Recensiones bibliográficas
| . The End From the Beginning: Festschrift Honoring Merling Alomía. 2015. Perú. Fondo Editorial Universidad Peruana Unión. 549pp. |
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Recepción: 04 Agosto 2016
Aprobación: 10 Agosto 2016
La edición de un Festschrift se considera como “un logro académico significativo y, a menudo, una pertinente señal de reconocimiento en una disciplina académica en particular”.1 Además, las contribuciones a un Festschrift, generalmente, incluyen ensayos en varios idiomas, lo que refleja ampliamente la interacción internacional que el homenajeado tuvo durante sus años de quehacer teológico. Ya que requiere una subvención bastante fuerte por parte de la institución interesada, implica que el cuerpo editorial encargado esté altamente capacitado y consciente de que estas obras, con frecuencia, pueden: (a) contener una gran cantidad de diferentes enfoques y perspectivas; (b) cubrir una amplia gama de áreas de investigación; (c) no ser utilizados como libro de texto, lo que limita significativamente la capacidad de la editorial para recuperar la inversión; y (d) debido a su contenido multilingüe, no pueden ser fácilmente entendidos por los estudiantes de grado o, a veces, incluso por los de posgrado.
En el ámbito sudamericano, particularmente en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la publicación de Festschriften es relativamente nueva. Aun cuando todos estos no honran específicamente a un erudito de América del Sur,2 las instituciones más involucradas son la Universidad Adventista del Plata y la Universidad Peruana Unión. De esta última, con justa razón, se destaca el trabajo de Merling Alomía, quien posee un doctorado en Antiguo Testamento y Arqueología Bíblica por la Universidad Andrews, EEUU. Ya jubilado, es profesor emérito de Antiguo Testamento con énfasis en Pentateuco, y Exégesis y Teología de Daniel. Asimismo, es editor de la revista Theologika de la Universidad antes mencionada.
Quienes eligieron la temática de The End From the Beginning trataron de considerar los temas más recurrentes del quehacer teológico del homenajeado, por lo que la dividieron en seis secciones principales —aunque para quien reseña hubieran sido suficientes cuatro, o a lo mucho cinco secciones, como lo hacen la mayoría de Festschriften—.3 Estos se esboza- ron de la siguiente manera: (a) estudios en el Antiguo Testamento, con 10 capítulos; (b) estudios en el libro de Daniel, con 7 capítulos; (c) estudios sobre hermenéutica, con 4 capítulos; (d) estudios en educación e historia, con 3 capítulos; (e) estudios teológicos, con 3 capítulos; y (f ) estudios en el Nuevo Testamento, con cuatro capítulos. También contiene un prefacio, la reseña biográfica y la lista de publicaciones del homenajeado, una lista de abreviaturas, un índice bíblico y otro temático.
Gerald A. Klingbeil da apertura a esta obra presentando diez puntos teológicos y temáticos para la teología bíblica a partir del Génesis (3-18). A continuación, Joel Turpo hace un interesante análisis exegético de Génesis 3:1-5, en el cual muestra los asuntos subyacentes en este a la luz del gran conflicto (19-44).4 Le siguen cuatro capítulos que tratan sobre: [1] un análisis tipológico del concepto de lepra y su purificación (45-58), [2] la centralidad del santuario en la adoración según Deuteronomio (59- 81), [3] el fragmento de 4QDeutJ (83-88), y [4] la perspectiva sobre algunos valores y códigos de caracteres —integridad, justicia, sumisión, lealtad, etc.— encontrados en el libro de Job (89-108). Cada uno de ellos, escritos por Richard M. Davidson, Daniel O. Plenc, Joaquim Azevedo y Leal Caesar, respectivamente.5 Continúa Martin G. Klingbeil con un estudio sobre la metáfora y la iconografía, lo literal y la imagen literaria (109-124) en base al Antiguo Cercano Oriente.
En el capítulo 8, Edgard A. Horna presenta la teología del juicio escatológico en el Salmo 82 (125-140), resolviendo que este Salmo “se mueve entre dos escenas: empieza mostrando una escena celestial, el concilio, donde bajo la presidencia divina se realiza el juicio; y otra escena terrenal, donde finalmente se aplicarán las decisiones judiciales del gran conflicto celestial” (140). Por supuesto, los interesados en el libro de Salmos obtendrán provecho del contenido de este artículo, sin embargo, no es posible decir lo mismo de su bibliografía, que está un poco desactualizada. En seguida, Álvaro F. Rodríguez realiza una exégesis de Isaías 2:1-4 (141-158). Pese a que no fue exhaustivo en relación con su intertextualidad, pues se centra solo en el Antiguo Testamento, logra encontrar implicancias esca- tológicas importantes, como la del establecimiento final del reino de Dios (158). Efraín Velázquez ii cierra esta sección con un estudio guiado acerca del último libro del Antiguo Testamento (159-175), para ser exactos, a la última períoca en discusión tanto por las traducciones bíblicas modernas como la Biblia Hebraica Stuttgartensia: “Malaquías 3:22-24 [4:5-6]”.
Con “Daniel: A Case in Intertextuality” (179-190), se abre la segunda sección. En este, “Bill” Shea muestra tres características intertextuales en el libro de Daniel: (a) de la apocalíptica a la apocalíptica, (b) de la apocalíptica a la historia y (c) de la historia a la apocalíptica; teniendo como base vínculos lingüísticos y temáticos que unifican a Daniel como un todo (cf. 190). Después, David Merling escribe un capítulo dedicado al “problema” de los manuscritos daniélicos de Qumrán (191-202) donde concluye que el “‘problema’ [de estos rollos]”, en lugar de estar relacionado directamente con el libro de Daniel, “está superpuesto para apoyar una teoría dominante” o teoría temprana, la cual rechaza la autoría de Daniel” (201). Si bien podría tener razón, para quien reseña los descubrimientos arqueológicos sí guardan relación, pues sus evidencias no han hecho más que corroborar la perspectiva bíblica de que Daniel fue escrito por el mismo profeta en un período tardío.6 En el capítulo 13, Zdravko Stefanovic muestra, sin menospreciar cualquier otro intento, una nueva propuesta para estructurar el libro de Daniel que, en su esencia, es temática (203-210); y continúa Ricardo Abos-Padilla, con un estudio que pretende mostrar una perspectiva fresca para entender con mayor precisión el mensaje de Daniel 2 (211-230).
Continuando con los estudios en Daniel, “los versículos finales de Daniel 11 se remontan a un futuro aún no cumplido”,7 causando una variedad de interpretaciones e intento de soluciones. En consecuencia, estudios enfocados en estos versos no podrían faltar. En “Daniel 11:40-45, the Exodus from Egypt, and the Book of Revelation: Intertextual Explorations” (231-248), Ángel Manuel Rodríguez hace un análisis intertextual, lingüístico y gramatical de los versos anteriormente señalados. Al mismo tiempo, cree que la narración del éxodo de Egipto provee suficientes conexiones terminológicas, imágenes y paralelos conceptuales para la interpretación de estos pasajes lo que le ayuda a asumir que estos también presentan una fuerte conexión para los libros de Daniel y Apocalipsis (231 cf. 248). Desde otro punto de vista, en “The Remnant in Daniel 11:40-45” (249-264), Carlos E. Mora apunta su estudio teológico a las expresiones “tierra gloriosa” (RVR60; “hermoso país”, NVI; “tierra deseable”, JBS; “tierra hermosa”, LBLA) y “monte glorioso y santo” (RVR60, LBLA; “santo monte”, DHH; “bello monte santo”, NVI). En términos específicos, Mora expresa que
en Daniel 8:9 y 11:16, la expresión “tierra gloriosa” es parte de la conquista del Imperio Romano sobre la antigua tierra judía. Esto fue una señal de que el pueblo judío recibió las consecuencias por alejarse de Dios, lo cual armoniza con el anuncio de libertad condicional para los judíos en el contexto de las 70 semanas de Daniel 9:24-27. En Daniel 11:41, esta dirección es en un contexto escatológico y señala al pueblo de Dios en los días finales de su fase militante, en medio de la crisis final causada por el resurgimiento del dominio papal. Como contraparte, en este ambiente de los eventos finales, la expresión “monte glorioso y santo” se entiende como la iglesia de Dios en su fase triunfante (263-264).
El capítulo 17, por otro lado, expone magistralmente el concepto de “sabiduría” en el libro de Daniel (265-282). Esto se hace gracias al análisis de las principales características de la “sabiduría” en el Antiguo Testamento, la identificación del concepto “sabiduría” en Daniel” y al extraer algunos elementos de esta para aplicarlos a la escatología de Daniel. Elias Brasil de Souza finaliza con algunas implicancias generales pertinentes (281-282), concluyendo que entre la variedad de géneros y motivos que dan forma a la Biblia, “el género de ‘sabiduría’ es el que más combina [los motivos de] la creación, ley y estilo de vida”. Por lo tanto, la presencia de “sabiduría” o sus elementos en el libro de Daniel, refuerzan su mensaje apocalíptico” al ser subrayados “como cuestiones en juego en el conflicto cósmico” (282).
La tercera sección se abre con el capítulo 18, donde Mario Veloso plantea la necesidad de principios hermenéuticos sólidos que deben extraerse de la misma Biblia (285-298); el capítulo 19, por Teófilo Correa, evalúa los presupuestos metodológicos de dos teorías que confluyen en el estudio de los aspectos vinculantes a los textos: la intertextualidad y la exégesis intrabíblica (299-309); y en el capítulo 20, Víctor Armenteros se pregunta: “¿qué percepción de la realidad incorporo a mi vida como creyente, intelectual y religioso?, ¿qué aproximación realizo a la Escritura, la Teología y la praxis eclesiástica?, ¿hasta dónde mi posición ante el texto afecta cada una de estas dimensiones?” (312). Quienes se sintieron conectados ante estas cuestiones y también buscan respuestas, deberían leer este artículo titulado “Descriptor to Prescriber: Scripture, Theology and Praxis in a Submergent World” (311-326).8 Alejándose de los aspectos filosóficos y bíblico-sistemáticos, bien se sabe que interpretar el libro de Apocalipsis “siempre ha sido un desafío para el mundo cristiano antiguo y contemporáneo”9 por varias razones, y al existir una gran diversidad de problemas, el investigador lucha por saber qué enfoque usar para interpretarlo y comprenderlo adecuadamente. Por tal motivo, Ekkehardt Mueller, en el capítulo 21, enseña cómo interpretar este libro bíblico desde una aproximación historicista (327-350), subrayando los siguientes puntos: el género literario (331-334), la estructura (335-340), las cuestiones intertextuales y el asunto de recapitulación (340-341; tomando como ejemplo los sellos y trompetas, cf. 341-347), el simbolismo o literalismo (347-348), el principio de día por año y el escenario universal (348-349).
La cuarta y quinta secciones contienen un total de seis capítulos, tres para cada una. En la cuarta, por un lado, los ensayos están enfocados a: [1] el desarrollo histórico de la teoría educacional de Elena de White (353- 376); [2] las tendencias y revisión de propuestas en la educación superior adventista del siglo xxi (377-391); y [3] un breve desarrollo histórico sobre la antropología adventista (393-409); cada uno de ellos escrito por George R. Knight, Gustavo Gregorutti y Alberto R. Timm, respectivamente. Especial énfasis se le puede dar a Timm, pues muestra, una vez más, su maestría al dividir la concepción antropológica de los adventistas en tres períodos: [1] definiciones antropológicas tempranas (1844- 1888); [2] mejoras antropológicas (1888-1965) y [3] contribuciones antropológicas posteriores (1965-2012; cf. 394). Por otro lado, en la quinta sección se encuentran estudios relacionados con: [1] la coherencia de la cosmovisión bíblica en contraste con las concepciones antiguas y modernos de la realidad (413-418), por Clinton Wahlen; [2] la teología del reemplazo y los adventistas del séptimo día (419-434), por Gerhard Pfandl; y [3] una aproximación metodológica sobre el rol de las presuposiciones en la teología bíblica (435-452), por Marcos Blanco.
La última sección comienza con una profunda reflexión de Ron du Preez, relacionada al sabbata de Colosenses 2:16 (455-469). Le sigue el capítulo 29 donde Félix H. Cortez manifiesta la deidad de Jesús como Hijo de Dios a partir de la perspectiva de Hebreos (471-486). En el capítulo 30, Benjamín Rojas presenta “En busca del KENTPON de la epístola a los Hebreos” (487-508) con el propósito de señalar, mas no definir, el punto central o tema principal que Pablo tuvo en mente cuando escribió esta epístola (cf. 489). Aunque este ensayo hubiese sido oportuno e incluso interesante debido al uso metodológico del “análisis de contenido” (489), pierde parte de su rigurosidad académica debido a las faltas ortográficas, gramaticales, redundancia de ideas y abuso de comas. Incluso, en la tabla de contenido se lee el griego “κέντρον”, y su traducción al español sería “kéntron”, no “kentpon” (iv, cf. 487).10 Finalmente, Silvia Scholtus cierra este volumen al pretender “resaltar los conceptos bíblicos básicos [sobre la ubicación del templo de Dios y su funcionalidad según Apocalipsis] para compararlos con otras propuestas teológicas contemporáneas, entre ellos los conceptos amilenialistas y premilenialistas” (510).
Aun cuando la edición de este Festschrift parezca no estar a la altura del homenajeado, pues contiene un gran número de inconsistencias y errores, además del hecho de que varios ensayos han circulado ampliamente en publicaciones previas y/o presentaciones,11 lo que de alguna manera u otra le resta originalidad a la obra, el contenido de este volumen conmemorativo puede ser considerado como trascendente, y la iniciativa de la Universidad Peruana Unión al producirlo es elogiable. No hay duda de que The End from the Beginning podría convertirse en un libro muy apreciado por los estudiantes de teología, profesores de Biblia e incluso administradores. Sin embargo, para que ello suceda en su plenitud, la institución también debería considerar en publicar una reedición debido a sus errores, especialmente de gramática y ortografía, con el fin de que su alcance no se limite al ámbito académico sudamericano.
Notas
Enlace alternativo
http://publicaciones.uap.edu.ar/index.php/revistaenfoques/article/view/467 (pdf)