Notas de actualidad

Pandemia sanitaria y doméstica. El reparto de las tareas del hogar en tiempos del Covid-19

María José González Moreno
Universidad de Almería, España
Cristina Cuenca Piqueras
Universidad de Almería, España

Pandemia sanitaria y doméstica. El reparto de las tareas del hogar en tiempos del Covid-19

Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XXVI, núm. 4, pp. 28-34, 2020

Universidad del Zulia

Introducción

El 14 de marzo del 2020, a través del RD 469/2020, se declara en España el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19. Esto significó, entre otras limitaciones de derechos, que todas las personas residentes en el estado español deberían permanecer confinadas en sus casas y optar, en el mejor de los casos, por el teletrabajo. El desconcierto y preocupación se mantuvo a lo largo de los meses. También, se hizo patente en una amplia mayoría de los hogares, la falta de corresponsabilidad en las labores domésticas y cuidados. Los días se hicieron eternos a pesar del entusiasmo inicial: Hacer repostería, limpiar los armarios, manualidades con tus hijas e hijos, deporte en el salón y teletrabajo. Las redes sociales se inundaron de escenas felices en las actividades familiares.

De esta situación parte esta nota de actualidad, reflexionando sobre el supuesto “velo de igualdad” (Valera, 2018, p.36), que envuelve la vida cotidiana de la ciudadanía, interpretando datos estadísticos de la “Encuesta Social 2020. Hábitos y Condiciones de Vida de la Población Andaluza Durante el Estado de Alarma” (Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, 2020), en relación a las actividades y situaciones dentro de los hogares por sexo y visibilizando la falta de perspectiva de género en las investigaciones relacionadas con el reparto de las tareas domésticas. Para finalizar, se atiende a los nuevos movimientos en redes sociales (#tradwives) que promulgan una vuelta a la familia tradicional y patriarcal como forma inequívoca de conseguir la felicidad femenina, otra vez.

1. Algunas teorías sobre el reparto de las tareas domésticas

Para comprender el porqué del reparto desigual en las tareas domésticas durante la pandemia del Covid-19, se consideran diferentes enfoques teóricos como la perspectiva economicista, de género y la nueva situación del teletrabajo. En este sentido, a partir de los años 70, el enfoque económico neoclásico argumentaría que la división sexual en el trabajo viene condicionado por la disponibilidad del tiempo y los ingresos de ambos cónyuges. Desde el modelo básico que maximiza el bienestar familiar con un hombre proveedor y una madre cuidadora (Becker, 1998) hasta el poder de negociación en el reparto de las tareas de Lundberg y Pollack (1991).

Superada la diferencia de esferas pública/privada entre hombres y mujeres con la incorporación de la mujer al mercado laboral, se encuentra que las mujeres están obligadas a mantener un equilibrio con las exigencias del trabajo remunerado y el cuidado familiar (Hochschild, 2003). Otros estudios mantienen que a mayor ingreso de la mujer, menos trabajo doméstico realiza, principalmente por la contratación externa de servicio de limpieza (Gupta, 2007). El modelo más igualitario estaría formado por dos adultos presentes en el mercado laboral, pero sin largas jornadas laborales, ni tiempo parcial, y permisos de paternidad para hombres que se involucren en el cuidado (Neilson y Stanfors, 2014).

En segundo lugar, existiría la construcción simbólica de roles de género a partir de unas identidades masculinas y femeninas, que condicionan el reparto de tareas (Coltrane, 2000). Para Ferrer, Borrás y Bosch (2018), esto surge a partir de los modelos de género imperantes a finales del siglo XIX y principios del XX, donde el ideal de la domesticidad femenina fue impregnando la mentalidad de las diferentes clases sociales.

En tercer lugar, el teletrabajo puede contribuir a reforzar los roles de género tradicionales, perpetuando la relación de las mujeres con el ámbito doméstico y el cuidado, así como reproduciendo desigualdades estructurales (Wacjman, 2006). A la desigualitaria distribución de las tareas de cuidado y domésticas, se han sumado las relacionadas con el seguimiento a distancia de las tareas escolares en muchos hogares (Ferrer, et al, 2018). En España, según hallazgos de Eurofound, los datos de la pandemia exponen como el 24,2% de los hombres teletrabajan frente al 37,3% de las mujeres. Esta mayor presencia femenina en los hogares puede favorecer el incremento de tiempo dedicado a la labores domésticas (Rimbau-Gilabert, 2020).

2. Datos de la distribución de las tareas domésticas durante el confinamiento

La “Encuesta Social 2020. Hábitos y Condiciones de Vida de la Población Andaluza durante el Estado de Alarma”, estudia a la población de 16 y más años que reside en Andalucía. Se ha considerado una muestra de 2.950 personas y la recogida de información se ha realizado desde el 15 de abril al 29 de mayo de 2020. Para este estudio, se utiliza una muestra de parejas heterosexuales que conviven, formada por 937 hombres y 1.060 mujeres. La principal cuestión que interesa queda referida a la distribución de las tareas del hogar y cuidado de menores. El confinamiento aumentó el tiempo de presencia en casa de hombres y mujeres, pero ellas siguen realizando la mayoría de las tareas.

En el caso de actividades como fregar, planchar o hacer las comidas, el 52% de las mujeres “siempre” o “habitualmente” lo realizan solas frente al 5,8% de los hombres. Cuando la respuesta es “mi pareja y yo por igual”, las mujeres sostienen que comparte las tareas en un 42,8% y los hombres en 49,7%. Esto significa que más de la mitad de las mujeres tienen la responsabilidad de las labores con exclusividad para, en el mejor de los casos, poder compartirlas. Según ellas, un 3% de sus parejas se encargan de las tareas domésticas. Para ellos, un 40% de sus parejas son las principales responsables del funcionamiento del hogar.

En las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogar, el 49,9% de las mujeres lo realizan principalmente y el 47,1% lo comparten con sus parejas masculinas. En situaciones de tareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especiales, las mujeres son las principales responsables en un 70%.

Un análisis de correlación informa de si dos variables están relacionadas y el sentido de esa relación. En el caso de las mujeres, cuantas más tareas domésticas realizan, más se encargan del cuidado tanto de hijos/as y menores como también de adultos y menores con cuidados especiales. Las variables femeninas de edad, ingresos y estudios, muestran que a mayores ingresos y estudios, más se comparten las tareas domésticas. La excepción se da en la variable edad, puesto que cuando más años tienen las mujeres menos implicación masculina hay en las labores del hogar (ver Tabla 1).

Tabla 1
Correlación mujeres que han realizado las siguientes acciones en su hogar durante el periodo de confinamiento y variables edad, ingresos y estudios
Las tareas domésticas (fregar, planchar, hacer las comidas…)Las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogarTareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especialesEdadIngresosEstudios
Las tareas domésticas (fregar, planchar, hacer las comidas…)Pearson Correlation1,658**,453**-,162**,120**,166**
Sig. (2-tailed),000,000,000,000,000
N10086369910088971007
Las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogarPearson Correlation,658**1,570**-,220**,154**,138**
Sig. (2-tailed),000,000,000,000,000
N63664564645591644
Tareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especialesPearson Correlation,453**,570**1-,003,210*,067
Sig. (2-tailed),000,000,973,047,505
N996410110190101
Elaboración propia, 2020.* * Correlation is significant at the 001 level 2tailed** Correlation is significant at the 0.01 level (2-tailed).

Para las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogar, la implicación femenina en exclusiva es menor si se hacen las demás tareas domésticas, se realizan cuidados de personas especiales y cuando aumentan los ingresos y el nivel educativo. A menor edad también desciende la responsabilidad única en el cuidado de hijos/as. En el caso de los cuidados a adultos y menores con dedicación especial, los ingresos de las mujeres muestran una correlación positiva con una mayor implicación masculina.

Por otra parte, la población masculina muestra en la Tabla 2 que las tareas domésticas se acercan al cuidado de hijos/as y menores/adultos con una dedicación especial. El aumento de la edad también se corresponde con una mayor implicación en las labores del hogar. Sin embargo, a menores ingresos y estudios; menor proporción de corresponsabilidad en las casas. La variable “cuidado de los hijos/as” muestra similar comportamiento en tareas domésticas y cuidados especiales. El menor nivel de estudios es contrario al aumento del cuidado de los/as hijos/as. En el caso de tareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especiales sólo la cercanía a las demás obligaciones domésticas muestra una correlación positiva. De forma que cuanto más se realicen las tareas domésticas en casa, más se ejerce las labores de cuidado en los hombres.

Tabla 2
Correlación hombres que ha realizado las siguientes acciones en su hogar durante el periodo de confinamiento y variables edad, ingresos y estudios
Las tareas domésticas (fregar, planchar, hacer las comidas…)Las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogarTareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especialesEdadIngresosEstudios
Las tareas domésticas (fregar, planchar, hacer las comidas…)Pearson Correlation1,566**,673**,149**-,107**-,138**
Sig. (2-tailed),000,000,000,002,000
N90056371900849900
Las tareas de cuidado de hijos/as u otros menores del hogarPearson Correlation,566**1,426**,269**-,076-,153**
Sig. (2-tailed),000,002,000,079,000
N56357049570538570
Tareas en adultos y menores que requieren algún tipo de dedicación o de cuidados especialesPearson Correlation,673**,426**1-,105,008,026
Sig. (2-tailed),000,002,372,945,827
N714974746874
Elaboración propia, 2020.** Correlation is significant at the 0.01 level (2-tailed).

3. Alguna reflexión y varios enfados

Los datos expuestos coinciden con las teorías economicistas de la distribución de las tareas domésticas, especialmente significativas en el caso del nivel de ingresos de las mujeres. Así mismo, el teletrabajo en el propio hogar no ha incentivado un mejor reparto de las tareas como muestran los datos anteriores, en consonancia con lo expuesto por Wacjman (2016) o Rimbau-Gilabert (2020). Sin embargo, no se tiene información sobre el posicionamiento político y social con respecto a la igualdad entre hombres y mujeres que conviven. De hecho, diversos estudios mantienen que los hombres más igualitarios son aquellos que comparten el hogar con una mujer feminista o exigente de sus derechos y deberes (Valera, 2018).

Es más, la falta de una perspectiva feminista en la interpretación de los datos actuales, supone que se emitan afirmaciones como: “Ellas hacen menos y no a que ellos hagan más y la externalización con la contratación de servicio doméstico (…) de forma se esté ganando algo respecto a la igualdad, pero perdiendo calidad y bienestar cotidiano” (Moreno-Colom, Ajenjo y Borrás, 2018, p.56). Por tanto, parece que las consecuencias negativas en la salud serán palpables en un futuro próximo. Y parece también que es culpa de las mujeres que deciden no invertir más tiempo y esfuerzo que un hombre en el hogar, obviando que, esa responsabilidad debe ser mutua, y son ellos los que no están realizando su correspondiente parte.

La perspectiva de género mantiene que cuando quieres saber si una situación está impregnada de machismo y desigualdad, sólo tienes que interpretar los datos cambiando el sexo de referencia. De esta forma, en vez de apuntar que la masculinización de las mujeres en las tareas domésticas está trayendo consigo deterioro y suciedad en los hogares, tal vez se debiese argumentar cómo los hombres que conviven en pareja no realizan sus obligaciones, lo cual será causa inequívoca de un empeoramiento del bienestar, salud y calidad de vida futura.

De esta forma, también se ven estudios que mantienen que el reparto de las tareas depende más de cómo es su pareja (¿mujer?) que de sus propias características (¿hombre?), puesto que la corresponsabilización es mínima en aquellas parejas en las que la mujer no tiene trabajo (González, Jurado-Guerrero y Naldini, 2009). Así pues, si un hombre no realiza sus tareas domésticas puede ser debido a que la mujer no trabaja (de forma remunerada). Esa misma lectura en términos sexuales cambiados; hombre sin salario y mujer trabajadora, no implica que el hombre realice todas las tareas del hogar. Por si fuera poco, también se ha demostrado sobradamente que las mujeres trabajadoras siguen realizando las funciones del hogar. Se habla, en la mayoría de las ocasiones, de los condicionantes femeninos que desembocan en la irresponsabilidad doméstica masculina.

Sostiene Valera (2018), que el alegato de la queja es un “discurso envenenado” (p.33) pero que ahí están los datos de las que están tan cansadas. El aporte feminista a la interpretación estadística puede provocar reacciones que van desde el hastío hasta el rechazo. Para Lewis (2020), “el coronavirus es un desastre para el feminismo”, como lo señala su artículo en “The Atlantic”, puesto que su incidencia es diferente en hombres y mujeres, pero no se trata exclusivamente de exposición a la enfermedad sino de las consecuencias sociales que implica, especialmente en el teletrabajo que ha convertido numerosos hogares en imágenes familiares propias de los años 50 y 60.

De hecho, en esta situación de alarma sanitaria y confinamiento en las casas surgen con fuerza movimientos sociales en las redes como las #tradwives(1) (esposas tradicionales), que han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo doméstico y defienden que su felicidad pasa por el servicio y cuidado de marido e hijos. Quieren ser perfectas cocineras, realizan todas las tareas del hogar, se arreglan de forma impecable y muestran una eterna sonrisa. De hecho, la recompensa para estas mujeres no es otra que la felicidad.

Por tanto, se encuentra en una encrucijada desde hace décadas. En concreto, desde 1963, cuando se publican dos libros: “Fascinating Womanhood” escrito por Helen Andelin y “La mística de la feminidad” de Betty Friedan. El primero aboga por la feminidad ideal (madre y esposa sumisa), como recurso infalible para un matrimonio feliz y rechaza los principios del feminismo: “Gracias por los pantalones, pero vemos la vida de una manera diferente” (Andelin, 2013).

El segundo se pregunta por qué las mujeres que habían tenido un desempeño laboral fuera del ámbito doméstico y estudian en las universidades; vuelven a sus hogares para reencarnarse en la perfecta ama de casa. La expresión “mística de la feminidad”, se emplea para describir una serie de discursos y razonamientos tradicionales acerca de la feminidad, que impiden el compromiso intelectual y la participación activa de las mujeres en la sociedad. De vuelta al ámbito doméstico, sin independencia económica, el modo de vida del ama de casa, en ese nuevo hogar tecnificado, produce soledad, frustración, depresión y otros diagnósticos médicos calificados como dolencias "típicamente femeninas" (Friedan, 2018).

La coyuntura social de ambos libros se encuentra presente en el año 2020, en tiempos de epidemias y confinamiento. De hecho, las dos opciones se hayan en todos los hogares: Amas de casa que reivindican que la felicidad de su marido e hijos es más importante que la propia(2), o mujeres trabajadoras que alargan las horas del día para cumplir con todas las obligaciones laborales y domésticas. La tercera opción del reparto igualitario se percibe lejana. Y la cuarta opción parecería una broma “encárgate tú, hombre, de la mayoría de las tareas domésticas una buena temporada…”. En tiempos de pandemia e incertidumbre económica sólo permanecen inmutables los resultados de la desigualdad entre hombres y mujeres, y la culpabilidad de aquellas que no rigen su vida en base al cuidado, abnegación y servicio de los demás.

Referencias bibliográficas

Andelin, H. B. (2013). Fascinating womanhood. Bantam Books.

Becker, G. S. (1998). A treatise on the family. Harvard University Press.

Coltrane, S. (2000). Research on household labor: Modeling and measuring the social embeddedness of routine family work. Journal of Marriage and Family, 62(4), 1208-1233. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2000.01208.x

Ferrer, V. A., Borrás, R. y Bosch, E. (2018). Los retos para conseguir una igualdad efectiva de oportunidades entre mujeres y hombres en el trabajo. Gaceta Sindical: Reflexión y Debate, (30), 143-161.

Friedan, B. (2018). La mística de la feminidad. Ediciones Cátedra

González, M. J., Jurado-Guerrero, T., y Naldini, M. (2009) Whatmade him change? An individual and national analysis of men´s participation in housework in 26 countries (DemoSoc Working Paper, 30). Universita Pompeu Fabra.

Gupta, S. (2007). Autonomy, dependence, or display? The relationship between married women's earnings and housework. Journal of Marriage and Family, 69(2), 399-417. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2007.00373.x

Hochschild, R. (2003). The commercialization of intimate life: Notes from home and work. University of California Press.

Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (2020). Encuesta Social 2020. Hábitos y Condiciones de Vida de la Población Andaluza Durante el Estado de Alarma. https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/badea/informe/anual?CodOper=b3_2374&idNode=45781

Lewis, H. (march 19, 2020). The coronavirus is a disaster for feminism. Pandemics affect men and women differently. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/international/archive/2020/03/feminism-womens-rights-coronavirus-covid19/608302/

Lundberg, S. J., y Pollak, R. A. (1991). Separate spheres bargaining and the marriage market. Institute for Economic Research, University of Washington.

Moreno-Colom, S., Ajenjo, M., y Borrás, V. (2018). La masculinización del tiempo dedicado al trabajo doméstico rutinario. REIS: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, (163), 41-58. http://dx.doi.org/10.5477/cis/reis.163.41

Neilson, J., y Stanfors, M. (2014). It’s about time! Gender, parenthood, and household divisions of labor under different welfare regimes. Journal of Family Issues, 35(8), 1066-1088. https://doi.org/10.1177/0192513X14522240

Rimbau-Gilabert, E. (2020). ¿Cuál es el posible efecto del teletrabajo preferente sobre el reparto de tareas domésticas entre hombres y mujeres? Noticias Cielo Laboral, (5). http://www.cielolaboral.com/wp-content/uploads/2020/05/rimbau_noticias_cielo_n5_2020.pdf

Varela, N. (2018). Cansadas. Penguin Random House, Grupo Editorial.

Wajcman, J. (2006). El tecnofeminismo. Ediciones Cátedra.

Notas

1 Se habla de presencia en las redes sociales con más de 200.000 visualizaciones en numerosas páginas dedicadas a las tradwiwes. Ejemplo en Youtube o Facebook

https://www.youtube.com/results?search_query=tradwifes&sp=CAM%253D

https://www.facebook.com/Tradwifeoriginal/

https://www.facebook.com/FeminineNotFeminist/?ref=py_c&eid=ARDSIDsz7Add9ciE61t01BFi6JO6mMfICNcsov2Mv2kE9VLXepEz2oKOS_ATPDXOOFMW2AwO5Rmbk7v5

https://www.facebook.com/tradwife/?ref=py_c&eid=ARAFEM7P2Lg1V-tphZJ1q800DxGSwEu0dYD41KBF3ZjgZMNBMLnZE0-HCiOx0WqqtgfoqPxfKSSrRS7S

2 https://www.theguardian.com/fashion/2020/jan/27/tradwives-new-trend-submissive-women-dark-heart-history
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