La sociedad ante la pandemia
La pandemia en San Gregorio Atlapulco. Causas preexistentes e iniciativas locales
The pandemic in San Gregorio Atlapulco. Pre-existing causes and local initiatives
La pandemia en San Gregorio Atlapulco. Causas preexistentes e iniciativas locales
Política y Cultura, núm. 55, pp. 73-98, 2021
Universidad Autónoma Metropolitana
Recepción: 14 Diciembre 2020
Aprobación: 12 Abril 2021
Resumen: Se presenta un estudio de la pandemia detonada por el coronavirus SARS-CoV-2 en San Gregorio Atlapulco (SGA), pueblo originario rururbano localizado al sur de la Ciudad de México. Los objetivos son identificar y analizar las características socioeconómicas y culturales preexistentes que contribuyeron a que este pueblo formara parte de la lista de las colonias de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México con mayor cantidad de contagios durante varios meses; así como las respuestas locales a las condiciones impuestas por la situación de cuarentena en la pandemia. La investigación es cualitativa y se obtuvo información empírica a partir de la revisión hemerográfica de inicios de la pandemia hasta el momento actual, y por medio de entrevistas virtuales a actores locales originarios de SGA, realizadas en octubre y noviembre de 2020.
Palabras clave: pandemia, covid-19, vulnerabilidades, vida cotidiana, desastre.
Abstract: A study of the pandemic detonated by the SARS-CoV-2 coronavirus in San Gregorio Atlapulco, an original and semi-rural town located South of Mexico City is presented. The objectives are to identify and analyze the pre-existing socio-economic and cultural characteristics that have contributed and placed this town as part of the list of the neighborhoods of the Metropolitan Area of Mexico City with the highest number of infections for several months; as well as local responses to the conditions imposed by the quarantine situation due to the pandemic. The research is qualitative and empirical information has been collected through the hemerographic review since the beginning of the pandemic up to the present moment and through virtual interviews with local actors natives from SGA, carried out in October and November 2020.
Keywords: pandemic, covid-19, vulnerabilities, disaster, daily life.
introducción
Las epidemias y pandemias son consideradas, en el catálogo del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), como fenómenos perturbadores o amenazas de tipo sanitario-ecológicas,1 que deben ser gestionados por el Estado para salvaguardar la seguridad de las personas y sus bienes, de ahí que puedan ser estudiadas desde los paradigmas que explican la causalidad y desarrollo de riesgos y desastres. En esta investigación nos basamos en el paradigma de la vulnerabilidad, que considera que la causalidad de los desastres es endógena a la sociedad.2 Investigaciones realizadas desde este paradigma sostienen que son las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales de las localidades donde inciden los peligros, las que determinan si se genera o no un desastre y la magnitud e intensidad de éste.3 Otras investigaciones señalan que un desastre funciona como “laboratorio de problemas sociales”, ya que “abre ventanas” a través de las cuales podemos observar ciertas características y procesos que se exacerban en ellos.4
A partir de lo anterior estudiamos la pandemia de coronavirus covid-19 en San Gregorio Atlapulco (SGA), un pueblo originario rururbano localizado al sur de la Ciudad de México, uno de los lugares más afectados por la pandemia desatada en México en marzo de 2020; desde mediados de julio de 2020 hasta la fecha aparece en las listas de colonias con más casos activos de covid-19;5 también es una de las localidades donde más se resintió el sismo de septiembre de 2017 (19S),6 por lo que recientemente el nombre SGA ha aparecido, en redes sociales y medios de comunicación masiva, ligado a la adversidad.
Los objetivos de este texto son identificar y analizar las características socioeconómicas y culturales preexistentes que han contribuido a que el pueblo SGA haya sido parte de la lista de las colonias de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) con mayor cantidad de contagios; así como las respuestas locales a las condiciones impuestas por la situación de cuarentena en la pandemia. La investigación es cualitativa y se obtuvo información empírica a partir de la revisión hemerográfica de inicios de la pandemia hasta el momento actual, y por medio de entrevistas virtuales a actores locales originarios de SGA, realizadas en octubre y noviembre de 2020: a FJM, profesor (director y subdirector de escuelas primarias, fuera de SGA, estudioso de su comunidad y de su historia); a AG, médico adscrito al Hospital 1 de Octubre; a RCP, director de Ecología y apoderado de la alcaldía de Xochimilco, con participación en la gestión local de la pandemia; a integrantes de la Organización Tocaní, algunos originarios de SGA y egresados de la UAM-Xochimilco, que impulsaron proyectos antes y durante la pandemia. En marzo de 2021 a SL, productor familiar de nopal verdura, y a MJE, agrónomo, productor y asesor técnico.7 Con la metodología que ofrecen las redes de relaciones, se seleccionaron seis actores con una experiencia determinada en los temas de interés.8 Estos actores, desde su práctica profesional reconocida por la comunidad en diferentes ámbitos (educativo, salud, gobierno local, gestores de proyectos productivos y productores), aportaron su testimonio sobre lo que consideran son las causas por las que SGA fue tan afectado por el coronavirus, cómo impactó la pandemia-cuarentena en la vida cotidiana y qué respuestas e iniciativas locales se desplegaron. Los testimonios se complementaron con datos obtenidos de documentos oficiales y académicos. El paradigma de la vulnerabilidad se utilizó para enmarcar e interpretar la información.
El artículo está integrado por cuatro secciones: en la primera exponemos el marco teórico de las pandemias entendidas como procesos de riesgo-desastre; en la segunda presentamos las condiciones de vulnerabilidad de SGA y cómo éstas propiciaron el desarrollo de la pandemia; a continuación mencionamos las estrategias de los pobladores para salir adelante, especialmente de los productores de alimentos; por último presentamos las conclusiones.
el paradigma de la vulnerabilidad
La escuela o paradigma de la vulnerabilidad (o paradigma alternativo) se desarrolló desde finales de la década de 1970 y con mayor auge desde la de 1990 en América Latina, a partir de una serie de estudios de desastres realizados en países de África, Asia y América Latina que evidencian que los daños y pérdidas de éstos se asocian con las características estructurales de la sociedad y modelo de desarrollo, más que con la intensidad de los fenómenos detonantes involucrados, tal como sostiene el paradigma fisicalista.9 Por ejemplo, los impactos de los huracanes, sismos, sequías –y hasta el VIH– en regiones y países de bajo y mediano desarrollo, suelen ser más graves que en los países más desarrollados, aun si los fenómenos son de baja o mediana intensidad;10 y, sobre todo, a menor desarrollo, mayores dificultades para afrontar la recuperación.11
Desde este paradigma, un desastre se considera como la materialización de un riesgo;12 el proceso de riesgo-desastre se entiende como una construcción social y se reconoce la responsabilidad colectiva (social e institucional) en su generación.13 El paradigma de la vulnerabilidad se contrapone al fisicalista, que predomina en las ciencias de la Tierra y en ámbitos burocráticos, y que atribuye la causalidad de los desastres al impacto y magnitud de los fenómenos naturales, biológicos o antrópicos.14 El paradigma de la vulnerabilidad se centra en las características socioeconómicas de la población previas a la situación de emergencia, que hacen que la fragilidad y daños sufridos por la población sean heterogéneos.
Desde esta perspectiva, la pandemia por la enfermedad covid-19 derivada del coronavirus SARS-CoV-2, es un proceso de riesgo-desastre de “onda larga”.15 Esto se explica a partir de las siguientes consideraciones: un desastre es la materialización o concreción de uno o más riesgos. Un riesgo está dado por dos factores que deben coincidir espacio temporalmente: peligro y vulnerabilidad. Un peligro, también denominado amenaza o fenómeno perturbador, puede ser de origen hidrometeorológico, geológico, químico-tecnológico o sanitario-ecológico; y tiene el potencial de causar daños y pérdidas en las personas, sus bienes, o los ecosistemas. Por vulnerabilidad entendemos indefensión e inseguridad de la población:16
[determinadas por] las características de una persona o grupo desde el punto de vista de su capacidad para anticipar, sobrevivir, resistir y recuperarse del impacto de una amenaza natural. Implica una combinación de factores que determinan el grado hasta el cual la vida y la subsistencia de alguien queda en riesgo por un evento distinto e identificable de la naturaleza o de la sociedad.17
Algunas de estas características inciden en la magnificación del efecto de los daños, mientras que otras pueden incidir en su minimización (lo que recientemente suele denominarse “resiliencia” y que se refiere a la capacidad de las poblaciones para recuperarse de los desastres).18 Ejemplos de características de magnificación son la exposición a peligros, la pobreza y la falta de normas regulatorias; y de características que reduzcan o mitiguen el impacto son las políticas preventivas, los planes de recuperación, los seguros contra daños, entre otros. La vulnerabilidad también puede definirse como las relaciones entre las personas y su entorno físico y sociopolítico que enmarca las condiciones en las cuales la población vive y que los pone en riesgo ante la presencia de amenazas,19 sean éstas de origen natural, socioambiental, tecnológico o sanitario-ecológico.
A la vulnerabilidad se debe que los efectos de los desastres sean desiguales en todas las escalas, desde las globales hasta las locales y que los niveles de riesgos sean diferentes según las condiciones en las que se presentan: las evidencias muestran que los daños más graves y las mayores dificultades para recuperarse de ellos se concentran en los sectores con menores ingresos o en condiciones de pobreza. En el contexto actual de la pandemia se puede afirmar que el virus es el mismo en todo el mundo, pero “las diferentes sociedades sufren y responden de manera diferente a ellas [pandemias]. Es decir, los diferentes procesos sociales conducen inevitablemente a diferentes expresiones de los riesgos, la percepción e internalización de sus significados y las respuestas”.20 Entonces, lo que da como resultado el desastre es la combinación de la amenaza y de acciones humanas, en este caso el virus y las condiciones socioeconómicas, políticas, culturales preexistentes a la pandemia.
A diferencia de otros procesos de riesgo-desastre que conocemos en la Ciudad de México (CDMX) –como los asociados con sismos e inundaciones, fenómenos peligrosos conocidos–, las epidemias y pandemias tienen un comportamiento lento, sus efectos se extienden sin límites espaciales establecidos, no hay métodos estructurales para su prevención y mitigación, no es de inicio rápido pero tampoco lento, por lo que puede clasificarse como lo que Pierce Blaikie denomina de “onda larga”,21 no hay pérdidas de infraestructura construida, patrimonio cultural u otros activos físicos, sino que su impacto:
[...] se experimenta en términos de condiciones y costos de salud y en términos de los impactos económicos y sociales causados por acciones gubernamentales, normas y controles instigados a mitigar la propagación de los virus y el covid-19 [con esta enfermedad] a falta de preparación previa, la respuesta humanitaria temprana ha sido una combinación híbrida de reducción de amenazas (mediante el control de impacto temprano sobre la exposición), una expansión y reorientación de los servicios básicos de salud, y la respuesta a los problemas económicos y sociales de muchas personas y empresas debido a los bloqueos impuestos por las autoridades. Del mismo modo que en los desastres más tradicionales, es muy probable que aquellos que menos se han beneficiado de tales medidas sean los grupos de población más pobres y excluidos, aunque en la mayoría de las respuestas a los desastres estas poblaciones se identifican formalmente como las más vulnerables y los que deben ser sujetos a acciones prioritarias.
No obstante las diferencias anteriores, la situación detonada por la enfermedad del covid-19 se clasifica como desastre debido a que la incidencia de esta amenaza biológica ha quebrantado a una sociedad con vulnerabilidades. A partir de lo anterior y de reconocer que la pandemia por el virus SARS-CoV-2 es el peor desastre sanitario que ha afectado al país y al mundo en la historia moderna, estudiamos cómo se ha manifestado en el caso de SGA, a partir de sus condiciones socioeconómicas, políticas y culturales previas, y de las acciones y medidas encaminadas a la reducción del riesgo y atención de la emergencia sanitaria.
características, vida cotidiana y vulnerabilidades en san gregorio atlapulco
San Gregorio Atlapulco es uno de los catorce pueblos originarios ubicados en la alcaldía Xochimilco, a pesar del vínculo cotidiano con la metrópoli, con sus casi 34 mil habitantes,23 SGA ha mantenido su estilo de vida como pueblo rural urbano, y como pueblo originario (Imagen 1). Con una cultura muy arraigada y basada en el sistema agrícola de las chinampas (especializadas en los últimos años en la producción de hortalizas, entre ellas lechugas, espinaca, acelga, yerbas de olor, y plantas de moda entre vegetarianos y la gastronomía gourmet, como el kale, pak choi, arúgula),24 en sus fiestas patronales, y otras tradiciones, actualmente en convivencia con formas de vida modernas ligadas a la ciudad. Es un pueblo en donde se han presentado diversos fenómenos peligrosos como sismos, inundaciones, fracturamientos de suelo y procesos de remoción en masa, todos ellos agravados por las actividades antrópicas. Al igual que otras áreas semi rurales de la ciudad y periferias, SGA ha sufrido el abandono al campo y la presión por la urbanización. Esto ha implicado cambios en la economía del pueblo, en el perfil profesional de la población, en la distribución de la población económicamente activa (PEA) y en los estilos de vida tradicionales.25 En los párrafos que siguen analizamos la combinación de características y procesos que propiciaron que SGA encabezara la lista de colonias de la ZMCM con mayor número de contagios en los primeros meses de la pandemia.26
Existen diferentes formas de aproximarse al estudio de la vulnerabilidad. Una de las propuestas que han alcanzado mayor consenso es la de Wilches-Chaux27 desde la teoría de sistemas, quien considera que la vulnerabilidad es global pero que tiene diferentes ángulos, la importancia de estos ángulos o dimensiones varía según el tipo de riesgo; es decir, que la vulnerabilidad no es una sola ni única, sino que puede deconstruirse. Lo importante de esta propuesta es que permite visibilizar factores concretos y específicos que le confieren vulnerabilidad a grupos determinados de población.
Basándonos en dicha propuesta y a partir de las condiciones de SGA identificamos una serie de vulnerabilidades que incidieron para que este pueblo fuera de los más afectados en la pandemia. Se trata de una serie de aspectos que le confieren vulnerabilidad a la población, algunos estructurales y otros que a la vez forman parte de la vida cotidiana de SGA, lo que hace complicado reducir los contagios. Las vulnerabilidades a continuación seña-ladas fueron revisadas por separado para su análisis, ya que esto facilitó la identificación de sus raíces y de sus efectos en la vida cotidiana. Sin embargo, es importante reconocer cómo están entrelazadas y que la acumulación de desventajas hace más probable que una vulnerabilidad dé lugar a otras y que, con ello, la población en general y los sujetos en particular tengan menos probabilidades de enfrentar los riesgos, menos capacidad de resiliencia.28

Nota: al norte está la zona rural, al sur el suelo de conservación ecológica, al este y al oeste otros pueblos de la alcaldía.
Vulnerabilidad locacional, conectividad y movilidad
La vulnerabilidad locacional se refiere a la ubicación del pueblo al margen de la ciudad, no sólo en el sentido absoluto por sus coordenadas geográficas, sino también en un sentido relativo, ya que a pesar de que SGA ha sido abastecedor de agua, alimentos, espacio y servicios ambientales para la Ciudad de México, cuenta con pocas vías de acceso y carencia de fuentes de empleo y servicios especializados. Los habitantes deben recorrer largas distancias para acceder a lo que no hay en la localidad, por lo general esos desplazamientos los realizan en transporte público deficiente.
La producción chinampera tiene un destino local y regional y una buena parte se comercializa en la Central de Abasto de la megalópolis. Esto marca una circulación diaria desde el poblado hasta la Central, en la que los agricultores ofrecen sus productos en una zona del estacionamiento tanto a consumidores familiares, como a restauranteros y grandes tiendas de autoservicio, como Walmart. La movilidad que usan son camiones de carga para transportar la mercancía y microbuses para el transporte directo de los productores antes de que amanezca.
Los primeros reportajes del covid 19 en la CDMX fueron los de la Central de Abasto,29 lugar que se consideró como uno de los principales focos de contagio tras la llegada del virus a la ciudad. Los primeros habitantes de SGA que fallecieron fueron los campesinos que acudían a la Central. Y al igual que otros virus y bacterias en épocas pasadas, el nuevo coronavirus siguió la ruta del comercio.30 De acuerdo con el testimonio de RCP, 20% de los productores que iban a la Central falleció.
Un elemento demográfico adicional es que desde mediados del siglo pasado, un buen número de jóvenes originarios de SGA se profesionalizó, primero en el magisterio y después a nivel universitario, lo que les abrió diversos campos de trabajo, así como a sus familias, en la ciudad como empleados públicos (SEP, CFE).31 Entre los profesionales hay médicos, enfermeras y personal de servicio en hospitales y clínicas ubicadas en otras circunscripciones. Todos ellos se trasladan diariamente a la ciudad, por lo general en transporte público. Es probable que a través de estas personas también haya llegado el virus al pueblo (entrevista a AG).
Cabe mencionar que un aproximado de 14 millones de personas transitan cada día en el transporte público de la ZMCM, si bien con las medidas de “Quédate en Casa”, el monto de transeúntes disminuyó, en el transporte público no se puede conservar la distancia de 1.5 m entre las personas y no en todos los vehículos se cumplen normas como uso de gel, cubrebocas y toma de temperatura al ingresar; aunado a ello, los tubos para sujetarse son de metal, material en el que el virus logra permanecer activo por largo tiempo, y es probable que no se sometan a una sanitización frecuente.32 Ordinariamente, los habitantes de SGA realizan largos trayectos y, por lo regular, más de un cambio de transporte (micros, peseras, camiones, metro).
Vulnerabilidad urbana y urbanización
La vulnerabilidad urbana se refiere a las características de las colonias y viviendas que pueden resultar inseguras para sus habitantes. En SGA predomina la vivienda de autoconstrucción y progresiva; además de no apegarse a las normas de construcción, las viviendas se amplían conforme las familias crecen, lo que aumenta la densidad de población y con ello el hacinamiento (Imagen 2).33 Si bien SGA cuenta con amplias áreas verdes, de cultivo (cerro, chinamperío y ejido), todas ellas son zonas de suelo de conservación ecológica, incluso con distinciones como zona de “Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad” declarada por la UNESCO (1987), área natural protegida local (1992) y zona City Ramsar, y CIPAM (2004), lo que implica restricciones para la construcción, así que la población se concentra en el centro del poblado.

La urbanización histórica de SGA avanzó de manera desordenada, sin que se observaran los reglamentos de construcción. Una costumbre en las zonas rurales es que en un predio familiar se anexan nuevas viviendas multifamiliares conforme las nuevas generaciones lo requieren y provocan hacinamiento poblacional; esto también se da por las dificultades actuales para adquirir una vivienda. Un punto que complicó la reconstrucción –a raíz del sismo 19S (2017) que también afectó a este poblado– fue que algunas viviendas no contaban con la superficie mínima reglamentaria, además de los múltiples problemas de linderos que afloraron.
Esta configuración urbana facilita la interacción personal cotidiana, en el uso del espacio, así como en formas de colaboración familiar como el cuidado de los menores y de los adultos mayores; también facilitó la propagación del virus. El promedio de habitantes por vivienda y de habitantes por cuarto es de 4.95 y de 1.7 respectivamente, más elevado que los promedios para la ciudad, los cuales son de 3.32 y de 0.8, de lo que se desprende que la densidad de población de SGA en sus viviendas es más alta que el promedio de la ciudad.34
Estas condiciones se agudizan en los asentamientos irregulares, en SGA hay 17,35 donde la carencia de servicios urbanos, entre ellos el acceso al agua, no permite prácticas de higiene adecuadas para evitar el contagio del virus.36 Además, el hacinamiento se da tanto al interior de la vivienda como entre una vivienda y otra, al no haber suficiente espacio de separación. Algunos asentamientos irregulares tienen vías de acceso estrechas y peatonales, donde tampoco se puede conservar la distancia de 1.5 m entre cada persona (Imagen 3).
En estos asentamientos irregulares suele vivir gran parte de la población migrante de Puebla, Estado de México, Veracruz y Guerrero, que realizan actividades agrícolas.37 También generalmente son migrantes quienes conducen los bicitaxis, ahora más bien mototaxis. Todos ellos requieren abastecerse de alimentos, contar con una vivienda muchas veces compartida, lo que genera un contacto intenso en su actividad laboral y en sus alojamientos o en los puestos que expenden alimentos preparados. Esta dinámica contribuyó a la propagación del virus.
Además, la actividad agrícola chinampera ha decrecido, tanto por su rendimiento económico como porque la mirada laboral de las y los atlapulquenses se dirige al mercado de trabajo urbano.38

Vulnerabilidad económica-laboral y empleo
La vulnerabilidad económica es probablemente la más determinante y con potencial de incidir en las demás expresiones de la vulnerabilidad. En caso de desastre, sin importar el fenómeno detonante, se detectó una relación inversamente proporcional entre mortalidad e ingreso económico.39 Pobreza y vulnerabilidad no son lo mismo pero guardan estrecha relación y se refuerzan mutuamente: “cuanto más vulnerable es un sujeto o grupo, más probable es que caiga en la pobreza o empeore su nivel de pobreza; cuanto más pobre, más tenue es la capa de protección que puede impedir que un riesgo se torne catástrofe”.40 En lo individual, la pobreza se manifiesta en desempleo o empleo precario e ingresos insuficientes; en el ámbito regional y nacional se expresa en la dependencia económica en factores externos incontrolables por el ciudadano común.41
Además del nivel de contagios, otra grave afectación a los atlapulquenses es su economía. Los niveles de pobreza y marginación son más altos respecto al promedio de la ciudad, especialmente en la población de los asenta-mientos irregulares. De las alcaldías de la CDMX, Xochimilco es la segunda con mayor porcentaje de población en situación de pobreza tanto extrema como moderada, con 40.5% (la primera es Milpa Alta con 49.2%); para fines comparativos, Benito Juárez, la que registra un menor porcentaje, tiene sólo cinco por ciento.42
Parte de la población cuenta con empleo precario: productores de hortalizas con diferentes canales de comercialización, entre ellos la Central de Abasto,43 vendedores ambulantes, empleadas domésticas, profesionales independientes y en los sectores privado y público.
Los más afectados han sido productores y comerciantes. Los planteros [fueron] muy golpeados. Funcionarios y maestros siguen ganando. Los que perdieron fueron empleados de iniciativa privada (desde domésticas hasta abogados y arquitectos). No hubo hecatombe de desempleo, pero para muchos se redujeron los ingresos.44
Tradicionalmente, la comercialización se da en el mercado del pueblo y en puestos ambulantes que no siguieron las normas impuestas en otros centros de abastecimiento (como el uso de cubrebocas, gel, el ingreso de una sola persona por familia, aforo limitado, sanitización constate, etcétera). “Han muerto seis o siete locatarios”.45
Esto agravado por el hecho de que el mercado principal se colapsó en el sismo de 2017 y aún no está listo para abrir sus puertas,46 por lo que algunos puestos están desde entonces temporalmente instalados fuera del mercado pero con mínima distancia entre ellos. Otros comerciantes fueron acomodados sobre la avenida Belisario Domínguez y en la plaza cívica en puestos metálicos prefabricados, que no permiten guardar sana distancia entre compradores y vendedores. Además de los locatarios del mercado, siempre han proliferado vendedores informales que se instalan sobre banquetas, con carretillas o puestos provisionales, ofreciendo desde productos de la chinampa hasta alimentos tradicionales como tamales, tlacoyos, elotes o comida para llevar. Hay un buen número de comerciantes tanto en pequeños comercios esenciales y no esenciales, así como vendedores informales, algunos incluso ofrecen sus productos en otras alcaldías, sea por entregas o como mercaderes ambulantes (distribuyen tortillas, antojitos, dulces cristalizados, elotes preparados, entre otros), de tal modo que se dan contactos múltiples no controlados.
Además, el mercado y los puestos constituyen espacios importantes de socialización de la población, que implican más que el lugar donde se realizan las compras: las mujeres que trabajan en su casa suelen acudir varias veces a la semana al mercado.
La situación económica tiene muchas implicaciones negativas pero, en este caso, destaca la dificultad para acceder oportunamente a servicios de salud públicos, por su escasez o calidad, y a los privados por su costo; de tal modo que la población queda desprotegida.
Vulnerabilidad social-preventiva y salud
Para Wilches-Chaux, otro pilar de la vulnerabilidad es la salud preventiva. Mientras más sólida sea la infraestructura, equipamiento y programas de salud, menor será la vulnerabilidad de una población; asimismo, mientras menos médicos se tengan, mayor será la vulnerabilidad de la población.47
La seguridad social clásica, que “protegía a los trabajadores y a sus familias y ello les daba elementos para no caer en espirales de desventajas [...] ante eventos que implican riesgos”, dejó de crecer desde la década de 1980 y desde entonces ha decrecido; a ello se añaden la falta de empleo y la precariedad laboral que no da acceso a la seguridad social,48 siguiendo las políticas de adelgazamiento de la función pública, a favor de la privatización de los servicios médicos. Entre los pobladores de SGA esto ha generado desconfianza, suspicacia y enojo frente a dichas instituciones.
La localidad cuenta con un centro de salud, y los empleados públicos activos o jubilados adscritos al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) acuden a Xochimilco o Tlalpan para su atención, en las clínicas u hospitales que les corresponden. En cuanto a la población derechohabiente de SGA, ésta asciende a 69.46%, porcentaje menor en relación con el de la ciudad, donde es de 72.62 por ciento.49
Como el resto de la población nacional, hay altos índices de hipertensos, diabéticos y enfermos catalogados como de alto riesgo en casos de contraer la covid-19. El 73% de la población adulta del país tiene sobrepeso, 25% hipertensión y 14% algún tipo de diabetes; 43% de las muertes por covid se asocian con hipertensión, 37% con diabetes, 25% con obesidad y 8% con tabaquismo.50 Para el caso particular de SGA, esto se ha dado en cierta forma por el abandono al consumo de productos del campo y la entrada de alimentos altamente procesados e industrializados:
En SGA hay mucha población con comorbilidades, obesidad y diabetes han aumentado, se come mucha grasa y carbohidratos y el estilo de vida es cada vez más sedentario, las personas han reducido su actividad física y en los últimos años (entre 10 y 12) con la llegada del bicitaxi, han dejado de caminar.51
Los efectos de su condición física se reflejan en su horizonte de vida, 12.01% tiene más de 60 años, porcentaje por debajo al promedio de la ciudad que es de 16.19.52
Sobre la situación del servicio de salud y la atención oportuna del covid en SGA, escuchamos versiones distintas. De acuerdo con AG, en SGA el centro de salud se cerró a los dos meses de iniciada la pandemia, mandaban a la gente al hospital de Xaltocan en Xochimilco; además carece de insumos y no siempre funciona. En sus redes sociales (Facebook) se puede encontrar muy poca información sobre la emergencia sanitaria y hay largos periodos de mutismo, sea porque, como algunos dicen, la clínica se cerró, o porque ese fue el estilo de comunicación hacia la población.53 “El otro centro de salud cercano es el de San Luis Tlaxialtemalco y ese también ha estado cerrando; sólo el de Tulyehualco funciona con regularidad. La mayor parte de la población va a clínicas particulares, los demás al Gea González y similares si no tienen ISSSTE o IMSS”.54
Por su lado, RCP afirma que en SGA existe un centro público de salud donde se atiende y canaliza a la población con covid; por parte del gobierno de la ciudad se establecieron carpas de covid donde se hacían 30 pruebas por día gratis (estuvieron hasta que disminuyeron los contagios y otras zonas se hicieron prioritarias), además hubo una campaña de vacunación contra la polio y otras enfermedades.
Vulnerabilidad institucional
Definimos la vulnerabilidad institucional como la debilidad o falta de capacidad de las instituciones gubernamentales para hacerse cargo y cumplir con sus obligaciones, a estar presentes y actuar, o por el contrario, caer en la inacción.
En el caso de SGA, existe un desencuentro con las autoridades de la alcaldía y falta de confianza en información oficial. Desde el sismo 19S, el pueblo y la alcaldía no están en los mejores términos, debido a la negativa del entonces delegado de Xochimilco quien no reconoció oportuna y públicamente los daños y pérdidas sufridos en SGA, así como a la deficiente política de reconstrucción de la que finalmente tuvo que encargarse la propia población damnificada. Desde la perspectiva de AG, faltó información por parte de la alcaldía sobre las formas en que el virus se propaga, su duración en los diferentes tipos de superficies, etcétera, así como avisos o letreros sobre el alto riesgo del pueblo: en la iglesia se puso un letrero que decía que la zona era de alto riesgo, pero la iglesia estaba vacía, en cambio en el mercado, altamente concurrido, no había letreros ni recomendaciones.
La desconfianza frente a la información de las autoridades en todos sus niveles, o incluso a la calidad de los servicios médicos públicos, como se mencionó, fortalecía la decisión de no acudir a atención médica aun en los casos de gravedad. Un cálculo aproximado del profesor es de alrededor de 920-940 contagiados entre abril y octubre.
Vulnerabilidad cultural. Costumbres y tradiciones
La vulnerabilidad cultural se refiere a concepciones del mundo que pueden obstaculizar las medidas preventivas y de respuesta ante situaciones de riesgo y desastre. Una concepción fatalista en la que la pandemia se considere voluntad divina, contra la que nada podemos hacer, puede conducir a una pasividad que le confiera vulnerabilidad a la población, asimismo, la concepción de que una divinidad otorgará protección a la comunidad puede generar una falsa sensación de seguridad.55 La religiosidad popular56 está signada por una devoción y convicción de que San Gregorito (San Gregorio Magno) los protegerá de cualquier calamidad. Por cierto, la fiesta patronal del 12 al 20 de marzo, se celebró sin que la población supiera que probablemente el virus ya estaba presente; al terminar la fiesta (20 de marzo) llegó el aviso de suspensión de actividades por parte de las autoridades sanitarias federales.57
Así, también las costumbres y tradiciones le confieren vulnerabilidad a la población al convertirse en factores importantes para la trasmisión del virus, ya que implican espacios de convivencia estrecha, por ejemplo ferias, fiestas y funerales. Al ser SGA un pueblo originario, se caracteriza por las celebraciones festivas, que junto a las actividades agrícolas marcan prácticamente su calendario anual:
Fiestas religiosas, cívicas, familiares y laborales organizan ese continuum llamado calendario, desde el cual los sujetos estructuran sus tiempos y espacios colectivos e individuales. La historia del calendario de un pueblo es en muchos sentidos la historia de sus fiestas. Éstas son, en efecto, una forma de organizar y entender la vida; son un corte en el tiempo cotidiano que da sentido al ir y venir de la vida diaria.58
Al igual que Xochimilco, del que se señala que celebra 365 fiestas al año, en SGA no hay semana en la que no haya una celebración o ceremonia en torno al calendario litúrgico y a otras fechas cívicas o populares. Los rituales en dichos eventos congregan a un gran número de personas, familiares, vecinos(as), invitados(as), quienes se suman a las velaciones,59 misas, recorridos por el pueblo, peregrinaciones, así como a los bailes, recitales musicales, a los juegos mecánicos y a la verbena popular que los acompañan.60 De acuerdo con FJM, “tras la velación del 3 de mayo resultaron varios con covid, algunos fallecieron, entre ellos el capitán de danzantes aztecas”. Las fiestas patronales duran toda una semana. Se festeja en las calles, en el atrio de la iglesia, en la Plaza cívica y también en los traspatios donde se congregan familias extensas a saborear la gastronomía local. Las festividades se detuvieron, pero a pesar de ello se realizaron ciertas actividades en el cambio de mayordomías, por ejemplo.
En el caso de los difuntos, la costumbre va desde la preparación de la tumba, el acarreo del ataúd por familiares y amistades que apreciaron al(la) extinto(a) y se realizan misas, rosarios durante nueve días y visitas a la familia para dar el pésame. Lo que implica un contacto continuo y tradiciones de saludos de mano y abrazos difíciles de contener en situaciones como las de la contingencia sanitaria que aconsejan la sana distancia. En todos esos momentos se comparten alimentos.
A pesar de las indicaciones de la cuarentena, se realizaban velorios a los que acudía gran cantidad de población en espacios cerrados (incluso si la persona había fallecido de covid). Hubo recomendaciones y apoyos para la cremación de personas que se murieron por covid, con la intención de evitar el contacto entre la gente y los cuerpos sin vida. Pero en SGA no se cremó a los difuntos e incluso la gente iba hasta la entrada del panteón sin cubreboca, sin distancia. Al panteón no podían entrar todos, pero se quedaban afuera.61 Otras prácticas, como las misas, se modificaron para hacerse al aire libre.
A esto se suma la idiosincrasia de la negación, no exclusiva de SGA: no creer en el virus o pensar que no tendrá un efecto mortal; así como la confianza en el no contagio, en que es falso. Otros más, no reconocieron en los síntomas gripales el posible contagio por coronavirus, hasta que posteriormente y por casualidad se hicieron la prueba de anticuerpos.62
A partir de lo anterior, podemos afirmar que las condiciones de acceso a la vivienda y al mercado laboral, la precaria situación económica, el acceso a los servicios de salud y la particularidad del estilo de vida de la población de SGA, dificultan que la población tenga condiciones para hacer frente a la pandemia. Todas estas dimensiones de la vida cotidiana conforman dimensiones de la vulnerabilidad relacionadas entre sí, que dan lugar a lo que Wilches-Chaux denomina “vulnerabilidad global”.63
En la lista de colonias con mayor cantidad de casos de covid-19, además de SGA aparecen otras colonias similares en cuanto a sus características de ruralidad, lo cual coincide con la información aportada en el Atlas de vulnerabilidad urbana por covid 19 (2020): “Al sur de la CDMX los grados más altos de vulnerabilidad se encuentran en las localidades más rurales de la ciudad, donde se suman la falta de accesibilidad a la infraestructura de salud con niveles muy altos y críticos de vulnerabilidad socioeconómica”.64
respuestas de la población local y autoridades gubernamentales
Cuando las respuestas de la población (sociedad civil) y de las autoridades gubernamentales son adecuadas, pueden conducir a disminuir la vulnerabilidad65 y crear resiliencia;66 en este caso, frenar los contagios e impulsar la reactivación económica, por ejemplo.
Como decisión personal, el médico AG implementó acciones para alertar a la población, sobre todo a familiares y conocidos, con un lenguaje sencillo y con la idea de que se hiciera extensivo a más personas. El profesor FJM, con algunos pobladores, elaboró y pegó carteles alusivos a la gravedad y velocidad del contagio en los sitios más concurridos del pueblo, antes de que la alcaldía iniciara sus acciones. Asimismo, echó mano de las redes sociales para difundir información preventiva y disuadir a la población a que se quedara en casa.67
Otras iniciativas de la sociedad se enfocaron a la reactivación económica, mediante el implemento de alternativas para la comercialización de los productos chinamperos de la población local. Un caso es el de la iniciativa de Grupo Hortalizas Tocaní. Se trata de un equipo multidisciplinario que se formó antes de la pandemia cuando uno de sus integrantes rentó una chinampa para producir y se dio cuenta de que también se puede “sembrar conocimiento”, a raíz de los problemas sociales que observó en la zona. Se formó un equipo de jóvenes (varios de ellos egresados de la UAM-Xochimilco) en apoyo a la organización de los productores. Antes de la pandemia los productores con los que trabaja Tocaní vendían en la central, en un área que tiene SGA (en las primeras semanas de la pandemia, con una granizada se cayó un techo de la zona de subasta y por un tiempo limitaron el acceso a vendedores, entre ellos a los de SGA). Con la pandemia cayeron las ventas, no sólo por lo que no se pudo vender en la Central de Abasto sino porque otros clientes como restaurantes disminuyeron su compra. Así, Tocaní coadyuvó a la comercialización de productos, organizando paquetes, mediante anuncios en redes sociales, repartiendo para su venta en varios puntos del sur de la ciudad; poco a poco la red ha crecido y de repartir 17 bolsas de producto ahora reparten hasta 150 y diversifican la oferta. Como esta iniciativa, hay otras más, tal como lo registra Sorrentino.68 Habitantes de SGA de manera particular revendieron productos de la zona chinampera en Coapa y otras áreas del sur de la ciudad, como iniciativa privada y solidaria.69 Esto ha acercado a productores y consumidores solidarios, pero también sorprendidos por la frescura y duración de las hortalizas. Otra acción realizada por los comerciantes locales fue incrementar la oferta de venta a domicilio.
Estas respuestas e iniciativas de la población, que surgieron para paliar la pandemia, pueden permanecer incluso cuando ésta logre controlarse diver-sificando y modernizando las formas tradicionales de comercialización.
Respecto a lo que hicieron las autoridades locales de la alcaldía para prevenir y evitar la propagación del virus, encontramos posturas variadas. Hay quienes opinan que fueron tardías, aisladas y de corto alcance, e hicieron poco por prevenir los contagios, por lo que se puede decir que su respuesta fue emergencista más que preventiva, incluso la fase emergencista tuvo una respuesta pobre y deficiente.
Por un lado, RCP –subdirector de conservación ecológica y apoderado local de la alcaldía– afirma que en todos los barrios y pueblos se pidió no salir de casa, cuatro días a la semana, de diez de la mañana a dos de la tarde y de cuatro a seis, durante abril y mayo. Esas y otras acciones aisladas fueron puestas en práctica para contener los contagios en distintos puntos o servicios: en mayo se sanitizaron bicitaxis y bicimotos;70 en julio, espacios públicos de San Gregorio Atlapulco.71
Un punto importante de contagio identificado por el gobierno son los lugares donde se consume alcohol, y aunque no es algo privativo de SGA, “el jurídico de la alcaldía clausura todos los fines de semana lugares donde se consume alcohol”.72
Después de que la población inició una campaña para alertar del alto nivel de contagios en redes sociales y con carteles, como ya se mencionó, por disposición gubernamental se instaló un kiosco para realizar pruebas de presencia de covid, por dos semanas, y carteles en algunos lugares estratégicos que avisaban sobre el riesgo de contagios; además se reordenaron espacios de comercialización.
La alcaldía impulsó algunas acciones para reactivar la economía a partir de las zonas turísticas, especialmente en Nativitas, donde pobladores de SGA trabajan alquilando caballos para paseos en el bosque y vendiendo productos como plantas y alimentos.73 También repartió vales de despensa –por una sola ocasión– a una parte de la población (Mercomuna).74
Sin embargo, en testimonios de SL y MJE, recabados en 2021, se observa que la situación para los productores y jornaleros de SGA se agravó en los últimos meses. El temor al contagio aumentó, por lo que los productores salen menos para vender los productos; la venta a los restaurantes disminuyó y en ocasiones los productores no han recibido el pago de los mismos, ya que éste suele realizarse dos o tres semanas después de la entrega, y al acudir por su liquidación se encuentran que los establecimientos quebraron o están cerrados. Esto conlleva a una reconversión productiva: productos locales y para autoconsumo como el tomate de cáscara, la fresa, la moringa, las hierbas aromáticas, empiezan a sustituir a los cultivos gourmet y se intensifica la siembra del maíz, el amaranto y los quelites en la zona cerril. La producción de cempasúchil y de nochebuena disminuyó dado que se pensó que no habría mercado y con ello se redujeron recursos económicos. Algunos productores solicitaron apoyo al programa federal Sembrando Vida, pero no todos lo recibieron. Por lo que varios viven de sus ahorros o de la solidaridad familiar.
Los jornaleros migrantes perdieron sus fuentes de trabajo, dejaron de ser contratados pues las actividades en las que solían participar se suspendieron, como el procesamiento del nopal. Los adultos mayores venden sus tierras para poder vivir, dado que ya son una minoría los jóvenes que se dedican al campo.
conclusiones
A partir de este estudio de caso podemos constatar lo que Blaikie y sus colaboradores señalan: muchos desastres son una mezcla compleja de amenazas naturales y acciones humanas. Vulnerabilidad sostiene que el entorno social, político y económico es una causa de desastres.75
En SGA se dio la concatenación de desastres. Algunas personas son damnificadas del sismo 19S (2017) y aún no están recuperadas del mismo, quedan casas sin reconstruir, algunas se edifican, otras quedaron suspendidas durante meses; la barda perimetral de la iglesia apenas se repara. Tras el sismo no hubo una reconfiguración territorial en la reconstrucción que redujera la vulnerabilidad y durante esta contingencia no se reorganizaron tiempos y espacios, la población sigue interactuando como si no pasara nada, lo que incidió en la propagación del virus.
En SGA algunas de las vulnerabilidades expuestas por la pandemia también se evidenciaron durante el sismo de 2017; éstas deben atenderse para que no se hagan acumulativas, tal como ha sucedido en la localidad en estudio. El impacto tanto del virus como del sismo está determinado por dichas vulnerabilidades, entre las que se encuentra la incapacidad del gobierno en sus tres niveles para gestionar el riesgo, por lo que su respuesta se concreta a una limitada gestión de la emergencia. Para tener poblaciones menos vulnerables se requieren cambios estructurales y, aunque parezcan utópicos, deben ser directriz de políticas de desarrollo. Es necesario mejorar las condiciones de seguridad y protección de la población.
Se ha constatado que la tragedia que se vive en este pueblo es resultado de factores construidos en el pasado. Su vulnerabilidad está entretejida con lo socioeconómico, lo político, lo ambiental e incluso con lo cultural de la vida cotidiana, y es irresoluble en el corto y mediano plazo bajo el orden social existente. Todas estas condiciones contribuyeron a que los contagios se multiplicaran como “reguero de pólvora” y diezmaron a familias enteras.
A pesar de todo, nuevamente se generan iniciativas locales para paliar la emergencia, como sucedió tras el sismo 19S. Frente a un escenario adverso para los chinamperos que vieron cerrados sus mercados tanto en la Central de Abasto y entre sus clientes restauranteros, algunos productores desarrollaron modalidades de venta directa productor-consumidor, en un primer momento para sacar la producción estancada, y después como estrategia que permitió que se generaran redes tanto de productores para ofrecer despensas variadas, como de consumidores que reconocieron mejores precios y mejor calidad en la compra directa. No obstante, las condiciones de amortiguamiento a los efectos de la pandemia fueron escasas y limitadas frente a los estragos derivados de la suspensión de la producción y la gran cantidad de contagiados y fallecidos en SGA. El panorama apunta a una pauperización acelerada.
Los efectos de la pandemia en SGA se explican a partir de la peligrosidad del virus, pero también y sobre todo de las características sociales, económicas, políticas y culturales previas a la pandemia, esto es, del orden social, de la vida cotidiana y del entorno. Por lo tanto se puede afirmar, como señala García Acosta en otros casos de desastre, que el impacto del virus está exacerbado por el modelo de desarrollo adoptado y por las formas de crecimiento económico y de acumulación impuestas.76
Referencias
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Al respecto véase Virginia García Acosta, “El riesgo como construcción social y la construcción social del riesgo”, Desacatos, vol. 19, CIESAS, México, 2005, pp. 11-24.
Claude Gilbert, “Studying Disaster. Changes in the Main Conceptual Tools”, op. cit.
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Virginia García Acosta, “Vulnerabilidad y desastres: génesis y alcance de una...”, op. cit.
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Mercedes González de la Rocha y Agustín Escobar, “Introducción”, op. cit., pp. ix-xxvi.
Inegi, XIII Censo de población y vivienda 2020, op. cit
Inegi, XIII Censo de población y vivienda 2020, op. cit.
Gustavo Wilches-Chaux, “La vulnerabilidad global”, op. cit.
Para conocer detalles de estas celebraciones festivas véase Gisela Landázuri, “Tiempos espacios y sentidos en las fiestas religiosas en San Gregorio Atlapulco”, Revista Perspectivas Sociales, vol. 16, núm. 2, julio-diciembre, México, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2014, pp. 81-102.
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Notas