Presentación
In memoriam al educador colombiano Elías Bechara Zainúm, en el centenario de su natalicio
In Memory of Colombian Educator Elías Bechara Zainúm, in the Centenary of her Birth
Presentación
Elías Bechara Zainúm, nace en Santa Cruz de Lorica el 10 de diciembre de 1920 y muere en Montería el 9 de agosto de 2013, Hijo de Migrantes Sirio-Libaneses que llegaron a Colombia hacia finales del siglo 19 y comienzos del siglo 20, instalándose en Santa Cruz de Lorica Córdoba. Allí se radican sus padres y tienen sus hijos, siendo Elías uno de los menores. Desde niño era muy lector y además siempre quiso ayudar y proteger a sus compañeritos de estudio1. Como en Córdoba en esa época, casi la totalidad de los niños solo llegaban a los estudios de primaria2, porque no existían Colegios de secundaria3 oficiales y los niños que querían seguir estudiando bachillerato, debían viajar a otras ciudades como Cartagena, con todo lo que eso, en aquellas épocas implicaba para los padres de familia y para el niño también.
Como niño le toco esta situación a Elías Bechara, de trasladarse a Cartagena para hacer su bachillerato y seguir los Estudios Superiores en la Universidad de Cartagena. Allí estudió Química, posteriormente se traslada a México y Texas para hacer Especialización en Bioquímica y Laboratorio. Regresa a Colombia y se instala en la ciudad de Barranquilla en donde inicia su Labor como docente en la Universidad del Atlántico, alternando su tiempo con la investigación y el laboratorio. Descubre la Formula Retardada de la Penicilina (Pensolvox) que vende para su distribución a Laboratorio Own de Colombia.
Elías tuvo la virtud de saber leer e interpretar los signos de su tiempo y de su entorno, cualidad que muy pocas personas desarrollan. Esto le sirvió para presentar al gobierno la propuesta de una institución que formara técnicamente a los hijos de campesinos, para explotar mejor el campo, al darse cuenta de la vocación agropecuaria del Departamento de Córdoba; así emprende una labor titánica para conseguir, desde los terrenos como a los docentes de lo que se llamó Instituto Técnico Agrícola de Lorica, en 1962; donde jóvenes de todo el Caribe Colombiano hicieron estudios en esa Institución oficial.
Instalado en Montería, inicia la formidable tarea de Crear en 1964, lo que hoy es la Universidad de Córdoba4, sin tener profesores ni local propio, iniciando labores en el Colegio Nacional José María Córdoba, con dos carreras profesionales: Medicina Veterinaria-Zootecnia, e Ingeniería Agronómica y el técnico profesional en Topografía5. Del Colegio Nacional se traslada a la Plaza de feria Ganadera de Montería, hasta que al fin logra obtener el terreno en donde actualmente funciona.
En 1965, crea en Montería el primer bachillerato nocturno departamental de la Región Caribe; apoya decididamente con la creación del Instituto Nacional de Educación Media Diversificada “Lorenzo María Lleras” (INEM), cediendo 12 hectáreas del campus de la Universidad de Córdoba, para su funcionamiento en montería, y en Berástegui corregimiento de Ciénaga de Oro, cede 31 hectáreas, para las practicas agropecuarias de los estudiantes del INEM. Por otro lado, promovió en 1969 la creación del Colegio de bachillerato femenino “Cecilia de Lleras” de Montería.
En 1974 crea en Montería la Corporación Educativa Superior de Córdoba (Cesco) con 476 estudiantes en las carreras de técnico profesional en Administración de Empresas, Trabajo Social y Lenguas Modernas. En 1980 Elías Bechara Zainúm transformó CESCO en Corporación Universitaria del Sinú (CUS), con 121 estudiantes7 y las carreras profesionales de Derecho, Administración de Empresas, Trabajo Social y Licenciatura en Lenguas Modernas. La Corporación Universitaria del Sinú, desde 2004 se transformó en lo que es hoy: Universidad del Sinú “Elías Bechara Zainúm” con Acreditación de Alta Calidad según la resolución del Ministerio de Educación Nacional, número 0006197 de junio 13 de 2019.
¿Cómo este hombre egregio logro todo lo que se propuso? se preguntan muchos; trataré de describir muy brevemente su filosofía, su personalidad y su pedagogía, ya que todas estas categorías confluyen en tan ilustre Maestro. Elías Bechara era un hombre carismático con excelente sentido del humor8, sereno, analista o lector de la realidad local, regional y nacional; hombre recto de palabra y coherente en su pensar, con su actuar, decidido con naturalidad y forma de vida fidedigna; persuadido por su experiencia vivida y de sus raíces, que le permitió ver la necesidad insatisfecha de sus conciudadanos cordobeses, caribeños y colombianos en general, de formarse y ayudar a formar integralmente a los profesionales del futuro.
Elías era un hombre locuaz, sonriente y agradable en su trato con sus amigos, con sus estudiantes y trabajadores, sabio y prudente en toda la extensión de la palabra; a mi modo de ver, en él, se conjuga el pasado de su experiencia familiar, su formación educativa fuera del entorno cercano a sus padres, y las circunstancias sociales, políticas, económicas, culturales e históricas del país, que le toco vivenciar.
Fue un conocedor de la ética levinasiana9 que logró encarnar en su propia existencia y dentro de suquehacer pedagógico, además de ser un ferviente agradecido con la sociedad colombiana por el acogimiento que tuvieron sus padres migrantes10, llevándolo a reconocer en sus congéneres, a otro ser como él, pero diferente, es decir, veía en el otro un ser con penurias o necesidades insatisfechas, con limitaciones sin oportunidades, de ahí que sus conciudadanos se convirtieron para él, en el epicentro de su labor pedagógica, social, y política y hasta económica; razón suficiente para justificar su incansable dedicación a la formación de ese otro, dándole el protagonismo que se merece, su reconocimiento, su acogida y su desarrollo. Concibió la educación desde ese otro11, no desde el maestro, sino desde ese otro que se acoge, se escucha, y se cuida o protege.
Es algo parecido a la pedagogía del Oprimido12 pero diferente, ya que, para Elías Bechara, ese otro es extranjero13, es sacado del anonimato, para ser recibido como tal. Ese otro parte de su situación de exclusión y sufrimiento que acompaña al «extranjero» con cultura diferente a la sociedad receptora. Desde esta perspectiva se fundamenta su agradecimiento a la sociedad colombiana con una propuesta de retribución, hospitalidad y acogida en donde la educación es y resuelve una relación ética sobre ese otro (cordobés, colombiano o latinoamericano).
Este brevísimo esquema del pensamiento del Maestro Elías Bechara Zainúm, nos invita a pensar en elotro, que implica necesariamente que es ineludible enseñar y aprender a convivir en las sociedades contemporáneas que cada vez son más complejas, donde una multiplicidad de interrelaciones ha generado una incontable cantidad de conflictos a distintas escalas: desde los que surgen en las relaciones uno a uno, en la familia, en las escuelas, o en la calle, hasta las que han llevado a la humanidad a enfrentamientos armados o biológicos de gran envergadura y consecuencias funestas.
Sería bueno pensar también y hablar de la educabilidad de las emociones en el marco de la pedagogía de la alteridad14 que ofrece un espacio de análisis en el que se permita dilucidar y saber si es posible vincular esta postura pedagógica vislumbrada ya por el Maestro Elías, como una postura que bien puede ser una opción ante el creciente surgimiento de problemas que afectan cada vez más ásperamente, sobre todo a la juventud universitaria.
Notas