MONOGRÁFICO II
Introducción
El siguiente monográfico sobre Perú acoge diferentes reflexiones y aportaciones de un total de nueve trabajos que buscan problematizar y arrojar luz sobre algunos aspectos que han acompañado al proceso de construcción democrática que el país ha venido experimentando desde 1980. Como otros escenarios de la región, la democracia se erige tras décadas convulsas para un sistema político cooptado por elites caudillistas, encono político, intromisión militar y condiciones estructurales irresolutas. Este conjunto de factores, inscritos en un contexto de guerra fría, y al albor de la revolución cubana, inspiró movimientos guerrilleros a inicios de los sesenta, como el Ejército de Liberación Nacional o el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Su escasa relevancia nada tendría que ver con la fuerza disruptiva que experimentaría el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (PCP-SL). Un grupo armado de marcada impronta maoísta que, si bien hunde sus raíces en la ruptura sino-soviética de 1962, construye sus fundamentos ideológicos y sus bases revolucionarias durante la década de los setenta.
Desde entonces, y contra todo pronóstico, Sendero se desarrolla como un cruento actor armado, con unas capacidades de disputa y beligerancia que toman por sorpresa al Estado peruano, incapaz de actuar, prácticamente, hasta 1983, y que permite que el corredor surandino, en torno a la región de Ayacucho, se consolide como su principal bastión territorial. Durante toda la década de los ochenta, el país queda sumido en una confrontación que, hasta prácticamente 1992, y con algún repunte, hasta 1999, se cobra más de 69.000 víctimas. De éstas, el 55% son responsabilidad directa de Sendero, el 37% de las Fuerzas Militares, el 7% de los Comités de Autodefensa Campesina y el restante resulta imputable a un segundo grupo armado, de capacidades mucho menores, como es el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)
Lo cierto es que durante los años ochenta, el protagonismo de Sendero Luminoso marca el sentido sobre el cual se construye el Estado peruano y se conforma su sistema democrático. Un sistema democrático que se levanta sobre contradicciones socioeconómicas desatendidas que Sendero trata de legitimar en el sentido de su lucha armada. A tal efecto, y como es de esperar, hay varios artículos que se centran en estudiar el fenómeno de la violencia en Perú de una manera directa. El trabajo de Mariano García de las Heras aborda el reclamo senderista sobre el legado de José Carlos Mariátegui, sin duda, el más importante pensador marxista del siglo XX latinoamericano.
Así, en realidad, el ideario de Sendero Luminoso se nutre, especialmente, de las aportaciones de Lenin y Mao Tse-Tung, pero no tanto de Mariátegui, más allá de la condición excepcional latinoamericana y la condición semifeudal y semicolonial que, igualmente, propone el trabajo de Ríos sobre las semblanzas de la izquierda peruana y el sueño de la revolución social.
Respecto de aspectos que también se inscriben en la realidad de la violencia peruana, hay que destacar dos trabajos de este monográfico como son el de César Niño y Marté Sánchez. Este último reflexiona sobre el universo semántico y simbólico de la memoria de uno de los escenarios más afectados por la lógica senderista, en tanto que fue origen de su activismo armado: Chuschi. Por su parte, Niño problematiza la herencia de Sendero Luminoso, una vez que, tras la captura de Abimael Guzmán, a éste le siguen en lo que queda de estructura armada, la figura de “Feliciano”, hasta 1999, y “Artemio”, hasta 2012. Así, desde la caída del otrora “Camarada Gonzalo”, el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro condensa el remanente que se considera heredero de Sendero y de la necesidad de “proseguir con la lucha armada”. Ello, en un entorno periférico, de difícil accesibilidad y de acentuada impronta cocalera.
Otros dos trabajos relacionados más tangencialmente con el fenómeno senderista que se encuentran en este monográfico son las contribuciones de Egoitz Gago y Majlinda Abdiu. El primero, reflexiona sobre la aportación de la academia, mayormente peruana, a la investigación para la paz y la reconciliación, poniendo en valor el sentido de estas contribuciones y su particular forma de orientar su mirada sobre la violencia y su superación. De otro lado, Abdiu se centra en la narrativa experimental de Vargas Llosa, con especial énfasis en dos de sus grandes obras, La ciudad y los perros . Litumaen los Andes. Este último trabajo se desarrolla en la localidad ficticia de Naccos, en la serranía andina en donde, a lo largo de toda la trama, está presente la sombra de Sendero Luminoso.
Hay otros dos trabajos en donde, igualmente, este componente de la violencia no se puede desligar del análisis, aunque su principal aporte reposa en una mirada tan holística como longitudinal. De un lado, destaca el original artículo de Miriam Menchero, que analiza la evolución de las políticas públicas y su relación con el turismo, poniendo al Estado en el centro de un escenario en el que, nuevamente, violencia e inestabilidad están presentes. De otro lado, Azcona y Del Prado incorporan la mirada historiográfica para visibilizar contradicciones, debilidades y carencias irresolutas que, durante buena parte de la reciente vida democrática, han lastrado las posibilidades reales del Estado peruano, demandando reformas y transformaciones que no terminan por llegar.
Finalmente, quedaría el artículo que escriben Mariuxy Bustos, Christian Jaramillo y Manuel Valenzuela, desligado del conflicto armado en sentido estricto, pero que atiende una situación particular de violencia electoral y normalidad democrática dentro del nivel municipal. Algo que, en todo caso, representa una mirada original y novedosa, que representa una prolífica línea de trabajo para los estudios electorales peruanos.
Sirvan estas últimas páginas para agradecer la participación de los diferentes autores y autoras, quienes han contribuido a la realización de este monográfico cuyo elemento aglutinador es obvio: la sombra alargada de la violencia tras cuatro décadas de retorno de la democracia a Perú.