a cabo en Melanesia desde la famosa expedición antropológica de la Universidad de Cambridge hasta las todavía más famosas monografías que publicaron Malinowski y Radcliffe-Brown en 1922. En ese recorrido se presenta a uno de los fundadores de esta etnografía, el médico Charles Gabriel Seligman que, a pesar de la importancia de su participación en este proceso, se presenta como prácticamente desconocido a la antropología contemporánea. El doctor Charles Gabriel Seligman trabajó junto con su esposa, Brenda Zara Seligman, con quien hizo el trabajo de campo e inició una tradición que podemos llamar “matrimonial” en el trabajo de campo, aprovechando el acceso privilegiado que tienen las mujeres a algunos espacios de la comunidad.

Palabras clave: antropología social británica, etnografía británica, Melanesia, antropólogas mujeres.

Abstract: The article presents a chapter in the historical development of British Social Anthropology in Melanesia, from the famous anthropological expedition organized by the University of Cambridge, until the publication of the even more famous ethnographic descriptions published by Malinowski and Radcliffe-Brown in 1922, a history that is virtually unknown until today is the one of the researchers, the medical doctor Charles Gabriel Seligman who, notwithstanding his important contributions to this early British anthropology, has remained virtually unknown until today. Doctor Seligman is presented together with his wife Brenda Zara Seligman, with whom he carried out his researches and who contributed to the introduction of women in anthropological fieldwork.

Keywords: British Social Anthropology, British Ethnography and Fieldwork, Melanesia, Women Anthropologists.

Introducción

Los nacimientos sin gestación son mitos, tal como el mito del nacimiento de Pallas Atenas, quien supuestamente salió de la frente de su “padre” Zeus en la mitología griega. La mitología griega está llena de tales historias, y la antropología también conserva algunos mitos propios. Uno de esos mitos es la historia – o mejor dicho “relato” - de cómo la etnografía británica moderna nació de la nada, en la etnografía genial de Bronislaw Malinowski.

De todas formas, investigándolo un poco, cada mito tiene una historia, o bien una prehistoria, y tal es también el caso con la etnografía de Malinowski. Podemos tomar como nuestro punto de partida un largo comentario del historiador de la antropología George W. Stocking, que señala (1995: 118), hablando exactamente de la prehistoria de la etnografía de Malinowski que:

el primero de la nueva generación de antropólogos con una formación académica que salió al campo fue Radcliffe-Brown, que fue a las Islas Andamanesas en 1905. Pero, por lo menos había otros nueve que emprendieron el estudio intensivo de un área limitada antes de la Gran Guerra. Gerald C. Wheeler de la London School of Economics y Arthur M. Hocart de Oxford acompañaron a Rivers en la Expedición Percy Sladen Trust en 1908; Wheeler pasó diez meses entre los monoalu en la parte occidental de las Islas Salomón; Hocart se quedó cuatro años en Fiji, donde en su calidad de profesor de educación básica recogió un rico acervo de datos etnográficos. Diamond Jenness, estudiante de Oxford cuya hermana se había casado con un misionero en las Islas D’Entrecasteaux, pasó nueve meses en la Isla Goodenough en 1910, y luego hizo varios años de trabajo de campo entre los esquimales. Dos jóvenes finlandeses acompañaron a Westermarck a Inglaterra para trabajar bajo la tutela de Haddon: Gunnar Landtman salió en 1910 para pasar dos años en la Isla Kiwa; Rafael Karsten trabajó entre tres tribus en el Chaco boliviano en 1911 y 1912. Y, a pesar de la idea de Haddon del “hombre científicamente formado”, había dos mujeres que habían estudiado en Oxford: Barbara Freire-Marecco, quien trabajó entre los indígenas Pueblo en el Suroeste de los Estados Unidos, y María Czapliczka (como Bronislaw Malinowski una emigrada polaca), que pasó un año bajo condiciones duras en el Círculo Ártico entre los tungus en 1914.

En esta observación muy puntual hay, sin embargo, una injusticia: mientras que son mencionados los mandarines de la generación más antigua, los profesores – Haddon, Westermarck y Rivers – y los jóvenes estudiantes – Radcliffe-Brown, Gerald Camden Wheeler, Arthur M. Hocart, Diamond Jenness, Gunnar Landtman y, por supuesto, Bronislaw Malinowski, todos ellos de Melanesia – no hay una sola palabra acerca del que fuera profesor de Malinowski, que lo persuadió a meterse con el psicoanálisis, y que en la última instancia, dirigió formalmente la investigación que desembocó en su tesis doctoral, la monografía Los argonautas del Pacífico Occidental, con la cual se supone que inició, así de golpe, la moderna etnografía británica. El presente texto es un intento por corregir esa injusticia y devolver a Charles Gabriel Seligman su lugar merecido en la historiografía de la antropología en general y, en particular, en la antropología social británica.

Es preciso señalar en este punto una primera consideración. El texto no se trata solamente de Charles Gabriel Seilgman, sino también de su esposa Brenda Zara Seligman. En el transcurso del artículo resultará claro porqué es necesario considerar a los dos juntos, en el contexto de su trabajo de campo y etnografía, aunque cada uno haya cumplido un rol diferenciado. Desde esta perspectiva, podremos asumir a la Señora Seligman, como una parte activa en el matrimonio y de las actividades investigativas, más allá de que fuera su esposo, Charles Gabriel Seligman quién tomaba las decisiones antropológicas. Así que, so peligro de ser acusado de ser misógino, presentaré el material como perteneciendo a Charles Gabriel Seligman, y a Brenda Zara Seligman, más bien como discípula y asistente de su esposo.

Quisiera también mencionar una segunda consideración. Ya que el presente material es recogido como parte de una investigación del desarrollo temprano de la etnografía británica en Melanesia (incluyendo a Nueva Guinea), se deja en gran medida fuera el material de los Seligman en África, no obstante que la mayor parte del trabajo de Seligman fue hecha en África. Eso es tanto más penoso como que las conclusiones acerca de los Seligman en Melanesia podrían suponer una evaluación negativa, ya que es evidente que el trabajo de campo de los Seligman pertenece al estilo anterior a la revolución que forjaron Malinowski y Radcliffe-Brown con la publicación de sus investigaciones en 1922. Otra pregunta que seguiría a esta consideración es sí las investigaciones en África de los Seligman alcanzaron el nivel del trabajo de campo de Malinowski y Radcliffe-Brown. Pregunta interesante, pero que excede los límites de este trabajo y que tendrá que plantearse en otra ocasión.

Charles Gabriel Seligman: su juventud y estudios

Charles Seligman nació en Londres en 1873, como hijo único, en medio de una familia acomodada. Era un niño callado y poco sociable, y de igual manera su fallecimiento en un asilo para enfermos en Londres fue un asunto tranquilo, sin escándalo. Su padre era judío. Charles realmente nació como Charles Seligmann, pero en 1914 cambió su apellido a Seligman, quitándole la última “n”. Su madre (née Méndez de Costa) era de origen latino y muy enfermiza, cuestión que tuvo un impacto en la niñez de Charles: inscripto en la Saint Paul’s School, la madre lo sacaba, ocasionalmente de la escuela para que la acompañara a algún centro de convalecencia. Los intereses del niño por coleccionar y sistematizar se revelaron pronto, y con frecuencia se saltaría las clases para coleccionar insectos y animales. Cuando Charles tenía 16 años murió su madre, poco después falleció también su padre, y un tío lo colocó en el hogar de unos parientes, con los cuales no se llevaba bien.

Como los demás tempranos antropólogos – Tylor, Frazer, Haddon, Rivers, MacLennan – Seligman originalmente no estudió antropología, se decidió por la medicina, y en 1892 ganó una beca para entrar y estudiar en el Hospital de Santo Tomás, donde se graduó en 1896, y el mismo año se destacó en lo que sería su especialidad médica: la patología, pues ganó la medalla Bristowe.

Charles Seligman era un joven médico con muy amplios intereses, mucho más allá de su especialidad de patología, y uno de sus intereses eran las enfermedades tropicales, un interés que luego se combinó con la patología para forma un nuevo interés: la etnología.

Seligman y su encuentro con la Antropología

El contacto de Seligman con la Antropología empezó en 1898, cuando se le ocurrió acercarse a Alfred Cort Haddon, que estaba preparando la famosa expedición de Cambridge al Estrecho de Torres. Haddon ya había organizado una pequeña expedición biológica a ese lugar en 1888, pero “poco a poco se dio cuenta de que le interesaban más las maneras de vivir de los habitantes”, y en los años entre 1888 y 1898 llegó a dedicarse por completo a la Antropología. La entrada de Seligman en el mundo antropológico coincidió con un cambio dramático, tanto en el tablero geopolítico mundial como en el escenario antropológico: podemos decir que la expedición de 1898 fue la primera expedición netamente antropológica en la historia, y que “es ampliamente reconocido que la expedición fue un parteaguas en la historia de la disciplina” (traducción propia, Hart, 1998: 1).

En la expedición de 1898 participaron seis investigadores, y el perfil de los seis participantes reflejaba el hecho de que la Antropología todavía no existía como carrera académica: Haddon, el organizador y líder, era biólogo, Rivers, el más importante teórico del equipo, era un médico con intereses en la psiquiatría y la etnología, igual que William McDougall y Charles Myers; Sidney Ray, un especialista en las lenguas de Melanesia que se desempeñaba como profesor de escuela primaria; realmente, el único antropólogo era el joven Anthony Wilkin, un arqueólogo con experiencia de Egipto, pero participaba en la expedición en su calidad de fotógrafo. A este variopinto equipo se agregó entonces un médico más, con interés en enfermedades tropicales y etnología: Charles Seligman. “Mientras que las principales tareas de Seligman era el estudio de medicina nativa y patología local, ocupó también considerable tiempo en Cape York y el sur de Papua (Nueva Guinea), donde recogió datos etnográficos comparativos” (traducción propia, Herle & Rouse, 1998: 7). Seligman solicitó permiso para participar en la expedición y ofreció pagar los gastos propios y fue aceptado. Al principio participó en su calidad de especialista en enfermedades tropicales, pero pronto amplió el campo de su trabajo y se dedicó a antropología física, etnología y la recolección de materiales para museos y colecciones.

En términos generales, y mucho más allá del destino de Seligman, podemos decir que los años entre 1898 y 1914 fueron un periodo de incubación en la Antropología, una gestión que podemos medir en el desarrollo colectivo de Notes and Queries, la guía Murdock de los ingleses, pues:

entre 1870 y 1920 fueron publicadas cuatro ediciones de este libro, reflejando claramente los cambios de actitud en la Antropología, la alteración de campos de interés y el aumento del rango del material considerado constituyendo hechos etnográficos. Y, de mayor importancia, muestran el desarrollo paulatino de los métodos de trabajo de campo y las ideas que, culminando en la obra de Malinowski, tendrían un efecto duradero sobre la antropología británica (Traducción propia, Urry, 1972: 45).

Edward Burnett Tylor, el dueño de la antropología británica, había editado la primera edición de Notes and Querries en 1874, como un paso en la transformación de la Antropología desde una disciplina especulativa ejercida en el gabinete a ser una actividad práctica basada en trabajo de campo y producción de etnografía. Precediendo las tres secciones del libro – I Antropología física, II Cultura y III Miscelánea – se hallaba una introducción en la cual Tylor señaló que los viajeros y otros proveedores de datos buscaban solamente hechos “que las experiencias de instituciones civilizadas los habían llevado a buscar”, “por lo que la información ha sido lamentablemente distorsionada con el fin de acomodarla a ideas preconcebidas … con frecuencia se construyen teorías falsas sobre una base imperfecta de inducción” (Traducción propia, N & Q, 1874: IV-V).

La segunda y la tercera edición de Notes and Queries, de 1892 y 1899 dirigidas por el curador del British Museum, Charles Hercules Read, con la ayuda de J. G. Garson, que seguían reflejando las ideas de Tylor, pero fueron una especie de canto de cisne de la antropología cultural, pues el superestrella de la antropología británica, el dueño de “la ciencia del señor Tylor” ya estaba cediendo el lugar a una nueva superestrella, del médico William Halse Rivers Rivers. Rivers ya se había manifestado con la invención del método genealógico en la Expedición al Estrecho de Torres en 1898, y en su investigación de Los Toda, en 1906, una obra que curiosamente casi nunca citó posteriormente, pero en la cual se dio cuenta de que el espacio de la investigación de campo tiene que ser pequeño y delimitado.1

La siguiente edición de Notes and Queries, la cuarta de 1912, sería muy diferente y “Rivers fue el mayor contribuyente al método, mientras Haddon, Myers y Seligman fueron responsables de varias secciones – los cuatro estuvieron en el comité editorial, que fue coordinado por C. H. Read” (traducción propia, Herle & Rouse, 1998: 17). La pieza central del libro sería el método genealógico de Rivers, que había sido elaborado durante la expedición en 1898, y ya había sido publicado anteriormente (Rivers, 1900, 1910), y Rivers repetía su palabra favorita, “lo concreto” y sostenía: “se debería acercar a lo abstracto a través de lo concreto” (traducción propia,Rivers, en N & Q, 1912: 115). Otra pieza de sabiduría de Rivers que se incluiría en la edición de Notes and Queries de 1912 era la distinción entre el sondeo y el trabajo de campo a fondo que ya había elaborado en su The Todas (de 1906) y que elaboraría en su The History of Melanesian Society: “lo que se requiere es un trabajo de campo en el cual un investigador con experiencia pueda prestar toda su atención al trabajo etnológico, sin que obligaciones oficiales lo distraigan; en el cual diversas líneas de investigación deberían ser coordinadas de tal manera que ninguna de ellas interfiera con la eficiencia general de la empresa” (traducción propia, Rivers, 1914: 28). Es de notarse que mientras que Radcliffe-Brown no sabía de la tercera edición de Notes and Queries en su trabajo de campo, Malinowski sí lo conocía (la llevó consigo el libro en el campo y la citaba en su diario).

La expedición al Estrecho de Torres en 1898 fue un parteaguas en la historia de la antropología y, sin embargo, “si preguntamos cuál ha sido el impacto en los antropólogos profesionales y sus estudiantes hoy, es probable que la respuesta sea nada o muy poco” (Hart, 1998: 1). A la contribución de Seligman a la expedición y sus trabajos posteriores nos referiremos seguidamente.

Los dos libros de Seligman

Antes que nada, Charles Seligman contribuyó a la etnografía en el Pacífico con sus dos libros, The Melanesians of British New Guinea de 1910 y The Veddas (con Brenda Seligman) de 1911. En efecto, en el “prefacio” al libro de Nueva Guinea presenta Seligman no solamente los fundamentos de la etnografía contenida, sino también sus limitaciones: “la mayor parte del material que ha sido utilizado en este volumen fue recogida en 1904 en la Expedición Etnográfica Daniels a la cual la Royal Society hizo una pequeña contribución pecuniaria: he también utilizado algunas notas que hice en 1898 cuando visité a Nueva Guinea como miembro de la Expedición Antropológica de Cambridge (Cambridge Anthropological Expedition) al Estrecho de Torres” (traducción propia, Seligman, 1910: V).

Ya en este “prefacio” señala Seligman dos limitaciones: “el mayor Cook Daniels (uno de los financistas), sin embargo, no es de ninguna manera responsable de la producción de este libro” (Seligman, 1910: V), lo que sí es cierto; mencionaba que “la Royal Society hizo una pequeña contribución pecuniaria”, pero no se especificaba que el mencionado mayor (un millonario norteamericano que Rivers había conocido en sus viajes) financió toda la expedición. Seligman también agregaba que “este libro, del cual durante mucho tiempo fue la intención que fuera publicado en una versión ligeramente más corta como el primero de una serie de informes tratando la obra de la expedición, y fue con la más sincera pena que me encontré forzado a abandonar este proyecto; eso es también la razón por la cual las manualidades y las artes de los diversos grupos no son tratados en este libro” (traducción propia, Seligman, 1910: V).

Más allá de estas consideraciones previas, es curioso leer la evaluación de Raymond Firth del libro de Seligman, acerca de los melanesios en la Nueva Guinea británica. Firth empezaba su texto declarando que Seligman “fue un pionero en estudios sistemáticos en la etnología oceánica” (Firth, 1975: 272), para luego destrozar su sistematicidad señalando que “sus intereses activos en Oceanía se limitaron a Nueva Guinea y las islas inmediatamente colindantes no duraron más de una década que ya había pasado cuando yo lo conocí en 1924. Su involucramiento con los problemas antropológicos de la región fue mucho menor que con aquellos de África. Hizo solamente dos breves viajes de trabajo de campo al Pacífico, uno como miembro – al principio solamente como miembro auxiliar – de la famosa expedición al Estrecho de Torres que dirigió Haddon en 1898, el otro a Nueva Guinea en la compañía del mayor Cooke Daniels en 1904. El total del tiempo invertido fue alrededor de quince meses de investigación real. No se quedó mucho tiempo en un lugar, se movía entre pueblos de una variedad de lenguas y culturas” (traducción propia, Firth, 1975: 272). Por otro lado, señalaba Firth, su método pertenecía definitivamente al estilo anterior a la revolución metodológica que tratamos en este libro: “no dominaba ninguna lengua indígena y recogió todo su material por medio del inglés u ocasionalmente pidgin, y dependía en gran medida de intérpretes europeos – administradores o misioneros con un buen conocimiento de las condiciones locales” (traducción propia, Firth, 1975: 272).

Más allá de estas críticas de Firth, Seligman pertenecía a los veteranos de la etnografía en Melanesia, pues la información de la cual disponía, provenía de su expedición a Nueva Guinea con el mayor Cooke Daniels en 1904 y sus memorias de la expedición al estrecho de Torres en 1898. Todavía no se había llevado a cabo la expedición Percy Sladen de 1908 y mucho menos había sido publicada la monografía de Rivers, The History of Melanesian Society de 1914; tampoco el trabajo de campo de Radcliffe-Brown en 1905-06, que según Stocking sería el primero. En suma, estas investigaciones no se producido todavía cuando Seligman se dirigió a Nueva Guinea y no se conocían cuando Seligman en 1910 publicó su monografía de Nueva Guinea. Más bien, para ser justo con nuestro autor, los futuros etnógrafos británicos – Arthur M. Hocart, Gerald C. Wheeler, Gunnar Landtman, Diamond Jenness y John Willoughby Layard y Bronislaw Malinowski –se apoyaron en la monografía de Seligman, pues era prácticamente la única que existía en esos días. La siguiente publicación de Seligman, The Veddas, publicada en 1911 solamente un año después de The Melanesians of British New Guinea es, en muchos aspectos, un libro diferente.

El punto de partida fue la observación de que “los veddas han sido considerados como una de las razas existentes más primitivas, y durante mucho tiempo se ha sentido el deseo y la necesidad que su vida social y sus ideas religiosas fueran investigadas lo más posible” (Seligman & Seligman, 1911: VII). En cierto sentido, la investigación de los veddas fue un experimento atrevido y de un carácter muy poco británico, pues, como sostenía Seligman, “con todos mis esfuerzos me fue posible encontrar solamente cuatro familias, y me llegaron noticias de otras dos que creo nunca habían practicado agricultura” (traducción propia, Seligman & Seligman, 1911: VII).

Igual que la investigación anterior en la Nueva Guinea, esta investigación se inscribió en la tradición anterior a la revolución etnográfica. Los Seligman estaban en deuda con varios oficiales del gobierno ya que no conocían el idioma, por lo que agradecían “por poner a nuestra disposición intérpretes tan adecuados como el señor W. R. Bibile … y el señor D. C. De Silva, intérprete de kachcheri” (Seligman & Seligman, 1911: X). Como en el caso de los trabajos de Rivers, la investigación se llevó a cabo en inglés o pidgin, o por medio de intérpretes.

En una reseña de Los Veddas se subraya el trabajo de los Seligman que “han sido muy esmerados en su investigación, cada nota está acompañada por una descripción completa acerca de las condiciones bajo las cuales fue hecha la observación” (Churchill, 1911: 930). Es así que su trabajo de campo fue realizado con el mayor detalle, con la genealogía de cada información, y la indicación de en qué condiciones se realizaba cada observación.

La etnografía británica en el Pacífico

Es curioso que esa disciplina que tiene un nombre tan arrogante, la Antropología, dedicada al estudio del hombre, tiende a cristalizarse en pequeñas tradiciones nacionales, a veces nacionalistas, de manera que es posible hablar de una Antropología Social británica, una Antropología Cultural norteamericana, y hasta una Antropología danesa y una cubana. Cuando estudiamos las contribuciones de Charles Seligman, no cabe duda de que nos encontramos en la tradición británica. Sin embargo, las raíces de esas pequeñas tradiciones se muestran bastante enredadas y no puede sorprender que, al buscar los orígenes de las investigaciones, se invoque otros parajes u orígenes como antecedentes. Es así como cuando hablamos de Melanesia, a pesar del origen británico de sus investigadores, pueda señalarse que “el estudio científico de la cultura melanesia tuvo su fundamento en la filosofía alemana del siglo XIX. Eso fue en el periodo de Sturm und Drang (Romanticismo), cuando los filósofos se enfrentaron a los filósofos y los científicos a los científicos, en intentos por elaborar un solo método para una comprensión válida de la naturaleza humana” (Rosenstiel, 1954: 172). Por otro lado, como señalan otros autores, también existen distintas fuentes más allá de lo científico, “gran parte de toda la investigación fue llevada a cabo por misioneros más que por científicos y antropólogos … podemos decir que los antropólogos siguieron las huellas de los misioneros” (tarducción propia, Soukup. 2010: 47). Sin embargo, la ciencia antropológica comenzaba a definirse: “la siguiente etapa del desarrollo de la antropología en Papua empezó al final del siglo XIX y comienzo del siglo XX y se relaciona con la formación de la Antropología como una ciencia de investigación de campo. Un momento decisivo en la transición de la antropología de gabinete a la investigación de campo fue la memorable expedición de Cambridge al Estrecho de Torres” (traducción propia, Soukup. 2010: 47). Finalmente, en lo geopolítico, Inglaterra avanzaba en su papel de poder colonial, mientras la iniciativa y el principal interés antropológico se encontraba todavía en Melanesia.

Es preciso acotar que también los alemanes tenían presencia en el Pacífico. En 1908:

las islas occidentales del Protectorado constituían una zona de frontera entre los ingleses, en expansión, y un menguante control imperial alemán. La enorme isla montañosa de Bougainville hacia el noroeste seguía siendo territorio alemán, mientras que las islas más pequeñas en el Estrecho de Bougainville, así como las islas más grandes de Choiseul e Isabel, que habían sido alemanas hasta 1899; así que alrededor del fin del siglo las islas occidentales y norteñas de las Salomón eran escenarios contestados de estire y afloja colonial” (traducción propia, Hviding & Berg, eds., 2014: 6).

La todavía más enorme isla de Nueva Guinea es como una manifestación gráfica de los vaivenes del colonialismo: el este de la isla era británica (hasta que Inglaterra en 1906 cedió el control a Australia), mientras que la parte noreste era holandesa (que cedió el control a Indonesia con la independencia de esta) y la parte de sureste era alemana, hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando fue cedida a Inglaterra como “protectorado”.

Las últimas llamaradas de los alemanes fueron las travesías del crucero pirata alemán “Emden” que quedó como la única unidad de la flota alemana en el Pacífico, que se dedicó a asaltar embarcaciones enemigas (y otras) y finalmente fue liquidada en la Batalla de Coco en 1918.

Seligman, Malinowski y el Kula

Más allá de las expediciones al Pacífico, volvamos al Seligman académico y su impacto en la etnografía. Seligman terminó dirigiendo la tesis doctoral de Malinowski, la hoy mundialmente conocida Argonautas del Pacífico Occidental de 1922, pero el camino recorrido por Malinowski hacia Seligman fue largo y enredado.2

Cuando Malinowski llegó a Londres en 1910, inició su acercamiento a la antropología británica en la sala de lectura del British Museum, donde se estableció en el escritorio D2 (el mismo lugar donde Carlos Marx había terminado el manuscrito de su Capital); allí encontró a un científico británico, Spearmen, quien le contó a Malinowski acerca de un famoso antropólogo británico, William H. Rivers.

Siguiendo la pista de Spearman, Malinowski tomó prestada y empezó a leer la monografía de Rivers: The Todas (publicada en 1906, aquella que el mismo Rivers nunca citó) y en seguida se dirigió a Cambridge en busca de antropólogos famosos, encontrándose primero con Rivers, que en aquel momento era el antropólogo más importante en el universo británico.3 Malinowski cayó pronto bajo el encanto de Rivers, que ha sido descrito como “médico, psicólogo, etnólogo y antropólogo británico, en todo carismático” (Korsbaek, 2014: 41), y en su conversación Malinowski habló acerca de la magia y la economía, un tema que pronto se expresaría en su primera publicación acerca de “La ceremonia intichiuma” (Malinowski, 1912), con lo que ya definió uno de sus principales intereses.

Malinowski siguió explorando el ambiente antropológico en Cambridge, pero fue probablemente Haddon, quien le sugirió que se inscribiera en la London School of Economics, no obstante que Haddon mismo había sido el creador de la antropología en Cambridge (Quiggin, 1942).

En Cambridge encontró también a Charles Gabriel Seligman, quien lo invitó a cenar y tuvieron una larga e interesante conversación, que fue el inicio de una amistad de toda la vida.

Ya en la London School of Economics las autoridades no quisieron aceptar el doctorado que Malinowski tenía de la Universidad Jagiellonski en Cracovia en lo que es hoy Polonia, y tuvo que seguir las clases como oyente extraoficial hasta que en enero 1914, le permitieron inscribirse formalmente. En sus primeras clases en la London School of Economics tuvo como profesor al joven Radcliffe-Brown, quien recientemente había regresado de las Islas Andamanesas con el primer borrador de su tesis doctoral The Andaman Islanders (Radcliffe-Brown, 1922), pero también tomó clases con W. H. R. Rivers, Edward Westermarck y Charles Gabriel Seligman, la crema y la nata de aquel entonces.

Malinowski seguía siendo un gran admirador de Rivers, en una ocasión le escribió a su esposa Elsie Masson acerca de Rivers lo siguiente, “me trata realmente muy amablemente, muestra mucho más comprensión real que todos los demás en conjunto” (Wayne, 1995, II: 4). La admiración de Malinwski por Rivers y su amistad con él no nos puede sorprender, pues realmente encontramos un alto grado de coincidencia entre el pensamiento de ambos. Es así como uno de los textos de Rivers podría ser leído como si fuera una declaración programática de Malinowski, definiendo lo que posteriormente sería su revolución de la antropología: “una típica pieza de trabajo intensivo es aquel en el cual el investigador vive durante un año o más en una comunidad de unos cuatro o cinco cientos de gentes y estudia cada detalle de su vida y cultura; en la cual llega a conocer personalmente a cada uno de los miembros en la cual no se contenta con información general, sino que estudia cada rasgo de la vida y la costumbre en el más mínimo detalle y por medio de la lengua vernácula. Es solamente a través de este tipo de trabajo que podemos darnos cuenta de la inmensa cantidad de conocimiento que le espera al investigador, aun en lugares donde la cultura ya ha sufrido mucho cambio” (traducción propia, Rivers, 1913: 7). La admiración por Rivers continuó durante varios años, pero un día se terminó. La causa probable de este cambio se deba a la conversión de Rivers del evolucionismo al difusionismo británico, una conversión que se hizo visible en su famosa conferencia de conversión en Portsmouth en 1911, en la cual señaló que “en este momento hay tanta diferencia entre los métodos de trabajo de las principales escuelas de los diferentes países que es imposible formular un marco compartido, y los integrantes de una escuela tienen tanta desconfianza en la obra de los de otras escuelas, cuyas conclusiones les parecen basadas en fundamentos radicalmente equivocadas” (traducción porpia, Rivers, 1911: 410). Esta diferencia es un problema que ya existía en tiempos de Platón y Aristóteles o, por los menos de Descartes y David Hume, y que sigue existiendo hoy día. Rivers ilustra su idea con breves esbozos de la antropología evolucionista británica, la antropología antievolucionista norteamericana – que, sin embargo, no se dedica mayormente a asuntos teóricos – y la escuela geográfica alemana. Señalaba Rivers que “de manera independiente los resultados de mi propio trabajo en Oceanía me ha llevado prácticamente a la misma posición que la Escuela Alemana”, y “hasta aquí mi trabajo fue de un carácter puramente evolucionista, y solamente sirvió para reafirmar mi anterior posición” (traducción propia, Rivers, 1911: 388).4

La conversión de Rivers (él mismo utiliza la palabra “conversión”) tuvo amplias consecuencias, de las cuales quiero mencionar solamente dos que tres. En primer lugar, ganó ciudadanía la nueva escuela anti-evolucionista de difusionistas, por la sencilla razón de que Rivers era en aquel momento el antropólogo más importante en Inglaterra. En segundo lugar, arruinó la reputación de Rivers:

es bien conocido que, entre aproximadamente 1910 y su fallecimiento en 1922, Rivers llevaba a cabo sus investigaciones etnológicas junto con un anterior estudiante William James Perry y el famoso neuro-anatomista Grafton Eliot Smith, formando así la escuela británica de difusionismo. Lo que no es tan bien conocido es la base personal e intelectual de ésta poco probable colaboración triangular. ¿por qué decidieron Rivers y Eliot Smith, conocidos y respetados en sus respectivos campos de conocimiento científico, aventurarse en un nuevo territorio controversial en compañía con el oscuro Perry?” (traducción propia, Langham, 1971: 119).

Los peores excesos de la escuela británica de difusionismo fueron publicados en el libro “Children of the sun” (Perry, 1923), donde se postula contundentemente que todo fenómeno cultural en el mundo tiene su origen en el Valle del Nilo, acerca del cual leemos en una reseña muy sobria que “lamento que tengo que formular el siguiente veredicto, que su trabajo, que revea una falta de conocimiento tanto de la teoría etnológica como de los hechos etnográficos, no representa más que los esfuerzos bienintencionados pero fútiles del proverbial iconoclasta” (traducción propia, Lowie, 1926: 90). En su artículo de conversión señalaba Rivers que “no tengo esperanza de comprobar la verdad de lo que postulo en una breve conferencia” (Rivers, 1911: 393), y una argumentación más detallada se encuentra en la obra que Rivers mismo consideraba como su magnum opus, La historia de Melanesia en dos tomos (Rivers, 1914).

En tercer lugar, la conversión contribuyó a alejar a Malinowski de Rivers, convirtiendo así a Seligman en la relación más estable de Malinowsk tanto en lo personal como en lo científico. Charles Seligman, era “solamente once años mayor que Malinowski” y se convirtió “más un hermano solidario mayor que una figura paterna” (Young, 2004: 161). Personalmente, tenían cosas en común ya qye tanto Seligman como Malinowski eran hipocondríacos y en la correspondencia entre ellos (de la cual sobreviven más de trescientas cartas) podemos seguir todo un intercambio de síntomas y sufrimientos.

Así que, cuando Malinowski, después de un largo y complicado proceso, inició su trabajo de campo en Mailu y en las Islas Trobriandesas, llevó consigo al campo no solamente la última edición de Notes and Queries (y varias novelas), sino también el libro clásico de Seligman acerca de The Melanesians of British New Guinea de 1910, que en aquel momento era la única etnografía accesible de Melanesia, y tuvo ocasión para apreciar la exactitud de las observaciones de Seligman: “en relación al Massim del sur, tan admirablemente descrito por el profesor Seligman en su obra The Melanesians of British New Guinea. Aquel libro fue una constante fuente de inspiración para mí en el campo, y podía comprobar su precisión, amplitud y penetración en mi propio trabajo de campo en las Islas Trobriand. No obstante que este campo del Massim del norte fue base del sondeo, encontré su información perfectamente correcta (traducción propia, Malinoski, 1932: XXIII). Aquí entra en la antropología un nuevo fenómeno, el hoy famosísimo intercambio ritual de kula, posiblemente la institución más famosa entre antropólogos. Esta institución ya había sido descrita por el reverendo Gilmour y también por Seligman en su The Melanesians of British New Guinea. Sin embargo, no se conocía bajo su ahora famoso nombre, pues “fue solamente con la publicación, en 1922, de Los Argonautas del Pacífico Occidental de Malinowski que la palabra kula apareció por primera vez impresa” (Singh Uberoi, 1964: 2).

No existen límites de la fama del kula y, posteriormente, Marcel Mauss lo utilizó como el ejemplo más importante de sus ideas del intercambio de regalos, entre otros casos discutidos en su monografía El don: Samoa, los maorí, las Islas Andamanesas, Melanesia, el norroeste de América, así como la antigua Roma, el periodo clásico de los hindúes y la temprana sociedad germánica (Mauss, 1925).

Aquí vemos a Charles Seligman como iniciador de una doble revolución en la Antropología, una revolución que sería terminada por su amigo, alumno y tesista Bronislaw Malinowski: por un lado, Seligman retomaba el tema del kula y lo entregaba a Malinowski, quien no solamente se encarga de bautizarlo, sino lo llevó a un nuevo nivel de fama e importancia. Por otro lado, Seligman inauguró una revolución que se manifestó en un nuevo nivel de precisión de la información etnográfica, una revolución que Malinowski también completó. Ya hemos visto las alabanzas de Malinowski a la etnografía de Seligman, y la precisión de la etnografía de Malinowski fue comprobada.5

Existe una curiosa ley natural en la Antropología: los antropólogos que se dedican a la economía raras veces se acercan a los problemas políticos y viceversa, los antropólogos políticos raras veces se acercan a los problemas económicos. Una primera pista nos la ofrecen las dos monografías clásicas de 1922, Los Argonautas del Pacífico Occidental de Malinowski, que es una estupenda etnografía económica pero contiene muy pocas palabras acerca de la política, mientras que The Andaman Islanders de Radcliffe-Brown, que es una monografía que se mueve en lo ritual y lo político 6 apenas dice una palabra acerca de la economía.

Seligman introduce el trabajo de campo en pareja

Hasta ahora no nos hemos referido al trabajo de Seligman en compañía de su esposa, veamos cuáles fueron sus alternativas.

Regresando de su expedición a Nueva Guinea,a Seligman le asistió la joven estudiante Brenda Zara en la redacción del material, y de la expedición resultó un libro acerca de los melanesios de Nueva Guinea británica (The Melanesians of British New Guinea, Cambridge University Press, 1910) que durante muchos años sería la referencia fundamental a la etnografía de Nueva Guinea.

Como era costumbre que los médicos se casaran con sus secretarias y ya que Seligman era de formación médico, en 1905 se casó con Brenda Zara, en aquel entonces estudiante, que también se convirtió en antropóloga. Es otro punto en el que contribuyó Seligman al desarrollo del estilo de trabajo de campo. Si revisamos otros ejemplos, como el de laua Bohannan, veremos las dificultades que se producían para aquellas que querían introducirse al trabajo de campo, ya que:

los conocimientos antropológicos eran conocimientos objetivos, y muy masculinos, hasta tal grado que Laura Bohannan tuvo que moldear sus observaciones subjetivas en la forma de una novela titulada, “Return to Laughter”, y firmarla con un pseudónimo, como Eleanor Smith Bowen. Con su esposo, Paul Bohannan, Laura cumplía el papel tradicional de la mujer en el campo, observando marginalmente las chucherías culturales mientras que su esposo hacía observaciones más serias y científica (traducción propia, Lagerspetz & Suolinna, 2014: 48.)

En este contexto, Sleigman inició la tradición de ir al campo y hacer el trabajo de campo en pareja, encontrándole utilidad a la mirada femenina ya que “podía observar ritos y ceremonias a los que los hombres no tenían acceso”. Menciona Melville Herskovits en su esquela de Seligman en 1940, la presencia de “su esposa y distinguida colaboradora, con quien, se tiene que notar, Seligman inició la tradición, ahora común en la antropología, que el trabajo de campo se puede llevar a cabo con mayor efectividad en pareja, entre esposo y esposa” (traducción propia, Herskovits, 1941).

Aquí se desprende un detalle que será en mi opinión una de las más importantes contribuciones de Charles Seligman a la antropología social y la etnografía británicas. Tal como lo indica el mismo autor:

Se puede considerar que la expedición haya alcanzado una razonable medida de éxito, pues ha llevado a la luz un número de hechos hasta el momento desconocidos. Este resultado se debe en gran medida a mi esposa (Brenda Zara Seligman), pues estoy convencido de que el gran éxito que logramos en ganar la confianza de esa gente tímida y extremadamente celosa se debe enteramente a su presencia y participación. No solamente habría sido imposible sin su participación obtener ciertos resultados importantes en determinados sectores, como por ejemplo el registro fonográfico de canciones de cuna, sino que no me hubiera sido posible estudiar la vida familiar con el grado de intimidad que hacía posible su presencia. No hay que pensar, sin embargo, que su contribución fuera de la especie algo pasivo que resultaría de la presencia de cualquier mujer simpática. En efecto, el caso es todo lo contrario pues, con una sola excepción las danzas ceremoniales descritas en el capítulo IX fueron registradas por la señora Seligman, mientras que yo dediqué mi atención entera a conseguir una serie razonablemente completa de fotografías. Hasta tal grado compartió por completo el trabajo en este campo y en otros que, al editar nuestros resultados, encontré que mi idea original de publicar un volumen con unos capítulos editados en conjunto no le haría justicia a su trabajo, por lo que figura como coautora del presente libro (Seligman & Seligman, 1911: VIII).

Brenda Zara Seligman ya no era una secretaria empleada ad hoc para la edición de un texto etnográfico, ahora no solamente era la señora Charles Gabriel Seligman, sino también la coautora de la descripción etnográfica publicada. Que yo sepa, es el primer caso de un trabajo conjunto de esposo y esposa en el campo en la antropología social británica, no obstante que se hace referencia a la posible presencia anterior a mujeres simpáticas en el campo y, desde esta constatación, es que me parece que esa es una de las contribuciones más importantes de Seligman a la antropología social británica.

Brenda Seligman, que no contaba con una formación como antropóloga, sería con Charles Seligman, la aprendiz de mago y se hizo dueña de varios campos de la antropología compartida de los Seligman, de los cuales llaman la atención dos.

La primera es la parentescología, y más específicamente el método genealógico, que había sido introducido en la antropología británica por Rivers, a partir de la Expedición al Estrecho Torres en 1898. Brenda Seligman se dedicó en su cooperación con su esposo a este campo. 7, 8.

Otro campo donde se hizo valer Brenda Zara Seligman fue el arte. Supuestamente fue bajo su influencia que Charles Seligman inició una colección de porcelanas del Lejano Oriente, hasta tal grado que en algún momento construyó un anexo a la casa de la familia para colocar la colección. Su interés en el arte se manifiesta en un curioso muy corto artículo de 1961 a edad muy madura. Donde mostraba su experiencia y formación práctica.

Seligman establecido

Al terminar la expedición al Estrecho de Torres en 1899, regresó Charles Seligman a su anterior trabajo en el Hospital de Santo Tomás. En 1903 conoció a un millonario de los Estados Unidos que estaba vacacionando en Inglaterra, el mayor Cooke Daniels, quien le ofreció financiar una expedición a Nueva Guinea. Seligman aceptó la propuesta y el siguiente año se encontró dirigiendo un equipo de tres investigadores en la enorme y desconocida isla de Nueva Guinea: él mismo, el mayor Cooke Daniels y Walter Mersh Strong.

Estamos siguiendo la suerte de un joven londinense que en 1896 se convirtió en médico en el Hospital de Santo Tomás y que, a partir de 1898, con su participación en la Expedición Antropológica de la Universidad de Cambridge al Estrecho de Torres, definitivamente era antropólogo. Es problemático pertenecer al mismo tiempo a dos gremios científicos, a Rivers le causó problemas muy similares a los de Charles Seligman Seligman nunca abandonó ni la medicina ni la antropología, y es posible que haya logrado integrar las dos disciplinas mejor que Rivers.

En 1910, a raíz de la publicación de The Melanesians of British New Guinea, ganó Seligman una plaza como “lector” en la London School of Economics, y en 1913 se estableció una cátedra de etnología en la misma institución, aunque sólo a medio tiempo, para poder seguir su trabajo de campo. Esta plaza en la London School of Economics sería su centro de operaciones durante largos años, hasta que en 1934 su situación de salud lo obligó a renunciar y limitarse a trabajar en su hogar cerca de Oxford.

Ya se dijo antes que los intereses de Charles Seligman eran muy amplios, una amplitud comprobada en el contenido del volumen de homenaje que en 1934 publicaron algunos de sus viejos alumnos: Evans-Pritchard, Raymond Firth, Malinowski e Isaac Schapera, con cuatro secciones, cada una dedicada a un campo de los intereses de Seligman: “1. Cultura material, contemporánea y prehistórica, 2. Organización social: parentesco, ritual, ley, 3. Historia, principios históricos y “cultura en movimiento” y 4. Psicología y lo sobrenormal: conceptos, material cultural ilustrativo, lo sobrenormal” (Voegelin, 1938: 318-319). Su interés por el racismo y problemas relacionados con él se revela en su librito Races of Africa, publicado por Oxford University Press como tal en 1930, pero las raíces de este interés las tenemos que buscar en su trabajo de campo en Melanesia.

Otro interés de Seligman fue la cultura material, un interés que encuentra su expresión en diversos campos, como el de coleccionista:

el British Museum, el Victoria y Albert Museum, el Cambridge University Museum de arqueología y antropología, el Pitt-Rivers Museum y el Petrie Museum del University College en Londres, todos tienen colecciones que les han sido donadas por Charles y Brenda Seligman. La Colección Seligman del Pitt Rivers Museum tan solo abarca más de 5000 objetos. Gran parte del material de Seligman en el Pitt Rivers Museum proviene de Egipto, pero hay también importantes colecciones de Sri Lanka, Argelia, Sudan, Australia y Papua Nueva Guinea. El coleccionar fue una parte integral del trabajo de campo de los Seligman, y fundamental en su enseñanza y publicaciones antropológicas (Ib.)

Escribió ampliamente acerca de diversos aspectos de la cultura material, como por ejemplo el estudio que publicó junto con S. F. Nadel acerca de la producción de cristal en Nigeria.

Adicionalmente, a través de los años fue desarrollando una importante colección de porcelana china, se dice que bajo la influencia de Brenda Seligman, y sobre todo a raíz de su viaje a China y Japón en 1929-1930.

Conclusión: el legado de Seligman

A diferencia de Malinowski, su gran amigo, Charles Seligman fue un personaje discreto, pero a través de sus actividades, más que a través de su producción literaria, dejó hondas huellas en la antropología social británica, sobre todo en Melanesia y en diversas partes de África.

Indirectamente podemos decir que Seligman contribuyó a la revolución metodológica en la antropología, pues a fin de cuentas terminaría dirigiendo la tesis doctoral de Bronislaw Malinowski, después de que se acabara la química entre Malinowski y Rivers, que había dirigido la tesis en el primer momento.

Charles Gabriel Seligman fue un antropólogo discreto y callado, y su memoria no es de ninguna manera tan llamativa como la de su alumno Bronislaw Malinowski – bocón y provocador – o de Radcliffe-Brown – discreto también pero políticamente tan determinado como para hacer lo que Malinowski nunca logró, formar una escuela – pero posiblemente ha tenido más influencia en la antropología social británica que muchos.

La conclusión en el necrólogo que escribió C. S. Myers, otro psicólogo que se volvió antropólogo y con quien trabajó Seligman en la expedición al Estrecho de Torres en 1898, es elocuente: “Seligman fue por excelencia un trabajador de campo. Como tal fue el número uno en virtud de la amplitud de sus intereses, en su esmero, integridad y energía, y en su enorme conocimiento, tanto en lo práctico como en lo teórico, de las muchas ramas de su objeto de estudio. Realmente, se puede decir sin lugar a dudas que ningún etnólogo anterior a él ha amasado tal cantidad de información fresca de tantas diferentes regiones del mundo en tantas diferentes ramas de la etnología, y que con el aumento en la especialización en el presente y en el futuro, ningún etnólogo lo rebasará en el futuro en este aspecto” (traducción propia, Myers, 1941: 637).

Como subrayó Melville Herskovits en su obituario: “Seligman fue esencialmente un etnógrafo. Las teorías serán caducas en diez años, decía con mucha frecuencia, son los datos sobre los cuales están construidas que siempre serán útiles. Y esa es posiblemente la razón por la cual evitaba tan notablemente la teoría en su propia obra, porque sus propios libros y artículos son tan completamente presentaciones de datos” (traducción porpia, Herskovits, 1941: 437).

Se dice que “la obra de Seligman no ha dejado una huella teórica determinante sobre las orientaciones de la antropología. Pero su influencia en tanto que director de investigación fue muy importante; sus clases y sus publicaciones sirvieron de punto de partida a los trabajos de etnografía intensiva en Oceanía y de E. E. Evans-Pritchard en África” (Pulman, 2008: 665-666).

Testimonio de su influencia es el hecho de que dirigió la investigación de Malinowski en las Islas Trobriandesas, que produjo Los Argonautas del Pacífico Occidental, la obra más importante del funcionalismo (Malinowski, 1922), y que la obra más importante del estructural-funcionalismo, Sistemas políticos africanos (Meyer Fortes & Evans-Pritchard, eds., 1940), fue dedicada a él.9

Los intereses de Charles Gabriel Seligman fueron siempre muy amplios10 y el mejor testimonio de la amplitud de sus intereses lo encontramos en el volumen que se publicó en 1934 en su honor. Tan sólo el abanico de editores es testimonio de la amplitud: Evans-Pritchard, Raymond Firth, Bronislaw Malinowski e Isaac Schapiro, pero la enorme riqueza de su contenido es auténticamente increíble. Ya se han mencionado las cuatro categorías en las cuales se divide el contenido, pero si nos adentramos en el índice y el contenido del volumen se amplía considerablemente la riqueza y la amplitud.

Todos los antropólogos británicos que hemos visto en el contexto de Seligman trabajaban en Melanesia, y podemos llamar la primera etapa del colonialismo británico “la etapa melanesia”. Los antropólogos británicos que conocemos mucho mejor – Max Gluckman, Meyer Fortes, S. F. Nadel, Mary Douglas, Audrey Richards, Lucy Mair y muchos más – trabajaban en África, creando la etapa del colonialismo británico que podemos llamar “la etapa africana”, y salta a la vista que falta una “etapa latinoamericana”. Los únicos que participaban en ambas etapas fueron Charles Seligman y su alumno Bronislaw Malinowski – y no hay que olvidar a Brenda Zara Seligman.

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Notas

1 Una cuestión que había ensayado en la Expedición Percy Sladen a Melanesia en 1908, y que tendrá su confirmación en las dos tesis doctorales de Malinowski y Radcliffe-Brown en 1922.
2 A menos que se indique otra cosa, la información acerca de Malinowski y sus andanzas en la antropología social británica en Inglaterra proviene de Young, 2004.
3 Tylor definió el campo general de la etnología, o sea el estudio de la cultura; pero fue Rivers quien dirigió el interés de los etnólogos hacia el tema de la organización social de los pueblos llamados primitivos” (Palerm, 1977: 149).
6 Aparte del hecho de que Radcliffe-Brown con frecuencia ha sido nombrado padrino de la antropología política con su dirección de Sistemas Políticos Africanos, Meyer Fortes & Evans-Pritchard, eds., 1940).
7 Un artículo que publicó en 1921, reconociendo los aportes de Rivers comienza así: “una vez me quejé con el Dr. Rivers que su libro The History of Melanesian Society era un libro difícil de leer, a lo que contestó: piense en qué difícil fue escribirlo” (B. Seligman, 1921: 55).
8 Su interés en el parentesco se refleja en el homenaje que recibió en la forma de un libro en 1963: “el 26 de junio de 1963, la señora Brenda Zara Seligman, la viuda del profesor Charles Gabriel Seligman, cumplirá ochenta años” (1963: 91), Brenda Seligman sobrevivió a su esposo Charles Seligman veinticinco años. El libro, que fue editado por el presidente del Royal Anthropological Institute, Isaac Schapera “fue publicado en el formato de la revista del Instituto”, contiene un prefacio del profesor Evans-Pritchard y tiene por título Kinship and Marriage, y contiene ensayos, todos acerca de problemas relacionados con el parentesco, de Evans-Pritchard, Raymond Firth, Daryll Forde, Meyer Fortes, Edmund Leach, Godfrey Lienhardt, Lord Raglan e Isaac Schapera.
9 Entró en juego un nuevo concepto, el Massim, que en gran medida le debía a Seligman su existencia, pues “el descubrimiento de Haddon, de que el Massim constituyera una sola provincia etnológica fue confirmado por C. G. Seligman, cuyo extenso sondeo en 1904 producía la etnografía más comprensiva que jamás sería escrita acerca de Papua. Seligman clasificó los pueblos del Massim en papua-melanesios del oriente para distinguirlos de otros inmigrantes melanesios del oeste (tales como Motu y Mekeo); ambos eran étnicamente distintos de los auténticos papuas del interior. Con la sola excepción de Yela en la Isla Rossel, se encontró que las lenguas del Massim pertenecían a una sola familia melanesia (o bien austronesia” (Young, 1983: 5).
10 Yo escribí en Toluca en un manuscrito (que nunca se publicó, pues los editores sustituyeron la palabra “idiotez” por “insensatez”) que “la especialización es una especie de idiotez”, y yo estoy, en mi interés por la historia de la antropología social británica, volviéndome idiota.
4 Rivers empezaba con un mea culpa: “como veo ahora que he sido obsesionado por un crudo punto de vista evolucionista” (Rivers, 1911: 391), después de lo cual se dirigía a considerar la importancia del proceso de poblamiento de Melanesia. No negaba la relevancia de un estudio de la evolución de las instituciones, pero subrayaba que “el análisis etnológico debe preceder cualquier uso teórico de los hechos de la sociedad australiana en apoyo de especulaciones evolucionarias” (Rivers, 1911: 391), por lo que tiene que “considerar el proceso de análisis mismo y los principios que deben constituir su base” (ibídem, p. 392).
5 La precisión de la etnografía de Malinowski está comprobada en el hecho de que un posterior antropólogo, H. A. Powell, podía hacer uso de la etnografía de Malinowski y comprobar lo que Malinowski había negado: la existencia de facciones políticas en las Islas Trobriand (Powell, 1960), y que otro antropólogo posterior podía hacer uso de los datos de Malinowski y contruir lo que no había construido Malinowski: la antropología política del kula (Singh Uberoi, 1964).


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