Resumen: Con el objetivo de evaluar el efecto de tres aditivos zootécnicos de Bacillus subtilis sobre indicadores productivos y de salud en pollos, se llevó a cabo una investigación en la unidad avícola del Instituto de Ciencia Animal –Mayabeque, Cuba–. Para ello se utilizaron 200 pollos del híbrido reproductor cubano EB34, en un diseño completamente aleatorizado. Se estudiaron cuatro tratamientos: T1: grupo control (GC), T2: C-31, T3: C-34 y T4: E-44, a una dosis de 109 endosporas por gramo de concentrado. El experimento duró 42 días, y se evaluaron indicadores hematológicos, inmunológicos, productivos y de salud. El empleo de estos aditivos zootécnicos no produjo ningún efecto a los 21 días en ninguno de los indicadores; sin embargo, a los 35 y 42 días incrementó (p < 0,001) el peso de la bolsa de Fabricio, el bazo y los títulos de hemoaglutinación ante la vacuna de Newcastle. Hubo mejoras (p < 0,001) en los indicadores hematológicos hemoglobina, hematocrito, globulinas, albúminas y proteínas totales a los 35 y a los 42 días de edad; así como un incremento del peso vivo a los 35 (p < 0,01) y 42 días (p < 0,001), un menor consumo a los 42 días (p < 0,05), mejor conversión a los 35 (p < 0,001) y 42 días (p < 0,05), y una mayor eficiencia alimenticia a los 35 y 42 (p < 0,001) días. Los indicadores mortalidad y viabilidad no mostraron diferencias entre los tratamientos. Se concluye que la adición de estos aditivos zootécnicos mejoró las respuestas productivas y de salud en los pollos.
Palabras clave:Bacillus subtilisBacillus subtilis, consumo consumo, mortalidad mortalidad, probióticos probióticos.
Abstract: In order to evaluate the effect of three zootechnical additives of Bacillus subtilis on productive and health indicators in broilers, a study was conducted in the poultry farm of the Institute of Animal Science –Mayabeque, Cuba–. For such purpose 200 broilers of the Cuban breeding hybrid EB34 were used, in a completely randomized design. Four treatments were studied: T1: control group (CG), T2: C-31, T3: C-34 and T4: E-44, at a dose of 109 endospores per gram of concentrate feed. The trial lasted 42 days, and hematological, immunological, productive and health indicators were evaluated. The use of these zootechnical additives did not cause any effect at 21 days on any of the indicators; however, at 35 and 42 days the weight of the bursa of Fabricius, the spleen and the hemagglutination titers to Newcastle vaccine increased (p < 0,001). There were improvements (p < 0,001) in the hematological indicators hemoglobin, hematocrit, globulins, albumins and total proteins at 35 and 42 days of age; as well as an increase of live weight at 35 (p < 0,01) and 42 days (p < 0,001), lower intake at 42 days (p < 0,05), better conversion at 35 (p < 0,001) and 42 days (p < 0,05), and higher feed efficiency at 35 and 42 days (p < 0,001). The indicators mortality and viability did not show differences among the treatments. It is concluded that the addition of these zootechnical additives improved the productive and health responses in broilers.
Keywords: Bacillus subtilis, intake, mortality, probiotics.
Artículo Cientifíco
Efecto de aditivos zootécnicos sobre indicadores productivos y de salud en pollos
Effect of zootechnical additives on productive and health indicators in broilers
Recepción: 12 Diciembre 2016
Aprobación: 22 Septiembre 2017
La adición de antibióticos al concentrado durante períodos prolongados es una práctica habitual en la industria avícola en los últimos años. Sin embargo, existe preocupación entre los avicultores, los fabricantes de pienso, los consumidores y las agencias reguladoras estatales acerca de los sistemas actuales de producción de huevos y carne, con el uso de promotores de crecimiento de origen antibiótico en los concentrados (Linares, 2015; Sarangi et al., 2016).
Por tanto, se necesitan alternativas a los promotores de crecimiento compatibles con la seguridad alimentaria y con el consumidor (Pérez et al., 2015; Zhang et al., 2016; Liu et al., 2016). Numerosos productos naturales, en los que se incluyen los aditivos zootécnicos basados en cultivos de Bacillus spp. esporulados, son propuestos por diversas empresas del sector avícola para ser usados como alternativas viables (Nguyen et al., 2015; Hou et al., 2015).
A partir de tales elementos, el objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de tres aditivos zootécnicos sobre indicadores productivos y de salud en pollos.
El experimento se llevó a cabo en la unidad avícola del Instituto de Ciencia Animal –Mayabeque, Cuba–. Se emplearon 200 pollos de la línea hembra del reproductor cubano EB34, con 1-42 días de edad, distribuidos en un diseño completamente aleatorizado en el que se incluyeron cuatro tratamientos (aditivos): T1: grupo control (GC), T2: C-31, T3: C-34 y T4: E-44.
La dosis de los aditivos zootécnicos a partir de cultivos de las cepas C-31, C-34 y E-44 de Bacillus subtilis subespecie subtilis (Milián et al., 2014), suministrada a los animales, fue de 109 endosporas por gramo de concentrado; esta se ajustó según lo propuesto por Milián (2009).
Se suministró alimento y agua ad libitum. La dieta varió en su composición para las etapas de inicio, crecimiento y acabado, según NRC (1994), como se muestra en la tabla 1.

Para determinar in vivo el efecto probiótico de los tres aditivos zootécnicos se seleccionaron y sacrificaron (mediante yugulación) diez animales por tratamiento en cada muestreo, que se efectuaron a los 21, 35 y 42 días. La selección se realizó teniendo en cuenta las aves que tenían un peso vivo en el rango de ± 10 % del peso promedio real de cada grupo de animales. El procedimiento para evaluar esta actividad biológica en cada uno de los muestreos se describe a continuación:
Indicadores inmunológicos. Se pesaron los órganos bazo y bolsa de Fabricio en una balanza digital Sartorius BL 1500, para determinar el peso relativo (PR). El PR se calculó en cada muestra como: PR = (PM/PV) x 100 %; donde PM es el peso de la muestra (órgano) y PV es el peso vivo del animal.
En el caso de la bolsa de Fabricio se aplicó el criterio de Giambrone (1996), que clasifica las aves según los rangos siguientes:
A valores de CG = [2, 4], las aves son normales.
A valores de CG ≤ 1, las aves son inmunodeprimidas.
Los títulos para la vacuna de Newcastle (HI) se determinaron por el método beta para microtitulación con el antígeno comercial La Sota (Sánchez, 1990).
Indicadores hematológicos. Para tomar las muestras de sangre se empleó el método de colección por desangrado de la vena yugular, descrito por Sánchez (1990). Se tomaron 10 muestras por tratamiento para las determinaciones de hemoglobina (Hg), hematocrito (Hto), globulinas, albúminas y proteínas totales, según la metodología descrita por Lynch et al. (1969).
Además de estos indicadores de salud, se evaluó la viabilidad y la mortalidad de acuerdo a lo descrito en el Instructivo técnico para el pollo de ceba (UCAN, 1998).
Indicadores productivos. Los indicadores peso vivo, peso relativo de la canal, consumo de alimento, conversión y eficiencia se evaluaron según el Instructivo técnico para el pollo de ceba (UCAN, 1998).
Procesamiento estadístico de la evaluación in vivo. Para el análisis estadístico de los resultados se aplicó un análisis de varianza, con el empleo del software estadístico INFOSTAT versión 2012 (Di Rienzo et al., 2012). La diferencia entre las medias se determinó a través de la prueba de comparación de rangos múltiples de Duncan (1955). Los valores de mortalidad y de viabilidad fueron transformados a:

En la tabla 2 se presenta el comportamiento de la respuesta inmune, medida a través de los indicadores inmunológicos a los 21, 35 y 42 días, en pollos tratados con tres cultivos de B. subtilis.

A los 21 días no se encontraron diferencias significativas en los indicadores inmunológicos y hematológicos entre las aves tratadas con los cultivos de B. subtilis, ni entre estos y los controles; por lo que se puede inferir que dichos cultivos y sus endosporas no influyeron en el sistema inmune a esta edad.
A los 35 y 42 días se observó que la bolsa de Fabricio, el bazo y los títulos de hemoaglutinación para la respuesta vacunal, medida a través de la vacuna de Newcastle, fueron superiores (p < 0,001) en los tratamientos con B. subtilis.
En la tabla 3 se muestran los niveles de Hg y Hto a los 21, 35 y 42 días; y los de globulinas, albúminas y proteínas totales a los 35 y 42 días. A los 21 días, para los indicadores Hg y Hto no se observó diferencia entre los grupos en estudio, por lo que se puede plantear que todavía a este nivel no existían valores significativos de los eritrocitos para mostrar un efecto positivo en los animales. Sin embargo, se apreció que a los 35 y 42 días todos los indicadores evaluados fueron superiores en los tratamientos donde se emplearon los aditivos (p < 0,001).

En la tabla 4 se presenta el comportamiento de los indicadores productivos. Se observó una respuesta en las aves a partir de los 35 y 42 días, con excepción de la canal que solo se evaluó a los 42 días, sin diferencias entre los grupos tratados.

Los resultados de la mortalidad y la viabilidad durante el ciclo de crianza de los pollos se muestran en la tabla 5; no se encontraron diferencias entre los tratamientos.

Los tres aditivos zootécnicos mostraron un efecto probiótico marcado en las aves en estudio. La respuesta sobre el sistema inmunológico y la hematológica coinciden con lo reportado por Ayala et al. (2015), al evaluar diferentes cepas microbianas con efecto probiótico; estas pueden actuar como antígenos y desencadenar cierta reacción inmunitaria, que se traduce en una mayor respuesta de los indicadores inmunológicos en diferentes categorías de animales.
Otros estudios realizados por Milián et al. (2013) y García et al. (2014) demostraron que los probióticos pueden actuar como adyuvantes orales, producir una mayor resistencia a infecciones entéricas, proporcionar una respuesta inmune aumentada y sostenida frente a organismos infecciosos, acelerar el desarrollo y la maduración del sistema inmune, incrementar la diversificación de linfocitos, y disminuir las consecuencias catabólicas de las infecciones que causan inmunosupresión (Ayala et al., 2014). Tales resultados coinciden con los obtenidos en este estudio, ya que al evaluar el efecto de los tres aditivos zootécnicos a base de B. subtilis y sus endosporas sobre la activación de algunos de los mecanismos antes mencionados, hubo una mejora del indicador inmunológico en las aves en estudio.
Para el indicador bolsa de Fabricio, los resultados están dentro de los índices normales establecidos por Giambrone (1996). Según este criterio, los pollos en estudio no se encontraban deprimidos; por el contrario, se favoreció el aumento de la función del sistema inmune de las aves y hubo una mejor respuesta inmunoestimulante. Sin embargo, en estudios similares realizados por García et al. (2014) en pollos de ceba, con una cepa de Wickerhamomyces anomalus LV-6, no se encontró diferencia entre el tratamiento y el grupo control para el indicador bolsa de Fabricio, no así para el bazo.
Los títulos de HI alcanzados evidenciaron el efecto inmunoestimulante de estos aditivos zootécnicos. La hemoaglutinina es parte de la glicoproteína viral involucrada en la absorción del virus de Newcastle en las células dianas, por lo que los anticuerpos inhibidores de la hemoaglutinación limitan la infección por este virus. Se comprobó que en los pollos existió una alta relación entre el título de estos anticuerpos y la protección del sistema inmune, por lo que se considera como un indicador viable que relaciona la eficacia de la vacuna con la inmunidad general. Resultados análogos fueron encontrados por Molnár et al. (2011), al evaluar este indicador en 255 pollos alimentados con un cultivo de B. subtilis.
Por su parte, García et al. (2014) evaluaron el efecto probiótico de una cepa de W. anomalus en algunos indicadores fisiológicos y productivos en pollos de ceba. Con la inclusión de este cultivo en la dieta, constataron un buen estado de salud de los animales y mejora en la respuesta vacunal (p < 0,05).
Los niveles de Hg y Hto están dados por la acción de los cultivos de B. subtilis, así como por los niveles de ácido fólico, hierro y otros nutrientes aportados por estos aditivos. Ocampo et al. (2012) plantearon que los niveles altos de hematocrito están relacionados directamente con una mejora en la calidad nutricional de la dieta.
Los valores de hemoglobina coincidieron con los informados para las aves, que se sitúan entre 8 y 12 g.dL-1, según señalan Edbahuer et al. (1990) y Gómez (1992). Estos autores hallaron cantidades inferiores de hemoglobina y hematocrito en los animales del grupo tratado con levadura como probiótico; sin embargo, ambos estuvieron en los rangos normales (7,0-18,6 g.dL-1 de Hg y 23-55 % de Hto) para pollos de ceba, según Jiménez et al. (1998). Los títulos HI para la vacuna de Newcastle aumentaron cuando se adicionó la cepa LV-6, con respecto al grupo control. Tales resultados indican una mejora de la respuesta vacunal de los animales y, por ende, una estimulación de la respuesta inmune; lo que coincide con lo planteado por Pedroso et al. (2012) con respecto a la acción inmunorreguladora que pueden ejercer los probióticos.
Las globulinas se sintetizan en el sistema retículo-endotelial, lo que permite inferir que los resultados están estrechamente vinculados con la respuesta inmunoespecífica a partir de la acción de las albúminas y las globulinas como parte de las proteínas totales. Se reporta que para las aves (machos) los valores de albúminas varían entre 1,6 y 2,0 g dL-1 y los de globulinas de 1,8 a 3,0 g dL-1 (Salgado-Tránsito et al., 2011). En este trabajo ambos indicadores se encontraron en los niveles antes mencionados. Los valores de las proteínas totales se relacionan con los indicadores de la proteinemia normal (3,0-6,0 g dL-1) de las aves (Díaz et al., 2014).
Los resultados hallados a partir de la inclusión de los tres aditivos zootécnicos en los indicadores peso vivo, consumo, conversión, incremento de peso y eficiencia mostraron una respuesta probiótica de tipo multifactorial; y se observó en las aves una expresión del estado fisiológico favorable que propició una mayor digestibilidad, absorción de nutrientes y biodisponibilidad de compuestos nutricionales en sangre. Ello desencadenó un proceso favorable relacionado con una mejora de los indicadores productivos y de salud.
La respuesta en el indicador peso vivo se relacionó directamente con la inclusión de los tres aditivos zootécnicos, lo que permitió que las aves tratadas hicieran un uso más eficiente de los nutrientes aportados en el alimento consumido, al obtenerse mayor peso vivo con un consumo similar de alimento. Estudios realizados por Milián et al. (2013), Ayala et al. (2012) y Iser del Toro (2016) demostraron que cuando se usan aditivos zootécnicos (probióticos, prebióticos, nutráceuticos, ácidos orgánicos, enzimas y otros) hay una relación positiva entre la incorporación de pequeñas dosis en las dietas y el incremento del peso vivo.
Hou et al. (2015) utilizaron un probiótico a base de Lactobacillus reuteri en cerdos y hallaron respuestas positivas en el peso vivo, así como en los indicadores de salud, por la disminución en la incidencia de diarreas. Sin embargo, no en todos los casos los resultados del estudio evidenciaban la autenticidad del uso de los probióticos, de ahí que no eran vistos en ocasiones como alternativas viables en la producción pecuaria.
El incremento del peso vivo a los 21 días respondió a la inestabilidad de la microbiota intestinal en la fase inicial, la cual está sujeta a grandes alteraciones durante las primeras semanas de vida de las aves. Este resultado coincide con lo reportado por Salvador (2012), al evaluar el efecto de un probiótico a base de Lactobacillus acidophilus, Pediococcus acidilacticii y Saccharomyces cerevisiae inactivado en pollos de engorde, que tuvieron una mayor ganancia de peso corporal (1 982,5 g vs. 1 806 g) cuando se compararon con los grupos controles a los 35 días del experimento.
Similar resultado obtuvo Aguavil (2012) cuando evaluó el efecto de un probiótico nativo basado en L. acidophilus y B. subtilis, que influyó positivamente en la ganancia de peso (2 710 g vs. 2 586,7 g) y la conversión alimenticia (1,78 vs. 1,92), y disminuyó la tasa de mortalidad (2,69 vs. 5,5 %) con respecto al control. Como resultado colateral se reportó la ausencia de parásitos gastrointestinales, lo que contribuyó a mejorar el estado sanitario, ya que los pollos estaban libres de Escherichia coli, Eimeria spp. y Salmonella spp.
Ortiz (2013), al adicionar el probiótico ECOBIOL (Bacillus amyloliquefaciens CECT 5940) en 480 pollos de engorde (Arbor Acres Plus), obtuvo un mejor rendimiento, ya que el peso final (2 575 g) se logró en 2,5 días menos que en el grupo control; este autor planteó que los probióticos pueden mejorar la conversión (1,98 vs. 2,06) y el índice de eficiencia (259 vs. 242), así como disminuir la mortalidad (6,28 vs. 6,77 %).
En el presente trabajo no hubo diferencias en la mortalidad entre los tratamientos y el grupo control, resultado que se asocia a las condiciones en que se desarrolló el experimento. Se trabajó con pollos sanos, lo cual contribuyó a que no se presentara ningún brote infeccioso en las naves de experimentación durante toda la etapa. Además, se siguieron las medidas de bioseguridad y de confort establecidas, según el «Instructivo técnico» (UCAN, 1998); asimismo, se aplicó correctamente el sistema de vacunación, el manejo correcto de las aves y la calidad de los concentrados.
Vélez-Zea (2013), en un estudio con pollitas de remplazo en los primeros 42 días de edad, comprobó que en el grupo en que se administró probiótico a base de Lactobacillus spp. se produjo una reducción de la mortalidad en un 2,1 %, en comparación con el testigo.
Por su parte, Lei (2015) evaluó el efecto de la suplementación dietética de Bacillus amyloliquefaciens basada en alimentación microbiana directa, en 281 pollos machos de engorde (Arbor Acres), durante 42 días. Se hallaron resultados superiores en los indicadores productivos: ganancia de peso (2 079 vs. 1 985 g), consumo de alimento (3 771 vs. 3 692 g) y conversión alimenticia (1,81 vs. 1,86) respecto al control, lo que se tradujo en una disminución de la mortalidad. Resultados similares fueron obtenidos por Boaro (2015), cuando evaluó probióticos en 720 pollos machos de la raza Cobb.
De manera similar, al evaluar la adición de un cultivo microbiano casero en la dieta alimenticia de pollos parrilleros, Gamboa (2014) y González (2016) hallaron una mejor ganancia de peso (2 902,1 vs. 2 564 g), mayor conversión alimenticia (1,86 vs. 2,13) y disminución de la mortalidad (3,3 vs. 8,3 %).
Se concluye que los aditivos zootécnicos C-31, C-34 y E-44 de B. subtilis y sus endosporas presentan posibilidades reales para su uso en la producción animal en Cuba, pues constituyen nuevos aditivos zootécnicos con actividad probiótica, que mejoran las respuestas inmunológicas, fisiológicas, productivas y de salud de los pollos.





