John Dewey: "En el principio fue la experiencia"[1]

John Dewey: “In the beginning was the Experience”

Carla CARRERAS PLANAS
Universidad de Girona, España

John Dewey: "En el principio fue la experiencia"[1]

Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 21, núm. 72, pp. 69-77, 2016

Universidad del Zulia

Recepción: 10 Abril 2015

Aprobación: 22 Junio 2015

Resumen: El concepto de experiencia es central en la filosofía de Dewey, hasta el punto de convertirse en el eje a cuyo alrededor gira el debate entre la “vieja” filosofía tradicional y la “nueva” filosofía que él propone. El mundo externo ya no es un mundo externo sino un medio en el que todo aquello dotado de vida -por tanto también el hombre- interacciona de una manera u otra. Desde esta perspectiva, la experiencia deja de ser solamente un modo de conocer para convertirse en el modo de vivir, de interaccionar con nuestro entorno físico y social.

Palabras clave: experiencia, dewey, interacción, pragmatismo.

Abstract: The concept of experience is central to the philosophy of Dewey, to the point that it becomes the axis of the debate between the “old” traditional philosophy and the “new” philosophy he proposes. The external world is no longer an external world but a medium in which every living being - also the man- interacts in one way or another. From this perspective, the experience is no longer only a way of knowing but the way of living and interacting with our physical and social environment.

Keywords: experience, dewey, interaction, pragmatism.

El concepto de experiencia es uno de los más vagos e imprecisos. A lo largo de la historia de la filosofía se han ido sucediendo diferentes intentos de definición alrededor de los cuales convergían las distintas orientaciones filosóficas. Por ello, se hace difícil hablar de la noción de experiencia sin precisar qué contenido se le da. No es nuestro propósito hacer un repaso a las distintas nociones de experiencia[2], sino centrarnos en la que propone John Dewey[3], en tanto que presenta una nueva perspectiva desde donde pensar y entender qué pueda ser eso que llamamos experiencia humana.

1. LA RECONSTRUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA

El concepto de experiencia es central en la filosofía de Dewey, hasta el punto que se convierte en el eje a cuyo alrededor gira el debate entre la "vieja" filosofía tradicional y la "nueva" filosofía que él propone. Así, Dewey dedicó gran parte de su obra a hablar de este concepto. Entre sus obras más importantes y conocidas están, precisamente, las que tratan esta cuestión: The Need for a Recovery of Philosophy (1917), Reconstruction in Philosophy (1920), Experience and Nature (1925), Art as Experience (1934) y Experience and Education (1938). Además, está también presente –más o menos explícitamente- en todos sus otros escritos.

Según Dewey, es urgente y necesaria una «reconstrucción» de la filosofía y dicha reconstrucción pasa, precisamente, por la superación del error inicial de la filosofía tradicional: haberse situado fuera del campo de la experiencia —no solamente fuera de la experiencia social, sino también fuera del campo de la experiencia personal e individual. Para él, en cambio, "philosophy has the task of analytic dismemberment and synthetic reconstruction of experience"[4]. Dewey afirma que las distintas respuestas de la filosofía tradicional —a pesar de no ser ni mucho menos coincidentes— se basan todas en una doble separación radical: entre Experiencia y Razón, por un lado, y entre Experiencia y Naturaleza, por otro. Así, podríamos decir que la filosofía tradicional situaría la experiencia a medio camino entre la Razón y la Naturaleza; entre una Razón concebida como autoridad transcendente que garantiza el conocimiento necesario, universal y verdadero, y una Naturaleza entendida como mundo exterior y objetivo. Según esto, las diferentes posturas filosóficas, a pesar de sus diferencias, están de acuerdo en el supuesto básico según el cual la experiencia no se eleva nunca por encima del plano de lo particular y contingente y, por tanto, no puede tener acceso a lo que es universal, objetivo y estable.

Como afirma Dewey:

The empiricists themselves admitted the correctness of these assertions. They only said that since there is no faculty of Pure Reason in the possession of mankind, we must put up with what we have, experience, and make the most possible out of it. They contented themselves with sceptical attacks upon the transcendentalist, with indications of the ways in which we might best seize the meaning and good of the passing moment[5].

Esta postura ha sido avalada por siglos de historia de la filosofía que han potenciado la presencia –y persistencia– de los dualismos Experiencia-Razón y Experiencia-Naturaleza que Dewey critica. Este error inicial de la filosofía tradicional, lleva a Dewey a proponer una reconstrucción de la filosofía en nombre de la unidad y la continuidad de la experiencia. Esto no implica eliminar la diversidad, ya que el pluralismo y la heterogeneidad son hechos empíricos, pero sí que evita caer en la tentación de erigir uno u otro extremo en la “verdadera realidad”. Para Dewey, hay que integrar a los dualismos en la experiencia humana puesto que es, de hecho, de donde han surgido:

The distinctive office, problems and subjectmatter of philosophy grow out of stresses and strains in the community life in which a given form of philosophy arises, and that, accordingly, its specific problems vary with the changes in human life that are always going on and that at times constitute a crisis and a turning point in human history[6].

Para Dewey, es posible hablar de un nuevo concepto de experiencia gracias a la presencia de dos factores que han supuesto un giro en las concepciones tradicionales:

The primary factor is the change that has taken place in the actual nature of experience, its contents and methods, as it is actually lived. The other is the development of a psychology based upon biology which makes possible a new scientific formulation of the nature of experience[7].

En cuanto al primer factor, la revisión del concepto de experiencia supone adaptarlo a las circunstancias actuales[8], en las que ya no tiene sentido apelar a un conocimiento estable y verdadero. Ahora se trata, más bien, de dar una respuesta efectiva a los problemas que acosan al hombre. Esa respuesta, según Dewey, no vendrá de la mano de una Razón desligada de las circunstancias concretas; y tampoco basta con apelar pasivamente a la existencia de un mundo externo. En relación a esto y en cuanto al segundo factor, Dewey está convencido de que los progresos realizados en la biología han contribuido a cambiar la perspectiva tradicional. El mundo externo ya no es un mundo externo sino un medio en el que todo aquello dotado de vida -por tanto también el hombre- interacciona de una manera u otra. Por tanto, según Dewey, ya no es posible la referencia a algo exterior independiente y objetivo, ni tampoco concebir el organismo vivo como sometido pasivamente a la realidad exterior y a sus variaciones.

Todo ello, evidentemente, tiene que introducir cambios en la noción tradicional de experiencia, que a partir de ahora se revelará como " the close connection between doing and suffering or undergoing"[9]. En su escrito The Need for a Recovery in Philosophy (1917), Dewey establece las cinco diferencias principales que pueden establecerse entre la concepción tradicional -y más común- de experiencia y la que, según él, se adecuaría más a las circunstancias "presentes". Estos rasgos son los siguientes:

Así, aunque Dewey se sitúa en el seno de la tradición empirista, se distancia de ella con respecto precisamente a esta noción fundamental, ya que entiende que los empiristas no cuestionan el supuesto básico en que se basa la concepción tradicional de experiencia:

If I mistake not, it is just the inherited view of experience common to empirical school (and its opponents) which keeps alive many discussions even of matters that on their face are quite remote from it, while it is also this view which is most untenable in the light of existing science and social practice[11].

Dewey, pues, sostiene -contra los racionalistas- que la experiencia no se reduce a un estado de conciencia claro y distinto, ni tampoco -como pretendían los empiristas- es meramente un asunto de conocimiento, sino que ahora aparece como una relación entre el ser vivo y su entorno físico y social. Por lo tanto, la postura de Dewey se sitúa a medio camino entre los racionalistas y los empiristas postulando que la experiencia significa maneras de hacer y de sufrir, es decir, actividad y pasividad a la vez, sin privilegiar especialmente ninguno de los dos extremos.

2. CONOCIMIENTO Y EXPERIENCIA

Los grandes problemas de la noción de experiencia han sido, pues, un subjetivismo mal entendido y/o un intelectualismo demasiado riguroso. La experiencia no es lo meramente experienciado[12] por un sujeto y menos aún lo que éste experiencia con el objetivo de adquirir un saber. El conocimiento se convierte sólo en una de las maneras de experienciar por la que algunos rasgos genuinos de la naturaleza se convierten en manifiestos. La experiencia es la forma en que se relacionan los objetos, su peculiar manera de conectarse; y este conjunto de "objetos" incluye tanto al ser vivo como a su entorno.

Es importante remarcar el hecho de que -contrariamente a los empiristas clásicos- Dewey habla de medio físico y social. Para Dewey, la Naturaleza no es sólo un conjunto de cosas físicas regidas mecánicamente por leyes que pueden conocerse, sino que es historia, acontecimiento y drama. La experiencia incluye los sueños, la locura, la enfermedad, la muerte, la confusión, la ambigüedad, la mentira y el horror; incluye tanto los sistemas trascendentales como los empíricos y también la magia y la superstición. Todas estas cosas forman parte del curso regular de los acontecimientos; no son meras distorsiones cognitivas de cosas reales:

The features of objects reached by scientific or reflective experiencing are important, but so are all the phenomena of magic, myth, politics, painting and penitentiaries. (...) Nature is construed in such a way that all these things, since they are actual, are naturally possible; they are not explained away into mere «appearance» in contrast with reality. Illusions are illusions, but the occurrence of illusions is not an illusion, but a genuine reality. What is really «in» experience extends much further than that which at any time is known[13].

Podría parecer que, en este sentido, Dewey no se aleja demasiado de la concepción tradicional y que se limita a ampliar el alcance del término experiencia. Visto así, la mente continuaría siendo concebida como una tabula rasa donde se inscribirían -pasivamente- las experiencias -toda clase de experiencias. Y ampliar el posible contenido de la tabula querría decir -según la acepción clásica- ampliar nuestras posibilidades de conocimiento. Pero la noción de Dewey ataca esta interpretación desde dos frentes distintos. Por un lado -como apuntaba en (i)- la experiencia no es un asunto de conocimiento (o no solamente). Cada hecho en el mundo puede (o no) convertirse en objeto de conocimiento, según las circunstancias, pero sólo en la medida en que la presencia de la cosa o del hecho empieza a operar en conexión con una predicción de las consecuencias. Dewey no niega la existencia de rasgos cognoscitivos en la experiencia, sino que niega que éstos constituyan la esencia o naturaleza de la experiencia. Podríamos decir que, en Dewey, no se contempla únicamente el papel de la inteligencia en la experiencia sino también una aportación importante de lo que se ha dado en llamar "vivencias" y que tienen que ver con los elementos no-cognoscitivos de la experiencia.

En este sentido, Dewey habla a menudo de experiencia en relación a la estética y la moral. Ambas disciplinas han quedado tradicionalmente recluidas en el ámbito de la subjetividad y han sido consideradas como disciplinas filosóficas de segundo orden –apelando, de algún modo, al carácter omnicomprensivo (o de cajón-de-sastre, según la perspectiva) de la filosofía. Dewey se lamenta del hecho de que:

(…) that esthetic and moral experience reveal traits of real things as truly as does intellectual experience, that poetry may have a metaphysical import as well as science, is rarely affirmed, and when it is asserted, the statement is likely to be meant in some mystical or esoteric sense rather than in a straightforward everyday sense[14].

Para Dewey, en cambio, tanto la una como la otra tienen que ver con la experiencia, ya que tanto las manifestaciones éticas como las artísticas son hechos de la experiencia, es decir, interacciones del hombre con el medio.

Por otra parte, hay un elemento de actividad importante en la nueva concepción deweyana: los hechos que se experiencian no se dan con independencia del sujeto, sino justamente en la interacción de éste con su entorno. Así, no sólo se modifica –se amplía- el contenido de la tabula sino que se modifica también el mismo mundo. Es decir, no es verdad que la experiencia sea un asunto subjetivo que afecte sólo al individuo, a su conocimiento, a sus creencias y a su conducta, sino que estos elementos interactúan con el entorno y, por tanto, lo modifican, en mayor o menor medida:

The organism does not stand about, Micawber-like, waiting for something to turn up. It does no wait passive and inert for something to impress itself upon it from without. The organism acts in accordance with its own structure, simple or complex, upon its surroundings. As a consequence the changes produced in the environment react upon the organism and its activities[15].

Otro de los rasgos distintivos de la nueva experiencia es su orientación hacia el futuro y el papel que juega el pensamiento en esta orientación. Si lo que hace falta es dar respuesta a los problemas de los hombres, hay que encontrar la manera de hacer que esta experiencia, como relación entre el individuo y el medio, pueda transformar de manera efectiva las condiciones "dadas". Pero esto supone una negación de la respuesta tradicional de la filosofía a la inseguridad humana ante los elementos inestables y precarios de la naturaleza y, por tanto, la negación de los absolutos[16]. El hombre se siente inseguro en el mundo y, tradicionalmente, ha buscado -y afirmado haber encontradola seguridad en algo permanente y estable, ya sea reduciendo a la categoría de apariencias aquellos elementos incómodos, o bien refugiándose en un escepticismo resignado. Sin embargo, afirma Dewey, la filosofía no ha tenido en cuenta que la postulación de la existencia de un absoluto no es la única respuesta posible ni tampoco la más adecuada.

3. EL PAPEL INSTRUMENTAL DEL PENSAMIENTO

Dewey no está dispuesto a prescindir de los elementos más incómodos de la experiencia y de la naturaleza. Son precisamente estos elementos el "clic" que pone en marcha el pensamiento filosófico, un pensamiento filosófico que ya no está desligado ni de la naturaleza ni del individuo. La reflexión se origina en la experiencia, en una experiencia problemática, y termina en la experiencia en la medida en que garantiza una solución efectiva de la situación originariamente problemática. Esto es, en otras palabras, lo que Dewey llamaba "el desmembramiento analítico y la reconstrucción sintética de la experiencia"[17].

Ahora bien, con la solución, la situación -estable- ya no es la misma que teníamos al empezar. La reflexión, pues, conlleva un cambio real en la naturaleza de las cosas y también en nuestra propia manera de experienciarlas.

La presencia de elementos inestables y precarios, de riesgo, en la naturaleza es ineludible. Así, cuando Dewey habla de la unidad de la experiencia no está negando la existencia de elementos plurales ni apostando por una Naturaleza o una Experiencia absolutas, sino que entiende justamente que la realidad es infinitamente múltiple y, por tanto, que también es múltiple la manera de referirse a ella, de acercarse o de relacionarse con ella. Lo que se mantiene es la necesidad de una interrelación entre sujeto y objeto, los cuales, a partir de ahora, se contemplan como partes inexcusables e íntimamente relacionadas de esta realidad plural. Según esto, no se trata tanto de trabajar -inútilmente- por la desaparición de aquellos elementos considerados engorrosos, como de garantizar el mejor control posible de los cambios, de manera que se minimice el factor de riesgo en nuestras actuaciones y expectativas. Es por ello que Dewey afirma la prioridad de una orientación hacia el futuro en detrimento de la mirada retrospectiva al pasado: en una realidad tan múltiple y cambiante no pueden ser válidas respuestas pretendidamente inmutables que fueron forjadas -no hay que olvidarlo- en circunstancias concretas, más o menos duraderas, pero nunca eternas. Sin embargo, esta orientación al futuro debe ir indispensablemente acompañada de una reconsideración del papel que debe jugar el pensamiento (o razón). Continuar considerando el pensamiento como un almacén de conocimientos o como un simple conector de hechos empíricos acabados -en el caso de los empiristas clásicos-, o como una entidad privilegiada capaz de remontarse a los más elevados hiperuranos -en el caso de los idealistas-, no puede sino conducir inexorablemente al mismo punto de partida de la filosofía tradicional.

Así pues, el pensamiento no tiene que buscar una certeza intelectual sino que debe funcionar como la herramienta o el instrumento que nos debe hacer posible la mutua adaptación entre el hombre y su entorno[18]. El pensamiento es, según esto, el rasgo intrínseco de la experiencia que posibilita la proyección al futuro, la variación y la invención actuando sobre las cosas sometiéndolas a prueba y averiguando sus posibles consecuencias, no de una manera arbitraria sino según las reglas de la lógica de la investigación[19]. Los absolutos de la filosofía tradicional se convierten ahora en hipótesis que hay que verificar continuamente mediante el resultado y la sanción pragmática:

Reason is experimental intelligence (...). It liberates man from the bondage of the past, due to ignorance and accident hardened into custom. It projects a better future and assists man in its realization. And its operation is always subject to test in experience. The plans which are formed, the principles which man projects as guides of reconstructive action, are not dogmas. They are hypotheses to be worked out in practice, and to be rejected, corrected and expanded as they fail or succeed in giving our present experience the guidance it requires[20].

4. EL MÉTODO GENERAL DE LA INVESTIGACIÓN

En este sentido, Dewey habla de aplicar a todas las investigaciones relacionadas con temas humanos y morales la misma clase de método (el método de observación, la teoría sobre las hipótesis y la comprobación experimental) gracias al cual los conocimientos sobre la naturaleza física han alcanzado su prestigio actual. Esto no supone, según Dewey, reducir la moral a los parámetros de la ciencia, ya que el método empírico (llamado también científico por el hecho de haber sido adoptado con éxito por las ciencias "naturales") no es exclusivo de un determinado sector o ámbito de la experiencia humana:

I am aware that the emphasis I have placed upon scientific method may be misleading, for it may result only in calling up the special technique of laboratory research as that is conducted by specialists. But the meaning of the emphasis placed upon scientific method has little to do with specialized techniques. It means that scientific method is the only authentic means at our command for getting at the significance of our every day experiences of the world in which we live[21].

Así pues, al igual que Dewey ha ampliado el alcance del concepto de experiencia también ha variado el ámbito de acción del método (llamado) empírico. A partir de ahora, Dewey reivindica la validez de este método en otras disciplinas no estrictamente científicas como único camino viable para enfrentarse con éxito a las dificultades. Contrariamente a la tendencia de la tradición, pues, Dewey afirma que: "The need in morals is for specific methods of inquiry and of contrivance: methods of inquiry to locate difficulties and evils; methods of contrivance to form plans to be used as working hypotheses in dealing with them"[22].

Otro factor importante que Dewey destaca de la nueva concepción de la experiencia es que “all human experience is ultimately social: it involves contact and communication"[23]. Así, la experiencia no es algo únicamente del individuo sino que tiene que ver también con la comunidad (el entorno o medio social) en el que vive dicho individuo. Dewey pretende salvar ahora el abismo entre otro dualismo pertinaz: el que enfrenta individuo y comunidad[24]. Si la experiencia es la interacción del individuo con el medio circundante, entonces la comunidad no es un medio en el que simplemente están los individuos ni tampoco un entorno “agresivo” que impone sus reglas a aquéllos. La comunidad, en tanto que entorno social, supone un cierto grado de compromiso, tanto con la aceptación de los objetivos o intereses de la comunidad, como con el esfuerzo conjunto para alcanzarlos. Y este compromiso no deriva de un contrato forzado sino de la necesidad mutua de todos y cada uno de los miembros de la comunidad. En este sentido, la experiencia humana es necesariamente social.

Este análisis de la noción deweyana de experiencia se ha hecho sobre todo en contraposición -tal como hace el propio Dewey- a la idea empirista clásica de experiencia. Básicamente porque las referencias a la experiencia y al método empírico remiten directamente al discurso más positivo y más "realista" de los empiristas modernos. Ya hemos visto cómo, a pesar de poder afirmar que unos y otro estarían de acuerdo en la sentencia "en el principio fue la experiencia", las diferencias en cuanto al contenido del concepto de experiencia son muy importantes. A la inversa, en cambio, a pesar de que el tipo de discurso parecería indicar una gran distancia entre Dewey y los autores no-empiristas, se podría encontrar un cierto regusto idealista en la noción de experiencia defendida por Dewey. Este hecho, que de entrada puede parecer extraño, podría explicarse si se tiene en cuenta que, en su época de estudiante en la Johns Hopkins University (1882), Dewey recibió la influencia filosófica y personal de George S. Morris, que fue el responsable del interés de Dewey por el idealismo alemán en general y por la filosofía de Hegel en particular. A pesar de los grandes cambios que se producen después en el pensamiento de Dewey, Hegel y el idealismo dejaron una huella permanente. Así, tuvo una particular importancia para el pensamiento de Dewey el punto de vista de Hegel según el cual el individuo no está aislado de la historia, la cultura o el entorno.

Del mismo modo, la continuidad que se da en la experiencia entre mundo exterior y pensamiento podría tener plausiblemente algún punto de contacto con la afirmación de Fichte según la cual: "en la experiencia se hallan inseparablemente unidas la cosa —aquello que al parecer se halla determinado independientemente de nuestra libertad y por lo cual debe regirse nuestro conocimiento— y la inteligencia, que es la que debe conocer"[25]. En este sentido, afirma Dewey: "Experience is what James called a double-barrelled word (...) It is double-barrelled in that it recognizes in its primary integrity no division between act and material, subject and object, but contains them in an unanalyzed totality"[26].

Que la conexión Dewey-idealismo es plausible no nos parece demasiado discutible pero no quisiéramos hacer llegar la analogía más allá de estos términos. Las formulaciones posteriores de los idealistas alemanes, por un lado, y de Dewey, por otra, no permiten relacionar este último con el idealismo en la misma medida en que es posible hacerlo respecto del movimiento empirista. De hecho, ya hemos dicho que el mismo Dewey, a pesar de reconocer una cierta deuda e interés por la filosofía idealista, se refiere directamente a posiciones más positivistas.

En cualquier caso, parece claro que la reformulación deweyana del concepto de experiencia -derivada a su vez del replanteamiento de la noción de filosofía-conlleva toda una serie de modificaciones en las concepciones tradicionales de la filosofía más arraigadas La reconstrucción de la experiencia que exigía Dewey no es sino descubrir su sentido para hacerla más significativa y más útil de cara al futuro. Son estos precisamente los elementos que Dewey considera imprescindibles para llevar a cabo la tan ansiada y necesaria reconstrucción de la filosofía y hacer posible -ahora quizás sí- el anunciado descenso de las alturas: "En el principio fue la experiencia".

Notas

[1] Paráfrasis de GOETHE, JW (2005). Fausto. Madrid, Cátedra, p. 142. El famoso pasaje del Evangelio de San Juan que dice “En el principio fue el Logos”, lo traduce Fausto como: “En el principio fue la Acción.”
[2] Sobre esta cuestión, véase, por ejemplo, FERRATER MORA, J (1979). "Experiencia", in: FERRATER MORA, J (1979). Diccionario de Filosofía. Vol. II, pp. 1181-1188.
[3] El concepto de experiencia de John Dewey ha sido objeto de varias investigaciones. Véase, por ejemplo, DELEDALLE, G (1967). L'idée d'expérience dans la philosophie de J. Dewey. PUF, Tunis.
[4] DEWEY, J (1925). Experience and Nature, Open Court Publishing Co., Chicago. Trad. esp., DEWEY, J (1948). La experiencia y la naturaleza. FCE, México, p. 37.
[5] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Middle Works. Vol. 12. Southern Illinois University Press, Carbondale and Edwardsville. Trad. esp., DEWEY, J (1993). La reconstrucción de la filosofía, Planeta-Agostini, Barcelona, p. 124.
[6] DEWEY, J (1982). “Reconstruction as Seen Twenty-Five Years Later”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., p. 256 (el subrayado es nuestro).
[7] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., p. 128.
[8] Aunque el texto citado fue escrito por Dewey en 1920, no puede decirse precisamente que las circunstancias, con respecto a la situación de la filosofía, hayan cambiado demasiado. Este hecho justifica el interés que puede tener el pensamiento de John Dewey a principios del siglo XXI.
[9] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., p. 129.
[10] DEWEY, J (1981). "The Need of a Recovery of Philosophy", in: McDERMOTT, JJ (Ed.). The Philosophy of John Dewey. The University of Chicago Press, Chicago, p. 60, (los subrayados son nuestros).
[11] Ibídem.
[12] To experience suele traducirse por “experimentar”. Tenemos ciertas reticencias hacia esta traducción ya que nos parece que tiene demasiadas connotaciones "cientifistas" para poder englobar los distintos matices que le da Dewey; ninguna de las definiciones que aparecen en el Diccionario de la Real Academia Española, por ejemplo, no responde adecuadamente al concepto de Dewey. Las otras posibles traducciones (sufrir, tener) tampoco parecen poder resolver satisfactoriamente el problema. Por ello hemos optado por el neologismo "experienciar" (inexistente en el DRAE).
[13] DEWEY, J (1925). Op. cit., p. 20.
[14] Ibíd., p. 20.
[15] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., p. 129.
[16] Hablamos de absolutos, en plural, porque casi cada época y cada autor ha postulado su absoluto. Parece haber un acuerdo bastante generalizado en cuanto a la necesidad de un absoluto como garantía de estabilidad pero no sobre cuál debe ser este absoluto.
[17] Véase nota 4.
[18] Esta concepción del pensamiento como herramienta ha hecho que también se dé al pensamiento de Dewey el nombre de "instrumentalismo".
[19] Véase DEWEY, J (1986). "The Pattern of Inquiry", in: DEWEY, J (1986). Logic: the Theory of Inquiry. Inquiry, Later Works. Vol. 12. Southern Illinois University Press, Carbondale and Edwardsville, Cap. II, pp. 105-122.
[20] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., pp. 134-135.
[21] DEWEY, J (1943). “Experience and education”, in: DEWEY, J (1943). Later Works. Vol. 13. Southern Illinois University Press, Carbondale and Edwardsville. Trad. esp., DEWEY, J (1988). Experiencia y Educación. Ed. Losada S.A., Buenos Aires, p. 59.
[22] DEWEY, J (1982). “Reconstruction in Philosophy”, in: DEWEY, J (1993). Op. cit., p. 177.
[23] DEWEY, J (1988). “Experience and Education”, in: DEWEY, J (1943). Op. cit., p. 21.
[24] La versión más habitual de este dualismo es la que enfrenta “individuo” y “sociedad”. En este contexto, preferimos el termino “comunidad” al de “sociedad” puesto que el concepto de comunidad tiene una gran importància en el pensamiento social y político de Dewey
[25] FICHTE, JG (1987). Primera introducción a la doctrina de la ciencia, Madrid, Tecnos, p. 10. En cambio, sin embargo, Dewey no coincidiría con el diagnóstico fichteano sobre la función de la filosofía y la posibilidad de transcender la experiencia. Para Fichte, "la filosofía tiene la misión de mostrar el fundamento de toda experiencia; con lo cual su objeto cae necesariamente fuera de toda experiencia (...). El filósofo puede hacer abstracción, esto es, separar, mediante la libertad del pensamiento, lo que en la experiencia se da unido" (Ibíd., pp. 9-10).
[26] DEWEY, J (1925). Op. cit., pp. 10-11.
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