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Redes migratorias en la edad moderna: La comunidad irlandesa de Bizkaia

Early modern migratory networks: The irish community of Biscay

Ekain Cagigal
Investigador independiente, España

Redes migratorias en la edad moderna: La comunidad irlandesa de Bizkaia

EMPIRIA. Revista de Metodología de las Ciencias Sociales, núm. 54, pp. 15-41, 2022

Universidad Nacional de Educación a Distancia

Recepción: 18 Julio 2020

Aprobación: 09 Enero 2022

Resumen: El Análisis de Redes Sociales (ARS) es una aproximación cada vez más recurrente en las investigaciones sociológicas y, particularmente, en el estudio los movimientos migratorios. Sin embargo, hasta la fecha se ha aplicado a migraciones contemporáneas, pero no en otros contextos históricos, lo que representa un reto metodológico, a la vez que una prometedora oportunidad de abordar la historia de las migraciones. En este sentido, el presente trabajo propone la aplicación del ARS al examen de la migración irlandesa que se produjo hacia el Señorío de Bizkaia durante la Edad Moderna. Con ese objetivo se plantea una aproximación documental multi-fuente, fundamentando la construcción de la red en datos extraídos de diversas tipologías de archivos y con diferente valor desde el punto de vista histórico-sociológico –familiar, comercial, laboral, etc. Por añadido, el análisis de redes se ha llevado a cabo particularmente para cada uno de estos fondos de archivo, así como para el agregado de datos de todos ellos, evidenciando a través de los resultados obtenidos el valor de esta aproximación metodológica múltiple, así como el de la complementariedad de cada una de las fuentes. El estudio ha propiciado una detallada caracterización interna de la comunidad irlandesa de Bizkaia, definiendo su organización y funcionamiento, sus ámbitos y mecanismos de interacción, la relevancia social y vertebradora de ciertos individuos, y otros aspectos más particulares.

Palabras clave: Análisis de Redes Sociales, Migración, Edad Moderna, Irlanda, Bizkaia.

Abstract: Social Network Analysis (SNA) is an increasingly applied tool in sociological research and, particularly, in migration studies. Nevertheless, it has been used only for contemporary migrations up to now, lacking its presence in history of migration, which demands new methodological approaches. Accordingly, SNA has been used for the social assessment of the migrant Irish community settled down in early modern Biscay, fleeing from the English rule. The analysis has been based on dataset built from different historical archives and covering a wide range of information –familiar, trade, business, etc. Networks arising from these different archives have been both individually treated and collectively in an aggregate way, leading to successful results based on this methodological approach. The research has provided a detailed description of the Irish community in Biscay, pointing out its structure and functioning, areas and mechanisms of interaction, most noteworthy actors within the network, and other minor issues.

Keywords: Social Network Analysis, Migration, Early modern period, Ireland, Biscay.

1. INTRODUCCIÓN

El estudio de los fenómenos migratorios a lo largo de la Historia ha acaparado numerosas y extensas referencias historiográficas, tanto desde una perspectiva generalista como desde el detalle de determinados flujos y asentamientos (Bade 2008; Harzig y Hoerder 2013; Manning y Trimmer 2013; Lucassen y Lucassen 2014). Muchos trabajos han contemplado las estrategias y pautas de integración, y algunos menos han prestado particular atención a la organización y funcionamiento interno del grupo en el marco de la sociedad de acogida. La aplicación del análisis de redes sociales y la teoría de grafos al estudio pormenorizado de estas comunidades migrantes se plantea como una herramienta de especial utilidad para ilustrar las configuraciones sociales de tales colectivos en su correspondiente marco histórico-geográfico. No obstante, si bien los fenómenos migratorios contemporáneos han comenzado a ser abordados bajo este enfoque desde hace algunos años –en un principio como propuestas de trabajo y más adelante con desarrollos más estructurados y elaborados (Gurak y Caces 1992; Anjos y Campos 2010; Tranos, Gheasi y Nijkamp 2015)–, la ausencia de referencias en la literatura para migraciones de carácter histórico revela un campo por explorar, así como un enfoque metodológico novedoso.

El empleo del Análisis de Redes Sociales (ARS) en los estudios históricos supone una disciplina o corriente de investigación de reciente aparición, pero de proyección exponencial y probada utilidad (Lemercier y Zalc 2019). Desde los pioneros trabajos de Charles Wetherell (1996, 1998) a finales del siglo XX se han ido desplegando toda una serie de líneas de trabajo en torno a la analítica de redes sociales en el marco de las investigaciones sociohistóricas. Prueba de esta evolución, a pesar de ser una muestra incompleta y sesgada –puesto que se focalizada en referencias publicadas en inglés y alemán, en exclusiva–, es el repositorio de publicaciones que alberga la web temática Historical Network Research (http://historicalnetworkresearch.org)1. Ciertos autores han empleado esta referencia bibliográfica como indicador de seguimiento en la evolución de la utilización del ARS para cada una de las diferentes subdisciplinas históricas recogidas en la web (Sarno 2017)2. Es fácilmente visible, en cualquier caso, que su proyección y avance va mucho más allá de estas cifras parciales. Particularmente en el ámbito hispanohablante, pueden enumerarse una serie de importantes hitos que prueban la inserción y desarrollo de esta línea de trabajo en el marco de los estudios histórico-sociales. Entre ellos, pueden citarse las publicaciones monográficas dedicadas al análisis de redes sociales en diferentes ámbitos de la Historia (Lemercier, Guzzi-Heeb y Bertrand 2011), o la clara apuesta como soporte metodológico de determinados grupos de investigación dedicados a la evaluación de las redes sociales históricas (Imizcoz 2017a, 2017b).

1.1. La comunidad irlandesa de Bizkaia

Durante los siglos XVII y XVIII, a resultas de la invasión inglesa de Irlanda, las guerras de religión libradas en tierras irlandesas y las consiguientes políticas represivas de los ingleses hacia la población católica de la isla, se produjo un flujo migratorio de gran intensidad desde Irlanda hacia diferentes enclaves de la Europa católica, principalmente. A lo largo de las últimas dos décadas han sido numerosos y fructíferos los estudios de investigación llevados a cabo con el fin de ahondar en la diáspora irlandesa durante este período, y su asentamiento a lo largo del continente europeo (O’Connor y Lyons 2003, 2006a, 2006b; Pérez Tostado y García Hernán 2010; Swords 1978; O’Scea 2010). La mayor parte de las investigaciones se han centrado en la confección de estudios prosopográficos, bases de datos y análisis de naturaleza grupal; y, en general, enfoques de carácter socio-profesional (Cullen 2012; Lario de Oñate 2006; Brockliss y Ferté 2004; García Hernán 2013; Recio Morales 2010; Clark 2010; Silke 1961; Nilis 2006). En un siglo en el que las políticas, las alianzas y los enfrentamientos de los grandes imperios europeos se regían por la fe que profesaban, las potencias católicas de Europa eran el destino natural de miles de irlandeses que huían de su país, principalmente hacia Francia y España. Y aunque comparativamente con otras regiones peninsulares, como Andalucía y Galicia, el número de refugiados irlandeses asentados en tierras vascas no fue altamente relevante, sí puede afirmarse que se llegó a establecer una comunidad sólidamente asentada, tanto en Bizkaia como en Gipuzkoa (Bilbao Acedos 2004; Irixoa Cortés y Zapirain Karrika 2016; Cagigal Montalbán 2018). Particularmente el carácter bien delimitado y la dimensión mediana del colectivo propicia la aplicación del enfoque metodológico propuesto, esto es, el ARS, eludiendo el riesgo de dejar fuera del estudio un número relevante de individuos que pueda condicionar la solidez de los resultados y las conclusiones extraídas.

1.2. Objetivos

En base a los fundamentos previos, el presente trabajo pretende abordar cuatro objetivos diferenciados, aunque interrelacionados entre sí. Primeramente, y como finalidad primaria, trata de estudiar el funcionamiento social interno de la comunidad irlandesa asentada en Bizkaia durante la Edad Moderna –principalmente, durante el siglo XVIII–, atendiendo a las vías de relación (comerciales, familiares, laborales, personales, etc.), el grado de cohesión del colectivo y los lazos de solidaridad, la interacción entre clases sociales dentro del grupo, la identificación y el papel que jugaron los individuos de mayor prominencia dentro de la red, y otra serie de rasgos que ayuden a caracterizar tal colectividad de emigrantes. En segundo lugar, se busca extraer y examinar la información que, desde el punto de vista de construcción de la red social, proporcionan las diferentes fuentes documentales empleadas en el estudio. En tercer lugar, y como un paso derivado del punto previo, se plantea llevar a cabo una comparativa de las estructuras de red obtenidas a partir de cada tipología de fuente archivística, atendiendo a sus similitudes y diferencias y a la complementariedad que proporcionan todas ellas en su conjunto para la elaboración de un retrato más completo y complejo del grupo social de migrantes.

Por último, en relación con la utilización del ARS en estudios de historia social, Bertrand (2011: 2) comparte la siguiente reflexión:

(…) Si estas corrientes habían insistido particularmente en los conceptos de configuraciones de relaciones o, por ejemplo, de «frentes de parentesco», y si sus promotores conocían diferentes investigaciones de la sociología de las redes sociales, no habían, en general, escogido utilizar las formalizaciones gráficas o los indicadores cifrados, considerando, o bien que las fuentes históricas no se prestaban a dichos usos, o bien que era más importante entender de forma cualitativa los procesos implicados insistiendo sobre las dinámicas o los procesos en funcionamiento (…).

Sobre el fundamento de esta acertada formulación, el presente trabajo no trata sino de validar –y complementar, en la medida de lo posible– el exhaustivo análisis llevado a cabo por Amaia Bilbao Acedos (2004) sobre la comunidad irlandesa de Bizkaia, y en todo caso, ampliar y/o profundizar en determinados aspectos del funcionamiento del colectivo sobre la base de la visualización de la red comunitaria mediante teoría de grafos.

Es necesario precisar que el alcance del análisis de redes presentado se circunscribe a las relaciones internas establecidas dentro de la comunidad irlandesa de Bizkaia, excluyendo del estudio cualquier relación extracomunitaria, como pudieron ser: el contacto e interacción con la sociedad de acogida a todos los niveles –económico, comercial, político, familiar, personal, u otros–, las relaciones comerciales con otros irlandeses establecidos en diferentes puertos de la fachada atlántica, o sus vínculos con Irlanda –por ejemplo, familiares o comerciales. Estos ámbitos de conectividad presentan sus propias particularidades y se plantean como líneas de trabajo a futuro que complementen esta aproximación perimetrizada al círculo vizcaíno. Se han desestimado también los individuos de segunda, tercera y subsiguientes generaciones de irlandeses, que, a pesar de jugar un papel importante en el colectivo, introducen unas singularidades de subgrupo diferenciadas de los emigrados directos. A pesar de que pueda parecer que el estudio se restringe excesivamente en base a estas consideraciones, se verá cómo las conclusiones extraídas son suficientemente valiosas y pueden suponer el punto de partida hacia ulteriores estudios más complejos que vayan incorporando otros dominios, como los desestimados en este momento y, por lo tanto, enriqueciendo la comprensión sobre la articulación social de la comunidad.

Desde un punto vista genérico e instrumental, el estudio trata de evaluar el valor que el ARS proporciona al conocimiento de las redes de migrantes en contextos históricos, ámbito de investigación escasamente reflejado en la literatura.

2. METODOLOGÍA Y FUENTES

En línea con lo apuntado previamente, el estudio de las migraciones des de una perspectiva de análisis de redes sociales ha manifestado un importante avance durante los últimos años y, en consonancia, se han sentado las bases metodológicas para su investigación a través de destacados trabajos (de Miguel Luken 2020; Bilecen, Gamper y Lubbers 2018; Maya-Jariego y Armitage 2007). Sin embargo, la mayor parte de estas investigaciones abordan fenómenos migratorios contemporáneos con aproximaciones metodológicas acordes, como, por ejemplo, basando la adquisición de datos en encuestas, entrevistas u otras vías directas de interacción con los propios protagonistas de la movilidad, recabando así información de primera mano (Maya Jariego 2001; McKether, Gluesing y Riopelle 2009). Por el contrario, las migraciones históricas, desde este punto de vista, representan un importante reto metodológico en cuanto a la disponibilidad de los datos necesarios para dotar de contenido al análisis de redes sociales, así como en cuanto a la interpretación de tal información. En este sentido, las fuentes de documentación requieren de especial atención y valoración.

Afortunadamente la presencia de la comunidad de emigrantes irlandeses establecidos en el Señorío de Bizkaia durante dos centurias, siglos XVII-XVIII, está extensamente recogida en los fondos de los archivos históricos vizcaínos, así como en otros de ámbito estatal. El hecho de disponer de varias fuentes documentales, con la diversidad de información que proporcionan, permite abordar la revisión de la configuración y organización del colectivo desde diferentes perspectivas.

Así, los archivos históricos vizcaínos facilitan información relativa a la emigración irlandesa desde varios ámbitos: los procesos de probanza de hidalguías para el avecindamiento de extranjeros; los registros sacramentales sobre enlaces matrimoniales, bautismos y defunciones; protocolos notariales que dan fe de acuerdos comerciales y laborales, contratos de compra-venta y alquiler, convenios de explotación de negocios, testamentos, u otros; procesos judiciales que reflejan los conflictos donde se vieron involucrados o fueron promovidos por los integrantes del grupo de estudio; actas y protocolos de diversas instancias de poder vizcaínas, tales como ayuntamientos o el propio Consulado de Bilbao, que arbitraba y dirigía el comercio de la villa; y otros documentos de materia variada. Más adelante, se detalla la información empleada en cada uno de ellos, así como el procesado de datos que se ha llevado a cabo.

Sobre esta base, se plantea llevar a cabo un análisis de redes sociales para el grupo de trabajo ahondando en cada uno de los conjuntos de datos históricos que proporcionan las diversas fuentes e incidiendo en las singularidades que estas fuentes primarias aportan al estudio del colectivo. De la misma manera, como paso final al estudio individualizado de redes sobre cada base de datos temática, se ha realizado un análisis de redes sociales del conjunto empleando el agregado de datos de las diferentes procedencias archivísticas. De este modo, se ha tratado de discriminar las conclusiones extraídas en el examen particularizado de cada grupo de datos frente al agregado de todos ellos, buscando establecer una comparativa metodológica entre los matices y las particularidades que se pueden obtener de la aproximación individualizada de sets de datos frente a las conclusiones alcanzadas de la red masiva de interrelaciones multiparamétricas. De esta exploración se pretende extraer el valor de la estrategia de análisis individualizada frente a la genérica, así como la complementariedad que surge entre ellas.

Hay que hacer notar que la segregación de datos propuesta en esta aproximación no está planteada desde el punto de vista de la confección de la propia base de datos, sino que se restringe al análisis de datos según una clasificación de tipología de relaciones (familiares, comerciales, socioeconómicas, etc.), las cuales, operativamente, pueden ser centralizadas dentro de la misma base de datos de relaciones, siempre y cuando se desglose el tipo de relación de acuerdo a la correcta definición y atribución de propiedades para cada una de las conexiones (aristas) entre actores (nodos).

La migración irlandesa a Bizkaia se produjo de forma irregular a lo largo de la Edad Moderna, y aunque está más que probada su presencia a lo largo del siglo XVII, la comunidad establecida en ese período fue ciertamente reducida y, mayormente, limitada a una nobleza católica irlandesa desposeída de sus tierras a manos del régimen inglés, y reconvertida, por necesidad, a una activa burguesía mercantil que operaba desde el puerto de Bilbao. Sin embargo, no fue hasta comienzos del siglo XVIII cuando se produjo la llegada más significativa de irlandeses y la formación de una comunidad mucho más consolidada y, como se verá, cohesionada. Por este motivo, desde el punto de vista del interés social del colectivo establecido se centra el presente trabajo particularmente en el siglo XVIII, donde las cifras de irlandeses asentados en el Señorío de Bizkaia son mucho más relevantes y su actividad, mucho más notoria. A pesar de que, aun acotando el período, toda una centuria representa un intervalo quizá demasiado amplio para el estudio, se verá cómo el propio análisis de la red proyecta su carácter diacrónico e interconecta cronológicamente los agentes a lo largo de diferentes períodos migratorios. En este sentido, a pesar de cubrir un extenso período temporal, la red de irlandeses en Bizkaia no presenta una evolución tan marcada –entre 2 y 3 generaciones– como para introducir las complejidades metodológicas de los análisis dinámicos de redes, reto acometido ya en recientes investigaciones (Ryan y D’Angelo 2018).

A continuación, se describen las diferentes fuentes de archivo empleadas, así como el alcance y tratamiento de los documentos empleados.

2.1. Pleitos de hidalguías

Los procesos de naturalización para el reconocimiento de extranjeros como vecinos del Señorío están recopilados en el Archivo de la Casa de Juntas de Gernika, que actualmente forma parte de los fondos del Archivo Histórico Foral de Bizkaia (AHFB). A pesar de que el fuero vizcaíno así lo exigía, solo una pequeña parte de estos extranjeros residentes en tierras vizcaínas llegaron a tramitar su solicitud de naturalización, generalmente con el fin de realizar sus actividades públicas, profesionales y/o comerciales, bajo el marco –y, por tanto, la salvaguardia– de la norma foral. En esta línea, la información de estos fondos es muy detallada para cada uno de los individuos solicitantes, pero poco representativa de la totalidad de la comunidad irlandesa de Bizkaia, y según lo argumentado, refleja únicamente una clase social más o menos bien posicionada (comerciantes, militares, maestros artesanos de cierta relevancia, etc.), obviando gran parte de la masa social de carácter más humilde (agricultores, jornaleros, hosteleros, artesanos oficiales, aprendices, etc.).

Hay que hacer notar que las hidalguías introducen dos importantes sesgos de carácter social. Por un lado, así como los registros sacramentales prescinden del clero irlandés, las hidalguías relegan a un papel inexistente a las mujeres, quienes apenas aparecen en los testimonios de apoyo a las causas probatorias de genealogía y limpieza de sangre. Por otro lado, tal como se apunta, solo una pequeña parte de la comunidad irlandesa oficializó su residencia frente a los órganos de gobierno vizcaínos, siendo la mayor parte de ellos comerciantes con un cierto estatus social en la estructurada jerarquía social del Antiguo Régimen, y obviando a un gran grupo de estrato social más modesto.

Actualmente los archivos vizcaínos albergan 57 probanzas de hidalguía de irlandeses que tramitaron su solicitud de avecindamiento en el Señorío de Bizkaia entre los años 1594 y 1816. Tales pruebas genealógicas incluyen, además de las propias declaraciones de los solicitantes en cada caso, un total de 305 testimonios de testigos que apoyaban la causa del pretendiente, tal como requería el procedimiento. Sin embargo, tal como se apunta previamente, a lo largo de estos más de dos siglos se constata una clara discontinuidad temporal en el registro de pleitos de hidalguía, asociada a las diferentes fases migratorias desde Irlanda. Así, tales solicitudes de naturalización pueden agruparse en 2 períodos aproximados: 1650-1700 y 1700-1800, junto con algún añadido puntual anterior y posterior (Cagigal Montalbán 2020). En línea con la dinámica de movilidad y asentamiento en Bizkaia de irlandeses, descrita más arriba, el trabajo se centrará en el segundo bloque de probanzas de hidalguía.

La finalidad principal de tales procesos se centraba en la demostración de la ascendencia católica de los irlandeses, para lo cual se precisaba de, al menos, tres testigos que así lo acreditaran (Garay Belategui y López Pérez 2006). Estos eran, por lo general, personas cercanas al solicitante del avecindamiento, con quien, en muchos casos, habían convivido en Irlanda y convivían en Bizkaia, lo que representa, dada la trascendencia del proceso administrativo, un vínculo personal muy relevante. Sin embargo, no siempre se incluían declarantes con una estrecha relación, sino que la inclusión de clérigos u otras personalidades irlandesas que habían alcanzado cierto prestigio en la sociedad vizcaína dotaban de mayor credibilidad a la solicitud a través de testimonios mejor valorados por las autoridades del Señorío.

2.2. Registros sacramentales

Los archivos parroquiales de Bizkaia, custodiados en el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia (AHEB), facilitan el rastreo de los irlandeses de Bizkaia a través de sus registros sacramentales. Principalmente, las partidas bautismales y matrimoniales sugieren una connotación de asentamiento y permanencia en la villa, ciudad o pueblo de la parroquia a la que figuran adscritos. Por el contrario, las defunciones son, en muchos casos, referentes a individuos en tránsito o, de modo genérico, a una coyuntura de presencia circunstancial: viajeros, mendigos, desembarcos y movimientos de tropas, etc. A partir de estas fuentes, se ha confeccionado un primer censo de irlandeses en Bizkaia, cercano a los 300 individuos, si bien se apunta a la necesidad de ampliar y complementar esta cifra a través de otras fuentes, como, por ejemplo, los pleitos de hidalguía, previamente descritos, lo cual incrementa el total de migrantes a más de 400 (Cagigal Montalbán 2019, 2020).

A la hora de caracterizar socialmente el colectivo irlandés, los registros parroquiales presentan claras ventajas, pero también, ciertos inconvenientes.

En general, las fuentes documentales para los siglos XVII y XVIII donde se haga referencia a las mujeres son escasas, puesto que el Antiguo Régimen constituyó una época con claras desigualdades de género, y la figura de la mujer quedaba supeditada a la representación de su esposo, su padre u otro miembro cercano de género masculino. Esta circunstancia hace que la presencia de la mujer irlandesa quede enmascarada en las fuentes archivísticas vizcaínas, manteniéndose siempre en un segundo plano. Por el contrario, el trato igualitario que hacen del hombre y la mujer los registros sacramentales permite llevar a cabo un análisis más realista de ambos grupos.

No obstante, como punto débil, cabe citar que un análisis basado en estas fuentes excluye sistemáticamente a los religiosos irlandeses, de los cuales se tiene constancia de su presencia en Bizkaia, tanto en los conventos locales de agustinos, franciscanos y carmelitas, como en el propio Hospicio de las Calzadas de Begoña fundado por dominicos irlandeses durante el siglo XVII (Bilbao Acedos 2004: 107); así como otros presbíteros no adscritos al clero regular.

Cabe reseñar que, de cara al presente tratamiento de datos y según el alcance descrito previamente de trabajar con individuos asentados en Bizkaia, pero nacidos en Irlanda, las partidas sacramentales empleadas referirán únicamente enlaces matrimoniales entre irlandeses o irlandeses casados con vizcaínos descendientes directos de irlandeses durante el período 1700-1800. No obstante, es indudable la valía y potencialidad de trabajo asociadas al volumen de datos compilados de esta fuente bajo el enfoque del ARS, por ejemplo, de cara al estudio de la descendencia irlandesa en Bizkaia, de su integración con la sociedad vizcaína, o sobre las redes de apadrinamiento incluidos en los mencionados registros parroquiales –las cuales, a priori, y de modo cualitativo, ya se puede avanzar que redundarían en los lazos establecidos por otras vías3.

2.3. Relaciones socioeconómicas

Como tercer bloque de fuentes para la caracterización del colectivo irlandés durante el siglo XVIII se presentan las relaciones socioeconómicas encontradas en diferentes archivos históricos, principalmente, los protocolos notariales albergados en el Archivo Histórico Provincial de Bizkaia (AHPB), y las causas judiciales del Corregimiento vizcaíno, fondo del AHFB. Todo ellos conforman un grupo de documentación de naturaleza heterogénea, pero de gran interés desde un punto de vista del funcionamiento social de la comunidad irlandesa. Dentro de tal apartado documental pueden encontrarse escrituras fundacionales de negocios y casas de comercio, contratos de arrendamiento de talleres, acuerdos de suministros (por ejemplo, entre los maestros curtidores irlandeses de Bizkaia y los mataderos municipales para la concesión en exclusiva de pieles frescas), contrataciones laborales –por ejemplo, oficiales y aprendices en los talleres artesanales, como tripulación de navíos, o como mancebos de las casa de comercio–, pleitos judiciales por incumplimiento de contratos laborales entre maestros artesanos y aprendices, compraventas comerciales, fletamento de barcos, suministro de todo tipo de servicios (por ejemplo, reparación o construcción de maquinaría), censos o préstamos, testamentos, escrituras de asociación mercantil temporal, auxilios económicos –muchas veces como fiadores–, causas judiciales por impagos, traspaso de deudas, y toda una suerte variada de documentos que ponen de manifiesto diferentes ámbitos de interrelación dentro de la comunidad irlandesa, tales como los laborales, comerciales, judiciales y/o financieros.

La disparidad de su tipología y la ausencia de una sistemática clara en la aparición de los fondos de archivo notariales y judiciales hace dificultoso el vaciado documental de estas fuentes. Por ello, a pesar de manejar un número superior a la centena de expedientes de todo tipo, se asume con total seguridad la existencia de otro número muy significativo –difícil de estimar– de referencias de archivo en estos fondos.

2.4. Lazos de parentesco

El establecimiento de irlandeses en Bizkaia durante los siglos XVII y XVIII responde, hasta donde se conoce, a sistemas migratorios clásicos –comunes a varios períodos históricos y ampliamente estudiados–, basados en mecanismos de “migración en cadena”, donde uno de sus pilares son los vínculos personales de apoyo, o más particularmente, los lazos familiares (García Abad 2002; Pedone 2010; Aparicio y Tornos 2005; Fattori 2019: 79-90).

El estudio individualizado de estos parentescos no tiene entidad en sí misma desde una perspectiva de ARS, puesto que no conforman una red como tal, sino conexiones bilaterales –hermanos, primos, tío-sobrino, cuñados u otros–, o, a lo sumo, trilaterales, y relativamente aisladas (Bilbao Acedos 2004: 30). Sin embargo, sí se incorporará esta tipología de enlaces en el estudio agregado de la comunidad, puesto que, en efecto, tuvieron su relevancia en el seno del colectivo.

2.5. Estudio agregado de fuentes

Como primera premisa del estudio combinado de fuentes se debe constatar que a pesar de basarse en un amplio espectro de fuentes primarias y un número consolidado de individuos significativo, la exploración de la documentación histórica vizcaína apunta aún a una cantidad mayor de migración irlandesa, a tenor de las apariciones que pueden extraerse de fondos aún no vaciados de forma sistemática. A modo de ejemplo, se presentan dos casos que evidencian esta circunstancia. Por un lado, la exploración puntual del Corregimiento vizcaíno demuestra cómo en las causas judiciales donde se incluyen declaraciones de testigos afloran irlandeses con residencia en Bizkaia, los cuales no aparecen en ninguna de las otras fuentes de archivo. Por otro lado, lo mismo sucede con algunos de los padrinos y testigos apuntados en el apartado anterior en relación con los registros parroquiales. Sin embargo, el hecho de que estos migrantes únicamente puedan ser extraídos de una única fuente puede dar a entender que formen parte de la periferia de la red, influyendo en su tamaño, pero no tanto en la identificación de sus actores más relevantes.

Por otro lado, el hecho de disponer de una conectividad tan diversa en cuanto a su tipología desde un punto de vista social –relaciones laborales, familiares, comerciales, etc.– representa todo un reto a la hora de ponderar tales relaciones, quedando, a falta de mejores metodologías de clasificación, a la arbitrariedad del evaluador. En este sentido, buscando evitar sesgos relacionados con el peso de unos y otros lazos de unión, se ha optado por asignar a todas las aristas de la red un único valor unitario –sin aplicar valores acumulativos para relaciones redundantes en diferentes fuentes–, si bien, intuitivamente, puede vislumbrarse cómo no todas ellas presentan la misma relevancia dentro de la comunidad. Igualmente, se ha obviado la construcción de redes dirigidas, asumiendo que, aunque por definición algunas son claramente direccionales –por ejemplo, «ser testigo de»–, la bidireccionalidad está implícita desde el punto de vista de las relaciones dentro del colectivo.

3. RESULTADOS

A continuación, se presentan los principales resultados de la investigación abordada, estructurados según las redes generadas para cada uno de los diferentes grupos de datos presentados.

3.1. Pleitos de hidalguías

Tal como se ha expuesto previamente, las causas para el avecindamiento de irlandeses requerían sus probanzas de hidalguías, para lo cual se precisaban de varios testimonios que acreditaran esa ascendencia hidalga y su pureza de sangre. En la selección de los deponentes se entremezclaban diferentes vínculos, intereses y motivaciones. Así, se presentaban testigos que apoyaran la prueba por haber convivido con el solicitante en Irlanda, por ser parte del clero –lo que otorgaba una mayor credibilidad a la declaración– o por pertenecer a la nobleza católica irlandesa –la cual era bien considerada por los órganos de poder de la Monarquía hispánica– u otras consideraciones que ayudaran a la demostración de la hidalguía. En este sentido, se generaba una red rica en cuanto a la variedad de tipología de actores involucrados y a las relaciones establecidas entre ellos.

Los datos empleados corresponden a 37 pruebas de hidalguía defendidas por irlandeses en Bizkaia entre los años 1720 y 1798, lo que supone 124 individuos (nodos) entre solicitantes y testigos, y 211 relaciones entre ellos (aristas). Se ilustra la mencionada red en el Gráfico 1.

En general, se aprecia que el número de vínculos es numeroso y, únicamente, una de las hidalguías –solicitante y cuatro testigos– aparece en la periferia de red desconectada del resto.

El grafo generado para la red, basado en un algoritmo Fruchterman–Reingold, muestra que se generan varios dominios que pueden estudiarse de acuerdo con una distribución en abscisas y ordenadas. A pesar de que, como se apuntaba en el apartado metodológico, no se ha trabajado con el carácter dinámico de la red, la propia configuración de la misma describe una evolución temporal a largo de un supuesto eje de abscisas en el Gráfico 1. De acuerdo con ello, se generan dos grupos de nodos en la parte izquierda y derecha de la red, que se corresponde con los emigrantes irlandeses que habitaron en Bizkaia durante, aproximadamente, la primera y la segunda mitad del siglo XVIII, respectivamente. Es, además, relevante identificar cómo hay tres irlandeses que juegan un papel de puente intergeneracional entre ambos clústeres, tales como son William O’Connor, Edmund Grehan y John Moroney. Aunque se verá más en detalle adelante, pues otras fuentes de datos ponen de manifiesto más abiertamente esta reflexión, los dos primeros, O’Connor y Grehan, fueron oficiales de las curtidurías irlandesas que operaron en Bizkaia durante todo el siglo XVIII, y tras su período de formación en los talleres de sus maestros fundaron sus propios negocios, cubriendo un período que les otorgaba ese rol de conexión entre los dos ámbitos temporales.

Red de solicitantes y testigos en las pruebas de hidalguía de irlandeses presentadas en Bizkaia (1720-1798).
Gráfico 1
Red de solicitantes y testigos en las pruebas de hidalguía de irlandeses presentadas en Bizkaia (1720-1798).
Fuente: Elaboración propia a partir del programa Gephi 0.9.2.

Puede extraerse del grafo de hidalguías la consideración de que, si bien la nobleza irlandesa tuvo una importante presencia durante la primera mitad del siglo XVIII, su relevancia se diluye considerablemente en los siguientes años de la centuria. Esta circunstancia puede explicarse sobre el cambio de coyuntura sociopolítica que se estaba dando en Irlanda, y por la cual, en cierta medida, la represión inglesa impuesta sobre la población católica se fue debilitando (Keenan 2014). La propia evolución del comercio bilbaíno y las diferentes dinámicas del comercio (trans)atlántico propiciaron diferentes oportunidades mercantiles, a las cuales los irlandeses fueron adaptándose y fijando sus plazas de comercio en otros puertos que ofertaran mejores perspectivas que los vizcaínos en ese momento (Feijóo Caballero 2009).

Por añadido, en el Gráfico 1 la distribución de nodos en ordenadas apunta a una clusterización de estamento social, como se corresponde con la estanca movilidad de clases que establecía el Antiguo Régimen. En ese sentido, durante la primera parte de la centuria se aprecia cómo la red se configura en torno a dos grupos: el de la burguesía mercantil que operaba en el comercio vizcaíno (nodos grises claro) y el de los artesanos (nodos grises oscuro). Ello se corresponde con las diferentes estrategias que adoptó cada colectivo en la defensa de su avecindamiento. Mientras que la burguesía –que no dejaba de ser sino la antigua nobleza católica irlandesa que había sido desposeída de sus tierras durante la invasión inglesa de la isla– apoyó sus causas en las declaraciones de clérigos y otros compatriotas de su mismo estrato social, la clase artesana mostraba una mezcolanza de testigos que pasaban por sus compañeros laborales principalmente, algunos irlandeses bien posicionados de clase más elevada y, más puntualmente, ciertos religiosos de diferentes órdenes. Esta diferenciación se plasma también en la representación gráfica, puesto que la ubicación de la clase clerical (nodos blancos) se encuentra, en su mayor parte, envolviendo a los irlandeses de clase alta. Así, se visualiza cómo las estrategias mencionadas se fundamentaban en que los comerciantes irlandeses aspiraban en su proceso de naturalización a la obtención de un Sello Mayor de vecindad, que les otorgaba mayores privilegios –necesarios para la expansión y buen funcionamiento de sus negocios–, y para lo cual era necesario presentar testimonios de un cierto número de integrantes del clero, que dotaran a la solicitud de mayores garantías.

A pesar de que en esta red no se han destacado aquellos actores con mayor relevancia social –lo cual se abordará en el estudio combinado–, sí puede apuntarse cómo ciertos nombres aparecen como testigos recurrentemente en muchas de las hidalguías, es decir, nodos con alto grado, tales como Raymond Everard– médico municipal de Bilbao durante casi cuarenta años–, Michael Archer –corredor de navíos del Consulado de Bilbao–, Edmund Shee o James Egan –ambos, reconocidos hombres de negocios en el comercio bilbaíno. Ello responde a que todos alcanzaron una posición bien reconocida por las autoridades vizcaínas, lo que proporcionaba un mayor valor a sus testimonios y, por lo tanto, mayores salvaguardias en las solicitudes de avecindamiento. Todos ellos participaron en las hidalguías de muchos compatriotas –Everard en 13 ocasiones; Archer, Egan y Shee en 11–, tanto de su misma esfera social –esto es, la burguesía mercantil– como de la clase artesanal, lo que da a entender que los lazos de apoyo y de solidaridad dentro de la comunidad de irlandeses trascendían en muchos casos las rígidas barreras estamentales.

3.2. Registros sacramentales

A pesar de que los registros parroquiales con referencias a irlandeses asentados en el Señorío de Bizkaia son muy numerosos –506 partidas de bautismo y 155 partidas de matrimonio– en el marco del presente estudio se ha restringido únicamente a los matrimonios de oriundos de la isla con otros irlandeses o hijos de irlandeses. Este alcance proporciona, por lo tanto, una red de pequeña dimensión, pero muy ilustrativa de los mecanismos de migración y articulación del colectivo. Así, la red se compone de 78 actores (nodos) y 89 vínculos (aristas), tal como se representa en el Gráfico 2.

Como primer punto puede apuntarse que los matrimonios entre irlandeses eran habituales dentro de la comunidad, práctica habitual de las comunidades de migrantes. Sin embargo, lo que resulta mucho más interesante del Gráfico 2 es la visualización de las cadenas de matrimonios que se produjeron entre irlandeses e hijas de irlandeses a lo largo de varias generaciones, derivando en árboles genealógicos de amplias y conectadas ramificaciones. Es un fenómeno que se manifestó independientemente del estrato social. Y así, dentro de la burguesía, pueden observarse las estirpes surgidas a partir de Michael Hore, Dominick Killkelly o Raymond Everard. Y mucho más numerosas y prolongadas en el tiempo fueron para la clase artesanal. Bien es cierto, que siempre se mantuvo la homogeneidad de clase en este tipo de enlaces sin traspasar las barreras de jerarquía social. Únicamente una vez se produjo esta atípica circunstancia, cuando Francisca Tomasa Shee, hija del renombrado comerciante Edmundo Shee, decidió casar con el curtidor Richard Killen, muy en contra del parecer de su padre y su familia (Bilbao Acedos 2004: 102). A pesar de que el presente trabajo se centra en el ámbito vizcaíno, tales estrategias de casamiento también se realizaron hacia fuera, principalmente, por parte de la burguesía mercantil como vía para entablar alianzas comerciales con comerciantes afincados en otros puertos de la fachada atlántica (Bilbao Acedos 2004: 56-7).

Red de matrimonios entre irlandeses (nodos grises) e irlandesas o hijas de irlandeses (nodos blancos) en Bizkaia (s. XVIII).
Gráfico 2
Red de matrimonios entre irlandeses (nodos grises) e irlandesas o hijas de irlandeses (nodos blancos) en Bizkaia (s. XVIII).
Fuente: Elaboración propia a partir del programa Gephi 0.9.2.

No obstante, no fueron siempre los negocios la motivación para los enlaces de la descendencia y, por ejemplo, en el caso de Raymond Everard, buscó mantener el estatus social de sus hijas a través de enlaces con irlandeses bien posicionados en el ejército de la Monarquía hispánica –en este caso, Michael Dillon y Julian O’Callaghan, también médico–, cuerpo en el que muchos exiliados irlandeses encontraron un buen asentamiento profesional.

Pero resulta de especial interés el sistema de enlaces que se instauró en el artesanado irlandés de Bizkaia, principalmente en el sector del curtido de pieles. Es preciso reseñar aquí que el sector del curtido vizcaíno estuvo monopolizado por el colectivo irlandés durante la totalidad de la centuria. En ese período la práctica totalidad de las tenerías vizcaínas estaban dirigidas por irlandeses y, en base a diferentes modelos de contratación, los oficiales y aprendices también lo eran, bien porque una vez emigrados encontraban tal oportunidad laboral o porque ya habían salido de Irlanda con el compromiso de ser empleados en Bizkaia (Bilbao Acedos 1999).

En este marco socioprofesional, se han estudiado y demostrado ampliamente cómo en los gremios artesanales era común que perpetuaran la propiedad de los talleres bien de padres a hijos o bien a través del matrimonio de los oficiales con las hijas de los maestros, mediante modelos de reproducción social y bajo lo que se ha venido en denominar históricamente como “endotecnia” (Woronoff 1976: 114; Burgos Rincón 1997: 429-431). Particularmente en el ámbito de los curtidores, es curioso cómo la minuciosa y extensa investigación llevada a cabo por Zofío Llorente (2012) para los curtidores madrileños del siglo XVII podría emplearse, casi literalmente, para argumentar el despliegue social de los artesanos irlandeses en Bizkaia. De este modo, ni el cambio de siglo ni el salto geográfico de Madrid a Bizkaia parecen ser limitantes en la reproducción socioprofesional del modelo, además de que el mencionado estudio se soporta igualmente en el estudio de redes sociales, mostrando la endogamia del colectivo y las interacciones internas de la red entre las mismas sagas o familias de curtidores, que –análogamente al caso vizcaíno–, persisten en el tiempo al frente del sector del curtido. Sin entrar en el detalle del desarrollo planteado por Zofío Llorente, tres singularidades caben citar para los curtidores irlandeses. El primero, el tamaño de la red, que para el ámbito vizcaíno es menor, en proporción a la industria de cada región, limitando, por tanto, el número de unidades familiares involucradas. La segunda particularidad tendría que ver con su caracterización comunitaria bajo una doble endogamia, a saber, en una dimensión la propia del mundo gremial y en otra, la migratoria, donde todos los integrantes eran de origen irlandés y, por consiguiente, se constreñían hasta el extremo los espacios sociales del individuo perteneciente a la comunidad. Por último, a diferencia del “progreso tranquilo” apuntado para los curtidores madrileños como estrategia de adaptación al cambio, los irlandeses de Bizkaia aprovecharon la pujanza del comercio bilbaíno y de sus propias ocupaciones para engrandecer sus negocios en el activo puerto vizcaíno, entrando a formar parte, como resultado de este progreso, de una “burguesía mercantil de segunda línea”, no tanto en cuanto a la connotación de clase social que ello implicaba, sino a una actividad comercial de menor entidad, pero que también contribuía en su medida al trasiego de mercancías de la villa de Bilbao.

De cara a explicitar los modelos de reproducción social descritos en el estudio de los curtidores madrileños para el ámbito vasco puede recurrirse a la representación del Gráfico 2. Así, se resaltan con un mayor tamaño los nombres de los artesanos que fueron los artífices de varias cadenas generacionales al frente de los talleres de curtido. Por abordar el más relevante, Martin O’Geoghegan casó dos de sus hijas, Cathalina y Josepha, con dos irlandeses, William MacGragh y Richard McDermott, respectivamente. MacGragh, quien anteriormente había casado con la irlandesa Mary Murphy, fue uno de los destacados maestros curtidores irlandeses, y casó a tres de sus hijas con irlandeses. Dos de ellos, Juan Farrell y Nicholas Doran, fueron oficiales de las tenerías vizcaínas durante un buen período del siglo, para, finalmente, poner en marcha sus propios negocios, con la ayuda de su suegro, quien, a su muerte, legó el taller familiar a su hija y a Farrell. Tanto Doran como Farrell volvieron, una vez más, a repetir el modelo, casando a sus hijas con otros irlandeses emigrados a Bizkaia, Joseph Cullen y John Burke. Por la otra vía del árbol genealógico, Richard McDermott hizo lo propio casando a su hija María Dominga con James Roche y a su hija Magdalena con John MacAuley, quien nuevamente repetiría enlazando a Theresa MacAuley con Augustine Clancy. Así, el mismo esquema se regeneró hasta en cuatro generaciones y a través de varias ramas familiares. Como muestra el grafo, aunque con menos grados de concatenación, el patrón se refrendó dentro del grupo con otros muchos apellidos, a saber, Weldon-Smith, O’Meara-O’Keefe-Doom, o Brady-Brennan.

Otra clara manifestación de la endogamia del colectivo tiene que ver con los matrimonios de las viudas de los artesanos, quienes, nuevamente con el ánimo de preservar los negocios y el patrimonio familiar, volvían a casar con oficiales, en muchos casos del propio marido fallecido. Y no se trata de algo extraordinario, pues muchas veces los artesanos casaban a sus hijas con otros artesanos de elevada edad frente a la de las muchachas, de tal modo que, habitualmente al fallecer el esposo, aún se encontraban en edad de volver a emparejarse. Esta práctica de matrimonios de las viudas, además de con el fin de asegurar la buena marcha del taller familiar, podía responder a exigencias normativas, por las cuales las viudas disponían de un tiempo limitado para sumar al taller un profesional correctamente cualificado de acuerdo a las ordenanzas del gremio. De otro modo, la viuda corría el riesgo de perder el negocio, de modo que el matrimonio con uno de los oficiales de su difunto marido –los cuales ya habían pasado los correspondientes exámenes de capacitación– parecía una solución desde el más puro pragmatismo de la viuda y de las aspiraciones profesionales del oficial, que de otra forma podía encontrar serias barreras para llegar a convertirse en maestro (Manzanos Arreal 2000: 401).

Un caso en el que se concentran los dos modelos de endogamia expuestos, es decir, el de la hija casada con irlandés y el de viuda que vuelve a contraer nupcias con irlandeses curtidores, es el de Juana Eams. Dicha Juana fue hija del curtidor William Eams, quien la emparejó en matrimonio con James Dunn, también curtidor. Una vez fallecido este último, Juana volvió a desposarse con William O’Connor, quien había sido oficial, y este enlace le abría el acceso al negocio familiar de los Eams. Aún más, Juana Eams acabó enviudando también de O’Connor, y al igual que su hermana María Josepha –viuda de Edmundo Doran–, siguieron al frente de sendas tenerías, saliendo en su ayuda puntualmente el irlandés, también curtidor, Juan Smith. Todo ello da idea de que, como se verá más adelante, los lazos familiares y laborales se entremezclaban en múltiples niveles de interconexión.

3.3. Relaciones socioeconómicas

A pesar de que como ya se ha apuntado previamente la red de relaciones socioeconómicas pueda resultar incompleta, a partir de los 49 individuos y 91 vínculos que la conforman actualmente pueden extraerse una serie de observaciones relevantes que no estarán influenciadas por el tamaño de la red (Gráfico 3).

En primer lugar, aun manifestándose una fluida conexión entre ambos grupos, se observa una segregación de la red en dos claras categorías, que de nuevo tienen que ver con la diferenciación de clase.

En el dominio reticular de los artesanos se puede clasificar, a su vez, a los integrantes en dos subgrupos, que apuntan al orden gremial y, por consiguiente, a la proyección y relevancia social de cada uno. En general, la periferia de la red se encuentra copada por oficiales y aprendices cuya vinculación a la comunidad se restringe a los contratos laborales firmados para trabajar en los talleres artesanales. Por el contrario, el centro de la red está ocupada por los maestros artesanos, que actúan como conectores de oficiales y aprendices, y de comerciantes burgueses. Dentro de este subgrupo de maestros, se puede ahondar aún en una nueva agrupación que tiene que ver con una ordenación cronológica. Así, pueden clasificarse por un lado a los principales maestros que operaron durante la primera mitad del siglo XVIII –Pettit, Dunn, MacGragh, Weldon y Gunnen– y, los que retomaron el legado de estos desde mediados a finales de la centuria –Farrell, Smith, McDermott, Doran y O’Connor.

Relaciones socioeconómicas de la comunidad irlandesa de Bizkaia (s. XVIII).
Gráfico 3
Relaciones socioeconómicas de la comunidad irlandesa de Bizkaia (s. XVIII).
Fuente: Elaboración propia a partir del programa Gephi 0.9.2.

Si se obvian las relaciones de carácter laboral, el resto de aristas de la red pueden describirse respondiendo a dos tipos de conexión. En primer lugar, la vinculación entre la burguesía mercantil y la clase artesanal, fundamento básico de la cohesión de la comunidad, se debía a los diferentes modelos de explotación de las tenerías. La nobleza irlandesa desplazada a tierras vizcaínas vio, ya desde finales del siglo XVII, la oportunidad empresarial de invertir en el negocio del curtido del cuero, más allá de las propias actividades comerciales que llevaran a cabo a lo largo del atlántico. Con esta idea, fueron nombres como Arthur Lynch o Michael Hore quienes comenzaron a invertir en la fundación o compra de curtidurías que pondrían en manos de maestros de su misma nación. A partir de ahí fueron otros muchos los que siguieron este ejemplo a la vista de la prosperidad del negocio, tales como Edmund Shee, Charles Walcott, Edward Browne, Dominick Killkelly y otros. Todos ellos, se ajustaron contractualmente de diferentes modos con los artesanos irlandeses, a saber, en régimen de arrendamiento, compartiendo riesgos de inversión, participando en el abastecimiento de los noques con pieles frescas de los mataderos vizcaínos, etc. De este modo, el vínculo entre ambos grupos sociales se fortalecía, puesto que más allá de las afinidades de nación, el interés por la prosperidad de los negocios, cada uno desde su posición, estrechaba tales lazos. Por añadido, algunos de tales maestros, al albor de la prosperidad de sus tenerías, proyectaron sus negocios más allá de las mismas entrando a formar parte del comercio portuario vizcaíno –mediante la compra de navíos o la importación de diferentes artículos y productos–, a menudo también apoyados o de modo cooperativo con los grandes mercaderes irlandeses de Bilbao (Bilbao Acedos 1999).

Dado el carácter no ponderado de las relaciones, quizá queden enmascaradas en el grafo las alianzas comerciales llevadas a cabo por la burguesía mercantil, que se materializaron en muchos casos en la fundación de casas de comercio participadas dentro del entramado comercial vizcaíno (Basurto Larrañaga 1983; Petit 1980). Sin embargo, es evidente que la creación de tales compañías mercantiles fueron uno de los pilares básicos del subgrupo de nobles irlandeses.

En segundo lugar, las redes de escala micro que conformaron los maestros curtidores responden a un claro asociacionismo entre ellos, en ocasiones de forma bilateral –como, por ejemplo, los casos de Pettit-Dunn o Weldon-MacGragh– y, en otros momentos, de modo mancomunado entre todos ellos, por ejemplo, organizándose para adquirir las materias primas demandadas en sus talleres (pieles, cortezas de árboles, etc.), de modo que centralizaban los flujos de suministro más eficientemente y regulaban de modo coordinado los precios de los mismos, alcanzando acuerdos más ventajosos para todo el gremio.

En ocasiones, los contactos entre artesanos irlandeses iban más allá del sector del curtido, ampliando el círculo comercial a los maestros de obra prima que trabajaban en el entorno de Bilbao, con quienes también se establecían acuerdos de colaboración, dada la clara interconexión de ocupaciones. Algunos de ellos fueron George O’Meara o Francis Lacy.

3.4. Estudio agregado

Por último, se ha abordado el reto de estudiar la red desde un punto de vista multidominio, aglutinando las diferentes tipologías de relaciones desglosadas en los apartados anteriores. De esta suma de lazos, la red comunitaria de migrantes irlandeses en la Bizkaia dieciochesca se caracteriza por 192 individuos (nodos) y 367 vínculos (aristas), tal como se representa en el Gráfico 4.

De modo genérico, puede apuntarse a que la comunidad se encuentra fuertemente cohesionada, e integra a la mayor parte de sus miembros a través de diferentes mecanismos –familiares, laborales, comerciales, etc. A pesar de que pueden identificarse un cierto número de nodos periféricos desconectados de la red, este hecho puede deberse en mayor medida a la ausencia de fuentes que evidencien tal conexión que a una realidad social de tales individuos. En todo caso, se trata de una proporción ínfima sobre la totalidad de la red, en torno al 4%.

Tal como se ha ido mostrando previamente, la comunidad se articula en torno a dos clústeres de clase, bien diferenciados en el Gráfico 4 a través de nodos grises oscuros y claros, artesanado y burguesía, respectivamente. No obstante, las interconexiones entre ambos grupos son múltiples y, aun reflejando la realidad estamental de la época, no cabe duda de que las relaciones del colectivo traspasaban estas limitaciones de estrato social a diferentes niveles, mostrando, por encima de las distinciones de grupo, un carácter solidario y de apoyo entre los miembros de la comunidad. Dentro de este análisis de clase, se aprecia cómo el clero (nodos blancos) jugaron un papel significativo en la conformación de la red, cubriendo casi toda el área del grafo, lo que da idea de que interaccionaron con la práctica totalidad de la comunidad irlandesa. En todo caso, esta circunstancia quedaría mejor demostrada si se dispusiera de otro tipo de fuentes que reflejaran en mayor medida esta relevancia social de los clérigos –por ejemplo, a través de contactos epistolares, albaceas testamentarios, religiosos encargados de la administración de sacramentos, lazos de parentesco u otros–, la cual queda escasamente evidenciada en los fondos de archivo incluidos en el presente estudio, donde sólo aparecen como testigos de las hidalguías.

Red comunitaria irlandesa de Bizkaia (s. XVIII).
Gráfico 4
Red comunitaria irlandesa de Bizkaia (s. XVIII).
Fuente: Elaboración propia a partir del programa Gephi 0.9.2.

Con el propósito de identificar aquellos actores que jugaron un papel más relevante en el despliegue de las relaciones, se ha llevado a cabo un análisis en base a la intermediación de cada uno en el contexto de la red, resaltando en el gráfico con un mayor tamaño aquellos nodos con mayor nivel de intermediación reticular. De estos individuos más señalados, pueden extraerse tres grupos con una mayor proyección social en el funcionamiento del colectivo. El primero, y más destacado de ellos, son los maestros artesanos. Este hecho simplemente corrobora la interpretación de resultados llevados a cabo previamente para cada ámbito de análisis. De modo general, los maestros artesanos actuaban de conectores a diversos niveles. Bajo una perspectiva de clase, contrataban, y habitualmente, convivían con los oficiales y aprendices de sus talleres, lo que ensanchaba la esfera de relación no solo a lo laboral sino a planos más personales. Al mismo, tiempo compartían negocios con la burguesía irlandesa de Bizkaia, circunstancia que servía de interconexión de estratos, al menos a nivel económico, y aún por dilucidar, hasta qué grado en lo personal. Por último, las interrelaciones entre todos los maestros se multiplicaban a diversos niveles, a saber, en la propia red corporativa de los gremios –de curtidores, pero también de maestros de obra prima–, en los modelos bipartitos y/o mancomunados de sus actividades industriales, en los enlaces matrimoniales que se acordaban conectando tenerías –entre hijos e hijas, y oficiales–, en los testimonios de apoyo para la resolución de numerosas causas judiciales que sus compatriotas promovían o en las que se veían inmersos, en las contrataciones de servicios de reparación –por ejemplo, entre curtidores y herreros irlandeses– y, sin ninguna duda, a nivel mucho más personal, compartiendo numerosos espacios de sociabilidad (Manzanos Arreal 2003). A pesar de que ya se han ido nombrando previamente, entre estos actores puede destacarse a MacGragh, Weldon, Farrell, Smith, Lacy, Richard Pettit o Dunn.

En segundo lugar, se encuentran aquellos comerciantes que, además de su actividad mercantil, vislumbraron la oportunidad de negocio ligado al curtido del cuero e invirtieron haciéndose partícipes de tales empresas. Como se ha expuesto, esta vinculación supuso un claro nexo de unión con la clase artesanal que dotó de mayor consistencia a la comunidad irlandesa y a los evidentes lazos de nación. En todo caso, es asumible pensar que, en términos económicos, para esta burguesía mercantil, sus intereses se decantaban en mayor medida hacia los conectores de clase, priorizando la actividad de las casas de comercio bilbaínas fundadas conjuntamente por irlandeses –Lynch-Killkelly-Moroni, o Lawless-Browne– que las inversiones en los talleres de curtido. Esta asunción se basa en una mera cuestión de volumen de beneficios asociados a cada una de las fuentes de ingresos, si bien requeriría de un estudio más detallado en términos contables. Dentro de este grupo podría destacarse a Charles Walcott, Dominick Killkelly, Edmund Shee o Arthur Lynch.

Finalmente, ciertos irlandeses alcanzaron notorias cotas de relevancia en la sociedad bilbaína, y esa posición, qué duda cabe, se tradujo en un instrumento de integración para el resto de la comunidad en el ámbito vizcaíno, jugando un papel singular dentro del colectivo irlandés. Algunos ejemplos de este tipo, que denota el Gráfico 4, son Raymond Everard, médico municipal de la villa de Bilbao, Michael Archer o Patrick MacMahon, estos últimos corredores de navíos del Consulado de Bilbao y agentes muy activos en las transacciones del comercio portuario.

4. DISCUSIÓN

A partir de la investigación expuesta pueden extraerse conclusiones desde dos perspectivas de trabajo, una metodológica y otra relacionada con la caracterización e interpretación de la estructura de la red de irlandeses, conduciendo ambas a una valoración sobre la aplicabilidad del ARS al estudio de las comunidades migrantes en contextos históricos.

Desde el punto de vista metodológico, a la luz de los resultados obtenidos, el ARS se muestra como un instrumento de gran utilidad a la hora de abordar la configuración de las redes sociales de migrantes, tanto en época contemporánea –probado extensamente en la bibliografía– como en períodos históricos, objetivo principal del trabajo.

Sin embargo, los resultados alcanzados ponen de manifiesto la necesidad de disponer de fuentes extensas que proporcionen los datos para la construcción de la red. Desafortunadamente, este aspecto no siempre es posible y la disponibilidad de documentos históricos para la caracterización de una determinada corriente migratoria en un momento dado no siempre se produce, por múltiples causas –catástrofes que hayan destruido las infraestructuras archivísticas, descentralización o acceso limitado a las fuentes, estado de conservación deficiente de los soportes documentales, etc. En todo caso, además del acceso a los datos que alimenten la red, se manifiesta el interés por trabajar segregadamente con fuentes que cubran diferentes aspectos sociales, lo que permite extraer visualizaciones o análisis que, dentro de una red global, se complejizan o se diluyen. Por ello, la selección y complementariedad de datos temáticos se presenta como algo de especial utilidad, aunque evidentemente no desde la perspectiva del ARS, sino desde del propio enfoque de cualquier investigación histórica, la cual requiere de un buen acercamiento a las fuentes documentales. Esta complementariedad se hace necesaria, pues como ya se ha ido apuntando muchas de ellas introducen sesgos que pueden condicionar las conclusiones a extraer del análisis, y su uso simultáneo puede suplir tales carencias. A modo de ejemplo, las mujeres aparecen comúnmente excluidas en la mayor parte de los fondos de archivo del Antiguo Régimen. Sin embargo, esta limitación puede subsanarse a través de las partidas sacramentales, donde se “democratiza” el papel de la mujer. Por el contrario, estos mismos documentos excluyen, como es obvio, a la clase religiosa, la cual debe ser integrada en el estudio de redes a través de otros fondos de archivo. En todo caso, son problemas inherentes a la selección y manejo de información y no al propio análisis de redes.

En cuanto al estudio de los irlandeses que habitaron en el Señorío de Bizkaia, el ARS pone de manifiesto cómo el nexo común de la comunidad reside en la tenería, puesto que aglutina las relaciones laborales, comerciales y familiares en un tejido donde todas ellas se entremezclan en multitud de niveles. En línea con este resultado, o aún más, buscando la proyección de tal circunstancia, se plasma en el análisis del grafo cómo los maestros curtidores actúan como puentes (intermediadores) entre los diferentes individuos, y, en general, como epicentro de la comunidad.

Así, se puede considerar la tenería como el elemento vertebrador del entramado social irlandés, y por extensión, sus maestros, quienes personifican ese rol de interconexión. En definitiva, se ajusta de forma muy alineada a la definición que hace Zofío Llorente (2012: 149) en la investigación previamente mencionada:

(…) Se podría decir que la actividad económica de los curtidores funcionaba, en términos sociológicos y desde una perspectiva micro, como un elemento estructurante, ya que constreñía y habilitaba al mismo tiempo (…).

En esta línea, se puede argumentar que los maestros artesanos desempeñaban un papel de nexo “hacia dentro”, mientras que la clase burguesa hacía lo propio, pero “hacia fuera”, conectando la comunidad con los órganos de poder vizcaínos –como, por ejemplo, el consistorio bilbaíno o el Consulado de Bilbao– así como con el comercio atlántico, esto es, con otras comunidades de irlandeses exiliadas en enclaves de la fachada atlántica europea.

Más allá de cerrar la presente línea de trabajo, se abre todo un abanico de desarrollos ulteriores, siempre sobre la base del ARS y sus capacidades. A partir de otras informaciones disponibles para los refugiados irlandeses de Bizkaia se puede ampliar el estudio de la red, abordando su proyección hacia fuera. En este sentido, cabría evaluar las redes creadas a partir de los matrimonios de irlandeses con vizcaínos, así como las de sus descendientes. Se podría evaluar, asimismo, las redes de apadrinamiento para valorar cuánto peso tuvieron los compatriotas en los bautizos y las bodas de hijos de irlandeses, o quiénes fueron los vizcaínos o extranjeros con los que establecieron este tipo de lazos, analizando nuevamente la homogeneidad o heterogeneidad de clase. Igualmente, cabría explorar las similitudes de los modelos de reproducción social practicados en las tenerías vizcaínas de irlandeses, según se ha descrito, en el ámbito social de las casas de comercio regentadas por irlandeses y sus alianzas mercantiles con otras plazas de comercio a través de los enlaces matrimoniales de sus descendientes. Y así, un buen número de aspectos, en los que el ARS proporcionaría una nueva aproximación al funcionamiento social de la comunidad de irlandeses que posibilite profundizar, enriquecer, repensar o consolidar las tesis defendidas hasta la fecha.

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Notas

1 La propia plataforma ha lanzado una publicación periódica, Journal of Historical Network Research, que materializa la relevancia y proyección de la disciplina.
2 A modo de ejemplo, y para el caso que aplica en la presente publicación, las referencias relativas a la Edad Moderna eran de 6 antes de 1999, 43 en febrero de 2016 (Sarno, 2017) y 46 en 2020 (consultado 08/06/2020).
3 Puede estimarse que, al menos, un 40% de los registros sacramentales de irlandeses incluyen otros irlandeses como padrinos, madrinas y testigos de bautismos y matrimonios.
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