Servicios
Servicios
Buscar
Idiomas
P. Completa
EDITORIAL

EDITORIAL
Tecnura, vol. 20, núm. 50, pp. 11-12, 2016
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
resúmenes
secciones
referencias
imágenes
Carátula del artículo

Investigación

EDITORIAL

Tecnura, vol. 20, núm. 50, pp. 11-12, 2016
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
EDITORIAL

“Hablar de educación es hablar del ser humano en cuanto tal y de su integridad. De nada valdría tener una educación que formara excelentes científicos y técnicos sin un soporte y una consistencia verdaderamente humanos”. En Colombia, se ha venido insistiendo en la formación técnica y tecnológica como imprescindible y de gran importancia para el país. Sin embargo, ligado a esta insistencia, existe el peligro de caer en el inmediatismo pragmático, que privilegia los resultados a corto plazo en el campo de la innovación tecnológica, y descuida una visión que tenga como meta la formación humana. Se pretende, decía el padre Remolina, la humanización de los robots, y por otra, la robotización de los seres humanos. Esto es hacer robots dotados de inteligencia artificial, de sentimientos, de afectividad y aún de la capacidad d

Hace unos días, como parte de una sesión de trabajo conjunta entre las diferentes salas de la Comisión Nacional de Calidad de Educación Superior del Ministerio de Educación CONACES, el padre Gerardo Remolina, exrector de la Universidad Javeriana, presentó sus reflexiones sobre “Calidad y pertinencia de la educación desde una perspectiva humana”. Su intervención me pareció muy oportuna para nuestra Facultad Tecnológica; por ello he querido presentar en estas líneas algunos aspectos importantes de su intervención, con el ánimo de contribuir a la reflexión permanente y la búsqueda de esos elementos que nos permitan materializar su misión: “Formar profesionales con bases sólidas que estén en capacidad de llevar a cabo, de forma autónoma, competente y ética, diferentes procesos de adaptación tecnológica, producción académica e investigaciones originales, tanto en la industria como en la academia, para contribuir así a su desarrollo personal, familiar y de la sociedad en general”.

“Hablar de educación es hablar del ser humano en cuanto tal y de su integridad. De nada valdría tener una educación que formara excelentes científicos y técnicos sin un soporte y una consistencia verdaderamente humanos”. En Colombia, se ha venido insistiendo en la formación técnica y tecnológica como imprescindible y de gran importancia para el país. Sin embargo, ligado a esta insistencia, existe el peligro de caer en el inmediatismo pragmático, que privilegia los resultados a corto plazo en el campo de la innovación tecnológica, y descuida una visión que tenga como meta la formación humana. Se pretende, decía el padre Remolina, la humanización de los robots, y por otra, la robotización de los seres humanos. Esto es hacer robots dotados de inteligencia artificial, de sentimientos, de afectividad y aún de la capacidad de tomar decisiones responsables (éticas); y p aradójicamente, hacer de los seres humanos robots cada vez más funcionales y efectivos, que a la manera de artefactos mecánicos o electrónicos, realicen operaciones altamente eficaces, económicamente productivas y competitivas para un mundo cuyo ideal se ha forjado a partir de expectativas materiales y utilitaristas; donde lo verdaderamente humano se ha venido silenciando o ha sido puesto al margen de nuestras intenciones. .

Este problema de la concepción de educación no es exclusivo de los países en desarrollo; también se da en países desarrollados, como Estados Unidos, o los países de la Unión Europea, determinados por la competitividad y la innovación, y guiados estos últimos por la famosa “Carta de Bolonia” por la cual los Ministros de Educación constituyeron "La Europa del conocimiento”. Esta, según Reiser, transformó a la universidad europea en una “fábrica de aprendizaje”, alterando de manera nefasta su esencia. El nuevo sistema trata de “estrategias de mercado”, de “capacidad para la competitividad", de “procedimientos de reclutamiento de estudiantes y profesores” (no de su vocación), de “gerencia de las instituciones universitarias”, de la “creación de espacios de mercado basados en el conocimiento”, de “eficiencia", de “sinergias”, del “potencial para la innovación y desarrollo social y económico". En ningún lugar se trata del espíritu que se forma con la educación. Nunca se habla de que el saber, el conocimiento y la sabiduría son valores que el ser humano procura y ama por sí mismos. Según el profesor Reiser, “este documento (la Carta de Bolonia) manifiesta un espíritu de triste materialismo y utilitarismo”.

Es necesario tomar conciencia de la gravedad de lo que está ocurriendo y corregir el rumbo, con frecuencia implícito, que se ha venido trazando. La respuesta a la pregunta sobre los aportes de las ciencias, las artes y las humanidades para una educación con calidad y pertinencia para todos, parece ser obvia: no se trata de contraponer o excluir ciencias o disciplinas, sino de integrarlas. La educación con calidad debe propender por una auténtica formación integral del ser humano, en la que las ciencias, las artes y las humanidades no sean simples aportes, sino elementos constitutivos. A ella deben contribuir no solo las ciencias, sino también las artes y todas las disciplinas, especialmente las Ciencias Humanas y Sociales; y de manera especial la ética, la pedagogía, la psicología, la antropología y la filosofía. La formación integral no debe centrarse tanto en las ciencias o en las disciplinas, sino en la persona misma, en las facultades y en las estructuras fundamentales del ser humano. No es una integración desde fuera, sino desde dentro; es decir, el núcleo de integración no puede ser otro que la persona.

Reflexionar, sobre la educación y su calidad, exige que cada época se interrogue críticamente acerca del modelo de ser humano, de sociedad y de cultura que desea realizar, para contrastarlo con el modelo explícito o implícito, o con la ausencia de modelo, que de hecho está implementando. Es decir, exige una seria reflexión ética y moral como algo absolutamente imprescindible. ¿Cuál es el modelo de ser humano que pretende formar nuestra sociedad colombiana? Y, ¿cómo lo fundamenta o justifica? Lo anterior hace evidente que quien colabora en el proceso de educación (docente o institución) debería tener muy claros y definidos su modelo antropológico, sus principios éticos, sus valores e ideales. La formación integral implica una concepción del hombre en su conjunto: es decir, implica una antropología y una visión del mundo o cosmovisión. Pero, ¿sobre quién recae la responsabilidad definitiva de la formación integral? En últimas, sobre el sujeto mismo del proceso formativo, es decir, sobre la persona y, en nuestro caso, sobre el estudiante. Es claro también que las instituciones educativas no pueden ir más allá de orientar y estimular el proceso, de abrir horizontes y de ofrecer posibilidades y ayudas.

Pero lo anterior plantea, de todas maneras, la pregunta por los contenidos de la formación integral. En este sentido, la formación integral no puede confundirse con la articulación de determinadas asignaturas en un plan de estudios. Aunque hoy se distingue con mayor claridad lo que es un currículo de lo que es un plan de estudios, con mucha frecuencia para nosotros los ingenieros, esta diferencia no es clara. La formación integral puede descansar en un currículo, pero no en un plan de estudios, ni siquiera en un plan de estudios humanísticos. El asunto no es combinar de manera complementaria diversas asignaturas “humanísticas” con las asignaturas propias de una profesión, ni darle a esta cierto sabor humanista combinado con la enseñanza técnica.

CÉSAR AUGUSTO GARCÍA-UBAQUE

Director

EDITORIAL

A few days ago, as part of a joint working session in the Quality National Commission for Higher Education in Education Ministry (CONACES in spanish), Priest Gerardo Remolina, ex Rector of Javeriana University presented his reflections about QUALITY AND RELEVANCE OF EDUCATION FROM A HUMAN PERSPECTIVE. His speech seemed very timely for our Technological Faculty; and that is why I want to review some of its most important aspects, in contributing to the permanent reflection and search for those elements that allow us to carry out our mission: "To educate professionals with solid foundations, able to carry out, independently, competent and ethical, different processes of technological adaptation, academic production, and original research in both industry and academia to contribute to their personal and family development and the society in general".

"Talk about education is to speak of human being itself and his integrity. It would be worthless to have an education that forms excellent scientists and technicians without a support and consistency truly human". In Colombia has been insisting on technical and technological training as an essential and important for the country. However, linked to this insistence, there is a danger of falling into the pragmatic immediacy that favors short-term results in the field of technological innovation, and neglects a vision that has as its goal the human formation. Priest Remolina said that humans are intend humanization of robots on one side, and robotizing of humans for other. This means, to make robots endowed with artificial intelligence, feelings, emotions and even the ability to make responsible (ethical) decisions; and paradoxically, make human beings more and more functional and effective robots, that, like mechanical or electronic devices, can make highly efficient operations, economically productive and competitive for a world whose ideal is forged from material and utilitarian expectations; where the truly human has been silenced or been placed regardless of our intentions.

This problem of the education concept is not exclusive to developing countries; also occurs in developed countries like the United States or the European Union countries, determined by the competitiveness and innovation, and guided, these last ones, by the famous "Bologna Letter" by which the Ministers of Education constituted "the Europe of knowledge". This, according Reiser, transformed the European university in a "Learning factory", altering in a nefarious way its essence. The new system is about: "market strategies", "capacity for competitiveness", "students and teachers recruitment procedures" (not their vocation), "universities management", "creating market spaces based on knowledge", "efficiency", "synergies" and "potential for innovation and social and economic development". Nobody talks about the spirit that forms with education. Nobody talks about that knowledge and wisdom are values that the mankind seeks and loves itself. According to Professor Reiser "this document (Bologna Letter), manifests a sad spirit of materialism and utilitarianism".

It is necessary to be aware of the seriousness of what is happening and correct the course, often implicit, that has been traced. The answer to the question about the contributions of science, the arts and humanities for an education with quality and relevance for all, it seems obvious: it is not to oppose or exclude sciences or disciplines, but to integrate them. Quality education must advocate for an authentic integral human formation in the sciences, arts and humanities contributions are not simple, but constituent elements. To this objective contribute not only science, but also the arts and all disciplines, especially the humanities and social sciences; and specifically ethics, pedagogy, psychology, anthropology, and philosophy. Comprehensive training should not focus on the sciences or disciplines, but on the individual, on the capacities and the fundamental structures of the human being. It is not integration from outside but inside out; the core of integration cannot be other than the person himself.

Reflect on education and its quality, requires each epoch be questioned critically about the human being model, society and culture to perform, to contrast with the explicit or implicit model or the absence of model, which actually is implemented. That requires serious ethical and moral reflection as absolutely essential. What is the human model which aims to train our Colombian society? And, how it is justified or based? This makes clear that who helps the educational process (teacher or institution) should have very clear and defined its anthropological model, its ethical principles, values and ideals. The integral training involves a conception of man as a whole: implies an anthropological and a worldview. But, who holds the ultimate responsibility for integral training? Ultimately, on the subject of the educational process itself, in our case, about the student. It is also clear that educational institutions cannot go beyond guiding and stimulating the process, of opening horizons and possibilities and offer aid.

But the above raises the question anyway for the contents of the integral training. In this sense, the integral formation cannot be confused with articulation of certain subjects in a curriculum. Although today is distinguished more clearly what is a curriculum and what is a studies plan, very often for us engineers, this difference is not clear. The integral formation can rest on a curriculum, but not in studies plan, even in a humanistic studies plan. The issue is not to combine in a complementary way "humanistic subjects" with the characteristics courses of a profession, nor to give it some humanist flavor with technical training.

CÉSAR AUGUSTO GARCÍA-UBAQUE

Director

Material suplementario
Notas
Buscar:
Contexto
Descargar
Todas
Imágenes
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R por Redalyc