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Las emociones y la construcción de la identidad colectiva del movimiento social antigénero peruano Con Mis Hijos No Te Metas1
The Emotions and Construction of the Collective Identity of the Peruvian Anti-Gender Social Movement Con Mis Hijos No Te Metas
Iberoforum. Revista de Ciencias Sociales, vol. 3, núm. 2, pp. 1-22, 2023
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

Dossier



Recepción: 28 Abril 2023

Aprobación: 02 Octubre 2023

Publicación: 31 Diciembre 2023

DOI: https://doi.org/10.48102/if.2023.v3.n2.293

Resumen: En el siguiente artículo, se analiza el papel de las emociones morales y contrasubversivas en la configuración de la identidad colectiva del movimiento peruano Con Mis Hijos No Te Metas. Se argumenta que el estudio de las emociones resulta esencial para entender la acción colectiva y los significados que los activistas le dan a la movilización. Se evidencia que en este movimiento es notable la influencia de la moral religiosa judeocristiana en su acción colectiva, la cual está cargada de reglas de sentir, emociones y significados. La identidad colectiva se basa en el sustrato emocional del compromiso de los activistas con el movimiento; las emociones morales y afectivas revitalizan la causa del movimiento y fortalecen la solidaridad grupal. Además, las emociones contrasubversivas dirigidas hacia el enemigo público —el gobierno y sus aliados, como la prensa y las fuerzas del orden— buscan deslegitimar la autoridad del gobierno en temas educativos y de salud reproductiva.

Palabras clave: Antigénero, acción colectiva, emociones morales, emociones contrasubversivas, identidad colectiva.

Abstract: This article presents the role of moral and counter-subversive emotions in the construction of the collective identity of the Peruvian anti-gender movement, Con Mis Hijos No Te Metas. Understanding the emotions present in this movement is vital to comprehend their collective action and opposition to human rights policies. The research reveals that the collective action of these activists is based upon religious Judeo-Christian values, which are deeply rooted in moral rules and emotions. The collective identity of this movement is built upon an emotional connection between activists and the cause, where moral emotions carry significant meaning based on religious morals. Besides affective emotion, commitment to the movement's cause is revitalized and solidarity within the group is strengthened. In contrast, counter-subversive emotions directed towards the public enemy —the Peruvian government and their allies, including the press and law enforcement— delegitimize their authority on educational and reproductive health matters.

Keywords: Antigender, collective action, moral emotions, counter-subversive emotions, collective identity.

En el contexto peruano, la influencia de la moral religiosa judeocristiana en la acción colectiva del movimiento Con Mis Hijos No Te Metas es notable, lo que se refleja en la carga de reglas de sentir, emociones y significados que dan identidad al grupo. Este artículo analiza el papel de las emociones morales y contrasubversivas en la conformación de la identidad colectiva de este movimiento, y cómo estas emociones influyen en la posición contraria a las políticas de género y en la lucha por defender valores tradicionales. Para entender la acción colectiva y los significados que los activistas dan a su movilización, es esencial estudiar las emociones presentes en este movimiento y cómo forman parte de la construcción de la identidad colectiva; todo ello proporciona la comprensión de su férrea oposición a las políticas de género en el país.

El movimiento social Con Mis Hijos No Te Metas se originó en la ciudad de Lima, Perú, el 26 de septiembre de 2016, impulsado por grupos religiosos evangélicos como el Movimiento Misionero Mundial, la Alianza Cristiana y Misionera, Agua Viva, la Iglesia Cristiana Mundial El Aposento y la Iglesia Predicadora de la Ley Divina Los Guerreros de Dios, lo cual demuestra que las iglesias evangélicas se han alejado de su tradicional apoliticismo para incidir en asuntos políticos (Aguilar de la Cruz, 2019). Además, ha recibido el apoyo de instituciones católicas como el Opus Dei, lo cual demuestra la alianza estratégica entre el neointegrismo católico y el fundamentalismo evangélico2 para posicionarse en contra del cambio cultural impulsado por los movimientos feministas y de la diversidad sexual (Arguedas Ramirez, 2020). También involucró a colectivos ciudadanos provida y profamilia,3 así como a diversas organizaciones no gubernamentales.4 Asimismo, se sumaron periodistas y personajes políticos del Congreso de la República.5

El movimiento Con Mis Hijos No Te Metas se opuso a lo que percibían como “ideología de género” en la educación y se centró en la defensa del derecho de los padres a elegir la instrucción de sus hijos. A lo largo de su existencia, se ha mantenido activo en las redes sociales y en la esfera pública, defendiendo su posición en contra de la “ideología de género” y promoviendo la participación de los padres en la educación de sus hijos.

A continuación, se establecen los conceptos claves para el abordaje de las emociones en la protesta y se presenta el caso de estudio y la metodología; posteriormente, se exponen los resultados del análisis de la información y, finalmente, se muestran las conclusiones del trabajo.

El concepto “ideología de género”

El discurso de los activistas antigénero tiene como eje el concepto “ideología de género”, definido como el conjunto de pensamientos falsos que pretenden cambiar la naturaleza humana, destruir la familia y los valores tradicionales (Latorre Ariño, 2019). Son un conjunto de creencias que sirven para interpretar e intervenir la realidad, como una especie de herramienta de control social para despojar al ser humano de su libertad, convirtiéndolo en una masa manipulable por las élites de organismos supranacionales que tienen una agenda de género que responde a intereses económicos, políticos y culturales (Latorre Ariño, 2019, p. 36). En ese contexto, el concepto se presenta como una interpretación de la realidad que va en contra de las representaciones religiosas tradicionales.

En las últimas décadas, hemos asistido a un cambio en las estructuras sociales y a la aparición de nuevos movimientos que buscan desafiar las normas y roles de género tradicionales. Esto ha generado controversia y ha sido visto por algunos sectores religiosos como una amenaza al orden social establecido; ha surgido, así, una oposición a lo que se ha denominado “ideología de género”. En ese orden de ideas, los grupos religiosos se presentan como agentes importantes en los movimientos neoconservadores que promueven una moral sexual judeocristiana tradicional (Bárcenas Barajas, 2018), empleando estrategias de acción para frenar los avances en derechos y libertades para la diversidad sexual y de género, como el matrimonio igualitario y el reconocimiento de las identidades no normativas. Utilizan su influencia política para tratar de frenar o revertir estos avances, a menudo mediante medidas legales y discursos tecno-fundamentalistas (Fiol, 2022).

Desde la perspectiva de los defensores del enfoque de género en las políticas públicas, se busca promover la igualdad de género, luchar contra la discriminación y la violencia de género, y construir una sociedad más justa e inclusiva. Sin embargo, para sus oponentes, la ideología de género representa una amenaza a la familia, a la moral y a la tradición, ya que busca imponer una visión que va en contra de lo establecido por la religión y la cultura hegemónica. Desde la postura feminista, se sostiene que la retórica antigénero antagoniza contra la libertad de las mujeres y es entendida como una manifestación de la violencia patriarcal (Fiol, 2022). Este debate se ha presentado en diversas esferas, desde la educación hasta la política y la sociedad en general, lo que ha llevado a un polarización y divisiones muy pronunciadas.

En ese sentido, es importante señalar que el movimiento social Con Mis Hijos No Te Metas implica un abanico amplio que desborda el término antigénero: se caracteriza por implicar posturas políticas ligadas al populismo de partidos políticos de derecha e izquierda, cuestionar la identidad de género no binaria y la autodeterminación de género, criticar los debilitamientos de los vínculos sociales de la institución familiar y poner nuevamente en debate las intersecciones entre las esferas públicas y privadas en la educación.

Las estrategias de acción contra la ideología de género

Desde el activismo en contra de la ideología de género en la educación se ha establecido estrategias de acción cuya finalidad es frenar el avance de las políticas públicas con enfoque de género; en ese sentido, se identifican discursos con argumentos científicos y legales en lo que Fiol (2022) y Romero (2021) denominan como “secularismo estratégico”. Éste implica el uso de argumentos seculares para influir en el debate público y respaldar posiciones religiosas.

Otra estrategia es la promoción del pánico moral para frenar el avance de derechos LGBTI y la promoción de la diversidad sexual; las iglesias evangélicas a menudo utilizan el pánico moral exagerando amenazas morales o culturales y estigmatizando la diversidad sexual y de género con la finalidad de implementar medidas punitivas, como leyes más estrictas y vigilancia comunitaria (Bárcenas Barajas, 2018). En esa línea, también se utilizan estrategias persuasivas para impactar en las emociones de los receptores. Los activistas en las redes sociales buscan generar simpatía, empatía o indignación para ganar apoyo a sus posturas y promover la adhesión a su causa (Pavia y Sambucetti, 2021).

El fomento del miedo y la desinformación a menudo se basa en argumentos alarmantes —como la supuesta intención de “adoctrinar” (Romero, 2021) a los niños en temas de género y sexualidad— para movilizar a los padres y generar resistencia a las políticas educativas. Se defiende la educación privativa de los padres en lo que respecta a la educación sexual y de género, y se señala que las escuelas no deberían tener un papel en ella. Esta posición busca apelar al derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos y refuerza la idea de que las políticas de educación sexual invaden la esfera familiar (Romero 2021).

En resumen, la propagación del término “ideología de género” en discursos académicos y políticos se ha realizado a través de estrategias de descontextualización, simplificación, utilización en discursos religiosos (Arguedas Ramirez, 2020), influencia en la educación, participación en debates públicos, producción de materiales y alianzas políticas. Esta diseminación ha contribuido a la creación de una narrativa negativa en torno a las teorías de género y la sexualidad, lo que ha promovido la oposición a los avances en igualdad de género y los derechos de grupos LGBTI.

Las representaciones religiosas en la vida colectiva

Todas las creencias religiosas poseen una característica en común: suponen una clasificación del mundo en lo sagrado y lo profano (Durkheim, 2007). Los sistemas de representaciones religiosas expresan la naturaleza sagrada de las cosas y su relación con lo secular. Se suele suponer que lo sagrado es distintivo de lo jerárquicamente superior en la sociedad (Nisbet, 1965, pp. 73-90), lo cual no es suficiente para establecer su significado; éste se esclarece cuando se le señala como el carácter fundamental del vínculo social, en su oposición a lo profano. Lo sagrado se sitúa como lo socialmente aceptado que mantiene la cohesión del grupo humano.

Por el lado de la historia de las religiones y coincidiendo con Mircea Eliade (2001), las representaciones religiosas están implícitas en las actividades cargadas de simbolismo; toman forma gracias a un contexto histórico, político y social determinado. Sin embargo, se diferencian de otros simbolismos por su contribución a la construcción de un mundo en el sentido de nuevos “mundos” revelados por las propias actividades humanas, develando al mismo tiempo una constelación de mitos y ritos que proporcionan el sentido de la vida.

Las emociones en los movimientos sociales

Los activistas de los movimientos sociales se alimentan por diversas emociones para enrumbarse en una protesta y mantenerse en ella. Existen casos en los que el miedo a perder las posesiones o lugares de residencia los motiva a luchar en las calles; las sensaciones de inseguridad, el dolor y la tristeza de perder la batalla o de ser testigo de la violencia ejercida por las fuerzas del orden pueden desmovilizar a los manifestantes; la indignación por las injusticias a las que son sometidos exacerba las manifestaciones (Jasper, 2018; Sharma, 2022). El deseo de preservar las formas de ver y concebir el mundo motiva a la acción colectiva, tal es el caso de los activistas antigénero del norte de Europa, quienes salen a las calles a movilizarse en defensa de la libertad religiosa y de su idea de democracia; buscan frenar el avance del “neocomunismo” acarreado por los organismos supranacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la Unión Europea (UE) (Paternotte y Kuhar, 2018).

Cuando se inquiere sobre los principios morales básicos que subyacen a la acción colectiva, los grupos con posturas conservadoras —a diferencia de los grupos liberales— puntualizan el valor de la pureza, verbigracia en lo concerniente a las libertades sexuales (Herzog y Golden, 2009). En otras investigaciones sobre grupos antagónicos, se ha resaltado la dificultad de conciliar posturas. Por ejemplo, en la investigación de Haidt y Graham (2007), se rastreó la incapacidad de consenso entre políticos conservadores y liberales por sus diferencias en cinco fundamentos básicos que subyacen a los valores morales: daño/cuidado, justicia/reciprocidad, pertenencia al grupo/lealtad, autoridad/respeto y pureza/santidad. Asimismo, en el estudio de Herzog y Golden (2009), se evidenció que los activistas por los derechos de los animales y los investigadores que experimentan con animales tenían problemas similares para comprender las perspectivas del otro grupo.

Estudios recientes han demostrado que las emociones morales como la rabia pueden dar lugar a discursos negativos y extremistas; es el caso de la investigación de Workneh (2021), quien encontró que las plataformas de las redes sociales ayudaron a los jóvenes etíopes a participar en discursos políticos durante la crisis política del país, aunque también fueron responsables de elevar la proliferación de discursos de odio (citado en Sharma, 2022). Los científicos sociales, como Marietta, Farley, Cote y Murphy (2017), también han encontrado que los partidos políticos aprovechan los impactos de los discursos de rabia moral, como se evidenció en las campañas de Donald Trump y Jair Bolsonaro, para canalizar votantes a la hora de elegir autoridades (citado en Sharma, 2022).

Volviendo a las emociones morales en la protesta, éstas son un motivante poderoso para la acción colectiva: la amenaza, el enojo, la indignación, la condenación y el odio son estimulantes comunes que adhieren a los activistas en la política y en otros proyectos estratégicos. Es el caso de los activistas que se oponen a la ideología de género e identifican a sus enemigos como aquéllos catalogados como sacrílegos al atacar sus creencias religiosas; de ahí el fortalecimiento de la identidad colectiva, especialmente si se puede atribuir la culpa a los enemigos, los villanos y las víctimas, y hacer la autorreferencia de ser los adalides que reencaminan a las ovejas descarriadas (Meneses, 2019). Muchas de las emociones morales surgen de nuestras creencias y reacciones sobre el sistema social en el que vivimos; es el caso de aquéllas ligadas a nuestro sentido de justicia (Goodwin et al., 2004; Jasper, 2018), las cuales involucran con frecuencia nuestra práctica de diferenciar el comportamiento humano en buenas y malas acciones para luego sancionar comportamientos, medida de regulación del individuo frente al grupo social (Durkheim, 2007).

Las emociones morales, según Goodwin et al. (2004), requieren de un considerable procesamiento cognitivo; incluyen el orgullo, la vergüenza, la indignación, la compasión y las formas complejas de asco, miedo o enojo. La complejidad de estas emociones radica en el proceso cognitivo, tal como el miedo a una planta nuclear se diferencia del miedo por la represión policial y militar. El enojo es reflexivo, pero necesita de la mezcla del odio y de la rabia moral para provocar la movilización (Goodwin et al., 2004).

La rabia moral es una emoción gestada en el grupo, entendida como la indignación que emana de la violación de estándares morales, es compartida socialmente y obedecida por su propio carácter social y por las sanciones posibles ante la transgresión de los estándares. En las plataformas virtuales, la rabia moral es puesta de manifiesto fácilmente, de forma penetrante y con menor prudencia; en estos espacios, deviene con mayor facilidad su disponibilidad de evocarla y se refuerza con estereotipos que maximizan la probabilidad de una futura expresión de indignación en formas cada vez más violentas de interacción social. Según una investigación de Spring, Cameron y Cikara (2018), la rabia moral en la vida virtual es una fuerza crítica para la acción colectiva; las páginas de redes sociales pueden actuar como plataformas de intercambio de conocimientos que incrementan la participación de los cibernautas en temas variados con especial énfasis en tópicos referentes a la política, religión y libertades sexuales (citado en Sharma, 2022). En la vida virtual, avergonzar a otros para sonar virtuoso y moralmente correcto es más fácil debido a la impunidad que el anonimato potencia en los espacios digitales. Según Crockett (2017), la rabia moral virtual puede menguar gracias a la constante exposición a cuestiones morales, puede disminuir la intensidad general de experiencias de rabia o causar que, en la gente, la rabia moral sea más selectiva (citado en Sharma, 2022).

Según Krauth-Gruber y Bonnot (2020), la rabia moral es diferente de la ira personal y de la ira empática (empathetic anger) en tanto que es una respuesta emocional que busca restaurar la legitimidad y la justicia, generalmente vulneradas por un extraño al grupo propio. En cambio, la ira personal proviene de la comprensión de que los propios intereses son afectados (citado en Sharma, 2022). Por su parte, la ira empática comprende los intereses de un grupo o individuo que se considera como afectado o frustrado en sus actividades e intereses debido a la intervención de un tercero causante de ese mal. Spring, Cameron y Cikara (2018) sostienen que la rabia moral virtual puede conllevar a una acción colectiva organizada e incrementar la participación en la esfera pública (citado en Sharma, 2022). Brady y Crockett (2019) afirman que la rabia moral virtual puede silenciar las voces marginalizadas por la sociedad, lo que evidencia la existencia de grupos dominantes y grupos dominados (citado en Sharma, 2022).

Como se ha expuesto, las emociones son factores importantes para la movilización, fortalecen los compromisos con la causa y son, también, responsables del debilitamiento u ocaso del movimiento. En ese sentido, las emociones están en un constante proceso de transformación, reelaboración y resignificación, denominado “la dimensión colectiva de las emociones” (Flam y King, 2005, p. 19).

Las reglas de sentir

Son normas no escritas, aprendidas por medio de la socialización y que condicionan lo que debemos sentir o lo que es correcto sentir según lo socialmente aceptado y esperado (Polleta y Jasper, 2001). Son construcciones sociales, afianzadas por el uso y la costumbre, susceptibles de ponerse en duda y modificarse.

Las reglas de sentir son un pilar fundamental de la ideología (Hochschild, 1979), puesto que se convierten en modos de sentir dominantes que se espera que los demás actores asimilen. Es el caso de los activismos por el tratamiento de la depresión postparto que cambiaron la perspectiva del rol de los actores en la sociedad, mostrando enojo e ira por una sociedad dominada por el machismo, en vez de la frustración, la culpa, la vergüenza y la depresión antes sentida (Flam y King 2005, p. 30).

La identidad colectiva

Es la conexión cognitiva, emocional y moral de un individuo con un grupo, comunidad o institución (Polleta y Jasper, 2001); es una fuerza emocional que proviene del nexo sentimental con la causa del movimiento y con sus propios compañeros de lucha; es la identificación de los individuos con el colectivo; es la sensación de orgullo y satisfacción de pertenecer a un grupo. Cuando se construye al enemigo público (Schmitt, 2006), se pone en relieve la identidad colectiva porque se establece la identidad del “nosotros” en contraposición del “ellos” (Poma, 2019). La religión aporta aspectos importantes para la identidad de los movimientos sociales; es una fuente de motivación que vincula y unifica a los activistas y proporciona una identidad particular al movimiento (Lockhart, 2000).

En el mundo social, los grupos humanos se diferencian unos de otros al embarcarse en un proceso de construcción de la identidad denominado “identity work” (Della Porta y Diani, 2006), mediante el cual se forman elementos culturales: los grupos, a través de su experiencia vivida, de códigos, de la ideología, de los diferentes esquemas de visión y acción, de los valores, símbolos y tradiciones, le dan sentido al movimiento social. La identidad colectiva se expresa en afectos positivos hacia otros miembros del grupo sobre la base de la pertenencia; definirse a uno mismo a través de la ayuda mutua implica un mapeo tanto afectivo como cognitivo del mundo (Jasper, 1998).

Caso de estudio y metodología

En el presente estudio se empleó la metodología cualitativa, teniendo como principio articulador la verstehen weberiana, herramienta conceptual para determinar y poner en relieve las uniformidades y patrones de la acción social (Weber 1993, p. 29). En cuanto al caso de estudio, se analizó el movimiento Con Mis Hijos No Te Metas, que surgió en Perú en 2016 en oposición a la implementación de la ideología de género en las escuelas del país; la comunidad virtual se creó el 29 de noviembre de 2016 y cuenta con más de 240 000 seguidores.

Se utilizaron diversos materiales como testimonios de miembros de la comunidad: videos, publicaciones en redes sociales y medios de comunicación. El criterio para la selección de las fuentes de información fue contar con una perspectiva holística, y se amplió el espectro de las fuentes para realizar la triangulación de los datos; ello tuvo en cuenta otro criterio implícito: el de coherencia y conciencia de la complejidad que presenta el análisis de las emociones que subyacen en la protesta, puesto que la investigación se enmarca en el proceso de comprensión de los marcos interpretativos de los activistas. Cabe destacar que se tomó en cuenta el posicionamiento del investigador frente al tema, y se reconoció la neutralidad como un ideal al cual busca aproximarse en el desarrollo de la investigación. De esta manera, se pudo colaborar en la construcción de un análisis riguroso, coherente y objetivo acerca de las emociones en la protesta contra la ideología de género en la educación peruana y su impacto en la sociedad.

En el análisis, se utilizó la etnografía digital, realizada entre finales del 2019 y el 2021; así, el grupo de Facebook #ConMisHijosNoTeMetas se aborda como una comunidad virtual.6 El mundo de las comunidades virtuales es un espacio rico en significados, propicio para el análisis de las emociones como factores que inciden en la protesta. El investigador social supera las barreras del trabajo de campo —la renuencia a brindar información, la desconfianza y otras cuestiones, como divergencias en opiniones políticas y de credo— que imposibilitan llevar a cabo entrevistas a profundidad con los sujetos de investigación. Con la etnografía digital (Markham, 2018), se resuelven las dificultades del espacio físico y se obtienen los datos que suceden en tiempo real y sin la intervención del investigador.

En un plano siguiente, se efectuó el proceso de revisión y análisis de los documentos y videos para examinar el texto y discurso de los líderes del movimiento, de los intelectuales defensores de la vida y la familia, así como de la retórica en los artículos de revistas académicas y periódicos internacionales, del medio local y medios cristianos y evangélicos.7 Todo ello con la finalidad de triangular la información de diferentes fuentes para proporcionarle validez al análisis de las emociones en la protesta.

Análisis de los resultados

Para identificar la identidad colectiva del movimiento, fue preciso establecer, primero, las emociones que propiciaron la cohesión, la identificación y el compromiso con éste. Después se determinaron las emociones dirigidas a sus adversarios; para ello fue de vital importancia tener en consideración el concepto “enemigo público” (Schmitt, 2006).

La identidad colectiva

La fuerza de la identidad colectiva provino del lado emocional que une a los activistas con la causa de lucha: lo que los identifica fue su defensa de los niños ante la amenaza que trae consigo la ideología de género. Expresaron su compromiso con el movimiento mediante emociones afectivas dirigidas a sus líderes y correligionarios; así, profesaron bendiciones cargadas de solidaridad, respeto, amor y aliento, expresiones de la moral religiosa judeocristiana. Esta última fue entendida como la raíz de los juicios, como nociones esenciales que dominan y regulan la vida social (Durkheim, 2007).

Las emociones morales de los activistas estaban basadas en los estándares morales religiosos que apuntan al control de la sexualidad, la vida y la familia. Para poder comprender el significado que le dan a estas categorías, se revisaron documentos oficiales de la iglesia católica. En ese sentido, la carta encíclica Humanae Vitae del papa Pablo VI (1968) sostiene que la familia, como sacramento, establece en su constitución a hombres y mujeres, creados a semejanza de Dios; al unirse en matrimonio, los cónyuges son consagrados para cumplir los mandamientos divinos. La familia cristina es una comunidad evangelizadora del testimonio de la salvación de Cristo en el mundo a través de la unidad y la fidelidad de la pareja. Los esposos tienen que cumplir las reglas de sentir (Hochschild, 1979) en la constitución del matrimonio: el esposo debe amar a su esposa como Cristo amó a la Iglesia y debe ser el sostén de la familia; la esposa debe amarlo y respetarlo y tiene el rol de madre al dar a luz a los hijos, cuidarlos y guiarlos en sus primeros años de vida; también se une al esposo en una relación recíproca de entrega al servicio de la comunión y la vida; aporta al núcleo familiar y a la sociedad con la riqueza de su intuición, generosidad, sensibilidad y constancia (Pablo VI, 1968).

El valor que le dieron a la movilización Con Mis Hijos No Te Metas está fundado en una sólida moral religiosa con las reglas de sentir que la constituyen. Expresaron orgullo al ver a sus líderes y resaltaron la conexión con Dios que tiene el movimiento. Así se constata en el siguiente comentario realizado en Facebook: “Ambos son Pastores y hacen esta marcha como honra a Dios, para honrar su palabra y sus mandamientos, por eso levantan la mano izquierda y la cierran con fuerza, porque honran a Dios con la fuerza de su corazón” (Anónimo, comunicación personal, Lima, 21 de diciembre de 2016).8

El líder del movimiento, Christian Rosas, alegó en sus discursos que cualquier orden político debía alinearse a los axiomas divinos; así lo evidenció en su discurso frente a las organizaciones religiosas que asistieron a y suscribieron la Declaración de Lima en 2016: “Es imposible establecer un orden internacional ajeno a los principios eternos de Jesucristo” (Con Mis Hijos No Te Metas, 2016, 38:10).

Los activistas expresaron sus mejores deseos —como la simpatía cuando reconocieron la presencia de los lideres religiosos en la protesta—, así como emociones cimentadoras (Flam y King, 2005) de lealtad, solidaridad y afecto a los líderes de la lucha. El problema que combatieron trascendía al ámbito educativo porque implicó a su credo, sus valores y convicciones, tal como lo refleja el siguiente comentario en Facebook: “Dios los Bendiga pastores estamos juntos en la lucha” (Anónimo, comunicación personal, Lima, 21 de diciembre de 2016).

El compromiso con la causa se vio fortalecido al recordar que luchaban por la familia y el bienestar de sus hijos, bendiciéndose y proclamando a Cristo como su aliado; así lo expresan los siguientes discursos en Facebook:

Defenderemos la familia por nuestros hijos y cueste lo que cueste Cristo vive por los siglos de los siglos amén. (Anónimo, comunicación personal, 30 de junio de 2017)

Aún hay peruanos que luchan por la familia y por nuestros niños. ¡Que Dios bendiga al Perú! (Anónimo, comunicación personal, 16 de diciembre de 2016)

Recibieron el apoyo de otros movimientos en diferentes latitudes, que los compelían a seguir en pie de lucha. La lealtad y el compromiso con el combate contra la ideología de género también se fortalecieron con el miedo a Dios cuando manifestaron sus amenazas a los profanos que atentaban contra la familia y la integridad de los niños. Esto se aprecia en el siguiente comentario en Facebook: “Seguiremos unidos, hasta lograr que entiendan estas autoridades lo que dice Dios en su palabra y si no el juicio caerá sobre ellos y … arrepiéntete no seas que termines como Hugo Chávez. ...que habló mal de su creador. …Dios tenga misericordia de ti” (Anónimo, comunicación personal, 16 de diciembre de 2016).

El valor y la importancia que el movimiento antigénero peruano otorgó a la movilización estuvieron intrínsecamente relacionados con una fuerte creencia en una moral sólida y en la conexión con Dios. Sus líderes religiosos fueron honrados y respetados como guías espirituales que dirigirían la lucha contra el avance de la ideología de género en la sociedad peruana. Los activistas demostraron un fuerte compromiso con la defensa la familia y los valores religiosos, como se refleja en los comentarios en Facebook en los que se invoca a Dios para fortalecer la lucha y se amenaza con el juicio divino a los que atenten contra la familia y la integridad de los niños. Además, como se señaló antes, Christian Rosas, el líder del movimiento, argumentó en su discurso que cualquier orden político debería estar alineado a los axiomas divinos; ello reforzaría la idea de que la lucha no solo era política, sino también espiritual. En general, se puede afirmar que la moral religiosa y la conexión con Dios fueron las bases fundamentales del valor dado a esta movilización social.

Las emociones contrasubversivas

La fuerza de la identidad colectiva se afianza cuando se establece la diferencia entre el “nosotros” y el “ellos”, los enemigos públicos del movimiento que fueron identificados por estar a favor de la ideología de género. El gobierno fue el enemigo principal porque es el que promueve el enfoque de género en la política educativa. La prensa fue identificada como parcializada a favor del gobierno puesto que no cubría la protesta social. Las fuerzas del orden (la policía) fueron señaladas como serviles al gobierno ya que reprimían la manifestación pero, según los activistas antigénero, permitían las de los movimientos feministas y de la comunidad LGBTI. Las emociones vertidas sobre los enemigos del movimiento fueron reactivas y contrasubversivas porque demostraban el repudio, el odio y la indignación frente al accionar del gobierno y sus aliados.

El gobierno, el principal enemigo del movimiento, fue identificado como “corrupto”; los funcionarios fueron vilipendiados porque las políticas que pretendían implementar atentaban contra los estándares y los valores de la familia. Así se evidencia en los comentarios en las pancartas de los manifestantes:

Señor presidente no cometa abuso infantil. (MensajeTripleAngel, 2016, 0:12)

Te lo advertimos el MINEDU [Ministerio de Educación] corrompe a los niños. (Con Mis Hijos No Te Metas, 2019)

Al sentirse amenazados por las políticas del gobierno que “degeneran la sociedad”, reclamaron una educación sexual y moral para sus hijos privativa de la familia. Surgieron una vez más las emociones morales, como la indignación dirigida a una institución o autoridad poniendo en cuestión la función del Estado, el cual pretendía promover una educación inclusiva para todos. Este rechazo se enuncia en el siguiente comentario en Facebook: “Los hijos no son del estado, son de los padres. ¡No a la ideología de género!” (Anónimo, comunicación personal, 30 de junio de 2017).

La indignación también fue expresada cuando declararon que la prensa estaba coludida con el gobierno para no cubrir su protesta, pues se sintieron ignorados en su lucha por salvaguardar a la familia. Así lo exhibe el siguiente comentario en Facebook:

Lo que quise decir fue que el mutismo de los medios nos hace recordar lo vivido. Lamentablemente PPK [Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú en ese periodo] ha dado su apoyo absoluto al ministro que se fue y a la nueva ministra, así como, su aceptación a la reforma educativa […]. Por todo esto... queridos padres de familia, defendamos con uñas y dientes la integridad de la familia. (Anónimo, comunicación personal, 21 de diciembre de 2016)

Se trató de la rabia moral capaz de incentivar la protesta (Jasper, 2018) para la defensa “con uñas y dientes” de la familia y la educación de los escolares; emoción grupal que emanó de la violación de los estándares morales de los activistas antigénero (Sharma, 2022). Las emociones contrasubversivas (Flam y King, 2005) fueron capaces de deslegitimar el accionar del enemigo y movilizar a los activistas a seguir protestando hasta revertir la injusticia del gobierno.

En el siguiente comentario se pudo identificar la rabia y la tristeza de los activistas ante la represión policial; ambas formaron parte del proceso de transformación y resignificación de las emociones, denominado “dimensión colectiva de las emociones” (Flam y King, 2005, p. 19). La tristeza y la rabia los motivó a seguir luchando por la educación de los niños y niñas: “Qué pena los policías, es una causa justa y veo que los manifestantes no están cometiendo ningún acto ilícito […] No a la ideología de género” (Anónimo, comunicación personal, 2 de junio de 2017).

La rabia fue expresada al argumentar que las fuerzas del orden estaban permitiendo que los grupos sociales LGBTI se manifestaran, lo cual revistió la rabia de la moralidad del grupo dado que consideraban que la postura de estos grupos respecto a la libertad sexual era nociva porque no respetaban los centros de culto y su credo. La parcialización de la policía a favor de los grupos sociales LGBTI gatilló la rabia moral, como se puede apreciar en el siguiente comentario en Facebook:

Es que te prohíben manifestarte pacíficamente, yo como ciudadana me puedo parar en donde yo quiera, en cambio cuando los de estos grupos van todos desafiantes a besarse delante de una iglesia faltando al respeto a Dios y nuestras creencias, los protegen... Ahí no los puedes tocar, ni decir nada... En verdad que rabia. (Anónimo, comunicación personal, 2 de junio de 2017)

Las emociones expresadas hacia los grupos LGTBI y feministas fueron de asco, rechazo y aversión, los cuales produjeron la rabia moral en los activistas que buscaban tomar acciones correctivas ante la trasgresión de los estándares morales que representaban dichos grupos. En el siguiente comentario de Facebook se evidencia lo referido:

Más estúpidos se ven ustedes con sus marchas del orgullo gay, o las feminazis haciendo destrozos a propiedad pública y privada con sus estúpidos lloriqueos. Y decir que un niño es gay o que se siente mujer, es como decir que tengo un perro vegano, se nota quien decide por él, ya cuando lleguen a tener la madurez mental tomarán su propia decisión. (Anónimo, comunicación personal, 15 de noviembre de 2018)

Este comentario se encuentra bajo la óptica de la moral religiosa (Durkheim, 2007) puesto que la homosexualidad fue concebida como un acto profano al trivializar la sexualidad de los niños como plausible de libre albedrío. El menosprecio hacia los grupos LGBTI y feministas los situó en el grupo del “ellos”, del enemigo que causa caos al romper el orden social con lo profano que representan; sin embargo, los culpables de la promoción de la ideología de género fueron los políticos, lo cual evidenció el poder deslegitimador de las emociones contrasubversivas (Flam y King, 2005).

En las plataformas virtuales, la rabia moral fue fácilmente puesta de manifiesto, de forma penetrante y sin prudencia; fue una fuerza crítica para la acción colectiva porque las redes sociales pueden incrementar la propia rabia y la participación pública (Sharma, 2022). Los activistas del movimiento social #ConMisHijosNoTeMetas, ante las afrentas recibidas por sus adversarios, fortalecieron su postura y compromiso con el movimiento; los ataques a su credo reafirmaron su posición como portadores del “bien” y de los designios divinos. Ello se puede apreciar en el siguiente hilo de conversación en Facebook:

A: En primer lugar, dios no existe. ¿Por qué no lo vemos o no sabemos cómo es? Solo está en el pensamiento de la persona y ¿Cuál dios? Ese que bajo de los cielos y embarazo a una mujer casada, abandonándola con un hijo y que el cornudo de José tuvo que criarlo. Ese dios sí que respeta a la familia.

B: ¿Es en serio? ¿No existe, porque no lo vemos? ¿No podías esforzarse un poquito más? En fin, te cuento que hay personas que tuvimos la gracia de poder conocerlo. Y quizá no te pueda decir cómo se ve, pero si podría describir cómo se siente, qué se siente y cómo nos cambia […]. Acuérdate el que está dentro tuyo es más fuerte que el que está afuera. Elijes bien a quién vas a dar cabida en tu alma. ¿A Dios o al diablo? Bendiciones. (Anónimo, comunicación personal, 14 de noviembre de 2018)

En este intercambio, se evidenció la afrenta por parte del primer usuario (A) hacia las creencias de los activistas; la respuesta del segundo cibernauta (B) mostró, entonces, un despliegue de emociones cimentadoras (Flam y King, 2005) dirigidas hacia la divinidad, lo que reafirmó su postura moral y sus convicciones. Al reducir la divinidad a lo mundano, el primer interlocutor tuvo la intención de simplificar el credo del activista; en cambio, el segundo —el activista opositor a la ideología de género— expresó la relación trascendental con el Creador, devolviéndole su estatus sagrado al movimiento. El amor, el temor a Dios y la felicidad producida por la gracia divina, expresadas por el segundo enunciador, son indicativo de la moral religiosa que subyace en la acción colectiva y que revitalizó el compromiso y la lealtad con la causa del movimiento. Además, mostró el principio reivindicativo tras la trasgresión, que en este caso fueron las blasfemias hacia sus creencias (Sharma, 2022).

Conclusiones

La fuerza del movimiento antigénero se basa en la identidad colectiva de las y los activistas que defienden los valores y creencias judeocristianos, los cuales son percibidos como sagrados y divinos. Las emociones morales juegan un papel importante en la consolidación de esta identidad y en la conformación de la lucha contra la ideología de género. La polarización entre el “nosotros” y el “ellos” es una estrategia utilizada para mantener la lealtad y la solidaridad dentro del movimiento, pero a su vez limita la posibilidad de diálogo y consenso con otros actores sociales. El presente trabajo ha puesto de manifiesto la necesidad de analizar el papel que juegan las emociones morales en la conformación de los movimientos sociales para comprender la configuración de la visión del mundo de los grupos religiosos que están reestructurando el espacio público actual (Brito, 2020).

La moral religiosa judeocristiana, como sistema de normas y creencias cargadas de emociones, es el repositorio de los juicios de valor de los activistas, que, al ser puestos en duda y trasgredidas sus líneas, “perfectamente” delineadas por lo sagrado, a causa de las políticas educativas de género, se convierten en instrumento de disciplina social como condición para la salvaguarda de “la moralidad” de la sociedad.

El rol de las emociones morales cumple una doble función: por un lado, los activistas reafirman su posición y la lealtad con la lucha en contra de la ideología de género cuando dirigen, a los líderes religiosos presentes en las protestas o hacia los propios correligionarios del movimiento, emociones cargadas de bendiciones que apelan a Dios como parte de su lucha por la familia y el bienestar de los niños y niñas. Por otro lado, reafirman su compromiso con la protesta ciudadana cada vez que son atacados por cibernautas que están a favor del enfoque de género en la educación; en estas situaciones expresan emociones como la rabia moral y la indignación al resaltar el comportamiento moralmente negativo de los enemigos del movimiento, una clara alusión a la lucha entre el “bien” y el “mal” que representa la lucha antigénero.

Así, menosprecian a los grupos feministas y LGBTI porque para ellos representan lo profano, mas no los ven como los causantes de la ideología de género porque ésa es responsabilidad del gobierno, su principal antagonista. La rabia moral no sólo demuestra el marco de injusticia que pretenden resarcir, sino que es un intento de los activistas de mostrarse como virtuosos frente a los enemigos, un deseo de reconocimiento social (Sharma, 2022), lo cual reduce cualquier atisbo de autocrítica en el movimiento y la posibilidad de consenso con sus opositores (Collins, 2011).

Las emociones contrasubversivas (Flam y King, 2005) que los activistas dirigen hacia el gobierno con el propósito de deslegitimarlo también están cargadas de la moral judeocristiana; éstas les permiten mantenerse en pie de lucha y señalar las “injusticias” a las que están sujetos, lo que alimenta su lealtad y les permite identificarse como un movimiento social con la prerrogativa “divina” de defender la familia y la educación de los niños y niñas. A su vez, establecen una diferencia con el enemigo —el gobierno y sus aliados: la policía y la prensa— mediante el “nosotros” y el “ellos”, lo que evidencia la polarización característica de la lucha antigénero; esta polarización es una simplificación de la realidad, en la que, por un lado, se empaquetan todos los estereotipos de los enemigos y, por otro, se colocan las virtudes cargadas de lealtad y solidaridad hacia los correligionarios del movimiento.

Las emociones cimentadoras como el amor, la solidaridad o la lealtad que los une con la causa de la lucha los identifica con la defensa de los niños ante la amenaza que trae consigo la ideología de género; los motiva saber que luchan por mantener vivos los designios divinos, lo sagrado que representa la familia heterosexual, la creación divina de hombres y mujeres, su alianza en el sacramento del matrimonio y la defensa de la vida —cuya facultad de otorgarla y quitarla es propia del Creador—. Todos son elementos que mantienen vivos sus esquemas de percepción y acción y ponen de manifiesto los mecanismos que las sociedades emplean para contrarrestar las acciones anómicas que debilitan los vínculos sociales (Durkheim, 2012). Por ello, la presente investigación deja abierta la posibilidad para estudios posteriores del análisis de las emociones cimentadoras y su función en mantener la cohesión social de las instituciones de la sociedad.

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Notas

1 El presente artículo es parte de la investigación “El papel de las emociones en la lucha contra la ideología de género, análisis cualitativo del movimiento social Con Mis Hijos No Te Metas, Perú 2016-2018”, realizada para obtener el título de maestro en Sociología por la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México en el periodo 2019-2021.
2 El Movimiento Misionero Mundial, la Alianza Cristiana y Misionera, la iglesia neopentecostal Asamblea de Dios del Perú, la iglesia neocarismática Comunidad Cristiana Agua Viva, la Iglesia Evangélica Mundial El Aposento y la Iglesia Predicadora de la Ley Divina Los Guerreros de Dios.
3 El colectivo Padres en Acción, el Movimiento Nacional Pro Valores o la Red Nacional de Abogados por la Familia.
4 El Centro para el Desarrollo de la Familia, Impacto Perú o el Ministerio Internacional de Desarrollo.
5 El periodista Phillip Butters o los congresistas Julio Rosas —padre de Christian Rosas, líder del movimiento—, Edwin Donayre, Roberto Vieyra, Marco Miyashiro, Glider Ushñahua, Juan Carlos Gonzales, Nelly Cuadros, Carlos Tubino y Federico Parino.
6 Por cuestiones de ética en la investigación, se optó por no publicar los nombres de las personas que realizaron los comentarios en Facebook. En ese sentido, se citarán con la palabra “anónimo”.
7 Medios de comunicación como Radio Programas del Perú, Perú 21, ACI Prensa, CNN Español, DW Europa, Info Vaticana, Evangélico Digital, entre otros.
8 Los comentarios se trascriben tal como aparecieron en la red social.

Notas de autor

* Es maestro en Sociología por la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México. Actualmente es asesor de tesis de investigación de pregrado y posgrado en la ciudad de Arequipa, Perú. Sus temas de investigación son los movimientos sociales antigénero en la esfera política y las emociones en la acción colectiva. Participa en la Red de Investigadores del Fenómeno Religioso en México con ponencias como “Los movimientos sociales anti-género: sentido, similitudes y diferencias” (2021).


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