Ensayos fotográficos
El Divino Rostro: tres miradas a un personaje indefinible
The Divine Face: Three Views to an Indefinable Character
El Divino Rostro: tres miradas a un personaje indefinible
Iberoforum. Revista de Ciencias Sociales, vol. 2, núm. 2, pp. 1-26, 2022
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Recepción: 22 Agosto 2022
Aprobación: 29 Agosto 2022
Publicación: 08 Noviembre 2022
Palabras clave: Divino Rostro, cruces, máscaras, cuevas, montañas sagradas
Keywords: Divine Face, cross, masks, caves, sacred mountains
¿Quién es el Divino Rostro? Si respondemos que es, al mismo tiempo, una máscara y un personaje de danza en Texcoco o una cueva ubicada en el volcán Popocatépetl y, además, el rayo, la tierra, el dueño del monte, fractalizado en cinco cerros sagrados del poniente del valle de México, necesitaríamos un espacio más amplio que el que ya generosamente nos han cedido los editores de Iberoforum para explicar con suficiencia nuestras respuestas. Baste por ahora con exponer, así sea brevemente, cada una de las facetas (como plural de “faz”) del existente dividual que ocupa nuestros afanes. Este dossier fotográfico está preparado por el trabajo colectivo de cinco colegas, lo mismo en Texcoco, Estado de México, que en las vertientes mexiquense y morelense del volcán Popocatépetl, y en la Sierra de las Cruces y Montealto, al poniente del valle de México. Como el lector podrá notar, la presencia del Divino Rostro y su culto en una amplia región nahua, otomí y mazahua es considerable. Deseamos que lo que no alcancen a describir nuestras palabras sea debidamente ilustrado por nuestras fotografías.
El Divino Rostro en Texcoco
Entre los pueblos de la región de Texcoco y el valle de Teotihuacán, Estado de México, en la danza de “Santiagos”, variante de “Moros y Cristianos”, se utiliza un objeto ritual conocido como el Divino Rostro, el cual representa una mezcla entre Santiago apóstol y Jesucristo. Dicho objeto, que una persona externa podría calificar de máscara, es concebido por los pobladores como un “santito” que está vivo, igual que las imágenes de bulto que se encuentran en las iglesias. Debido a esta particularidad, la persona que porta el Divino Rostro, conocido en la danza como el “Primer Santiago”, se ve obligado a cumplir con una serie de requisitos (períodos de abstinencia sexual, prohibición de ingerir bebidas alcohólicas o alimentos como carnes rojas y picantes por un determinado tiempo). Quien asume esta tarea debe frecuentar el sacramento de la confesión, evitar vivir en concubinato y está obligado a mantener un buen comportamiento dentro de la comunidad. Además, durante el tiempo en el que el “Primer Santiago” conserva al “santito” en su casa, debe realizar ciertos cuidados a la imagen que incluyen el colocarla en un altar, así como ofrecerle comida a ella y al caballo de madera que lo acompaña. Debe, además, llevarla a misa y no dejarla nunca sola en casa. Cumplir con estos requisitos es determinante ya que, al momento en el que el danzante porta el Divino Rostro durante la danza, los pobladores señalan que “se transfigura”, es decir, “le presta su cuerpo al santo”. Ante esta situación, el danzante debe tener mucho “respeto” y cuidado en la forma en la que cumple sus requisitos porque, así como el Divino Rostro es milagroso y puede dar fuerza y vigor durante el baile, también puede ser “castigador” cuando se incurre en una falta, lo que pone en un grave riesgo tanto al “Primer Santiago” como a su familia y al resto de los compañeros de danza.
El Divino Rostro en el Popocatépetl
El Divino Rostro del Popocatépetl es una cueva que se localiza a 4 025 msnm, a donde acuden diversos ritualistas meteorológicos de los estados de Morelos, de Puebla y del Estado de México para iniciar el ciclo ritual-agrícola y para cerrar el temporal años tras año. En palabras de algunos especialistas, este lugar es “sagrado” porque en él vive Jesucristo, junto con sus ayudantes los querubines, ángeles, rayistas y centellistas que lo auxilian a regar la lluvia. En el mundo de los sueños, los especialistas obtienen diversas vistas de la Cueva del Divino Rostro. A veces es un espacio de estética barroca donde vive Jesucristo acompañado de otros santos católicos. También puede ser percibida como una gran playa con grandes surcos de maíz, frijol, avena, chile y otros productos de la tierra; otras veces es una gran casa de cristal, desde donde se mira para todos los lados del mundo, o como un enorme cuexcomate que contiene las semillas que serán cultivadas en el temporal, así como las aves de corral (gallinas, guajolotes) y el ganado (vacas, toros, borregos). En otras palabras, el Divino Rostro del Popocatépetl es un lugar donde los especialistas van en busca del conocimiento, pero también para conocer el mundo otro. Una acotación: también se le conoce como “Alto Cielo” de donde emanan todos los conocimientos de la meteorología, la partería, la hierbatería y otros oficios de gran importancia para el devenir de los pueblos. El Divino Rostro del Popocatépetl es el eje rector que sustenta el chamanismo meteorológico en torno a este volcán.
Los Divinos Rostros de la Sierra de las Cruces y Montealto, Estado de México
La Sierra de las Cruces y Montealto divide a los valles y cuencas de México y Toluca, y en aquélla se ubica un quincunce de cerros que, a decir de los otomíes y mazahuas que la habitan, trazan sobre el territorio el contorno del cuerpo crucificado del Divino Rostro. Así, la cabeza de Cristo se ubica en el cerro de la Campana, mientras que el brazo derecho se ubica en los del Pocito de Ayotuxco y el izquierdo en La Palmita de Hueyamalucan. La narrativa sugiere que el corazón se ubica en el cerro de La Verónica y, finalmente, los pies se ubican en el cerro de Tepexpan: así, Cristo es la tierra y la tierra es Cristo. Sin embargo, el Divino Rostro es también el santo rayo/la santa centella. Surca por el cielo en su caballo, regando la tierra con sus lágrimas, que son las gotas de lluvia. Pero, para llevar a cabo sus tareas, requiere de aliados humanos, a quienes busca y marca con su espada de fuego: estos hombres y mujeres rayados se convierten en sus cuerpos, a quienes se les conoce como mēfi, es decir, “trabajadores” o “peones” de una milpa cósmica, que deben lealtad exclusiva al dueño del mundo, pues se transforman, mediante complejos procesos de iniciación chamánica, en sus cónyuges. Los mēfi suelen caer en episodios de trance, llamados servicios, durante los cuales su esposo divino comunica sus deseos y los instruye en el delicado arte ritual que tiene por objeto alimentarlo y con esto asegurar la fertilidad agrícola, la salud y prosperidad humana.
Durante el proceso de elaboración de la imagen, el ebanista y tallador Martín Nava perfecciona los detalles del rostro utilizando diversas herramientas y materiales.
Papalotla, Estado de México, 2017
Fotografía de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Ya que están definidos los rasgos de la imagen y que todas las piezas se han unido, comienza una etapa que Martín Nava —ebanista y tallador— denomina encarnación.
Papalotla, Estado de México, 2017
Fotografía de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Tras la fabricación, el cliente, que generalmente es un danzante o una cuadrilla, debe llevar la imagen a bendecir para que “se despierte” y pueda comenzar su trabajo.
Tulantongo, Estado de México, 2017
Fotografía de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Uno de los actos rituales que se observan con mayor frecuencia hacia el Divino Rostro es la construcción de altares para su veneración como parte de la estadía de la imagen en la casa del danzante.
Tequexquinahuac, Estado de México, 2015
Fotografía de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Durante el traslado de la imagen días antes o en el marco de la festividad, siempre se utilizan guantes o alguna mascada para poder tocarla.
Tequexquinahuac, Estado de México, 2015
Fotografías de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Durante el traslado de la imagen días antes o en el marco de la festividad, siempre se utilizan guantes o alguna mascada para poder tocarla.
San José Texopa, Estado de México, 2017
Fotografías de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Portar la imagen durante la ejecución de la danza o en alguna procesión es parte de una relación simbiótica entre danzante-santo.
Xocotlan, Estado de México, 2015
Fotografía de José Manuel Moreno Carvallo y Jorge Antonio Martínez Galván
Camino al Divino Rostro del Popocatépetl cargando las flores, velas, copal y comida para pactar en favor de un buen temporal.
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
Especialistas rituales pidiendo permiso para entrar a la Cueva del Divino Rostro con su vara de membrillo que simula machetes para cortar las enfermedades y malos temporales.
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
Especialista sahumando las fuentes de agua que representan el líquido vital que será distribuido en el mundo por el Divino Rostro y sus ayudantes los ángeles, querubines, rayistas y centellistas.
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
El cuexcomate que se localiza en el Divino Rostro del Popocatépetl, donde se miran los surcos de milpa y se simula con flores las mazorcas, el chile y la calabaza, así como gallinas, pollos, vacas, caballos y borregos.
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
Especialistas rituales abriendo los cabos de la tierra para que el agua pueda repartirse por todas las llaves y cisternas de agua (cerros) de la Sierra Nevada mexicana.
Cueva del Divino Rostro, tierras comunales en Ecatzingo, Estado de México, 2019
Fotografía de Víctor Alfonso Benítez Corona
Don Pascual Mendoza (1936-2020), mēfi de Xochicuautla.
Cerro de la Campana, Huixquilucan, Estado de México, 2020
Fotografía de Daniela Peña Salinas
Cruces tendidas para su veneración nocturna.
Cerro de la Campana, Huixquilucan, Estado de México, 2019
Fotografía de Daniela Peña Salinas
La mixa, miniatura del mundo y alimento del Divino Rostro.
Cerro de la Campana, Huixquilucan, Estado de México, 2020
Fotografía de Daniela Peña Salinas
La mēfi Leocadia Flores, dadora de cuerpo para el Divino Rostro, quien habla por su voz en los trances o servicios.
San Pedro Abajo, Temoaya, Estado de México, 2022
Fotografía de Carlos Hernández Dávila
El conjunto de cerros sagrados que forman el cuerpo del Divino Rostro, vistos desde el cerro de La Catedral.
Temoaya, Estado de México, 2021
Fotografía de Carlos Hernández Dávila
El Divino Rostro del cerro de La Campana vuelve a su templo luego de dar “una vuelta por el mundo”.
Cerro de la Campana, Huixquilucan, Estado de México, 2020
Fotografía de Carlos Hernández Dávila
Un niño electo por el Divino Rostro para ser su mēfi se presenta coronado de flores para sellar su alianza.
Cerro del Pocito de Ayotuxco, Huixquilucan, Estado de México, 2015
Fotografía de Carlos Hernández DávilaNotas de autor